Vous êtes sur la page 1sur 20

U.M.S.N.

H
División de estudios de posgrado de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales

Maestría en Derecho con Opciones Terminales en Ciencia


Política

Asignatura:
Sistema Político Mexicano

Catedrática:

Dra. Susana Madrigal Guerrero

Alumna:

Melani Silva Vallejo

Tema:

Las Reglas y la Distribución del Poder Electoral: El nacimiento de la vida electoral


en México, Las instituciones electorales en el siglo XX y La vida electoral a partir
de la reforma de 1977

Morelia, Michoacán a 6 de Junio del 2018


INTRODUCCIÓN

Para poder hablar del inicio de la vida electoral de nuestro país es necesario
hacer un recorrido histórico que abarca desde 1812 hasta 2014; y que en este
periodo de tiempo se dio paso a la creación de varias Constituciones, y reformas a
éstas las cuales siempre fueron impulsadas y que las primeras fueron creadas
atendiendo los principios manifestados por movimientos ciudadanos que estaban
sometidos a gobiernos autoritarios, y que apelaban por el reconocimiento de los
derechos de todos los hombre y el reconocimiento de un país soberano y
posteriormente se exigió de igual manera el reconocimiento de derechos políticos
para integrar de manera más directa a la población en asuntos de los cuales solo
tenían conocimiento la elite.

John Dewey (2004) indica que la democracia solo se dará en la medida en


la que los ciudadanos estén más involucrados activamente en el proceso político,
siendo elemento indispensable la educación de los ciudadanos, reconociendo los
intereses mutuos como ¨factor del control social¨ para así generar un cambio
continuo en los hábitos sociales. Con ciudadanos educados se podrían hacer
mejores elecciones y para obedecer las resoluciones que dictaban sus gobernantes.
Por tanto, se considera que una sociedad es democrática en la medida en la que se
facilita la participación de los ciudadanos en condiciones iguales (Dewey, 2004).

Si seguimos la teoría de Dewey podremos observar en la historia de México


a partir de su independencia y hasta hoy que se sostenido un derecho positivo en
el que se presumía o presume estar adoptando una democracia participativa pero
que no se ha dado esa apertura ya que en todo momento el grupo que sostenga el
poder ha de frenar la educación del ciudadano para poder involucrarse en los
procesos políticos y no generar un cambio que impacte de manera verdadera al país
y con ello lograr una verdadera democracia en todo sentido. En México educar al
ciudadano en un rubro político no le conviene a la clase política, porque para seguir
en el poder tendrían que atender de manera eficaz las necesidades de toda la
población, les es más fácil simular un estado democrático que en verdad fundarlo.
EL NACIMIENTO DE LA VIDA ELECTORAL EN MÉXICO

Hablar de los inicios de la vida electoral en México es transportarnos a los


años posteriores de la promulgación de la Constitución de Cádiz; la cual fue
promulgada y jurada en México el 30 de septiembre de 1812 y en la que en todo su
Título III1 abordaba lo referente a un sistema electoral indirecto en grado sumo, pues
los ciudadanos debían votar por unos compromisarios, quienes a su vez lo hacían
por los electores de parroquia; éstos se reunía una semana después en la capital
del partido para elegir a los electores de partido, quienes finalmente, en la capital
de la provincia, designaban a los diputados a cortes; cabe mencionar que también
se estableció el único requisito para poder votar era ser jefe de familia y tener por
lo menos 25 años de edad, excluyendo a negros, mestizos, sirvientes domésticos y
mujeres.

Fue así que a finales de noviembre de 1812 se llevaron a cabo las elecciones
del cabildo de la Ciudad de México, resultados de éstas beneficiarían a los
simpatizantes de la insurgencia. Las cuales, más tarde serían anuladas por el virrey
Francisco Xavier Venegas, sustentando irregularidades; lo que era obvio es que
esta cercanía que se había otorgado a la ciudadanía de tal vez incursionar o
adoptar; más bien dicho, a un nuevo sistema de gobierno en el que podrían ser
partícipes en la vida política del país, significaría a un más cerca la caída del sistema
absolutista al cual se optó por regresar, anulado cualquier ley en la que se
contemplara la creación de diputaciones y con ello la participación ciudadana para
elegir a sus representantes. Para 1820, se volvería a reinsertar el derecho al voto
cuando Fernando VII es obligado a reconocer nuevamente la constitución de Cádiz,
hecho que se amalgamo con la declaración de la independencia de nuestro país.

