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SUMARIO

Febrero 2018 | Tomo 106 / 2 (nº 1.230)

ESTUDIOS
¿Qué es y qué no es la espiritualidad?
Luis Ylla Janer 103

La competencia espiritual como reto


pedagógico
Eduardo Vizcaíno Cruzado 119

La espiritualidad del educador


Mercedes Méndez Siliuto 133

los jóvenes
Los jóvenes de hoy y la solidaridad:
de la ayuda al encuentro, de la cultura
del dar al darse
Álvaro Galera Arias 147

LOS LIBROS
Recensiones 161
SalTerrae
SalTerrae
Revista de
Revista de Teología
Teología pastoral
pastoral
de la
de la Compañía
Compañía dede Jesús
Jesús en
en España
España

Revista mensual de divulgación científica


sobre teología,
sobre teología, Iglesia,
Iglesia, sociedad,
sociedad, familia,
familia, psicología.
psicología.

Fundada en 1912

ISSN: 1138 -- 1094


1094

Año 106
105
Número 1.230
1.225
SEPTIEMBRE 2017
FEBRERO 2018
DIRECTOR:
José Ramón Busto Saiz, sj
Maldonado, 1 / E-28006 Madrid
Tfno.: + 34 915 759 848
E-mail: jrbusto@salterrae.es / revistasalterrae@salterrae.es

CONSEJO DE REDACCIÓN:
Antonio Allende (Delegado de Educación SJ)
Ana Berástegui Pedro-Viejo (Universidad Pontificia Comillas)
Junkal Guevara (Facultad de Teología de Granada)
Diego Molina (Facultad de Teología de Granada)
José Mª Rodríguez Olaizola (Grupo de Comunicación Loyola)
Pedro Rodríguez Panizo (Universidad Pontificia Comillas)
Abel Toraño Fernández (Maestro de Novicios - San Sebastián)
Javier de la Torre (Universidad Pontificia Comillas)

COLABORADORES HABITUALES:
Dolores Aleixandre - Patxi Álvarez de los Mozos
Lola Arrieta - Adela Cortina - Cipriano Díaz Marcos
José Mª Fernández Martos - Jesús García Herrero
Joaquín García Roca - José Antonio García Rodríguez
Pedro José Gómez - José I. González Faus
Luis González-Carvajal - Juan Antonio Guerrero
Pablo Guerrero - Daniel Izuzquiza - Mariola López
Luis López-Yarto - Juan Manuel Martín Moreno
Xavier Melloni - Fernando Millán
Jon Sobrino - Gabino Uríbarri
101

PRESENTACIÓN

Jacques Delors en los “Cuatro pilares de la educación1” afirmó que “Para


cumplir el conjunto de las misiones que le son propias, la educación debe
estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales: aprender a
conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; apren-
der a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir
juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades
humanas; por último, aprender a ser, un proceso que recoge elementos
de los tres anteriores.” Al desarrollar lo de “aprender a ser” señala la espi-
ritualidad como un elemento fundamental para saber vivir con sentido
y cabalmente: “la educación ha de contribuir al desarrollo global de cada
persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, res-
ponsabilidad individual, espiritualidad. Todos los seres humanos deben
estar en condiciones, en particular gracias a la educación recibida en su
juventud, de dotarse de un pensamiento autónomo y crítico y de elaborar
un juicio propio, para determinar por sí mismos qué deben hacer en las
diferentes circunstancias de la vida…” De modo que la espiritualidad no
es un añadido de la escuela cristiana a la educación que pueda proponerse
o no, según el gusto del educador, sino que es parte de cualquier educa-
ción integral.
El presente número de SAL TERRAE está dedicado a la espiritualidad en
relación con la educación.

1. J. Delors, «Los cuatro pilares de la educación», La educación encierra un tesoro,


UNESCO-Santillana, Madrid, 1996, 95-105

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102 presentación

Lluís Ylla Janer, en el primer artículo, trata de clarificar el mismo concep-


to de espiritualidad. Nacido en el ámbito religioso cristiano para indicar
la experiencia de encuentro con el Espíritu, hoy se utiliza tanto en ámbi-
tos religiosos como en medios no religiosos con variedad de significados.
La escuela debe ser un lugar privilegiado para descubrir los fundamentos
de una espiritualidad que ayude a vivir la vida con calidad, profundidad
y belleza.
Eduardo Vizcaíno Cruzado fundamenta la necesidad de una competencia
espiritual en los centros educativos a causa de los desafíos con los que la
sociedad reta a la educación. La educación ha de procurar la formación
de personas competentes, conscientes, comprometidas y compasivas, ca-
paces de transformar el mundo para que llegue a ser mejor y, por tanto,
más humano. En el artículo señala objetivos y herramientas pedagógicas
para lograrlo.
Mercedes Méndez Siliuto se centra en la labor de los educadores y también
de los centros para humanizar la educación, o sea, aportar a las nuevas
generaciones los aprendizajes que le ayuden ‘a conocer’ y ‘a hacer’, pero
sobre todo ‘a vivir juntos’ y ‘a ser’. Para ello pueden encontrar motivación
y aliento en la espiritualidad cristiana que se nutre del encuentro con
Cristo.
Finalmente, dentro de la serie que la revista dedica este año a los jóvenes,
Álvaro Galera Arias, propone cómo aprovechar el ansia de compromiso
y solidaridad sentido frecuentemente por tantos jóvenes, por medio del
voluntariado, para lograr no solo la mejora del mundo sino también la
transformación y el crecimiento de las personas.

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ESTUDIOS
¿Qué es y qué no es
espiritualidad?
L luís Y lla J aner

Fecha de recepción: noviembre de 2017


Fecha de aceptación y versión final: enero de 2018

Resumen
Aunque hoy se hable con naturalidad de espiritualidad, ésta es una palabra que
se ha extendido recientemente. Nacida en el hogar de la religión, hoy vive en
muchos medios religiosos y no religiosos y con variedad de significados y de for-
mas. La espiritualidad puede contribuir a la profundidad de la vida o quedarse
en técnicas o prácticas, o que limite nuestra experiencia. Asociar, entre otras,
espiritualidad a cotidianidad, experiencia, tradición, libertad y al trascender en
el otro y el totalmente Otro, puede ayudarnos a recorrer la grandeza de nuestra
condición humana. La escuela debería ser un lugar privilegiado para descubrir
los fundamentos de una espiritualidad que ayude a vivir la vida con calidad,
profundidad y belleza.
Palabras clave: espiritualidad, religión, educación, sentido, interioridad

What is and what is not spirituality ?

Summary
Although spirituality is discussed at ease in modern society, it is a word that has
been disseminated of late. Despite stemming from religion, it is now present in

* Miembro del equipo de dirección de Jesuïtes Educació. Colaborador en temas


de Interioridad y Espiritualidad. lluis.ylla@fje.edu

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104 lluís ylla janer

many religious and non-religious environments and with a variety of meanings


and forms. Spirituality can foster the profoundness of life, linger in techniques or
practices, or limit our experience. Linking spirituality with, but not limiting it
to, ordinary life, experience, tradition, freedom and the transcendence from the
other to the totally other may enable us to navigate the greatness of our human
condition. School should be a prime place to discover the foundations of a form
of spirituality that helps individuals lead a life full of quality, profoundness and
beauty.
Key words: spirituality, religion, education, meaning, inner self

Para venir a lo que no sabes,


has de ir por donde no sabes.
San Juan de la Cruz,
Monte de perfección

El inmenso mundo de la espiritualidad

Si preguntáramos a diversas personas qué entienden por espiritualidad


encontraríamos enseguida una variedad de interpretaciones. En un me-
dio cristiano nos podrían decir que es la vida en el Espíritu, que acentúa
formas particulares del carácter personal de la relación con Dios y se-
guimiento de Jesucristo en la Iglesia. En otras tradiciones religiosas nos
podrían decir que no tienen mucha necesidad de este concepto y en am-
bientes laicos o distantes de lo religioso, podrían decirnos que se trata
de la búsqueda interior, de sentido, de bienestar y que no está asociada a
ninguna religión. Asimismo, encontraríamos también comprensiones di-
versas de las palabras espíritu, espiritual, alma o cuerpo por citar algunos
términos habituales de una espiritualidad.
El cristianismo y las religiones en general han sido durante siglos unas
grandes generadoras de espiritualidad sin apenas utilizar este concepto.
Durante muchos siglos para acentuar la insistencia en la dimensión espi-
ritual, bastaba hablar de piedad, de devoción o de religiosidad. San Be-
nito se referirá al arte “espiritual” y san Ignacio a ejercicios “espirituales”.

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¿qué es y qué no es espiritualidad? 105

En los ambientes católicos se habla de forma creciente de “espiritualidad”


a partir del Concilio Vaticano II1.
Pero a lo largo del s. XX diversos movimientos y corrientes de pensa-
miento han contribuido al creciente interés por lo espiritual y la “espi-
ritualidad” al margen de toda religión o al menos sin una vinculación
directa con ella: crisis sociales, globalización, reacción al racionalismo,
el acercamiento al oriente espiritual... La antropología y sociología de
la religión de los últimos decenios han ayudado a la difusión de la pala-
bra espiritualidad y de nuevos significados de la misma2. Espiritualidad
significa también la búsqueda de una religiosidad alternativa a la de las
grandes religiones3 y la apropiación personal, subjetiva, y privatización
de lo religioso frente a la dimensión más institucional, pública y cultural.
Se hace presente en el lenguaje común, como algo propio de la condición
humana. Podemos encontrar referencias a la espiritualidad en una revista
del corazón, en un concierto de rock o en un artículo sobre formación
directiva. Al mismo tiempo se ha hecho más común hablar de formas
específicas como la espiritualidad en el arte, en el trabajo, en el liderazgo,
etc. Y hay quien contrapone espiritualidad a religión4.
Hoy en día nos encontramos con numerosas propuestas que van de la
técnica a la espiritualidad o que devienen una espiritualidad en sí mismas,
así el yoga, el mindfulness, la meditación... el reiki o el ho’oponopono...
y numerosas filosofías y técnicas de autoconocimiento y crecimiento

1. A ello contribuyó, entre otras, la revista Concilium, que desde su inicio en 1965
ha dedicado numerosos monográficos mensuales a la espiritualidad.
2. Sobre el origen y significado ver: Dictionnaire de spiritualité (Beauchesne
Éditeur, Paris 1995). Se puede consultar en http://www.dictionnairedespiritua-
lite.com.
3. P. Heelas, L. Woodhead et al., The Spiritual Revolution. Why Religion is Giving
Way to Spirituality, Balckwell, Oxford, 2008. Consejo Pontificio de la Cul-
tura. Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, Jesucristo porta-
dor del agua de la vida. Una reflexión cristiana sobre la “Nueva Era”, Ed Palabra,
Madrid, 2003.
4. J. Chilton Pearce, The Death of Religion and the Rebirth of Spirit, Park Street
Press, Vermont-US, 2007.

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106 lluís ylla janer

personal; nos presentan técnicas sabias que ayudan a vivir mejor, a te-
ner más conciencia, serenidad, bienestar, o ayudan a cuidar de la salud y
también nos abren a la búsqueda de sentido y a configurar nuestra vida
alrededor de valores.
Por otra parte, el uso más extendido de esta palabra nos lleva a reconocer
espiritualidad en las vidas de personas que no han quedado incluidas en
ninguno de los párrafos anteriores. Personas que transmiten que su vida
es existencialmente significativa, en la que el cuidado de sí mismos y de
los que les rodean es importante, y que viven y luchan su vida con un alto
sentido moral, con dignidad y belleza.

Espiritualidad y otras palabras

Las diversas concepciones de espiritualidad nos ponen delante diversas


acepciones de algunas palabras y otras que aparecen en su órbita. Encon-
tramos grupos de sinónimos que se usan a veces de forma muy funcional,
equívoca o con poca precisión, como: Dios, energía, absoluto, trascen-
dente, divinidad; o alma, espíritu, yo profundo; o religión, confesiona-
lidad, espiritualidad; o dimensión espiritual, interioridad, inteligencia
espiritual; o conciencia, autoconocimiento…
Pero también en este terreno las palabras no son sólo funcionales, no son
traducibles sin más. Tampoco se puede hacer una tabla de equivalencias
entre ellas. Aquello de espiritual que somos, nos invita a cuidar las pala-
bras en su riqueza singular y a no caer en lo fácil de equipararlas.
Este es el caso del concepto interioridad cuyo empleo se ha extendido con
un significado propio en medios cristianos, al mismo tiempo que se utili-
za de forma muy genérica, como sinónimo de lo interior, lo subjetivo. Se
asocia a veces a determinadas prácticas de introspección, de toma de con-
ciencia asociada a lo religioso o como un preámbulo de la espiritualidad
cristiana. Su carácter espacial la hace muy intuitiva y permite hablar de lo
que en otros momentos denominaríamos alma, corazón, espíritu. Hablar
de interioridad nos sirve para tener presente la totalidad de la persona. La
espiritualidad, en tanto que implica la totalidad y unidad de la persona,
puede encontrar un buen apoyo en un concepto vigoroso de interioridad.

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¿qué es y qué no es espiritualidad? 107

También es el caso del concepto inspirador y debatido de inteligencia


espiritual desarrollado por D. Zohar e I. Marshall5: nos proporciona un
nuevo acercamiento a la dimensión espiritual al mismo tiempo que se
cuestiona desde la ciencia. El investigador de las inteligencias múltiples,
Howard Gardner, dudaba del sentido de hablar de inteligencia espiritual6
pues lo espiritual (ilimitado, no medible, subjetivo) se escabulle de lo
objetivable, medible y evaluable7.

Hablar de espiritualidad

Nos encontramos pues en un sector lleno de vida. Somos seres espiritua-


les a los que la espiritualidad nos puede ayudar a ocupar mejor y con más
calidad nuestro lugar en el mundo, a vivir de forma más satisfactoria la
vida. Forma parte de nuestra condición humana.
Espiritualidad subraya la personalización y la apropiación de una bús-
queda espiritual. Espiritual porque no se detiene en la inmediatez de lo
cotidiano, sino porque desea situarse repetidamente en pensar y sentir lo
cotidiano tomando conciencia de ello. Uno se descubre a si mismo con-
templando la propia vida y preguntándose por la propia vida, al mismo
tiempo que la vive, queriendo comprender, preguntándose por el sentido.
Es personalización pues pone énfasis en habitar en el espacio propio de lo
que uno es, y en vivir de una determinada manera. Y es apropiación por-
que se pretende que esta búsqueda personal sea algo propio, que impreg-
ne la vida, mi día a día, mi forma de vivir. No se trata de pasar, participar,
asistir, sumarse a la corriente histórica en la que uno se ha encontrado, sea
religiosa o laica. Se trata de no quedarse en la superficie, de manera que
lo concreto de la vida forme parte del crecimiento de uno mismo como
persona.

5. D. Zohar, I. Marshal, Inteligencia espiritual, Plaza&Janés, Barcelona, 2001.


6. H. Gardner, «A Case Against Spiritual Intelligence». The international journal
for the psychology of religion, 10 (1), (2000), 27-34.
7. M. García-Baró, «¿La competencia espiritual?» Padres y maestros, 348 (2013),
38-40.

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108 lluís ylla janer

Yo no puedo pensar la espiritualidad siendo ajeno a mi tradición cristia-


na. Para un cristiano esta búsqueda humana se entrelaza con la confianza
de fe a la que se abre y con la que lucha una y otra vez. La búsqueda es-
piritual, que se enraíza en lo cotidiano, lo “mundano”, es búsqueda en el
Espíritu. Igual que otra persona no podrá hacerlo siendo ajeno a su tradi-
ción, islámica, laica o hindú. Y cada uno desde la suya puede vislumbrar
la de los otros.
La personalización y apropiación lleva a que sea significativo para la vida.
Eso es, se interioriza y se exterioriza, dos movimientos propios de nuestra
experiencia. La espiritualidad se alimenta, se convierte en significativa
dentro de uno mismo y se expresa en la vida, se hace acción. No se queda
en ensimismamiento en la intimidad ajeno a la vida, siempre interna y
siempre externa.

Notas para una espiritualidad vivificante

Nadie homologa o acredita espiritualidades. Hay numerosas buenas prác-


ticas espirituales que nos ayudan a estar más tranquilos, a encontrar paz,
a crear mejor clima en el día a día y en nuestras relaciones. Pero acciones
como rezar, ayunar, meditar, relajarse, hacer actividades solidarias, cele-
brar en grupo, leer un libro religioso ¿son en sí mismas espiritualidad?
¿Qué debería tener una espiritualidad vigorosa para poder navegar en
nuestro siglo XXI? Proponemos algunas notas para esa espiritualidad:
1. Lo espiritual que nos da vida para la vida. La espiritualidad es para la
vida real, la de cada día, influye en la vida, parte de la vida, retorna
a la vida. La vida cotidiana, que queda sucia de polvo pues se vive a
ras de suelo, con sus gozos y dolores. Debería dar calidad a la vida,
que no quiere decir que sea más fácil y bonita. Debería ser consuelo
e interpelación. Llevar a cabo regularmente determinadas prácticas
puede ser una sabia costumbre, inteligente, sana. Pero también lo
es indignarse ante una injusticia, sentir compasión y alegrarse con el
otro.
Sería pobre una espiritualidad que sólo fuera para unos días de re-
tiro, para el tiempo libre o sólo para lo privado. Que no interpelara

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¿qué es y qué no es espiritualidad? 109

nuestras relaciones en casa o en el trabajo o con los amigos o nuestro


comportamiento, o que sólo nos ayudara a tener paz y sosiego para
entrar relajados a consumir o para cambiar de canal sin más, cuando
aparecen imágenes de refugiados o víctimas de tantos conflictos que
existen en el mundo. La espiritualidad articula valores y prácticas
que aportan sentido y que configuran cómo vivo.
2. Buscando juntos: las tradiciones espirituales. Hablar de espiritualidad es
hablar de relatos. “Había una vez…”. “Mi padre era un arameo erran-
te que bajó a Egipto…” (Deuteronomio). “Al principio existía la pa-
labra…” (Evangelio de Juan), “En el campo de Dharma, en el sagrado
campo de Kuru…” (Bhagavad Gita). Podríamos añadir historias de
personas, testimonios…: el de Monseñor Romero, la experiencia de
Auroville (Aurobindo), el testimonio de una profesora que admirába-
mos porque nos escuchaba y nos hacía pensar. Nos ponen en contacto
con la experiencia de tiempo, de construcción, de devenir que todos
hacemos. Ser persona, ser más persona, es también un devenir.
Hay narraciones que “aguantan” lecturas y relecturas. Y también sa-
bemos de las que, tras una lectura, mejor dejarlas guardadas: no sen-
timos que nos puedan acompañar. Hay relatos que sirven para atra-
vesar el desierto o cruzar el océano, y otros que no resisten la menor
sequía o marejadilla.
Ser plenamente humanos y vivir lo espiritual de nuestra condición, es
una aventura colectiva, por más que cada uno la viva en sí mismo. Es
difícil empezar solo. Sabemos que hay relatos que personas que nos
precedieron hicieron suyos y les ayudaron. En el camino espiritual, en
el que cada uno debe empezar de cero, nos ayuda acoger el saber que
se ha tejido a través de personas que nos han precedido y avanzar con
ellos.
3. La espiritualidad nos lleva a la experiencia, palabra utilizada para in-
dicar el conocimiento de algo por la práctica (peritus), y desde fuera
(ex). Al hablar de espiritualidad la experiencia es de suponer que sea
interior. Pero entender experiencia interior como una objetivación de
los estados interiores nos resulta insuficiente para expresar lo que uno
vive. Aquí deberíamos dar mayor peso existencial a la experiencia.

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110 lluís ylla janer

Hablamos de “experiencia vivida”, no de experiencias, ni vivencias, ni


tampoco de sensaciones, emociones o sentimientos pasajeros.
La espiritualidad propicia una particular experiencia, la experiencia
espiritual que, para la mayoría y por lo general, no tiene nada de
arrebato, ni de sensación especial. Se trata de esa “experiencia fun-
damental que se da siempre y en todas partes como fondo de las
experiencias parciales… que se da siempre, aunque muchas veces pasa
desapercibida”8. ¿Cómo denominar estas experiencias singulares que
sabemos que hemos vivido, que jalonan la vida, pero que difícilmen-
te podremos objetivar como otras experiencias particulares? Puede
ser un tomar conciencia, sentir internamente, tener paz, reconocer
cómo se ha formado una decisión en nosotros, sentir agradecimiento
profundo, sorprenderse de cómo uno no se hunde ante dificultades,
entrever la presencia que nos trasciende en el soplo apacible y delica-
do (1Re, 19,12).
Experiencia singularmente humanizadora, haciendo algo para los
demás, de momentos felices, de situaciones dramáticas, de tiempos
de retiro, de asombro estético… que tiene una densidad humana alta
y que puede quedar en nuestra biografía como un hito de sentido.
Experiencia que se da por el hecho de ser persona, al margen de toda
espiritualidad, pero que la espiritualidad propicia y cuida. Experien-
cia que un cristiano acogerá en la confianza de la fe como experiencia
del Espíritu. Alimenta el agradecimiento y la esperanza. Gracias a ella
somos un poquito más humanos y personas más buenas. Nos ayuda
también a lidiar con nuestras insuficiencias, nuestro desorden, con el
mal que a veces hacemos.
4. Espiritualidad que se expresa en palabras y ritos para el vivir diario, que
se asocia a formas, ritos y prácticas de vestir, de comer, de comportar-
se; acciones específicas (meditaciones, oraciones, individuales o co-
lectivas …), celebraciones, formas de empezar el día, o una actividad.
También de palabras, mensajes y valores que se dice y se aplican.

8. K. Rahner, Experiencia del espíritu, Ed. Narcea, Madrid, 1978, 17-19.

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¿qué es y qué no es espiritualidad? 111

Su sentido lo obtienen de la narración que los inspira y a la que desea-


mos que nos ayuden a corresponder. La significación y autenticidad
de las palabras y ritos son fundamentales para la espiritualidad. No
se trata de simular, de aparentar, de hacer por hacer para adaptarse al
grupo.
La espiritualidad precisa su lugar y tiempo para ser vivida, cuidada.
Lo cotidiano y lo espiritual se entremezclan, pues no se trata de cum-
plir sino de integrar vida y espiritualidad. Ésta nos invita a unificar la
vida. Esfuerzo permanente. Las palabras y ritos ayudan a una pedago-
gía de la unidad de lo que uno es y desea ser.
5. Trascender en el otro. Los seres humanos nacemos como seres me-
nesterosos y extremadamente dependientes. Crecemos y nos vamos
configurando con los otros y por los otros. Nuestra humanización
es gracias a otras personas. Las realizaciones humanas de las que
estamos más orgullosos, las que sentimos que nos hacen crecer, se
dan en la relación. Las tradiciones espirituales tienen un lugar pri-
vilegiado para el otro, el que no soy yo. El gran relato bíblico, está
atravesado por la pregunta que Yahvé dirige a Caín: ¿dónde está tu
hermano? Si una espiritualidad no me ayuda a salir de mi centro y
a acoger al otro, a abrirme a la relación, queda abortada por falta de
humanidad.
Hay grandes realizaciones de espiritualidad por parte de personas que
pusieron al otro, al padre o la madre, al familiar, al alumno, al enfer-
mo, al refugiado… en el centro, y sin ningún complejo ni aspaviento
vivieron, no sin lucharlo, su descentramiento.
Nos construimos y somos plenamente humanos relacionalmente, nos
constituimos relacionalmente. La espiritualidad debería ayudar a te-
ner en un lugar privilegiado a los demás, tener una impregnación
ética. Y luego que cada cual conteste para sí mismo: ¿y quién es mi
otro, mis otros, a los que debo tener presentes?
La espiritualidad nos afirma con lo otro, con el otro. Con el total-
mente Otro añadirá una persona religiosa. Invita a no poner límites
al afirmarse junto con lo que está más allá de uno mismo.

