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INTRODUCCION
El agua dulce de los ríos viene a desembocar en último lugar en los océanos y los
ecosistemas terrestres terminan en la orilla del mar. Durante cierto trecho existe una región
de transición. Los ríos se proyectan en las aguas saladas de los océanos creando un
gradiente de salinidad (Hardy, A.1971).
Este gradiente crea un hábitat para organismos especialmente adaptados a este mundo,
intermedio entre el agua salada y dulce. Las regiones costeras expuestas al mar abierto
están habitadas por otros organismos, capaces de vivir en ambientes a menudos rigurosos,
dominados por la marea. Más allá, se extiende el océano abierto: las aguas poco profundas
sobre la plataforma continental y los océanos (Hardy, A.1971).
La contaminación de los océanos, una realidad cada vez más preocupante y evidente,
presenta dos problemas, uno a corto plazo que es principalmente costero y el otro, oceánico
abierto, a largo plazo. La zona costera es el área más dañada, pues se ha producido
contaminación en forma imprevista y por la falta de preocupación por la descarga de
residuo (Hardy, A.1971).
Desde los inicios de la historia del hombre, el mar no sólo ha servido como una fuente de
alimentos, sino como un corredor para interactuar entre las sociedades, lo cual llevó a la
investigación, pero no fue sino hasta la Segunda Guerra Mundial que el estudio de los
océanos comenzó a tener una rápida expansión por las necesidades militares que requerían
apoyo (Hardy, A.1971).
LOS OCÉANOS
Los océanos son aquellas partes de la superficie del planeta ocupadas por agua marina que
rodean a los continentes y que cubren actualmente alrededor del 71% de la Tierra. Existen
cinco océanos en la Tierra: el Pacífico, el Atlántico, el Índico, el Antártico y el Ártico. El
océano absorbe anualmente cerca del 25% del CO2 que se agrega a la atmósfera debido a la
actividad humana, reduciendo así el impacto de este gas con efecto de invernadero en el
clima (Bembibre, 2008).
Los océanos cubren más de 70% de la superficie del globo. Solo el 1% de la superficie
oceánica está protegida. Entre un 50 y un 80% de la vida en la Tierra se encuentra bajo la
superficie del océano, que constituye 90% del espacio habitable del planeta. Menos de 10%
de este espacio ha sido explorado hasta ahora por el Hombre (Bembibre, 2008).
El agua de mar u océano se mueve en olas, mares y corrientes. Las primeras son una
reacción directa al efecto del viento sobre la superficie acuática y su altura está determinada
por la velocidad del viento, el lapso en el que ha soplado y la distancia que la ola recorre.
Ciertos fenómenos climáticos contribuyen a la creación de “tsunamis”, que son olas de gran
envergadura y alto poder destructivo sobre las costas en las que golpean. Por otro lado, las
mareas tienen relación con la atracción gravitatoria que tanto la Luna como el Sol ejercen
sobre la Tierra. Por último, las corrientes tienen una influencia importante sobre el clima y
son impulsadas por los vientos y generadas por otros factores climáticos (Victoria, 2008).
CARACTERÍSTICAS PARTICULARES
El medio marino se distingue de los ecosistemas de agua dulce por una serie de
características singulares. Es amplio, ocupando el 70 por ciento de la superficie de la
Tierra, y es profundo, en algunos puntos hasta casi 10 km. El área superficial iluminada por
el sol es pequeña comparado con el volumen total de agua. Este pequeño volumen de agua
iluminada por el sol, junto con la escasa concentración de nutrientes limita la producción
primaria. Todos los mares están interconectados por corrientes, afectados por el oleaje,
influidos por la marea y caracterizado por su salinidad, restringiendo así la vida que
albergan (Smith, R y Smith, T. 2001).
PROPIEDADES QUIMICAS
El océano está formado por una compleja solución salina, con una concentración constante. El
agua del mar es una solución en la que se encuentran un gran número de elementos químicos,
gases disueltos y nutrientes (Cerrano, 2013).
Las sales disueltas son electrolitos en solución acuosa ionizada, lo cual da al agua de mar
propiedades físico - químicas complejas. Entre las sales más importantes, se distinguen:
Elementos raros: yodo, sílice, estroncio, aluminio, hierro, cobre, oro, etc.
Gases disueltos: oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono.
Sales nutritivas (fosfatos) y sustancias orgánicas disueltas o coloidales.
Sales nutritivas esenciales para la vida animal y vegetal (fosfatos) y sustancias
orgánicas disueltas o coloidales (Cerrano, 2013).
Debido a procesos químicos reguladores (por su estructura molecular, el agua de mar posee
poder de disolución de las sustancias iónicas), los principales elementos se mantienen en
proporciones constantes (intercambio de cationes y aniones). Así, la composición química
del agua de mar es constante debido a: Factores de solubilidad que hacen precipitar algunas
sales que aparecen en exceso y las incorporan a los sedimentos (Cerrano, 2013).