Cuando los mexicanos lograron su independencia, se enfrentaron a la ardua


tarea de dar forma a instituciones que fueran capaces de procurar el bienestar y el

1
Véase el artículo 18, 23, 27, 31, 34 y 35 de la Constitución de Cádiz de 1812. Para su consulta en digital
http://www.dircost.unito.it/cs/pdf/spagna_constitucion_1812_esp.pdf
progreso del país (Avila,1999,p.3). La discusión que más prepondero en los
siguientes años, fue el de bajo qué medidas o preceptos se debía de reconocer a
un ciudadano y la manera en que se debía de realizar las elecciones, y tomando
como antecedente el Plan de Iguala2 y la Constitución de Cádiz, fue que el 5 de
octubre de 1824 se dio la promulgación de primera Constitución Federal de los
Estados Unidos Mexicanos; la cual tuvo vigencia hasta 1835, ya México siendo una
República se depositó el Poder Ejecutivo en una sola persona, el Presidente e
instituyó la vicepresidencia. La manera de elección fue indirecta, al igual que en
1812; mediante el cual los ciudadanos votaban nuevamente por electores que a su
vez elegían a la autoridades y eran reconocidos como ciudadanos con derecho al
voto quienes sabían leer y escribir, es decir un reducido número de la población.

Alicia Salmerón3 señalo que a partir de la primera experiencia electoral en


1812 y hasta 1857, se ensayaron muchas formas de realizar las elecciones, como
ver quienes pueden votar y quienes no, los mecanismos de votos indirectos y hasta
como dividir el territorio en secciones. (Ventura, 2012) ensayos que sólo dieron paso
a la existencia de gobierno frágiles y fallidos, golpes de estado, invasiones
extranjeras, perdidas del territorio mexicano, la guerra de reforma y el surgimiento
de del imperio de Maximiliano, y no fue hasta que en 1857 que se proclama a México
como una Republica Representativa, democrática y federal, liberada y separada
del poder eclesiástico.

En materia electoral se otorgó al Congreso la facultad de erigirse en Colegio


Electoral para calificar la elección. Las elecciones debían celebrarse a través del
voto indirecto; en las primarias, el voto sería público de mayoría simple, y en las
secundarias, secreto con mayoría absoluta.4 El período presidencial se estableció

2
En el Plan de Iguala se habían plasmado los principios sobre los que descansaría el nuevo gobierno (…) El
imperio mexicano sería una "monarquía moderada", esto es, constitucional, fundada sobre la igualdad de
todos sus habitantes (a quienes llamaba simplemente "americanos", sin importar su color, lugar de origen o
condición) y por lo tanto, en la soberanía de la nación, tal como la entendía el liberalismo decimonónico, es
decir, formada por individuos iguales ante la ley. (Avila, 1999, p.4)
3
Profesora e investigadora del Instituto de Investigaciones José María Luis Mora.
4
Véase la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1857. Título III, capitulo II, sección I,
párrafo I: artículos 52, 55, y 60.
Para consulta en línea: http://www.ordenjurídico.gob.mx/constitución/1857.pdf.
en cuatro y admitía la reelección. Esta constitución contenía todo un capitulo que
consagro los derechos del hombre, en la que ya otorgaba la calidad de ciudadano
y que solo bastaba haber cumplido diez y ocho años siendo casados, o veinte y uno
si no lo son, que tuvieran tener un modo honesto de vivir; y que tenían la obligación
de votar en las elecciones populares, al igual que podían ser votado para todos los
cargos de elección popular.