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112 lluís ylla janer

6. Libertad. La personalización que subraya la espiritualidad supone per-


seguir una lucha permanente por la libertad. Los primeros seguidores
de Jesús-Cristo lo formularon de una forma radical: no arrodillarse
ante nada salvo ante el nombre de Jesús (Flp 2,10). Una espirituali-
dad debe ayudarnos a no arrodillarnos internamente frente a nada ni
a nadie, ni frente a nuestro ego ni a nuestro personaje. El vigor de una
espiritualidad no permite el ensimismamiento en uno mismo, en sus
virtudes y fortalezas, ni en sus debilidades. Invita al “desarme” del yo,
que no quiere decir debilitar la personalidad.
Libertad para acoger responsablemente la experiencia de la realidad.
La ciencia no agota el espacio de la realidad que experimentamos. La
experiencia a través de lo que vemos, sentimos, tocamos y la experien-
cia de lo inaudito, lo inefable, lo gratuito de la dimensión espiritual.
Dejemos que el misterio sea misterio, frente al que nos descubrimos,
acción que nos hace aún más humanos. La tendencia, o incluso ten-
tación, humana de dominar, controlar, verificar… también se inmis-
cuye en el terreno de la espiritualidad. Pero en cualquier caso también
desde la espiritualidad debemos defender la libertad.
Una cosa es propiciar condiciones para la toma de conciencia de lo
espiritual en nuestras vidas, y otra es pretender producir experiencias
espirituales o evaluarlas. Tanto en la espiritualidad en general como
en la religiosa, debemos tener un cuidado escrupuloso con algo tan
genuino y espiritual de la experiencia humana como es la libertad.
Finalmente, libertad frente a sí misma, no convertirse en ideología
espiritual. Una espiritualidad “deja de ser verdadera si, en el interior
de ella misma, no implica su propia superación”, “se hace sospecho-
sa cuando ya no admite ser discutida”9. Debe ayudar a uno a “reci-
bir como significativa, la contradicción que le viene de otros, de los
acontecimientos y que le revela también la paradoja interna de una
fidelidad particular al Infinito”10.

9. M. de Certeau, «Culturas y espiritualidades». Concilium 19 (1966), 203-205.


10. Op.cit. 204.

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¿qué es y qué no es espiritualidad? 113

Espiritualidad en la escuela

En el contexto laico francés, se publicó un libro sobre la espiritualidad en la


escuela11 que insiste en definir la espiritualidad para el mundo educativo y
en facilitar la presencia de las grandes tradiciones espirituales en la escuela.
Cercana a esta propuesta encontramos el informe del Ministerio de educa-
ción del Quebec sobre El desarrollo espiritual en la educación12 y el informe
UNESCO para replantear la educación (2015) que pide a la escuela que
afronte entre otras la dimensión espiritual13, siguiendo lo que ya había recogi-
do en 1973 en Aprender a ser14 y en 1994 en La educación encierra un tesoro15.
El cuidado de la espiritualidad en la escuela ha caracterizado a las escue-
las religiosas, y entre ellas a las de la Compañía de Jesús, a lo largo de la
historia. En éstas, la presencia en contextos tan distintos como Nepal,
Canadá, Mozambique o España supone una gran variedad de concrecio-
nes. El Seminario internacional de Pedagogía y Espiritualidad ignaciana,
SIPEI (Manresa, 2014) fue una ocasión para conocer diversas iniciativas
de espiritualidad en la educación que se llevan a cabo en el mundo16.
En este encuentro se reflexionó sobre las características a promover desde
la escuela, sintetizadas en la persona Consciente, Competente, Compasi-
va y Comprometida (en breve 4C). Dentro de ellas, la primera C apunta
a la educación del ser consciente, de uno mismo y del mundo, algo nu-
clear en la espiritualidad.
Además de las iniciativas más conocidas de retiros, Ejercicios espirituales,
se compartieron experiencias de talleres, momentos en los que se invita

11. P. Filliot, L’éducation au risque du spiritual, Desclée de Brouwer, Paris, 2011.


12. Le développement spirituel en éducation. Actes du colloque tenu à Québec
11 et
12 novembre 2003. Gouvernement du Québec,
Ministère de l’Éducation, 2004
13. Replantear la educación ¿Hacia un bien común mundial?, UNESCO, Paris, 2015.
14. E. Faure, Aprender a ser. UNESCO, Alianza Editorial, Madrid, 1973.
15. J. Delors, «Los cuatro pilares de la educación», La educación encierra un tesoro,
UNESCO-Santillana, Madrid, 1996, 95-105.
16. Cf SIPEI en la web de Educate magis www.educatemagis.org, plataforma edu-
cativa de los colegios de la Compañía de Jesús del mundo, las experiencias pre-
sentadas.

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114 lluís ylla janer

a la toma de conciencia de lo que nos conmueve, de cómo nos ponemos


frente a los demás, preguntarse de qué modo está conectado Dios con lo
que se uno experimenta; o introducir el Examen en el día a día del centro
de un modo más integral y sistemático o tiempos de silencio, reflexión,
revisión y oración al inicio y final de la jornada escolar.
El Documento La Excelencia humana desarrollaba en la C de conciencia
dicho énfasis en la espiritualidad en la educación17. Pero la espiritualidad, no
apela sólo al ser consciente, sino también a las C de Competencia, de Com-
pasión y de Compromiso. Forma parte de la espiritualidad el sentir con los
demás, compartir el dolor y la esperanza, el voluntariado en servicio a los de-
más, la acción solidaria, de denuncia y resistencia frente a la injusticia.
La espiritualidad que se deriva del Evangelio se enraíza en lo común hu-
mano de las espiritualidades y propone lo singular de lo que fue, hizo y
vivió Jesús. Para la espiritualidad cristiana no es suficiente hablar de Dios
como energía, Dios es Padre nuestro. Tampoco afirmar que Jesús fue un
gran maestro, un gurú. Jesús es Cristo, Señor, mesías crucificado, escán-
dalo para los judíos y necedad para otros (1Cor 1,23). De ello se deriva
un desarrollo propio y singular de la espiritualidad que nace de las bien-
aventuranzas, de la parábola del hijo pródigo o de los relatos de la pasión
o de las apariciones post-pascuales.
Entre lo específico de la espiritualidad propia de la escuela cristiana, y
lo común de la espiritualidad como dimensión humana, puede que sea
importante insistir en elementos básicos de la espiritualidad. Algunos de
nuestros alumnos cuando dejen la escuela seguirán en un camino cristia-
no y otros lo dejarán de lado. Sería deseable que, a lo largo de su paso por
la escuela, hubieran sentido la significación vital de experiencias antropo-
lógicas básicas que subyacen en la espiritualidad. Estoy pensando en las
experiencias de abrir los ojos, tomar conciencia, contemplar la vida; de
sentir y vivir la empatía y la compasión; y de decidir, actuar, ocuparse,
cuidar; haber aprendido a estar en silencio y a apreciar la sabiduría de la

17. La excelencia humana: Hombres y mujeres conscientes, competentes, compasi-


vos y comprometidos Secretariado para la Educación de la Compañía de Jesús.
https://www.educatemagis.org/es/documents/excelenciahumana/ (5.10.2017).

Sal Terrae | 106 (2018) 103-116


¿qué es y qué no es espiritualidad? 115

Biblia y la riqueza antropológica de la liturgia. Estas experiencias, entre la


opción o no opción por lo religioso en la que se encuentra una persona
que deviene adulta, pueden quedar obviadas de su aprendizaje.
Sería deseable que, a lo largo de la vida, hagan o no hagan una opción
creyente, no duden en desarrollar su espiritualidad, porque comprendie-
ron que espiritualidad tiene que ver con vivir la vida con calidad, belleza,
densidad, sentido.

Para una espiritualidad de cada día en la escuela diversa

En nuestro mundo global, el diálogo religioso y de espiritualidades se


plantea como un reto. ¿Cómo avanzar cada uno en su propia espirituali-
dad dialogando en un mundo en el que hay otras que afirman con fuerza
sus propuestas de sentido, sus valores, sus ritos? ¿Cómo dialogar sin difu-
minarse en un sincretismo global que no corresponda a nuestra singulari-
dad sobre la que no podemos saltar?
Se trata de, cuidando de cada contexto determinado, encontrarse con
el otro desde la radicalidad (de raíz) de lo que uno es, hacia la que uno
avanza y desde la que se acoge al otro, sin pretender superar por la razón
o la voluntad dichas singularidades.
Sin duda el diálogo reiterado, la meditación de los textos que para uno
son sagrados y la escucha de los textos que lo son para otros, la medita-
ción y oración silenciosa, el conocimiento y participación posible de las
liturgias de otros, pueden ayudar a encontrar prácticas que cuiden de la
espiritualidad en escuelas que se encuentran en sociedades multicultura-
les y multireligiosas. Se trataría de que la espiritualidad de la escuela sea
conocida y cuidada, para que la espiritualidad de cada uno se fortalezca
en contacto con la espiritualidad de la escuela.
En el Congreso internacional de los delegados de educación jesuita
de Río de Janeiro18 uno de los 4 temas de trabajo versa sobre “Nuestra

18. Congreso celebrado en noviembre de 2017. www.jesedurio2017.educatemagis.


org (2.11.2017).

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116 lluís ylla janer

experiencia de Dios: en diálogo con las diversas miradas”, y reflexiona


sobre cómo celebrar y presentar la identidad en nuestro mundo multi-
cultural. Las escuelas, situadas en el mundo global, deben contribuir a
formar “personas globales” capaces de vivir su singularidad, en un mun-
do que va a relativizar muchas cosas que parecían estables. El camino al
andar para la espiritualidad en la escuela en ese mundo precisa aún de
muchos diálogos y reflexiones. Cuidar de la espiritualidad con calidad
y rigor renovado, subrayando la apropiación y significación, se presenta
como una urgencia y algo imprescindible para formar personas con raíces
para un mundo global. Respetando la identidad y las creencias de todos
los educadores, todos deberían contribuir a una espiritualidad que ayude
a la humanización profunda en la escuela
Una espiritualidad que nos ayude será aquella que nos empuje a venir a lo
que no sabemos, que nos acompañe para caminar, para salir de toda ins-
talación, a estar despiertos, para ponerse en camino permanentemente.
Cada cual el suyo. Pero que se venga. ¡Que se camine!

Sal Terrae | 106 (2018) 103-116


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tesis del cardenal Walter Kasper al afrontar la cuestión del dogma y lasere-
soledad, sino que ni siquiera se puede hablar de la muerte y a menudo
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y cardenal de unlosprofundo
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de la cultura, que ha pasado de la petición de «piedad para quien
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a una
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abandona al moribundo a su suerte. Es un signo de un profundo
Espirituales. Una mirada única a los escenarios donde se suceden las acciones cambio
ydelasla palabras
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de Jesús, de la petición
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119

La competencia espiritual como


reto pedagógico
E duardo V izcaíno C ruzado *

Fecha de recepción: noviembre de 2017


Fecha de aceptación y versión final: enero de 2018

Resumen
En este artículo vamos a justificar la necesidad de una competencia espiritual en
los centros educativos, debido a los retos que la sociedad nos va a marcar en el
futuro. Entendiendo la espiritualidad como un modo de situarse en el mundo,
apostamos por la formación de una persona, entre otras cualidades, competente,
consciente, comprometida y compasiva, capaz de transformar el mundo que está
por venir en una realidad más humana. A partir de estos retos, proponemos tres
objetivos para dicha competencia: Ayudar a construir un relato de sentido, resig-
nificar las relaciones y redescubrir el Misterio. Por último, señalaremos algunas
herramientas pedagógicas que ya se están probando en algunos centros.
Palabras clave: jóvenes, sociedad tecnológica, sentido, educación, Miste-
rio, retos.

Spiritual competence as an educational challenge

Summary
In this article we will justify the need for spiritual competence in educational
institutions in view of the challenges that society will set us in the future. By
understanding spirituality as a way of finding one’s place in the world, we place
an emphasis on developing a competent, conscious, committed and compassion-
ate individual, who is also in possession of other qualities and who is capable of

* Profesor en SAFA-Huelva. evizcaino@fundacionsafa.es

Sal Terrae | 106 (2018) 119-131


120 eduardo vizcaíno cruzado

transforming the world that is yet to come into a more human reality. On the
basis of these challenges, we propose three objectives for this competence: To help
build a meaningful narrative, give new meaning to relationships and rediscover
the Mystery. Lastly, we will touch upon several pedagogical tools that are being
tested in some schools.
Key words: young people, technological society, meaning, education, Mys-
tery, challenges.

Necesitados de un nuevo modelo educativo1

Nos encontramos en un momento propicio para pensar en educación.


No solo sus instituciones están proponiendo una innovación, también la
sociedad (familia, jóvenes, medios de comunicación, clase política) está
convencida de esta necesidad. Es una reflexión de calado que no se ago-
ta en cuestiones metodológicas y prácticas (didácticas, reestructuración de
espacios, transformación de roles, flexibilización de tiempos, mejora de las
herramientas de evaluación, técnicas de trabajo cooperativo…). Sería una
oportunidad perdida si no se aprovechara este momento de examen para
repensar también el papel que la educación juega en la sociedad (cuáles son
sus objetivos y sus funciones) y el valor de lo que se quiere transmitir (qué
contenidos, qué competencias, qué materias). En cualquier caso, el princi-
pal interrogante es saber si, con el modelo educativo que tenemos hoy, los
jóvenes serán capaces de dar respuesta a los retos del futuro.
Este modelo que ahora parece estar agotándose no tenía muchas dificul-
tades en intuir el futuro que el joven encontraría quince años después de
entrar en la escuela. En una sociedad de alto desarrollo, tanto industrial
como del sector servicios, la respuesta de la educación pasaba por trans-
mitir cuestiones básicas de nuestra tradición/cultura y ofrecer algunas

1. Gran parte de las ideas contenidas en las páginas siguientes han nacido del diá-
logo que hemos mantenido un grupo de docentes, animados por EDUCSI.
Desligar qué es pensamiento propio y cuál es ajeno es tarea imposible después
de tantas horas de diálogo y reflexión. Mi única seguridad es que todo lo bueno
viene de ellos, por lo que hago constar mi gratitud.

Sal Terrae | 106 (2018) 119-131


la competencia espiritual como reto pedagógico 121

herramientas para poder formarnos social y laboralmente. De ahí nacían


asignaturas como Lengua, Literatura, Geografía, Historia, Matemáticas,
Ciencias de la Naturaleza, Inglés…, con un contenido y unos objetivos
muy delimitados.
Hoy el escenario es distinto. La velocidad del cambio es tan alta que
incluso mirar al presente provoca cierta sensación de incertidumbre. Bau-
man cree que la liquidez es la mejor metáfora para definir esta sociedad
y esta vida, en la que todo exige una enorme flexibilidad y facilidad para
asumir el cambio. Desde la perspectiva financiera y ahondando en esta
misma idea, algunos expertos aplican a esta sociedad el acrónimo VUCA.
Creen que los mercados financieros, al igual que la sociedad, se caracte-
rizan por ser Volátiles, Inciertos (Uncertainty), Complejos y Ambiguos.
Así, incluso el futuro más inmediato se vuelve impredecible y, por tanto,
inestable. Nos sentimos incapaces de adivinar cuáles serán los cambios
fundamentales que se producirán.
Por ello, plantear la educación como la mera transmisión de unos cono-
cimientos teóricos que faciliten la inserción y el éxito sociolaboral parece
una tarea condenada al fracaso. Las generaciones más jóvenes (las que
están ahora en las aulas de Infantil) tendrán que vivir con el cambio cons-
tante como forma de vida. Algunos2 señalan que, como media, tendrán
cinco profesiones distintas y trabajarán en diecisiete empresas diferentes.
Vivirán en quince lugares distintos y muchos de ellos se ganarán la vida
en trabajos que aún no existen3. El propio trabajo, al menos en las socie-
dades occidentales, se redefine: la interconexión, la tecnología, la gestión
de la información e, incluso, la robótica y la inteligencia artificial condi-
cionan enormemente qué haremos y cómo.
Ante este panorama, la educación tiene, al menos, tres ideas claras. Por
un lado, se ha de educar para el cambio (lifelong learning), que traduci-

2. ABS McCrindle. Future Forecasts, life expectancy of Gen Alpha at birth, en


línea, http://mccrindle.com.au/resources/GenZGenAlpha.pdf (consulta 4 de
noviembre de 2017).
3. Cobran así sentido nuevas asignaturas con nomenclaturas tan sugerentes como
Proyecto Emprendedor, Iniciativa Emprendedora y Empresarial, etc.

Sal Terrae | 106 (2018) 119-131


122 eduardo vizcaíno cruzado

mos pedagógicamente como aprender a aprender. En una sociedad que


suministra todo su conocimiento en la red, tiene más sentido dotar a las
personas de cierta autonomía y criterio para seleccionar la información
que necesitamos que ofrecerles directamente dicha información. Esto ex-
plica por qué, en las aulas, van ganando más peso los procesos de apren-
dizaje que los contenidos (por supuesto, estos no desaparecen ni podrán
desaparecer).
Por otro lado, lo tecnológico adquiere un papel protagonista en estos
procesos en todas las áreas de conocimiento (búsqueda de información,
su tratamiento y presentación, el trabajo en red). Si a esto sumamos que,
cada vez más, viviremos en ciudades llenas de diversidad y que la com-
plejidad de las tareas apunta más a la interacción y colaboración con lo
diferente que al trabajo aislado, encontramos en el trabajo cooperativo la
tercera pata del taburete educativo.
Evidentemente, no son las únicas, pero sí las que han ganado más fuerza
en los últimos años. Tres competencias basadas en el saber hacer como me-
jor estrategia para formar a un joven que irá a un mundo que no sabemos
muy bien cómo será. Tendrán éxito, además, porque se valen del interés
e inquietudes de los jóvenes (conexión en redes sociales, proliferación
de tutoriales y vídeo-tutoriales que animan al Do it yourself  4, suscitando
su curiosidad), y que cada vez son más abiertos y están más cómodos en
la diversidad. Creemos que, con estas herramientas, ellos mismos serán
capaces de construir las respuestas más apropiadas a los retos que se les
presentarán y que nosotros aún no somos capaces de intuir.

Los grandes retos no serán (solo) técnicos sino éticos y espirituales

Muchos de estos retos serán técnicos y tecnológicos, dirigidos a aumen-


tar nuestra capacidad de acción (llegar más lejos, más rápido, hacer
más cosas), crear nuevas realidades (la inteligencia artificial, la realidad

4. Entre los muchos apodos que se aplican a las nuevas generaciones, hay uno que
resume esta cualidad: Yo-Yo Generation, siglas de You’re On Your Own, algo así
como: depende de ti.

Sal Terrae | 106 (2018) 119-131


la competencia espiritual como reto pedagógico 123

aumentada), alargar y mejorar nuestras vidas (biotecnología, neurocien-


cia, robótica aplicada a la medicina…), etc.
Pero, sin lugar a dudas los mayores retos que los jóvenes tendrán que
afrontar serán, principalmente, éticos y espirituales. Más aún cuando
los marcos tradicionales de referencia han desaparecido o han perdido
el peso y la importancia que hasta hace unas décadas habían tenido. Las
preguntas clave no serán cómo conseguir vivir cien años con calidad y
autonomía o cómo conseguir que un coche se conduzca solo, sino por
qué debemos hacer todo lo que queremos hacer, qué hacer con esos
años que viviremos o cómo construiremos una vida coherente en un
mundo polimorfo y cambiante, a menudo disperso. Habrán de pregun-
tarse qué papel juega el otro en sus decisiones, tanto el que convive con
ellos y piensa diferente como el que, estando lejos, comparte un mun-
do, a menudo desde el dolor y el fracaso. O cómo vamos a dar respuesta
al problema ecológico o qué algoritmos llevarán al coche autónomo a
tomar la decisión más correcta en caso de accidente. Cuestiones sobre
cómo y dónde buscar y alcanzar la plenitud y cómo la entenderá una
persona difícil de saciar; o qué cabida tendrán en nuestras vidas esas
inquietudes más profundas que nos mueven a vivir desde otras coor-
denadas, a menudo mediadas por nuestra relación con el Misterio, son
retos que tampoco podremos obviar.
En una sociedad que intuimos cambiante y con múltiples y diversos mar-
cos referenciales de sentido, los principales retos serán éticos y espiritua-
les5. En definitiva, el desafío fundamental será cómo lograr integrar con
coherencia todo lo que somos, pensamos y hacemos en una misma vida.
Las competencias que nos enseñan a saber hacer tienen todo su sentido
hoy. Pero mirando al mañana, aún tienen más sentido aquellas que nos
enseñen a saber ser, a saber, situarnos en la vida desde un proyecto cohe-
rente y pleno.

5. Ecológicos, políticos, convivenciales, biosanitarios, de aceptación de la diversi-


dad, de acogida, de pacificación, cómo situarse en el mundo, cómo decidir, con-
templar, examinar, juzgar, disfrutar, interpretar, abordar la realidad, gestionar lo
que se vive-siente…

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124 eduardo vizcaíno cruzado

Junto a las tres propuestas que señalábamos anteriormente (aprender a


aprender, trabajo cooperativo y competencia tecnológica) urge añadir
una cuarta pata, la competencia espiritual, que viene a integrar, más allá de
la multidisciplinariedad, todo aquello que vamos viviendo. Una compe-
tencia que nos enseña a formular, entre otras cosas, las preguntas adecua-
das a todos esos otros retos que se nos presentarán.

No sabemos qué mundo, pero sí qué persona

Según D. Mollá6 “el auténtico concepto de espiritualidad (…) tiene que


ver con las claves desde las que uno vive la vida y con las propuestas para
llenar de sentido y de plenitud humana esa vida”. Es decir, la espirituali-
dad es el modo que tenemos de comprender y entender el mundo y de
situarnos y proyectarnos en él7. Es una espiritualidad engarzada (y que
nos engarza) a la vida, que busca integrar, desde un relato coherente (va-
lores, principios, proyectos), todos sus aspectos y niveles para alcanzar su
plenitud. En nuestro caso, este relato es, además, trascendente: es la vida
vivida según el Espíritu8.
Por tanto, es una espiritualidad ligada a lo cotidiano, a sus decisiones y
a las justificaciones que damos y nos damos, a cómo explicamos y com-
prendemos lo que pasa y nos pasa. Si bien exige el cultivo y el cuidado de
una profunda interioridad, no se opone (pues su vocación es integradora)
a lo corpóreo, a lo material; ni se queda en el momento presente, pues
busca integrar lo ocurrido –pasado– y lo deseado –futuro– en un proyec-
to/narración coherente, dotando de sentido a la propia vida. De nuevo en
palabras de Mollá, es un horizonte de ser.
Tampoco se gira de un modo narcisista sobre sí, en un acto de autorre-
flexividad que se cierra en sí mismo, pues exige una apertura al mundo
y al otro para encontrar su plenitud. Una apertura que nos conducirá
necesariamente, entre otras cosas, al agradecimiento y al servicio.

