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Para que un problema sea considerado de investigación, es necesario que cumpla con ciertas
condiciones, de manera de evitar el peligro de empeñarse en estudios inviables o sin interés
científico alguno.
El problema a investigar no ha de ser vago y genérico, sino que debe ser concreto y estar
formulado lo más precisamente posible.
Muchos proyectos de investigación fracasan principalmente por falta de objetivos
claramente definidos. Puede ocurrir que después de bastante tiempo de reunir gran
cantidad de material interesante sobre un tema en particular, no pueda ser respondida
ninguna cuestión de interés general.
Las ciencias sociales se refieren a la realidad, a lo que es, y no al ideal o a lo que debe ser.
Por ello un problema a investigar que plantee juicios de valor sobre lo que es mejor o lo
que es peor no es adecuado para una investigación.
El carácter real, empírico de la sociedad, exige que los problemas que se planteen puedan
ser objeto de observación y experimentación, es decir que se pueda contrastar y verificar
con la realidad.
Los problemas de investigación no deben referirse a casos únicos, aislados, sino que
deben ser representativos y susceptibles de generalización en el área a que se refieren.
El problema elegido debe representar una novedad. Es preciso plantear problemáticas que
puedan significar un avance o desarrollo en alguna temática, respecto a metas ya
conseguidas.
Al realizar el estudio de los aspectos del tema a investigar, se habrá ido perfilando la idea
inicial del mismo, así como aclarando los objetivos perseguidos en el trabajo. También nos
daremos cuenta de la imposibilidad práctica de abarcar todos los aspectos que hemos
descubierto y la necesidad de restringirnos a alguno de ellos solamente.
De ahí que resulte preciso elegir, entre todas las facetas que presente el problema, según el
análisis de este realizado, solamente las que se crean más interesantes, significativas y
adecuadas. Con ello, el objetivo de la investigación y el problema estudiado quedarán
definidos concretamente.
Los aspectos que por lo general se pueden considerar para enfocar los fenómenos sociales
son:
a) Descriptivo: ¿Cuáles son sus elementos, órganos, aspectos y factores con una
significación social?
b) Estructural: ¿Cómo están interrelacionados estos elementos y órganos entre sí?
c) Funcional: ¿ Qué función cumplen los distintos organos en el conjunto y respecto a la
sociedad en general, cómo están relacionadas una funciones con otras?
d) Conflictivo: Análisis de los conflictos producidos con relación al fenómeno en cuestión y
estudio de sus motivos y efectos sociales.
e) Evolutivo: ¿Qué transformaciones sociales ha sufrido en el tiempo y su relación con el
cambio social general.
f) Histórico: ¿Cuales son los caracteres sociales que ha presentado a lo largo del tiempo.
g) Genético: ¿Cuál es su origen social?
h) Proyectivo: ¿Cual es su probable evolución futura?
Con base en esta enumeración u otra similar, se pueden enunciar, dado un tema a investigar,
los aspectos generales que en principio se pueden estudiar de él.