la responsabilidad u obligación de realizar algo de acuerdo a una condición o a un cargo. La incumbencia, de este modo, supone un compromiso, una competencia o una atribución. Por ejemplo: “Todo lo que sucede en la zona de frontera es incumbencia del ministro de Defensa”, “No te metas en asuntos que no son de tu incumbencia”, “El gobierno municipal no puede hacer nada respecto a lo que ocurre en el puerto, ya que se encuentra en un área de incumbencia de las autoridades nacionales”. Hay asuntos de incumbencia pública y otros de incumbencia privada. Aquello que afecta a la sociedad en general tiene incumbencia pública: la salud de un presidente, el patrimonio de un funcionario público, el nivel de contaminación de un río y muchas otras cuestiones. En cambio, los temas que pertenecen a la intimidad de las personas y que no repercuten en la comunidad son de incumbencia privada (las comidas preferidas de un individuo, la inclinación sexual, las creencias religiosas, etc.). Se conoce como incumbencia profesional, por otra parte, a la capacidad potencial que tiene un profesional de acuerdo a los conocimientos adquiridos durante su formación. Las incumbencias profesionales, en este contexto, constituyen el marco jurídico del trabajo del experto según su especialidad. Las autoridades educativas de un país pueden modificar las incumbencias profesionales. A través de la gestión de estas incumbencias se definen qué actividades pueden ejercer y cuáles no quienes se gradúan de las carreras. Las incumbencias profesionales de un graduado en Ciencias Políticas, por citar un caso, incluyen el desarrollo de investigaciones sobre las relaciones de poder; la organización y planificación de políticas públicas; y la realización de análisis políticos.