6. D. Mollá, Espiritualidad para educadores. Mensajero, Bilbao, 2010, 14 y ss.


7. Entender el sentido tanto como significado (situarse) como dirección (proyectarse).
8. Tomo esta idea de Juan Antonio Estrada.

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la competencia espiritual como reto pedagógico 125

Igual que el resto de competencias la espiritual buscará dotar de las he-


rramientas necesarias para que los jóvenes logren reconocer y afrontar
los retos (políticos, éticos, sociales, identitarios…) que subyacen en los
desafíos técnicos y tecnológicos, permitiéndoles construir un relato vital
coherente que les trascienda (inclusión del otro, del otro sufriente y del
Misterio) y les acerque a la plenitud.
El reto pedagógico será, pues, encontrar estas herramientas e integrarlas en
el día a día escolar, del mismo modo que vamos enseñándoles a trabajar
en equipo, a construir su propio aprendizaje o a hacer un uso correcto de
las nuevas tecnologías. Por suerte, esta circunstancia de no saber cómo será
el mundo que se encuentre el joven nos está obligando a centrar aún más
la mirada en la persona, relativizando el contenido y difuminando las fron-
teras de las antiguas disciplinas (multidisciplinariedad), lo que nos permi-
tirá trabajar más libremente estas herramientas. No será trabajo fácil, pero
sí tenemos mucho adelantado porque, si bien no sabemos cómo será ese
mundo, sí tenemos más o menos claro cómo nos gustaría que fuera el joven
que vivirá en él: consciente, comprometido, competente y compasivo9.
Como ya hemos indicado, los marcos referenciales y de sentido se han
multiplicado y diversificado, obligando a cada cual a elegir y a menudo
construir los propios. La globalización de la información nos permite
conocer y optar entre multitud de alternativas, sin la obligación de la
exclusividad, lo que nos permite diseñar nuestro propio proyecto vital
tomando modelos distintos en una especie de sincretismo existencial. El
Do it yourself se traslada a la propia identidad, que se construye casi como
se diseña el avatar o el perfil de nuestras redes sociales, el enorme bazar en
el que intercambiamos y adquirimos propuestas de sentido.
No deja de ser una riqueza que, especialmente los jóvenes, saben aprovechar.
Pero, como hemos insistido, nuestra pretensión como educadores es ofrecer
las herramientas para que, inmersos en este mercado, le sepan sacar el máxi-
mo partido. Ser personas conscientes y críticas contribuye no solo a situar-
se correctamente en ese bazar fluctuante, sino a saber lanzar las preguntas

9. Siguiendo la propuesta del P. Kolvenbach (General de la Compañía de Jesús


entre 1983 y 2008).

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126 eduardo vizcaíno cruzado

apropiadas a los retos presentados, cuestionando la realidad que nos llega. Es


el modo, además, de construir un proyecto de sentido desde la libertad.
Por otro lado, para alcanzar esta plenitud, es necesario redimensionar la
red social que hilamos en nuestras vidas, a veces construidas desde cierta
superficialidad y colocando a la propia persona en el centro de las mis-
mas. Formar personas compasivas y comprometidas ayudará a descentrar
a la persona de sí misma, integrando al otro y, especialmente, al otro
sufriente, en el propio proyecto vital.
La educación que integre la competencia espiritual, de este modo, ayudará a
responder a los grandes retos del mañana, ofreciendo las herramientas nece-
sarias para saber moverse en un mundo rico de opciones, sabiendo elegir las
más adecuadas para un proyecto que no solo tiene en cuenta al individuo que
lo construye, sino que incluye al otro en el mismo. Un proyecto que será, de
este modo, integrador, coherente y pleno y, por tanto, más humano.

Tres posibles objetivos


Formar personas comprometidas, compasivas, conscientes y competentes
significa aceptar la tarea de educar en una competencia espiritual de cala-
do. La sociedad que tan brevemente hemos descrito como flexible, líqui-
da, tecnológica, diversa, global, impredecible, conectada… nos presenta
no solo retos sino también oportunidades. Los alumnos de nuestras aulas
son jóvenes en búsqueda y construcción de un proyecto que integre la
diversidad de sentidos individuales, o de modos de ser y de estar en el mundo,
creando nuevas estructuras de sentido10, ofreciendo un orden a todas esas
emociones que hoy expresan con más facilidad. Son, además, jóvenes
abiertos a un mundo rico y diverso (cultural, política y religiosamente).
Jóvenes que asumen, quizá porque lo tengan casi todo, que no todo valor
está en lo material y que existen otros relatos más gratificantes11.

10. A. Canteras Murillo, Sentido, valores y creencias de los jóvenes. INJUVE. Ma-
drid 2003, 9 y ss.
11. Según el estudio de Canteras (op. cit. 38 y ss.), el 71.9% de los jóvenes afirman
serles muy o bastante importante tener bienestar espiritual en sus vidas, por
encima de otras preferencias.

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la competencia espiritual como reto pedagógico 127

En una sociedad altamente reflexiva, en continua revisión12, y con un suje-


to también con una gran capacidad para la autorreflexión (acostumbrado
a mirarse y examinarse, con más o menos profundidad, a través de las
redes sociales), esta urgencia se hace aún mayor. Construirse como sujeto,
afirma Touraine, es precisamente el objetivo principal de nuestra cultura.
Y añade: es nuestra tarea fundamental, y cada vez lo será más, buscar en
nuestro interior y en los ambientes en que vivimos la conciencia de sí 13. Un
ejercicio que se complica por la continua invitación de la sociedad a te-
ner experiencias (todas fundantes: el viaje del año, el partido del siglo, el
verano de tu vida…). Ya Giddens apuntaba el efecto collage como esa
tendencia a yuxtaponer vivencias, como breves nodos de sentido, pero no
necesariamente conectados.
Ante esta invitación de la sociedad a la continua búsqueda del aconteci-
miento, el primer objetivo de la competencia espiritual debería ser ayudar
a construir este relato de sentido, formar en la competencia de ilación, esa
capacidad de integrar en un relato coherente, con un argumento pleno de
sentido, lo que ocurre en sus vidas (pasado, presente y futuro).
También hemos definido esta sociedad como conectada y expuesta,
donde la intimidad se transforma en extimidad o en espectáculo14. En
las redes sociales, a menudo nos mostramos como marca o producto,
más preocupados por el parecer que por el ser, más atentos al postureo
que a la autenticidad. Ciertamente, podemos ver signos de esta reali-
dad, pero también muchos otros más esperanzadores. La mayoría de
los nuevos avances, al menos los más expandidos, son tecnologías de la
relación. Sus programas (apps) buscan ponernos en contacto con los
demás de muchas y variadas formas (texto, en grupo, personales, segui-
dores anónimos, imágenes, juegos…). Aunque siempre hemos vivido
en un mundo de relaciones (somos zoon politikon), lo que marca la
diferencia hoy es que dichas relaciones han perdido sus fronteras o bien
se han difuminado.

12. A. Giddens, Modernidad e identidad del yo. Península, Barcelona, 1997, 33.
13. A. Touraine, La mirada social. Paidos, Barcelona, 2007, 171.
14. P. Sibilia, La intimidad como espectáculo. FCE. Buenos Aires. 2013

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128 eduardo vizcaíno cruzado

Aquí encontramos un segundo objetivo. Las relaciones se transforman, se


expanden, muchas veces se enriquecen cuando toman otras dimensiones
y funciones y, a menudo, se desvirtúan. ¿Cómo contribuir, como educa-
dores, a esta resignificación de las relaciones (con uno mismo, con el otro,
con el mundo)?
El sujeto que se mira a sí puede ser visto como síntoma de narcisismo y
preponderancia de la apariencia o como oportunidad para redimensionar
la relación que mantenemos con nosotros mismos, como sujeto con una
interioridad y corporeidad. También es una oportunidad para ganar en
profundidad en nuestras relaciones con los demás y, especialmente, con el
otro sufriente (solidaridad) y diferente (multiculturalidad). En otra línea,
la misma sociedad nos exige reformular nuestra relación con la naturaleza
(ecología, reconciliación) y con las cosas (economía).
También la relación con la trascendencia está transformándose, quizá de
un modo más complejo debido a los procesos de secularización que inclu-
yen desde el desencantamiento/reencantamiento del mundo, la aparición
de una Civil Religion15 o las tesis de Habermas sobre la postsecularidad.
En cualquier caso, si aceptamos el postulado de Taylor16, el ser humano
está abriéndose de nuevo a lo trascendente, si bien no siempre esta va diri-
gida a una Trascendencia Personal. En una sociedad que tiende a sofocar el
espíritu17, algunos ven signos de cierta apertura al Misterio y resurgimien-
to de lo religioso. Situados en una sociedad postmaterialista, muchos bus-
can en determinadas prácticas (ecologismo, mindfulness, yoga, retiros,
técnicas psicológicas orientadas al wellness, ejercicios orientados a unir
bienestar emocional/espiritual y físico) un encuentro con uno mismo que
trascienda lo superficial e inmediato.

15. Según las teorías de R. Bellah.


16. Ch. Taylor (2007). A secular age. The Belknap Press of Harvard University
Press, Londres, 2007, 27. En dicho ensayo, Taylor diferencia al porous self como
ese individuo que, en la antigüedad, estaba abierto al Misterio, a lo trascen-
dente y, por tanto, era capaz de encontrarlo en la cotidianidad de su vida. La
Modernidad, la Ilustración y la preponderancia de la razón científica cerró esta
sensibilidad para lo trascendente (buffered self).
17. Id., Fuentes del yo. Paidós, Barcelona, 1996, 542.

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la competencia espiritual como reto pedagógico 129

Un tercer objetivo, íntimamente ligado a los dos anteriores, supone redes-


cubrir el Misterio desde nuevas claves. Para nosotros, esto supone apren-
der a mirar el mundo (a uno mismo, al otro y al propio mundo) desde la
mirada de Dios, descubriendo no solo el mundo que Él ve, sino descu-
briéndolo a Él mismo en dicho mundo. Supone, en definitiva, una recu-
peración de lo sagrado no solo de uno mismo18, sino de toda la realidad.

Contemplar, discernir, reapalabrar, acompañar

¿Cómo aterrizar, en un centro educativo, estos tres objetivos? Como he-


mos apuntado más arriba, en una sociedad compleja e hiperconectada,
no tiene sentido dejar esta tarea a un solo departamento o a un momento
concreto del curso. La formación competencial se alcanza, sobre todo, en
el cuidado de los procesos, en el estilo de trabajo o modo de proceder que
atraviesa toda nuestra acción educativa.
Ya hemos señalado que la espiritualidad, entre otras cosas, es una forma
de estar correctamente situado en el mundo. De este ser consciente de
dónde se está nace la compasión19 y el compromiso. Por tanto, formar en la
competencia espiritual supone educar la mirada, enseñar a poner los ojos
en los lugares y momentos apropiados, aprender a leer la realidad desde
otras perspectivas, algunas desplazadas a los márgenes, y cuidando la ata-
laya hermenéutica desde la que contemplamos el mundo. El Paradigma
Pedagógico Ignaciano parte de esta pedagogía del mirar20. Se trata de
cuidar qué problemas elegimos para enseñar matemáticas, qué textos para
trabajar la competencia lingüística, qué estadísticas usamos para aprender

18. L. Ferry, El hombre-Dios. Tusquets, Barcelona, 1997. Propone la divinización


del ser humano como la última etapa del proceso secularizador.
19. En el Documento de Contemplación de la realidad a la que somos enviados, de la
Compañía de Jesús, se definía la compasión como el deseo de comprender desde
dentro la sociedad en que vivimos.
20. No profundizamos en el PPI dada la brevedad de esta reflexión y lo mucho y
bueno que ya hay publicado. En este sentido, pendiente de publicación está la
reflexión de Juan José Rueda Esteban, El Paradigma ignaciano de la educación:
hacia dónde vamos en la educación ignaciana.

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130 eduardo vizcaíno cruzado

a dibujar tablas y gráficos. En definitiva, desde qué realidad enseñamos lo


que queremos enseñar. Enseñar a mirar significa señalar y evidenciar ese
contexto que no siempre queda visible.
Como también hemos apuntado, la sociedad actual nos invita a vivir mu-
cho en poco tiempo, intensamente. Nos llenamos de experiencias y emocio-
nes que compartimos rápidamente en las redes sociales para, acto seguido,
pasar a otras vivencias. La vida líquida da poco tiempo para que éstas ad-
quieran cuerpo, no disfrutan de la calma necesaria para que estas tomen el
poso que va formando nuestro carácter21. No estamos educados para la de-
mora, ni tenemos el hábito de poner en orden y clarificar todo aquello que
se mueve en nuestro interior. Tampoco estamos educados para el examen.
Algunos centros están introduciendo el espíritu del examen ignaciano,
bien usando ejercicios de metacognición al final del día (¿qué he aprendi-
do hoy? ¿Qué me llevo/qué ha cambiado en mí/qué me ha aportado el día
de hoy?), bien llevando cuadernos de vida en los que los alumnos dedican
algunos minutos a sí mismos en tutorías o en determinadas asignaturas.
Conectado con lo anterior, encontramos la necesidad de sentido. La ne-
cesidad de convivir en la diversidad (de género, de edad, de intereses, de
culturas…) nos ha llevado a los centros a poner el énfasis en la formación
en una ética de mínimos que nos ayude a marcar esos límites necesarios
para la convivencia. Esto, sumado a la imposibilidad de universalizar una
ética de máximos centrada en la felicidad, nos ha llevado a ir aparcando
algunas cuestiones de sentido.
Poco a poco hemos contribuido a ese desapalabrar del que habla Duch, que
impide que las personas dispongan de palabras para formular las grandes pre-
guntas de la existencia humana. El propio autor cita a Steiner en este sentido,
señalando que nuestro tiempo ha asistido a cierto agotamiento de las palabras,
aquellas que nos han servido para orientarnos por los caminos de la existencia22.

21. R. Sennett, La corrosión del carácter. Anagrama, Barcelona, 2005, 30.


22. La primera cita de Duch aparece en M. Galcerán, A. Roig y J. Otón, «In-
terioridad» en j. m. bautista (ed.), Diez palabras clave en pastoral con jóvenes.
Verbo Divino, Estella 2013, 27. La cita de Steiner aparece en Ll. Duch. Antro-
pología de la religión. Herder. Barcelona. 2001, 229.

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la competencia espiritual como reto pedagógico 131

Sin renunciar a la necesaria ética de mínimos (que tiene como ejes cen-
trales la justicia y el respeto por la igualdad23) y sin imponer un proyecto
de sentido (la espiritualidad que tenemos en mente tiene a la libertad
del individuo y su discernimiento personal como piezas clave), cabría
preguntarse qué herramientas, momentos o estrategias ofrecemos y pro-
piciamos para contribuir a reapalabrar a nuestros alumnos, cómo les en-
señamos a hacerse las preguntas adecuadas. Sin lugar a dudas, el proyecto
de Líneas de Fuerza que la Compañía de Jesús tiene para sus centros va
en esta dirección.
Por supuesto, todo lo anterior resulta complejo sin una apuesta por la
personalización, no solo entendida como adaptación de contenidos y me-
todologías sino, fundamentalmente, como preocupación en el acompa-
ñamiento de la persona (educación integral) en su proceso vital (no solo
académico).
Requiere una mayor dotación de recursos (sobre todo tiempo), que debe
traducirse en flexibilización de horarios y espacios, una mirada más pro-
funda y transversal a los contenidos, una priorización de las tareas docen-
tes, cierta autonomía de los centros y en un cuidado y acompañamiento
al que acompaña, al maestro o profesor.
Como vemos, el reto que la competencia espiritual nos plantea no es
solo una cuestión metodológica o de contenidos. Nos obliga, incluso, a
repensar nuestras estructuras educativas. ¿Por qué? Porque con esta com-
petencia, en realidad, nos estamos preguntando qué es educar y qué tene-
mos que aportar desde nuestra identidad. Es una pregunta sobre nuestro
sentido y nuestra misión.

23. A. Cortina, Ética mínima. Tecnos. Madrid, 2007, 284 y ss.

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creencia y la es normal morir
increencia en han
siempre
soledad,
tenido sino que ni siquiera
una compleja se puede
relación. A veceshablar de la muerte
conflictiva, y a menudo se La
otras complementaria.
abandona al moribundo a su suerte. Es un signo de un profundo
duda forma parte de la fe, sobre todo hoy en día. Cuando demasiadas cambioperso-
denas
la cultura, que ha pasado de la petición de «piedad para
se sienten en un mundo del que Dios parece ausente, el diálogoquien muere»
de este
a libro
una solicitud de «muertey por
resulta refrescante piedad».para
motivador Están en juego
quien quieraprofundas
tomarse en diná-
serio la
micas afectivas, culturales y espirituales,
radical y necesaria pregunta por Dios. y tratar los problemas fuera de
una visión humanística y sapiencial resultaría restrictivo.

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133

La espiritualidad del educador


M ercedes M éndez S iliuto , RA*

Fecha de recepción: diciembre de 2017


Fecha de aceptación y versión final: enero de 2018

Resumen
La educación ha sido y es motor de desarrollo social, pero éste no siempre ha
conducido a la construcción de una sociedad justa y pacífica. Para que emerja
una auténtica globalización de la solidaridad, los educadores están llamados a
humanizar la educación, es decir, aportar a las nuevas generaciones los aprendi-
zajes que le ayuden ‘a conocer’ y ‘a hacer’, pero sobre todo ‘a vivir juntos’ y ‘a ser’.
La espiritualidad cristiana que surge y se nutre del encuentro con Cristo, ofrece a
los educadores cristianos, «los móviles interiores que impulsan, motivan, alientan
y dan sentido a la acción personal y comunitaria» Laudato Si’ 216.
Palabras clave: evangelización, conversión, encuentro, transformación,
cambio de época

The spirituality of the educator

Summary
Education has been and continues to be the driving force behind social devel-
opment, however this has not always led to the creation of a fair and peaceful
society. In order to pave the way towards authentic globalisation of solidarity,
educators are called to humanise education, i.e., provide new generations with
the lessons that help them ‘to discover’ and ‘to do’, but above all ‘to live together’
and ‘to be’. Christian spirituality that arises from and is nourished through the
encounter with Christ offers Christian educators “the interior impulse which

* Directora del Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas. Formadora de


educadores en el ámbito teológico espiritual. mercedes.mendez@rasuncion.es

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134 mercedes méndez siliuto, ra

encourages, motivates, nourishes and gives meaning to our individual and com-
munal activity” Laudato Si’ 216.
Key words: evangelisation, conversion, encounter, transformation, change
of era.

Desde la antropología cristiana podemos afirmar que la sed o deseo de


espiritualidad de la sociedad actual, es un reflejo del anhelo de Dios ins-
crito en el corazón de la persona: Nos has hecho para ti Señor, y nuestro
corazón está inquieto hasta que repose en ti 1. En los centros educativos,
no sólo en los católicos, este fenómeno se manifiesta en la buena acogida
por parte de alumnos, profesores y familias de las actividades que se van
proponiendo en este ámbito. Esta corriente de espiritualidad está sin duda
renovando la pastoral escolar. He usado el término corriente y no moda, y
el de espiritualidad en lugar de interioridad, para expresar el deseo, no tan-
to la convicción, que todas estas iniciativas de cursos, recursos, programas
y proyectos que se están realizando para responder a esta necesidad, en
lugar de pasar, se conviertan en una auténtica propuesta y profundización
de la vida en el Espíritu, al menos, en el ámbito católico. Es importante
labrar la tierra, comprar el terreno y acudir al pozo, o lo que es lo mismo,
desarrollar la dimensión interior de la persona; pero quedará inacabada a
menos que echemos la Semilla, busquemos el Tesoro y dejemos brotar la fuen-
te de Agua Viva. Solo la acción del Espíritu Santo suscita la fe y la fortalece
internamente desde la experiencia de la anchura y la longitud, la altura y la
profundidad del amor de Cristo y es capaz de llenar de la plenitud de Dios
(Ef 3,16-19). Esta conversión pastoral 2, que estamos llamados a realizar,
responde a la esencia de la escuela católica, que es la evangelización3, y al

1. San Agustín, Confesiones, Verbum, Madrid 2015, Libro I, I.1.


2. Francisco, Exhort. ap. Evangelii gaudium, Librería Editrice Vaticana (LEV),
Roma 2013, 25-33.
3. Cf. Congregación para la Educación Católica, Educar hoy y mañana. Una
pasión que se renueva. Instrumentum laboris, LEV, Roma 2014. Id., Educar al hu-
manismo solidario. Para construir una “civilización del amor”. Lineamenta, LEV,
Roma 2017.

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la espiritualidad del educador 135

giro experiencial que debe realizar dicha misión, pues sólo será creyente
quien haya tenido una experiencia mística4, o lo que es lo mismo, un en-
cuentro personal con Cristo capaz de transformar la vida5; y por lo tanto,
sólo será agente de evangelización (educador cristiano en el ámbito de la
enseñanza), el que haya vivenciado6 su fe:
«Sólo gracias a ese encuentro –o reencuentro– con el amor de Dios, que se con-
vierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la
autorreferencialidad. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más
que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros
mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la
acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le devuelve
el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?»
Evangelii Gaudium, 8.
Para ello, se hace imprescindible que el educador se nutra de una fuente
que sea medio y fin de su vida y acción, o lo que es lo mismo, una espiri-
tualidad, fuente de agua viva, que solo puede brotar del interior de quien
la ha descubierto en el encuentro personal con Cristo (Jn 4, 1-42). Este es
el objetivo de nuestro artículo, sin embargo, como ha quedado manifiesto
a lo largo de este número dedicado a Espiritualidad y Escuela, debemos
ser cautos, porque ambos términos tienen pluralidad de significados, al
igual que el que se incorpora en este artículo, Educador. Por ello, con el
fin de enfocar lo más posible la cuestión que nos ocupa, La espiritualidad
del educador, debemos aclarar en qué tipo de escuela, quién es educador
y qué espiritualidad está llamado a vivir, para poder acompañar a otros a
crecer según el hombre interior hasta alcanzar la medida de Cristo (2Co 4,16

4. Es ya conocida esta profecía de nuestros tiempos: “El cristiano del futuro o será
un “místico”, o no será cristiano”. K. Rahner, Escritos de teología VII, Taurus,
Madrid 1967, 13-35.
5. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino
por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo
horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Benedicto XVI, Carta
encíclica Deus caritas est, LEV, Roma 2005, 1.
6. J. Martín Velasco, El fenómeno místico. Estudio comparado, Trotta, Madrid
1999, 456.

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136 mercedes méndez siliuto, ra

y Ef 4, 13). El adjetivo que va a definir y dar significado a cada una de


estas realidades y, por lo tanto, vertebrar nuestra exposición, ha quedado
claro: cristiana/o. Deseo que muchos de los elementos que se aportan
sean válidos para aquellos educadores que viven su profesión como mi-
sión en otro tipo de escuelas o de instituciones cristianas de enseñanza.

