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Módulo

Gobernabilidad y Gerencia Política

Curso
Gobernabilidad y Gerencia Política

Profesor
Sinesio López Jiménez

Lectura No. 2b
Sobre las aplicaciones de la teoría de juegos
Martin Shubik

Este material de lectura se ha seleccionado de manera exclusiva para los participantes del
Programa de Gobernabilidad y Gerencia Política en concordancia con lo dispuesto por la
legislación sobre derechos de autor: D. Leg. 822 - Artículo 44.

PUCP, agosto 2003


Sobre las aplicaciones de la teoría de juegos

XII.3 SOBRE LAS APLICACIONES DE LA TEORÍA DE


JUEGOS1
MARTIN SHUBIK

XII.3. Teoría de juegos y ciencias políticas

Entre los primeros intentos por aplicar la teoría de juegos a las ciencias sociales, están los
trabajos de K. W Deutsch (1954), Shapley y Shubik (1954) y Shubik (1954b). En estos
trabajos el alcance de aplicación analizado estaba relativamente limitado, al compararse con
lo que había de venir. Existen varios temas en las ciencias políticas, hacia los cuales la
aplicación de la teoría de juegos es atrayente a prima facie. Estos son la votación, el poder,
la diplomacia, el comportamiento de negociación, la formación de coaliciones entre grupos
políticos y el intercambio de favores políticos.

XII.3.1. Votación y preferencia de grupo

Ya existe una bibliografía considerable que usa la teoría de juegos o técnicas


estrechamente relacionadas con ella, en la aplicación a las ciencias políticas. Para el
politólogo la relación de las preferencias individuales con la preferencia de grupo y el
papel de los mecanismos para la elección política, como la votación, son de interés.

En el capítulo V se observó que gran parte del trabajo sobre votación, ha dejado de
lado aspectos estratégicos y se ha concentrado en la "agregación" de preferencias
individuales mediante el voto. Las suposiciones que normalmente se hacen son:

1. Los individuos conocen sus propias preferencias y éstas son fijas.


2. Conocen y son capaces de evaluar todas las alternativas.
3. Las reglas del juego son conocidas y comprendidas por todos.
4. Cada individuo es racional y no sufre sobrecarga de información o problemas de
cómputo en la toma de decisiones.
5. Resulta posible considerar el problema de la elección social en un contexto
social; esto es, un modelo estático sirve como una aproximación razonable de un
proceso de selección social real tal como una elección.

La siguiente es una lista parcial de referencias: Condorcet (1785), Dodgson (1873),


Nanson (1882), Arrow (1951), Goodman y Markowitz (1952), Guilbaud (1952b), May
(1952), Hildreth (1953), Buchanan (1954), Blau (1957), Black (1958), Vickrey (1960),
Riker (1961), Sen (1964), Murakami (1966), Coleman (1966a), Plott (1967), Tullock
(1967), Garman y Kamien (1968), Ledyard (1968), Fishburn (1969), Inada (1969), Rae
(1969), DeMeyer y Plott (1970), Wilson (1972b), Kramer (1973).

La paradoja de votación de Condorcet y el teorema de posibilidad general de Arrow


citados en el capítulo V, son fundamentales para este enfoque. Black y otros han
estudiado diversas condiciones sobre estructuras de preferencia, tales como
"preferencias de alcance máximo simple".

1
Shubik, Martin. 1992. Teoría de los juegos en las Ciencias Sociales. Conceptos y soluciones. FCE.
México. Cap. XII. p.p 367-375.

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Se han considerado las propiedades de distintos métodos de votación y diferentes


suposiciones, referentes a la capacidad de medición y comparación de la intensidad de
las preferencias individuales. De esta manera, se han estudiado la votación de
mayoría, la votación de mayoría con valor, diversos métodos de ordenamiento de
rango y reglas para eliminar candidatos, así como otros esquemas (véase Balinsky y
Young, 1982).

