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El TEJIDO COMO ESCRITURA

Y EL ORDEN FEMENINO
Marta López Castaño
Consejería Presidencial
para los Derechos Humanos
Tal como lo comprendió Hornero no se vuelve atributo de
en la Odisea1, Penélope teje y d esteje, las grandes diosas espe-
haciendo uso del tiempo para con- cialmente de las teo-
cebir la salida frente al acoso que le gonias lunares. Serían
tienden los pretendientes. Penélope esas diosas selénicas las
al modo de las tejedoras, sabe del que hubieran inventado la
poder que el tejido propone a las profesión del tejedor y son
manos femeninas, toda vez que esa famosas en el arte del
otra piel que es el tejido, se incerta tejido"2.
en el misterio de las horas. El regre-
so de Odiseo a Itaca es ya una mara- De hecho, la relación con la
ña de incertidumbre, y la esposa luna que rige el ciclo
modela el trofeo de su cuerpo por femenino y las mareas es
vía del sacrificio como conviene a la relevante cuando se des-
opción admitida, para conjurar el ENCICLOPEDIA DE LABORES DE SEÑORA
entraña el proceso variable
caos que se cierne sobre la tierra que circunscribe el orden de los
huérfana del legislador ausente, el ver propicio de los ciclos, la figura cambios, o el círculo del tiempo
padre aventurero. La mujer, fiel a la repetida de la eternidad que el teji- que evoca el retorno, la muerte y el
espera de su amor sin fronteras urde do vindica, que propone el juego. renacimiento. Antes del calendario
el ingenio que brota de sus ded os, el solar estaba el ciclo femenino, el
sendero entre los hilos desarma y Gilbert Durand nos dice : cultivo y la fertilidad de la tierra
opciona la vía que borda el infinito. regido por la luna: "el celeste
Podríamos hablar del poder pa- "Los instrumentos y productos del tesoro de la rueda" que bebía el
triarcal de la sentencia, podríamos tejido y del hilado son universal- astro3. Doble encarnación de vida y
señalar el rigor de una ley sin histo- mente simbólicos del devenir. Hay, destrución la Itshar babilónica en-
ria que hace de la sujeción femenina por otra parte, una constante conta- carnaba las fases de la vida. Las
un lugar del infortunio, pero lo que minación entre el tema de la hilan- Moiras que hilan el destino poseen
aquí veremos -la propuesta a desa- dera y de la tejedora, al repercutir esa duplicidad del carácter lunar
rrollar- es mas bien, la ingeniosa por otra parte en los símbolos del expreso en el movimiento circular
forma, esa magia paciente de vestido, del velo. Tanto en la mito- de la rueca que gira. El girar conti-
Penélope que urde como ardid en- logía japonesa o mexicana como en nuo del huso está engendrado por
tre sus manos, el misterio que forja el Upanishad o en el folkore escan- ese movimiento alternativo y rítm i-
del devenir: Penélope es la tejedora dinavo, se encuentra este personaje co producido por el arco o el pedal
que diariamente pospone el objeto, ambiguo, a la vez atadora y dueña del torno.
su no proyecto, dad a la perseveran- de los lazos. Przyluski hace derivar
cia de su empresa evita así el térmi- el nombre la Moira. Átropos del Tejer implica abrir desde el centro,
no, la conclusión que cierra el suce- radical altro, emparentado de cerca la onda en espiral cuya metáfora
so de la espera. La obra evocada en con Atar, nombre asiático de la gran galáctica remeda el ciclo de los as-
el propósito mantiene abierto el rit- diosa. El huso y la rueca con los tros. El destino es allí evocado, des-
mo insondable del tiempo, ese vol- cuales las hilanderas hilan el desti- tino se deriva del indoeuropeo ven

