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SPINOZIANA II: Althusser y Spinoza en Mayo del 68 - Joaquín de Salas « Multitud

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»SPINOZIANA II: Althusser y Spinoza en


Mayo del 68 - Joaquín de Salas

Para entender el spinozismo que se practica hoy es necesario dar un rodeo por
Mayo del 68 (después de M68 es posible empezar a entender a Spinoza al
completo), e inversamente, para entender el Mayo del 68 que algunos calculamos
porvenir, es preciso dar un rodeo por Spinoza (después de ese Spinoza completo
es posible entender el carácter inaugural o revolucionario de M68). Expliquemos
este galimatías.

Althusser y Spinoza en mayo del 68


1. SPINOZA EN MAYO
Spinoza fue un filósofo judío-holandés del siglo XVII, como todo el mundo sabe,
extraño y anómalo a la vez: su obra, prácticamente toda ella póstuma, fue
silenciada y perseguida durante más de un siglo hasta que casualmente fue
rescatada en la Ilustración con motivo de la ya famosa polémica Jacobi-Lessing
en 1780. A partir de ese acontecimiento, Spinoza se hizo un autor de culto al
que le adjudicaban, unos a favor y otros en contra, el ser patrocinador de
posturas ateístas o panteístas, materialistas o naturalistas, en fin, monistas e
inmanentistas. Sobre esas preocupaciones puramente metafísicas e ilustradas, que
son importantes pero que reflejan tan sólo la preocupación de un determinado
tiempo, la modernidad, giraron varias generaciones de aislados spinozistas,
valorando por sobre toda la obra del filósofo holandés, el TTP y las dos
primeras partes de la Ética concernientes a “Dios” y al “Alma”.
En los años treinta del pasado siglo volvió a renacer el spinozismo, en el
ámbito alemán también, siguiendo el estudio y sistematización académica de la
obra de Spinoza realizada por Carl Gebhardt. En ese tiempo se abandonó la
lectura racionalista y materialista de Spinoza para enfatizar el judaísmo y
hasta el improbable misticismo que ocultaría su obra.
Años después, a principios de la década de los sesenta en París, en la École
Normale Supérieure de la rue d’Ulm y bajo la dirección del filósofo Louis
Althusser, volvió a practicarse intensamente el spinozismo, ya un tanto olvidado
en la academia, pero esta vez centrando su mirada en cuestiones epistemológicas
y de teoría del conocimiento que proporcionaba la lectura de la citada segunda
parte de la Ética. Era tal el frenesí de la escuela althusseriana por deslindar
ciencia de ideología y/o teoría de práctica, que creyó ver en los dos primeros
géneros de conocimiento (la imaginación y la razón) descritos por Spinoza en esa
segunda parte, toda una explicación de la relación de la Filosofía - que vendría
a ser una teoría de la práctica teórica - con la ciencia.
La escuela formada en torno a Althusser estaba compuesta por decenas de
enseñantes y alumnos, brillantes todos ellos en la medida en que la ENS era un
centro elitista, y comprometidos con el marxismo y la acción teórica. La mayoría
militaba en la UEC, rama estudiantil del PCF, del que Althusser era también
militante, pero desde un principio marcaron cual era el enemigo a batir: la
dirección revisionista y reaccionaria del partido y de sus organizaciones de
masas. Su trabajo, titánico en parte, consistió en desmontar las tesis
humanistas e historicistas que atravesaban la práctica y la teoría de los
partidos comunistas occidentales, y la de los orientales, salvando tan sólo el
modelo chino tras la Revolución Cultural y la labor anti-burocrática de su Joven
Guardia Roja.
La acción de los althusserianos de la UEC destacaba por el éxito de sus Escuelas
de Formación Teórica y por el afán de elaborar conceptos teóricos: a poder ser
uno cada día. Se cuentan anécdotas de cómo alguno acusó a otro de haberle robado
un concepto: el de causalidad estructural o metonímica por casualidad.