Para 1877, con la llegada de Porfirio Díaz Mori y después de su primer


periodo de 4 años se reeligió hasta ocupar por 30 años la presidencia. Dentro de
este periodo Díaz suprimió las libertades políticas; los ciudadanos votaban siempre
de modo indirecto pero en la práctica no elegían y el congreso aprobaba sin
oposición las decisiones del poder ejecutivo. El sistema de Porfirio estaba
encaminado a tener un avance industrial, sin embargo reprimía las actividades
políticas en su afán de lograr el primero; muchos demócratas estuvieron en contra
tal fue el caso de Francisco I. Madero, quien se postuló como candidato opositor
para la presidencia, siendo éste el primer político en hacer campaña por todo el
territorio del país proponiendo la restitución de las libertades civiles y políticas
contempladas en la constitución de 57. En 1910, cuando I. Madero perdió las
elecciones contra Porfirio Díaz, decidió con el apoyo de la población Mexicana
levantarse en armas con el lema distintivo de “Sufragio efectivo no reelección” un
año más tarde al verse rebasado Díaz renuncia a la presidencia y Madero llega a la
presidencia en las primeras elecciones federales directas y democráticas de la
historia nacional5.

A partir de aquí, el país sostuvo un movimiento revolucionario; el cual


culminó en su expresión jurídica con la promulgación de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos del 5 de febrero de 1917 jurada por Venustiano
Carranza, , México quedó constituido como una República Democrática y Federal,
convirtiéndose también en una de las primeras constituciones que abordaba un

5
Durante la gestión del Presidente Francisco I. Madero, se expide el 19 de diciembre de 1911, la Ley que
lleva su nombre, posteriormente reformada en el año de 1912 , en la cual se otorgaba personalidad jurídica
a los partidos políticos, se organizaba el registro de electores, se instauraba la elección directa y se creaban
colegios municipales electorales. (Aguilar, 2013,p.14)
contenido social del mundo, y en la que en su parte orgánica prohibió la reelección
del presidente de la Republica e instituye a la Junta Empadronadora, las Juntas
Computadoras Locales y los Colegios Electorales como organismos encargados de
organizar y calificar los procesos para elegir al Presidente de la República y los
miembros del Congreso de la Unión.

Aunque formalmente democrático, nuestro país estaba por muy lejos de


representar en su realidad esa democracia; ya que, la figura del presidente seguía
sofocando la división de poderes e impedía las elecciones libres, reprimiendo de
manera bárbara cualquier indicio de rebelión social; y si le sumamos a esto el hecho
que desde 1928 cuando Plutarco Elías Calles funda el Partido Nacional
Revolucionario que con diferentes nombres6 habrían de sustentar el poder político
del país por 70 años, que bajo un estado presidencialista hizo de la política un
campo exclusivo de la llamada “familia revolucionaria” y que frente a un panorama
de condiciones inequitativas los demás partidos políticos se resignaban a competir.

En 1953 se otorgó, el sufragio activo y pasivo a la mujer, estableciendo la


igualdad política de hombres y mujeres; pero los comicios seguían careciendo de
ese elemento esencial de la democracia: La certidumbre y legalidad. La población,
bajo esos dos parámetros solo incrementaban sus sentimiento de no pertenencia e
inclusión, así como la decisión de optar por ser parte de movimientos sociales; que
hicieran frente al régimen cerrado que no quería aceptar el panorama de pluralidad
que existía en la sociedad. Tal como sucedió en 1968, movimiento en mayoría
llevado a cabo por estudiantes, que pedían la verdadera democratización del país,
logrando evidenciar autoritarismo del régimen, aunque fueron oprimidos de una
manera brutal e inhumana, al igual que demás movimientos que le siguieron; al final
sus esfuerzos sirvieron para que las autoridades se vieran en la necesidad de crear
reformas que permitieran un juego más democrático y la inclusión de partidos de
oposición.