1Ver el pasaje de Hornero en La Odisea IV, traducción de Luis Segalá y Estatella , cuando Penélope espera tejiendo -destejiendo en regreso de su esposo
Odiseo a Itaca-.
2Durand, Gilbert. Las estructuras simbólicas del imaginario. Editorial Taurus, Madrid, I982, pág 306.
3Ver al respecto el texto G.S. KírK, El mito. Barcelona, Paidos studio, 1970, pág 170 y ss.
que quiere decir girar e involucra el ta del contacto y mantiene toda su primera otra piel, el bordado inicial
suceder aludido. Porque el poder vitalidad hasta ahora. de significación que provee un re-
cósmico inapelable es un hilo que conocimiento, que da razón de un
se hace y deshace. La comparación entre el tejido y la lugar de identidad, un sí mismo
escritura es un asunto dado en los previo a la constitución de un yo
El tejido está además asociado al análisis. Escritura viene de la pala- devenido y la idea de lo real que él
hecho tranquilizador que el hilo bra griega "graphein" o de la latina instaura. Se trata aquí de una forma
dispone, ese lazo que encontramos "scribere", que corresponde más expresiva anterior a la palabra, don-
en medio del abismo y que ata o bien, a la idea de grabar o tallar, el de el paisaje habitado hecho con el
retiene la caída, es diríase un sím- buril sobre la piedra, sobre el metal rojo de la sangre se porta expreso
bolo de continuidad, un dispositi- o la arcilla, era ya un trabajo como talismán en el cuerpo, el pro-
vo de salida al modo del laberinto dispendioso y requiería la destre- verbio mágico que asegura un con-
griego que propone Ariadna ante za, la tarea de llenar uno a uno el venio al desenlace o preserva em-
Teseo4, es un ritmo productivo que espacio en blanco, la acción de tapar, pero la carne de una posible funesta
se opone al desgarramiento como a de recubrir, es un proceder pacien- alusión. Como en los indios Bororo
la ruptura y que repara o reúne dos te ante el vacío. Con estas caracte- en el Brasil o las mujeres Cunas en
partes separadas. El mundo diurno rísticas, sólo puede haber una com- Colombia y Panamá, el rostro he-
y nocturno se reencuentran en el paración o un símil con el tejido. Se ráldico, pintado en trasversal, re-
tejido como apartes de un hito con- trata entonces, de construirse otra presentó la primera investidura de
venido donde la continuidad está piel, un velamen de sentido frente la piel, donde el sentido proyecta
implicada, sólo hay una aparente al frío o la desnudez, cuya referen- las líneas de una grafía que permite
separación entre la vida y la muer- cia aterradora nombra lo insonda- leer los visos de su más clara defini-
te, entre la noche y el día entre el ble. La escritura al igual que el teji- ción. Podríamos decir, haciendo una
mundo de la conciencia y el orden do, circunscriben el dato del con- conversión, que "el tejido es la piel
ignorado de los sueños, o el trazo tacto, la primera categoría del calor del alma".
imaginado entre los sexos que el que provee una instancia de seguri-
Yin y el Yan suscriben, cuando se dad, que nombra una primera ra- Después diríase vino el lenguaje, y
engendran recíprocamente; todas zón de confianza proporcionando como lo anota Leroi-Gourhan: "El
estas recurrencias simbólicas incon- abrigo. lenguaje más antiguo tenía una fun-
testables subtienden el nudo de los ción sagrada, las primeras unida-
lazos que emulan el destino. Antes de hablar nos dice Derrida: des significativas habladas estaban
El simbolismo textil gira en torno al "Los hombres se inscribían el cuer- proferidas por un recitante que al
gran misterio del tiempo, el péndu- po en plena carne"6; el tatuaje es la mismo tiempo designaba con un
lo de la diferencia y la repetición gesto las figuras pintadas corres-
son díñase la grafía escondida del pondientes a la ocasión de las pro-
tejido, como desde la entraña de la cesiones solemnes que celebraba la
mola, el color interior se exterioriza TEJER IMPLICA ABRIR tribu en templos y cavernas "7.
sobre la pizarra de un fondo sem- DESDE EL CENTRO, LA
brado de signos, las figuras: chu- ONDA EN ESPIRAL Es este lenguaje gestual una segun-
chumor, la mariposa; la kurkurmor da forma expresiva en relación con
CUYA METÁFORA
que pinta el calabazo, 5 están hechas la escritura que le precede, donde la
con la materia del tiempo que pal- GALÁCTICA REMEDA palabra se profiere en presencia de
pita en el frescor del arte cuna, ofi- EL CICLO DE la cosa designada no en ausencia de
cio femenino fundamental que bro- LOS ASTROS. ella, allí la cosa no es una cosa sino
un símbolo. Más tarde todas/os

