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Desarrollo sostenible en el futuro

En poco más de siete meses, la comunidad internacional se reunirá para aprobar un nuevo
marco mundial de desarrollo sostenible. Los preparativos para la cumbre de septiembre en
Nueva York y la conferencia sobre el cambio climático de París, nos han ofrecido una
oportunidad excepcional para revisar la forma en que la comunidad internacional trabaja
conjuntamente para abordar el doble reto de la erradicación de la pobreza y el desarrollo
sostenible. En 2015, todos debemos emprender lo que el secretario general de la ONU
denominó el "camino de la dignidad": acabar con la pobreza y luchar contra la desigualdad,
asegurar la salud y la inclusión de mujeres y niños, fomentar el conocimiento, desarrollar una
economía fuerte, inclusiva y transformadora, proteger nuestros ecosistemas, promover
sociedades seguras y pacíficas, y catalizar la solidaridad global en favor del desarrollo sostenible.

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Es lo que los expertos de la ONU denominan Agenda de Desarrollo post-2015. Es una labor que
seguirá a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fijados en el año 2000 y que expiran este año,
y a la conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible (Río+20) de 2012.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son ocho objetivos cuantificables y con plazos
establecidos para atajar la pobreza extrema, que han ayudado a salvar a muchos millones de
personas de condiciones extremadamente difíciles. Pero aún queda mucho por hacer. Alrededor
de mil millones de personas siguen viviendo en la extrema pobreza. Y persisten grandes retos
ambientales: dos tercios de lo que la naturaleza nos aporta (tierras fértiles, océanos, agua
potable y aire limpio) están en declive. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad están
próximos a los límites tras los cuales los efectos para la humanidad y el medio ambiente serían
irreversibles.

La solución ahora propuesta (un conjunto de objetivos de desarrollo sostenible) ofrece al mundo
la oportunidad de adoptar una nueva senda y aplicar una agenda global, que aborde tanto la
erradicación de la pobreza como el desarrollo sostenible.

Los países desarrollados, incluidos los de la UE, deben cumplir su compromiso de destinar el 0,7
% a la cooperación internacional

Un elemento importante e innovador de las propuestas que se están debatiendo actualmente


incluye el principio de universalidad. Tras quince años del nuevo milenio, las divisiones que antes
parecían obvias están mucho menos claras. El nuevo marco debe tener en cuenta los cambios
registrados en los equilibrios políticos y económicos entre los distintos países. Aunque los
objetivos y las metas serán de aplicación para todos los países, incluidos los estados miembros
de la UE, tienen en cuenta las diferentes circunstancias y niveles de desarrollo.

La aplicación de la Agenda post-2015 deberá apoyarse en una alianza mundial nueva y más
sólida. Todos los agentes (públicos y privados, de todos los países) deben desempeñar un papel
y contribuir con la parte que les corresponde al progreso nacional y mundial. La Unión Europea
está resuelta a llevar adelante la agenda del desarrollo sostenible en el plano interno, y a
promoverla activamente en el exterior.

El proceso ya está listo. La UE está preparándose para la Tercera Conferencia sobre Financiación
para el Desarrollo, que se celebrará en Addis Abeba en julio de 2015 y que debe ser un
importante paso en el camino hacia la cumbre de las Naciones Unidas post-2015. Además de
acordar el orden del día, tenemos que asegurarnos de que recibe el respaldo financiero y político
adecuado para permitir que se apliquen los objetivos acordados.

La UE está resuelta a llevar adelante la agenda del desarrollo sostenible en el plano interno

La Comisión Europea ha establecido su posición en una propuesta sobre la posibles formas de


la futura asociación, que incluye un conjunto de medidas que serán aplicadas por todos los
países, en función de sus capacidades respectivas; propuestas sobre la forma en que todos los
países podrían contribuir a una asociación de este tipo; y principios en favor de un mecanismo
sólido y creíble para mantener revisiones y supervisiones a nivel nacional, regional y mundial.

Algunos elementos básicos serán un requisito sine qua non para lograr un marco eficaz. Una
combinación adecuada de políticas, disposiciones legislativas y herramientas, buena gobernanza
y más instituciones eficaces y capaces será esencial. La financiación también es clave: en el caso
de los países en desarrollo este objetivo incluye la movilización y la utilización eficaz de los
recursos públicos nacionales, con unas políticas económicas sólidas. Paralelamente, los
donantes seguirán desempeñando un papel importante. Los países desarrollados, incluidos los
de la UE, deben cumplir su ya prolongado compromiso de destinar el 0,7 % de su renta nacional
bruta a la ayuda oficial al desarrollo. Y a medida que el estado de la economía mundial
evolucione, los países con renta media-alta y las economías emergentes deben prepararse para
contribuir más a la financiación, comprometiéndose con el desarrollo sostenible y la
erradicación de la pobreza.

Los europeos entienden la importancia de los problemas medioambientales y relacionados con


la sostenibilidad. Estudios recientes muestran que la protección del medio ambiente es
importante para el 95 % de la población. Los ciudadanos han manifestado que queda mucho por
hacer para proteger el medio ambiente y que las grandes empresas, los Gobiernos y los
ciudadanos no hacen lo suficiente. En toda la UE, cerca del 85 % de la población está a favor de
la cooperación al desarrollo, y en España, pese a las recientes dificultades, nueve de cada diez
encuestados aún afirman que es importante ayudar a las personas en los países en desarrollo.
Esto es alentador y hará que los negociadores estén aún más decididos a garantizar el mejor
acuerdo posible en nombre de los ciudadanos el próximo septiembre.

Los próximos meses serán decisivos. La reciente comunicación envía una señal clara de nuestro
compromiso con el proceso posterior a 2015. Tenemos ante nosotros una gran oportunidad para
marcar la diferencia en las vidas de millones de personas de algunos de los países más pobres
del mundo y garantizar su futuro bienestar. Nuestro objetivo es alcanzar un acuerdo ambicioso
y de largo alcance, que contribuya a garantizar una vida digna para todos los ciudadanos, con
independencia de su lugar de residencia, en un planeta saludable, que pueda mantenernos a
todos.

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