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Reseña Histórica


Fecha de publicación
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En el gobierno del Dr. Tomás Frías, el año 1872, se dicta una
Resolución por la cual se declara propiedad del Estado el
petróleo y se crea el sistema de estacas (concesiones) para
controlar el pago de patentes.
Se habían otorgado más de 1,7 millones de hectáreas al
amparo de la vieja Ley de Minas y el gobierno del Dr. Ismael
Montes, en diciembre de 1916, dictó una Ley de Reserva Fiscal
para terminar las concesiones indiscriminadas de tierras para
exploración petrolífera, las empresas chilenas acaparaban: “La
Blanca” con 500.000 Has., “Santa Cruz” con 545.000 Has., la
“Poderosa” con 700.000 Has., “Lagunillas” con 399.850 Has.,
la “Preliminar” en Calacoto con 3.473 Has., al cabo de corto
tiempo estas empresas vendieron sus derechos al ingeniero
norteamericano William Braden pionero en la explotación
cuprífera moderna en Chile.
El 24 de febrero de 1920, el Presidente Gutiérrez Guerra dictó
una nueva Ley levantando la Reserva Fiscal y adjudicó a la
Richmond Levering y a Jacobo Backus (empresario cervecero
del Perú) concesiones de un millón de hectáreas para cada
uno, pero al poco tiempo (cinco meses), el 12 de julio, fue
derrocado del gobierno, siendo su sucesor Bautista Saavedra
que el 20 de junio de 1921 aprueba una nueva Ley Orgánica
del Petróleo, fijando el límite de 100.000 Has., para
concesiones y también una reglamentación de incremento
progresivo para el pago de patentes y una regalía del 11%.
El Senador por La Paz, Abel Iturralde, denunció que las
concesiones a Richmond Levering eran nulas porque el
Decreto que había sido firmado por el Presidente Gutiérrez
Guerra y un Ministro, y no así por todo el Gabinete. Además se
violaba la Ley que establecía un máximo de concesiones de
100.000 Has., pero la Standard Oíl Company tenía diez veces
concesiones mayores y esta lucha por “El Centinela del
Petróleo Boliviano” (denominado así por el escritor Moisés
Alcázar) fueron pisoteadas porque el gobierno de Bautista
Saavedra, el 27 de julio de 1922, consolidó la transferencia a
la Standard Oíl y firmó un nuevo contrato con mayores ventajas
para la empresa estadounidense.
También, la Standard Oíl compró de William Braden todas las
concesiones que había reunido de las comunidades
petrolíferas alcanzando a más de siete millones de hectáreas,
inició sus trabajos en la serranía del Candado, descubrió
petróleo en Bermejo en 1924, en Sanandita (1926), Camiri
(1927) y Camatindi (1931). Instaló dos refinerías en Sanandita
y Camiri, perforó 30 pozos, 18 eran exploratorios , defraudaba
al Estado, realizaba contrabando de petróleo a la Argentina y
a partir de 1931 iniciaron el retiro de equipo y maquinaria del
país; durante la Guerra del Chaco en 1932, se negaron a
suministrar petróleo para las Fuerzas Armadas del país.En
1935, el presidente José Luís Tejada Sorzano enjuició a la
empresa por fraude y contrabando de petróleo.
PRIMERA NACIONALIZACIÓN.
El 13 de marzo de 1937, el gobierno del Cnl. David Toro dicta
la Primera Nacionalización del petróleo y la confiscación de
bienes a la Standard Oíl, por traición a la patria y luego de un
largo proceso, en 1942 se firma con Estados Unidos el
compromiso e pagar a la Standard Oíl 1,7 millones de dólares
por sus informes exploratorios y documentos de la empresa.
CREACIÓN DEL MINISTERIO DE MINAS Y PETRÓLEO.
El gobierno de Toro, mediante Decreto de Constitución de la
Junta de Gobierno de 16 de mayo de 1936, dispone la
separación del portafolio de Industria y Comercio, los Servicios
de Minas y Petróleo, para crearse el nuevo Ministerio de Minas
y Petróleo, a través del Decreto Ley de 10 de junio de 1936 en
la que se establece sus funciones, obligaciones y organización
del nuevo Ministerio.
Pero, mediante Decreto Supremo de 12 de noviembre de 1940,
se suprime el Ministerio de Minas y Petróleo y se lo incorpora
al Ministerio de Economía Nacional.
Posteriormente, en fecha 12 de agosto de 1952, el gobierno de
Víctor Paz Estensoro, mediante Decreto Supremo No. 3037,
se restablece el Ministerio de Minas y Petróleo, como
organismo imprescindible para realizar la Revolución Nacional
en el campo de la recuperación de las riquezas naturales y con
D.S. No. 3448 dispone que debe dirigir la alta política, con
facultades de inspección y control en lo que a gestión y
administración se refiere, de la Corporación Minera de Bolivia,
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Banco
Minero de Bolivia y del Instituto Metalúrgico Boliviano.
Durante el gobierno de Paz Estensoro el año 1956, se aprobó
el Código de Petróleo o “Davenport” que respalda la estrategia
norteamericana, líquida a YPFB y transfiere las áreas de
reserva a la compañía norteamericana Gulf Oíl, que era la
misma Standard, y fija utilidades del 19% para el Estado y 80%
para la Gulf.
En 1967, durante el gobierno de Barrientos se inician gestiones
para la venta del gas a la Argentina y en una de las cláusulas
del contrato, se establece que si YPFB o la Gulf aportaba con
más del 50% del volumen de gas; asumirá la provisión total
(interpretaba que el Código Davenport comprendía el gas), y el
12 de septiembre, dicta el D.S. No. 8093, por el que se crea la
empresa de Gas y petroquímica y le faculta para poder adquirir
toda la producción nacional de gas natural de petróleo,
provenga este de entidades privadas o nacionales, sin tomar
en cuenta que las reservas gasíferas estaban manejadas
ilegalmente en un 90% para la Gulf. También, adjudican a la
empresa norteamericana Williams Brothers la construcción del
gasoducto a la Argentina. En los 13 años que duró el Código
ingresaron al país 14 compañías petroleras, de las cuales ocho
culminaron con perforaciones, descubriendo dos de ellas, siete
campos nuevos Madrejones (Bolivian Oíl Co.) y Caranda
Colpa; Río Grande, La Peña, Palmar y Santa Cruz (Bolivian
Gulf).
SEGUNDA NACIONALIZACIÓN.
En el gobierno del Gral. Alfredo Ovando Candia, el 17 de
octubre de 1969, se derogó el Código de Petróleo “Davenport”
de 1956 para incluir el gas y se decidió la Nacionalización de
los bienes de la Gulf, medida adoptada como corolario de un
largo proceso político de reconquista del patrimonio nacional.
Marcelo Quiroga Santa Cruz, Ministro de Minas y Petróleo, y
Sergio Almaraz, estratega y pensador nacional, fueron los
principales ideólogos de esta medida. Esta determinación
permitió la recuperación para el país el 90% de las reservas de
gas que manejaba ilegalmente la Gulf Oíl, también se
consolidó el mercado argentino. A pesar de los 80 millones que
costó la indemnización a la Gulf, Bolivia dejó de comprar
petróleo a una empresa extranjera; ganó reservas gasíferas y
petroleras.
CREACIÓN DEL MINISTERIO DE ENERGÍA E
HIDROCARBUROS.
Mediante Decreto Ley No. 9195, de 30 de abril de 1970, el
gobierno revolucionario del Gral. Alfredo Ovando Candia
aprueba un Plan de Reforma Administrativa del gobierno
mediante la cual se dispone la creación de varios ministerios,
separando el Ministerio de Minas y Petróleo en Ministerio de
Energía e Hidrocarburos a la cabeza del líder Marcelo Quiroga
Santa Cruz y el Ministerio de Minería y Metalurgia al frente de
Óscar Bonifaz Gutiérrez.
TERCERA NACIONALIZACIÓN.
El 1 de mayo del 2006, el Presidente Evo Morales aprueba el
D.S. No. 28701 “Héroes del Chaco” mediante el cual el Estado
recupera la propiedad, posesión y el control total de los
hidrocarburos como una medida de Nacionalización de YPFB
modificando los contratos firmados con las empresas
petroleras reajustando a favor del Estado los porcentajes de
pago de regalías. También, dispone realizar las auditorias
petroleras de los contratos de producción compartida firmados
con las compañías en Octubre de 2006, contratos que
permitieron a las empresas ser dueñas de un porcentaje de la
producción, razón por la que se consideraban propietarias de
partes sustanciales de las reservas del país.
Dando cumplimiento al D.S. No. 28701 el Ministerio de
Hidrocarburos conformó la Unidad de Fiscalización como
contraparte del Estado para fiscalizar el proceso de auditorías
mediante consultoras especializadas, habiendo sido nombrado
como responsable el Ing. Enrique Mariaca Bilbao, ex Ministro
de Hidrocarburos
Política Energética
La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia


Publicado el 23 Enero 2013
Charla con Juan Ramón Quintana,
ministro de la presidencia del gobierno de Evo Morales
durante las actividades preparatorias del Foro
Latinoamericano y Caribeño de Trabajadores y
Trabajadoras de la Energía.