Debido a la circulación general de las masas de agua oceánicas ya que este fenómeno
continúo en el tiempo y en el espacio, asegura una agitación y mezcla constante del agua.La
actividad biológica de seres vivos que fijan selectivamente ciertas sales solubles
(particularmente carbonatos y silicatos) y las transforman en sales insolubles (como parte
de sus cuerpos, conchas, etc.) y que a su muerte, se incorporan a los sedimentos. (Cerrano,
2013).
Salinidad
La salinidad del mar abierto es bastante constante, oscilado alrededor del 35 por mil. Dos
elementos, el sodio y el cloro, constituyen un 86 por ciento de la sal marina.
Estos elementos, junto con otros elementos principales tales como el azufre, magnesio,
potasio y calcio, cuyas proporciones relativas varían muy poco, comprenden el 99 por
ciento de las sales marinas (tabla 1). La determinación del elemento más abundante, el
cloro se emplea como un índice de salinidad de un volumen dado de agua marina. La
salinidad se expresa en tantos por mil como la cantidad en gramos de cloro existentes en un
kilogramo de agua de mar (Smith, R y Smith, T. 2001).
La salinidad de las regiones oceánicas varía debido a los procesos físicos. La salinidad se
ve afectada por la evaporación y las precipitaciones, de forma más pronunciada en la
interface entre el mar y el aire; por los movimientos de las masas de agua; por las mezclas
de las masas de agua de diferente salinidad, especialmente en áreas cerca de la costa; por la
formación de precipitados no solubles que se hunden en el fondo del océano, y por la
difusión de masas de aguas en otras. La salinidad está determinada por los elementos
conservativos, es decir, poca o no involucrada en procesos biológicos; siendo los más
afectados por los procesos físicos. Los elementos mayormente variables en el mar son los
no conservativos, tales como el fosforo y el nitrógeno, debido a que sus concentraciones
están relacionadas con las actividades biológicas. Incorporados por los organismos, estos
elementos generalmente se agotan cerca de la superficie y se acumulan en las
profundidades. En determinadas regiones del océano, algunos de estos nutrientes retornan
hacia la superficie mediante afloramiento (Smith, R y Smith, T. 2001).
FIGURA2. COMPOSICION DEL AGUA DE MAR AL 35% DE SALINIDAD
Clorinidad
PH
Otro de los factores que quieren de un mayor estudio es el pH, es decir, la relación entre la
concentración de iones hidrógeno (H+) y oxhidrilos (OH-) que le confiere las características
de alcalinidad o de acidez a una solución. El agua oceánica es ligeramente alcalina, y el
valor de su pH está entre 7.5 y 8.4 y varía en función de la temperatura; si ésta aumenta, el
pH disminuye y tiende a la acidez; también puede variar en función de la salinidad, de la
presión o profundidad y de la actividad vital de los organismos marinos. Cifuentes, J.,
Torres, M. S/f)
El valor del pH es un dato de importancia en la oceanografía química desde cualquier punto
de vista que se considere, por lo que se ha hecho clásica la técnica de su registro en las
naves científicas y en los laboratorios en tierra, a la vez que se toman otros datos de
importancia, tales como temperatura, salinidad, oxígeno disuelto etcétera, pudiéndolo medir
por métodos colorimétricos casi ya no utilizados en la oceanografía química o por métodos
eléctricos al aplicar el potenciómetro, resultando más precisos. (Cifuentes, J., Torres, M.
S/f)
Estas propiedades químicas del agua del mar, al caracterizar masas de agua del océano,
permiten seguir su curso y modificaciones a lo largo de miles de kilómetros del mar y así
entender el desarrollo de muchas especies marinas, por lo que su conocimiento no sólo
tiene un interés científico, sino que presenta una importancia práctica para el
aprovechamiento de los recursos vivos del mar. (Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
ESTRUCTURA QUIMICA
El agua de los océanos no es pura, sino que contiene en solución una gran variedad de
elementos y compuestos químicos llamados sales, en una proporción de 96.5 por ciento de
agua y 3.5 por ciento de estos últimos. (Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
Las primeras determinaciones de las sales disueltas en el agua del mar, hechas con
precisión, se deben al oceanógrafo William Dittmar que analizó 77 muestras recolectadas
en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico en la expedición del Challenger alrededor del
mundo que se realizó durante los años 1873 a 1876. En 1884 determinó halógenos, sulfatos,
cloruros, carbonatos de sodio, magnesio, calcio y potasio. Y descubrió que estas sales se
encontraban en cantidades más o menos constantes, por ejemplo, el ión cloruro representa
siempre el 56 por ciento de los sólidos totales disueltos en el agua del mar, y el magnesio el
4 por ciento (Cifuentes, J., Torres, M. S/f).
El cloro y el sodio son los constituyentes fundamentales del agua del mar y se encuentran
en forma de cloruro de sodio que se conoce como la sal común. Representa el 80 por ciento
de las sales en solución (Cifuentes, J., Torres, M. S/f).
el magnesio es el elemento más abundante en el agua del mar, se encuentra en una relación
constante respecto al cloro. Se combina con otros elementos formando cloruro de
magnesio, sulfato de magnesio y bromuro de magnesio y está presente en el esqueleto de
algunos organismos marinos. La extracción a escala industrial de estas sales apenas se
inicia (Cifuentes, J., Torres, M. S/f).