Publicaban de continuo, y sus libros, densos y duros, eran devorados masivamente
por los estudiantes franceses. Los althusserianos se beneficiaron de la
publicidad gratuita que les proporcionaba el que se les consideraran
“estructuralistas”, entonces corriente en boga, para renovar y poner al día el
marxismo. “Para leer el Capital”, obra colectiva publicada en 1965, batió
records de ventas a pesar de ser de lectura muy difícil para los que no estaban
habituados al lenguaje, sutilmente spinozista, inaugurado por Althusser en su
estudio de Marx.

Ya desde 1964 los althusserianos consiguieron hacerse con el control de la


formación y de la propaganda de la UEC; impulsaron las Escuelas de Formación
Teórica, verdaderas cátedras de teoría althusseriana y leninista, y crearon los
“Cahiers Marxistes-Leninistes” como órgano político y teórico de la UEC. Esta
publicación, blasonada en cada número con el lema de Althusser: “la teoría de
Marx es omnipotente porque es verdadera”, compartía el nivel teórico del maestro
y los artículos eran de un rigor y de una lucidez tal que aún hoy son reeditados
por sus autores[1]. Algunos militantes de otras organizaciones, incluso los
trotskistas, los leían y debatían con admiración.
La cronología que siguió y que me interesa destacar de esta época para ver cómo
se desplegaron los althusserianos en la teoría (“Grupo Spinoza”) y en la
práctica (a través de la UEC y, después, de la UJCML), y sobre la presencia
imperceptible pero persistente del Spinoza más “teórico” que les terminó por
llevar al atolladero, podría resumirse del modo en el que lo hago al final.
Pasado todo, en 1972, en su autocrítica al teoricismo, Althusser escribe: “Si no
fuimos estructuralistas, sí podemos decir ya por qué; por qué parecimos serlo
pero sin serlo, y por qué este singular malentendido. Fuimos culpables de una
pasión fuerte y comprometedora: fuimos spinozistas”[2]. “Tomamos del TTP y de la
Ética – continúa Althusser - ciertas tesis que él nunca hubiera proclamado, pero
que autorizaba. Pero ser un spinozista herético forma parte del spinozismo”.
Althusser se acusa de haber sorteado la dialéctica de Hegel en la lectura de
Marx dando un “rodeo” a través de Spinoza y que al hacerlo, le faltó lo que
Hegel había dado a Marx: la contradicción, la lucha de clases. “Pero el balance
no fue negativo - dice. Realizamos el rodeo a través de Spinoza, a la búsqueda
de argumentos para el materialismo. Encontramos unos cuantos. Y gracias a este
rodeo inesperado e insospechado para muchos, pudimos, si no plantear o enunciar,
sí “levantar” ciertas cuestiones que hubiesen podido seguir durmiendo el sueño
apacible de las evidencias eternas…”.
Y esos argumentos o cuestiones spinozistas, todos ellos deducidos heréticamente
del TTP y de las citadas dos primeras partes de la Ética, forman el grueso de la
aportación althusseriana a la lectura de Marx, ya inescindibles una de la otra,
y que alejaba a Marx de lo que constituía la política real que ya se estaba
practicando por los partidos de la izquierda oficial: el humanismo y el
historicismo fundamentalmente. Con su spinozismo herético, los althusserianos
limpiaron eficazmente el marxismo de la ganga estalinista y la de su par
ideológico, la “garaudista o humanista”, que se le habían ido incrustando a
partir de Lenin, valiéndose para ello de nociones tales como “causalidad
estructural” o “proceso sin origen, sin sujeto ni fin(es)” de clara influencia
spinoziana; su teoría del conocimiento y su idea del concepto, su materialismo
radical o su crítica del sujeto, del fin o de cualquier trascendencia. A partir
de éste spinozismo practicado por los althusserianos, a ningún marxista se le
ocurriría decir ya, por ejemplo, que “la historia la hacen los hombres”, sin que
se sonroje (caso John Lewis).