Por Gabriel Martínez*

El pasado 24 de noviembre se reunieron en Bolivia los


representantes del Comité Internacional del Foro
Latinoamericano y Caribeño de Trabajadores y Trabajadoras
de la Energía, entidad regional de la que FeTERA-CTA forma
parte. En ese valioso encuentro, además de las reuniones
mantenidas con Evo Morales, presidente del Estado
Plurinacional de Bolivia, tuvimos la suerte de tener una
extensa charla con Juan Ramón Quintana, ministro de la
presidencia y hombre fuerte del gobierno. La pregunta que
disparó la conversación fue sobre las repercusiones en la
vida cotidiana de los bolivianos a partir de la ejecución del
decreto supremo del 1º de mayo de 2006 que nacionalizó los
hidrocarburos en dicho país. A continuación, algunos
extractos de la entrevista.
Conflictos regionales, pérdida de territorio y recursos
naturales
Juan Ramón Quintana (JRQ): Desde la creación de la
república, Bolivia ha tenido conflictos regionales y pérdida de
territorio. La posición geográfica de este país tiene un valor
geopolítico extraordinario. Pero no era solamente su posición
geográfica la que llamaba la atención de algunos de los países
vecinos, eran fundamentalmente sus recursos naturales los
grandes botines a conseguir. A partir de esta condición, el país
ha vivido asediado desde su creación como republica[i]. Tanto
es así, que Chile nos ha privado del acceso soberano al
Pacifico desde el siglo XIX[ii] y principios del XX[iii] y hemos
perdido más de 240 mil kilómetros cuadrados respecto al
Brasil[iv], una parte en el Matto Grosso y la otra en la parte más
sureste del país. Así también, hemos tenido una guerra
absurda con Paraguay[v], alentada por dos grandes
transnacionales del petróleo (Standard Oil y Shell) que nos han
conducido prácticamente a un suicidio colectivo, con más de
50 mil muertos para Bolivia y entre 32 y 35 mil para Paraguay.
Primera nacionalización
JRQ: Nuestra historia ha definido una mentalidad, un
imaginario colectivo vinculado al territorio y los recursos
naturales y por ello, después de la guerra del Chaco, el
coronel David Toro, presidente boliviano que combatió en esa
guerra, descubrió en la misma trinchera que el país era
diverso, extremadamente colonizado y dominado por una
pequeña plutocracia minera. Entonces, a partir de ese
panorama, el coronel se atrevió a nacionalizar el petróleo
presionado por una generación de militares jóvenes que se
habían organizado en una logia llamada “Razón de Patria”
durante la guerra del Chaco. Las trincheras calaron muy
profundo en la consciencia militar y los militares, que se
habían caracterizado por ser el brazo político y represivo de
las oligarquías y por eso, fue a través del mismo ejercito, que
los dueños de las minas se apropiaron de grandes
extensiones de las mejores tierras indígenas en esa parte del
altiplano. La guerra los hizo entrar en razón, concientizó
mucho y nacionalizó la conciencia del país, por que a esa
guerra asistieron los indios, los blancos, la clase media, los
universitarios y ahí se pudo generar una conciencia nacional
que ayudo a forjar esta idea de la nacionalización del petróleo
finalmente conseguida en 1937[vi]. La Guerra del Chaco, este
proceso de nacionalización, la propia intervención política de
los militares que cultivaron su espíritu patriótico en la guerra,
todo esto, dio lugar a la Revolución Nacional de 1952[vii].
La nacionalización de la minería
JRQ: El país maduró entre el 37´ y el 51’, no es que el
MNR[viii] sembró la Revolución Nacional, la revolución se
cultivó en la conciencia del Chaco, en la fuerza indígena
campesina y en la militar y política, eso terminó generando la
Revolución Nacional, que obviamente fue liderada por el
MNR. Con el MNR tuvimos la nacionalización de las minas
con la consigna: “tierras a los campesinos, minas al Estado”,
que además, era una consigna que venia de la preguerra del
Chaco y nuevamente de militares que habían asistido a la
Guerra del Acre[ix] allá en Brasil. La concepción sobre la
tierra y sobre el territorio es muy interesante de pensar en la
relación entre indios y militares y en eso en términos de
reconstrucción histórica hay que trabajar mucho todavía.
René Barrientos desnacionaliza el petróleo
JRQ: Entonces, en el 52´ se produjo la nacionalización de las
minas[x] pero fue una nacionalización que llegó en un
momento de agotamiento de la minería privada, una minería
del estaño que estaba controlada por Hoschild, Patiño y
Aramayo. Esta nacionalización le dio legitimidad a la
Revolución Nacional, junto a la reforma agraria y la reforma
educativa, pero esto se fue degradando y de hecho, las
empresas norteamericanas empezaron a desarrollarse a fines
de la década de los 50´ y la situación hace crisis cuando las
empresas norteamericanas hicieron un trabajo de exploración
petrolera en Bolivia en 1955, apoyados en el código
Davenport[xi] y en el 62´ vieron que Bolivia era realmente una
plataforma gasífera y petrolera y sobre el reconocimiento de
esa potencialidad energética y en la recuperación de la
minería, operaron el golpe de estado de 1963 que ejecuta
René Barrientos, títere del gobierno y de las empresas
norteamericanas. De hecho, cuando sube Barrientos lo
primero que hizo la Gulf Oil Company fue regalarle un
helicóptero. Barrientos era un militar, campesino que
dominaba muy bien el quechua, era un tipo carismático de
primer nivel con gran apoyo popular que condujo el país entre
el 64’al 67´. Se lo llamó el presidente petrolero, murió en el
67´ y en ese periodo se produjo la nueva oleada de
privatización del petróleo con la Gulf y otras empresas
subsidiarias que ocuparon el país hasta el 69´ cuando se
produjo el contragolpe militar encabezado por Obando[xii] que
era el adversario político e ideológico de Barrientos.
Segunda nacionalización del petróleo
JRQ: Barrientos representaba la línea de la
desnacionalización y Alfredo Obando se montó sobre la línea
de la nacionalización. Entonces en el 69´ Obando,
nuevamente con una generación de militares nacionalistas
que además renegaban de lo que fue el desmantelamiento
militar de la Revolución Nacional, decidieron volver a
nacionalizar el petróleo. Así, Obando y Toro conformaron la
llamada línea nacionalista-socialista. Esta época era de
efervescencia popular, se instaló la asamblea popular entre el
70´, 71´ y vino el contragolpe encabezado por Hugo Banzer
promovido por Brasil y Estados Unidos. Además era la
década del boom petrolero mundial y no podía ser que un
“pinche” país, como era visto Bolivia, haya nacionalizado el
petróleo cuando más bien el mundo estaba en crisis. Esto no
es casual, esos golpes fueron planificados fuera del país por
las grandes empresas transnacionales. De hecho, la guerra
del Pacifico de 1879 tiene que ver con la demanda de Guano,
la guerra con el Paraguay y del Chaco, es una disputa por
territorio petrolero entre dos empresas petroleras que ponen a
dos países huérfanos a sacarse la mugre y lo mismo ocurre
con la década del 60´ cuando se intentó instalar una guerra
civil que afortunadamente no prosperó y se produce la
segunda nacionalización. Del 70´ para adelante ya sabemos
como es la historia de Banzer, cual es la continuidad en
democracia neoliberal con Paz Estensoro, con Paz Zamora,
con Sánchez de Losada y nuevamente con Banzer y Sánchez
de Losada, que es ya una radicalización de la privatización de
los recursos naturales, no solamente petróleo y gas, si no
también en minería.