A vino nuevo odres nuevos 7

La escuela cumple una función social esencial: Aportar una formación


integral a sus miembros, que les ayude a desarrollarse como personas y
les capacite para integrarse en la sociedad siendo artesanos de su cons-
trucción. Así lo han realizado las diferentes instituciones de enseñanza en
cada época, transformándose al ritmo que lo hacía la sociedad a la que
debía incorporar los nuevos individuos, y por ello, al mismo tiempo, se
convertía en motor del cambio social.
La última gran transformación de la escuela aconteció tras las grandes
revoluciones del siglo XVIII y XIX. Para vivir las libertades conquista-
das, reconocidas y defendidas tras la Revolución Francesa (1789), era
preciso formar al hombre y al ciudadano para el uso de esa libertad. La
educación se fue reconociendo como un derecho de toda persona, y
un deber del Estado el asegurarla. Así mismo, el desarrollo industrial
exigía una mano de obra cualificada y especializada, para desempeñar
un trabajo cada vez más diversificado. Ambos acontecimientos provo-
caron el cambio del sistema educativo a lo largo del siglo XIX hasta
nuestros días. Las escuelas se fueron adaptando a un mayor número de
alumnos, que permanecían por periodos más largos, y a la ampliación
del currículo a un creciente abanico de disciplinas. En el amanecer del

7. Cf. J. Delors, L’éducation: un trésor est caché dedans. Rapport à l’UNESCO


de la Commission internationale sur l’éducation pour le vingt et unième siècle,
UNESCO, France 19992  ; F. Ruiz, La nueva educación, LID, Madrid 2007;
J. Westbroek, «The Esloo design for the digital elementary and secondary edu-
cation», en H. Taylor y P. Hogenbirk (Eds.), Information and communication
technologies in education. The School of the Future, Springer, Dordrecht 2001,
55-70.

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la espiritualidad del educador 137

nuevo milenio, la diversidad, globalización y multiplicidad de los cam-


bios que se están produciendo, nos hacen intuir que estamos ante un
nuevo cambio de época, que al mismo tiempo está pidiendo a la ins-
titución escolar una nueva transformación integral e integradora, que
responda al gran reto de formar a los artesanos de esa nueva era que po-
siblemente está amaneciendo. La Sociedad Industrial está dando paso
a la Sociedad del Conocimiento; llamada así porque el conocimiento se
está convirtiendo en una de las más importantes fuentes del desarrollo
y de la riqueza de determinados países. Cada vez está cobrando más
importancia lo que algunos ya llaman el cuarto sector, formado por
empresas que generan y aplican conocimiento con el que negocian en
el mercado mundial. Los líderes de este nuevo sector son capaces de
detectar y aprovechar (contratar) el talento-capacidades-conocimien-
tos de las personas, para formar grupos de trabajo, normalmente inter-
disciplinares e internacionales, donde aplicando modelos de desarro-
llo, como el I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación), generan
o mejoran el conocimiento y su aplicación. Aquí podemos encontrar
una de las principales causas de la gran cantidad y ritmo acelerado de
los cambios acaecidos al final del siglo XX y principios de este milenio.
La enseñanza adquiere un lugar si cabe más importante en la Sociedad del
Conocimiento que en la Industrial, pues es imprescindible para la trans-
misión del mismo, así como para la continua actualización a la que están
llamados, en mayor o menor medida, todos los profesionales para ser
competitivos en esta sociedad que podríamos también llamar del apren-
dizaje.
Sin embargo, no podemos ignorar, como nos recuerda el papa Francisco
en su Encíclica Laudato Si’  8 (LS) que los objetivos de ese cambio veloz y
constante no necesariamente se orientan al bien común y a un desarrollo hu-
mano, sostenible e integral. El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocu-
pante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de
gran parte de la humanidad (LS 18).

8. Francisco, Carta Encíclica Laudato Si’, LEV, Roma 2015, 5.

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138 mercedes méndez siliuto, ra

Promover un progreso ecososocial 9 es el objetivo fundamental de la enseñan-


za, según el informe sobre la educación para el siglo XXI elaborado para la
UNESCO por una comisión internacional presidida por Jacques Delors,
donde se afirma que la educación es un instrumento indispensable para que la
humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social10.
Para responder a este gran objetivo, se propone organizar la educación en
torno a cuatro aprendizajes fundamentales que serán en cierto sentido, para cada
persona, en el transcurso de la vida, los ‘pilares del conocimiento’: ‘aprender a
conocer’, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; ‘aprender a hacer’,
para poder actuar sobre el propio entorno; ‘aprender a vivir juntos’, con el fin de
participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último,
‘aprender a ser’, un proceso fundamental que participan de los tres anteriores11.
Cada vez son más las escuelas que han comenzado una profunda transfor-
mación para responder a estos desafíos, y acompañar este cambio social.
El éxito que están experimentando muchas de ellas12, y que sin duda solo
se podrá afirmar cuando transcurran algunas décadas, se debe a la aplica-
ción, entre otros, del modelo I+D+i al ámbito de la enseñanza, y supone
una verdadera metamorfosis del centro, en cuanto proponen un cambio
íntegro e integrador que se puede sintetizar en cuatro transformaciones13:
1. Cambio del currículo, metodología y evaluación; 2. Cambio del rol
del profesor y del alumno; 3. Cambio de la organización y del liderazgo;
4. Cambio del entorno de aprendizaje.

Conversión de la escuela: espiritualidad transformadora

En este escenario que acabamos de exponer, las instituciones de enseñan-


za de la Iglesia recibimos una misión específica:

9. Cf. R. Díaz-Salazar, Educación y cambio ecosocial. Del yo interior al activismo


ciudadano, PPC, Madrid 2016.
10. J. Delors, 13.
11. Ibíd., 83-95. En el Capítulo 4 se desarrollan estos cuatro pilares.
12. A. Hernando, Viaje a la escuela del siglo XXI. Así trabajan los colegios más inno-
vadores del mundo, Fundación Telefónica, Madrid 2015.
13. J. Westbroek, 60-65.

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la espiritualidad del educador 139

«Humanizar la educación; es decir, transformarla en un proceso en el cual


cada persona pueda desarrollar sus actitudes profundas, su vocación y contri-
buir así a la vocación de la propia comunidad. “Humanizar la educación”
significa poner a la persona al centro de la educación, en un marco de rela-
ciones que constituyen una comunidad viva, interdependiente, unida a un
destino común.»14.
Una vez más, el Espíritu Santo pide a su Iglesia ser levadura, sal y luz
en el mundo; en definitiva, aportar una sabiduría de vida a esta socie-
dad del conocimiento, la que encontramos en Jesús: Camino, Verdad y
Vida (Jn 4,6). Esta llamada se inscribe en la misma esencia de nuestras
escuelas:
«Las escuelas católicas, que intentan siempre conjugar la tarea educativa con
el anuncio explícito del Evangelio, constituyen un aporte muy valioso a la
evangelización de la cultura.» EG 134.
Para responder a este desafío, nuestras escuelas están entrando en el pro-
ceso de transformación15 descrito en el apartado anterior, y que visto des-
de una perspectiva espiritual debemos considerar como un proceso de
conversión, donde el esfuerzo humano viene apoyado y completado por
la acción de la Gracia, que fundamenta, acompaña e integra nuestros
proyectos en un plan de salvación mayor, el del Reino. El papa Francisco
insiste en la necesidad de emprender una conversión pastoral (EG 27)
y ecológica (LS 5) en todas las instituciones que formamos la Iglesia,
que adapte las formas, los mensajes, las estructuras… pero sobre todo las
comunidades, para que transmitan el mensaje de salvación de una forma
inteligible para nuestros contemporáneos. Lo que está en juego es encon-
trar la manera de vivir y transmitir el ‘aprender a vivir juntos’ y ‘aprender

14. Congregación para la educación católica, Educar al humanismo solidario,


8. Responde a: Francisco, Escuelas y universidades católicas al servicio del creci-
miento en humanidad, en el diálogo y en la esperanza, LEV, Roma el 9 de febrero
del 2017.
15. Desde el departamento de Innovación Educativa de Escuelas Católicas se ofrece
como hoja de ruta para esta transformación el Pensamiento de Innovación Edu-
cativa. I. Arrimadas, L. García, M. Martín, A. Hernando, C. González,
«PIE. Pensamiento de Innovación Educativa»: Educadores 258 (2016), 18-39.

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140 mercedes méndez siliuto, ra

a ser’ que encierra la sabiduría evangélica como forma de aplicación del


Evangelio a la transformación de la sociedad (EG 102). Para lograr este fin,
el planteamiento pastoral en nuestras escuelas está sufriendo una impor-
tante y bella metamorfosis, no reduciéndose la acción evangelizadora a
programas o proyectos específicos, sino considerándose toda acción edu-
cativa un instrumento de evangelización. Cada institución está llamada
a reformular la espiritualidad evangélica16 que alienta esta acción, desde
la riqueza del propio carisma, que se ofrece a sus educadores en el Idea-
rio o carácter propio que impregna, o debería impregnar, toda la acción
educativa:
«La gran riqueza de la espiritualidad cristiana, generada por veinte siglos
de experiencias personales y comunitarias, ofrece un bello aporte al intento
de renovar la humanidad. […] No se trata de hablar tanto de ideas, sino
sobre todo de las motivaciones que surgen de la espiritualidad para alimentar
una pasión por el cuidado del mundo. Porque no será posible comprometerse
en cosas grandes sólo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin unos
móviles interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción
personal y comunitaria». LS 216.
La espiritualidad del educador, que vamos a esbozar a continuación, quie-
re aportar esos móviles interiores a la transformación de la escuela que, por
ser entendida en clave de conversión, debemos considerar más allá de lo
pedagógico-organizativo. Expondremos los rasgos de esta espiritualidad
siguiendo el esquema de estas cuatro transformaciones17, respondiendo a
las siguientes preguntas: 1. Qué proceso espiritual está llamado a acom-
pañar el educador; 2. Con quién; 3. Cómo liderar y organizar la escuela
para favorecerlo; 4. En qué espacios.

16. Para profundizar en la espiritualidad evangélica, que no es otra que la de Jesús,


remito a G. Uríbarri, La mística de Jesús. Desafío y propuesta, Sal Terrae,
Santander 2017.
17. Las cuatro transformaciones en clave pastoral: M. Méndez Siliuto, «Transfor-
mar “desde dentro”»: Educadores, 260 (2016), 3-14. ID. Escuelas Católicas, 71 al
75 (2016-2017).

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la espiritualidad del educador 141

Ser buscadores de tesoros y compañeros de camino


La principal misión del educador es la de no dejar sin explorar ninguno
de los talentos que están, como un tesoro, enterrados en el fondo de cada ser
humano18. El eco evangélico que tiene esta bella definición (Mt 13,44-
46), y la peripatética pedagogía de Jesús al recorrer los caminos de Galilea
enseñando a sus discípulos (Mc 9,30-31), nos ofrecen los dos primeros
elementos de la espiritualidad que queremos presentar. El educador está
llamado a recorrer con los alumnos las primeras etapas de su itinerario vi-
tal, donde descubrirán y desarrollarán los talentos personales que les ayu-
darán a trazar sus propios itinerarios de aprendizaje, algo que, en nuestra
sociedad del conocimiento, durará toda su vida. A ejemplo de Jesús en
el camino a Emaús (Lc 24,13-35), el educador debe ayudar a profundi-
zar ‘los hechos’ desde una dimensión que los trasciende, y que conecta
con el deseo más profundo que arde en los corazones de sus alumnos,
reavivando en ellos la esperanza19. El fundamento que aporta la fe a los
pilares del aprendizaje es un don que debemos ofrecer: Aprender a conocer
en el diálogo fe y cultura (Rm 1,19-29); aprender a hacer como buenos
administradores (Mt 25,14-30), aprender a vivir juntos desde el servi-
cio (Jn 13,1-17); aprender a ser en Quien es y da la Vida (Jn 3,1-8). La
adquisición de estos pilares, así comprendidos, sólo es posible desde el
desarrollo de la inteligencia existencial20, en sus diferentes dimensiones
y desde diversas metodologías. Es lo que aportará un fundamento sólido
(Mt 7,21-27) a la vida de nuestros alumnos, en medio de las tempestades
de nuestra sociedad líquida.
Para introducir estos elementos en los diversos proyectos y programa-
ciones que se desarrollan en nuestros centros, el educador está llamado a
vivir la libertad ante la norma que caracterizó a Jesús (Mc 2,29), desde la
certeza de que el currículo fue hecho para el alumno y no el alumno para
el currículo. Sin embargo, como veremos en el apartado siguiente, ésta

18. Delors, 21.


19. Francisco, Audiencia general. Educar a la esperanza, LEV Roma 20 septiembre
2017.
20. H. Gardner, Intelligence reframed: Multiple intelligences for the 21st century,
Basic Book, New York 2000, 47-78.

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142 mercedes méndez siliuto, ra

no será la mayor dificultad, sino más bien, la falta de obreros para una
mies tan abundante (Mt 9,37). Nuestras comunidades educativas reflejan
el nivel de secularización de nuestra sociedad, y por lo tanto es elevado el
número de educadores que nunca han tenido la oportunidad de encon-
trarse personalmente con el Dios que alienta el proyecto educativo del
centro donde trabajan. Además de seguir rogando al dueño de la mies para
que envíe trabajadores, es urgente proponer y acompañar procesos de fe
donde los mismos educadores puedan también construir sus cuatro pilares
del aprendizaje por medio de una formación teológica y experiencial.

Ser comunidad que contagie la alegría del Evangelio

Si se comienzan a dar los primeros pasos en la transformación del rol del


alumno y del profesor, cuánto más camino nos queda por recorrer si con-
sideramos que existen más actores en el escenario de la educación. En con-
creto, es una tarea pendiente y urgente, replantear la colaboración familia-
escuela en la misión educativa, ya que la escuela no sustituye a los padres,
sino que los complementa21 (AL 84). Solemos llamar comunidad educativa
al grupo de personas que, de una manera u otra, entra en relación al com-
partir y participar en un mismo Proyecto Educativo Escolar (PEC); sin em-
bargo, no todos tienen la misma identificación con él, y en concreto, con el
carácter propio cristiano que sustenta el de las escuelas católicas.
Con el único deseo de presentar un destinatario que viva esta espirituali-
dad del educador que estamos desarrollando, y sabiendo que puede pare-
cer un tanto reduccionista, debemos afirmar que encontramos en nues-
tros centros tres posturas generales ante el proyecto educativo cristiano:
• Pequeño grupo de indiferentes (alguno opuesto): Educador que se
comprende únicamente como trabajador. En el caso de la familia, no
eligen el colegio por su PEC.
• Comprometido: Educador que comprende y vive el trabajo como
vocación docente. En el caso de las familias, eligen el colegio por el

21. Francisco, Exhort. ap. Amoris laetitia, LEV, Roma 2016, 84-85.

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la espiritualidad del educador 143

PEC y participan en su realización. Ambos no conocen, y por lo tanto


no pueden vivir, la dimensión espiritual que lo enriquece, pero son
receptivos.
• Núcleo carismático: Educador que comparte con otros la vocación
cristiana: fe, vida y misión. Conocen y viven la dimensión espiritual
del PEC.
Ante esta realidad, como ya hemos introducido en el apartado anterior,
nos preguntarnos: ¿Puede vivir una espiritualidad cristiana quien no ha
conocido aún a Cristo? Y al mismo tiempo: ¿Cómo invocarán a aquel
en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído?
¿Cómo oirán sin que se les predique? (Rm 10,14). El grupo que he lla-
mado indiferente y aquel comprometido, están formados por personas que,
como afirma el papa Francisco en EG 14, han dejado apagar su fe y ya
no la practican, y quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechaza-
do. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de
su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana (EG14). Son claros
destinatarios de una acción propiamente evangelizadora, y en muchos de
ellos se percibe el deseo de descubrir a Cristo y de vivir una espiritualidad
cristiana. Con demasiada frecuencia pedimos la realización de actividades
de pastoral (oraciones, celebraciones…) o incluso la transformación del
currículo antes propuesta, a educadores que no han tenido esa experien-
cia de encuentro personal con Jesucristo que suscite una respuesta de fe
y por lo tanto de anuncio de la misma. Si bien es verdad que la Gracia
se sirve de cualquier instrumento para transformar los corazones, quizás
pedimos demasiado a estos educadores (sean profesores, familias, moni-
tores…); por ello, es urgente plantear y acompañar los itinerarios de fe
ya mencionados.
Nuestra propuesta de espiritualidad se dirige al núcleo carismático, al
que va encaminada la llamada pastoral ordinaria en EG14: Esta pastoral se
orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez me-
jor y con toda su vida al amor de Dios. Más allá de una misión compartida,
les une una misma vocación, la de estar con Él y ser enviados (Mc 3,13-14).
La espiritualidad cristiana es comunitaria, y es una comunidad que ora,
celebra, comparte la fe, la que será capaz de anunciarla por el testimonio

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144 mercedes méndez siliuto, ra

de vida y la palabra. La acción evangelizadora, con alumnos, pero sobre


todo con otros educadores, se realiza por contagio (Hch 2,42-47). Como
sucede en los procesos de cristalización, cuando existe un núcleo fuerte es
posible alargar la tienda (Is 54,2) hasta ir cristalizando una escuela evan-
gélica y evangelizadora. En no pocas escuelas, ya se están ensayando pro-
yectos que ofrezcan formas, tiempos y espacios para celebrar, compartir y
formar la fe a cada educador, según el personal itinerario, para acompañar
los procesos que la despierten en otros.

Ser líderes a ejemplo del Buen Pastor

Como sucede en el plano pedagógico, estas transformaciones hacen nece-


sario un cambio de la forma de liderar y organizar la escuela. El encuentro
con el Resucitado lleva implícito el envío a su misión (Jn 20,21), que in-
cluye liderar según el ejemplo de Jesús, cuya espiritualidad encuentra un
magnífico ejemplo en la figura del Buen Pastor (Jn 10,1-21). Aunque no
sea fácil, es aconsejable que uno o más miembros del equipo directivo sea
creyente, y pueda desempeñar un liderazgo espiritual. Más allá del mis-
mo, todo educador cristiano está llamado a vivirlo a su nivel. Enumero
solo algunas de las características de este liderazgo:
• Permanece en el amor: La primera y más importante característica de
este liderazgo espiritual es la compasión y la misericordia, de la que
brota el resto de dimensiones. Se reconoce amado y enviado a la mi-
sión del Padre, a ejemplo del Hijo e impulsado por su Espíritu. Es
una persona de discernimiento.
• Conoce a sus ovejas: Detecta, desarrolla y aprovecha el rico conoci-
miento, talento y creatividad que existe entre los diferentes miembros
de la comunidad educativa, y los empodera para que puedan contri-
buir al desarrollo del PEC, desde los diferentes dones, procesos de fe,
vocaciones y roles. Reconoce, valora y agradece sus logros, favorece y
acompaña sus aprendizajes, les ayuda a superar las dificultades, moti-
va nuevos proyectos...
• Conduce hacia fuentes de agua: Ayuda a diseñar y acompaña los proce-
sos de fe personales. No retiene a nadie en sí mismo, señala a Cristo.

Sal Terrae | 106 (2018) 133-145


la espiritualidad del educador 145

Aunque no lo desarrollemos, debemos afirmar la importancia de encarnar


en planificaciones, proyectos y actividades concretas la vida en el espíritu
que hemos ido esbozando, de otro modo será difícil proyectar, desplegar,
evaluar y mejorar esta transformación de la escuela.

Ser suave aroma del conocimiento de Cristo

Aunque sea brevemente, no porque sea menos importante, sino más


bien porque consideramos que se está trabajando ya en nuestros centros,
enunciamos la conversión de los espacios a dos niveles: 1. Se nos presenta
el reto de recrear el imaginario religioso desde el cuidado y la decoración
de los espacios, en especial de las capillas y oratorios. 2. Somos llamados
a traspasar los muros del centro, pues la espiritualidad cristiana no se
puede quedar en una subjetividad pacificada, pero encerrada en sí misma,
más bien, debe impulsar a la transformación social según los valores del
Evangelio.
«La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean,
que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan». EG 24.

Sal Terrae | 106 (2018) 133-145


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las grandes palabras
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La muerte se «Democracia»,
«Dignidad», ha convertido en un tabú. Ahora
«Derechos no solo
Humanos» es normalson
o «Amor», morir en
palabras
soledad,
que sino que
utilizamos ni siquiera sey que
habitualmente puede hablar de
significan la muerte
mucho, y a amenudo
aunque veces sese
uti-
abandona al moribundo a su suerte. Es un signo de un profundo cambio
lizan demasiado a la ligera o incluso al servicio de intereses poco confesables.
de laeso,
Por cultura, que ha pasado
necesitamos de laestas
reconstruir petición de «piedad
«grandes pararescatarlas
palabras», quien muere»
de sus
a unacorruptos
usos solicitud ydevalorarlas
«muerte como
por piedad».
términosEstán
que en juego profundas
representan el mejordiná-
futuro
micas
de afectivas,
nuestra culturales y espirituales, y tratar los problemas fuera de
sociedad.
una visión humanística y sapiencial resultaría restrictivo.

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147

Los jóvenes
Los jóvenes de hoy y la
solidaridad:
De la ayuda al encuentro,
de la cultura del dar al darse
Á lvaro G alera A rias *

Fecha de recepción: diciembre de 2017


Fecha de aceptación y versión final: enero de 2018

Resumen
Hay muchas maneras en las que los jóvenes pueden comprometerse y colaborar
con la construcción de un mundo más justo y fraterno, pero sin duda, desde mi
propia vivencia, el voluntariado es uno de los cauces más atractivos para ellos y
que genera un mayor impacto en la sociedad y en ellos mismos. En este artículo
comparto testimonios, opiniones y algunas intuiciones de lo que llamo volunta-
riado transformador. Una manera de comprometerse con los demás que parte
de la transformación personal. Sólo desde ese cambio podremos trabajar por un
cambio grupal, comunitario y estructural para llegar al ansiado cambio social.
Palabras clave: voluntariado, búsqueda, hondura, transformación, espe-
ranza.

Young people today and solidarity : from help to


encounter , from the culture of giving to receiving .

* Técnico de Voluntariado Internacional en la Fundación Entreculturas-Fe y


Alegría. magissocialsj@gmail.com

Sal Terrae | 106 (2018) 147-159


148 álvaro galera arias

Summary
There are many ways in which young people can commit to and collaborate on
the creation of a fairer and more fraternal world; however, based on my own life
experience, volunteering is undoubtedly one of their most appealing channels and
one that produces a greater impact on society and on themselves. In this article I
share testimonials, opinions and various intuitions regarding what I call trans-
formative volunteering. A way to engage with others that stems from personal
transformation. This change alone will equip us to achieve a group-based, com-
munal and structural change that in turn leads to the long-desired social change.
Key words: volunteering, search, depth, transformation, hope.