Pero esa extrema limpieza que se hizo de Marx provocó en parte la crisis del
propio marxismo teórico y de ello se alegró Althusser, ya en 1977, cuando gritó
en Venecia su provocador: “¡por fin la crisis del marxismo!”. La teoría marxista
era entonces para él algo “finito”, “limitado” al modo de producción
capitalista, incapaz por tanto de definir anticipadamente y de un modo positivo
su punto de llegada: el comunismo. Por eso llamaba a renovar el marxismo para
abrir un verdadero futuro de liberación social, política y cultural. “Nadie
pretenderá que la tarea no es extremadamente ardua – escribía Althusser-: lo
esencial es que, a pesar de todas las dificultades, sea posible”. Siglos antes,
Spinoza, había terminado su Ética escribiendo algo muy parecido: “Si la vía que,
según he mostrado, conduce a ese logro parece muy ardua, es posible hallarla,
sin embargo”; un logro cifrado – recordémoslo -, en poseer el “verdadero
contento del ánimo”.
2. MAYO DEL 68 DESPUÉS DE SPINOZA
Marx no podía explicar Mayo del 68, pero Spinoza sí. Spinoza empezó a ser de
nuevo estudiado pero de un modo muy distinto a como otras veces lo había sido,
pues cobraban valor por vez primera las tres últimas partes de la Ética,
dedicadas a los afectos, a la servidumbre y a la libertad, así como el Tratado
Político, leído éste en clave maquiaveliana. Se inauguró de ese modo el cuarto
y, a mi juicio, definitivo renacimiento del spinozismo que viene a completar y a
comprender los tres anteriores.
Matheron en 1969; Deleuze durante el período 1978-1981 (pero ya antes, en 1967,
con motivo de su tesis doctoral); Negri, en la cárcel, durante 1979-1980 y la
aún amplia escuela althusseriana, con Balibar (1985) y Macherey (1992) al
frente, pero también Remo Bodei (1991), empezaron a hablar después de Mayo del
68 de un inédito Spinoza que había pasado desapercibido a sus estudiosos durante
siglos. Deleuze expondría una ontología, Negri una política y los
althusserianos, Matheron y Bodei una ética y una política, basadas todas ellas
en los afectos. La parte tercera de la Ética, “de los afectos”, se constituyó
así en el punto central del sistema spinozista, tanto ontológica como ética y
políticamente.
Spinoza de pronto, en las líneas de los autores citados, se nos hacía actual;
daba la sensación de que alguien del siglo XVII, premoderno a pesar de su siglo,
había escrito algo para ser comprendido sólo después de que la modernidad
entrara en crisis, es decir, después de que el capitalismo alcanzara su máxima
potencia productiva y destructiva. Spinoza, no hay que olvidar, vivió en un
imaginario de paz y de seguridad tras los Tratados de Westfalia y en una
realidad de prosperidad y de bochornosa opulencia. Y sólo en esa realidad se es
capaz de pensar y de actuar libremente, y de ambicionar un modo de vida pleno,
más allá del estado de conflicto y de necesidad que provoca la tiranía o más
allá del estado de inmunidad que propicia la democracia liberal; de ambicionar
el verdadero contento del ánimo que, en todo caso, implica y afecta a los demás.
Al común.