Un enfoque distinto, pero muy relacionado con problemas de elección política, toma en
cuenta el aspecto estratégico de la votación. Ahora se deben hacer suposiciones
explícitas no sólo acerca de lo que el individuo sabe sobre sus propias preferencias,
sino sobre lo que sabe de las preferencias de otros. En gran parte de los primeros
trabajos se suponía explícitamente, que los individuos estaban informados de todas las
preferencias o las condiciones de información estaban encubiertas.

Los estudios sobre la votación estratégica pueden dividirse en aquellos que usan
conceptos de solución cooperativos, no cooperativos y otros, y estos pueden dividirse
además, en aquellos con una estructura formal asumida (como los partidos políticos) y
en los que sólo se consideran individuos, en un marco sin detalles institucionales
especificados de modo explícito.

Una aplicación clara y concisa de la solución de equilibrio no cooperativo a la votación


estratégica fue hecha por Farquharson (1969), quien definió las condiciones para una
votación sincera, directa o sofisticado (véase también Gibbard, 1973; Satterthwaite,
1975).

La teoría de la competencia entre partidos políticos ofrece otra importante área de


aplicación para la teoría de juegos. Se han hecho algunos avances (Downs, 1957;
Chapman, 1967; Frey, 1968; Shubik, 1968c; Brams, 1975, 1978; Kramer, 1977). Estos
se basan, por principio, en analogías entre la economía de la competencia oligopólica y
las luchas de partidos no cooperativas. La tendencia ha consistido en aplicar alguna
forma de solución no cooperativa o mecánica, a los modelos. El trabajo clásico de Dahl
(1961) que describe la participación política, sirve como una guía para aquellos que
deseen modelar los diferentes actores en una competencia política.

Algunas de las preguntas que pueden examinarse mediante modelos de juegos no


cooperativos son: ¿Cómo se manifiestan las diferencias entre la competencia
económica y política? ¿Qué mecanismos políticos garantizan una distribución óptima
de Pareto de recursos, y bajo qué condiciones?

Aunque hasta ahora no hay modelos satisfactorios, parece ser que valdría la pena
construir modelos teóricos de juegos del proceso político, en el que grupos de poder
como los sindicatos, las grandes industrias y, quizás, otras varias organizaciones, se
distingan junto con los partidos y los votantes individuales. Con tales modelos, los
conceptos de solución tanto cooperativos como no cooperativos amansarían un
análisis.

Tal vez, el aspecto más importante de la aplicación de la teoría de juegos al análisis


económico, ha consistido en proveer modelos matemáticos formales, para estudiar el
efecto de grandes números de participantes en la economía. Un carácter distintivo
conocido del sistema económico, consiste en que los mercados de masas presentan
características altamente diferentes de aquellas de mercados con pocos participantes.
Creemos que el estudio de los modelos teóricos de juegos de sistemas políticos con

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grandes números de participantes, puede arrojar alguna luz sobre el papel de los
números en el proceso político y puede ayudar a aclarar algunos de los problemas
inherentes a una democracia de masas. Ya existe un pequeño número de trabajos que
contienen modelos matemáticos formal de procesos de votación, en los que el número
de participantes es una variable clave. Tienen que ver, principalmente, con extensiones
de la Paradoja del Votante (DeMeyery Plott,1970; Garman y Kamien,1968), o con
juegos simples (Shapley 1962b; Wilson, 1972b).

Incluso con los modelos más simples de votación, se pueden encontrar problemas en
extremo difíciles si se relajan algunas de las suposiciones. Por ejemplo, si los
individuos no conocen las preferencias de los otros, entonces en su comportarniento
estratégico deben evaluar el valor y las consecuencias de una información errónea
deliberada. Esto se vuelve importante, par ejemplo, al decidir cuándo revelar nuestra
postura sobre cuentas de impuestos o asignaciones. Existe una gran cantidad de
trabajos que tienen que ver con los aspectos estratégicos de la información incompleta
(Lumsden, 1966; Maschler, 1966x; Harsanyi, 1967. 1968a,b; Levine y Ponssard, 1977;
Kalai y Rosenthal, 1978). Este trabajo no ha sido dirigido hacia las ciencias políticas en
particular; par lo tanto, cualquier aplicación implicaría un modelado más especifico.