La cantidad de calcio que contienen las aguas oceánicas es menor que la de los elementos
anteriores y su relación con el cloro permanece relativamente constante. Este calcio,
combinándose con los carbonatos, constituye la estructura del esqueleto calizo, interior o
exterior, de un gran número de organismos, como los foraminíferos, pequeños animales del
plancton marino, los corales y las algas marinas que viven en el fondo del mar y que
forman el bentos; también se encuentran en los caparazones de los crustáceos y en la
concha de los moluscos (Cifuentes, J., Torres, M. S/f).
el potasio, que tiene su relación constante con el cloro. En las zonas litorales la cantidad de
potasio puede modificarse al ser asimilado por los vegetales marinos que tapizan el fondo
costero. En la cantidad de potasio también intervienen otros factores como: aportes de agua
dulce, presencia en el agua del mar de sustancia orgánica en descomposición llamada
detritus (Cifuentes, J., Torres, M. S/f).
El boro está en forma de ácido bórico y colabora en el equilibrio de los carbohidratos. El
flúor constituye fluoruros conociéndose poco sobre su significado en el mar. (Cifuentes, J.,
Torres, M. S/f)
PROPIEDADES FISICAS
Temperatura
Densidad
La densidad del agua del mar consiste en su peso derivado de la cantidad de masa de sales
por unidad de volumen de agua, por lo que es directamente proporcional a su salinidad, ya
que, a mayor cantidad de sales, existe una masa superior por unidad de volumen de agua;
en cambio, es inversamente proporcional a la temperatura siendo, a mayor temperatura, la
densidad menor. (Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
La densidad también puede variar con la profundidad, por lo que se encuentra una
estratificación del agua del mar, es decir, se presenta una separación horizontal de las capas
de agua de diferente densidad. Si la densidad aumenta con la profundidad, la estratificación
será estable debido a que las capas más pesadas quedan en el fondo; pero si disminuye con
la profundidad, la estratificación será inestable, y puede cambiar totalmente por los
movimientos del océano al hundirse las capas pesadas que están en la superficie.
(Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
La presión
Es producida por el peso de la columna de agua que gravita sobre una superficie situada a
una determinada profundidad, más la presión atmosférica que actúa sobre la superficie del
mar. La presión se mide en el mar mediante aparatos llamados nanómetros, que son de muy
diversos tipos. (Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
La relación entre estas dos propiedades físicas, densidad y presión, así como su
distribución, tiene gran significado en oceanografía física, porque al combinarse con el
movimiento de rotación de la Tierra determinan la configuración de las principales
corrientes del océano. (Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
PROPIEDADES ELECTRICAS
Las propiedades eléctricas del agua del mar consisten en que este medio es conductor de la
electricidad, debido a que las moléculas de las sales se disocian en iones positivos y
negativos, que al estar sometidos a un campo eléctrico se desplazan en sentido contrario
produciendo corrientes. Esta propiedad sirve para medir, con mayor precisión, la salinidad
del océano. (Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
ABSORCION DE LA RADIACION
Las radiaciones que forman la luz son absorbidas por el agua del mar y le transmiten calor.
Esta absorción es selectiva y depende de la longitud de onda de la radiación. Dentro del
espectro visible, la absorción es máxima para el rojo y mínima para el azul-verde. La
infrarroja transporta la mayor parte de la energía calorífica, y se absorbe prácticamente en
el primer metro de agua. El calor del mar depende de esta selectividad de sus aguas para
absorber y dispersar la luz. Así el color azul intenso de algunas zonas oceánicas se debe a la
ausencia de partículas en suspensión, mientras que en las aguas costeras predomina el color
verde, por la abundancia de partículas nutritivas y de pequeños organismos que forman el
plancton. (Cifuentes, J., Torres, M. S/f)
Color
Zonación y estratificación
Al igual que los lagos, que presentan zonación y estratificación, ocurre otro tanto en los
mares. El océano en si mismo tiene dos divisiones principales: el medio pelágico, o
totalidad de la masa de agua, y en la zona bentónica, o región del fondo. La región pelágica
esta a su vez dividida en dos zonas: la zona nerítica, que abarca las aguas situaciones sobre
la plataforma continental; y la zona oceánica. Debido a los cambias existentes con la
profundidad, la región pelágica a su vez se divide en tres capas o zonas verticales. Desde la
superficie hasta alrededor de 200 m de profundidad encontramos la zona fólica, en la que
existe gradientes acusados de iluminación, temperatura y salinidad. De 200 a 1000 m esta la
zona mesopelágica, donde penetra poca luz y los gradientes de temperatura son pocos
acusados y graduales, sin mucha variación estacional. Tiene una capa de mínima
concentración de oxígeno y a menudo máxima concentración de nitrato y fosfato. Por
debajo de la mesopelágica está la zona batipelágica, donde la oscuridad es prácticamente
completa, si exceptuamos la bioluminiscencia; la temperatura es baja, y la presión es
enorme. En las fosas marinas, a partir de los 6000 m esta la zona abisal (Smith & Smith,
2001).
