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OBJETIVO GENERAL

 Determinar la cantidad de microplásticos presentes en el atún.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Hacer un estudio comparativo entre dos poblaciones de control de peces atún para
determinar las diferencias en su desarrollo biológico frente a los microplásticos.

FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

¿Cómo influye la cantidad de microplásticos presentes en el atún en su desarrollo


biológico?

LÍMITES DE LA INVESTIGACIÓN

Los protocolos de extracción e identificación suponen una dificultad a la hora de


determinar la ubicación y cantidad de microplásticos en los organismos marinos y el agua
de mar. Normalmente los microplásticos se recolectan desde un barco con redes de
arrastre o tomando muestras en la playa, sin embargo, el uso de redes de arrastre como
método de recopilación de muestras puede dar conjuntos de datos difíciles de comparar.
Según la red de arrastre empleada se pueden recoger los plásticos más ligeros que andan
flotando en el agua, pero no los plásticos pesados que se encuentran sobre el lecho marino.
Identificar debidamente los microplásticos puede resultar complejo y requiere mucho
tiempo, a menudo es necesario que esta tarea se realice con un equipo especial y
empleando procedimientos de laboratorio; además algunas fibras parecen plásticas, pero
en realidad son algodón. Otro problema que puede surgir es la contaminación accidental
de las muestras de microplásticos por los plásticos en los barcos, la pintura, las redes de
arrastre o incluso el aire del laboratorio. Estandarizar los métodos de recolección,
investigación e identificación de los microplásticos ayudará a que los grupos científicos
puedan comparar con mayor precisión los resultados de los distintos estudios.
CAPÍTULO II

1. MARCO TEÓRICO

1.1. Antecedentes de la investigación

La presencia de restos de plásticos en el medio marino es un problema mundial


reconocido y la ingesta de microplásticos por los organismos marinos está
muy generalizada. Un estudio señala que al menos 170 especies de vertebrados
e invertebrados marinos ingieren restos antrópicos (que no tienen origen
natural sino que provienen de objetos fabricados por el ser humano) (Vegter
et al., 2014). No obstante, dado que el campo de la investigación de
microplásticos es relativamente nuevo, es importante señalar que todavía están
en fase de desarrollo y se deben estandarizar los métodos para aislar,
identificar y documentar la contaminación por plásticos (Koelmans et al.,
2015). Es difícil llevar a cabo estudios cuantitativos para monitorizar el
número de microplásticos en el intestino del pescado y marisco recolectado
(ver recuadro), además los resultados varían de un estudio a otro.
Según los análisis de las muestras de campo publicados en las revistas
científicas el número va de cero a 21 microplásticos por individuo (Lusher et
al., 2016; Rochman et al., 2015; Lusher et al., 2013), pero estas cifras no son
ni mucho menos definitivas. Ahora que se ha establecido la presencia de
microplásticos en distintos organismos marinos, los estudios científicos se
centran en el impacto que estos tendrán en dichos organismos. Tras un análisis
científico se identificaron los siguientes polímeros en el tejido de los
organismos marinos: polipropileno, polietileno, resina alquídica (se emplea en
la pintura y otros revestimientos), rayón, poliéster, nylon y acrílico, poliamida,
poliestireno, tereftalato de polietileno (PET) y poliuretano (Neves et al., 2015;
Rummel et al., 2016). En el hemisferio norte, especialmente en Europa y
Estados Unidos, se han realizado más estudios que en el hemisferio sur aunque
esta tendencia está empezando a cambiar. Por ejemplo, uno publicado este año
analizaba la contaminación por microplásticos en los mejillones criados en el
mar en São Paulo, Brasil (Santana et al., 2016). También China ha aumentado
el número de estudios que publica sobre microplásticos (Li et al., 2016; Li et
al., 2016b). Sin embargo, son menos los datos procedentes de Asia, África o
el Polo Norte y Sur. Aún así, dado que se han encontrado microplásticos
flotando en las aguas del Ártico, Antártida, Atlántico, Pacífico e Índico, así
como en los sedimentos de alta mar, es razonable concluir que la presencia de
microplásticos en el mar está muy generalizada (GESAMP, 2015).

Un estudio portugués halló microplásticos en el 19,8% de 263 pescados de 26


especies comerciales (Neves et al., 2015).

