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El amor maduro… cuando dos almas sabias se encuentran.

Una ventaja que tienen los amores en la edad madura es que cada uno sabe muy bien lo
que quiere y lo que tiene para ofrecer al otro
Los amores maduros pueden parecer, a simple vista, iguales a cualquier otro, sin
embargo, para quienes lo viven, supone la culminación de la vida, el reencuentro de uno
mismo en otra persona con la cual se encaja en mente y corazón.
Lo más curioso es que surgen sin que nadie lo espere. Es común que muchas personas
hayan pasado por varios fracasos afectivos y que, incluso, llegaran a pensar en la idea
de poner una cerradura en su corazón para dejar de sufrir.
Sin embargo, como ocurre en muchos casos, cuando no se espera nada todo llega y, de
pronto, acontece ese encuentro casual, esa conversación sin importancia que, poco a
poco, va conectando mundos, universos enteros.
La madurez de alma, mente y corazón no la marcan los años vividos, sino el aprendizaje
obtenido y la sabia valoración que hayamos obtenido de ellos.
Dos almas que conectan con sus equipajes de vida, somos todo lo vivido, todo lo
sentido, valorado y perdido.
La memoria no olvida, la memoria trasforma e integra y los amores de antaño también
están en nuestra historia de vida.
La madurez permite, si hemos aprendido algo en la vida, relaciones sabias y plenas
donde la pareja acepta todo su pasado porque le ha servido para saber qué desea en el
presente, con quién lo desea y que es lo que ya no quiere y comprenden que para ser
pareja no hace falta coincidir en todo, sino respetar las diferencias.
Los amores en la edad madura tienen equipajes particulares, pero, lejos de esconderlos,
pueden hablar de ellos con la sabiduría de dos personas que se entienden y respetan el
pasado de cada uno.
No disponen de la juventud de la adolescencia, tampoco la desean, cada surco de su
cuerpo refleja su historia. Las parejas que han encontrado la felicidad en la edad madura
saben y entienden que están en el mejor momento de su vida, no añoran el pasado ni
temen al futuro solo tienen su “ahora”.
No hay mejor forma de disfrutar del presente que a través de un amor que nos ilusiona,
que nos une a la tierra y a nosotros mismos. Es como encontrar lo que siempre
habíamos deseado y por ello lo vivimos en plenitud
Hemos pasado ya por muchas etapas, podemos habernos casado o no, haber tenido hijos
o no, haber afrontado un divorcio o no.
Se dispone de una gran tranquilidad personal porque, al fin y al cabo, los años suman y
nos brindan la posibilidad de la sabiduría, y eso es un valor añadido que podrá hacer que
las relaciones, si elegimos tenerlas en la edad madura, se vivan de otra forma, más
plenas, más calmas,
A su vez, si damos el paso y decidimos iniciar una nueva relación llegada la edad adulta,
esa inyección de juventud nos invadirá por dentro, llenándonos de revoltosa ilusión,
pasión, ganas, proyectos y emociones muy vivificantes.
El amor no tiene edad, ni raza, ni color. Pocas cosas son tan universales como esas
almas que se iluminan estando una al lado de la otra para iniciar un camino en común.
Si bien es cierto que con los años la inteligencia y la reflexión caracterizan a la mayoría
de las personas, todos disponemos de ese interruptor sin edad llamado pasión, llamado
amor.
Esa dimensión maravillosa que se encuentra de forma casual y por la que merece la
pena luchar cada día.

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