De modo muy similar, pero de manera inversa a como la crisis política de 1672 en
Holanda, provocada por la ambición absolutista de la Casa de Orange y el
linchamiento de los demócratas hermanos De Witt, había llevado a Spinoza a
desviar su filosofía enfatizando el núcleo afectivo y no contractual de su ética
y de su política, a partir de Mayo del 68 el espinosismo, fundamentalmente el
francés, abandonó su inicial interés por los aspectos teóricos del pensamiento
de Spinoza para dirigir su atención hacia el lado práctico, ético y político, de
la filosofía materialista por excelencia. Y se comprende además porqué:
cualquier crónica de los sucesos del Mayo francés, incluso la que puedan hacer
sus mayores detractores[3], hablan de una afectividad desbordante, de un júbilo
y regocijo generalizados en la calle; de camaradería espontánea y de mutuo
auxilio entre diferentes; en fin de una micropolítica de la vida cotidiana en
común que todavía está por estudiar. Me hubiera gustado haber hablado aquí de la
micropolítica afectiva que pudo haberse desplegado durante las jornadas
parisinas de Mayo del 68 pero carezco del detalle suficiente para poder asegurar
que las relaciones institucionales y mercantiles que se establecieron tras las
barricadas pudieron haber quedado reducidas a la mínima expresión, sobrepasadas
por las puramente afectivas. Sería bueno saber cómo corrió el dinero o la
mercadería, o como procuraban su sustento y atendían a las demás necesidades
vitales los insurgentes; o como se organizaban sin instituciones, pues si es
verdad que el estado y el mercado – esas dos infalibles máquinas productivas y
destructivas - consiguen la neutralización o la gobernabilidad de los afectos,
es decir, la despolitización del cuerpo colectivo, todo indica que ni uno ni
otro se hicieron muy de notar tras las barricadas.
Y era lógico que los que ya conocían al Spinoza teórico recurrieran al político
para explicarse lo que había sucedido en 1968 porque, como ninguna otra
filosofía, el espinosismo podía dar cuenta del acontecimiento sin necesidad de
acudir a las consabidas categorías jurídicas (contrato), morales (beneficio) o
económicas (propiedad privada) que aún perduran en la ciencia política moderna;
categorías que se quedaron mudas y obsoletas de repente en aquél año. Y es de
ese modo que conceptos contenidos en el Tratado Político y en la Ética, que
habían permanecidos latentes durante siglos, fueron tomados vigorosamente por
los autores citados haciendo de ellos verdaderas piezas maestras que explican al
mismo tiempo el sistema spinozista al completo, el propio Mayo del 68 y nuestro
porvenir.
Así, por ejemplo, las “nociones comunes”, tenidas en su sentido más biológico
(“rizoma”) que matemático, y entendidas como proceso de formación de la idea
adecuada de lo que es común a dos o más cuerpos, fueron consideradas y
estudiadas por Deleuze en tanto eje central de cualquier ética y de cualquier
política de la composición; o el concepto de “multitud”, que fue tomado por
Negri en su esquema biopolítico como subjetividad libre y singularizada de
potencias afectivas alegres puestas en común[4] y capaz de transformar su modo
de vida; o dicho de otro modo, como “transformación biopolítica de los cuerpos,
en el cruce de las pasiones y del lenguaje” (Foucault-Negri), o la idea, en fin,
de “comunidad” basada en “la imitación de los deseos de los otros o emulación”
según Alexandre Matheron, y en la amistad, según otros, todos ellos fueron
desarrollos que resultaron pertinentes sólo a partir de Mayo del 68.
3. BIOPOLÍTICA COMUNISTA
El subtítulo de estas notas, un tanto forzado - y no precisamente por lo de
“comunista” después de la anterior exaltación de la puesta en común afectiva
como horizonte político irrebasable, sino por el término “biopolítica” del que
tanto nos enseñó Foucault a recelar -, es un sentido homenaje al Toni Negri que
emotivamente escribió: “Althusser, al final, comenzará a decirse y a decirnos:
“nunca el comunismo ha estado tan cerca”. Tras la teoría del estructuralismo,
tras esa pequeña teorización racionalista, la “virtú” del sujeto ocupaba de
nuevo el centro de la escena. “Más allá de la teoría” comenzaba la biopolítica
comunista”[5].