Las capas de agua del océano están térmicamente estratificadas. Las profundidades
superiores a 200 m son, por lo general, térmicamente estables. En altas y bajas latitudes, la
temperatura permanece bastante constantes a lo largo del año, sin termoclina en invierno,
primavera y otoño. Las aguas están bien mezcladas y los nutrientes no son limitantes. Una
leve estratificación tiene lugar durante el verano (julio y agosto) en la zona del polo norte.
En ese periodo, el hielo se derrite, el agua aumenta su temperatura, y la luz es suficiente
para mantener una floración fitoplanctónica (Smith & Smith, 2001).
En mares tropicales, las aguas superficiales están bien iluminadas y el continuo aporte de
energía las mantiene a altas temperaturas a lo largo de todo el año. La luz y la temperatura
son las óptimas para la producción fitoplanctónica, pero las aguas están permanentemente
estratificadas, lo que evita la mezcla y circulación ascendente de los nutrientes. El resultado
es una baja producción en estos mares. En mares templados, la estructura térmica varia
estacionalmente, como reflejo de la cantidad de luz y energía térmica de procedencia solar
que entra en las aguas. El agua en verano esta térmicamente estratificada y sin mezcla. En
primavera y en otoño, cuando el agua superficial respectivamente se calienta y enfría, la
estratificación termina disminuye y las aguas se mezclan en grado diverso, aportando
nutrientes hacia la superficie (Smith & Smith, 2001).
Grupos estructurales
Completando desde la cubierta de un barco o desde un avión, el mar abierto parece ser
monótonamente uniforme. En ninguna parte puede detectarse forma alguna de vida o
comunidades bien definidas como una tierra. La razón radica en que a los ecosistemas
pelágicos les faltan estructuras y armazones de soporte, como son las plantas grandes, y sus
principales herbívoros no son grandes como elefantes y ciervos, sino zooplancton
diminutivo.
Hay una razón para explicar el tamaño tan pequeño de los productores primarios que son
las algas planctónicas. Rodeadas por un medio que contiene los nutrientes necesarios para
la vida en cantidades variables, absorben su alimento directamente del agua. Cuando menor
es el organismo, mayor es su relación superficie/volumen, por lo que la superficie relativa
para la absorción de los nutrientes y la energía solar es mayor. El agua de mar es tan densa
que las algas no precisan de estructura de soporte (Smith & Smith, 2001).
No obstante, las diferencias basadas en las características físicas y en las formas de vid
permiten una división del mar en regiones ecológicas. El océano Ártico se localiza al norte
de las masas de la tierra en el hemisferio norte y se abre el océano Atlántico y el océano
Pacífico mediante el estrecho de Bering. Alberga formas únicas de vida, al igual que el
océano Antártico, abierto este a los tres océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Las aguas
oceánicas templadas del Atlántico y del Pacífico tienen sus comunidades propias y
características. Los ecosistemas bentónicos de mares profundos son bastantes diferentes de
los de agua iluminadas. Otros ecosistemas marinos son los arrecifes de coral y los sistemas
de afloramiento de las costas de California, Perú, noroeste de África, suroeste de África,
India y Pakistán. Importantes y característicos son los ecosistemas de las plataformas, tales
como el Georges y Gran Bank del Atlántico de norte. Las aguas poco profundas,
productivas y ricas en nutrientes, albergan gran diversidad de peces e invertebrados. Todas
estas regiones varían de oligotróficas a eutróficas y desde frías a tropicales, pero poseen
grupos estructurales comunes (Smith & Smith, 2001).
Fitoplancton
Cada océano o región del océano parece tener sus propias formas dominantes. Las aguas
litorales y neríticas, y las regiones de afloramiento son más ricas en plancton que las
oceánicas. En las regiones de circulación descendente, las dinoflageladas, un grupo amplio
y diverso, caracterizado por presentar dos flagelos en forma de látigo, se concentra cerca de
la superficie en áreas de bajas turbulencias. Alcanza su mayor abundancia en las aguas más
cálidas. Durante el verano pueden concentrarse en las aguas superficiales en tal numero que
las aguas llegan a adquirir un color rojo a marrón. A menudo toxicas para los vertebrados,
tales concentraciones de dinoflageladas son responsables de las denominaciones mareas
rojas. En las regiones de afloramiento, las formas dominantes de fitoplancton son las
diatomeas. Encerradas en una capsula silícica, las diatomeas son especialmente abundante
en las aguas árticas. Menores que las diatomeas, el picoplancton constituye la biomasa en
aguas templadas y tropicales, siendo diminutas proclorofitas y cianobacterias las mas
abundantes. Distribuidos en todas las aguas excepto en mares polares, los cocolitofóridos
son una importante fuente de la producción primaria. Debido a que tiene unas placas
calcáreas y un apéndice como un filamento, los cocolitofóridos pueden nadar; además,
poseen gotitas de aceite que le ayudan a flotar y les sirven como almacén de alimento. En
las corrientes ecuatoriales en mares pocos profundos, la concentración de fitoplancton es
variable. Donde tanto la circulación superficial como la vertical del agua es rápida, la
composición refleja en parte la capacidad de las especies para desarrollarse, producirse y
sobrevivir con arreglo a las condiciones locales (Smith & Smith, 2001).