6
Partido Nacional Revolucionario (1928-1938) Partido de la Revolución Mexicana (1938-1946) Partido
Revolucionario Institucional (1946-presente)
1969 es reformado el artículo 34 constitucional en el que se fija la edad para
ejercer el derecho a voto activo y que sigue tal y como hoy en día, la de 18 años.
Esto que en su principio fue para ampliar el listado de electorado, el sistema no tomo
en cuenta que a partir de aquí podría significar el inicio de un descontento social,
pero a partir de jóvenes, jóvenes estudiantes a los cuales en verdad les importaba
la vida política del país, que serían en algún momento sus electorado y que nada
los frenaría para poder ser testigos de una verdadera democracia, ya no solo
orquestaban sus movimientos recurriendo a armas, sino a algo más; a un
razonamiento, y que utilizándolo es que ejercerían su voto.

LAS INSTITUCIONES ELECTORALES EN EL SIGLO XX Y LA VIDA


ELECTORAL A PARTIR DE LA REFORMA DE 1977

La organización de las elecciones en México no fueron reguladas hasta la


promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917;
en ella las autoridades tuvieron la oportunidad de elaborar una seria de reformas
en materia electoral con el objetivo de fortalecer las prácticas democráticas y de
ampliar la participación de diversos actores en el mismo; de igual manera se buscó
el fortalecimiento de los procesos electorales y ampliar la participación de los
ciudadanos en la vida política de la nación. Con ésta constitución se dio paso a la
creación de la Junta Empadronadora, las Juntas Computadoras Locales y los
Colegios Electorales como organismos encargados de organizar y calificar los
procesos para elegir al Presidente de la República y los miembros del Congreso de
la Unión.

A pesar de que se contaba con estas instituciones, aun se seguía un régimen


revolucionario que provocaba que la sucesión presidencial en la principal causa de
inestabilidad política del país, cada jefe revolucionario se enfrentaban contra los
jefes del ejército en las etapas preelectorales generando rebeliones
Para 1929, el único partido que tenía fuerza o que empezaba a encasillarse
en el poder era el Partido Nacional Revolucionario (PNR), en el cual, en un principio
se dirigía única y exclusivamente por los veteranos de la revolución con la finalidad
de la repartición del poder y el respeto a las instituciones sociales originadas
posterior de la revolución, se convertirá en la sala de la pugna y repartición del poder
y sus beneficios. Lo cual cambio con la llegada en a la presidencia de Lázaro
Cárdenas, ya que, posterior a su mandato el PNR, ya dentro de sus estructura
contaba con grandes sectores sociales: el militar, el obrero, el campesino y el
popular; ya no representaba un partido liderado por los caudillos revolucionarios y
cambia su nombre al que lleva en la actualidad Partido Revolucionario Institucional
(PRI) siendo un gobierno en el que todas las clases de la sociedad se podrían
asociar para llevar a una mejora económica a toda la nación.

En 1946, estando en el periodo del mandato de Manuel Ávila Camacho


promulga la Ley Federal Electoral y crea la Comisión Federal de Vigilancia Electoral,
conformada por el Secretario de Gobernación y otro miembro del gabinete, un
diputado, un senador y dos representantes de los partidos políticos con mayor
relevancia que sería la encargada de la vigilancia de todo proceso electoral y se
creó el Consejo de Padrón Electoral como responsable de la división territorial, de
la elaboración y la depuración del padrón. Con esta Ley Lectoral, se inicia la
reglamentación jurídica de los partidos políticos7 en México, se crea su
conceptualización de un partido político, su regularización y se habló por primera
vez de la figura de coalición; al igual que el congreso en esta Ley otorgo la facultad
a la Comisión Federal de Vigilancia Electoral pueda arbitrar el registro de nuevos
partidos políticos y emitir constancias de mayoría . Las autoridades reconocían la
existencia de grupos de oposición sin embargo las leyes eran un tanto manipuladas
por los líderes políticos para no dar oportunidad a estos grupos de minorías de
acceder al poder; simulaban un esfuerzo para encontrar formas estables y
aceptadas de acceder y transmitir el poder.