Sin embargo, “afortunadamente hay un Spinoza más allá de Negri”, como dijo
alguien en un Congreso Internacional celebrado en Madrid hace unos meses y
organizado por un potente grupo de spinozistas althusserianos que trabaja
afanosamente en la capital. Y tenía razón; Negri no se atreve a extraer del
dispositivo Spinoza todas sus consecuencias de afirmación política e insiste en
estimar la resistencia[6] o la “fuerza de la pobreza” como productoras de
subjetividad distinta de la que, con su sindicalismo implícito, viene a
reproducir la “vida común”[7]. También Zizek, muy recientemente, se empeñaba en
la necesidad de una previa amenaza ahora global para poder pedir lo imposible, o
eso me pareció entenderle. Pero lo que Mayo del 68 nos enseñó fue precisamente a
hacer lo imposible sin el apremio de la necesidad (de la que es su artífice el
Mercado) y sin temor ni esperanza (afectos que el Estado gestiona en monopolio),
o sea, libremente. Enseñó de un golpe, de un golpe magistral de realismo, que no
es imposible superar el estado de necesidad y de miedo y alcanzar el estado de
la máxima libertad en juego; aquél estado en el que es posible desarrollar la
capacidad de afectar y de ser afectado y la capacidad de encuentro y de
composición.
La lógica de la composición política del común, jamás excluye, pues “no es la
despotenciación de unos la condición de la afirmación de otros (esto es
precisamente la tiranía); su modo de darse es más bien la agregación, la
inclusión. El spinozismo es la filosofía en la que no sobra nada ni nadie”[8].
Pero ese debate, y el de cuales serían las nuevas formas de clase que en su
confrontación hacen o deshacen la historia[9], o cuales sean los objetivos
políticos que sólo sindicalizan o institucionalizan la potencia de la multitud,
nos llevaría ahora – y sobre todo aquí, en la Casa Invisible - demasiado lejos.
4. CONCLUSIÓN
Mayo del 68, escenificado magistralmente en París, ya nadie lo duda, acabó con
la modernidad de un solo golpe, y si ello llevó a decir a Deleuze que “sólo
ahora empezamos a comprender a Spinoza”, bien podría decirse también que “solo a
partir de 1968 empezamos a comprender qué pueda ser comunismo”. Y es que el
mundo ya ha cambiado de base.
CRONOLOGÍA VIOLENTADA
1. INTELECTUALISMO TEORICISTA
19640306 VII Congreso de la UEC. Los althusserianos (el Círculo de UEC de la ENS
de Ulm) entran en la batalla política con el ataque contra toda concesión a la
ideología espontánea de los estudiantes; el sostenimiento del Partido, pero con
la condición de no discutir su política, y el predominio de la formación
teórica. Creación de Escuelas de formación teórica en la mayor parte de las
universidades parisienses de éxito considerable.
19641200 Publicación por la UEC del número uno de los CML con el lema de
Althusser por portada: “la teoría de Marx es omnipotente porque es verdadera”.
1965 Regis Debray se incorpora a la revolución lationamericana del Che.
19660313 El Comité Central del PCF condena las tesis antihumanistas y
antihistoricistas de Althusser. Ruptura ideológica de los ulmianos con el
Partido.
19661216 Escisión de la UEC y creación de la UJCML sin el consentimiento de
Althusser, que permanece en el PCF pese a que colaborara anónimamente con la
organización. Es una fusión de los políticos del Círculo de Ulm de la UEC; de
los componentes de “Cahiers pour l’analyse” y de los althusserianos propiamente
dichos. Algunos tienen un pasado gauchista no althusseriano (Lévy, Jacques
Broyelle, J. Pierre le Dantec…). Se caracteriza éste período por el fuerte
intelectualismo de sus miembros y en continuidad con la formación teórica
obsesiva que habían desarrollado en las Escuelas de formación de la UEC. Se
proponen realizar un análisis de la “formación social francesa – FSF -” como
requisito indispensable para la acción: ciencia contra error; línea justa frente
a espontaneismo pequeñoburgués. La política con fundamento científico, por eso
se abstienen temporalmente de intervenir en política. Sin teoría o ciencia
revolucionaria no hay práctica revolucionaria.
Existen tres formas de lucha de clases – escribe Althusser -, la económica, la
política y la ideológica. Hacen falta, pues, tres organizaciones distintas para
dirigirla. Nosotros conocemos dos: el sindicato y el Partido. Los chinos acaban
de inventar la tercera: los guardias rojos, la “Revolución Cultural Proletaria”.