Es importante subrayar que las aplicaciones en votaciones y preferencias de grupo,


observadas con anterioridad, tienden en general a minimizar los aspectos no
estratégicos del comportamiento humano. Después de todo, mucha gente puede votar
más par hábito o afiliación que coma resultado de una estrategia cuidadosamente
planeada. Aunque éste puede ser el caso, los enfoques teóricos de juegos y de
comportamiento no son incompatibles. Los problemas de aplicación caen, al menos,
tanto en la construcción del modelo como en el análisis. Todo indica, sin embargo, que
se requiere una cantidad considerable de modelado adecuada, para reflejar la mezcla
de hábitos comportamiento no estratégico pero conciente, y comportamiento
estratégico cooperativo y no cooperativo que describa los actores en la arena política
(Brams,1975).

XII.3.2. Coaliciones y negociación

Gran parte de lo escrito sobre votaciones, ha tenido que ver con un solo voto. Una
clase especial de juegos, el juego simple analizado en el capítulo VII sirve coma una
buena representación del voto simple aislado. Con frecuencia, sin embargo, no parece
razonable considerar resultados aislados. Se han hecho intentos para incorporar el
intercambio de favores políticos y la negociación de votos en los modelos teóricos de
juegos (Shapley, 1953e; Shapley y Shubik, 1954; Mann y Shapley, 1964; Miller, 1973).

En el diseño de nuevas legislaturas o al tratar de obtener un sentimiento a priori de


cómo el poder de votación de los individuos puede cambiar con cambios en la
estructura de votación, se han aplicado los índices de Shapley-Shubik y Banzhaf. Estos
índices proporcionan una medida de la importancia de cada individuo.

Intercambio de favores políticos. En muchos procesos políticos el problema no es


escoger entre un conjunto de alternativas, sino decidir cuántos movimientos de un
conjunto se pasarán. Supongamos que hay n individuos y m movimientos. Cada
individuo tiene un voto en cada movimiento. El resultado final obtenido por la sociedad
conforma uno de 2m estados. Puesto que los individuos pueden tener preferencias que
difieren por los resultados, pueden estar en una posición para negociar votos entre sí.

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De esta manera, los votos sirven como un tipo limitado de moneda para hacer pagos
laterales (Bentley, 1949; Buchanan y Tullock 1962; Wilson, 1969; Coleman, 1970;
Shubik y Van der Heyden,1978).

Dado un método de votación y preferencias, pueden especificarse varios modelos


considerablemente diferentes. Tres modelos son: 1) el proceso de votación visto como
un mercado con precios para votos; 2) la votación como un juego no cooperativo (esto
podría también incluir un modelo del proceso de selección del orden del día, que con
frecuencia constituye un factor de control en situaciones que implican muchas
alternativas), y 3) la votación y el intercambio de favores políticos como un juego
cooperativo explícito.

Tal vez deseemos suprimir los aspectos estratégicos de la elección individual y


considerar los votos de los individuos, de una manera muy semejante a cómo se tratan
las provisiones iniciales de bienes en modelos de una economía de intercambio.
Supongamos que hay un precio dado por un voto en cada juego. La provisión inicial de
votos en cada juego puede evaluarse en los precios dados y una limitación de
presupuesto puede calcularse por cada individuo para comprar y vender votos. Quedan
por establecer las condiciones bajo las cuales existirá un sistema de precios eficiente.