Tercera
nacionalización del petróleo
JRQ: En 2006 se produce la tercera nacionalización, que es
una nacionalización que viene, de alguna manera, escalando
sobre el protagonismo de los movimientos sociales. De la
guerra del agua en Cochabamba, con una conciencia muy
profunda sobre lo que es el saqueo del agua, la entrega del
agua a empresas trasnacionales, especialmente francesas, el
saqueo del petróleo, del gas, de los minerales, la ocupación
norteamericana en el trópico, la represión, etc.; eso maduró y
el presidente Evo Morales, dirigiendo desde la década del 80`
un movimiento cocalero muy fuerte, con una dirigencia
impresionante, contribuyeron a cultivar esta conciencia de
recuperación de los recursos naturales, que en realidad es la
recuperación del territorio, de la soberanía, de la soberanía
política.
Yo creo que en la Argentina hay datos estimados, por lo
menos más objetivos acerca de lo que significó el impacto del
desmantelamiento de las empresas estratégicas en la época
de Menem. Sabemos más o menos cuánto perdió la Argentina,
pero todavía en Bolivia no sabemos cuánto perdimos, por la
desnacionalización, por la privatización, por la capitalización en
gas y en petróleo, no sabemos todavía cuánto perdimos. Con
más 40 empresas transnacionales no sabemos cuánto
perdimos con la privatización de la minería, todavía no hemos
calculado cuánto hemos perdido con la privatización del agua
y de la energía, entonces todavía no tenemos datos objetivos
sobre lo que ha significado esa especie de vaciamiento del
patrimonio nacional.
Pero sí, podemos dar cuenta de lo que logramos con la
nacionalización del petróleo en 2006, ahí los datos están
bastante claros. Primera cuestión, la nacionalización del gas y
del petróleo ha implicado la recuperación de la soberanía del
Estado, no puede pensarse en la economía, en lo político
solamente, en la fuerza de los movimientos sociales, sino, en
la soberanía del Estado. Eso ha hecho posible la profunda
transformación del Estado, ha hecho posible una Asamblea
Constituyente que ha transformado la Constitución Política del
Estado. La fuerza de la nacionalización, en realidad, es la base
material de la transformación del Estado Plurinacional. La raíz,
podríamos decir hoy, de la transformación económica social y
política es la nacionalización. No solamente es la base
material, es la base política, la base geoestratégica; porque
hemos construido un escudo geoestratégico con la
nacionalización, hemos blindado al Estado porque la
nacionalización en sí misma, son recursos económicos, pero
esos recursos económicos crean una conciencia de lo que es
la soberanía del Estado, sin la nacionalización no tienes
conciencia soberana sobre el Estado. Con la privatización lo
que se construyó, fue una conciencia de la resignación popular,
del vaciamiento de la conciencia nacional, de la conciencia de
abdicación ante lo que es la globalización. Con la
nacionalización se han recuperado, estos imaginarios
profundos de la soberanía del Estado y no es casual que el
presidente Evo haya tenido la valentía y el coraje de expulsar
al embajador gringo. ¿En otras condiciones podríamos
expulsar al embajador gringo? No, solamente si este Estado
estaba blindado económicamente con su base material en la
nacionalización del petróleo.
Hay muchas cosas que explican la nacionalización como
un proceso de construcción del Estado, de recuperación de la
soberanía, de recuperación de la conciencia ciudadana. Las
encuestas indican que lo que más valora la sociedad son: la
nacionalización, la transformación económica de la sociedad y
obviamente el liderazgo del presidente.
Nacionalización e inversión publica
JRQ: En el año 2005 el gobierno boliviano, tenía un
Presupuesto General del Estado de 600 millones de dólares,
tenía reservas internacionales por 1700 millones de Dólares.
Para pagar sueldos a funcionarios públicos teníamos que
mendigar al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional
o a la embajada gringa. De los 600 millones de Dólares, que
integraban el presupuesto general para 10 millones de
bolivianos, el 70% provenían de cooperación internacional y
de créditos y apenas el 30% de impuestos o de
recaudaciones. Hoy día, seis años después, nuestro
Presupuesto del Tesoro General de la Nación es de 5000
millones de Dólares y el 80% proviene de los recursos
nuestros. Entonces hemos derrotado al imperio, hemos
derrotado la “cooperación internacional”, los hemos sacado a
los gerentes de las entidades financieras.
Tres ejemplos
JRQ: En este palacio[xiii], estaba instalada la oficina de la
CIA, de este palacio los sacamos a patadas con todos sus
equipos electrónicos reportando a su presidente lo que
ocurría en el país. Los sacamos de la mano de la policía.
Segundo, al lado de la oficina del Presidente del Banco
Central, estaba la oficina del funcionario del Fondo Monetario
Internacional, explicándole las medidas de política financiera,
política monetaria que había que hacer. Tercera, terrible, aquí
se decidía, desde la embajada, quien era Ministro de la
Presidencia, Ministro de Gobierno, Canciller etc. Era gobierno
telefónico, gobierno a dedo. Entonces, cuando tú tomas esta
decisión, todos estos poderes fácticos que operaban por
encima del Estado, fueron empezando a desmoronarse. El
Golpe Cívico Prefectural del 2008[xiv], es una respuesta a la
nacionalización desde afuera. La aventura terrorista
separatista[xv], es una respuesta a la nacionalización desde
afuera.
Aquí se ha instalado, una dimensión histórica que trasciende
los 180 años de vida de la Republica. Esa es la dimensión de
la nacionalización que la sociedad comprende perfectamente
¿por que? por que hoy en día la economía crece al 5% del
promedio, tienes unas reservas internacionales por 13 mil
millones de dólares, de 1700 millones con régimen neoliberal
en un ciclo de vaciamiento económico, pasamos a 13 mil
millones ¿en cuantos años? seis años, 13 mil millones de
Dólares. Nuestras recaudaciones impositivas eran 17 mil
millones de bolivianos en 2005, hoy día estamos pasando los
47 mil millones de bolivianos.
Redistribución del excedente petrolero
JRQ: Hemos redistribuido el excedente petrolero, yo diría,
prácticamente en cuatro grandes pisos tectónicos: a
universidades, cuyo rendimiento obviamente no es el mejor,
por que no hay conciencia, no hay política proporcional al
proceso histórico; a municipios y gobiernos locales; a
gobiernos territoriales, regionales y departamentales; y
finalmente al gobierno nacional. Son los cuatro pisos que
reciben el excedente petrolero.
Pero quien recibe el excedente petrolero desde el
gobierno nacional es la sociedad. Entonces tu tienes una
política social dirigida a niños, ancianos y a mujeres, pero
además hemos abierto el abanico a lo que se puede llamar el
acceso al excedente petrolero por otras vías; créditos para la
producción destinados a artesanos, productores de alimentos,
pequeños campesinos, gremiales, etc.
Por eso tienes un abanico de acceso a créditos de
entidades financieras que ha desmoronado el poder financiero
en Bolivia. ¿A cuanto prestaban los bancos en el año 2006? al
34% en promedio a pequeños productores, pero además era
para servicios, no era para producción. Nosotros con una
política de accesibilidad al crédito hemos bajado la tasa de
interés al 6%, claro por que tienes una bolsa, un excedente,
tienes un soporte financiero al 6 %, entonces todas las
entidades bancarias han tenido que bajar. Pero además hemos
colocado a tasa 0% créditos para el sector de alimentos,
damos plata prácticamente sin ningún interés y recuperamos
por dos vías el crédito: o nos pagan en plata o nos pagan en
producto. Así hemos logrado una victoria económica sobre los
grandes empresarios agroindustriales que tenían controlado el
sistema financiero evitando dar crédito a los más pequeños,
convirtiendo a los más pequeños en los esclavos de los
grandes. Ahora les hemos dado plata a los pequeños y los
pequeños están creciendo para competir con los grandes. Esto
ha generado una producción que ha permitido recuperar en
parte la soberanía alimentaria. Hemos bajado el precio de los
alimentos. Si haces una comparación entre lo que significaba
el costo de los alimentos en 2005, cuando teníamos el
monopolio agroindustrial, que entre otras cosas tenia el
monopolio político y el monopolio mediático, no hay punto de
comparación. Hoy día ¿cuanto cuesta el kilo de pollo? el kilo
de pollo te cuesta menos de dos dólares. Entonces los precios
han tendido a mantenerse con una tendencia a la baja. Por el
incremento del volumen de producción, pero
fundamentalmente por la distribución del excedente a
pequeños productores.
Pero también ha habido una revolución económica en la
base, redistribución del excedente a los sectores más
vulnerables. El programa “Bolivia Cambia, Evo
Cumple”[xvi]garantiza derechos básicos: energía, educación,
salud. Llegando con la construcción de escuelas, hospitales,
llevando agua potable. El agua potable para la gente es
revolución productiva. Evo lo hace en persona, llama a los
alcaldes, dirige. ¿Quién dirige este proceso de recuperación de
la conciencia, de la soberanía territorial, de la soberanía
financiera, etc.? Es el presidente, él lo explica en un lenguaje
extremadamente sencillo, la gente entiende esto y hoy día su
apoyo popular es del 60%, 69% en el campo. Son encuestas
conservadoras, de empresas que nosotros no hemos
contratado. Las contrata la oposición, los medios, 69% en el
campo y 53% en ciudades. Siete años de gobierno, a estas
alturas un gobierno neoliberal no alcanzaba el 7%. Ahora, si
uno hiciera una encuesta mucho más rigurosa, el presidente
debe tener en el campo un apoyo del 80%. En las elecciones
nacionales había comunidades donde el 99% votó por el
presidente, en el campo, el 1% era error de desviación por
analfabetismo. Y también hemos vencido al
analfabetismo[xvii].
Acá la columna vertebral de hoy día es la nacionalización,
ahora vienen las grandes tareas. Esta es la primera fase, la
gran tarea ahora es cumplir con la segunda fase de la
nacionalización: la industria. Esta es una condición necesaria
de la nacionalización, la condición suficiente es la industria
para que se sostenga esto en los próximos 20, 30 años, para
que remontemos una generación de la nacionalización.
Necesitamos industria y eso requiere una articulación de un
escudo energético regional. La nacionalización la hemos
hecho como voluntad política pero la industria hay que hacerla
con voluntad regional y lo vamos a hacer como voluntad
estatal, pero es insuficiente. Nunca nuestro Estado había
invertido en la industria petrolera tanto como nosotros en tan
poco tiempo. Para la producción de urea y amoniaco estamos
metiendo 843 millones de dólares. Para plantas de separación,
más o menos 2000 a 2500 millones de dólares en cuatro años,
eso que jamás se había pensado. ¿Por qué? Porque
aparentemente ya se había derrotado la conciencia popular el
país, ya se pensaba como el eslabón más débil en la cadena
de la globalidad, era el furgón de cola, Bolivia ¿qué podía dar?
A tal punto se llego de resignación en cuanto a la soberanía de
Estado que Tuto Quiroga[xviii], Sánchez de Losada[xix], Paz
Zamora[xx], Carlos Mesa[xxi], el propio Juan del
Granado[xxii] habían apostado por llevar el gas de Bolivia a los
puertos de Chile, para vender gas metanol a California y a
México. Después de eso, ya este país tenía todas las garantías
para desaparecer. La apuesta neoliberal era la extinción del
Estado. Se querían quedar con todo.
Un momento histórico único
JRQ: Esta es la transformación, en tan poco tiempo, con
saltos cualitativos que no tienen parangón en Bolivia y en
America Latina habría que ver. No existe un momento
histórico como este. No existe. Por eso Zabaleta[xxiii] decía,
“hay un momento de disponibilidad que es casi como una
especie de renacimiento estatal” ¿cuándo? cuando se suma
la voluntad popular a la conciencia sobre los recursos
naturales. Porque puedes tener voluntad popular, pero si no
tienes conciencia sobre el valor de los recursos naturales
para montar la historia, no vas a poder con la oposición.
Entonces aquí se han juntado las dos cosas, que hay
oposición, la hay, tiene que haber. Pero la oposición juega en
nuestro campo. No tiene proyecto político, no tiene alternativa
de Estado, no tiene ni discurso al margen del territorio político
que esta diseñado por el Presidente Evo, por el gobierno.
Entonces. ¿Cual es entonces la mayor amenaza? No es la
amenaza interna, no es la oposición, porque finalmente los
cuerpos hegemónicos, económicos han sido de alguna manera
derrotados. Nuestra mayor amenaza viene de afuera y cabalga
minando la unidad de las organizaciones sociales. Ahí, ¡ese es
el problema! ¿Por qué? Porque ya hemos logrado la cohesión
social para la transformación, ¿tenemos problemas? Obvio
que tenemos problemas, apetitos políticos, pugnas de
liderazgo en las organizaciones, relevamiento de liderazgo, es
normal. Pero el proceso en sí mismo esta amenazado desde
afuera. ¿Por qué? Porque Bolivia era considerado eso, no era
solamente considerado el centro geopolítico de Sudamérica,
sino es considerado un centro geoestratégico, geoeconómico.
Es el mal ejemplo para la región. Además, es liderado por un
dirigente indígena que emancipa derechos de pueblos de 500
años, que los pone en primera línea en las decisiones políticas,
no es poca cosa. Y los resultados que da este proceso no son
poca cosa para la región. El efecto contagio para la región es
terrible. Por eso es que tenemos que construir este blindaje
regional, hay que fortalecer Ecuador, hay que estar
fortaleciendo Venezuela, fortaleciéndonos recíprocamente. El
problema hoy día, seguramente, radica todavía en los
procesos de estabilización de los procesos internacionales en
Venezuela en Ecuador en Bolivia, tenemos que acelerar esa
estabilidad política, económica, energética. Estabilizando
estos procesos vamos a tener a la región como un interlocutor
distinto ante los otros actores internacionales. Entonces
estamos todavía distraídos en los procesos de estabilidad
internos, todos hemos estados preocupados en las elecciones
de Venezuela tratando de hacer lo imposible para que
nuevamente gane Chávez, ahora Correa se está enfrentando
a una maquinaria electoral que viene desde afuera que
cooperó contra nosotros en 2006, 2008, 2009. En cada país
opera un precio distinto, en términos de financiamiento a la
oposición. En Venezuela han figurado más de 50 millones de
dólares que han provenido de los gringos para desestabilizar.
Aquí hemos enfrentado procesos electorales con 20, 30
millones de dólares para partidos de derecha, organizaciones
no gubernamentales, fundaciones, contra el gobierno en
procesos electorales. El mayor asedio político que hemos
sufrido. Claro, con 10 millones de dólares aquí resolvías una
elección, entonces hay que preservar esto, hay que avanzar
mucho.
Profundizar el proceso de integración energética
JRQ: Hay que profundizar el proceso de integración
energética. Yo creo que, integración energética,
nacionalización de la industria energética, es el blindaje para
la región, es digamos, lo que ocurre en camino en la
Argentina, profundización en Venezuela, estabilización en
Bolivia. Si nosotros logramos consolidar las nacionalizaciones
y el proceso de industrialización, yo creo America Latina va a
ser distinta. Si no logramos eso, vamos a ser regiones
vulnerables. ¿Cuál es el núcleo de la disputa global a nivel
internacional? Bueno, entonces nosotros estamos ahí, no
podemos ser ni Libia, ni Siria ni Afganistán ni Irak.

*Sec. Organización e Interior de FeTERA-CTA


Bolivia, 24 de Noviembre de 2012.