Zooplancton
Necton
Los habitantes de las profundidades también tienen adaptaciones especiales para procurarse
el alimento. Algunos, como el zooplancton, se desplazan a la superficie por la noche para
comer; otras permanecen en las aguas escasamente iluminadas u oscuro. Pigmentados de
colores oscuros y de cuerpo blanco, algunos de los peces de aguas profundas dependen de
señuelos luminiscente, de la posibilidad de imitar presas, de mandíbulas extensibles y de
distender el abdomen (lo que les permite ingerir grandes presas). Aunque la mayoría de los
peces de las regiones profundas son pequeños (generalmente 15 cm o menos), estas
regiones están habitadas por especies grandes y rara vez vistas, como el calamar gigante.
En la región mesopelágica, la bioluminiscencia alcanza su máximo, ya que dos terceras
partes de las especies allí existentes producen luz. Los peces presentan filas de órganos
luminosos a lo largo de sus costados y señuelos luminosos que les permiten atraer presas y
reconocer otros individuos de la misma especie. La bioluminiscencia no queda restringida a
los peces; así, calamares y eufasiáceos, poseen unas estructuras a la manera de linternas de
luz incluso con lentes e iris; además, algunos calamares y quisquillas descargan nubes
luminosas para escapar de sus depredadores (Smith & Smith, 2001).
Visto desde la cubierta de un barco o desde un avión, el mar abierto parece monótonamente
igual. En ningún lugar se puede detectar un patrón fuerte de vida o comunidades bien
definidas, como ocurre en la Tierra. La razón es que los ecosistemas pelágicos carecen de
estructuras de apoyo y de un marco de vida vegetal ampliamente dominante. Las autótrofas
dominantes son el fitoplancton y sus principales herbívoros son los diminutos individuos
del zooplancton. Existe una razón para el pequeño tamaño del fotoplanton. Rodeado de un
medio químico que contiene los nutrientes necesarios para la vida en variadas cantidades,
absorberlos nutrientes directamente del agua. Cuanto más pequeño el organismo, mayor es
la proporción entre su superficie y su volumen. Más área de superficie está expuesta para la
absorción de nutrientes y de energía solar. El agua marina es tan densa que hay poca
necesidad para estructuras de apoyo. Los autótrofos, que necesitan luz, están restringidos a
las aguas de la superficie superior donde la penetración de la luz varía de decenas a
centenas de metros. En aguas coste-ras de poca profundidad, los autótrofos marinos
dominantes son algas enraizadas, restringidas por las necesidades de luz a una profundidad
máxima de aproximadamente 120 m. La salgas marrones (Phacophyceae) son las más
abundantes, asociadas con la línea costera rocosa. Se incluyen en este grupo los grandes
sargazos, como los Macrocystis, que crecen hasta alcanzar una longitud de 50 m y forman
densos bosques submareales en las regiones tropicales y subtropicales (Smith & Thomas,
2006).
Las algas rojas (Rhodophyceae) son las más extensamente distribuidas de las plantas
marinas más grandes. Se presentan con mayor abundancia en los océanos tropicales donde
algunas especies crecen a 120 m de profundidad. Las autótrofas dominantes de aguas
abiertas son la especie del fitoplancton. Cada océano o región dentro de un océano parece
tener sus propias formas dominantes. Las aguas litorales y neríticas, así como las regiones
de afloramientos son más ricas en plancton quelas de mitad del océano. En regiones de
subsistencia, los dinoflagelados, un grupo grande, diverso, caracterizado por dos flagelos
con forma de látigo, se concentran cerca de la superficie en áreas de poca turbulencia.
Logran su mayor abundancia en aguas más cálidas. En verano pueden con-centrarse en las
aguas superficiales en tales cantidades que la dan al agua un color rojizo o marrón. Estas
concentraciones de dinoflagelados, a menudo tóxicas para los vertebrados, son responsables
de las «mareas rojas». En regiones de afloramientos, las formas dominantes de fitoplancton
son diatomeas. Encerrados en su estructura de sílice, las diatomeas son particularmente
abundantes en las aguas del Ártico (Smith & Thomas, 2006).
En 1977, los oceanógrafos descubrieron por primera vez las chimeneas hidrotermales de
altas temperaturas situadas en aguas profundas a lo largo de las crestas volcánicas del suelo
del océano del Pacifico cerca de las islas Galápagos. Estas chimeneas arrojan chorros de
líquidos súper calientes que calientan el agua circundante entre 8°C y 16°C,
considerablemente superior a los 2°C de tempera-tura ambiente. Desde entonces, los
oceanógrafos han des-cubierto chimeneas similares en otras colinas volcánicas a lo largo de
centros de rápida expansión del suelo oceánico, particularmente en el Atlántico medio y en
el Pacifico oriental. Las chimeneas se forman cuando el agua marina fría fluye hacia abajo
a través de fisuras y hendiduras del suelo de lava basáltica en la profundidad de la corteza
subyacen-te. Las aguas reaccionan químicamente con el basalto caliente, entregando
algunos minerales pero enriqueciéndose con otros como el cobre, hierro, azufre y zinc. El
agua, calentada a alta temperatura, vuelve a surgir a través de chimeneas mineralizadas
elevándose a 13 m por encima del suelo marino. Entre las chimeneas hay fumarolas blancas
y negras (Smith & Thomas, 2006).