4 Ver Ovidio Nason, Metamorfosis, 8174 y siguientes, donde se narra la aventura de Teseo enfrentado al minotauro, Ariadna le facilita el hilo que
conduce la salida del laberinto.
5 Nombres de las figuras tejidas en las molas. Ver Friedemann de, Nina S y Arocha, Jaime. Herederos delJaguaryla anaconda,. Bogotá, Carlos
Valencia Editores, I982, pág, 275.
6 Derrida, Jaques. De la gramatología, Buenos Aires Siglo XXI, 1971.
7 Leroi-Gourham. Le geste et la parole. Vol II. París, Albin Michel, I965, pág II7.
sabemos, los signos reemplazan a LA CATEGORÍA DEL dación. Los agujeros del tejido pre-
los símbolos y se produce así, toda ceden, marcan la afinación .
CONTACTO, ESTÁ PRE-
la arbitrariedad disyuntiva del len-
guaje que conocemos. Se lleva a SENTE TANTO EN LA Como diría un proverbio Beréber
cabo el reemplazo efectivo de la ESCRITURA COMO "Si lo que tienes que decir no es más
cosa por la palabra,y es ella final- EN EL TEJIDO Y bello que el silencio cállate pues",
mente, quien se encarga de suplir la de ahí entonces el lúgubre caminar
ausencia con una produción de lo CORRESPONDE A del desierto sin palabras que hace el
real que desde entonces no ha para- UNA ESFERA DE LOS mapa del tiempo, de ahí esa ob-
do de adecuar su mirada sobre el SENTIDOS DONDE EL secada filigrana de los tapices que
mundo, dando a ver la verdad del identifica los pueblos del Mahgreb
lenguaje o ese trasfondo de presen- TACTO EXPRESA, TODA LA y que de alguna forma en ellos, ha
cia que dispone de la costatación de CONVERSIÓN PRIMERA DE moldeado el sin fin del desierto
lo visible sobre lo invisible y de LA FORMA FRENTE A LA como apuesta muda del peregrinaje
todo aquello nocturno que desco- nómada. Porque es este espacio
ALTERIDAD.
nocemos. abierto el que hermana el ciclo, el
tejer del nómada se territorializa
La categoría del contacto, está pre- abismal de la vida: "ella siempre extendiéndose como una alfombra
sente tanto en la escritura como en calla y espera". o un mapa certero, la guía al cami-
el tejido y corresponde a una esfera nante, su pie borrado en la arena,
de los sentidos donde el tacto ex- Partiendo entonces del silencio, las huellas escritúrales previas.
presa, toda la conversión primera tomo materia expresiva de las dos, Cuando la naturaleza excede a la
de la forma frente a la alteridad. podríamos decir que entre palabra impresión, como en las selvas y las
Esta primera piel que arde como el y palabra ese mismo silencio pro- bastas llanuras, cuando el río es el
alma, está hecha con símbolos en el vee de sentido al texto escrito o lo mar y el alma un grito, quedan las
primer caso; del trazado de la ur- hace sin duda legible y significati- formas bellas del tejido que registra
dimbre y la trama de los hilos en el vo; al igual que en el tejido, el revés su tenor y afinan el sentimiento.
undo; pero ambos consolidan un configura un negativo donde per-
primer momento expresivo cuyo manecen vivos los puntos del en- El tejido está compuesto de hilos, es
efecto aún no conocido, devuel ve la vés, el silencio evoca la transparecia decir originariamente de fibras ve-
pregunta del comienzo humano en del ensueño antes de toda consoli- getales, el papel de la escritura
el origen y apunta a la explicación homólogo de esa misma constitu-
primera de su definición. Este len- ción, tiene sus fuentes más remotas
guaje s i n palabras, o apenas en el papiro. Al igual que los indí-
insinuándose como preludio de al- genas descubrieron en la forma ve-
ternativas comunicativas posibles, getal de la liana matapalo, la tela
es una fuente afectiva previa a la virgen para vestirse, (a Waxáninú
constitución de un yo, previo el se le atribuye el descubrimiento
intervalo que convalida la palabra entre los Sikuani de los llanos co-
y la idea o las funde en una misma lombianos)8, los Egipcios a su vez,
locomoción, porque la coper- comercializaron el papiro, los in-
tencencia al cosmos hace de lo hu- dios escribían en las hojas de pal-
mano un diferido, una pieza con- mera, y los romanos, en un princi-
juntiva al Todo y a su incersión. Así pio sobre tejido libérico (capa vege-
el arte de tejer, es el lenguaje tal intermedia entre la corteza y la
oculto de los sentidos hecho de si- madera, líber, de donde procede el
lencio. Porque la materia de la es- nombre de libro), la fibra natural es
critura y del tejido es la misma al órgano, lo que el tejido al cuerpo
materia del silencio que refiere lo de los símbolos. El relato mítico, la