[i] La Asamblea Constituyente de la República de Bolivia, tuvo


lugar en Chuquisaca al 10 de julio de 1825; ésta fue presidida
por el chuquisaqueño José Mariano Serrano que se había
destacado en el congreso de Tucumán de 1816.
[ii] La Guerra del Pacífico, también denominada Guerra del
Guano y Salitre, fue un conflicto armado acontecido entre 1879
y 1883 en el cual se enfrentaron la República de Chile contra
las repúblicas de Bolivia y del Perú. El Litoral boliviano se había
desplegado entre los paralelos 21 al norte, frontera con el Perú
y 25 al sur, frontera con Chile, entre la costa y la cordillera
occidental de los Andes. Las cuatro poblaciones principales del
país en la región eran por orden de importancia Antofagasta,
Cobija, Mejillones y Tocopilla, con una superficie aproximada
de 120.000 km2. Las dos riquezas fundamentales en la época
del conflicto eran el guano y el salitre, a la que debe sumarse
el cobre cuyo epicentro fue la mina de Chuquicamata explotada
después de terminada la guerra.
[iii] El 20 de octubre de 1904 el canciller de Chile Emilio Bello
Codecido y el plenipotenciario de Bolivia Alberto Gutiérrez,
firmaron el tratado de paz y amistad que se puede resumir así:
Bolivia reconoce el dominio absoluto y perpetuo de Chile sobre
los territorios ocupados. Chile se compromete a construir a su
costo un ferrocarril entre Arica y La Paz. La parte boliviana
pasará a propiedad de Bolivia quince años después de
terminada su construcción. Chile se compromete a cubrir las
garantías de hasta un 5% sobre el capital invertido por Bolivia
en varías líneas de ferrocarriles dentro de territorio boliviano.
Chile se compromete a pagar a Bolivia 300.000 libras
esterlinas. Chile reconoce a perpetuidad a Bolivia el libre
derecho de tránsito por su territorio y sus puertos.
[iv] Guerra del Acre. El territorio del Acre inicialmente tenía
unos 355.242 km² (si nos atenemos a los límites orientales y
septentrionales de 1825 que corrían aproximadamente por el
paralelo 7° S desde las nacientes del Yavarí hasta la vaguada
del Madera). El presidente boliviano Mariano Melgarejo
literalmente obsequió al Brasil 102.400 km² del noreste
acreano al infraescribir el Tratado de Ayacucho del 23 de
noviembre de 1867. Tras esa cesión de territorios acreanos
que pasaron a formar parte del Amazonas brasileño, Bolivia
aún mantenía una importante gran cuña (sus límites orientales
eran una diagonal geodésica) que llegaba hasta las fuentes del
Yavarí; tal cuña fue parte de Bolivia hasta el año 1903 y luego
de la guerra pasó a constituir la mayor parte del actual Acre
brasileño. En el año 1903, el Territorio del Acre se perdió en la
guerra homónima. En esta guerra se perdieron 187.830 km².
El interés del Brasil era por las riquezas que poseía la región
del Acre, principalmente el auge de la goma o caucho, además
de piedras preciosas, maderas finas, fauna y flora, etc. El
tratado se firmó en el gobierno de José Manuel Pando,
primeramente se llamó modus vivendi. La zona de litigio del
Acre se otorgó con la firma en la ciudad brasileña de Petrópolis
de un tratado.
[v] El 31 de julio de 1932 los ejércitos de Bolivia y Paraguay
comenzaron una guerra digitada por las petroleras Standard
Oil, norteamericana, y la Shell, anglo-holandesa. Duró tres
años, muriendo entre 90 y 150 mil combatientes, y se
desangraron ambos pueblos.
[vi] El 13 de marzo de 1937, el gobierno del Cnl. David Toro
dicta la Primera Nacionalización del petróleo y la confiscación
de bienes a la Standard Oíl, por traición a la patria y luego de
un largo proceso, en 1942 se firma con Estados Unidos el
compromiso e pagar a la Standard Oíl 1,7 millones de Dólares
por sus informes exploratorios y documentos de la empresa.
[vii] Revolución Boliviana de 1952 o popularmente conocida
como La Revolución Nacional --periodo histórico en el cual
gobernó el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) (9
de abril de 1952) hasta el golpe de estado del 4 de noviembre
de 1964--, marca el ingreso de Bolivia al Siglo XX. La
Revolución Nacional realizó transformaciones fundamentales
en la participación ciudadana, la distribución de tierras, el
control del Estado sobre los recursos naturales y la economía
boliviana. En definitiva, acabó con el viejo orden oligárquico-
terrateniente que había imperado en Bolivia durante el último
siglo y que había sumido a las masas de ese país en la más
absoluta pobreza. Incorpora además por primera vez al
escenario político nacional a la mayoría indígena-campesina,
al establecer el voto universal y promover una reforma agraria
muy exitosa para acabar con el régimen terrateniente
imperante en el occidente del país.
[viii] El MNR se gestó después de la Guerra del Chaco (1932-
1935) entre Paraguay y Bolivia. Al finalizar la guerra, con el
consiguiente agotamiento militar y críticas a la clase
gobernante, la oligarquía de los barones del estaño y
terratenientes, surge una serie de movimientos nacionalistas
para acabar con dicha situación. El MNR forja una alianza entre
la clase media y sectores obreros y elabora un plan
nacionalista que desencadenase en la toma del poder, ya sea
por medios democráticos o a través de una revolución
burguesa, para acabar con el sistema político y modo de
producción imperante.
[ix] Ídem nota 4.
[x] Nacionalización de la minería. El 31 de octubre de 1952 las
empresas mineras, principalmente compuesto de minas de
estaño, de Patiño, Hoschild y Aramayo son nacionalizadas e
integradas en una nueva empresa estatal (COMIBOL)
[xi] En 1956, se aprueba el código Davenport, hecho a la
medida de la trasnacional Gulf Oil Co. Entre las observaciones
principales hechas por Marcelo Quiroga S.C. en 1966, diez
años después, están que: el código fue redactado por
extranjeros vinculados a intereses petroleros, para beneficio de
dichos intereses y en detrimento de la miserable economía. La
consultora neoyorquina Schuster and Davenport redactó el
Código del Petróleo, conocido como Código Davenport ,
aprobado en el Congreso boliviano el 26 de Octubre de 1955 y
promulgado en 1956.
[xii] Alfredo Ovando Candía (6 de abril de 1918 - La Paz, 24 de
enero de 1982) fue un militar y político boliviano, presidente de
facto de la República de Bolivia en dos ocasiones (1966 y
1969). Siendo aún un niño se enlisto como voluntario a la
Campaña del Chaco en el Grupo Denominado Tres Pasos al
Frente. Siendo comandante en jefe del Ejército boliviano en
1964, colaboró para derrocar al presidente Víctor Paz
Estenssoro y en 1969 al presidente Luis Adolfo Siles Salinas.
Fue embajador de Bolivia en España. En su gobierno se
tomaron medidas como la nacionalización del petróleo y
expropiación a la Gulf Oil Co., que permitió que Bolivia sea
propietaria de sus propios recursos, y la instalación de la
primera fundidora de estaño en el país. Al mismo tiempo aplico
medidas sociales importantes como campañas de
alfabetización.
[xiii] El Palacio de Gobierno de Bolivia, popularmente llamado
también Palacio Quemado (denominación originada del
incendio del año 1875), es la sede principal del Poder
Ejecutivo boliviano y la residencia del presidente de Bolivia. El
edificio se emplaza al frente de la Plaza Mayor de la ciudad
de La Paz.
[xiv]El lunes 8 de septiembre de 2008, más de 140
instituciones estatales fueron tomadas, asaltadas y quemadas
en un fallido intento de provocar la caída del gobierno de Evo
Morales y dividir el país en dos. Cívicos y prefectos estaban
comprometidos, por ello se lo denominó “Golpe Cívico-
Prefectural”.
[xv]El 16 de abril de 2009, una operación de élite de la Policía
Boliviana desarticuló la célula terrorista liderada por Eduardo
Rózsa Flores, integrada por bolivianos y extranjeros, que
pretendía armar una guerra civil y separar a Santa Cruz del
país.

[xvi] La Ministra de Comunicación (de Bolivia), Amanda Dávila


manifestó que todos los recursos que se están empleando en
este momento en variados programas tienen que ver con
recursos del Estado boliviano, tienen que ver con recursos del
Tesoro General de la Nación, tienen que ver con recursos que
aporta por ejemplo el tema del IDH (Impuesto Directo a los
Hidrocarburos) a gobiernos departamentales y gobiernos
municipales", fundamentó. En esa dirección, Dávila insistió en
que el programa "Bolivia cambia, Evo cumple" es financiado
con recursos del Tesoro General de la Nación (TGN).
[xvii] Bolivia se ha convertido, tras las experiencias de Cuba y
Venezuela, en el tercer país de América Latina en alcanzar uno
de los Objetivos del Milenio propuestos por las Naciones
Unidas: la erradicación del analfabetismo. Así lo ha expresado
el 21 de diciembre de2008 el Presidente del país, Evo Morales.
[xviii] Jorge Tuto Quiroga, el derechista y neoliberal que
gobernó a principios de la década con los sectores más
reaccionarios de la oligarquía.
[xix] Gonzalo Sánchez de Lozada y Sánchez Bustamante (La
Paz, 1 de julio de 1930) es un político y empresario boliviano.
Presidente de Bolivia en dos ocasiones (1993-1997; 2002-
2003). Fue un estrecho colaborador del expresidente Víctor
Paz Estenssoro del cual fue ministro de Planeamiento y
Coordinación (Economía) en su último período de gobierno
(1985-1989). Perteneciente al Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR).
[xx] Jaime Paz Zamora (Cochabamba, 15 de abril de 1939) es
un político boliviano. Presidente Constitucional de la
República de Bolivia (el tercero de la era democrática) desde
el 6 de agosto de 1989 al 6 de agosto de 1993, uno de los
fundadores del MIR y vicepresidente entre 1982 y 1984.
Sobrevivió a un atentado en su contra durante la dictadura
(1980) que le dejó graves quemaduras en el cuerpo y una
desfiguración en su rostro.
[xxi] Carlos Diego Mesa Gisbert (n. La Paz, 12 de agosto de
1953), historiador, periodista, escritor y político boliviano que
fue presidente constitucional de la República de Bolivia desde
el 17 de octubre de 2003 hasta el 9 de junio de 2005.
[xxii] Juan Fernando del Granado Cosío, considerado como
uno de los dirigentes políticos bolivianos más respetados por
su defensa de los derechos humanos, es el ahora jefe del
opositor Movimiento Sin Miedo (MSM), partido fundado por del
Granado y otro puñado de líderes de la izquierda boliviana en
marzo de 1999, tras escindirse del socialdemócrata
Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) del ex
presidente Jaime Paz Zamora, que se había acercado al
partido del general Hugo Banzer Suárez en un "pacto por la
democracia"
[xxiii] René Zavaleta Mercado nació en Oruro (Bolivia) en 1937.
Estudio derecho en la Universidad Mayor de San Andrés, en la
ciudad de La Paz (Bolivia). Antes de haber cumplido los 30
años ya se había desempeñado como diputado por el
departamento de Oruro, así como Ministro de Minas y Petróleo
en 1964 en el tercer gobierno, muy breve, del líder de la
Revolución Nacional de 1952, Víctor Paz Estenssoro,
depuesto por un golpe de Estado que le dio el general René
Barrientos, su propio vice presidente.
La Nacionalización de la Standard Oil y La Creación de YPFB

La guerra del Chaco había demostrado fehacientemente la


actitud soberbia de la Standard que se negó a ayudar a
Bolivia en pleno conflicto en cuestiones elementales, como
provisión de gasolina de aviación y transportó combustible
clandestinamente a la Argentina y a Paraguay. La compañía
no cumplió sus compromisos, no perforó los pozos
comprometidos, su producción no superó los 300 barriles
diario; y lo que probablemente hizo, a pesar de la modesta
dimensión de nuestras reservas, es mantener los campos de
Bolivia como potenciales reservas de su producción
internacional. El gobierno de Toro recorrió caminos
contradictorios antes de decidirse por la nacionalización.