Escuelas de Formación Teórica de éxito y prestigio entre los estudiantes; se
estudia allí la FSF. Los utensilios pedagógicos que utilizan son:
1. Las estadísticas
2. Las lecturas de los especialistas burgueses
3. Las encuestas que se desdoblaban en tres tiempos: determinar la
“problemática”, la formación del equipo y la validación de las hipótesis.
La prensa, intelectualmente muy refinada; con ensayos de altura teórica propios
de la academia “Cahiers Marxistes-leninistes – CML -”; “Garde Rouge”, de la
organización de Nancy y “Cahiers pour l’analyse”, dirigida ésta última por el
Círculo de Epistemología de la École Normale Supérieure, de la órbita
althusseriano-lacaniana.
El Maoísmo de la UJCML era sutil; predominaban Lenin y Althusser: “las ideas
revolucionarias le llegan al proletariado desde fuera”.
196702 Única acción política: antiimperialismo. Creación por la UJCML de los
Comités Vietnam de Base (CVB) frente a los Comités Vietnam Nacional nacidos en
196607 de la JCR.
196705 Fracaso de los CVB: abandono de los comités estudiantiles y dedicación
preferente a la acción en los barrios.
En paralelo a éste proceso, en la primavera de 1967 se constituyó el “Grupo
Spinoza” con Althusser (nombre de guerra: Pierre) a la cabeza y una conferencia
inaugural suya “Coyuntura filosófica e investigación teórica marxista” en la que
trataba de marcar objetivos políticos a través del compromiso absoluto con la
teoría. Formaban parte del GS: Badiou; Balibar; Yves Duroux; Macherey; Michel
Tort (Alth + los cinco); Paul de Gaudemar; Jean Pierre Osier; Baudelot y
Establet (que publican en el seno del GS “La escuela capitalista en Francia”);
Bettelheim (“Las luchas de clases en la URSS”). Se trataba de una clandestina
organización político-teórica convencida, proféticamente, de que las cosas se
pondrían en marcha en la universidad. Se marcaron la tarea de pensar la
“coyuntura” y de hacer política pensando desde (“sous”) la coyuntura y se
propusieron constituir un nuevo sujeto político bajo la forma de una
“organización de teoría”. Sus proyectos más destacados – la mayor parte de ellos
fracasados por los eventos y por la salud de Althusser - fueron: el famoso Curso
de Filosofía para Científicos de notable éxito pero truncado por los sucesos de
Mayo; un Seminario sobre Spinoza (frustrado); una revista “Théorie” cuyo primer
título iba a llamarse “Filosofía es política” (frustrado); una obra colectiva de
filosofía “Elementos de Materialismo Dialéctico” (frustrado) y un estudio sobre
las relaciones en la lucha de clase en Francia FSF (frustrado). El Grupo Spinoza
se nutrió fundamentalmente de los althusserianos – incluido el propio Althusser
– que no rompieron con el Partido al formarse la UJCML, pero no solo de ellos;
respondía su militancia al siguiente lema político: “para los que están en él,
permanecer en el Partido; para los que no lo están, no entrar en él”.
2. OBRERISMO Y FIN DEL SPINOZISMO TEORICISTA
En el verano de 1967 se produce una conmoción en la UJCML, que cambia por
completo sus presupuestos teóricos y su modo de acción. La cronología de este
período que comprende el desastroso papel jugado por la organización durante los
sucesos de mayo, respondería a la siguiente cronología:
196709 Cambio de rumbo. Práctica política en el seno de las masas. Implantación
de la “autoridad absoluta de pensamiento de Mao Tse-tung”, pero también de
Stalin: “las ideas acertadas proceden de las masas”. El pensamiento “Althusser”
es denunciado como base de los errores intelectualistas. Se cierra la Escuela de
Formación. Los CML y “Garde Rouge” serán publicaciones muy accesorias. “Servir
le Peuple – SP -” una gacetilla de acciones obreras.
Obrerismo primario, se abandona el “pequeñoburgués” medio estudiantil y se envía
a decenas de militantes a “establecerse” en las fábricas y, a los demás, a hacer
propaganda en los barrios populares para aprender de las masas el “marxismo
vivo”.
