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Los productos estructurados ganaron especial atención hace unos años pero son quizás

los grandes desconocidos dentro del rango de productos financieros que las entidades
ofrecen.
Un producto estructurado es una combinación de dos o más instrumentos financieros que forman una
sola estructura. Se trata de paquete único e indivisible que consiste en la unión de un producto
vinculado a tipos de interés más un derivado financiero o más de uno.
El derivado financiero está referenciado a un/os activo/s, al que se denomina activo subyacente, a un
plazo fijado de antemano. Existen multitud de activos subyacentes: índices bursátiles, acciones, tipos
de cambio, tipos de interés… La evolución del activo subyacente es la que condicionará la rentabilidad
del estructurado además de la devolución del importe invertido a vencimiento.
La incorporación del derivado financiero al estructurado, como parte integrante del producto, permite
aportar una rentabilidad fija o variable asumiendo un riesgo determinado durante la vida del producto
y/o a vencimiento, es decir el momento en el que finaliza el plazo.
Atendiendo al nivel de riesgo a vencimiento haremos una primera división:
• Productos estructurados con garantía de capital a vencimiento: serán aquellos que devuelven el
100% del capital invertido a vencimiento. En esta categoría entrarían los Depósitos
Estructurados. Están regulados por el Banco De España y están cubiertos por el Fondo de
Garantía de Depósitos.
• Productos estructurados con riesgo: serán aquellos que no tienen garantía de capital a
vencimiento y cuya devolución vendrá condicionada por la evolución del activo(s) subyacente
(s). En esta categoría se encuentran los Contratos Financieros. Están regulados por la Comisión
Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Según el formato utilizado a la hora de emitir un producto estructurado hablaremos de:
• Depósitos estructurados: con garantía de capital a vencimiento
• Fondos: con o sin garantía de capital a vencimiento
• Nota o Bono estructurados: con o sin garantía de capital a vencimiento
• Contrato Financieros: con riesgo de capital a vencimiento

El instrumento utilizado a la hora de la emisión determinará la naturaleza y riesgos inherentes,


fiscalidad, liquidez del producto y tipo de cliente al que va dirigido.
Así, los productos estructurados ofrecen una gran variedad, no solo en función de su naturaleza sino en
función de los activos en los que invierte, proporcionando exposición a diferentes mercados o
subyacentes según el perfil de riesgo que quiera asumir el inversor.
Sin embargo, no hay que dejar de tener en cuenta que son productos complejos, cuyos riesgos
inherentes pueden ser difíciles de comprender por el cliente. Otra particularidad de estos productos es
que tienen una liquidez restringida puesto que carecen de mercados secundarios para su venta. Es
importante además que el horizonte temporal del inversor coincida con el plazo del producto, aunque
muchas entidades emisoras como BBVA permiten la cancelación anticipada a precios de mercado.
En el entorno actual de tipos de interés, los productos estructurados se consolidan como una de las
alternativas más atractivas para los clientes que intentan optimizar y diversificar la rentabilidad de sus
ahorros. La flexibilidad a la hora de fabricarlos permite ajustar sus características (riesgo, plazos,
subyacentes, retribución…) al perfil de inversión del cliente.
También con motivo de los bajos tipos de interés actuales, la posibilidad de estructurar depósitos
garantizados se complica, por lo que previsiblemente la tendencia del mercado será ofertar productos
con algo de riesgo para satisfacer las demandas de los clientes que intentan mantener rentabilidades.

Los productos estructurados ofrecen una gran variedad,no solo en función de su


naturaleza sino en función de los activos en los que invierte

Productos Estructurados: ¿Qué son y dónde está la trampa?