8Ver el relato:"Waxaninú y la tela de vestir", de la compilación de Francisco Queixalos. del libro Entre cantos y llantos. Bogotá, Publicaciones de etnollano, 1991, Pág. 105
escritura, su proceso narrado es "Experiencia es el nombre con el vir de suyo, es quizás el punto más
el mecanismo mediante el cual se que la gente designa sus errores diafano de unión con eso que se ha
conjura el tiempo, la contención "10 llamado la "experiencia interior"
ante el tiempo que huye y esa como un límite, y que recuerda lim-
esperanza que devuelve la Porque la memoria es suceptible de piamente a Bataille:
confianza en la realización del constituir una doble alternativa del
mismo. De ahí que sea el mito tiempo, aquel itinerario donde cabe "Es preciso vivir la experiencia, no
egipcio el más adecuado para el resentimiento, donde media el es accesible fácilmente e incluso,
expresar la dimensión de su pasado hipotecándonos con la im- considerada desde fuera por la in-
significado: el origen de la posible supresión del dolor; y ese teligencia, sería preciso ver en ella
escritura nos dice Derrida, alude otro recordar sobre nosotros mis- un conjunto de operaciones distin-
a la doble noción de Pharmacon: mos que propone la recreación de tas, unas intelectuales, otras estéti-
el mito de Theut, un noble la vida, del principio que la nutre: cas, otras finalmente morales y se
egipcio que pasa por ser el ese saber que "sólo hay una serie de haría preciso retomar de nuevo todo
inventor de la escritura. presentes sucesivos, un camino per- el problema. Sólo desde dentro, vi-
petuamente destruido y continua- vida hasta el trance, aparece unien-
"Theut, muestra su invento al rey do, por donde avanzamos todos" y do lo que el pensamiento discursivo
Thamus como aquello que conse- que tanto la escritura como el teji- debe separar"11
guirá hacer a los egipcios más sa- do, proponen toda vez que son in-
bios y más venerables. Permitirá terminables y por que no intercam- La experiencia es ese llegar al límite
que los hombres se rememoran a sí biables: Penélope y Schahrasad de lo posible; mediante la escritura,
mismos, dice Platón literalmente cómplices de un mismo devenir ese límite se pone a prueba, se evi-
en el Fedro: la respuesta de Thamus frente al drama del recomienzo. Es- dencia: narrar es deanvular por las
no se deja esperar y le replica a cribir y tejer recuperan esa memo- huellas de la memoria que borran
Theut que no siempre el inventor ria de los siglos que dota nuestro nuestra identidad y la rehacen. Es
de un gran invento está a la altura ser de un sí misma/o, una clase de diríase, la forma como accedemos a
de saber si este invento será benefi- relación sin precedentes con la di- otro modo de comprendernos y de
cioso o perjudicial para los hom- solución y la muerte desde la cual sentirnos como consecuencia de un
bres. Los inventores están para in- salimos afirmando el hecho de vi- asomarnos a la ventana del tiempo.
ventar y los gobernantes para
dosificar los inventos. Entonces el Volver a los orígenes del tejido
gobernante dice que no está muy es encontrarse de nuevo con lo
claro si esto será beneficioso para los femenino, con la materia y las
hombres "porque lo que tu has VOLVER A LOS texturas, es poder desde aquí,
inventado es literalmente un controvertir a Freud, la idea de
Farmacón, en el sentido doble
ORÍGENES DEL TEJIDO que la mujer inventó el tejido
que tiene el término como veneno ES ENCONTRARSE DE para cubrir sus genitales, la ca-
y medicina"9 NUEVO CON LO rencia tan traída por una teoría
FEMENINO, CON que en nada consulta la mujer
De hecho la alusión a la memoria, como portadora del cuerpo da-
LA MATERIA Y dor de la vida. O aquella que
ese "rememorarse a sí mismos"
como tema que el parágrafo de LAS TEXTURAS, ES entiende el phalo como el
Platón alude, es una deuda, un PODER DESDE AQUÍ, significante (lacan) "de la falta
legado de la experiencia vivida, que organiza el deseo". Y la
CONTROVERTIR vida esta dada en ese periplo
refiere directa- mente el tiempo,
esa "doble cabeza de condenación AFREUD, próximo al devenir como ac-
y salvación" de la que hablaba ción del recomienzo, el lugar
Prousto aquellos términos de de la experiencia incomu-
Oscar Wilde tan lapidarios:

9 Derrida, Jaques. La diseminación. Madrid, Ed. Fundamentos, 1975, pág 140 y ss.
10 Citado por Fitzgerald Scott. A este lado del paraíso. Madrid, Alianza Editorial, 1971
11 Bataille, George. La experiencia interior. Madrid, Taurus, I973, pág. 19.
en verdad, convierte en diferencia
cada puntada. Ese hacer diverso
que mantiene vivo el tejido en la
historia humana propone la diver-
sidad y la irrepetible identidad del
diseño como condición del estilo.

Como dice Derrida: "Quizás es a


esto a lo que Nietzsche llamaba el
estilo, el simulacro, la mujer"12.

Esa manera simulada que teje y


desteje como Penélope el tiempo, es
nicable de los ciclos que vuelven, por la literatura. Quizás ahí radi- propio de la operación femenina,
de las estaciones que cultivan la luz que la asociación milenaria del enig- porque ella sabe que el mundo es
en los jardines o maduran el fruto ma que se le atribuye como natura- todo apariencia y sin embargo,
de la tierra, pero que también dejan leza de las cosas inaprensibles, de merece la pena vivirlo, el modo
sentir con el rigor del invierno la hecho es la misma conexión entre lo como afirma esta idea, está como la
espera que restablece el acontecer o femenino y el tiempo lo que ahonda araña, hecha con la entraña de su
hace resurgir la vida como adveni- la dificultad del pensamiento o lo ser, consabido su significado sobe-
miento. invalida. rano desde la pérdida de la seguri-
dad que da la verdad y el yo o
La mujer inventó el tejido para co- Otro parece ser el pasar de la di- proporciona el respiro ante la in-
municar el sentido más profundo mensión germinativa, de la gesta- conclusa condición del proceso sin
de su relación con el cosmos, una ción en el vientre de la madre, el término. Y sin embargo ella urde la
manera de emular la piel de esa transcurrir que implica la forma- madeja del destino, sus manos de
identidad difusa que le constituye, ción y el cuidado infantil que define tejedora, su pluma de escritora, su
de nombrar la imposibilidad de el alma humana propone otra muy propia piel convierte en figura y
constreñir en el perímetro del cuer- distinta concepción del tiempo color la locomoción de un nuevo
po, ese sí misma por donde transita cuantificable o medible y admite sentido, las texturas y las ternuras
la memoria de los periodos lunares. así su trasposición. Quizás decía- abren una opción para el encuentro
O por donde de cara al cambio y la mos, allí radique su más clara rela- de hombres y mujeres deviniendo
transformación nos replanteamos. ción con la escritura. La materia de invento de otro universo de sus
De ahí el pasaje reiterado de las una experiencia que desafía el con- cuerpos, otro régimen, otra actitud
agujas en el doble sentido del tejido venio de la conciencia, hermana así que invita a vivir, lo que merece la
y la cronometría que marcan las lo femenino y la creación artística pena ser vivido. •
horas de los relojes diluidos -el esti- que el tejido propone y dispone
lo de Dalí- tantas veces evocados como reiteración de lo mismo, pero

12 Derrida, Jaques. Espolones o los estilos de Nietzsche. Valencia, Pre-textos, 1981, pág. 93.

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