7
Años más tarde, en 1951; siendo presidente Miguel Alemán Valdés, se promulgo la Ley Electoral Federal.
Esta ley introdujo la definición jurídica de los partidos políticos, requisitos para la obtención de registro, la
obligación de sostener centros de cultura cívica para sus miembros y la causa de cancelación de registro.
El periodo comprendido de 1963 a 1976 se caracterizó por la deformación de
la representación política, la exclusión de actores importantes y la consecuente falta
de credibilidad a los procesos electorales, el pluralismo político no era posible por
las barreras administrativas antidemocráticas como la mala distritación electoral y
la manipulación de votaciones en las áreas rurales que influenciaban los resultados
electorales. Se seguía el régimen autoritario sin ser una dictadura; en un esquema
formal se establecía al país dentro de una democracia, otorgando derechos a todas
las libertades políticas, pero en la práctica se vivía otra realidad.

Sería hasta 1973 que nuevamente se tendría una reforma en materia


electoral, durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez, en la que desaparece la
Comisión Federal de Vigilancia Electoral y, en su lugar, el Congreso de la Unión
aprueba la creación de la Comisión Federal Electoral. En este órgano participan con
voz y voto, los representantes de todos los partidos políticos con registro legal; y
que a pesar de esto no se pudo evitar la crisis de 1976 en la que las elecciones se
presentaron ante sin un real competidor legal, José López Portillo, por el PRI,
siendo un sexenio lleno de incredulidad por parte del pueblo e inclusive de los
partidos políticos; no existieron condiciones para una contienda electoral
transparente y legal; esto conduce al reconocimiento del agotamiento de lo
electoral. El Régimen se ve obligado a buscar una reforma electoral más inclusiva
en 1977.

Moya Palencia señala (1982) “(…) el gobierno de la Republica inicio desde


1977, una reforma política orientada a promover una mayor participación política de
los mexicanos a darle una mayor sustentación al régimen democrático y a fomentar
en el pluripartidismo un clima de mayor información y de mayor conciencia, y por
tanto de mayor unidad democrática del país. Los objetivos de la reforma política
fueron: incrementar la unidad democrática del país por medio del pluralismo. Y
robustecer la legitimidad de todo el sistema político”

En este mismo año el Gobierno Federal expidió la Ley de Organizaciones


Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), impulsada por el Secretario de
Gobernación Reyes Heroles, cuya principal aportación fue permitir el ingreso a la
vida institucional de fuerzas políticas "no incluidas" y propiciar su representación en
los órganos legislativos. La LOPPE modificó la integración de la Comisión Federal
Electoral y permitió la participación de los partidos políticos registrados –ya fuera
bajo la figura de registro condicionado o definitivo- en igualdad de condiciones. Se
consolido la integración de los grupos ciudadanos en el Estado la cual se efectuaría
por medio de los partidos políticos. De tal manera estos más que los electores, los
organismos electorales o los aspectos de efectividad del sufragio, son los
verdaderos protagonistas y beneficiarios de esta ley. La Comisión quedó
conformada por el Secretario de Gobernación, un representante de cada una de las
cámaras legislativas, un representante de cada partido político con registro y un
notario público.

Las reformas más importantes en 1977 fueron:

 El reconocimiento a los partidos políticos como entidades de interés público


que estos tendrían derecho permanente de uso de los medios de
comunicación.
 Se establecieron los criterios para conformar el padrón electoral, y las
normas que rigen las actividades preparatorias a la jornada electoral, las de
la jornada misma y los actos posteriores a la elección.
 Se facultaba a la Suprema Corte a que practicara de oficio la averiguación
de la violación del voto público, en los casos en que, a su juicio, pudiera
ponerse en duda la legalidad de todo el proceso electoral de alguno de los
poderes de la Unión.