Las fumarolas blancas ricas en sulfuros de zinc emiten un fluido lechoso a 300°C. Las
fuma-rolas negras, chimeneas más angostas ricas en sulfatos de cobre, emiten chorros de
aguas claras a 300 °C o más de450 °C que rápidamente se vuelven negras por precipitación
de partículas de minerales de azufre de grano fino. Asociada con estas chimeneas hay una
rica diversidad de vida única en las profundidades del mar limitado a unos pocos metros del
sistema de chimeneas. Los principales productores son bacterias quimio sintéticas que
oxidan los compuestos de azufre reducidos como H2S para liberar la energía usada y
formar materia orgánica a partir del dióxido de carbono. Los consumidores primarios
incluyen a las almejas gigantes, los mejillones y los gusanos poliquetos que filtran bacterias
del agua y se alimentan de la película las bacterianas de las rocas (Smith & Thomas, 2006).
Océano abierto
El ambiente marino se caracteriza por la salinidad, las olas, las mareas, la profundidad y su
amplitud. Como los lagos, los océanos experimentan estratificación de la temperatura (y
otros parámetros físicos) y estratificación de los organismos que habitan en las diferentes
capas verticales. El mar abierto puede dividirse en varias zonas verticales. La zona
hadalpelágica incluye áreas encontradas en los fosos y cañones de la profundidad del mar.
La zona abisopelágica se extiende desde el lecho marino a una profundidad de 4.000 m
aproximadamente. Arriba está la zona batipelágica, que carece de luz solar y está habitada
por especies características, como ciertos tiburones y calamares. Tanto la zona batipelágica
como la mesopelágica dependen de una lluvia de material detrítico de la zona superior
iluminada, la zona epipelágica, para obtener energía (Smith & Thomas, 2006).
Vida oceánica
El fitoplancton domina las aguas superficiales. Las zonas litorales y neríticas son más ricas
en plancton que el océano abierto. El monoplancton minúsculo, que constituye la mayor
biomasa de aguas templadas y tropicales, es la principal fuente de producción primaria. Las
especies herbívoras del zoo-plancton, especialmente los copépodos se alimentan de
fitoplanton. Son presa del zooplancton carnívoro. La mayor diversidad de zooplancton,
incluyendo formas larvarias de peces, se da en el agua de las plataformas y afloramientos:
la menor diversidad se encuentra en el océano abierto. Constituyendo las mayores formas
de vida está el necton que nada libremente, que varía entre pequeños peces, tiburones y
ballenas. Los organismos bentónicos (aquellos que viven en el suelo de la profundidad del
océano) varían con la profundidad y el sustrato. Son estrictamente heterótrofos y dependen
de mate-ria orgánica que es arrastrada al fondo. Incluyen filtradores, colectores, los que se
alimentan de depósitos y depredadores (Smith & Thomas, 2006).
Chimeneas hidrotermales
Arrecifes de coral
Los arrecifes de coral son oasis ricos en nutrientes rodeados de aguas tropicales pobres en
nutrientes. Son ecosistemas complejos que se basan en corales antozoarios y algas
coralinas. Sus hábitats productivos y variados albergan a una alta diversidad de vida
invertebrada y vertebrada (Smith & Thomas, 2006).
La productividad primaria en los ambientes marinos se limita las regiones en las cuales la
disponibilidad de luz y nutrientes puede permitir la fotosíntesis y el crecimiento vegetal.
Las áreas de mayor productividad son regiones costeras y áreas de afloramientos. En los
océanos abiertos, especialmente en áreas tropicales, la productividad es baja porque la
naturaleza permanente de la termoclina hace más lenta la difusión hacia arriba de los
nutrientes. La producción primaria en océanos templados está fuertemente relacionada con
la variación estacional del suministro de nutrientes, dirigida por la dinámica estacional de la
termoclina (Smith & Thomas, 2006).
FUNCIÓN
Aunque los océanos dominan la superficie de la Tierra, aportan mucho menos que los
ecosistemas terrestres a la producción primaria de la Tierra. Son menos productivos porque
solo el área superficial iluminada puede mantener vida vegetal. Además, la mayor parte del
mar es pobre en nutriente. Los restos de fitoplancton, zooplancton y otros organismos caen
de la zona iluminada a las aguas bentónicas oscuras; y aunque este hundimiento aporta
luego por descomposición nutrientes a las profundidades, ya no pueden ser utilizados en la
fotosíntesis por falta de luz. De esta manera se produce una eliminación de los nutrientes de
las capas superiores, donde sí que hay luz (Smith & Smith, 2001).