Desde dónde comparto

Con veinte años, un conocido, que más tarde sería el testigo de mi boda,
me invitó a participar en un voluntariado nocturno con personas sin ho-
gar que vivían en las calles del norte de Madrid. Me sorprendió descu-
brir el grado de compromiso de más de treinta jóvenes universitarios.
Allí la gente no iba de vez en cuando, no iban a repartir comida a los
pobres. Allí la gente se comprometía con el resto de voluntarios y, sobre
todo, con las personas sin hogar con las que se vinculaban. No ayuda-
ban. Acompañaban. La sorpresa se multiplicó a los dos meses de empezar
este voluntariado cuando fui al recuento que organizaba el Samur Social
para saber cuántas personas vivían en la calle en la ciudad de Madrid.
Más de ochocientos jóvenes acudieron a la llamada y regalaron su noche
recorriendo calles y parques, entablando conversaciones, compartiendo
cafés. ¿Esa noche no ponían nada en la tele?, ¿no había 2x1 en los bares
de moda?, ¿qué les convocaba a todos esos jóvenes?
Ahora tengo treinta y tres años y tengo el privilegio de trabajar acompa-
ñando jóvenes voluntarios. Soy testigo de los procesos de conversión que
viven. Desde sus anhelos de justicia social hasta sus encuentros con los
demás, ese proceso tan bonito de una persona desde que decide dar hasta
que cae en la cuenta de que no es cuestión de dar sino de darse. Esas son
mis gafas con las que escribo. Comparto este artículo desde el profundo

Sal Terrae | 106 (2018) 147-159


los jóvenes de hoy y la solidaridad… 149

convencimiento de que los jóvenes de hoy día quieren cambiar el mundo


tanto o más que los de antes, y que ese cambio pasa por una transforma-
ción personal y colectiva donde la solidaridad juega un papel clave.

Nos son jóvenes, son millennials

Leía hace poco a Jesús Sanz1 lanzando la siguiente pregunta: ¿estamos


viviendo un cambio de época? Menciono algunas ideas sobre el contexto
actual que me invitan a responder afirmativamente a esta pregunta. Una
gran crisis y una gran revolución que hace que los jóvenes piensen que lo
que funcionaba antes no está funcionando ahora y que las necesidades de
siempre tienen que ser cubiertas de una manera diferente.
Una gran crisis, resultado de la suma de muchas crisis, entre las que des-
taco:
• Crisis del estado de bienestar. España no tiene un sistema de recauda-
ción fiscal suficiente para cubrir necesidades que, si no se satisfacen,
llevan a la exclusión y marginalidad a millones de personas.
• Crisis política. Abundan graves problemas de corrupción en los par-
tidos políticos y en los gobiernos autonómicos y municipales. Predo-
mina una falta de credibilidad ante esta corrupción y una gran des-
confianza como consecuencia de la incapacidad para llegar a acuerdos
alcanzados que resuelvan los problemas fundamentales de los ciuda-
danos y ciudadanas.
• Crisis económica. La cual provoca una grave situación de desempleo,
especialmente juvenil. No parece que tenga cabida en la oferta de
empleo española el altísimo porcentaje de jóvenes con titulación uni-
versitaria. Gran parte de la juventud más capacitada y más talentosa
se siente obligada a vivir lejos de sus ciudades de origen.
• Crisis religiosa. Hemos pasado de la beligerancia a la indiferencia.
Existe un gran desconocimiento de lo que la espiritualidad puede

1. J. Sanz, «Cómo pensar el cambio hoy», Cristianismo y Justicia: 203 (2017), 7-8.

Sal Terrae | 106 (2018) 147-159


150 álvaro galera arias

aportar a nuestras vidas y a nuestra sociedad. Parece que, por desgra-


cia, las religiones están separando en vez de uniendo.
• Crisis de la sociedad civil. Estrangulada por los partidos políticos que
estratégicamente han borrado del mapa a otros actores que compen-
saban el poder ejecutivo y legislativo del gobierno de turno.
Una gran revolución: la tecnológica. El teléfono móvil es el objeto ma-
terial que más valor tiene para los jóvenes de hoy. La llamada no es la
función más utilizada por ellos. Es la puerta a su universo: quedan, pa-
gan, discuten, comparten todo tipo de información, votan, juegan, se
informan… Cuando les llamamos millennials queremos significar que la
tecnología configura su vida: su manera de relacionarse con sus amigos,
parejas y familiares, su manera de estudiar, cómo enfocan su carrera pro-
fesional… Lo tecnológico y lo digital, por tanto, hacen de esta nueva
generación de jóvenes una generación verdaderamente distinta.
Creo que debido al contexto que anteriormente he resumido, la sociedad
no está realmente preparada para entender bien las motivaciones y ne-
cesidades de los jóvenes de hoy día. Ha cambiado todo mucho. Hemos
sufrido y nos hemos asustado. La crisis y la revolución nos ha sobrepasa-
do como para entender las nuevas maneras de mirar, estar y actuar en el
mundo de la juventud actual. Observamos comportamientos y expresio-
nes inéditas. Nos desafían, nos exigen y a menudo nos ruborizan. Pero,
sobre todo, creo que nos asustan.
La juventud española actual vive, por lo general, procesos tardíos de ma-
duración y emancipación. Esto provoca, entre muchas otras cosas, per-
sonalidades inseguras, con muchas dudas a la hora de decidir y con un
gran miedo a la hora de tomar decisiones para un largo plazo. Al escuchar
a nuestros padres y madres, da la sensación de que esa capacidad para
tomar decisiones importantes y duraderas de antes, se ha ido debilitando.
Ahora, hay para todo, para cualquier cosa, múltiples ofertas. La compe-
tencia es abrumadora.
Se puede decir que los jóvenes de hoy son verdaderamente ciudadanos del
mundo. De hecho, el mundo se les queda pequeño. Viajan constantemen-
te, hablan idiomas, comparten información con el resto del planeta a través

Sal Terrae | 106 (2018) 147-159


los jóvenes de hoy y la solidaridad… 151

de las redes sociales, forman parte de becas Erasmus, hacen prácticas en el


extranjero, tienen amigos con otros orígenes (latinos, africanos, asiáticos…)
Es una generación sobreprotegida. Sus padres les criaron con la intención
de que no sufrieran lo que sufrieron ellos y generaciones anteriores.
En otras ocasiones, han crecido con una presión excesiva para que, pese
a la crisis en las que les ha tocado vivir, puedan tener oportunidades para
encontrar un empleo cualificado y con buenas condiciones.
Es evidente que manejan excesiva información. Desde que se levantan
hasta que se acuestan, los jóvenes europeos reciben una media de 109
inputs, siendo la mayoría inputs comerciales. Esa sobreinformación no
invita a una profundización en aspectos como la cultura, la ciencia o la
política, más bien tiende a construir en superficie, superfluamente. La
provocación al joven de hoy a consumir llega hasta tal punto que ahora se
le invita a consumir experiencias. Ya no les venden un coche, unas zapati-
llas o un helado, sino experiencias inolvidables, irresistibles.
Completo esta breve presentación del contexto actual citando algo que
creo que es clave para entender mejor a los millennials: la inmediatez con
la que se vive. El WhatsApp, el formato de programas televisivos, los
vídeos de YouTube, Twitter, Instagram… nos lleva a una cultura de lo
inmediato, del “ya, ahora.”
Cambia el contexto, cambia el perfil de jóvenes. No creo que cambien
los valores de éstos. Tampoco sus necesidades más profundas. Lo que yo
vivo y descubro cada día con mi trabajo es que los jóvenes, aunque a veces
no nos lo parezca, están más vivos que nunca: quieren aprender, quieren
comprometerse, quieren ser felices y ayudar a que lo sean las personas
que les rodean, quieren superarse, quieren cambiar lo que no les gusta,
quieren descubrir y descubrirse, quieren amar y sentirse amados.

El voluntariado como principal cauce de solidaridad para los jóvenes


de hoy

Intentando describir el contexto en el que viven los jóvenes de hoy, citaba


la ingente oferta que tienen para todo. Son múltiples las posibilidades

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152 álvaro galera arias

que se le plantean cuando tienen una necesidad concreta, una inquietud


determinada. Cuando hablamos de solidaridad y de los diferentes cauces
que pueden tener, esta abrumadora oferta se constata. La que más me
llama la atención es el intento de captación de socios de la mayoría de
ONGs conocidas en España. Solo hay que pasearse por el centro de las
ciudades españolas para comprobarlo. Precisamente son siempre jóvenes
de una media de veinte años los que intentan convencerte para unirte a
un proyecto social concreto y, mayoritariamente, esa vinculación que te
piden es económica. Son jóvenes los que la piden y es joven también su
público preferencial. Entienden las ONGs, con presencia en España y
con trabajo de captación en la calle, que el joven español, pese a la baja
media salarial que tiene, es un público sensible a los problemas e injusti-
cias actuales y deseoso de colaborar para cambiarlas.
El 15M confirmó y, en mi opinión, sigue confirmando, que hay un por-
centaje importante de jóvenes que no se conforman con lo establecido,
que quieren un país mejor gestionado, que reclaman un papel importante
a la hora de transformar la sociedad. De estas manifestaciones derivaron
diferentes movimientos sociales, asociaciones y partidos políticos que de
una manera más o menos fiel a sus valores fundacionales siguen apos-
tando y se siguen comprometiendo solidariamente. El activismo políti-
co y como novedad, el ciberactivismo, son realidades de la juventud de
hoy. Temas tan importantes como la violencia machista y la ecología han
transcendido y van haciéndose un hueco en los medios de comunicación
y en las agendas políticas, en gran medida, por el ciberactivismo que li-
deran mayoritariamente personas de una media no superior a los treinta
años.
Muchos jóvenes se sienten llamados a la política para comprometerse
con esta sociedad, quieren ser servidores del pueblo. Existen también vo-
caciones profesionales con un alto grado de compromiso solidario. No
exclusivamente en el sector social sino también en despachos de abo-
gados, estudios de arquitectura, consultorías, administraciones públicas,
comercios… lo que nos demuestra que la solidaridad no es algo que se
acote y se parcele, sino que es transversal y polinizador, puede llegar a
todo ámbito de la sociedad.

Sal Terrae | 106 (2018) 147-159


los jóvenes de hoy y la solidaridad… 153

Aunque es minoritario, me gustaría mencionar las vocaciones a la vida


religiosa de los jóvenes, las cuales en la mayoría de las ocasiones está basa-
da en un deseo de servicio y de búsqueda de un mundo más justo y más
fraterno.
Creo que es rica y generosa la oferta que los jóvenes tienen hoy para de-
sarrollar su deseo de compromiso con los demás.
Mencionadas algunas posibilidades, quiero desarrollar el cauce de solida-
ridad que conozco con mayor profundidad, el del voluntariado. Térmi-
no, quizás, demasiado manido y poco valorado. Cuando el voluntariado
se vive de una determinada manera deja de ser una ayuda concreta a al-
guien que lo necesita y pasa a ser una forma de vida. Cuando esto ocurre,
el joven experimenta un proceso de conversión, de continuo cambio. Ser
voluntario tiene mucho de peregrinar, pues el joven recorre un camino
precioso lleno de luces y de sombras, como la vida misma. Es a este tipo
de voluntariado en el que participan miles de jóvenes españoles, al que
llamo voluntariado transformador.

Claves de un voluntariado transformador. Jóvenes en conversión.

– Es exigente. Le pide al joven salir de su mundo lleno de prisas, de


confort y encerrado en sí mismo para pisar terreno desconocido. El
joven al comprometerse con un proyecto social sale a la intemperie
intuyendo que le queda mucho por descubrir y aprender. Pone en
juego lo que domina y confía en el otro (institución y resto de volun-
tarios) compartiendo su tiempo y energía.
– Es horizontal. Aunque sigue existiendo, cada vez es menos frecuente
conocer propuestas de voluntariado juvenil de tipo asistencial, donde
de alguna manera el voluntario se relaciona con el beneficiario de una
forma vertical (desde las fortalezas de uno a las debilidades del otro)
y generando dependencia. Cuando digo horizontal no quiero decir
amistad. No es un requisito del voluntariado transformador generar
lazos de amistad entre el voluntario y el beneficiario. De hecho, en
algunas ocasiones cruzar la línea entre la horizontalidad y la amistad
tiene consecuencias negativas para el beneficiario. María, una joven

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154 álvaro galera arias

voluntaria de la Asociación Bokatas, que acompaña a Personas Sin


Hogar en diferentes ciudades de España, comparte su testimonio des-
de esta clave de horizontalidad: “Empecé a cambiar mi mirada hacia
las Personas Sin Hogar cuando decidí sentarme con ellos y preguntarles
qué tal estaban. Antes me conformaba con darle el bocadillo y el caldo.
Me di cuenta de que así les estaba mirando por encima del hombro. El
bocadillo y el caldo se lo tomaban en cinco minutos… ¿y luego? ¿de qué
servía mi papel como voluntario si esa noche me iba a la cama igual?”.
La horizontalidad abaja a la joven voluntaria, le sienta y le hace mirar
a los ojos al otro. Ahí es cuando se produce el encuentro de verdad.
El joven se relaciona desde lo que es íntegramente (sus debilidades y
sus fortalezas) con la persona con la que se encuentra (con sus debi-
lidades y con sus fortalezas también). Esto es algo muy potente. Tra-
baja la autenticidad del joven, su propia aceptación. Le sitúa frente
al que sufre en un plano de servicio y no de salvador, le humaniza
y gana en humildad. María continúa compartiendo su testimonio:
“Cuando fui metiéndome más y más en ese voluntariado con sin techo,
fui valorando cada vez más las oportunidades que se me habían ofrecido,
agradeciendo y cayendo en la cuenta de que gran parte de lo que tenía,
de lo que era, se me había dado, regalado, no me lo merecía. Eso me hizo
situarme no como una heroína que ayudaba a los pobres sino como una
joven cualquiera con muchas limitaciones, algunas virtudes, con muchas
oportunidades y con ganas de compartir mi tiempo con aquellas personas
que no habían tenido tantas oportunidades como yo para tener una vida
cómoda, tranquila, confortable”.
– Requiere formación. La acción social se queda coja si no es acom-
pañada por un mayor conocimiento y capacidad de análisis de la si-
tuación con la que el joven voluntario está comprometido. Conocer
las causas manejando datos rigurosos y contrastados ayuda al joven a
construir un espíritu crítico, a mirar la realidad que no le gusta y que
desea cambiar, con una mayor información y, por lo tanto, de una
manera más real y coherente.
– Ayuda a poner rostros y nombres a tantos datos de injusticia y sufri-
miento. Cansados de tanta información, de abrumadores informes

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los jóvenes de hoy y la solidaridad… 155

llenos de datos y estadísticas, los jóvenes reclaman a través del en-


cuentro horizontal conocer las personas que hay detrás. Sus historias,
su humanidad. Un voluntariado transformador encarna ese informe
que denuncia la trata de mujeres migrantes y le conecta con rostro,
con nombre y apellidos, a la persona concreta con la que el joven
se quiere comprometer. Escuché hace dos años al, hasta hace poco,
Secretario General de Cáritas España, Sebastián Mora, en un acto en
la Universidad Pontificia Comillas, contar el caso de una señora espa-
ñola que confesaba que “los moros no me gustan nada porque son sucios
y una no se podía fiar de ellos, y menos con esto del terrorismo”, pero que
al preguntarle Sebastián por cómo era su relación con su vecino Mo-
hamed, afirmaba con mucha naturalidad que “para mí, Mohamed no
es moro, es Mohamed, mi vecino, es encantador, me ayuda con las bolsas
de la compra cuando me ve cargada por las escaleras, me da igual de qué
parte del mundo venga y a qué Dios le rece, es Mohamed y me llevo muy
bien con él.” Me encanta este testimonio porque es un ejemplo muy
bueno de lo que el encuentro con el otro puede provocar. Y es que, el
joven, al igual que esta señora, al poner rostro y nombre a la persona
con la que se encuentra, tira automáticamente a la basura toda etique-
ta y prejuicio.
– Ha de ser acompañado. Tanto institucionalmente como personalmente.
El joven voluntario vive un proceso fuerte de transformación personal,
lleno de demandas, cargado de experiencias intensas tanto consoladoras
como de profunda desolación. Cada vez creo menos en las ideas geniales
que no conectan con otros movimientos, con otras instituciones, que
se aíslan. Creo que es muy importante que el joven voluntario se sienta
dentro de un proyecto más grande, común y que a la vez no deje de
sentir esa responsabilidad, ese protagonismo que le sitúa como un actor
importante de ese cambio que quiere lograr en la sociedad.
– Tiene hondura. Que el joven voluntario tenga que poner en juego
los cinco sentidos y, además, su propia dimensión espiritual o de in-
terioridad. La búsqueda de sentido es una de las expresiones más fre-
cuentes en este aspecto. Un voluntariado transformador lo es porque
provoca al joven, le reta a localizar lo que siente y a trabajarlo. Muchas

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156 álvaro galera arias

veces a compartirlo de con otra persona o en grupo. A mí me pasó,


por ejemplo, que ser testigo de la realidad de los niños trabajadores
de Perú me llevó a hacerme preguntas sobre el sentido de mi vida, so-
bre la manera de comprometerme con el mundo, sobre todo aquello
que se me escapa como ser humano… Me ayudó a mirar con mayor
hondura y profundidad y a darme cuenta de que esto del compromi-
so, de la solidaridad, no era un aspecto concreto de mi vida al que le
dedicaba un tiempo. Era mucho más, era una manera de entender la
vida, donde se ponía en juego todo mi ser.
– Brinda horizontes. Lo entiendo como un camino, como un proceso,
en el que el joven va explorando y descubriendo. No es inmediato ni
puntual. Transforma personas que a su vez van transformando gru-
pos, comunidades, estructuras… El joven voluntario puede así vis-
lumbrar horizontes de cambio.
– Traspasa las fronteras de cada joven, derribando prejuicios y evitando
etiquetas. Algo contracultural, ya que el momento actual invita a la
polarización y a la falta de entendimiento. Resulta inspirador que el
juez Emilio Calatayud condene en muchas ocasiones a hacer un vo-
luntariado con niños migrantes en barrios marginales de Granada a
jóvenes juzgados por un comportamiento racista.
– El joven traspasa fronteras y acude al encuentro. El teólogo domi-
nico Edward Schillebeeckx2 lo expresó así: “Todo comenzó con un
encuentro. Unos hombres (judíos de lengua aramea y quizá también
griega) entraron en contacto con Jesús de Nazaret y se quedaron con
él. Aquel encuentro y todo lo sucedido en la vida y en torno a la
muerte de Jesús hizo que su vida adquiriera sentido nuevo y un nue-
vo significado. Se sintieron renovados y comprendidos, y esta nueva
identidad personal se tradujo en una solidaridad análoga con los de-
más, con el prójimo. El cambio de rumbo de sus vidas fue fruto de
su encuentro con Jesús. No fue un resultado de su iniciativa personal,
sino algo que les sobrevino desde fuera”. No puedo añadir más a estas

2. E. Schillebeeckx, Cristo y los cristianos. Gracia y liberación, Ediciones Cristian-


dad, Madrid, 1983.

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los jóvenes de hoy y la solidaridad… 157

palabras de Schillebeeckx. Solo puedo subrayar que el voluntariado


transforma vidas que a su vez luchan por transformar otras vidas y
otras realidades porque se basa en el encuentro con el otro. De tú a
tú, mirando a los ojos, sin disfraces, ni prejuicios, ni corazas. De una
manera sencilla y horizontal.
– Regala amistades de verdad. El jesuita Patxi Álvarez de los Mozos, S.J.
ha reflexionado mucho sobre esta idea: el valor de la amistad en di-
námicas de solidaridad y en concreto, de voluntariado. Para Patxi el
voluntariado construye puentes humanos. Los voluntarios crean una
amistad fecunda, dinámica, de mutua atracción. Considera que gran-
des amistades generan a su vez grandes transformaciones.
– Compromete. Es frecuente la movilidad entre diferentes proyectos
sociales de los jóvenes voluntarios españoles. Lo que es muy poco
frecuente es que dejen de ser voluntarios sin buscar otro proyecto o
institución. El grado de fidelidad y permanencia como voluntarios es
altísimo. Una vez más, esto nos habla de lo contracultural que es el
voluntariado transformador. Conozco a Inés desde que tenía veinte
años, ahora tiene treinta. Ha tenido diferentes parejas y ninguna ha
acabado de satisfacer lo que necesitaba, se cambió de carrera univer-
sitaria dos veces, ha contratado su tarifa del teléfono móvil con cinco
compañías de telecomunicaciones, ha cambiado cuatro veces de tra-
bajo… pero sigue siendo voluntaria con la misma institución. Inés
permanece en su compromiso con adolescentes en exclusión social de
la ciudad de Málaga.
– Es creativo, respondiendo al contexto actual, leyendo los signos de
los tiempos actuales. Incluso se adelanta, es profético. ¿Quién nos
iba a decir que grabando un vídeo de treinta segundos en el que una
persona arrojaba a otra (un rostro conocido) un cubo con hielo iba a
conseguir movilizar a millones de personas y a recaudar más de treinta
millones de euros para tratar la enfermedad ELA? Nadie mejor que
los jóvenes de hoy para saber leer las necesidades y las oportunidades
para construir un mundo menos injusto.
– Provoca en el joven procesos de reconciliación y de perdón. En todo
este proceso de autoconocimiento, de búsqueda, de formación, de

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158 álvaro galera arias

ir a más, de encuentro… se dispara también un proceso de conver-


sión para mí milagroso que hace que la joven voluntaria se encuentre,
acaricie y sane las limitaciones y el pecado del otro y lo que todavía
me impresiona más, encuentre, acaricie y sane sus propias limitacio-
nes, su pecado. Son procesos largos y no son siempre sanadores, ya
que acompañar esto no es fácil y exige mucho, tanto a la voluntaria
como a la persona e institución que le acompaña. He sido testigo
de procesos de perdón y reconciliación de jóvenes voluntarios que al
acariciar la herida ajena han descubierto y sanado la herida propia,
cicatrizándola y experimentando una liberación difícil de plasmar en
este artículo.
– Invita a darse y no solo a dar. El voluntariado transformador supera el
verbo ayudar. No se trata sólo de dar, más bien de compartir, donde
el joven abre la dimensión comunitaria en detrimento del individua-
lismo imperante. Un joven puede darse, entregarse al otro sin necesi-
dad de darle nada material. Sin dinero, ni comida, ni ropa. Un joven
se da al compartir su tiempo, todo su ser, sus deseos de mejorar las
cosas que no le gustan, lo que hace bien y lo que no sabe hacer o hace
mal. En definitiva, cuando un joven es voluntario simplemente se da,
con generosidad y humildad.