En una muestra de campo obtenida mediante arrastre el 36,5% del pescado


capturado en el canal de la Mancha contenía polímeros sintéticos. El estudio
no analizó el efecto de la ingesta de microplásticos sobre los peces. Los autores
sugieren que es probable que los peces se comieran los microplásticos al
alimentarse de forma natural (Lusher et al., 2013).

Un análisis de 121 peces individuales, incluyendo especies comerciales como


el pez espada, el atún rojo del Atlántico y el atún blanco del Mediterráneo
central, reveló que el 18,2% de las muestras contenía residuos de plástico
(Romeo et al., 2015).

Un grupo de investigación con base en Estados Unidos analizó los peces


salvajes capturados para ser vendidos en el mercado para consumo humano en
dos zonas geográficas distintas: Makassar (Indonesia), y California (Estados
Unidos). Según el estudio el 28% del pescado capturado en aguas indonesias
y el 25% del pescado capturado en aguas estadounidenses contenían residuos
antrópicos. Todos los residuos encontrados en el pescado indonesio eran de
plástico, mientras que los residuos del pescado estadounidense eran
principalmente fibras (no se analizaron, por lo que se desconoce si eran
plástico o algodón) (Rochman et al., 2015)

Los pequeños organismos marinos que ingieren partículas plásticas pueden


transferirlas en parte o en su totalidad a la cadena alimenticia. En un estudio
de campo donde se recolectaron peces que se alimentaron de plancton
procedente del giro del Pacífico norte, se observó que el 35% del pescado
recolectado contenía fragmentos de plástico. Los peces que se alimentan de
plancton suelen ser el alimento de otros peces de la cadena alimenticia, por
tanto, la contaminación por plásticos puede afectar a depredadores como el
atún o calamar que se alimentan de peces más pequeños (Boerger et al., 2010).

En una muestra de 290 peces capturados en el mar del Norte y el Báltico, el


5,5% del intestino de los peces contenía plásticos. Los análisis mostraron que
el 40% de los plásticos eran polietileno. Otros tipos de plásticos encontrados
fueron: poliamida (22%), polipropileno (13%), así como poliestireno,
tereftalato de polietileno (PET), poliéster, poliuretano y caucho en porcentajes
más bajos (Rummel et al., 2016).

Tras examinar el contenido del estómago de 141 peces de 27 especies


capturadas en el giro subtropical del Pacífico Norte se descubrió que el 9,2%
contenían microplásticos. El pescado capturado consume principalmente
zooplancton por lo que los autores creen que es posible que los microplásticos
entraran en la cadena alimenticia a través de sus presas (Davison & Asch,
2011).

En un estudio sobre la langosta noruega (Nephrops norvegicus) se descubrió


que el 83% de la muestra capturada mediante arrastre en el mar de Clyde
contenía filamentos de plástico en el estómago. Los investigadores
concluyeron que se podía acumular plástico en las langostas ya fuera por
consumirlo de forma accidental o por - que las langostas comieran animales
contaminados por plásticos (Murray & Cowie 2011).

En el Atlántico norte el 11% de una muestra de campo de 761 peces


mesopelágicos habían ingerido pequeñas cantidades de residuos plásticos
(Lusher et al., 2016).

Se han descubierto microplásticos en el mejillón marrón del estuario de Santos


en São Paulo, Brasil (Santana et al., 2016) y en el mejillón común (Mytilus
edulis) en la costa de China continental (Li et al., 2016b).

Asimismo, se encontraron microplásticos en el mejillón común (Mytilus


edulis) del mar del Norte y en la ostra japonesa (Crassostrea gigas) del
Atlántico. Ambas especies se habían cultivado para consumo humano (van
Cauwenberghe & Janssen, 2014).
1.2. Bases teóricas

Plásticos

Se calcula que los plásticos suponen entre el 60-80% de la basura marina


(Derraik, 2002).

Se desconoce la cantidad exacta de plásticos en los mares, pero según un


modelo teórico cuantitativo esta cifra sería de alrededor de 5,25 billones de
fragmentos de plástico, lo que supone alrededor de 268.940 toneladas de
plásticos flotando en el mar, sin incluir los trozos de plástico que hay en el
fondo marino o en las playas (Eriksen et al., 2014). Estudios más recientes
señalan que esta cifra puede ser más alta y que podría llegar a más de 50
billones de plásticos (van Sebille et al., 2015). No obstante, en la práctica es
imposible verificar con exactitud cualquier estimación.