Esta disminución de los nutrientes en las capas superficiales es más pronunciada en aguas
tropicales. Allí existe una estratificación térmica persistente, una capa de agua caliente,
menos densa, se sitúa sobre agua profunda más frías y más densa que evita el intercambio
de nutrientes entre la superficie y el fondo. Por tanto, a pesar de las elevadas intensidad
luminosa y temperaturas cálidas, los mares tropicales tienen una producción baja, estimad
en 18-50g C/m2 año (Smith & Smith, 2001).
Los océanos templados son más productivos, debido principalmente a que la termoclina no
es permanente. Durante la primavera y a lo largo de un limitado periodo del otoño, los
mares templados, al igual que los lagos templados, experimentan una circulación vertical de
las aguas que conlleva una subida de los nutrientes. La recirculación del fosforo y el
nitrógeno desde las profundidades favorece una fuerte proliferación primaveral del
fitoplancton. A medida que trascurre la primavera la temperatura de las aguas aumenta,
formándose la termoclina, lo que evita un intercambio de nutrientes. El crecimiento del
fitoplancton reduce los nutrientes, y la población Fito planctónica desciende de forma
brisca. En el otoño tiene lugar una subida similar de los nutrientes, pero en este caso el
crecimiento de la población Fitoplanctónica es ligero, debido a la rápida disminución de la
intensidad luminosa y al descenso de la temperatura. La reducida producción en invierno
sitúa la producción anual de los mares templados a un nivel tan solo un poco superior a la
de los mares tropicales, 70-110 g C/m2 año (Smith & Smith, 2001).
Muchos mas productivas son las aguas costeras y las regiones de afloramiento de aguas
profundas, cuya producción anual puede alcanzado los 1000 g C/m2 año. Las principales
áreas de afloramiento están por lo general en las costas oeste de los continentes, la costa sur
de California, Perú, noroeste y suroeste de África y en la Antártida. Los afloramientos son
el resultado del calentamiento diferencial de las regiones polares y ecuatoriales que provoca
la formación de las corrientes ecuatoriales y los vientos. Por ejemplo, cuando el agua es
empujada en dirección norte hacia el ecuador, por los vientos procedentes del sur, es
desviada de la costa por el efecto Coriolis. Como la desviación aleja a las aguas
superficiales, están son reemplazadas por afloramiento de aguas más profunda y frías que
aportan un suministro de nutrientes a la porción de mar calientes e iluminadas. Como
resultado, las regiones de afloramiento son altamente productivas y soportan una abundante
comunidad de organismos. Debido a su alta producción, loa afloramientos son también
sustento de importantes pesquerías comerciales como la pesca de atún, la pesca de
boquerón de Perú y la pesca de sardina de Portugal. Otras zonas de alta producción son las
aguas costeras y los estuarios, donde la producción puede alcanzar los 380 g C/m 2 año. As
Las aguas turbias, ricas en nutrientes son las principales áreas de producción de peces
(Smith & Smith, 2001).
Las determinaciones muestran que una gran parte de la producción de la franja costeras
procede tanto del bento como de las aguas superficiales. Se desconoce la producción
bentónica en las zonas mas profundas del mar abierto. Una estimación de la producción
total del plancton marino es de 50Gt de materia seca por año; y si se incluye la producción
bentónica. La producción total podría ser de 55 Gt de materia seca por año (Smith & Smith,
2001).
Sin embargo, parte de la cadena alimentaria no comienza con el fitoplancton, sino con
organismos aun mas pequeños. Bacterias y protistas, tanto heterótrofos como autótrofos,
constituyen la mitad de la biomasa del mar y son responsable en gran parte del flujo de
energía en sistemas pelágicos. De manera que los nanoflagelados fotosintéticos (2-
20micras), pero también las cianobacterias y maclorofitos (0.5 > 2) son responsables en
gran parte de la fotosíntesis en el mar (Smith & Smith, 2001).
Figura 35.5 Red alimentaria y flujo de energía en un área del mar del Norte.
Es destacable el bajo rendimiento de energía para el hombre, 6.6 kcal/m2 año
frente a las 900 kcal/m2 año de la producción primaria.
<<El océano está contaminado>>, denuncio Thor Heyerdahl después de finalizar su viaje a
través del Atlántico sur en 1968, a bordo de la balsa de papiro Ra II. <<Durante semanas
de ruta>> escribió Norman Baker, navegante del Ra II << no hemos visto tierra, ni barcos
ni hombres; todo lo que vimos fue sus basuras, y las vimos todo el tiempo>>. Entre esta
basura había, flotando, manchas de petróleo. <<…Tan lejos como podía ver>>, continuaba
Baker, << debajo, así como a los lados, la capa visible del océano estaba enteramente
plagada de trozos flotante colgantes de petróleo espesado>>. Las condiciones no es que
hayan mejorado desde entonces; al contrario, han empeorado (Smith & Smith, 2001).
A pesar de los derrames naturales de los depósitos del fondo oceánico, tan solo desde que el
petróleo llego a ser la mayor fuente de energía, explotado transportada y empleada en todo
el mundo, se ha convertido en uno de los mayores contaminantes de los mares. Las
pérdidas en los corroídos oleoductos oceánicos, los errores en el manejo de la carga de
petróleo, los accidentes entre petroleros y remolques, el hundimiento de buques durante la
guerra, el lavado ilegal de los tanques, así como los vertidos y derrames desde la plataforma
de perforaciones situadas mar adentro, todo ello contribuye a aumentar el problema de la
contaminación petrolífera (Smith & Smith, 2001).