Si deseamos considerar los aspectos estratégicos del intercambio de favores políticos,


podríamos intentar extender el análisis no cooperativo sugerido por Farquharson
(1969). Existen, sin embargo, algunas dificultades en el modelado de la negociación de
votos como un juego no cooperativo. Un enfoque más natural consistiría en considerar
este intercambio como un juego cooperativo.

AI menos tres conceptos de solución cooperativos parecen aplicables al intercambio: el


núcleo, el valor y el conjunto de negociación. La existencia del núcleo resulta, sin duda,
necesaria para la existencia de un mercado de votos. Ejemplos de este tipo de relación
los dan Klevorick y Kramer (1973) y Wilson (1969,1971a). Wilson también consideró el
conjunto de negociación. Shubik y Van der Heyden (1978) mostraron las condiciones
para que el núcleo estuviera vacío. Además se han considerado los modelos no
cooperativos de la compra de votos (Shubik y Young, 1978; Young, 1978a,b).

Coaliciones distintas del intercambio de favores políticos. Las aplicaciones


de la teoría de juegos a problemas que implican la negociación y la formación de
Coaliciones, se dividen en aquellas con un énfasis principal en la estadística y la
combinatoria y aquellas que subrayan la dinámica y el proceso. Las primeras tienden a
ser parsimoniosas en la introducción de nuevas variables y tan libres, como es posible,
de los factores de personalidad a institucionales; las últimas son, con frecuencia,
mucho más descriptivas y de comportamiento.

La aplicación más directa y libre de instituciones de la teoría de juegos cooperativa en


la votación, reside en el cálculo del valor de juegos simples, donde un juego simple
refleja la estructura estratégica de un procedimiento de votación aplicado a una sola
cuestión.

Cuando el interés está dirigido a la votación sobre una sola cuestión, muchas de las
dificultades referentes a la naturaleza de las preferencias no están relacionadas.
Cuándo, más aún, suponemos que el proceso de votación puede representarse
mediante un juego simple, hemos aceptado implícitamente un conjunto de
suposiciones que limitan la aplicabilidad inmediata de cualesquier resultados,

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producidos por el análisis. En particular (come es el caso con todas las soluciones
teóricas de juegos y con los enfoques no estratégicos de Arrow, Black, Plott, Rae y
otros), los costos, detalles y dinámica del proceso se suponen fuera.

Características importantes, como el poder y el papel del director, están


desaprovechadas en la mayoría de los modelos teóricos de juegos y de no juegos de
votaciones. La suposición de simetría externa (véase el capítulo ti) constituye un factor
importante en la mayor parte de la construcción de los modelos matemáticos. Es
valioso para muchos propósitos analíticos, pero el precio que se paga es alto. Antes de
interpretar cualquier resultado obtenido de una teoría que hace una suposición tal, en
términos de procesos políticos reales, se debe considerar la sensibilidad de los
resultados a una variación de la suposición.

Incluso dadas las enormes simplificaciones implícitas en el estudio de la votación,


mediante modelos de juegos simples, se pueden formular y contestar varias preguntas
interesantes. Esto tiene que ver con el diseño de los cuerpos de votación y los
métodos. Los trabajos sobre este tema incluyen el de Shapley y Shubik (1954); sobre
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; Mann y Shapley (1964); sobre el
Colegio Electoral, Rikery Shapley (1968), Riker (1959), Banzhaf (1965,1966) y Nozick
(1968). Varios de estos trabajos tratan el problema de la votación con peso y su
relación con el principio de "un hombre, un veto" en distritos de tamaño desigual. Otras
referencias las proporcionan Dubey y Shapley (1979).