La gran cantidad de plásticos de todo tamaño que hay en el medio marino es


especialmente preocupante debido a su persistencia en el medio ambiente y a
su facilidad para dispersarse.

Desde los años sesenta informes científicos y anecdóticos han explicado los
efectos que tienen los grandes trozos de plástico en las aves, los peces y los
mamíferos marinos.

Sin embargo, ahora el foco está en otro problema, los microplásticos. Este tipo
de plástico tiene menos de cinco mm de diámetro o de longitud y tiene forma
esférica, de fragmento o filamento. Los microplásticos pueden ser primarios
o secundarios, los primarios se fabrican en ese tamaño, por ejemplo, los pellets
(bolitas de plástico de preproducción o microesferas) que se conocen con el
nombre de granza. Mientras que los secundarios son macroplásticos que se
han degradado por su exposición al viento, las olas o la luz ultravioleta. El
impacto que los microplásticos pueden tener sobre el medio ambiente marino
está atrayendo la atención de los investigadores científicos, los Gobiernos, las
organizaciones benéficas, los grupos de consumidores y las organizaciones
ecologistas.
Mecanismos de asimilación de microplásticos en peces

Las especies marinas ingieren los microplásticos de distintas formas: los


mejillones y las ostras al alimentarse por filtración; los cangrejos los inspiran
a través de las branquias e ingieren a través de la boca; al igual que los peces.
Para los animales que se alimentan por filtración la ingesta de plásticos es un
proceso no selectivo. Sin embargo, para aquellos organismos cuyo método de
alimentación es más selectivo, como por ejemplo los peces, los microplásticos
se puede asimilar a través de la ingesta de presas contaminadas o al ingerirlos
accidentalmente cuando se confunden con alimento. Es posible que algunas
especies elijan los microplásticos como alimento (Rummel et al., 2016; Lusher
et al., 2016).

Un estudio publicado este año sugiere que cuando hay microplásticos en


abundancia es posible que las larvas de perca (Perca fluvialitis) que acaban de
eclosionar prefieran los microplásticos a su dieta natural de zooplancton
(Lönnstedt & Eklöv,2016).

Otro problema es la posible transferencia o acumulación de microplásticos en


la cadena alimenticia al ingerir los depredadores-presas contaminadas.

Por ejemplo, Mazurais et al., (2015) sugieren que si los organismos que se
encuentran por encima de la lubina (Dicentrarchus labrax) en la cadena trófica
consumen lubina, los microplásticos se pueden acumular en los depredadores.
Hay que destacar dos problemas: la acumulación física de microplásticos en
la cadena trófica y su posible contribución a la acumulación de contaminantes
químicos. Entre los estudios que analizan la transferencia de microplásticos en
la cadena alimenticia se encuentran:
Pescado

En un ensayo de laboratorio se observó que los microplásticos del tracto


gastrointestinal del mújol (Mugil cephalus) se habían mudado al tejido del
hígado (Avio et al., 2015).

En un experimento se alimentaron polluelos de pardela canosa con pellets de


resina de polietileno recogida en el parque costero de Kasai en la Bahía de
Tokio; a los pájaros también se les alimentó con pescado salvaje. Se
encontraron bifenilos policlorados (PCB) en el pescado con el que se alimentó
a los polluelos ya que los peces ingieren PCB a través de sus presas (como por
ejemplo los copépodos). Según el estudio los bifenilos policlorados se
pudieron transferir del plástico contaminado a los pájaros. Las aves marinas
se pueden ver expuestas a estos contaminantes al comer presas contaminadas
(peces), pero se debe seguir estudiando el impacto de estas sustancias químicas
(Teuten et al., 2009).

En otro ensayo de laboratorio se investigó la transferencia de microplásticos


en tres niveles de la cadena trófica para ver los efectos que estos tenían en el
pez depredador del nivel más alto. Comparados con los peces de la muestra de
control, los peces que se habían alimentado con microplásticos se pasaban más
tiempo alimentándose, eran menos activos, dedicaban más tiempo a estar
juntos en el banco de peces y menos tiempo y energía a explorar el tanque
(Mattsson et al., 2015).