El aspecto de la contaminación por petróleo que acapara nuestra atención es el daño que
ocasiona en los ecosistemas costeros. Lamentamos los vertidos masivos de petróleo por
naufragios petroleros a lo largo de las costas, o las nefastas emisiones de petróleo de los
yacimientos de Kuwait. Mucho menos evidente, pero que a la larga comportan daños
mucho más importantes, son los perniciosos efebos del petróleo y otros contaminantes en
los océanos a escala mundial. Conocemos poco acerca del efecto que el petróleo tiene en el
bentos, donde entra en contacto directo con la vida de las profundidades, Sabemos que el
petróleo alcanza el fondo de bahías s y puertos destruyendo la sida del fondo, y que ciertas
fracciones de petróleo saludable en el agua son altamente toxicas para algunas forma de la
vida marina (Smith & Smith, 2001).
El problema se agrava por la presencia de otros materiales tóxicos en los mares. Los
océanos se han convertido en el gran basurero de todo el mundo. Sustancias toxicas de toda
clase- pesticidas, herbicidas y metales pesados, tales como el mercurio, cadmio, plomo,
cinc y cobre penetran en los océanos y se suman a los hidrocarburos disueltos procedentes
del petróleo. Estos agentes contaminantes, aunque en baja concentración, son extraños el
ecosistema marino, y algunos, como el mercurio se cumulan en la red trófica.
Particularmente sensibles a esta permanente contaminación son el fitoplancton, algunas
formas del zooplancton y los crustáceos. La contaminación inhibe la fotosíntesis, el
crecimiento y la división celular del fitoplancton marino, y afecta al crecimiento y
desarrollo del microzooplancton filtrador, así como a los primeros estadios de desarrollo de
otras formas de vida (Smith & Smith, 2001).
El impacto que tiene la contaminación marina apena ha sido estudiado, pero sabemos que la
contaminación en el Atlántico Norte ha provocado una disminución en el número de
especies del fitoplancton y del zooplancton. El efecto a largo plazo será una disminución de
la producción primaria en el océano, acompañada por una ruptura de las interacciones
tróficas (Smith & Smith, 2001).
La inmensidad y profundidad del océano, en gran parte fuera del contacto directo del
hombre, le hace un lugar apartemente ideal para depositar los desechos de la actividad
humana: aguas fecales, aguas procedentes de albañales, desechos industriales, basura. Los
vertidos de las aguas fecales de la ciudad de California a la plataforma continental han
contaminada una superficie de 3640km2 de fondo oceánico. Esta contaminación ha
degradado los invertebrados bentónicos han destruido los lechos de algas y causado
enfermedades de peces. El fondo de una superficie de 105 km2 de la ciudad de New York
está cubierto de un lodo negro toxico. El océano entero ha sido un lugar favorito para verter
muchos sólidos, incluyendo basura urbana, peligrosos materiales de construcción y chatarra
procedente tanto de coces como de proyectiles militares y viejos buques. Aunque parte del
material de chatarra sirve como arrecife y refugio para los peces, otros materiales son
venenosos o atrapan a mamíferos y aves (Smith & Smith, 2001).
Las regiones bentónicas profundas, siendo ya receptores de los desechos radiactivos de baja
intensidad, y debido a la relativa estabilidad de sus sedimentos, se contemplan como
posibles lugares seguros para depositar en ellas desechos altamente radiactivos de las
plantas nucleares. Dada nuestra ignorancia de la estructura y funcionamiento del bentos de
los mares profundos y la red trófica de las profundidades, no tenemos idea de los afectos y
los que tal actividad podría provocar (Smith & Smith, 2001).
CONCLUSION
Los océanos por ser tan extensos, en el pasado fueron considerados como un recurso
ilimitado y que se podía arrojar en ellos toda clase de desechos sin ninguna
consideración o consecuencia. Así pues, debemos comprender que los océanos son
parte esencial de nuestra biosfera: influyen en nuestro clima y afectan a nuestra
salud y nuestro bienestar.
A nivel global, las estimaciones de calentamiento proyectadas indican que el
incremento de la temperatura del mar provocará una reducción de las biomasas del
fitoplancton y del zooplancton.
A mayor intensidad de viento mayor altura de ola significante y a menor intensidad
de viento menor altura de olas
Los océanos aún siguen deparando sorpresas en sus hábitats más remotos y
extremos, en los que se están llevando a cabo constantes hallazgos.
RECOMENDACIONES
Bibliogrfía
Bembibre, V. (4 de 12 de 2008). Obtenido de BBC definiciones:
www.definicionabc.com/geografia/oceano.php
Smith, R. L., & Smith, T. M. (2001). Ecologia (4° ed.). Addison Wesley.
Smith, R., & Thomas. (2006). Ecologia . madrid: PEARSON Adision Wesley sexta edicion.