Organización: no hay centralismo democrático sino absoluto, pues el
reclutamiento de la base se hace sobre la pequeña burguesía. La base es
sospechosa y debe rendir culto a la dirección (sectarismo galopante). Únicamente
los Grupos de Trabajo Comunistas (GTC) gozan del centralismo democrático, puesto
que su liga con el pueblo les garantiza contra las desviaciones.
Estructura: el Comité Central, el Buró Político, el Secretariado (Robert
Linhart) y el Comité de Redacción de SP.
Actividades:
1. Los Grupos de Trabajo Comunistas (GTC). Labor clandestina oposicional en el
seno de la CGT. Pretenden un sindicalismo proletario pero no salen de la pura
reivindicación sindical: la reivindicación salarial, por ejemplo, se considera
el non plus ultra de la lucha de clases.
2. Los Círculos de Barrio.
3. El Movimiento de la Juventud, formado por militantes que trabajan en las
facultades y los liceos. A partir de 196802 (siguiendo al “Pekin Informa”), el
estudiantado pasó a ser considerado progresista a condición de que se “someta a
la dirección de la clase obrera”.
19671210 Éxito inesperado del mitin antimperialista organizado por la CVB en la
Mutualité. Único enganche de la UJCML con el medio estudiantil.
196804 Intento de la UJCML de liderar el “Movimiento 22 de Marzo – M22M -” como
modo de establecer una base roja en la universidad de Nanterre situada a la
entrada del cinturón obrero y popular de París.
19680502 Rechazo por la Asamblea del M22M de la oferta de “dirección militar”
del servicio de orden de la UJCML. Consigna a los militantes de ésta de
boicotear la movilización antifascista convocada por el M22M para el 19680503.
19680506 Mitin de la UJCML en la Facultad de Ciencias. “¡Hay que salir del
Barrio Latino en donde querían encerrarnos!”. Hay que dejárselo a la policía e
ir a manifestarse a los barrios populares. Hay que conquistar a los obreros para
la causa estudiantil. De otro modo “los estudiantes serán llevados a la
degollina por dirigentes irresponsables”.
19680507 Mitin de la JCR en la Mutualité. La UJCML proclama: ¡La Sorbona para
los trabajadores! El PCFML se burla de la consigna “servir al pueblo”, propia de
pequeñoburgueses enamorados de las manos con callos, y asegura que los obreros
“marxistas-leninistas” eran los que se ponían, en cambio, al servicio de los
estudiantes; posición ortodoxamente maoísta.
19680510 Robert Linhart está instalado día y noche en la Normal Sup, difundiendo
sin descanso su brillante discurso. Esta tarde del 10 de Mayo ha prohibido a sus
militantes que bajen a la calle. Porque el asunto es grave: la pequeña
burguesía, en este caso los estudiantes, arrastra a la clase obrera es decir, a
los centenares de jóvenes del extrarradio que se han unido a los estudiantes
desde el primer día, a una trampa tendida por la socialdemocracia, aliada al
poder gaullista, los CRS. A fuerza de ser genial, Robert Linhart acaba por
desvariar. Llama a Waldeck Rochet, el Secretario general del PC, para informarle
del complot que amenaza a la clase obrera. Escribe a Mao Tse Tung. Huye de la
rue Ulm, en el corazón de la zona de las barricadas, creyendo que lo persiguen.
Toma el tren. Salta en marcha. Empieza una cura de sueño…
19680516 Como Robert Linhart está “agotado”, Benny Lévy toma las riendas del
partido pro chino de la calle Ulm. La clase obrera se ha levantado.
