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La evaluación geriátrica se utiliza para describir las condiciones clínicas del paciente
anciano, a través de una historia clínica tradicional y una evaluación física, que hace una
diferencia estructural con otros modelos de atención. Consiste en valorar la función física,
mental y social del paciente, de su cuidador y de su entorno, con la finalidad de planear de
manera adecuada los cuidados y evitar las complicaciones. La evaluación geriátrica puede
mejorar la precisión diagnóstica, permite planear los servicios médi- cos, terapéuticos y
sociales de forma más eficaz, asegura el seguimiento del impacto del tratamiento médico y
los servicios sociales, así como la precisión en la predicción del resultado.
El equipo en la evaluación geriátrica debe ser interdis- ciplinario donde el trabajador social,
enfermeras, médicos, fisioterapeutas, psicólogos, terapistas ocupacionales, odon- tólogos y
nutriólogos formen un equipo cordial, comuni- cativo e imparcial donde cada experto en su
área participe en la meta diagnóstica y terapéutica del paciente anciano.
Este capítulo tiene como finalidad explicar paso a paso cómo llevar a cabo la evaluación
clínica en los pacientes ancianos, misma que podría aplicarse en un medio hospi- talario, en
la comunidad, asilos o en unidades de cuidados prolongados.
OBJETIVO
La valoración del anciano tiene como objetivo el proceso diagnóstico, cuantificar en
términos funcionales las capa-
cidades y los problemas médicos, mentales y sociales del anciano con la intención de
elaborar un plan de promo- ción, prevención, atención, rehabilitación o ambos, según
corresponda. La evaluación geriátrica deberá hacer énfasis en la búsqueda de:
1. Enfermedades relevantes.
La geriatría pone más énfasis en la evaluación como precursora del tratamiento. En EUA,
varias instituciones de salud han subrayado la importancia de determinar la situación
médica, psicológica, social, económica, am- biental, así como el aspecto más importante
conservar su independencia y estabilidad psicológica. La declinación funcional en los
ancianos puede ser lenta, progresiva y también es posible que sea tan sutil que los familiares
y médicos no detecten lo que está sucediendo.
Al efectuar una evaluación geriátrica se podrá obte- ner indicios útiles a partir de algunas
circunstancias en la consulta:
. a) ¿El paciente vino solo o con un miembro de su familia? A menudo, los miembros
de la familia se muestran pre- ocupados porque el paciente se ha vuelto olvidadizo,
inactivo, deprimido o incapaz de vivir solo, conducir un automóvil o caminar fuera
de casa.
. b) ¿Por qué acude al consultorio? Los parientes suelen responder a las preguntas por
el paciente cuando consi- deran que éste padece demencia o depresión. También es
posible que el paciente y su familia proporcionen diferentes versiones del motivo de
la consulta, y sus respuestas permiten ver cómo cada uno de ellos ve el problema y
cómo se ven entre sí.
. d) ¿El paciente ha perdido peso o parece estar desnutri- do? Pregunte: “¿Qué
comió ayer?” “¿Ha perdido peso en el último año?” revise la cavidad bucal porque la
falta de dientes o el mal estado de ellos, las enfermedades de las encías o de las
dentaduras postizas mal ajustadas dificultan la alimentación adecuada.
Estado funcional
“El punto central” en la evaluación geriátrica. El estado funcional se encuentra por lo
común afectado en el pa- ciente anciano, donde causas potenciales incluyendo los cambios
relacionados con la edad, factores sociales y la propia enfermedad podrían contribuir a su
deterioro.
El decline funcional en AIVD por ejemplo, podría ser un signo temprano de depresión,
demencia, riesgo de caídas, incontinencia, deterioro visual y otras enfermeda- des como
arterial coronaria, si no se encuentra una causa reversible para este deterioro funcional. La
pérdida de la funcionalidad en ABVD es signo frecuente de empeo- ramiento de una
enfermedad o combinado al impacto de la comorbilidad o un estado terminal; sin embargo,
muchas personas ancianas con deterioro funcional para ABVD pueden estar en casa con
servicios apropiados, o en asilos donde se pueda ofrecer asistencia de acuerdo a las
necesidades de éstos.
trumento de medición de las ABVD más usado por la mayoría de los autores británicos y
recomendado por la Sociedad Británica de Geriatría.
• Escala geriátrica de Lawton y Brody (Lawton, Brody, 1969); se utiliza en todo el mundo y
en múltiples es- tudios siguiendo el marco conceptual de funcionalidad.