Se puede dar un paso hacia la relajación de las suposiciones hechas, al aplicar la


teoría de juegos a modelos que representan procesos de votación sin construir una
teoría completamente dinámica. Esto se ha logrado introduciendo cierta estructura
sobre las coaliciones. Luce (1954), Luce y Rogow (1956), Riker (1962, 1966),
Leiserson (1968, 1970), Riker y Ordesbook (1968) y otros han seguido este enfoque.
En particular, Luce (1954) sugirió una solución distinta de la delvalor (véase el capítulo
XI y Riker (1962) subrayó la importancia de formar "coaliciones ganadoras mínimas".
Este principio se opone al análisis de Downs (1957), que sugiere que los partidos
políticos intentan maximizar sus mayorías. Riker argumenta que es probable que las
ganancias de individuos extra no esenciales, para formar una coalición ganadora, no
valgan la pena (Riker y Ordenshook, 1973).

La contribución de Riker está expresamente basada en un enfoque teórico de juegos


de coaliciones políticas, en comparación con Downs, quien provee un modelo de
mercado económico. Sin embargo, la proposición de Riker de un tamaño mínimo de
coaliciones ganadoras (llamada su "principio de tamaño"), depende fuertemente de su
descripción de una dinámica de formación de coaliciones. Los politólogos pueden
encontrar esta descripción fascinante y fructífera; pero desde el punto de vista del
modelado matemático, resulta difícil formalizar el juego, la función característica y el
concepto de solución apropiados que se sugieren.

El enfoque de Luce y Rogow (1956) al modelado de coaliciones es, en cierta manera,


más formal que el de Riker y al mismo tiempo más estático. Ellos suponen, a priori, que
las limitaciones sobre la formación de coaliciones se dan como parte de la descripción
del problema. El concepto de solución que utilizan es el de la estabilidad T propuesta
por Luce (véase el capítulo XI).

Negociación. La bibliografía sobre negociación resulta considerable y variada. Se


pueden distinguir varios dominios distintos de interés. La negociación de la

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administración del trabajo casi siempre conforma un tema por sí misma. La economía
del regateo y de la negociación de mercado entre los comerciantes constituye un tema
relacionado, aunque un tanto diferente. Los límites entre la economía y la política se
funden cuando se consideran negociaciones comerciales. Existe una gran bibliografía
(en general no teórica de juegos) sobre la sicología social de la negociación. En
ciencias políticas, la mayor parte de la literatura sobre negociación que ha utilizado
conceptos teóricos de juegos, se refiere a lo político de partidos o a las negociaciones
internacionales.

El trabajo en ciencias políticas se ha visto influido, hasta cierto punto, por los estudios
de la negociación en la economía, o por los economistas y teóricos de juegos que han
ampliado diversas combinaciones del análisis económico y del razonamiento teórico de
juegos, a problemas de negociación (Edgeworth, 1881; Zeuthen, 1930; Pen, 1952;
Shubik, 1952; Ellsberg, 1956; Harsanyi, 1956, 1959; Schelling, 1960b; Boulding, 1962;
Bishop, 1963; Aumann y Maschler, 1964; Chamberlain y Kuhn, 1965; Cross, 1969,
1977; Stahl, 1972; A. E. Roth, 1979). Estos trabajos ya han sido mencionados en la
sección XII.2.

Entre aquellos que han usado la teoría de juegos en la creación de analogías con la
negociación internacional y las situaciones de conflicto, se encuentran Boulding (1962),
M. Deutsch (1961), Ellsberg (1961), Harsanyi (1965), Iklé (1964), Midgaard (1970),
Rapoport (1960, 1964), Sawyer y Guetzkow (1965), Schelling (1960x), Shubik
(1963,1968b) y Wohlstetter (1964).

Muchos de los problemas que surgen, al intentar aplicar el razonamiento teórico de


juegos a la gestión y negociación, son esenciales a involucran el modelado del
proceso. Un breve estudio como el presente no puede hacer justicia a estas
dificultades. Se le sugiere al lector referirse a How Nations Negotiate de Iklé (1964),
para una descripción perspicaz del proceso de negociación internacional, y a una nota
bibliográfica útil, aunque un tanto anticuada, sobre bibliografía importante para la
negociación internacional. The Economics of Bargaining de John Cross (1969)
proporciona al politólogo, así como al economista, modelos de negociación estáticos y
de proceso, en los que se subrayan características económicas como el costo del
proceso. Con frecuencia está corriendo un "taxímetro", mientras tiene lugar la
negociación.