Bajo esta reforma se llevaron a cabo las elecciones federales de 1982 para
Presidente de la República, senadores y diputados las cuales se caracterizaron
por reunir el mayor número de candidatos desde 1929 y porque en éstas la
oposición obtuvo una cantidad de sufragios como nunca antes. Aunque
paulatinamente incremento la participación del electorado, hubo una situación que
no tardo en crear un movimiento llamado “corriente democrática” el cual pugnaba
por que el procedimiento de designación del candidato presidencial dentro del
partido fuera diferente, ya que, se había seguido la costumbre de que el Presidente
de la República era quien lo designaba bajo ningún paramento establecido. Sus
demandas y peticiones al principio se toparon ante el bloque inflexible del sistema;
pero se vio fortalecido en el momento e que otras organizaciones políticas se le
afiliaron, creando así una fuerza de izquierda que ya de manera más formal tendría
el nombre de Frente Democrático Nacional, que para 1988 presentaría a
Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial.
Posterior a esto, el presidente Miguel de la Madrid envió dos iniciativas al
Congreso; en las que proponía la creación del Código Federal Electoral, la cual,
sustituiría a la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, el cual fue
publicado el 12 de febrero de 1987. Derivado de esta Ley, se dio paso a la creación
de un Tribunal de lo Contencioso Electoral dotado de autonomía e imparcialidad
para conocer y reparar toda irregularidad en las elecciones.

1988 se puede hablar de que hubo un primer hito que cambió el rumbo del
panorama político que venía sosteniendo el país; el proceso electoral del 88 se
llevó a cabo en un clima de incertidumbre, en especial, al momento de dar a conocer
los resultados, mismos que fueron percibidos como ilegítimos e incluso
fraudulentos. Tal como era el sentir general, parecía evidente que se había tratado
de un fraude, cosa que, a todas luces deslegitimaba el gobierno de Carlos Salinas
de Gortari. Sin duda, el reto para Salinas de Gortari en materia electoral debió ser
un pendiente obligado. Tal parece que la estructura de las instituciones electorales
que se habían venido creando, modificando y renovando ya no representaban un
cimiento sólido, el cual permitiera a la clase política dominándote seguir simulando
por medio de estas, ante el pueblo, que se vivía y regia en un sistema democrático.

En un principio, el sexenio salinista se caracterizó por privilegiar las reformas


en materia de economía dejando en segundo plano las reformas en materia
electoral. Pero, como hemos dicho, Salinas no podía dejar de atender el problema
de legitimidad que había implicado las elecciones en las que él fue contendiente.

De esta forma, en 1990, y haciendo frente al hueco de legitimidad al que se


seguía enfrentado su gobierno queda aprobado el Código Federal De Instituciones
y Procedimientos Electorales (COFIPE). Con dicho código se trataría de remediar
las demandas y exigencias ciudadanas, a diferencia de lo que sucedía en otra
época cuando era el PRI mismo el que resolvía estas demandas.

A fuerza de exigir y del clima de incertidumbre que cubrió la post-elección, la


Comisión Federal Electoral que dependía del Secretario de Gobernación quedó
desvalida y, en su lugar, se creó una nueva entidad autónoma que sería la
encargada de organizar y vigilar las elecciones federales: El Instituto Federal
Electoral (IFE)8. La idea de fondo fue generar un clima de certidumbre en los
resultados, pues, de manera inédita, se convocaba a los ciudadanos a participar del
proceso electoral, de este modo, se ciudadanizaban las instituciones electorales
dando así la posibilidad de que los ciudadanos se incorporen de manera activa (y
no solo votando) en los asuntos electorales. El IFE fue la primera entidad que, desde
su origen, tuvo esa finalidad, a saber, la legitimidad en los resultados electorales (en
la medida en que los ciudadanos se sienten partícipes). Pero también hay que decir
que este paso de apertura, no solo hacia los ciudadanos sino también múltiples
partidos y/o candidatos independientes, fue, de alguna forma, una reacción del PRI
en vista de que su lugar en el poder estaba en crisis: O se abría el poder, o moría.

Al momento de su fundación, el Consejo General, máximo órgano de


dirección del IFE, estaba compuesto por los siguientes funcionarios:

 El Presidente del Consejo General, que era el Secretario de Gobernación.