por Miguel Angel Boggiano - 19-Mar-2017
Probablemente, todos hayamos oído hablar alguna vez de los productos estructurados. Muchos de
quienes lean esta nota incluso, seguramente tengan uno de estos productos en sus portafolios. Pero,
¿sabemos realmente lo que son los productos estructurados, cuáles son sus mitos y cuáles las trampas
de los bancos detrás de ellos? Casi con total certeza, podría decirles que muy pocos son los que
verdaderamente conocen en plenitud de qué se tratan y qué secretos esconden las instituciones
financieras a sus clientes.
Mucha gente tiene productos estructurados y ni siquiera lo sabe. Una hipoteca a tasa fija es un
estructurado; un activo que ofrece la mitad de lo que gane el índice acciones FTSE en 5 años o la
devolución del dinero, es otro estructurado. También lo son todos los bonos linkeados al oro o a otros
activos.
¿Qué son los productos estructurados?
Son instrumentos financieros compuestos por un gran número de activos diferentes en su interior. Es
decir que son un “paquete” con instrumentos adentro, pero el público en general sabe muy poco o nada
acerca de los instrumentos de los que se compone ese “paquete”.
En general los estructurados suelen tener las siguientes características:
• Horizonte fijo. Usualmente duran de 3 a 6 años.
• Los retornos están relacionados a un índice y se pagan al final.
• Habitualmente hay alguna protección de capital (si el índice cae durante la vida del producto,
los inversores no pierden el capital).
• Siempre hay una banco de inversion que los crea y gana con su comercialización.
Usualmente son ofrecidos por los bancos como productos poseedores de muchas ventajas y beneficios,
en comparación con los instrumentos tradicionales como acciones y bonos. En la práctica estos
beneficios no son tales y analizaremos uno a uno a continuación.
1. El mito de la protección del patrimonio
Dependiendo del tipo de producto, los bancos ofrecen esquemas de protección total o parcial del capital
inicial invertido. No es casualidad que esta cualidad sea una de las más destacadas por los bancos: los
seres humanos huimos del riesgo.
Pero, ¿cuál es el problema? Bueno, hay dos problemas. Uno es que a cambio de la prometida
protección del capital (y porque nada en este mundo es gratis) los bancos se llevan una gran parte de
los posibles ingresos futuros. Dicho de otro modo, esta supuesta protección es pagada con creces por
los clientes.
Otro problema es que la protección del patrimonio nunca es absoluta y completamente cierta.
La garantía de protección de capital la otorga un determinado banco (no necesariamente el que vende el
producto estructurado) y esto implica riesgo de crédito (si el banco asegurador quiebra, los clientes
pierden la protección). Entonces, en escenarios de crisis el riesgo de no poder recuperar el capital
invertido aumenta.
El mejor ejemplo es lo que pasó en la crisis hipotecaria de EEUU en 2008. Se armaron y vendieron
muchos productos estructurados a partir de hipotecas (“CDOs”) que fueron calificados como ultra-
seguros (“AAA”). ¿El resultado? Los mismos productos eran calificados como basura a fines de 2009.
Quien había otorgado la garantía de estos productos era casi siempre Lehman Brothers y toda esa
garantía se evaporó cuando el banco quebró.
2. De apariencia simple, pero de naturaleza muy compleja
Esta clase de productos son diseñados para tener una apariencia simple, pero sucede que dentro del
“paquete” contienen unos instrumentos muy complejos llamados genéricamente derivados exóticos.
Esto hace que la naturaleza del producto termine siendo mucho más compleja de lo que aparenta y trae
otras consecuencias aparejadas que trataremos a continuación. Habitualmente, ni el cliente ni el
banquero privado que ofrece el producto tienen una idea clara de lo que se está vendiendo.
3. Son muy difíciles de valuar con precisión
Del punto anterior se sigue que la mencionada incorporación de estos instrumentos muy complejos
(cuya valuación sólo es estimativa) hace que la valuación del “paquete” que los bancos venden sea una
tarea muy difícil.
4. Son muy caros
Al ser productos muy complejos y de una muy difícil valuación, esta circunstancia es explotada por los
bancos para cobrar un precio mayor por el producto al que debiera tener.
5. Son muy ilíquidos
El mercado secundario de este tipo de productos (donde se compran y venden los activos entre
particulares) es prácticamente inexistente y el inversor se encuentra atado al banco emisor hasta el
vencimiento. Prácticamente en todas las condiciones de mercado, especialmente aquellas adversas, el
valor del producto estructurado es menor a la suma del valor de sus componentes. Si el inversor desea o
se ve forzado a vender, sólo hay alguien que se lo comprará: el banco que se lo vendió. Y como es de
esperar, se lo comprará con un descuento importante.
Pero entonces, ¿por qué estos productos son tan exitosos?
Gran parte de su éxito se debe a la estrategia de venta de los bancos y no a la satisfacción de una
verdadera necesidad de los clientes privados.
Por último, les dejamos tres reglas fundamentales que deben tener en cuenta cuando el banco les ofrece
este tipo de productos:
• Regla #1: Los productos estructurados están diseñados para satisfacer una necesidad del banco,
no del cliente.
• Regla #2: Los productos estructurados están diseñados para que el inversor promedio no
entienda.
• Regla #3: Los productos estructurados están diseñados para mantener cautivo al inversor.

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