Fights, games and debates de Rapoport (1960) hace hincapié en los problemas de
modelado, en la aplicación del razonamiento teórico de juegos. The Strategy of Conflict
de Schelling (1960a) proporciona muchos juegos simples estimulantes y analogías a
situaciones de conflicto internacionales. Sin embargo, existe un peligro considerable de
equivocarse, si se intenta llevar demasiado lejos analogías entre juegos
extremadamente simples y negociaciones internacionales. Es importante darse cuenta
no sólo de la utilidad, sino también de las limitaciones de los modelos de juegos
simples como un dispositivo didáctico.

XII.3.3. Poder

Uno de los intereses clave de las ciencias políticas está en el estudio del poder. En
nuestro análisis de las diversas versiones de una solución de valor (véase el capítulo
VII), observamos la relación entre estas soluciones y el concepto de poder. La base
teórica de juegos inmediata para la investigación del poder, está dada en los escritos

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de Nash (1953), Shapley (1953), Harsanyi (1962b, c) y Selten (1964). Un aspecto


paradójico de las soluciones de valor es que estuvieron, con anterioridad, motivadas
por un interés en la equidad y una división equitativa. La relación entre la división
equitativa y el poder se presenta cuando las amenazas entran en la consideración de
cómo evaluar el punto de no negociación, entre cualesquiera dos coaliciones. En
esencia, el statu quo o el punto de no negociación puede determinarse, mediante el
poder de los negociadores. El procedimiento de división equitativa se aplica usando
este punto inicial, determinado por el poder, como una base para el acuerdo.

Las diversas soluciones de valor son esencialmente estáticas y, sin duda, también
incapaces de describir de manera adecuada la interacción entre el poder y la influencia
en un sistema dinámico. No obstante, proporcionan conceptos claros y bien definidos
que pueden estar sujetos a un escrutinio y compararse con las teorías del poder,
propuestas por politólogos y otros científicos sociales. Un breve conjunto de
referencias a escritos sobre el poder, que pueden compararse fructíferamente con las
soluciones de valor teóricas de juego, podría incluir: Goldharner y Shils (1939),
Lasswell y Kaplan (1950), H. A. Simon (1953), March (1955, 1966), Dahl (1957, 1961),
Parsons (1957), Riker (1964), E Blau (1964), Barber (1966), Coleman (1966a, 1970),
Brams (1968), Nagel (1968), Wagner (1969), Axelrod (1970), Baldwin (1971) y
Champlin (1971).

Una amplia tentativa de evaluar y reconciliar el gran número de enfoques al concepto


de poder, incluyendo los enfoques teóricos de juegos, lo constituye The Descriptive
Analysis of Power de Nagel (1975). Este trabajo junto con los de Harsanyi servirían
como una gula suficiente para aquellos que deseen proseguir la investigación del
concepto de poder.

XII.3.4. El juego asociado con las ciencias políticas

Existe bastante bibliografía sobre juegos asociada con las ciencias políticas que varía,
de alguna manera, en su asociación directa con la teoría de juegos. Una breve
investigación de los usos del juego en este contexto, es proporcionada por Sbubik
(1964, 1975c); algunas referencias extras se incluyen, para facilitarle al lector
interesado, una introducción a esta bibliografía Scbelling (1960b), Gamson (1962),
Joseph y Willis (1963), Riker y Niemi (1964), Barringer y Whaley (1965), Sawyery
Guetzkow (1965), Hermann (1967), Rapoport (1967), Riker (1967), Banks, Groom y
Oppenheim (1968), Friberg y Johnson (1968), Friedell (1968), Riker y Zavoina (1970).

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