Bivalvos

En otro estudio se alimentaron cangrejos de mar común (Carcinus maenas)


con mejillón común (Mytilus edulis) contaminado por microplásticos; 21 días
después de la ingesta de mejillones contaminados se observaron
microplásticos en los cangrejos, según los autores esto indica que los
microplásticos puede viajar a través de la cadena alimenticia, de la presa al
depredador. A su vez esto indica que el cangrejo común (C. maenas) puede
transferir los microplásticos a un depredador (Farrell & Nelson, 2013).
• El mejillón común (Mytilus edulis) se alimenta por filtración y se ha
demostrado que acumula pequeños microplásticos de entre 3 μm y 9,6 μm.
Los microplásticos que se acumulan en el intestino viajan al sistema
circulatorio a los tres días y permanecen en el mejillón más de 48 horas. La
exposición a corto plazo no tuvo ningún efecto negativo biológico (Browne et
al., 2008).

Langosta

En un ensayo de laboratorio se alimentaron con peces contaminados por


plásticos a langostas noruegas (Nephrops norvegicus) que habían sido
capturadas en el mar de Clyde y metidas en tanques. 24 horas después todas
las langostas tenían plásticos en el estómago, los autores señalan que es
posible que el plástico se pueda acumular a lo largo del tiempo (Murray &
Cowie, 2011).

Zooplancton

En un ensayo de laboratorio se alimentó a misidáceos (pequeños crustáceos)


con zooplancton contaminado por microplásticos. Se observó que los
crustáceos habían ingerido los microplásticos, esto indica una posible
transferencia en la cadena trófica a través de los depredadores que ingieren
presas contaminadas por plásticos (Setälä et al., 2014).
Las consecuencias físicas y químicas de consumir microplásticos

En un ensayo de laboratorio en que se alimentó a lubinas (Dicentrarchus


labrax) con pienso contaminado con plástico (PVC), se observó que tras 90
días el tracto intestinal del 50% de los peces alimentados con pellets no
contaminados y del 50% de los peces alimentados con pellets contaminados
sufría severas modificaciones. Mientras que el otro 50% de la muestra sufría
marcadas alteraciones del tracto intestinal (Mazurais et al., 2015).

Es posible que para los organismos marinos las consecuencias de ingerir


microplásticos dependa de su especie o etapa de desarrollo; por ejemplo, los
huevos, larvas y organismos marinos jóvenes son más vulnerables que los
adultos. Los autores de un estudio realizado con alevines concluyeron que los
microplásticos afectan tanto química como físicamente a la salida del
cascarón, así como al desarrollo de las huevas y larvas de la perca europea ya
que afectan su actividad, alimentación y respuesta ante la amenaza de
predadores (Lönnstedt & Eklöv, 2016).

Cuando el cangrejo común de mar (Carcinus maenas) o el copépodo Calanus


helgolandicus ingieren microplásticos su ritmo de alimentación disminuye,
tienen menos energía y eclosionan un número menor de huevos. C.
helgolandicus es una especie vital dentro de la cadena trófica marina ya que
de ella se alimentan peces e invertebrados (Cole et al., 2015b).
Los microplásticos y los contaminantes tóxicos asociados al plástico pueden
igualmente afectar a la cadena alimenticia si son ingeridos por organismos en
niveles tróficos inferiores. El gusano Arenícola marina es muy importante a la
hora de remover el sedimento oceánico. En un experimento (Wright et al.,
2013) los gusanos tuvieron una reacción inflamatoria frente a la exposición a
largo plazo al policloruro de vinilo no plastificado (PVC-U) lo que provocó
que se alimentasen menos y tuvieran la mitad de energía. Como resultado se
redujo el crecimiento y reproducción de los gusanos, al igual que la rotación
del sedimento, lo que puede afectar al ecosistema oceánico.
Toxicología: la adsorción, liberación y filtrado de contaminantes hacia y
desde los microplásticos