El 7 de junio de 1936 declaró la caducidad de las


concesiones previas a la ley de 1921 (lo que exceptuaba
precisamente a la Standard), el 24 de octubre promulgó la
nueva ley del petróleo expresamente favorable a la empresa,
el 13 de noviembre se estableció que la Standard no tenía
cuentas pendientes con el erario. Pero apenas cuatro meses
después, tras una ardua reunión de gabinete, decidió la
nacionalización de la compañía. El decreto determinó la
caducidad de las concesiones petrolíferas y la reversión de
todos sus bienes al estado. La decisión del gobierno boliviano
fue histórica, no sólo por el cambio de actitud radical en
relación a la inversión externa, sino porque fue la primera
estatización en la historia del país y la primera que se hizo en
toda América del Sur. La Standard intentó revertir la medida,
pero el hecho consumado se mantuvo. El magro consuelo
para la transnacional se dio en 1942 en el gobierno de
Peñaranda, que decidió pagar una modesta indemnización de
1,7 millones de dólares. Cuatro meses antes, el 21 de
diciembre de 1936 se creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos (YPFB), iniciativa de personalidades como Dionisio
Foianini, Enrique Mariaca, Humberto Vázquez y Jorge Muñoz
Reyes, cuya palabra fue decisiva para la nacionalización de la
Standard. YPFB se fortaleció con los bienes revertidos e
inició un camino cuyo impulso y gravitación en la economía
comenzó en los años cincuenta.

Bolivia indemniza a la Gulf por la nacionalización de 1969


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Bolivia 24 MAR 1978

La Gulf Oil Company recibió 55 millones de dólares, como


parte de la indemnización acordada por el Gobierno boliviano
por la nacionalización de sus instalaciones dispuesta el 17 de
octubre de 1969, bajo el régimen del general Alfredo Ovando
Candía.La información fue proporcionada por el ministro de
Energía e Hidrocarburos, coronel Luis Cordero. Los pagos se
efectuaron dentro de los plazos acordados con la Gulf. Queda
un saldo de veinticuatro millones de dólares para completar el
monto total de la indemnización, que se aproxima a los 79
millones de dólares (unos 6.300 millones de pesetas).

El ministro dijo que en el presente año se pagarán 11,2


millones de dólares y que al 31 de diciembre de 1979 se
cubrirá la indemnización total.

Récord de beneficios empresariales en EEUU


Durante el último trimestre de 1977, las empresas
norteamericanas batieron el récord de beneficios de la
historia del país: 104.900 millones de dólares, después de
pagar impuestos (más de ocho billones de pesetas).

Este nuevo récord de beneficios supuso un aumento del 15,4


% sobre los beneficios obtenidos en el último trimestre de
1976.

El Ministerio de Comercio informó, además, que el producto


nacional bruto, ajustado con respecto a la inflación, creció en
el último trimestre en un 3,8%, mientras la inflación fue de un
5,9%.

Sobre la ¿nacionalización? de los hidrocarburos en Bolivia


x Raquel Gutiérrez y Dunia Mokrani
La "nacionalización" fue presentada como un "regalo" de
Evo a la población en el Día del Trabajo, cuando dicha
medida no es más que el cumplimiento cauteloso del
primer paso del mandato ciudadano que ha sido una y
otra vez puesto en el tapete de la discusión pública por la
población movilizada desde al menos septiembre-octubre
de 2003

El día 1º de mayo, Evo Morales dio a conocer el "Decreto


Supremo" No. 28701 en cuyos 14 considerandos y 9 artículos
se establece la "nacionalización de los hidrocarburos
bolivianos". Vale la pena, de entrada, analizar el decreto a fin
de comprender la manera cómo ha procedido el gobierno de
Bolivia.
¿En qué consiste esta nacionalización?

Los considerandos del decreto pueden dividirse en dos tipos:


por un lado los argumentos políticos y por otro, las
justificaciones jurídicas. Los argumentos políticos son, a su
vez, básicamente dos: la reivindicación al comienzo mismo
del decreto de las "históricas jornadas de lucha, [en las que]
el pueblo ha conquistado a costa de su sangre, el derecho de
que nuestra riqueza hidrocarburífera vuelva a manos de la
nación y sea utilizada en beneficio del país"; y que la medida
decretada se "inscribe" en la lucha contemporánea de los
pueblos del mundo por defender su soberanía nacional.

Las consideraciones legales, por su parte, son numerosas.


Van desde una reinterpretación de los resultados del
referéndum del 18 de julio de 2004, que la población
movilizada calificó en aquel entonces como un
"Tramparendum" pues si bien hablaba de la "recuperación de
la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo" no
mencionaba la propiedad de facto que ejercían las
corporaciones transnacionales sobre los hidrocarburos
bolivianos 1 y pasan por la mención de las prerrogativas y
obligaciones estatales establecidas en la Constitución Política
del Estado. Aluden al carácter no legal de los contratos
celebrados entre el gobierno boliviano y las corporaciones
petroleras ratificado por sentencia del Tribunal Constitucional
el 7 de marzo de 2005.

La cuestión de la ilegalidad formal de los contratos firmados


entre el Estado boliviano y las corporaciones es un asunto
ampliamente discutido en Bolivia desde 1996, que volvió a
estar presente en 2005 cuando durante el gobierno de Meza
se aprobó la "nueva" Ley de Hidrocarburos que no satisfizo a
nadie y que abrió la puerta para su caída como presidente
interino. Por decisión del Tribunal Constitucional, los
contratos entre las transnacionales petroleras y el Estado
boliviano que existen actualmente son "ilegales" de acuerdo a
la legislación local y es por eso que todos deben "migrar" de
la vieja "Ley de Hidrocarburos" de 1996 a la "nueva ley", un
poco menos entreguista, discutida durante 2005. El punto
central del cambio entre la ley antigua y la nueva es el monto
de los impuestos que deben pagar las transnacionales.

En su parte resolutiva el decreto establece en primer lugar


que:

ARTICULO 1.- En ejercicio de la soberanía nacional,


obedeciendo el mandato del pueblo boliviano expresado en el
Referéndum vinculante del 18 de julio del 2004 y en
aplicación estricta de los preceptos constitucionales, se
nacionalizan los recursos naturales hidrocarburíferos del país.
El Estado recupera la propiedad, la posesión y el control total
y absoluto de estos recursos.

Inmediatamente después de esto, el decreto establece las


medidas concretas que habrán de tomarse:

ARTICULO 2.-
I. A partir del 1 de mayo del 2006, las empresas petroleras
que actualmente realizan actividades de producción de gas y
petróleo en el territorio nacional, están obligadas a entregar
en propiedad a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos
YPFB, toda la producción de hidrocarburos.

II. YPFB, a nombre y en representación del Estado, en


ejercicio pleno de la propiedad de todos los hidrocarburos
producidos en el país, asume su comercialización , definiendo
las condiciones, volúmenes y precios tanto para el mercado
interno, como para la exportación y la industrialización.

Lo que el decreto establece, entonces, es que la


nacionalización se llevará a cabo por la vía de la entrega
[venta] al Estado, por parte de las empresas petroleras, de
"toda la producción de hidrocarburos" que ellas realicen.
Indica, además, que la empresa estatal Yacimientos
Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), desmantelada
durante la ola neoliberal encabezada por Sánchez de Lozada
y ahora reconstruida, asume el control de la comercialización
-y por tanto de la prerrogativa de fijar los precios-, de todos
los hidrocarburos producidos en territorio boliviano.

Nacionalización sin expropiación

La pregunta que queda en el aire es, entonces, ¿es esta una


nacionalización que no expropia instalaciones, campos,
infraestructura? La respuesta puede sintetizarse en una frase:
puede haber nacionalización de los hidrocarburos sin
expropiación porque hubo privatización de esos recursos sin
venta alguna de la empresa estatal.

Esta aparente paradoja sólo puede entenderse recapitulando


la historia de las modalidades concretas de la privatización
neoliberal "a la boliviana" tanto de los hidrocarburos como de
otras empresas, a la cual se bautizó en 1996 como
"capitalización". Comencemos entonces por ahí.

En 1995-1996, en plena efervescencia liberal y durante la


primera presidencia real 2 de Sánchez de Lozada, el gobierno
boliviano impulsó la "capitalización" de las empresas
estatales. Esta medida consistía en convertir a las empresas
estatales de aquel entonces (YPFB, Empresa Nacional de
Ferrocarriles, Lloyd Aéreo Boliviano, y otras) en sociedades
por acciones cuya titularidad era -supuestamente- entregada
individualmente a cada uno de los bolivianos mayores de 18
años hasta el momento de la promulgación de la "Ley de
capitalización". Una vez convertidas en sociedades por
acciones, las empresas ex estatales, ahora sociedades
anónimas, establecían contratos "joint venture" con empresas
y corporaciones transnacionales que debían comprometerse
a invertir en ellas sumas hasta el 100% del valor de las
acciones, es decir, se pretendía que se duplicara "el valor en
libros" de las empresas estatales mediante nueva inversión
productiva.