Movilidad:
Desempeño físico:
Discapacidad:
• Índice de Nagi (Nagi, 1965). ACTIVIDADES BÁSICAS
DE LA VIDA DIARIA
Índice de Katz
Creado en 1958 por Sidney Katz et al., en The Benja- mín Rose Hospital (un hospital
geriátrico y de enfermos crónicos de Cleveland, Ohio, EUA) los cuales estudia- ron la
habilidad funcional en un grupo de pacientes con fractura de cadera y a partir de esto
formularon un instrumento para evaluar el pronóstico del anciano ante una enfermedad
crónica o aguda, así como los resultado de un tratamiento determinado, el instrumento
evalúa las capacidades de la persona para cubrir sus necesidades básicas de la vida diaria.
El índice de Katz es el instrumento más apropiado para evaluar el estado funcional del
anciano para desempe- ñar las actividades de la vida diaria en forma independien- te. Los
médicos usan la escala para detectar problemas en el desempeño de estas actividades y
planificar la atención en forma acorde. El índice clasifica la suficiencia del des- empeño en
las seis funciones de: bañarse, vestirse, asearse, transferencia, continencia de esfínteres
y alimentación en términos de independencia-dependencia agrupándolas a continuación en
un solo índice (A J Cruz et al., 2006).
A los individuos se les asigna un sí/no respecto a la independencia para cada una de las seis
funciones. En cuanto al modo de aplicación puede llevarse a cabo por un evaluador médico,
enfermera o trabajadora social. El tiempo de aplicación es de 20 min y es necesario recibir
entrenamiento. El concepto de independencia en este índice es distinto al de otras escalas.
Se considera indepen- diente a una persona que no precisa ayuda o utiliza ayuda
mecánica y dependiente a aquella que necesita ayuda de otra persona, incluyendo la
mera supervisión de la actividad. Si una persona no quiere realizar una actividad o no la
realiza se considera dependiente aunque pudiera hacerla en teoría. Se basa en el estado
actual de la persona y no en la capacidad de realizarla (A J Cruz et al., 2006).
Fortalezas y limitaciones. A pesar de que el índice Katz (ABVD) es sensible a los cambios
en el estado de sa- lud declinante, la escala es limitada respecto a su capacidad para medir
pequeños incrementos en los cambios que se observan en la rehabilitación de los adultos
mayores, (esto deberá seguirse por una evaluación geriátrica completa cuando es
apropiado). El índice Katz es muy útil para la creación de un lenguaje común acerca del
funcionamien- to del individuo entre todo el equipo involucrado en la atención del anciano.
Lenguaje: Existe una versión única publicada en inglés. Sin embargo, se ha traducido al
español, francés, portugués y más idiomas.
En 1965, Mahoney y Barthel, publicaron el índice de Barthel (cuadro 3-3), el cual consta de
10 parámetros: alimentación, baño, vestido, aseo personal, deposición, micción, uso de
retretes, traslado en silla de ruedas a la cama, deambulación y escalones. Cada uno de
ellos mide la capacidad de la persona para su independencia o dependencia. La puntación
máxima de independencia es de 100 y la de máxima dependencia es de 0. Los cambios se
producen de 5 en 5, pues no es una escala continua. En 1993 se publicó su traducción al
español. Al inicio el índice de Barthel se evaluó mediante observación directa, luego se
generalizó para la obtención verbal de la información, de manera directa del individuo o
bien directamente a través de su cuidador principal; ambos métodos ofrecen confiabilidad
(Mahoney, Bartel, 1965).
El tiempo medio requerido en su aplicación es de 5 min. Una gran ventaja del índice de
Barthel es que permite estudiar y analizar no sólo la puntuación global, sino también cada
una de las 10 actividades medidas. Los parámetros de continencia, transferencia y movilidad
han demostrado tener gran poder de predicción de fragilidad.
la funcionalidad, comparado con el índice de Katz, éste provee más información acerca de
la movilidad, es un buen parámetro para ofrecer un plan terapéutico específico de
rehabilitación (Mahoney, Bartel, 1965).
La escala de Lawton es útil para detectar los primeros grados de deterioro funcional en los
ancianos que viven en sus domicilios e institucionalizados. Esta escala se recomienda para
la evaluación del adulto mayor que se considera en un nivel de fragilidad, ya sea por una
enfer- medad crónica o por estar recuperándose de un periodo de inmovilidad.
Se han elaborado dos grandes modelos teóricos de la trayectoria del desempeño físico que
van desde la en- fermedad hasta la discapacidad. El primero proviene de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y va de la
nada con anomalías estructurales en sistemas corporales específicos, tales como el aparato
locomotor o el cardio- vascular. Las limitaciones funcionales son restricciones en el
desempeño de actividades físicas y mentales, que incluyen la deambulación, agarrar y
levantar objetos; estas reflejan alteraciones en habilidades que conforman los elementos
fundamentales de las actividades diarias. Por último, la discapacidad es la dificultad para
realizar las actividades de la vida diaria, y esto incluye no sólo el cuidado personal, sino
también las tareas domésticas, el desempeño profesional y las actividades recreativas.