Aunque tarde, es el momento

No es fácil defender al joven de hoy ante una sociedad que, por un lado,
le critica destructiva y ferozmente y, por otro, le exige de una manera
excesiva. Las críticas desmesuradas por ser una generación blanda, mal
educada, sin valores ni principios, insolidaria, superficial… no es solo una
crítica mentirosa sino también una crítica tramposa: ¿quién es responsa-
ble de esta generación de jóvenes sino nosotros mismos? Me da luz esa
frase que dijo Marco Aurelio a su hijo Cómodo: “Tus errores como hijo son
mis fracasos como padre.” No creo que tengamos que sentirnos culpables,
pero sí, en cambio, corresponsables y honestos. Sí que llamo a derribar
estos mitos y a confiar en los jóvenes de hoy, a asumir la responsabilidad
de acompañarlos en sus caminos y a fomentar que sus elecciones sean
elecciones comprometidas con los demás. Dice el jesuita José María

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los jóvenes de hoy y la solidaridad… 159

Segura3 en un artículo de Cristianismo y Justicia que “Necesitamos rastrea-


dores de estrellas, soñadores de caminos, alumbradores de un futuro nuevo.
Necesitamos ilusionarnos, necesitamos personas que al ver al cielo lean signos
y señales nuevas. Necesitamos creyentes, gente de fe, en su tradición creyente,
en Dios, en la vida, en el ser humano, en la dignidad de las personas… ne-
cesitamos personas que sean capaces de alumbrar la noche… Sí. Necesitamos
a los Reyes Magos, necesitamos rastreadores de estrellas, seguidores de sueños,
oteadores de horizontes en la noche, soñadores de ojos abiertos, abuelas de
plazas de mayo, mareas, almas inquietas, creyentes…”. Y yo me permito
añadirle que necesitamos más jóvenes que se unan a una ola de solidari-
dad que arrase con toda injusticia, que se comprometan generosamente
como ya hacen muchos, que comiencen un camino de conversión que les
llevará al encuentro con uno mismo y con El Otro a través de los otros. Y
es que, como dice Pedro Casaldáliga4:
“Es tarde, pero es nuestra hora.
Es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer el futuro.
Es tarde, pero somos nosotros esta hora tardía.
Es tarde, pero es madrugada si insistimos un poco.”

3. J. M. Segura, «Necesitamos rastreadores de estrellas», Blog de Cristianismo y


Justicia (2017)
4. P. Casaldáliga, El tiempo y la espera, Sal Terrae, Santander, 1986.

Sal Terrae | 106 (2018) 147-159


Antonio Bongiorno
Sus heridas
nos han curado
Vía crucis con iconos

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La elaboración
La muerte se hadeconvertido en un
iconos es una tabú. Ahora
preciosa no solo
tradición que es
hanormal morir en
permanecido muy
soledad, sino que ni siquiera se puede hablar de la muerte y a menudo
viva en la Iglesia de Oriente. Con su belleza estilística y cuidada simbología se
abandona al moribundo a su suerte. Es un signo de un profundo cambio
en colores y gestos, los iconos pueden mover a la conversión y a la oración.
de laVía
Este cultura,
crucisque
conhalospasado
iconosdedelaAntonio
peticiónBongiorno
de «piedadnos para quienamuere»
traslada una pro-
a una vivencia
funda solicitudespiritual
de «muerte porPasión
de la piedad».
entreEstán en compartimos
los que juego profundas
unadiná-
misma
micas afectivas,
fe en Cristo. culturales y espirituales, y tratar los problemas fuera de
una visión humanística y sapiencial resultaría restrictivo.

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161

LOS LIBROS

RECENSIONES

Martin Velasco, J., Creo en la Iglesia, PPC, Madrid 2016, 180 pp.

Juan Martin Velasco trata de dar Iglesia ha arrastrado durante siglos y


en este libro una respuesta a la pre- sigue presentando en la actualidad
gunta: ¿Cómo se entiende, y sobre muchos aspectos que la hacen in-
todo cómo se vive, la fe del «creo en digna de esa adhesión incondicional
la Iglesia»? que constituye el acto de fe. ¿Creer
Por razones muy diferentes y en la Iglesia, que durante siglos ha
desde las más variadas actitudes y desempeñado el papel de institu-
opciones ante la vida, los cristianos ción represiva de libertades? ¿Creer
encontramos actualmente especiales en la Iglesia, que a lo largo de toda
dificultades para integrar en nuestra la época moderna se ha opuesto casi
confesión de fe el «creo en la Iglesia». sistemáticamente de manera oscu-
Son muchos los cristianos que hoy rantista a los avances de la ciencia?
día van amputando insensiblemente ¿Creer en la Iglesia, que, al menos
esta frase de su confesión de fe. Para en los últimos siglos, se ha alineado
muchos no cristianos, este elemento casi siempre en contra de las fuerzas
del credo cristiano constituye una de progresivas de la historia?
las razones que más frecuentemente Las reflexiones contenidas en
dan y se dan a sí mismos de su im- este volumen, procedentes de in-
posibilidad de adherirse al cristianis- tervenciones en diferentes medios
mo. Tal vez siempre haya sido así. En y lugares en torno a esta cuestión,
versión popular siempre ha habido son el resultado de los esfuerzos del
personas dispuestas a creer en Dios, autor por mantener firme y viva la
pero no a «creer en los curas». confesión de su adhesión a la Igle-
El autor comprende estas dificul- sia, como parte integrante de su fe
tades de cristianos y no cristianos. La y de su vida cristiana, ofreciendo

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162 los libros

pistas que puedan tener un sig- tividad que no pocos contemporá-


nificado para la sociedad actual. neos nuestros echan de menos en la
El autor expone los fundamentos Iglesia de nuestros días.
para creer en la Iglesia o para creer A una consideración de las con-
en Dios eclesialmente. Por eso, a diciones que requiere, según Martin
la confesión de su fe en la Iglesia, Velasco, la fidelidad al Concilio Va-
«puesta a prueba en alguna ocasión, ticano II (cap. 6) añade unas pági-
pero gracias a Dios nunca desmen- nas sobre su accidentada recepción
tida» (p. 5), añade después reflexio- en España (cap. 7), que explican al-
nes que aclaran la naturaleza de la gunos aspectos del momento actual
pertenencia a la Iglesia y algunas de la Iglesia española y ofrece alguna
de las formas que pueden revestir luz para pensar su futuro inmediato.
en las actuales circunstancias (capí- Todos los textos recogidos en
tulos 2-5). Su intención en ellas es esta recopilación habían sido es-
mostrar a la vez la adhesión cordial critos antes de la elección del papa
a ella que esa pertenencia requiere Francisco y reflejan el clima eclesial
y el margen de libertad, atención y el estado de ánimo de muchos cris-
a los propios criterios cuidadosa- tianos en ese prolongado momento
mente formados, y la necesidad de posconciliar que fue calificado de
discernimiento, que en determina- «invierno de la Iglesia». El último
dos casos esa adhesión puede exigir, capítulo del texto intenta recoger el
precisamente para preservar la fide- cambio de clima eclesial que se pro-
lidad al Evangelio, «norma supre- dujo con la elección y los primeros
ma para la Iglesia, sus instituciones gestos, discursos e intervenciones
y su funcionamiento». del nuevo papa y destaca los brotes
La presencia de la Iglesia en la de esperanza que han producido.
sociedad constituye uno de los pun- ¿Conseguiremos entre todos que
tos cruciales de las dificultades para esos brotes produzcan en la Iglesia
la realización de su identidad y de frutos abundantes de fidelidad al
su condición de rostro en el que res- Señor y al Evangelio y de servicio a
plandezca la luz que es Cristo. Esa nuestro mundo?
presencia se hace más problemática Quiero acabar con las siguien-
en épocas de cambios tan profundos tes palabras de Martin Velasco que,
como los que caracterizan a nues- en mi opinión, manifiestan el tono
tro tiempo. Los capítulos 4 y 5 de de toda su reflexión: «¿Por qué no
este texto aportan ideas para dotar abandono la Iglesia? ¿Porque toda-
al cristianismo actual de la significa- vía tiene arreglo? ¿Porque desde su

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recensiones 163

interior se puede trabajar por su con mis temores sin la solidaridad


transformación? ¡No, por Dios!¡Que en la esperanza en que me baña?
ella no me abandone a mí! ¡Que no ¿Dónde mejor que en ella puedo ha-
me deje a mis luces, a mis fuerzas, cer realidad la fraternidad universal
a mi iniciativa! ¿Qué haría con mis a la que aspiro?» (p. 13).
culpas sin la oportunidad para el
perdón que vivo en ella? ¿Qué haría Lázaro Sanz Velázquez

Donghi, R., El sendero de la misericordia. Escritos de las agendas


personales del Papa Juan XXIII, Paulinas, Madrid 2016, 182 pp.

“¡Qué hermosos son sobre los montes naciones de bienes personales y ecle-
los pies del mensajero que anuncia la siales para socorrer a los necesitados,
paz!” (Is 52,7). Estas palabras brotan sus continuas visitas a los enfermos
espontáneamente tras la lectura de y encarcelados, su celo por asistir
este libro. Su autor, sacerdote de la espiritualmente a la gente, su dolor
diócesis de Bérgamo, nos ofrece un por tanto sufrimiento…; en defini-
comentario de las anotaciones perso- tiva, su infatigable celo apostólico
nales de Juan XXIII, durante sus años y su absoluta confianza en la Pro-
de delegado apostólico en Turquía y videncia. Por el bien de los demás,
Grecia y administrador del vicariato abandona sus seguridades y supera
latino de Estambul (1935-1944). todo miedo o cansancio.
En su Homilía de Navidad de En sus agendas reflexiona sobre
1934, justo antes de incorporarse a lo vivido durante la jornada y ala-
su nuevo destino, Roncalli manifies- ba al Señor, le da gracias y le pide
ta el anhelo de su corazón: “el cami- perdón. Sus escritos evidencian su
no de paz, camino de caridad, camino profunda unidad de vida: su acti-
de verdad” (p.161, n.1). vidad apostólica es expresión de su
Estando en Estambul, estalla la vida en el Espíritu. Convencido de
segunda guerra mundial. Apoya- que “el nombre más bello de Dios es:
do en la neutralidad de Turquía, se misericordia”, se convierte en testigo
vuelca con Grecia, duramente casti- vivo de este Amor entrañable. Darlo
gada por la guerra. Sus agendas tes- a conocer, en obediencia filial, es el
timonian sus incesantes contactos motor y horizonte de su existencia,
con las autoridades para liberar a los convertida en una continua obra de
cautivos o aliviar sus penas, sus do- misericordia.

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164 los libros

Su profunda humanidad brota escucho a él y a todo el que me da con-


de la contemplación del Corazón sejos, pero evidentemente debo seguir
de Jesús y del conocimiento de la mi conciencia y mi carácter alegre”
debilidad humana. Las gentes que- (pág. 68).
dan cautivadas por su paciencia con Como buen pastor, va por de-
los defectos ajenos, su capacidad de lante por estos senderos de miseri-
perdón, reflejo de su propia digni- cordia y nos señala el camino. Más
dad y grandeza. Con sus enemigos adelante, imprimirá este espíritu de
redobla la caridad porque, en su mi- caridad y misericordia entrañable al
seria, muestran mayor necesidad de Concilio Vaticano II. La Iglesia bus-
amor. cará ponerse humildemente al servi-
Su humildad no tiene límites: cio de toda persona, para consolar,
“Mi joven secretario hace su confian- acompañar y levantar.
za un poco fastidiosa. ‘Tenga cuidado Al leer este libro, se comprueba
aquí, haga usted esto, no ha entendi- lo que tantas veces escribe “el papa
do bien: baje, suba’, de modo que yo, bueno”: el buen ejemplo siempre es
pobrecillo, me siento como un niño edificante. Hoy, en este mundo he-
con su guía o un viejo que se vuelve rido por tanta violencia, el bálsamo
niño, y que se deja gobernar. Prefiero de la bondad es lo único que puede
seguir con mis esfuerzos de callar sin derribar los muros del odio y de la
amargura, en la seguridad de que esta sinrazón. Se agradece la publicación
mortificación resultará edificante a su de obras como esta.
debido tiempo” (pág. 64). El autor dedica el primer capítu-
Detrás de esta magnanimidad lo a una oportuna contextualización
hay todo un proyecto de vida, de- histórica de estos años. Su estilo sen-
fendido con firmeza ante las críticas cillo facilita la lectura a todo tipo de
que a veces suscita: “Mi buen Mons. público.
Righi se muestra un poco contrariado
por la forma sencilla de mi obrar. Le Mª Dolores de Miguel Poyard

Lop Sebastià, S.J., M., (ed.), Relatos ignacianos. Hablan los testigos,
Mensajero, Bilbao 2017, 199 pp.
El editor de estos relatos, doc- dad académica en el estudio de las
tor en teología por la Universidad fuentes ignacianas. Sus obras se han
Gregoriana, ha centrado su activi- convertido en referencia obligada

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recensiones 165

para futuros investigadores. En este mera mano, sin intermediarios, es


libro, ha tenido el acierto de ofrecer una aventura siempre apasionante.
al gran público una selección de tex- La singularidad de esta obra ra-
tos, muchos de ellos desconocidos, dica también en el tipo de textos se-
escritos por Ignacio de Loyola o por leccionados: el editor se ha centrado
sus contemporáneos. básicamente en los desechados por
Ordenados cronológicamente, otros autores, tal vez porque algunos
su lectura permite recorrer los epi- relatos muestran a un Ignacio más
sodios fundamentales de la vida del difícilmente idealizable.
santo. Y, sin embargo, no es una De esta manera, nos ofrece, des-
biografía. Es una antología de rela- nuda y descarnadamente, un Igna-
tos en los que, como en un docu- cio de carne y hueso, un pecador
mental, podemos conocer a Ignacio cuyo único interés es dejarse hacer
por lo que él mismo dice en sus car- por el Señor. Y la luz de Dios le
tas, y por lo que sus compañeros o inunda en todo su esplendor. Que-
conocidos dicen de él. Así lo subra- da evidente, como dice san Pablo,
ya el subtítulo: hablan los testigos. que “llevamos este tesoro en vasijas de
Este ha sido el objetivo del edi- barro” (2Cor 4,7). La lectura de este
tor: presentar a Ignacio desde las libro ayuda a comprender mejor la
múltiples perspectivas de quienes le oración de Ignacio, clave de su es-
conocieron. piritualidad: “Dadme vuestro amor y
El rigor histórico y la objetividad gracia, que esto me basta”.
quedan avalados por la variedad de Por otro lado, la misma rudeza
fuentes consultadas. Con frecuen- de algunas escenas es garantía de
cia, Lop Sebastià muestra las distin- autenticidad: en la mayoría de las
tas versiones de los hechos, narrados hagiografías, lo que no sirve para la
por los diversos autores (Laínez, idealización del santo, no sólo no se
Nadal, Ribadeneira, Fabro, Polan- inventa, sino que se oculta.
co…). La actualización del lenguaje al
Este es uno de los grandes acier- uso actual facilita la lectura y com-
tos de esta obra: nos permite acce- prensión de los textos a todo tipo de
der directamente a las fuentes, leer público.
las palabras textuales y, a partir de Dividida en dos partes, en la pri-
ahí, recrear las escenas, contemplar mera presenta hechos de la vida de
los acontecimientos como testigos Ignacio desde su juventud hasta la
privilegiados, “como si presente me fundación de la Compañía (1506-
hallase” (EE 114). Conocer de pri- 1540); en la segunda (1541-1556),

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166 los libros

se centra en su período de Superior La documentación recopilada en


General en Roma. estos volúmenes es tan abundante,
La Compañía de Jesús tiene reco- hay tanta riqueza por descubrir, tan-
gidos y publicados, en una obra de to por profundizar, que recuerda la
157 volúmenes (Monumenta Histo- rima de Bécquer: “¡Cuánta nota dor-
rica Societatis Iesu), los documentos mía en sus cuerdas, como el pájaro
de los orígenes de la Compañía y de duerme en las ramas, esperando la
sus misiones en Asia y América, de mano de nieve que sabe arrancarlas!”
la vida de san Ignacio y de sus com- Bienvenido sea este trabajo de
pañeros fundadores. Acudir a estas Lop Sebastià, que anima a seguir
fuentes es adentrarse en el misterio por este camino.
de Dios, vivo y actuante en el caris-
ma ignaciano. Mª Dolores de Miguel Poyard

Lamet, S.J., P. M., El esclavo blanco, Mensajero, Bilbao 2017,


359 pp.

El autor, en su página web, tiene Lamet nos ofrece una novela


escrita una frase que sintetiza bien histórica muy bien documentada.
el trasfondo poético y existencial de Reproduce con tanto realismo y
esta obra: “Sólo cuando nuestros ojos plasticidad la vida de la España co-
se vuelvan azules de tanto mirar al lonial, que nos permite contemplar
mar sabremos quiénes somos realmen- sensitivamente las escenas al modo
te. Olas, hechuras de Dios destinadas ignaciano: “como si presente me ha-
a perderse en Dios.” llase”. Presenta los hechos, como en
Nos encontramos ante una obra las grandes novelas, desde múltiples
maestra, una obra de madurez lle- perspectivas. Es una novela polié-
na de sabiduría. Adentrarse en sus drica y caleidoscópica, a los prota-
páginas es sumergirse en la inmen- gonistas los conocemos por lo que
sidad de un océano palpitante de hacen, por lo que dicen y por lo que
vida y muerte, de crueldad y com- otros dicen de ellos.
pasión, de ambición y gratuidad, La belleza de sus descripciones,
de insensibilidad y ternura…, en el la evocadora fuerza sugestiva de sus
insondable y desconcertante miste- recursos estilísticos, el vibrante co-
rio en que se debate toda existencia lorido de sus imágenes, su prosa ver-
humana. daderamente poética, convierten la

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recensiones 167

lectura en música para el alma. La ciones de la España colonial de los


riqueza de su léxico, la adaptación siglos XVI-XVII que interactúan en
del lenguaje al tiempo del prota- el texto.
gonista, la viveza y agilidad de su El protagonista último es Pedro
relato, su sabio conocimiento de la Claver, amigo fiel de Jesús, que des-
persona humana: capaz de la cruel- cendió con Él a los infiernos de las
dad más hiriente y de la ternura más sentinas de los barcos donde yacían
conmovedora; su fiel y objetiva re- centenares de negros masacrados y
producción de los hechos, todo ello, cruelmente vejados por la codicia
además de hacer muy amena la lec- de los negreros y la insensibilidad
tura, provoca en el lector la catarsis social.
liberadora de las obras clásicas de la En una época donde incluso al-
literatura. gunos clérigos ilustres justificaban
Como Galdós en Trafalgar, La- teológicamente la esclavitud, Pedro
met va mostrando los hechos histó- Claver encuentra a Jesús crucificado
ricos desde la perspectiva de un ado- en la carne torturada de los negros
lescente gaditano, un antihéroe de bozales. Ser esclavo de los esclavos
alma aventurera y mirada teñida de pasa a ser la pasión de su vida. Besa
la azul infinitud del mar. “Nacer en sus llagas, los carga sobre sus hom-
Cádiz es sentir la llamada del mar” bros, vuelca en ellos toda la ternura
(p. 12). No es difícil descubrir en las compasiva que brota del sobreabun-
reflexiones de madurez de este per- dante amor del Corazón de Jesús.
sonaje de ficción, Miguel Orozco, el Esta vocación, madurada en
trasunto poético del autor. su amistad con el humilde jesuita
La novela se presenta como la Alonso Rodríguez, prende con fuer-
autobiografía que Miguel Orozco za en su joven corazón, nacido a la
escribe en primera persona, dedica- soledad y a la vida en profundidad
da a su hija Lucía. En orden crono- con la temprana muerte de su ma-
lógicamente lineal, le va contando dre. Confiadamente anclado en la
los avatares de su vida desde su ado- seguridad del Señor, su barca surca
lescencia hasta su madurez; desde decidida el tempestuoso oleaje de la
que se embarca en Cádiz y conoce vida diaria: recia y firme ante el or-
a Pedro Claver en Sevilla, en 1610, gullo o la opresión de los poderosos,
hasta la muerte de éste, en 1654. y entrañablemente dulce con los
Esta ficción da unidad a la amplia desvalidos.
galería de personajes históricos y a Adelantado a su tiempo, incom-
la diversidad de ambientes e institu- prendido y criticado por muchos de

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168 los libros

sus contemporáneos, Claver camina amor, vida que es muerte y muer-


firme en la voluntad del Señor. te que es vida. Es una suerte contar
El leitmotiv que da unidad a la con esta biografía escrita por un je-
multiplicidad de historias entrelaza- suita, amigo en el Señor de Claver.
das es la lucha por la verdadera liber- Pedro Miguel Lamet ha dejado en el
tad de toda persona humana, más allá retrato de los dos personajes princi-
de su raza, credo o condición social. pales, Pedro y Miguel, gran parte de
Esta obra nos ayuda a despertar su experiencia y sabiduría espiritual.
a la verdadera realidad, a vivir la
paradójica hondura de la vida y del Mª Dolores de Miguel Poyard

Campanella, S., La misericordia en el Padre Pío, San Pablo, Madrid


2016, 207 pp.