 Seis Consejeros Magistrados, personalidades sin filiación partidista con una
sólida formación académica y profesional en el campo de derecho,
propuestos por el Presidente de la República y aprobados por las dos
terceras partes de la Cámara de Diputados.

8
Iniciativa: Decreto por el que se reforman y adicionan los artículos 5, 35, fracción III, 36, fracción I, 41, 54, 60
y 73, fracción VI, base 3a. y se derogan los artículos transitorios 17, 18 y 19, todos de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicano. Artículo 41, frac. V. establecía: La organización de las elecciones federales es
una función estatal que se realiza a través de un organismo público autónomo denominado Instituto Federal
Electoral, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propios, en cuya integración participan el Poder
Legislativo de la Unión, los partidos políticos nacionales y los ciudadanos, en los términos que ordene la ley.
En el ejercicio de esta función estatal, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad serán
principios rectores. (CPDEUM, 1990)
 El Director y el Secretario General del Instituto.
 Dos diputados y dos senadores (representantes de los dos grupos
parlamentarios más numerosos en cada Cámara).
 Un número variable de representantes partidistas que se fijaba de acuerdo
con los resultados que obtuvieran en la última elección.

Ya para 1993, Mediante la reforma al Código Federal de Instituciones y


Procedimientos Electorales aprobada ese año, el Poder Legislativo de la Unión
otorgó al IFE las siguientes atribuciones:

 Declarar la validez de las elecciones de diputados y senadores


 Expedir constancias de mayoría para los ganadores de estos cargos
 Establecer topes a los gastos de campaña

El Congreso de la Unión también le otorgó al Consejo General del Instituto la


facultad de designar al Secretario General y a los Directores Ejecutivos por voto de
las dos terceras partes de sus miembros y a propuesta del Consejero Presidente.
Anteriormente, el nombramiento de los Directores Ejecutivos era competencia del
Director General.

Sólo faltaba un año para que nuevamente se llevaran a cabo elecciones


federales, y la ciudadanía se hacía a la expectativa de que por primera vez ya
contando con un organismo ciudadanizado podría haber un cambio, en base al
respeto y legalidad de las votaciones. Medios de comunicación de la época
declararon que este proceso representaría el más competitivo y vigilado, ya que, a
diferencia de anteriores, por vez primera, se llevaría cabo un debate televisado con
los candidatos a la presidencia medida que bien pudo ser un instrumento para
rescatar la perdida legitimidad, de hacer sentir a los ciudadanos partícipes de las
propuestas.

Sin embargo, la ciudanía testificó un fraude aún más directo que el del 88. Por
un lado los medios de comunicación trataban de reflejar un proceso limpio y claro,
donde se daba una fiesta democrática y, por otro lado, con los dudosos resultados
de encuestas en la que en todo momento se posiciono fuera quien fuera el candidato
por el PRI en primer lugar.

Asimismo fue notorio el silencio de los medios de comunicación ante la ineptitud


que estaba demostrando el IFE, ya que hubo inconsistencias en el padrón electoral
en el que despojaron a millones de mexicanos de su derecho al voto; hubo duplicado
de credencial ilegalmente y las limitantes a las que se enfrentaron los partidos
políticos de oposición hicieron que la ciudadanía percibiera una realidad muy
distinta; así pues, nuevamente ganó el PRI aun con muchas anomalías.

Se puede hablar de un cambio en el 200 en el que se marcó una flexibilidad del


sistema y que pareció a tal grado prometedora que se interpretó como el inicio de
un verdadero cambio y de una alternancia en la que Vicente Fox Quesada,
candidato por el Partido de Acción Nacional (PAN) y el Partido Verde Ecologista de
México (PVEM) fue el ganador, así fue que por primera vez en más de 70 años se
pudo romper con el régimen del PRI en nuestro país.