196810 Disolución de la UJCML. Linhart y Jacques Broyelle abandonan. La mayoría
recala en el PCFML y unos 50 (con B. Levy, D. Lecourt y Philippe Barret a la
cabeza como núcleo duro) constituyen “Gauche Proletarienne – GP –” con los
restos del Movimiento 22 de Marzo (July y Geismar), y el apoyo de Glucksman y de
Sartre. Se abre un período espontaneísta en el que los nombres propios
“Althusser” o “Spinoza” son puro recuerdo. Benny Levy (que en su militancia en
la UJCML se hacía llamar Pierre Victor) se convierte en el dirigente
indiscutible de GP, prestigiado además por su acceso a Sartre en calidad de
secretario particular. Levy acabó sus días de rabino en una escuela talmúdica de
Israel.
196812 Michel Foucault figura como director del departamento de filosofía en la
nueva universidad roja de Vincennes. Trató de reclutar a la joven generación
entre los discípulos de Althusser y de Lacan, especialmente en el grupo de
fundadores de los Cahiers pour l’analyse. Además de la hija de Lacan, también se
integrarán Alain Badiou, Jacques Rancière, François Regnault y algunos más (…)
para equilibrar algo las cosas, es decir para evitar que el departamento de
filosofía sea completamente fagocitado por los maoístas, ultramayoritarios en el
equipo de filósofos reunido por él, Foucault recurre a Henri Weber, dirigente
trotskista en aquel entonces. Etienne Balibar, reclutado él también, no tendrá
la vida nada fácil debido a su pertenencia al Partido Comunista. Finalmente,
para asumir el papel de moderador en este ambiente agresivamente militante,
Foucault llama a un sabio, famoso tanto por sus competencias pedagógicas como
por sus cualidades de federador: François Châtelet (…)
Estos son algunos ejemplos de los títulos de las asignaturas del curso 1968-69:
“Revisionismo-izquierdismo” por Jacques Rancière, “Ciencias de las formaciones
sociales y filosofía marxista” por Etienne Balibar, “Revoluciones culturales”
por Judith Miller, “Lucha ideológica” por Alain Badiou (…) El curso siguiente
(1969-70), los títulos de las asignaturas conservan el mismo tenor, y así, sin
orden ni concierto, encontramos: “Teoría de la segunda etapa del
marxismo-leninismo: el estalinismo” por Jacques Rancière y “Tercera etapa del
marxismo-leninismo: el maoísmo” por Judith Miller; “La dialéctica marxista” por
Alain Badiou…
1969 En paralelo al proceso de disolución de la UJCML, lo hizo también el “Grupo
Spinoza” coincidiendo con el abandono de Badiou que había considerado que era
hora de reunificar a los distintos grupos maoístas de Francia. Y así formó la
UCFML, el “verdadero izquierdismo obrero no estudiantil”, a juicio de Althusser,
de insignificante incidencia política.
19690222 De la alianza lacaniano-althusseriana presente en Mayo del 68 es de
destacar la frase de Lacan a propósito del grafitti aparecido en la Sorbona que
decía: “Las estructuras no bajan a la calle”. Lucien Goldmann había comentado:
“son los hombres los que hacen la historia y no las estructuras”. Lacan
respondió: “si hay algo que demuestran los acontecimientos de mayo es
precisamente la bajada a la calle de las estructuras”; “un acto, como el de esa
pintada – apostilló -, se desconoce siempre a sí mismo”.
196906 Althusser subraya en un artículo sobre Mayo del 68 el carácter
progresista del movimiento estudiantil. Años más tarde escribirá: “guardaremos
el recuerdo de ese mes de mayo en que todo el mundo estaba en la calle, reinaba
una auténtica fraternidad, cualquier persona podía hablar con cualquier otra
como si la conociera de toda la eternidad, donde todo de repente se había
convertido en natural, donde todos creían que la “imaginación tenía el poder”.
19720225 Asesinato de Pierre Overney, militante de GP. Althusser dejó escrito:
“hoy no enterramos a Overney, sino a la izquierda” (El porvenir es largo)…o “al
izquierdismo estudiantil” (Los hechos).
[FUENTE: Rizoma.org]
Etiquetas: Filosofía, Spinoza, Comunismo, Toni Negri, Marxismo, Mayo del 68,
Althusser, Clásicos Subversivos
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