Durante el Jubileo Extraordi- ticó tanto las obras de misericordia


nario de la Misericordia, el papa espirituales como las corporales.
Francisco presentó al padre Pío Dividido en cuatro capítulos, en
como testigo privilegiado de la mi- el primero muestra su abnegado ser-
sericordia de Dios: “se aferraba con- vicio al sacramento de la reconcilia-
tinuamente a Jesús Crucificado y así ción, su don carismático que tantas
se convertía en canal de misericordia. conversiones favoreció, su aparente
Vivió el gran misterio del dolor ofre- severidad para provocar el aborre-
cido por amor. De este modo, su pe- cimiento del mal, la entrega de su
queña gota se transformó en un río de propia vida por amor a los pecado-
misericordia, que ha regado muchos res y su ternura entrañable con el
corazones desiertos y ha creado oasis de penitente arrepentido.
vida en muchos lugares del mundo. Se Consciente de los dones de Dios,
convirtió, a través del ministerio de la advertía a los confesores de que no
confesión, en una caricia viviente del adoptaran sus métodos: “A un con-
Padre, que cura las heridas del pecado fesor que echó a un penitente que no
y tranquiliza el corazón con la paz”. regresó más, le dijo: ‘Es un lujo que tú
Haciéndose eco de esta realidad, no puedes permitirte.’” (pág. 37).
el autor de este libro presenta la mi- Como él mismo escribe, esta-
sericordia como eje vertebrador de ba “devorado por el amor a Dios y
la vida y misión del padre Pío: prac- al prójimo”. Su contemplación de

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recensiones 169

Cristo crucificado le llevaba a co- víctima por la salvación del mundo,


nocer el modo más adecuado de a ejemplo de Cristo.
tratar a cada uno. A ejemplo del En el tercer capítulo, relata cua-
Buen Pastor que da la vida por sus tro casos donde el padre Pío perdo-
ovejas, él mismo ofrecía sacrificios nó heroicamente a cuantos le habían
y hacía penitencia por la conver- calumniado y rechazado. Padeció la
sión de los pecadores. En el confe- extrema dureza de la contradicción
sonario era habitual oírle decir a los de los buenos: en diversas ocasio-
penitentes arrepentidos: “¡Cuánto nes se vio condenado por el Santo
me has costado!” (pág. 44). Oficio. Su respuesta fue siempre la
En el segundo capítulo, deta- misma: a mayor agravio, más celo y
lla la cantidad de dones sobrena- oración por sus agresores.
turales que había recibido por la El cuarto y último capítulo lo
misericordia de Dios: estigmas, dedica a las instituciones que fundó
transverberación, xenoglosia, co- para la atención sanitaria y educati-
nocimiento de los secretos del va de los más pobres. La más cono-
corazón, irradiación luminosa, cida es el hospital Casa Sollievo della
bilocación, éxtasis, osmogénesis, Sofferenza. El autor describe las vici-
visiones y clarividencia. situdes vividas hasta su realización y
El autor subraya la humildad del la inquebrantable confianza del pa-
padre Pío, turbado por tanta gene- dre Pío en la Providencia.
rosidad de Dios con él, un pobre La obra está muy bien documen-
pecador. Y aclara que estos dones no tada: contiene un valioso aparato
bastan para considerar santa a una crítico, muestra del trabajo investi-
persona, porque podría ensober- gador de Campanella, periodista de
becerse. Como decía el padre Pío: profesión. Su estilo sencillo, vivo y
“Todas estas cosas no acrecientan la ágil, propio de los medios de comu-
gracia santificante, sino que son me- nicación, facilita la lectura a todo
dios para llamar a otras almas a Dios” tipo de público.
(pág. 94). Su santidad procede de
haberse ofrecido a sí mismo como Mª Dolores de Miguel Poyard

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170 los libros

Lop Sebastià, M., SJ (ed.), Alfonso Salmerón, SJ (1515-1585). Una


biografía epistolar, Mensajero – Sal Terrae – Universidad Pontificia
Comillas, 2015, 398 pp.
Miguel Lop Sebastià, doctor en go de Loyola. Se preparó con Fran-
teología, ha publicado varios libros cisco Javier para recibir el ministerio
sobre las raíces de la espiritualidad sacerdotal. Desde entonces perma-
ignaciana. La gran originalidad de neció en obediencia y fidelidad a la
esta obra es recrear el semblante per- Compañía y a la Iglesia. Defendió la
sonal y espiritual de Salmerón, reu- doctrina católica con la pluma, aun-
niendo sus cartas como si se tratara que sin dejar nunca su labor como
de una autobiografía. Fuel el más misionero.
joven de los primeros compañeros La lectura de su correspondencia
de Ignacio nos permite conocer los sufrimien-
Alfonso Salmerón vivió durante tos y avatares de la vida cotidiana
los generalatos de Ignacio, Laínez, en la España moderna. La verdad es
Francisco de Borja, Mercuriano y hija del tiempo –escribe–. En medio
Acquaviva. Legado pontificio en la de los descubrimientos científicos y
Dieta de Ausburgo (1555) donde se geográficos, vivió en persona las re-
firmó la paz religiosa en Alemania. voluciones sociopolíticas y religiosas
Teólogo en el Concilio de Trento, el en Europa. La escritura de sus car-
día de la inauguración fue encarga- tas refleja su sólida formación en
do de dar el sermón ante los Padres lenguas clásicas y la belleza del cas-
congregados y tres meses después tellano del XVI, antesala del Siglo
sería impreso en Roma y París. Su de Oro de la literatura española. Se
fama como predicador le valió el preocupó por crear y extender cole-
título de “el Salomón de Nápoles”, gios para la formación de los jóvenes
y allí permaneció en la última etapa jesuitas y otras personas.
de su vida dedicado a recopilar sus Una obra destinada a investiga-
escritos exegéticos sobre los Evange- dores y aficionados que deseen co-
lios, las cartas de San Pablo. Falleció nocer más los entresijos de la vida
antes de acabar sus comentarios al cotidiana en la España Moderna.
Génesis. Jalonados entre su correspondencia
Maese Salmerón conoció a Laí- nos encontramos con datos histó-
nez en el Colegio Trilingüe de Alca- ricos, sucesos variopintos y hechos
lá de Henares y marcharon juntos a cotidianos sobre los medios de co-
París donde se encontraron con Iñi- municación de Europa. Un relato

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recensiones 171

directo sobre la dinámica de las re- las cartas o notas a pie de página. Un
laciones sociales del clero, tanto en testimonio de un santo hombre que
la vida privada como pública. Este buscó siempre ser mensajero de la
denso estudio es admirable y está paz de Dios en la tierra.
cuidadosamente anotado con pe-
queñas aclaraciones en cursiva entre Marta Sánchez

Aleixandre, D., La contemplación para alcanzar amor. Una aproxi-


mación bíblica, Sal Terrae, 2017, 109 pp.

Dolores Aleixandre lee el texto dad actual debido al ambiente de


ignaciano buscando las raíces del prisa, ruido y estrés que tenemos
Primer (Antiguo) Testamento. Igna- no se percibe el ambiente de aten-
cio describe su experiencia personal ción e interioridad que se necesita
al final de su libro Ejercicios Espi- para escuchar a Dios. La realidad
rituales. Este bello poema narra su divina puede encontrarse en el
encuentro con el amor inaudito de mercado, en el claustro, en la mez-
Dios. Lo originalidad del texto es su quita o mirando el cielo –como Ig-
actualidad y universalidad. nacio hacía en el balcón de su habi-
San Ignacio fue el primero que tación en Roma al final de su vida–.
percibió la Trinidad como Dios en Dios habita en la intimidad del ser
acción. El origen de toda bendición humano. Dios trabaja en la frágil
es percibir la vida cotidiana como condición humana. Su presencia
un don de Dios, tanto bien recibi- nos habita más de lo que podemos
do…. sentir. Es profunda esperanza.
El padre Ignacio nos enseñó a Alexandre muestra un camino
hallar a Dios en todas las cosas. Do- para acercarse al texto de Ignacio
lores interpreta el texto desde la y alcanzar cómo el Amor de Dios
Escritura para ensanchar horizon- es el principio fundamental de la
tes espirituales. Pretende profun- creación. Al final del libro, el lec-
dizar en las raíces comunes a todas tor tiene una variedad de fragmen-
las tradiciones religiosas. En todas tos de espiritualidad cristianos, y
ellas, hay testimonios que revelan otros que ayudan a meditar sobre
cómo el encuentro personal con la presencia del Creador. La belle-
Dios desborda lo imaginado por la za de la creación evoca en la con-
mente humana. En nuestra socie- ciencia humana un sentimiento de

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172 los libros

asombro y maravilla. Esta emo- naturaleza. Sentir “la verdadera ale-


ción es compartida por muchos gría” (EE 329).
buscadores de Dios. Es reconocer
agradecido las huellas divinas en la Marta Sánchez

Bermejo, J.M., Cuentos que sanan. Para regalar. Cantabria, Sal Te-
rrae, 2017, 135 pp.

Esta es la cuarta recopilación allá, algunos con sentido del humor,


de cuentos realizada por el autor. otros con una pretendida moraleja.
Las anteriores han visto la luz en la Al reunirlos, al darles salida, es una
misma editorial. Son cuentos para forma de colaborar a la distracción,
todos ya que están impregnados de terapia y arrancar a veces una sonri-
sabiduría del corazón, con una pro- sa a quienes la necesiten.
puesta de camino de felicidad y de Hay veces que conoce la fuente
una vida con salud, ese es el objeti- citada, otras veces no se sabe la au-
vo del autor. Útiles a nivel personal, toría, pero están circulando y es po-
grupal, familiar, catequético etc. sitiva su publicación. El autor dice
Los cuentos no nos dejan indife- haberlos tomado prestados y los da
rentes, hay una interpelación tras su para ayuda de otros, como retazos
lectura, nos provocan desafíos inédi- de sabiduría sencilla, breve, sin cas-
tos, nuevos, creativos, para ser mejo- tigos moralizantes, pero con algunas
res y vivir más tranquilos. El autor, connotaciones éticas saludables.
por medio de los cuentos, nos saca El género del cuento queda pa-
de caminos cerrados, tristes, repetiti- tente en la obra; es para ser escucha-
vos… Los plantea como una medici- do también con el corazón, llegan
na con un verdadero poder sanador, a la interioridad, interpelan. En el
y su propósito es que los regalemos curso de su lectura uno se apropia
a los demás y que sigan el camino… del contenido y lo hace suyo, dando
El autor lleva tiempo asomado al la razón a la enseñanza del cuento, lo
género literario de la narración cor- que corrobora tal o cual idea previa.
ta, que es el cuento, y ha encontrado Por ello los cuentos presentan diver-
una forma de dirigirse a los lectores sas vías de interpretación según el
con buenos efectos en la salud, por lector y el momento que esté atrave-
tanto, se cumple su deseo. Hace una sando. Constituyen una indicación
selección muy amplia de aquí de ética para la vida cotidiana, y un

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recensiones 173

compromiso con el bien de uno El cuento ha recibido la tradi-


mismo y de los demás. ción de enseñar deleitando, sobre
A decir del autor los cuentos son todo a los niños. En ellos hay his-
un menú hecho solo de postres. No torias de amor, bondad, justicia,
hay entrantes ni plato principal, son verdad, generosidad, belleza. Otras
delicadezas sabrosas de fácil diges- veces, fealdad, envidia, injusticia;
tión y dejan un regusto grato y salu- por ello son la vida misma, tra-
dable. Son la guinda de la sabiduría tando de dar una lección de bien
para el corazón de las personas. No siempre. El autor no pone el acento
están pensados como largos discur- en la moralina fácil ni busca crear
sos y disquisiciones profundas; son sentimientos de culpa, sino cons-
mucho más simples pero muy ricos truir actitudes y valores positivos,
de matices y conclusiones para esto a veces presentando historias que
de vivir. A decir de León Felipe: hacen pensar e invitan a optar por
Que la cuna del hombre / la mecen los un buen camino.
cuentos…/ Que los gritos de angustia Estamos ante un duro trabajo
del hombre / los ahogan los cuentos…/ del autor que ha explorado cuento
Que el llanto de los hombres / lo tapo- de la tradición sufí, china, judía,
nan los cuentos /… Yo sé muy pocas india y otros de origen desconocido
cosas, es verdad/ Pero me han dormido pero muy interesantes. Ha leído mi-
con todos los cuentos…/ Y sé todos los les de cuentos y ha desestimado mu-
cuentos… (p.15). chos. En definitiva, el autor con esta
Bermejo desea con su publica- entrega quiere lograr “poner más
ción despertar conciencias de los corazón en las manos”, frase con la
adultos hacia una mayor sencillez y que Camilo de Lelis exhortaba a sus
ha visto con agrado cómo los ante- compañeros para provocar más hu-
riores libros de cuentos han tenido manidad, más cordialidad y ser más
buena acogida, se han difundido, se felices en el cuidado recíproco.
han regalado. Se han grabado para No son recetas fáciles, sino au-
una mayor difusión, en diapositivas, ténticos dinamismos vitales que po-
videos etc. Tratan de aportar fres- sibilitan mejoras si no ponemos re-
cura, horizontes nuevos, en pocas sistencias, nos revelen cono sortear
palabras, pero con mucha sustan- obstáculos y hacer posibles nuestros
cia. Hay una avidez por narraciones anhelos. Nos ayudan, en suma, a
cortas, que ilustren y por ello los descubrir recursos ocultos y a poner-
cuentos son una píldora que hace nos en marcha por un buen camino.
reflexionar en unas pocas páginas. No hay que explicarlos, hay que

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174 los libros

dejarlos entrar en el corazón para que el cambio, por pequeño que sea,
que hagan su efecto, con indepen- es posible, si el corazón quiere y son
dencia de la edad del lector guías de la vida de siempre y para
Considero que es un libro ade- siempre en una forma muy sencilla
cuado para catequesis, grupos de de presentarse. Recomendable como
mayores, animación sociocultural, buen elemento de sana distracción.
grupos juveniles, dado que hacen
pensar. El mensaje de todos ellos es Rosario Paniagua Fernández

Segovia Bernabé, J.L. – Aranguren Gozalo, L.A. No te olvides


de los pobres. Notas para apuntalar el giro social de la Iglesia. Canta-
bria, Sal Terrae, 2017, 223 pp.
Este libro reclama la centralidad combinando reflexiones teológicas y
de lo social en la praxis cristiana. Lo pastorales inspiradas en la Doctrina
social no es un apéndice marginal, Social de la Iglesia, con propuestas
sino parte esencial del quehacer de de acción concreta para grupos cris-
la Iglesia, cono servidora del reino. tianos y organizaciones de acción
Ahí nos jugamos mucho de nuestra social. Para una mayor orientación
credibilidad, ¿Qué lugar debe ocu- del contenido señalamos los capí-
par la Iglesia en el mundo? ¿Qué tulos del libro: Hacia una Iglesia en
imagen proyecta? ¿Qué Iglesia sería cambio. El giro social que la Iglesia
creíble en el siglo XXI? Son los in- necesita. La imprescindible lectura cre-
terrogantes con los que los autores yente de la realidad. Claves para una
inician su trabajo. renovación ya en marcha. Algunas
Desde la nueva comprensión consecuencias pastorales de Evangelii
de la Iglesia, impulsada por el papa Gaudium. Apuntes para un proceso.
Francisco, este estudio, hecho a pie El título del libro no es casual.
de obra, va en la línea de superar la “No te olvides de los pobres” este fue
eclesiastización del cristianismo, po- el saludo del cardenal Hummes al
sibilitar la indispensable cristianiza- recién elegido papa Francisco. Es un
ción de la Iglesia, pues la credibilidad consejo para todos. Porque olvidarse
de la Iglesia pasa por una renovación de los pobres sería un imperdonable
efectiva de su inserción en el mundo. olvido ético, al situarnos de espaldas
Los capítulos del libro diseñan a la realidad sufriente, pero también
un plan de trabajo apremiante; un olvido teológico, el olvido del

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recensiones 175

Dios de Jesús, que se hace itinerario más, en un tiempo apremiante.


vital en el huérfano, la viuda, el ex- Ofrecen reflexiones desde el calor de
tranjero. A través de ellos, Dios mis- los acontecimientos, que han sido
mo nos pide cuentas: “¿Dónde está vistos, observados y reflexionados.
tu hermano?” No es un trabajo de investigación;
Se trata de reflexionar sobre el papel han optado por un conjunto de re-
de la Iglesia en el mundo. ¿Debe eri- flexiones sobre lo que están traba-
girse como fortaleza, en un mundo jando, y que últimamente han com-
con el que anda enfrentado porque partido y enlazado los dos autores
no la tiene en consideración? ¿Qué de este libro.
imagen proyecta la Iglesia en el mun- La Iglesia vive un tiempo de ex-
do? Hay una mayor aceptación de las pectativas, de ilusiones, de deseos,
organizaciones caritativas de la Igle- también tiempo de incertidumbres,
sia que de ella misma. La Iglesia ha de dudas, resistencias y nervios. Pero
de dar paso a una atmósfera de acogi- en clave creyente se está viviendo un
da, hospitalidad y misericordia. Hay auténtico kairos, un acontecimiento
que estar muy atentos y secundar las eclesial global, donde el Espíritu de
prioridades del papa Francisco, que Jesús está rompiendo costuras de una
van en la línea de la conversión pas- institución necesitada de renovación.
toral de todo el pueblo de Dios, para Y ese kairos se extiende al mundo, un
ser significativo en el mundo. mundo en ebullición, un mundo en
Un enfoque dialectico entre acción donde la Iglesia ha de ser un hospital
y contemplación, entre misión y orga- de campaña que sale al encuentro de
nización, entre asistencia y promo- las víctimas, de los olvidados, de los
ción, entre servicio y movilización. atropellados. Pongámonos en mar-
Los autores creen que no se deben cha, estamos convocados a realizar el
plantear estas cuestiones en clave plan de Dios, acuñado en la mejor
disyuntiva, la armonización entre po- tradición de la Iglesia. Solo desde
los opuestos, a fáciles dogmatismos, esta premisa se podrá abordar la re-
sino a saber lidiar con lo opuesto, lo novación de la Iglesia, que pasa por
complejo, por ello apuestan por un una renovación para su inserción en
enfoque dialógico en la búsqueda de el mundo de hoy.
un espacio de encuentro. El “no te olvides de los pobres” es
Vivir con los pies en la tierra, a para todos los cristianos. ¿Qué haría-
pie de obra. A decir de los autores mos si nos olvidamos de los pobres?
la obra cuenta con las imprecisiones Si fuera así, no habríamos entendido
lógicas de un trabajo escrito y nada nada del mensaje de Jesús, significaría

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176 los libros

vivir de espaldas a la realidad sufrien- referente para saber si caminamos o


te, anestesiados ante el dolor ajeno, no por las sendas del evangelio.
enredados en mil cosas, pero sin
“hincar el diente” a la realidad de los No olvidarse de los pobres no es
que duermen en la calle, de los que la “letra pequeña” del mensaje de Je-
aguardan en las fronteras, saltan las sús, es un asunto central, de modo
vallas o se ahogan en el Mediterrá- que la caridad y la dimensión social
neo, o son víctimas de la violencia y sujetan la mesa de la Iglesia, tanto
abusos… Si olvidamos a los pobres como el anuncio explícito de Jesús
estamos olvidando a Dios, el Dios y la celebración de los sacramentos.
que hace itinerario vital en le huér- No olvidarse de los pobres implica
fano, en la viuda, en el extranjero; a vivir en serio el evangelio, vivir la
través de ellos es el mismo Dios quien Iglesia en salida. Este tiempo solicita
nos pide cuentas. Para dar de comer la inmersión de los cristianos en el
al hambriento, de beber al sediento, océano acogedor de la Iglesia itine-
acoger al forastero, vestir al denudo, rante, instalándose en los márgenes
visitar a los presos, es preciso contar de los caminos, allí donde padecen,
con ellos, incorporarlos a nuestra di- donde son atropellados, una Iglesia
námica vital, en la medida de nues- inclusiva, sin apegos, sin miedos,
tras posibilidades y eso realmente abierta al mundo, lugar de realiza-
significa no olvidarnos de ellos. ción Reino de Dios. Que la Iglesia
Los distintos capítulos del libro haga los cambios necesarios para
diseñan un plan de trabajo. En ellos que se realice el sueño de Dios. Toda
se combinan tanto reflexiones de la vida se decide a partir de la capacidad
Doctrina Social de la Iglesia como de donarse (papa Francisco).
propuestas para acciones concretas Libro excelente en fondo y for-
en grupos y comunidades cristianas ma, bien escrito cuyo contenido
y organizaciones de acción social. En llama a una honda reflexión e im-
dialogo con creyentes y no creyen- plicación con los últimos. Muy re-
tes que trabajan para hacer de este comendable para los cristianos en
mundo una lugar habitable y justo general, y muy útil para grupos de
para todos. El libro invita a abonar catequesis, reflexión y todos cuantos
y fecundar la vida de los lectores en buscan colaborar activamente con
la convicción de que seguimos tra- un mundo más justo y más habita-
bajando por un mundo mejor. Es ble para todos.
un desafío permanente, los pobres
ocupan el puesto principal, son el Rosario Paniagua Fernández

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recensiones 177

Gallagher, m.p., Tiempo de prórroga. Mi vida en las etapas finales


del cáncer. Bilbao, Mensajero, 2017, 198 pp.

Saber que uno vive sus últimos sonal. Pero el motivo era ayudar a
meses, puede convertir la angustia otros. Llega a pedir perdón si se ha
de los imprevistos en decepción, excedido en asuntos muy persona-
pero también dar un nuevo sentido les, que pueden sobredimensionar
a la vida, un soplo a la brasa de la lo íntimo y con un tono muy piado-
fe, y una nueva luz a las conviccio- so. Lo que intenta es narrar las his-
nes personales. En 2015 el autor se torias de un creyente que pasa por
entera de que sufre cáncer y requiere las fases de un cáncer y acompañar a
quimioterapia; es ya su tercer cáncer otros que están en esa lucha.
y el futuro es muy incierto. Pero la Dice el autor que quiso ordenar
noticia le ilumina recuerdos, le hace los contenidos del libro de esta for-
comprensibles viejas lecturas, y se ma: Introducción autobiográfica; a
le hace cercana una Presencia que continuación, incluye una reflexión
estará con él hasta el final. Escribe sobre la perspectiva de morir, inclu-
un diario sincero que puede ayudar yendo dos pequeños artículos sobre
a otros a vivir más auténticamente la increencia, tema que siempre
estas situaciones tan difíciles. tuvo un gran interés. En la segunda
Se trata de un excelente teólogo, sección incluye los que llama frag-
preocupado de dialogar con los que mentos y trampolines, que son ano-
no tienen fe, y ha querido, en este taciones que ha ido haciendo du-
libro, hablarnos con palabras llanas rante dos años, de temas espirituales
de cómo se siente, cómo se piensa y religiosos, en su mayoría con la
estando a la espera, cuando se sabe pretensión de provocar en algunos
cercano al abrazo definitivo, con le reflexión personal. Llama la ter-
Quien ha dado sentido a toda la cera sección diario de la quimio, da
vida. gracias por haber vivido en un con-
El autor habla de una muerte tinente con posibilidades, y tiene la
altamente probable, que se fue con- intuición de que la tercera batalla va
virtiendo en una muerte segura en a ser la última.
cuestión de meses. Narra en primera En los periodos de remisión dis-
persona la historia del tratamiento, frutaba de la oración, las amistades,
las metástasis etc. Se asombra de que la música, la literatura con gran
se fuera a publicar un relato tan per- serenidad sin ignorar los peligros

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178 los libros

futuros que iban a llegar. Sentía pastor y, sobre todo, en la quimio-


miedo al sufrimiento, la debilidad y terapia, cuando realmente faltaban
la impotencia, no descarta que el fi- las fuerzas y había que reponerlas,
nal pueda ser una experiencia dura, “repara mis fuerzas”. Relata que los
pero quiso plasmar los altos y los años anteriores fueron de prepara-
bajos del tratamiento para ayudar a ción para lo que vino después: jubi-
otros. Termina el esquema del libro lación, desprendimientos, volunta-
con algunas poesías como expresión riado en Vietnam y Filipinas, India,
de la enfermedad, y las reflexiones Latinoamérica, con experiencias
personales de lo que estaba vivien- muy ricas que le fueron cambiando
do. por dentro. La oración y un cambio
Narra con gran sencillez como de perspectiva hacia una mayor se-
empezó todo, el diagnóstico, la ope- guridad y menos preocupaciones,
ración, la dura quimioterapia que fueron marcando el camino que
él define olas de niebla, como algo más tarde habría de transitar. Ha-
que lo ensombrece todo, pero lue- bla de la oración como permanen-
go se restablece el organismo, hasta cia silenciosa y permanente delante
la próxima vez. Y en todo ello la fe de Dios, un viaje hacia una mayor
como ancla, como fuerza podero- libertad, serenidad y sencillez, tam-
sa… pero también la fe se hace frá- bién el modo de oración fue cam-
gil como está todo el organismo, en biando hacia una total simplicidad.
una alternancia de luz y sombra: ex- Fue ganando libertad en medio
presa también una fuerte sensación de los límites, escribe después de la
de soledad difícil de digerir. Cam- operación del primer cáncer: “me
bios de actividades, la no actividad, encuentro sorprendentemente incapaz
agenda vacía y el giro no fue fácil. de preocuparme por el futuro”; vivió
No se vive abandonado de Dios, esto como una auténtica gracia... En
sino acompañado más que nunca todas sus experiencias tiene presen-
por la extrema fragilidad que tenía, te a los no creyentes, y piensa que
el cambio a sujeto paciente llevo pueden llegar a las mismas metas de
tiempo y no pocos altibajos. esencialidad aquellos que no se sien-
Destaca la paz que lo invadió y ten cómodos en la fe. Decía Chester-
como la oración fue más fácil que ton: “que la fe puede sobrevivir a los
en tiempos de actividad, y la Pre- estados de ánimo” y se hace presente
sencia continua junto a una fuerte también en el desierto. Aprendió a
experiencia de soledad. Repetía una disfrutar del momento presente, a
y otra vez el salmo de El Señor es mi no dispersarse, menos preocupación

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recensiones 179

y más amabilidad, menos juicios libros que le habían resultado muy


negativos y más ensanchamiento del gratos en su momento, sobre lite-
corazón, una nueva libertad en me- ratura, teología y espiritualidad, lo
dio de las sombras, que las hubo y que le aumentaba el deseo de escri-
muchas. bir y de traducir. Piensa que el libro
La muerte se puede vivir como el es un testamento personal, pero por
acercamiento paulatino a la presen- parecerle muy altisonante lo subti-
cia del Otro, pero eso lo vivió en una tuló como “anotaciones a lo largo
constante alternancia de luz y oscu- del camino”.
ridad a modo de faro que da luz de El libro tiene un gran valor, a mi
modo intermitente. Supo que la re- entender, por no sublimar ni ideali-
misión de la enfermedad es pasajera, za nada, da entrada al sufrimiento y
por ello vive cada instante como una cómo Dios parece que se esconde,
gracia, vivir de manera fecunda y a pero luego emerge con más luz y
fondo, por eso escribió el presente más fuerza que nunca, y ahí radica
libro para compartir con otros que su confianza y su libertad. Es reco-
estaba viviendo esa experiencia, por mendable por el enfoque tan nor-
si podía ayudar. Aprovechó bien los mal de una experiencia muy dura,
periodos sin quimio, sabiendo que que otros viven y escriben con gran
ya iban a ser pocos, para comunicarse protagonismo y lucimiento. Le mo-
con personas en la misma situación. vió escribirlo el deseo de ayudar a
Acabó tranquilo retirado de las los demás y lo ha conseguido. De
actividades, visitando a amigos, yen- ahí nuestro agradecimiento al P. Ga-
do al teatro, al cine y otros días en llagher. Un libro recomendable por
soledad, Se organizó su libertad has- lo que dice y como lo dice.
ta el final, tiempo de lectura, tiem-
po de escribir, salidas, visitas, releía Rosario Paniagua Fernández

Pikaza, X., Ejercicio de amor. Recorrido por el cántico espiritual de


San Juan de la Cruz. Madrid, San Pablo, 2017, 596 pp.
El autor ha comentado en este nadie como Juan de la Cruz ha sabi-
libro los elementos básicos de los do tratar la exigencia del Evangelio,
ejercicios de amor de Juan de la Cruz, esta afirmación se puede descubrir
marcando una línea de conocimien- en los cuarentas cantares del Canti-
to y práctica cristiana. Para Pikaza co Espiritual.