De esta manera, en el discurso de entonces, se


"capitalizaban" las empresas pasando a ser hipotéticamente
compañías poseídas por ambas partes en las siguientes
proporciones: 49% por "la sociedad de propietarios
individuales bolivianos", mientras que el otro 51% de las
acciones resultado de la mencionada inversión productiva,
constituía la propiedad corporativa. De esa manera, la
propiedad del 51% del paquete accionario total por parte de
los consorcios transnacionales, les garantizaba el control
absoluto de las empresas así "capitalizadas". El/la amable
lector/a podrá pensar que esto no es posible, que no se
puede entregar el patrimonio público a cambio de nada. Pero
es así, no hubo jamás venta de las empresas y por eso ahora
no hay expropiación. Si se revisan la prensa y las leyes
promulgadas durante 1995 y 1996 en Bolivia se verá que esta
es la forma que asumió la privatización en aquella nación,
que a ese nivel llegó el saqueo y despojo de la riqueza
pública, del trabajo social acumulado en el Estado en los 30
años previos a 1990 3.

Recapitulando, la capitalización en Bolivia consistió en


entregar el control de las empresas anteriormente públicas,
en particular de YPFB, convenientemente convertidas en
sociedades anónimas y divididas según las necesidades de
los "socios interesados", a cambio de nada. Es decir, el
"dinero fresco" para nuevas inversiones -crónicamente
escaso en el discurso de los gobiernos liberales- era lo único
que aportaban las empresas transnacionales. Y mediante ese
trato, obtenían el control, dirección, gestión y usufructo de
todo el patrimonio de los bolivianos convertidos en azorados
e impotentes "propietarios individuales de acciones". El
Estado boliviano cobraba en impuestos el 18% de toda la
operación. El 82% iba a manos de las corporaciones. Los
"socios" individuales, es decir, los ciudadanos, miraban el
negocio con un trozo de papel en sus manos.

Es por ello que ahora, cuando el gobierno de Evo Morales


decide emprender la "nacionalización", no requiere de
acciones drásticas de "expropiación". Tal como queda
señalado en el inciso II del artículo 7, solamente se necesita
"nacionalizar" las acciones que hagan falta para que el
Estado controle el 50% más 1 de las empresas, a partir de la
valoración del monto de las inversiones posteriores, puesto
que un gran paquete accionario ya era poseído por los
ciudadanos bolivianos, al menos en teoría [El 50% menos 1
de las acciones sigue, ilegalmente, en poder de las
multinacionales]. El modo boliviano de "nacionalizar" se basa
en comenzar a "deshilvanar" el entramado legal construido ad
hoc para el despojo. Como podrá verse, no es una mala idea
porque sitúa la disputa en el terreno político de interpretación
de la ley existente, evitando con ello la posibilidad de una ola
de demandas contra el Estado en tribunales internacionales
implementada por las corporaciones.

ARTICULO 7.-
I. El Estado, recupera su plena participación en toda la
cadena productiva del sector de hidrocarburos.

II. Se nacionalizan las acciones necesarias para que YPFB


controle como mínimo el 50% más 1 en las empresas Chaco
SA., Andina SA., Transredes SA., Petrobrás Bolivia
Refinación SA. y Compañía Logística de Hidrocarburos de
Bolivia SA.
III. YPFB nombrará inmediatamente a sus representantes y
síndicos en los respectivos directorios y firmará nuevos
contratos de sociedad y administración en los que se
garantice el control y la dirección estatal de las actividades
hidrocarburíferas en el país.

En este sentido, lo que ha hecho el gobierno de Bolivia es, a


partir del entramado legal heredado, dar una interpretación
distinta a los términos de la relación entre Estado y
transnacionales y asumir las prerrogativas y potestades que
tiene el Estado según la propias leyes de capitalización,
imprimiéndoles otro sentido. Esto es mucho en términos
políticos y está muy bien como un primer paso. Es poco en
términos de las aspiraciones de los hombres y mujeres de
Bolivia que han estado luchando desde 2003 por la expulsión
de los saqueadores y por dar contenido a la consigna de
"reapropiación social de la riqueza pública".

A partir de aquí se comprende también el artículo 6 del


decreto que dice cómo se reconstruye a YPFB como empresa
estatal:

ARTICULO 6.-
I. En aplicación a lo dispuesto por el Artículo 6 de la Ley de
Hidrocarburos, se transfieren en propiedad a YPFB, a título
gratuito, las acciones de los ciudadanos bolivianos que
formaban parte del Fondo de Capitalización Colectiva en las
empresas petroleras capitalizadas Chaco SA., Andina SA. y
Transredes SA.

II. Para que esta transferencia no afecte el pago del


BONOSOL, el Estado garantiza la reposición de los aportes
por dividendos, que estas empresas entregaban anualmente
al Fondo de Capitalización Colectiva.
III. Las acciones del Fondo de Capitalización Colectiva que
están a nombre de las Administradoras de Fondos de
Pensiones en las empresas Chaco SA., Andina SA. y
Transredes SA. serán endosadas a nombre de YPFB.

Es decir, para que exista la empresa estatal de petróleo,


YPFB, solamente se necesita voluntad política. La estrategia
es "endosarle" las acciones de los bolivianos
[correspondientes a las tres empresas medianas
mencionadas en el decreto], que ya eran propiedad de los
bolivianos, pero cuya existencia fue sistemáticamente
ignorada durante los gobiernos sucesivos de Sánchez de
Lozada, Bánzer, Sánchez de Lozada y Meza.

En este sentido, la nacionalización boliviana es más bien la


estatización de una "propiedad aparente y dispersa" -las
susodichas acciones individuales-, y por esa vía se
establecen ahora nuevas relaciones con los socios
extranjeros, apoyándose en los elementos más débiles del
andamiaje legal neoliberal. En particular, en el sitio por donde
se llevó a cabo lo más descarado del saqueo que consistió en
entregar el control, gestión y usufructo de los recursos
hidrocarburíferos a las empresas transnacionales para
beneficio exclusivo de ellas, conservando sin embargo, la
propiedad nominal de un paquete de acciones.

La disputa en torno al significado de la nacionalización

Ahora bien, en torno a las decisiones políticas tomadas por


Morales el 1º de mayo pasado se han manifestado diversas
voces. Por un lado, están las reacciones de los presidentes
vecinos, Lula y Kirchner en particular, cuyas economías en
cierta medida dependen del gas boliviano para el
abastecimiento industrial de energía. Tras las primeras
señales de sobresalto y repudio emitidas sobre todo por el
director de PETROBRAS y por los socios españoles de
REPSOL que tiene amplias inversiones en YPF-REPSOL de
Argentina, parece que las aguas se aquietan por ese lado. El
gobierno boliviano les ha explicado a todos que simplemente
está recuperando y asumiendo las prerrogativas que obtiene
de la propiedad -ahora centralizada en el Estado nuevamente
a través de YPFB y no camuflada como propiedad individual
aislada e impotente- del 49% de las acciones de toda la
industria petrolera en Bolivia [en realidad, como se desprende
del decreto, se trata del 49% de tres empresas medianas, no
de "toda la industria petrolera en Bolivia"], fragmentada en el
95-96. Tambien nacionalizaron el monto correspondient al 2%
del paquete accionario para sumar un total del 51% bajo su
control.

En vez de un exhausto "YPFB-residual" que es en lo que


quedó convertida la empresa petrolera boliviana durante los
90's, ahora las corporaciones transnacionales y los gobiernos
de los otros estados que tienen intereses en el gas boliviano,
están obligados a discutir, negociar y ponerse de acuerdo con
una empresa estatal reforzada, que es "socia" en todos los
negocios petroleros y con un gobierno que ha dicho
insistentemente que no quiere "patrones" sino " trato entre
iguales". Hasta ahí, el argumento es impecable, y las
acciones que ha realizado el gobierno de Evo sin duda son
concordantes tanto con su discurso pre-electoral y con lo que
ha sido manifestado por Evo presidente en sus tres meses de
gestión.

Las acciones emprendidas en Bolivia, entonces, refuerzan al


Estado nacional, fortalecen al gobierno de Morales y
modifican los términos de las relaciones entre el Estado
boliviano, los Estados vecinos y las empresas
transnacionales. En este sentido y analizando las cosas
desde el punto de vista de las relaciones entre los Estados y
entre estos y las corporaciones extranjeras, la "estatización-
¿nacionalización?" es un movimiento acertado que fortalece y
protege la "soberanía nacional" entendida como la
recuperación de cierta autonomía de decisión del Estado
boliviano, que en las gestiones gubernamentales previas se
mantuvo enteramente sojuzgado a los intereses y designios
externos.

Sin embargo, hay otro nivel de análisis que vale la pena


incluir--aquel que pone énfasis en estudiar las relaciones
entre los gobernados y los gobernantes, es decir, el que
centra la mirada en lo que podemos llamar "soberanía social"
o capacidad de la población para intervenir en los asuntos
políticos y públicos de su incumbencia. Sobre esto algunas
consideraciones.

En primer lugar, son múltiples voces las que de manera


diversa muestran su disconformidad por la manera en la que
la acción de dignidad nacional ha sido puesta en escena al
interior de Bolivia. La "nacionalización" fue presentada como
un "regalo" de Evo a la población en el Día del Trabajo,
cuando dicha medida no es más que el cumplimiento
cauteloso del primer paso del mandato ciudadano que ha sido
una y otra vez puesto en el tapete de la discusión pública por
la población movilizada desde al menos septiembre-octubre
de 2003. Insistimos, no es poco lo que se ha hecho mediante
el decreto de nacionalización, pero no es tampoco ni un
"regalo", ni una "dádiva"; es el logro mínimo que puede
esperarse de la intensa lucha indígena y popular sostenida en
los últimos cinco años.

En este sentido, la población trabajadora boliviana cuyo


sacrificio y esfuerzo han sido los que han levantado y
construido la riqueza pública, antes entregada al control
extranjero y hoy recuperada a medias, no tiene nada que
"agradecer" a Evo. Esa población votó mayoritariamente por
Evo Morales en diciembre pasado para que justamente
comenzara a ocuparse de la recuperación de los recursos y la
riqueza pública saqueados. O, precisando, para que
comenzara a dar los pasos necesarios para cumplir la tarea
de la recuperación total de los recursos hidrocarburíferos. Y
Evo y su gobierno han dado un primer paso importante, por lo
que se les tiene que reconocer que dan señales de que están
dispuestos a cumplir con el mandato popular. Pero no es más
que eso, el primer paso de un mandato cuyo cumplimiento de
seguro estará lleno de dificultades, y cuya solución no estará
en las mesas de discusión entre expertos sino en las fuerzas
que el mismo pueblo boliviano pueda desplegar.

En segundo lugar, y en relación con lo anterior, vale la pena


mencionar la preocupación expresada por algunos sectores
sociales acerca del modo como Evo Morales y su gobierno
están planteando la relación con el movimiento social.
Morales ha manejado dos ideas centrales en sus discursos
desde que tomó posesión: por un lado, la cuestión del
"gobierno encabezado por un indígena" sostenida sobre todo,
en la simbología que se exhibe en las ceremonias públicas y,
por otro, la de que su gobierno es "de los movimientos
sociales" apoyada en la participación en el gabinete
ministerial de algunos representantes de organizaciones
sindicales y vecinales.

