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¿Por qué todavía hay empresas que utilizan estrategias de gobierno de datos

obsoletas y antiguas herramientas en plena era digital en vez de actualizarse?


¿Cuál es la razón de que muchas veces las organizaciones resuelvan toda
cuestión en relación a la gestión de datos a golpe de inversión, en vez de centrarse
en las necesidades actuales de la organización? Las empresas se basan en la información
para completar los procesos de negocio más importantes relacionados
con la planificación, la gestión y el control en todas las áreas; y ello supone que el
gobierno de datos ha de considerarse como un asunto prioritario.
Los ejecutivos, en teoría, lo tienen claro; pero en la práctica comienzan a verse
los desajustes. Los principales indicadores de la falta de alineación con las
necesidades reales que impide poder avanzar en términos de transformación son:
1. Mínimo nivel de inversión en nuevas tecnologías: ¿cómo hacer frente
al flujo de datos sin la infraestructura adecuada? Hacer frente a la información
digital implica contar con los medios necesarios para ello y es preciso hacer una
elección tecnológica correcta y bien informada.
2. Visión limitada: es el ejemplo opuesto. Los negocios son conscientes del
dominio continuo de datos no estructurados sobre los estructurados. Pero muchos
de ellos resuelven esta cuestión de la forma menos recomendable, tratando
de estructurar la información automáticamente y armándose de las últimas
novedades en arquitectura y herramientas para lograrlo. De esta forma, están
obviando que existen alternativas, de menor coste, que les permitirían encontrar
el conocimiento que necesitan dentro de esa masa de datos sin necesidad de
automatizar su estructuración a granel.
Pero la gestión de la información requiere algo más, comenzando por cambiar el
diálogo y replantear el objetivo del control de la información. Y, para ello, las
organizaciones pueden actuar a tres niveles:
Estableciendo métricas específicas que ayuden a determinar la eficacia y el
rendimiento de los nuevos esfuerzos de inversión, en cuanto a integración de la
información y estrategia de gobierno de datos.
Garantizando el apoyo de todos los niveles de negocio, incluyendo a
los más altos, y su participación en la definición de la estrategia de gobierno de
datos, ya que, al fin y al cabo, es la alta dirección de una empresa la que obtiene
el mayor valor del control de la información.
Actualizando las reglas por las que se rige el gobierno de la información,
para orientarlo a la generación de valor, en vez de relegarlo a la mejora del
cumplimiento.

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