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180 los libros

Comienza el libro con la con- descalzas. Tiene una declaración en


sideración de Ignacio de Loyola y prosa, que ayuda mucho a entender
Juan de la Cruz, era tiempo de re- los bellos versos del Cantico y las
crear al cristianismo, y lo hicieron intuiciones del místico. El Cantico
de forma distinta y complementa- forma parte de la aventura vital del
ria, dos hombres que venían de un autor y sus canciones hablan de las
dolor fuerte y de un impulso fuer- luces y sombras de su existencia. El
te de gracia. Ambos cumplieron su autor quiere hacer accesible el canti-
misión a partir de una intensa ex- co a todos los lectores.
periencia, y de ahí abrieron caminos Juan de la Cruz era un huma-
que aún siguen recorriendo muchas nista, hombre de letras, en su obra
personas. hay mucha influencia del Cantar de
Ignacio quiso ser soldado de Je- los Cantares, conocía muy bien la
sús y recorrió con sus compañeros Biblia; las canciones de amor están
un proceso de iniciación apostólica, inspiradas en este texto, y de toda la
los Ejercicio Espirituales, fundó la literatura amatoria pero vertida a lo
Compañía de Jesús, su impulso ha divino, con gran impacto también
marcado la vida del catolicismo. de la obra de Fray Luis.
Juan de la Cruz descubrió a Jesús Nos sitúa en el cruce de las dos
y salió a buscarle, formulando su ex- culturas más importantes de Occi-
periencia en canciones de amor, es- dente, la judeo-semítica y la greco-
cribió Ejercicios de Amor, inicio en la romana desde la perspectiva de la
Iglesia un proyecto de amor. Luego búsqueda del amor. Más que nada
recibirían el nombre de Cantico Es- estuvo influido por la Biblia que
piritual en 1630. Se extendió como junto a la oración eran sus activida-
guía espiritual de encuentro con des más cotidianas. El Cántico surge
el Amado, tuvo unos tímidos co- desde su interior habitado con gran
mienzos, hasta que en el siglo XX se fuerza cuando está prisionero, traza
consideró como la mejor guía espi- un camino de búsqueda hasta llegar
ritual para el seguimiento del Señor. al matrimonio espiritual.
Un itinerario espiritual muy válido, Las primeras canciones marcan
también fuera de la Iglesia. un itinerario del Amado que está es-
Se puede presentar como un condido, y pasa fuertes y fronteras en
texto básico de recreación univer- su camino, ante la necesidad de que
sal del cristianismo. Fue escrito en se produzca en encuentro, y lo hace
la prisión de Toledo, de donde se como sabe hacerlo en una hermosísi-
escapa para dictarle los versos a las ma poesía lírica, llena de símbolos y

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recensiones 181

metáforas que Juan de la Cruz se sir- literatura y de la mística española.


ve y que proceden de su gran cultura Obra sanjuanista que ha traspasado
humanística y mística. Va en busca nuestras fronteras siendo muy valo-
del centro de su vida, por Quien vale rada en otras confesiones y entre los
la pena vivir, e incluso morir en su no creyentes, como un monumento
camino hacia el Amor. universal de una corriente que en
En la prosa del Cantico, va co- España cuenta con dos grandes: Te-
mentando verso a verso, y constitu- resa de Jesús y Juan de la Cruz.
ye un tratado de teología en donde Dicho esto, considero que el
el místico vuelca su sabiduría teoló- autor ha hecho una lectura muy
gica, con el único objetivo de ayu- personal del texto sanjuanista y no
dar a las personas a seguir al Señor, ha llegado al fondo de su mensaje
merece la pena adentrarse en este a nuestro entender. Hay otras mu-
cuerpo prosaico del Cántico, cons- chas publicaciones sobre la obra del
tituyó uno de los textos más impor- santo de Fontiveros, que ayudarán a
tantes de la teología del momento. entrar en el propósito que él mismo
A lo largo de este libro se pone tuvo con la escritura del Cantico Es-
de manifiesto la erudición de Pika- piritual.
za, el gran trabajo que ha realizado
sobre una de las grandes obras de la Rosario Paniagua Fernández

Pangrazzi, A., El dolor no es para siempre. Los grupos de ayuda mu-


tua en el duelo. Cantabria, Sal Terrae, 2016, 172 pp.
Desde hace tiempo existen gru- cucharse y expresarse se produce la
pos de autoayuda de personas en liberación de los sentimientos. De-
duelo, con modelos operativos di- rramando lágrimas con otros, recu-
ferentes. El libro está destinado a perando recuerdos, riendo juntos si
los acompañantes de estos grupos y procede, respetando los silencios,
a todos los que sienten el deseo de cruzando una mirada, disfrutando
ayudar y no disponen de las herra- los progresos, confesando los re-
mientas necesarias para esta tarea. mordimientos, abriéndose a la es-
La finalidad es proponer modalida- peranza…
des de animación grupal. Esta metodología de ayuda sirve,
La narración es el elemento fun- si se pone en el centro a la persona, y
damental de ayuda recíproca, el es- no solo el tipo de pérdida, sabiendo

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182 los libros

que el duelo es subjetivo, y que el propio pasado, lo esencial y lo acce-


requisito fundamental es que toda sorio, poner orden, permite subra-
persona doliente se siente, acogida, yar los momentos más importantes
aceptada, escuchada. e igualmente minimizar otros.
Hoy día somos más conscientes En el relato se selecciona lo que
de las potencialidades de los grupos tiene más entidad y lo que tiene me-
como recursos de ayuda, en diversas nos, el relato ayuda a poner las cosas
situaciones de sufrimiento. Tal vez claras y expresarlas. Contar la propia
lo hemos sido siempre, pero estos vida ya es un acontecimiento en la
encuentros se producían de forma vida, es la vida misma, que se cuen-
natural, en casa de la persona do- ta para comprenderla. Contar no es
liente para rezar, estar con ella un fabular, es unificar nuestra historia,
rato. Tanto en el desarrollo de la darle un sentido, y ese sentido se en-
psicología como en el deseo de pro- cuentra al narrar. Narrar es ventilar
mover salud, ha llevado a que, en el corazón, compartir emociones,
diferentes lugares del mundo, perso- sentimientos profundos, visualizar
nas que han sufrido una desgracia, esperanzas. Al hablar, si la persona
o profesionales de la ayuda apuesten se siente bien escuchada, tiende a
por crear grupos con este fin. aumentar el control de su desgracia,
Son una hermosa expresión de al mismo tiempo que ante los igua-
la solidaridad humana y de sensibi- les va normalizando su situación.
lidad ante el dolor ajeno. Son una Los demás del grupo reflejan
apuesta, porque el dolor no sea infe- diferentes caras del sufrimiento, lo
cundo, lo que constituye un camino que promueve la actitud de descen-
de apertura a la sociedad que sufre, y tramiento de otras visiones de la
aspira a superar el propio mal con la vida, no solo de oscuridad y muerte;
ayuda de otros. Las personas que se al narrar uno mismo se confronta
integran en los grupos de autoayuda con uno mismo y con los demás.
quieren acompañarse recíprocamen- Hay personas más favorables a escu-
te, en primer lugar, ofrecer escucha. char y a hablar, al haber entendido
La escucha tiene un efecto nunca se- los beneficios de las dos cosas; no
ñalado suficientemente. Acompañar podemos vivir solos las penas, esta-
al que narra su vida, está cargado de mos hechos para la comunión y la
contenido simbólico, porque narrar comunicación como algo natural. El
la vida supone un verdadero esfuer- autor ha enseñado a muchas perso-
zo, es sacar todo, incluso lo que pa- nas en esta forma de servicio hacia el
rece accidental. Es distinguir en el otro, y se han ido multiplicando los

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recensiones 183

grupos en distintos países del mun- restaura la confianza en uno mismo,


do. Ayuda a otro a sacar lo mejor de y ayuda a recuperar el deseo de vivir.
uno mismo, para ponerlo al servicio Está el modelo grupal estructu-
de los demás, ayuda a apasionarse rado y el abierto. El primero es para
por una idea, un duelo en beneficio acoger a más personas, permite el
de los demás, a darles vida en mu- trabajo introspectivo, compartir en
chos países del mundo, a contagiar subgrupos y regresar al plenario. El
esta labor humanizadora. abierto es más limitado de personas
Esta ayuda se presta, de forma y requiere en el facilitador mayores
individual y de grupo, el propó- habilidades para promover la parti-
sito de Pangrazzi, al escribir estas cipación y afrontar dinámicas inter-
páginas, es que resulten útiles para nas en los momentos de duelo. Para
aquellos que quieren apostar por los que comienzan resulta más fácil
estrechar lazos entre sanadores he- el estructurado pues tiene un mapa
ridos, que quieren hacer fecundo articulado de temas y el soporte de
su dolor, aliviar y aliviarse. Vivir es orientaciones prácticas, a fin de faci-
también contar historias; cuando es- litar la tarea de animación. Los que
tas son narradas en primera persona acompañen un grupo abierto pue-
y duelen, entonces, la vida está sien- den encontrar en este libro ayuda y
do vivida en clave de comunicación estrategias, textos bíblicos, poéticos,
sanadora; el grupo se convierte en relatos, todo un mosaico de recursos
espacio de crecimiento, la vida se va para dinamizar las reuniones.
abriendo paso en medio de las oscu- En los grupos el participante va
ridades. Lo que no es narrado hace descubriendo que el dolor no es para
mal y lo que se cuenta puede con- siempre, el corazón se cura abriéndo-
vertirse en germen fecundo de bien. lo, cada uno es portador de alguna
La ayuda mutua es una meto- enseñanza sobre el padecer y también
dología de naturaleza comunitaria, del esperar, el vacío se colma entre-
no profesional, que se basa en la gándose a los otros, y todos tiene un
experiencia, y en la reciprocidad de desafío por delante, hacer frente a la
intercambio entre los participantes vida como un misterio por descubrir
del grupo. El grupo acoge a los heri- más que un problema por resolver.
dos por el dolor, les anima a hablar, En el centro de toda esta dinámica de
a drenar la experiencia dolorosa. El ayuda está la persona no el problema
grupo crea un sentido de pertenen- que tenga la persona.
cia, estimula a aprender de los otros, Muy útil y muy utilizado por
y da nuevas perspectivas de visión, los duelos constantes que sufren las

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184 los libros

personas, pero siempre con el obje- esta situación y haciendo hincapié,


tivo de salir a reemprender el cami- como dice el subtítulo, en que el
no de la vida. Se agradece al autor dolor no es para siempre. Da una
la inquietud manifiesta por este sensata y argumentada esperanza a
tema, y la habilidad de exponerlo los dolientes.
de forma sencilla, asequible a todas
las personas que se encuentren en Rosario Paniagua Fernández

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José Manuel
Caamaño (ed.)
La Tecnocracia
Prólogo
de Gianfranco Ravasi
Epílogo de Adela Cortina

P.V.P.: 16,50 €
144 págs.

Más información en
www.gcloyola.com

La muerte se
Tecnocracia: unhasistema
convertido en unel tabú.
que deja PoderAhora no solo
en manos de esuna
normal morir
minoría. en
Algo
asísoledad,
como unsino que nide
gobierno siquiera se puede hablar
los “especialistas”, de laformados.
los más muerte y Un a menudo se
libro para
abandona al moribundo a su suerte. Es un signo de un profundo
desmontar falsos mitos, conocer más sobre las respuestas filosóficas tecnócra- cambio
tasdeo la
suscultura, que haenpasado
aplicaciones de la petición
la ingeniería. de «piedad
¿Es quizá paraun
este sistema quien muere»
medio para
a una solicitud
conseguir el mayordebien
«muerte por piedad».Con
de la humanidad? Están
unen juego de
epílogo profundas diná-
Adela Cortina
micas afectivas,
y prólogo culturales
de Gianfranco y espirituales, y tratar los problemas fuera de
Ravasi.
una visión humanística y sapiencial resultaría restrictivo.

Apartado de Correos, 77 - 39080 Santander (ESPAÑA)


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Julio L. Martínez, SJ
La cultura del encuentro
Desafío e interpelación
para Europa
JULio L. MarTínez, sJ
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La págs.
272 cultura del encuentro
Desafío e interpelación
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Hoy hay procesos en el mundo que apuntan claramente hacia la ruptura
y la fragmentación como tendencias reactivas a la globalización y la digi-
talización. en ese contexto ha emergido el liderazgo evangélico del papa
Francisco poniendo la fuerza en la cultura del encuentro, con su séquito de
diálogo, discernimiento, integración, reconciliación y colaboración leal
entre todos los que buscan el bien común. es un liderazgo que aparece
como alternativo al de aquellos a quienes les entusiasman los muros físi-
cos y mentales y que en Europa (aunque no solo) se convierte en síntoma
de la falta de salud moral y espiritual de sociedades desnortadas.

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187

REVISTA SAL TERRAE


Instrucciones para los autores

1) La revista Sal Terrae acepta trabajos originales, no publicados previamente ni


aceptados para su publicación en el mismo o en otro idioma. Los trabajos ori-
ginales serán escritos en lengua castellana, pudiendo incluir citas textuales en
otros idiomas. Deben presentarse totalmente terminados y deberán adaptarse a
las instrucciones dadas por Sal Terrae.
2) La revista Sal Terrae acepta trabajos originales sobre estas temáticas: teología (pas-
toral, bíblica, espiritual, moral, práctica), Iglesia, familia, sociedad, psicología.
3) Los manuscritos recibidos serán evaluados por el director de la revista y, en
ocasiones, por un miembro del consejo de redacción de la revista. Su (s) dicta-
men (es) será (n) comunicado (s) al autor. Los trabajos aceptados quedan como
propiedad de la revista Sal Terrae y no podrán ser reproducidos sin su expresa
autorización (parcial o totalmente). Antes de su publicación, los autores de los
originales aceptados ceden en exclusiva a la revista Sal Terrae los derechos de ex-
plotación de los que son titulares, pudiendo Sal Terrae publicarlos en cualquier
soporte, así como ceder dichos derechos de explotación a un tercero.
4) Los autores de los trabajos recibirán una remuneración, su trabajo en formato
pdf y dos ejemplares del número correspondiente de la revista.
5) La extensión de los artículos solicitados será de un mínimo de 24.500 y un
máximo de 25.500 caracteres (con espacios), notas a pie de página incluidas.
Serán enviados en formato digital, en cualquier versión de Word,
a revistasalterrae@salterrae.es.
6) En la primera página de los artículos se incluirá:
Título del artículo.
Nombre, apellidos, ocupación (es) principal (es) del/de la autor/a y correo
electrónico.
Fecha de finalización del trabajo.
Un resumen o sumario del artículo en castellano de entre 80 y 110 palabras
y una lista de palabras clave en número no superior a cinco, que no podrán
coincidir con las del título del artículo.
7) La revista Sal Terrae se encargará de traducir al inglés el título del artículo, el
resumen o sumario y las palabras clave.

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188 revista sal terrae

8) Se recomienda utilizar estas fuentes tipográficas: «Times New Roman» para


Windows (o «Times» para Macintosh), tamaño 12 (texto) y tamaño 10 (notas
a pie de página).
9) Los criterios que deben seguirse a la hora de elaborar las notas a pie de página
son:
a) Al citar libros: 1) inicial (es) del nombre (con punto) y apellido (s) del
autor en letra Versalita, dejando un espacio entre la inicial y el/los ape-
llido (s); 2) título y subtítulo (si lo tiene) en letra cursiva; 3) nombre de la
editorial en letra redonda; 4) lugar y fecha de publicación en letra redonda
y sin coma entre ambas (si existe número de edición de un libro, se cita,
por supuesto a partir de la segunda, en superíndice, justo a continuación
del año de edición); 5) número (s) de página (s) citada (s), sin que le (s)
preceda (n) p. / pp.
Nota 1: Escríbase el nombre de la ciudad en que se publica el libro en el
idioma en que éste está escrito.
Nota 2: Cuando se citen dos o más libros del mismo autor, sustitúyase, a
partir de la segunda cita, la inicial del nombre y el/los apellido (s) por ID.
Esta nota vale también para los apartados b, c y d de estas instrucciones
para autores.
Ejemplo:
D. Aleixandre, Las puertas de la tarde. Envejecer con esplendor, Sal Terrae,
Santander 20093, 170-175.
b) Al citar artículos de revista: 1) inicial (es) del nombre (con punto) y
apellido (s) del autor en letra Versalita, dejando un espacio entre la inicial
y el/los apellido (s); 2) título en letra redonda y entre comillas («»); 3) nom-
bre de la revista en cursiva, precedido por dos puntos (:); 4) número del vo-
lumen de la revista; 5) año de publicación entre paréntesis y coma (,) detrás;
6) número (s) de página (s) citada (s), sin que le (s) preceda (n) p. / pp.
Ejemplo:
G. Barbiero, «“Un cuore spezzato e affranto tu, o Dio, non lo disprezzi”.
Peccato dell’uomo e giustizia di Dio nel Sal 51»: Ricerche storico-bibliche 19
(2007), 157-176.
c) Al citar artículo en obra colectiva o voz de diccionario: 1) inicial
(es) del nombre (con punto) y apellido (s) del autor en letra Versalita, de-
jando un espacio entre la inicial y el/los apellido (s); 2) título del artículo o
voz en letra redonda y entre comillas («»); 3) precedidos por coma (,) y en,
inicial (es) del nombre (con punto) y apellido (s) del autor/editor del libro

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instrucciones para los autores 189

o diccionario en letra Versalita, dejando un espacio entre la inicial y el/los


apellido (s); 4) ed./eds. entre paréntesis (ed./eds.); 5) título y subtítulo (si
lo tiene) del libro o diccionario en letra cursiva; 6) nombre de la editorial
en letra redonda; 7) lugar y fecha de publicación en letra redonda y sin
coma entre ambas (si existe número de edición de un libro, se cita, por
supuesto a partir de la segunda, en superíndice, justo a continuación del
año de edición); 8) precedido por coma (,) y espacio, número (s) de página
(s) citada (s), sin que le (s) preceda (n) p. / pp.
Ejemplo:
A. Wénin, «David roi, de Goliath à Bethsabée. La figure de David dans les
livres de Samuel», en L. Desrousseaux – J. Vermeylen (eds.), Figures de
David à travers la Bible, Cerf, Paris 1999, 75-112.
d) Al citar referencias electrónicas, se siguen los criterios de a, b y c, y
se añade: 1) después de autor, título, etc., y precedida y seguida por coma:
en línea; 2) dirección web; 3) día de la consulta (entre paréntesis).
Ejemplo:
J. P. Fokkelman, Narrative Art and Poetry in the Books of samuel I.
King David, Van Gorcum, Assen 1981, en línea,
http://www.salterrae.es/catalogo/index.php
(consulta el 14 de febrero de 2010).
10) Formato de abreviaturas de referencia habituales: Ibid. / op. cit. / art. cit. / cf. /
cap. / ss. / n. (número) / nota / vol. /vols.
11) Otras indicaciones: Los textos sangrados van entre comillas. Se acentúan las
mayúsculas. Se usan comillas bajas y, solo dentro de éstas, las comillas al-
tas (Ejemplo: «Juan dijo: “Lo sé”»). Las citas bíblicas, según estos ejemplos:
Mt 6,1-3 / Mt 6,1-3.12-14.
12) En acentos, puntos, signos de puntuación, etc., síganse las normas de la Real
Academia Española (http://www.rae.es/rae.html).

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Thomas Merton
Los Manantiales
de la Contemplación
Un retiro en la abadía
de Getsemaní

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La muerte
Poco antes se
dehasuconvertido en un tabú.
muerte, Thomas MertonAhora
pudo nocharlar
solo escon
normal morir
varias en
religiosas
soledad, sino que ni siquiera se puede hablar de la muerte y a
de órdenes contemplativas sobre temas que entonces estaban de actualidad,menudo se
abandona
algunos deallosmoribundo
cuales hoy asiguen
su suerte. Es un signo
generando debatededentro
un profundo cambio
y fuera de la Igle-
de la cultura, que ha pasado de la petición de «piedad para quien
sia. Este libro recoge muchas de estas charlas y reflexiones. Una oportuni- muere»
a unapara
dad solicitud
volver de «muerte porcon
a encontrarse piedad».
uno deEstán en juegoautores
los grandes profundas diná-del
católicos
micas afectivas,
siglo XX. culturales y espirituales, y tratar los problemas fuera de
una visión humanística y sapiencial resultaría restrictivo.

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cas,
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son en buena parte producto de la imaginación. ¿Cuál es, entonces,
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blecido, ofrece una fascinante historia de cómo ha terminado convirtién- convirtién-
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opinión tradicional
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presenta una
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te descripción de la auténtica realidad.
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