Existen, sin embargo, preocupantes señales percibidas y


expresadas de manera aun poco audible por múltiples voces
del movimiento social: Evo está actuando de una manera
caudillista, sin escuchar a la polifónica y multitudinaria
sociedad trabajadora boliviana. Esto puede apreciarse tanto
en la Ley de Convocatoria a Asamblea Constituyente que
volvió a desconocer como sujetos de derechos políticos 4 y
por tanto de representación política autónoma, a las variadas
formas políticas y organizativas de los movimientos sociales
más importantes de los últimos años; como en la forma en la
que se han abordado algunos conflictos sociales, en
particular la lucha por recuperar la empresa de los
trabajadores de LAB, la línea aérea anteriormente estatal y
hoy también privada.

Si en Bolivia ha habido una virtud entre los luchadores


sociales, esta ha sido el profundo conocimiento crítico del
entramado legal del oponente que les ha permitido no sólo
hacer denuncias contundentes sino dotarse de objetivos
inmediatos viables y posibles en los que se avanza paso a
paso. En este sentido, el camino diseñado en el D.S. 28701
de "nacionalización" consiste hasta cierto punto en la
reiteración de una vía que se ha discutido e implementado en
muchas ocasiones durante los últimos años: tras la guerra del
agua en Cochabamba para plantear los términos de la
"recuperación" de la empresa de agua potable, en la segunda
guerra del agua en El Alto para construir una "empresa
pública social de distribución de agua potable". En cierto
sentido, en Bolivia la "superación del neoliberalismo" se ha
dado de manera tumultuosa contestando a la pregunta: ¿qué
hizo el neoliberalismo con nosotros y con nuestros bienes
comunes, colectivos y públicos? Y avanzando por el camino
de deshacer lo que ellos avanzaron, modificando en el
trayecto también las viejas formas de gestión estatal
partidaria y facciosa de los bienes públicos.

Los trabajadores de LAB, apoyados por la Coordinadora de


Defensa del Agua y de la Vida de Cochabamba, proponían en
marzo pasado un interesante proyecto de "recuperación
social" o "nacionalización" de LAB, que consistía sobre todo
en hacer una serie de reinterpretaciones a las modificaciones
legales de la década pasada y en la posibilidad de utilizar
ciertos recursos susceptibles de uso colectivo que ahora son
más bien una fictio iuris y no un hecho real -similares a las
"acciones" individuales poseídas por cada boliviano tras la
capitalización-. Esa iniciativa civil autónoma no fue atendida
por el gobierno de Evo, que se negó a discutir en serio con
los trabajadores movilizados y más bien, su lucha fue
reprimida por el Ejército y la policía.

Sin embargo, en el tipo de relaciones entre el gobierno y los


movimientos sociales realmente en lucha, se juega el alcance
que pueda tener el enérgico esfuerzo de la sociedad llana
boliviana por transformar el "orden" neoliberal con base en
sus luchas, en términos de logros y conquistas. Si de lo que
se trata es de recuperar cierta autonomía del Estado frente al
capital transnacional, es decir, de centrar el énfasis de la
acción política gubernamental en la paulatina recuperación de
la "soberanía nacional", sin duda Evo Morales está dando
pasos acertados.

Pero si lo que está en juego es, además, toda una


modificación de los términos de la relación mando-obediencia
entre los gobernantes y los gobernados, habilitando las
maneras de participación de la población sencilla y
trabajadora en las decisiones públicas más importantes, que
es de alguna manera lo que la sociedad insubordinada ha
hecho durante los últimos años, Evo y su gobierno parecen
estar intentando cerrar una posibilidad por la vía de
consolidarse como los titulares únicos de la acción política,
como los grandes y únicos "Sujetos" de la actividad política,
arropados en un discurso de "cambio". Esto es, como los
llamados a interpretar de manera unilateral un largo y
polifónico proceso de luchas que busca ir cerrando ciclos, en
particular, el ciclo de las luchas abiertas desde el 2000. Y
todo esto eligiendo una dinámica que busca ante todo la
adhesión a un "consenso nacional", para encausar bajo esa
clave todo un cúmulo de energía social desplegada en años
hacia el fortalecimiento de un liderazgo personal, en vez de
comprometerse con el fortalecimiento y auspicio de aquellas
formas de hacer política que justamente han posibilitado la
configuración del escenario político actual.

En todo caso, en Bolivia la vida social y política sigue


presentándose como algo no cristalizado, como un material
fluido que es susceptible de transformación a través de la
participación de la población. Por eso tomamos en serio las
palabras de Evo: "empújenme donde crean necesario". Y no
queremos tomarnos en serio algunas de las acciones y
"puestas en escena" de Evo donde insinúa: "apláudanme
porque yo soy el único y gran titular de la acción política".
Sabemos, a partir de la historia, que esto no es cierto.

Notas

1. Esto comenzó a subsanarse cuando Bolivia, en febrero de


este año, acusó a Repsol de haber declarado como propios
los campos gasíferos de propiedad estatal, produciendo una
brusca caída en el precio de sus acciones.

2. Entre 1993 y 1997 Sánchez de Lozada fue presidente de


Bolivia y consolidó las reformas neoliberales que, como
hombre fuerte del gobierno de Paz Estenssoro había
comenzado a imponer en el periodo 1985-1989 ocupando el
cargo de Ministro de Economía.

3. En cada país de América Latina las formas del saqueo han


sido análogas aunque específicamente distintas, desde la
"desincorporación y remate" como se hizo en México con
algunas empresas anteriormente estatales, hasta la
"capitalización" boliviana que estamos describiendo. En
México, por ejemplo, la privatización de facto de segmentos
del sector petrolero y eléctrico que ya existe pese a que no
han habido los cambios constitucionales supuestamente
requeridos para privatizar, se basan igualmente en "diseños
institucionales" extraordinariamente confusos y claramente
ventajosos para los inversionistas.

4. Para una explicación sobre esto puede verse Gutiérrez


Raquel/Gómez Luis, Bolivia, Las complejidades de un
proceso abierto, en http://www.sinpermiso.info/.

Raquel Gutiérrez y Dunia Mokrani son investigadoras del


Centro de Estudios Andinos y Mesoamericanos (CEAM), en
México y Bolivia respectivamente y analistas sobre la región
para el IRC Programa de las
Américas, www.americaspolicy.org.

Texto completo en:


https://www.lahaine.org/sobre_la_inacionalizacion_de_los_hid
roca

Nacionalización, el Porqué y el Para Qué


Publicado en 7 mayo 2012
Publicada en Página Siete y Los Tiempos el 6 de mayo de
2012

¿Por qué y para qué nacionalizar? La filosofía de las


nacionalizaciones está profundamente incorporada en el
subconsciente de la sociedad boliviana y latinoamericana.

Todo a partir de la construcción de un paradigma, la


idealización del Estado como encarnación suprema del
interés común. Si nosotros somos el Estado, si todo aquello
que tenemos debe ser utilizado en nuestro beneficio con el
objetivo de garantizar nuestro bienestar, tiene mucho sentido
la idea de que sea el Estado que nos representa, quien
garantice que lo que es nuestro lo sea siempre y que lo que
produce, nos tenga como beneficiarios directos.
Esa lógica fue la que en el caso de Bolivia comenzó a
desarrollarse con la primera nacionalización, la del petróleo
en 1937 y, sobre todo, con la mayor nacionalización de toda
nuestra historia, la de las minas que hizo el MNR en 1952.
La ecuación consecuente es muy fácil de adivinar. Si el
Estado es el propietario de los recursos, si es el empresario
que los gestiona, el excedente que esos recursos producen
va al Estado, lo que es lo mismo que decir que va en favor de
todos nosotros.

La nacionalización es -la palabra lo expresa- colocar en


manos de la Nación lo que a la Nación le pertenece.

Pasemos por alto a efectos de este análisis los complejos


componentes que acompañan un proceso de producción de
materias primas o recursos, referidos a las inversiones
necesarias, la relación costo-beneficio, la tecnología, la
calidad de la mano de obra directa e indirecta, la burocracia,
el manejo empresarial, la administración, la eficiencia, la
transparencia, la rentabilidad, la reinversión y la distribución
del potencial excedente (si lo hubiera) en la sociedad.

De manera progresiva se hizo un distingo entre los diferentes


sectores de la economía y se llegó a la conclusión de que
había sectores estratégicos y sectores no estratégicos. Se
concluyó que el Estado debía imperativamente controlar los
sectores estratégicos, entendidos estos en tanto son
fundamentales para el funcionamiento de la economía del
país como, por ejemplo, la energía, el transporte o las
comunicaciones.

Pero vayamos al fondo. El objetivo último es que esos


sectores funcionen adecuadamente en beneficio de los
ciudadanos. No parece ese el caso de los procesos de
nacionalización (con variantes bastante significativas con
relación a las nacionalizaciones clásicas) que se han
producido en el país en los últimos años. La “guerra del agua”
en Cochabamba, uno de los episodios más publicitados
internacionalmente convertido aún en bandera por las ONGs
antiglobalización, no trajo como corolario ni un mejor servicio,
ni su universalización, ni tarifas más bajas, todo lo contrario.
La nacionalización de ENTEL no modificó prácticamente
nada, ni la calidad del servicio, ni las tarifas de la compañía
cuando era manejada por extranjeros que cuando es
manejada por el Estado; en el mejor de los casos todo
continuó más o menos igual. La nacionalización de las
generadoras de electricidad no vino acompañada de una
mejora de la provisión de electricidad y menos todavía de una
rebaja de tarifas. La curva de oferta y demanda se cruza, los
cortes de luz que se habían convertido en cosa del pasado
son hoy moneda relativamente corriente, y nada hace pensar
que el volumen de inversiones indispensable para resolver la
cuestión esté a la altura de los desafíos de consumo.

Ni que decir tiene que la reciente nacionalización de la


transportadora de electricidad ni le quita ni le pone al
verdadero nudo gordiano del déficit de producción al que
hemos hecho referencia.

La “nacionalización” de los hidrocarburos tiene hoy como


resultado la mayor sangría histórica del TGN para cubrir los
déficits de diesel, gasolina y gas licuado, que se cubren con
subvenciones a los precios y con costos adicionales para la
distribución. El ritmo de transformación de la matriz
energética avanza con mayor lentitud de la que la medida
planteó como opción, y las perspectivas de ampliación de
mercados de exportación son muy parecidas a cero.