Los estudios científicos demuestran el efecto toxicológico que pueden tener los
aditivos plásticos (sustancias químicas que se añaden al plástico original) que se
filtran de los microplásticos, por ejemplo, el bisfenol A (BPA), un conocido
compuesto disruptor endocrino (J. Michałowicz 2014; Pérez-Lobato, R. et al.
2016). Los nonifenoles afectan al sistema endocrino (Soares et al. 2008) y los
difeniléteres polibromados pueden tener efectos tóxicos biológicos (Darnerud
2003).
Adsorción: Una vez que los plásticos tienen un tamaño microscópico, ya sea
porque se fragmentaron de un trozo más grande o porque se fabricaron
deliberadamente como microesferas, pueden atraer o adsorber del agua marina
contaminantes persistentes, bioacumulativos y tóxicos como por ejemplo los
contaminantes orgánicos persistentes (POPs). Los contaminantes orgánicos
persistentes son sustancias químicas sintéticas y tóxicas como los plaguicidas o
los productos industriales que son resistentes a la degradación y se pueden
bioacumular en el tejido. Su presencia en el medio ambiente, así como sus efectos
en las personas y en la fauna y flora, están bien documentados (ver tabla 1).

Los estudios señalan que los polímeros como el polietileno, polipropileno, nylon
y el policloruro de vinilo plastificado tienen más probabilidad de acumular
contaminantes orgánicos persistentes (UNEP/GPA 2006; Convenio de
Estocolmo) mientras que es menos probable que los polímeros no plastificados,
como el policloruro de vinilo y el poliestireno, acumulen altas dosis de
contaminantes orgánicos persistentes (Syberg, 2015). Según un estudio el
polipropileno puede acumular ciertos componentes tóxicos un millón de veces o
más que el agua marina que le rodea. Sin embargo, todavía se desconoce en qué
medida dichos contaminantes se transfieren de los plásticos ingeridos a los tejidos.
Por consiguiente, las partículas de plástico son una de las formas en que las
especies marinas y por tanto los humanos se pueden exponer a las sustancias
químicas peligrosas a pesar de que algunos modelos indican que para algunas de
estas sustancias químicas la vía principal de contaminación actual son las presas
contaminadas (Koelmans et al. 2016).

Durante los ensayos de laboratorio es imposible recrear al 100% la exposición a


sustancias químicas tal y como la experimentan las especies marinas en su entorno
natural. No obstante, gran parte del conocimiento que se tiene en la actualidad
sobre la interacción entre microplásticos, contaminantes químicos y organismos
procede necesariamente de dichos ensayos. Por ejemplo, los ejemplares de pez
arco iris australiano (Melanotaenia fluviatilis) que estuvieron durante 21 días
expuestos bajo condiciones controladas a microplásticos contaminados con PBDE
(polibromodifeniléteres), un producto químico retardante de llama bromado,
contenían niveles significativamente más altos de estas sustancias químicas que el
grupo de control. Cuando la exposición fue más larga (63 días) mayores fueron
los niveles en los peces (Wardrop et al., 2016). En otro estudio reciente, se expuso
a la lubina (Dicentrarchus labrax) a microplásticos que se habían sumergido en el
puerto de Milazzo, Italia, durante tres meses para imitar la adsorción natural de
contaminantes del agua de mar. Tanto los intestinos de los peces que se habían
alimentado con los plásticos contaminados como los de aquellos que se habían
alimentado de microplásticos “limpios” se vieron gravemente afectados, esto
indica que incluso los microplásticos sin contaminar puede tener un efecto
negativo sobre la salud de los peces (Pedà et al., 2016).

Todavía no tenemos un conocimiento total de cómo actúan los microplásticos al


degradarse por el paso del tiempo y la acción de los elementos o de su afinidad
por los contaminantes (Teuten et al. 2009).

Los efectos de los microplásticos en la salud humana:

Dada la presencia generalizada de microplásticos en las especies marinas de


consumo humano (especialmente las especies donde se come toda la carne blanda
como los mariscos) es inevitable que las personas que los consumen ingieran al
menos una pequeña cantidad de microplásticos. Aunque se ha intentado calcular
la cantidad de microplásticos que llega a los humanos, la exposición a los
microplásticos variará enormemente de unas personas a otras y puede que en la
práctica continúe resultando difícil cuantificar la exposición. Galloway & Lewis
(2016) identificaron distintos posibles problemas relacionados con la salud
humana y la ingesta de microplásticos procedentes de pescados y mariscos,
incluyendo la interacción directa entre los microplásticos y las células y tejidos
humanos, así como su potencial para ser una fuente significativa adicional de
exposición a las sustancias químicas tóxicas debido a su gran superficie y a su
propensión a adsorber y filtrar contaminantes y aditivos. Debido a la falta de datos
y conocimientos científicos es difícil evaluar el nivel de riesgo para la salud
humana. Un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) concluye que los microplásticos del pescado y marisco no
suponen actualmente un riesgo para la salud humana. No obstante, una
publicación de 2016 el PNUMA también señala la escasez de datos y el
desconocimiento actual, recalcando especialmente la falta de datos empíricos para
evaluar la probabilidad de que los contaminantes se transfieran a la carne del
pescado y por tanto los depredadores la pueden consumir, incluyendo los
humanos. La publicación del PNUMA concluye que sigue habiendo una enorme
falta de conocimientos sobre el futuro y toxicidad de los microplásticos en los
humanos, asimismo apunta el potencial que tiene la superficie de los
microplásticos para transportar y diseminar aquellos patógenos que son relevantes
para las enfermedades humanas. Muchos de los aditivos y contaminantes
químicos relacionados con los microplásticos o que se acumulan con facilidad en
la superficie de estos están significativamente relacionados tanto con la salud
humana como con la de la fauna y flora. La tabla 1 enumera varias sustancias
químicas, así como los riesgos toxicológicos asociados a su exposición,
independientemente de cómo la persona se exponga a ellos. La literatura médica
sirve como guía para determinar los posibles efectos que puede tener en los
humanos la ingesta de microplásticos, especialmente aquellos en la menor (nano)
escala. Según la literatura médica cualquier célula puede absorber las
nanopartículas inferiores a 100 nm a través de la endocitosis, pero las
nanopartículas superiores a 100 nm se asimilan por fagocitosis (por un
macrófago). Otros aspectos a tener en cuenta respecto a la posible toxicidad de las
partículas plásticas en los humanos es el tamaño y forma de la basura plástica
(esférica, triangular, con forma de vara) así como las consecuencias por la
acumulación de un número elevado de partículas (Ojer et al., 2015).
1.3. Definiciones conceptuales

MICROPLÁSTICOS

ADSORCIÓN

DESORCIÓN

FILTRACIÓN
1.4. Hipótesis

Los microplásticos presentes en el Atún retrasan su metabolismo debido a


que estos quedan atrapados en su tracto digestivo.

1.5. Variables dependientes e independientes

V. DEPENDIENTE: Tiempo de desarrollo del Atún


V. INDEPENDIENTE: Cantidad de microplásticos

1.6. Operacionalización de las variables


MATRIZ DE CONSISTENCIA

TITULO:
ESTUDIO NUMÉRICO Y EXPERIMENTAL DEL EFECTO SOBRE LA DUCTILIDAD DE UN MURO DE ALBAÑILERIA
CONFINADA FRENTE A LA ADICIÓN DE ELEMENTOS DE REFUERZO DIAGONALES
PROBLEMA OBJETIVO HIPOTESIS METODOLOGÍA
1. Problema principal 2. Objetivo general 3. Hipótesis general. 4. Tipo de Investigación.
¿Cuál es la influencia en la Determinar el porcentaje de El uso de refuerzo diagonal con
incremento en la ductilidad de De acuerdo a los propósitos de la
ductilidad de un muro de alambres N° 16 en muros de
un muro de albañilería confinada investigación y a la naturaleza de la
albañilería confinada frente a la albañilería confinada puede
por adición de elementos de
investigación se empleará la forma descriptiva
adición de alambres N°16 refuerzo. aumentar el porcentaje de
– Explicativa.
colocados en las direcciones ductilidad del muro hasta en un
diagonales del muro? 30%.
1.1 Problemas Secundarios. 2.1 Objetivos Específicos. VARIABLES 4.1.Población

•Determinar la mejor posición y


Colocación en la práctica del Variable dependiente Edificio de 5 pisos de albañilería confinada.
técnica para colocar los
acero de refuerzo diagonal. elementos de refuerzo al muro de 4.2 Muestra
albañilería. Ductilidad del muro
de albañilería confinada Muro de albañilería confinada a escala para
sometida a cargas sísmicas. •Realizar un modelo a escala en Variable independiente ensayo en laboratorio.
laboratorio para comparar los
resultados con los obtenidos de la
Número de varillas de alambre
modelación numérica.
n°16

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