La prueba corta de desempeño físico (SPPB por sus siglas en inglés) (cuadro 3-5) fue creada
para utilizarse en The Established Populations for Epidemiologic Studies of the Elderly
(conocido como estudio EPESE). Este estudio epidemiológico longitudinal fue financiado
por el Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA) de EUA y abarcó a varias poblaciones
del territorio.
Esta prueba tiene tres componentes. Primero, pruebas cronometradas de balance en posición
de pie. Éstas se hacen en tres posiciones: pies paralelos, en semitándem y en tándem. El
segundo componente es un recorrido a pie cronometrado de cuatro metros, y el último es el
mo-
Esta situación es importante por dos razones: primero, porque demuestra que aun entre las
personas mayores que no informan alguna discapacidad existe una amplia gama de
funcionamiento físico el cual está relacionado con los resultados que se obtienen en cuanto a
la discapacidad. La segunda razón importante es que este enfoque permite identificar a las
personas sin discapacidad que se encuen- tran en mayor riesgo de desarrollar alguna
discapacidad física, buenos candidatos para intervenciones que tienen por objeto evitar la
progresión del padecimiento.
portante fomentar la movilidad y cuando la situación lo indique hacer una evaluación del
equilibrio y la marcha del adulto mayor.
Movilidad
La escala de Rosow y Breslau fue diseñada para exa- minar la salud funcional con nivel de
integración social. Rosow y Breslau estaban interesados principalmente en la percepción de
sus limitaciones de salud y el funciona- miento social (Rosow y Breslau, 1966) del
entrevistado. Su estudio, que es más sociológico que médico, incluye tres preguntas que
producen seis categorías de respuesta (Rosow et al., 1966).
Las respuestas son subjetivas y dan una puntuación productiva en la escala donde 3 mejor, 0
a 1 = peor (cua- dro 3-6).
Equilibrio
Escala de Tinetti
Una evaluación clínica de la marcha debe incluir la obser- vación del equilibrio utilizando la
escala de Tinetti como guía (cuadro 3-7).
Para los pacientes que ya no son ambulatorios puede ser útil observar su capacidad para
efectuar transferencias de la cama al sillón o al servicio sanitario y observar su balance en la
posición de sentados.
Evaluación de la marcha
• Integridad articular.
• Coordinación neuromuscular.
iciona con una línea de medición y un piso de superficie lisa. De preferencia se debe limitar
el paso a otras personas con el fin de evitar distracciones. Se debe marcar con una franja el
inicio y el final de la banda de medición.
Una vez ahí usted le dará las instrucciones: pronto va a ponerse de pie. Cuando usted está
de pie diré: “ahora”. Entonces usted va a levantarse de la silla y a ritmo cómodo y sin prisas
empezará a caminar. No se detenga hasta que haya alcanzado la otra silla. Puede usar ayuda
para caminar o sostener la pared o los muebles, si así lo desea y lo hace de manera
cotidiana. ¿Tiene claro lo que vas a hacer?
Medición
Lo más apropiado es utilizar cronómetros, deben revisar- se cada 0.01 s para comprobar la
exactitud de éstos. El tiempo comienza cuando la punta del primer pie cruza la primera
franja vertical y se detiene cuando el talón del último pie cruza la segunda franja vertical.
Los resultados de prueba cronometrada de 4 m serán evaluados con base en el punto de
cohorte del SPPB mencionado al inicio.
Índice de Nagi
Al igual que los demás presenta uno de los primeros marcos conceptuales estudiados sobre
funcionalidad; sin embargo, este modelo ignora otros aspectos importantes en los pacientes
ancianos como lo es el soporte social, la percepción de la salud y el grado de motivación
que con- tribuye al desarrollo del deterioro funcional, a pesar de esto el modelo de Nagi es
aceptado por la OMS (cuadro 3-8).
El estado nutricional es una condición dinámica que acompaña al ser humano durante toda
la vida, el propio proceso del envejecimiento fisiológico, las alteraciones metabólicas y
alimentarias, las enfermedades agudas y crónicas, el deterioro de las capacidades
funcionales, la polimedicación y la situación socioeconómica influyen de alguna manera
sobre él.
The Mini Nutricional Assessment: MNA, Nutrition in the Elderly. En su publicación de 1994
habla de la eva- luación nutricional sistematizada, con énfasis en la inves- tigación de los
cambios nutricionales relacionados con el proceso del envejecimiento. Resaltando la
importancia de un seguimiento del estado nutricional en forma transversal con respecto al
tiempo.