Añadamos que los costos que el Estado tiene que enfrentar


para pagar por recompra o compensación por
nacionalizaciones diversas suma varis cientos de millones de
dólares, en una danza de cifras que nunca deja muy claro si
lo que se pagó, o se pagará responde realmente a los montos
reales de lo que las empresas nacionalizadas valen.
La conclusión básica general es la que importa. Filosofía
aparte, los objetivos de la nacionalización en términos
generales y en aquellos sectores más simbólicos y sensibles
no han conseguido ni tiene visos de conseguir, las metas
centrales por las que fueron hechas, esto es, un resultado
que favorezca inequívoca y tangiblemente al ciudadano, ni
por la vía de los precios de los productos, ni por la vía de la
provisión, calidad y oportunidad de los servicios.

Despojados de todo el ropaje ideológico no parece que el


porqué y el para qué de las nacionalizaciones tenga sentido,
el más importante, hacer que después de las
nacionalizaciones los bolivianos estemos mejor que antes.

La falsa “nacionalización” del gobierno

El gobierno impostor, como parte de su campaña electoral, ha


inundado los medios de comunicación con propaganda
referida a la supuesta “nacionalización” de los hidrocarburos
que se atribuye.

La lucha por la
recuperación de los
hidrocarburos y
recursos naturales
como propiedad
social
(nacionalización sin
indemnización),
choca con la
estructura económica
burguesa. La Burguesía nativa ha sido, es y será una clase
antinacional, entreguista, sometida a los intereses del
imperialismo. Para ellos Bolivia no puede existir si no es
sometida a las condiciones que nos impone la inversión
extranjera.
En Bolivia, las nacionalizaciones, ejecutadas por el Estado
burgués, se trataron de acciones de “expropiación” a
determinados empresarios con indemnización, así fue en 1936
con la Standard Oil, en l952 con la Patiño Mines y las empresas
de la oligarquía minera y con la GULF OIL en 1969.
La “nacionalización” ejecutada por el Estado burgués, fue en
realidad una “compra obligada” a determinados empresarios,
para poner a salvo los intereses generales del resto de la clase
dominante.
El Decreto 28701 de la mal llamada “nacionalización” aprobado
por el gobierno del MAS, no alcanza ni siquiera a ser una
“nacionalización” en el sentido clásico burgués del término, ni
mucho menos el establecimiento de la propiedad social de los
medios producción, que fue el objetivo de las movilizaciones
populares del 2003.
Se trató en realidad de una acción orientada a obligar a las
petroleras a admitir como socio al Estado boliviano, a la par
que se asegura la preservación de los derechos propietarios
de las grandes transnacionales y se les dio las vías para la
“legalización” del saqueo (mas disimulado) de nuestros
recursos a través de la firma de nuevos contratos avalados por
el Parlamento. Los que hasta ayer fueron contratos ilegales,
ahora han sido “legalizados” como nuevos, en el marco de la
Ley de Hidrocarburos aprobada en el gobierno de Mesa y
denunciada en su momento como tan vende-patria como la
anterior Ley del Goni.
Hay que ser ingenuo para creer que este fue un “avance”. Para
los bolivianos, el establecimiento de empresas de economía
“mixta” (sociedad entre el Estado burgués y la propiedad
privada burguesa), no es una novedad, se trata únicamente de
una variante en el funcionamiento de las empresas en el
sistema capitalista. La experiencia histórica boliviana y mundial
enseña que, cuando se trata de este tipo de sociedades
“mixtas”, el resultado inevitable es el potenciamiento del capital
privado en desmedro de los intereses públicos. Es como
mantener y criar cuervos dentro de casa, para que mañana, te
saquen los ojos y se apropien nuevamente de todo.
Como se ve, sólo es la reiteración del ciclo de sometimiento del
país a los intereses del capital financiero imperialista y de los
raquíticos empresarios nativos, causa ultima de su
postergación, explotación, atraso y miseria. Creer que sobre la
base de este tipo de sociedades “mixtas” de colaboración entre
la nación oprimida y el capital financiero imperialista el país
vaya a salir del atraso y la pobreza, es ignorar un siglo de la
historia del país y del continente sudamericano.
Los verdaderos dueños del negocio petrolero en el país siguen
siendo las operadoras transnacionales, YPFB no opera los
pozos ni tiene capacidad para enfrentar la prospección de
nuevos yacimientos, todo depende de los que quieran hacer
las operadoras (transnacionales) que controlan los precios de
los carburantes, de los lubricantes, el abastecimiento de diesel,
etc.
Las reservas gasíferas en actual explotación destinadas casi
en su totalidad a la exportación, se agotarán en más o menos
15 años. El gobierno está despilfarrando los recursos que
recibe por esta explotación, no hay un desarrollo real del
aparato productivo nacional.
En un debate entre un representante de UD y otro del MAS
por radio ERBOL, ambos coincidieron en que es necesario dar
incentivos a las transnacionales para que inviertan en
prospección de nuevos yacimientos.
La mal llamada “nacionalización” tuvo el objetivo de desviar a
las masas de la lucha por imponer la propiedad social de los
grandes medios de producción y poner a salvo las ganancias
e intereses de las transnacionales y el imperialismo, a la par
que se buscó el potenciamiento electoral del MAS.
Lo que corresponde es la nacionalización sin indemnización de
todos los recursos naturales, lo que implica plantearse la lucha
por la toma del poder por el pueblo oprimido y explotado, bajo
la política revolucionaria del proletariado, es decir, la expulsión
de las transnacionales y la socialización de la propiedad de
los grandes medios de producción.
La verdad sobre la nacionalización en Bolivia
Artículos de Opinión | Andrés Soliz Rada | 05-05-2011
|

Con artificial alborozo las autoridades de gobierno festejaron


ayer el quinto aniversario del nacimiento del decreto supremo
No. 28701, de nacionalización de hidrocarburos, que fue
promulgado en el entonces considerado megacampo San
Alberto, aquí en Tarija, el 1 de mayo de 2006. A este decreto
le atribuyeron el ingreso, en esos cinco años, de nada menos
que 9.494 millones de dólares por la explotación
hidrocarburífera.¿Es históricamente y fácticamente cierta esa
versión?

Veamos. Esos millones provienen del pago de regalías


hidrocarburíferas, participaciones y del Impuesto Directo a los
Hidrocarburos (IDH), que nació el 17 de mayo de 2005,
cuando se promulgó la Ley de Hidrocarburos No. 3058,
cuando se crea una alícuota del 32% del valor de la
producción petrolera. Las regalías y participaciones existen
desde hace décadas y equivalen al 11% + 7% = 18% del
valor de la producción de gas y petróleo. 18% más 32%
hacen 50% de renta petrolera atribuible exclusivamente a la
Ley 3058, que existía un año antes del decreto 28701.

El decreto nacionalizador de 1 de mayo de 2006 creó una


participación adicional de YPFB por la actividad petrolera,
equivalente al 32%. 18% + 32% + 32% es igual al 82%. Pero
éste último 32% duró poco, tanto como el corto tiempo de
vida que tuvo precisamente el decreto 28701. Un año
exactamente, porque éste feneció el 1 de mayo de 2007,
cuando se pusieron en vigencia plena los 44 contratos
petroleros que el Gobierno firmó con las transnacionales el 29
de octubre de 2006, una vez que éstos fueron aprobados por
ley en el entonces Congreso Nacional.

Desde el 1 de mayo de 2007, en consecuencia, la suma


volvió al 18% + 32% = 50%, pero con una variante importante
que afectó los ingresos futuros del Estado boliviano: entre los
44 nuevos contratos petroleros YPFB firmó varios con
cláusulas que la obligan a subvencionar las operaciones de
campos denominados chicos. Ésta subvención hace que la
percepción de ingresos sea menor al 50%. Las autoridades
del Movimiento Al Socialismo cedieron sorprendentes
concesiones a las petroleras a través de los polémicos
anexos D y F, donde aceptaron pagar los sustanciosos
“Costos Recuperables” que suman cientos de millones de
dólares.

Como añadido, esos mismos contratos no incluyeron la


obligación de las petroleras transnacionales para invertir en
exploración, lo que derivó que en estos cinco últimos años
sólo se dediquen a explotar los campos existentes, resultando
en una drástica disminución de las reservas de gas y
petróleo, que pone en riesgo el consumo interno a corto
plazo.

¿Cuánto recaudó YPFB por la participación adicional del 32%


que instituyó el decreto nacionalizador durante el año que
estuvo vigente? La suma llega a 390 millones de dólares
aproximadamente. En consecuencia, de lo $us.9.494 millones
de dólares anunciados ayer, si restamos los 390 millones que
debe atribuírselos a la nacionalización, el saldo, 9.104, le
corresponde a la Ley de Hidrocarburos de mayo de 2005 y a
la bonanza en los precios del gas y petróleo durante el
quinquenio pasado.

¿Pudo ser más el ingreso por la actividad petrolera? Claro


que si. Los expertos calculan que si se hubiese cobrado el
valor de mercado (entre 300 y 500 millones de dólares
anuales) de los licuables del gas que se fueron al Brasil a
precio cero hasta el 2008 inclusive y que desde entonces a
hoy sólo pagan un monto promedio de 100 millones de
dólares, la renta hubiese llegado a por lo menos 12.494
millones de dólares.

Si a eso le añadimos el ingreso que hubiese logrado Bolivia si


industrializaba el gas, tal como estaba previsto el año 2006, la
renta petrolera fácilmente se hubiese duplicado o triplicado.
¿Hay razones de tanto artificial alborozo oficialista? ¿A quien
le beneficia atribuirle méritos que no tiene el pobre decreto
nacionalizador que apenas vivió un año?

Andrés Soliz Rada Cel. (591) 22 463913 Casilla 7131 La Paz


- Bolivia

LINKS
http://www2.hidrocarburos.gob.bo/index.php/2012-06-12-16-
11-50/resena-historica.html
http://www.fetera.org.ar/index.php/politica-energetica/222-la-
nacionalizacion-de-los-hidrocarburos-en-bolivia
http://www.educa.com.bo/1936-1952-viejo-orden/la-
nacionalizacion-de-la-standard-oil-y-la-creacion-de-ypfb
https://elpais.com/diario/1978/03/24/economia/259542010_85
0215.html
https://www.lahaine.org/mundo.php/sobre_la_inacionalizacion
_de_los_hidroca
https://carlosdmesa.com/2012/05/07/nacionalizacion-el-
porque-y-el-para-que/
http://www.masas.nu/html%20art%C3%ADculos%20para%20
%C3%ADndex/La%20falsa%20nacionalizaci%C3%B3n%20d
el%20gobierno/La%20falsa%20nacionalizaci%C3%B3n%20d
el%20gobierno.htm
http://tercerainformacion.es/antigua/spip.php?article24626

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