Cabe decir que, a diferencia de los gobiernos de Salinas y de Zedillo, el de


Vicente Fox representó un gobierno con un poco más de legitimidad; con 43.43%
de la votación (casi 16 millones de votos), en tanto que su oponente más cercano,
Francisco Labastida Ochoa, logró 36.88% de sufragios (poco más de 13 millones y
medio de votos). Fue claro que la población confió nuevamente en las instituciones
gubernamentales y en el que tenían visualizado un cambio significativo que se vio
inexistente.

Pero, al siguiente sexenio, la agenda del PAN no tenía cambios en cuanto a


ceder el poder, tal como lo había venido haciendo el PRI en su momento. Así las
cosas, en el 2006 se presentaron una crisis de legitimidad, sólo parecida a la crisis
de 88 cuando se le robó la elección a Cuauhtémoc Cárdenas. En ese año, fue al
contendiente Andrés Manuel López Obrador a quien no le permitió llegar al poder.
Es importante destacar que la problemática post-electoral que se presentó en este
año significó un desafío, no nuevo, pero sí aún más fuerte de ilegitimidad, trayendo
consigo un conflicto post-electoral muy fuerte en el que López Obrador se negó a
reconocer como el ganador legitimo a Felipe Calderón (presidente “electo” en
2006) ya que el resultado de la contienda se podría considerar prácticamente un
empate.

La constante, desde el 88 hasta por lo menos el 2006, fue un ambiente de


ilegitimidad, de desobediencia y, con ello, de emergencia de movimientos armados.
Notamos, en este mismo sentido, que la alternancia del 2000 no significó un cambio
sustantivo: prueba de lo anterior fue la segunda gran profunda crisis de legitimidad
del 2006.

De poco o nada, más bien dicho sirvió la reforma electoral del 2007 en la que
Congreso de la Unión otorgó al IFE 53 atribuciones con los siguientes objetivos
fundamentales:

1. Fortalecer la confianza y la credibilidad de la ciudadanía en las elecciones


federales.
2. Regular el acceso de los partidos políticos y las autoridades electorales a los
medios de comunicación.
3. Promover la participación ciudadana en las elecciones.
4. Asegurar condiciones de equidad y civilidad en las campañas electorales.
5. Transparentar el proceso de organización y difusión de los resultados
electorales.
6. Crear la Contraloría General del IFE con un titular designado por la Cámara
de Diputados.
7. Crear la Unidad de Fiscalización como órgano con plena autonomía a cargo
de un funcionario designado por el Consejo General.

Para 2009 se llevarían a cabo los comicios intermedios en los que se renovaría
Cámara de Diputados Federal además de elecciones concurrentes en 11 estados
del país , en esta ocasión el proceso se tendría bien a desarrollar en un contexto
donde la premisa principal era el de anular el voto . El llamado a la anulación del
voto surge inicialmente de entre las filas de ex panistas, políticos- empresarios y ex
colaboradores del gobierno de Fox, con experiencias en movimientos ciudadanos y
de activistas sociales. (Tavera, 2009,84)
Este movimiento tuvo gran aceptación dentro de la ciudadanía dado a que para
ese entonces en nuestro país ya se habrían desarrollado desde 1990 al 2006 tres
procesos electorales presidenciales, en los cuales aunque se contara con una
institución que tenía por obligación ofrecer legalidad y trasparencia de dichos
procesos, mostro una gran ineptitud rompiendo con el paradigma de
democratización que se hizo alusión desde 1990, tal parecía que las garantías que
había venido ofreciendo el IFE así como los representantes de gobierno donde
aseguraban que en cada jornada electoral se estaría ante un proceso transparente,
legal y confiable; fuera como un discurso que se debería dar cada 6 años o en
tiempos intermedios electorales ; el cual estaba muy bien ensayado y destinado a
contrastar con una realidad que era atenuada por los medios de comunicación.

La sociedad se encontraba en un hartazgo generado por la carente oferta de


verdaderas ideologías políticas y propuestas nuevas por parte de los partidos
políticos y en sus candidatos. Ya no se despertaba con ellos un sentimiento de
pertenencia e identificación; sumado a eso, con el movimiento de anulación o
abstención del voto se dejaba ya en claro la inexistencia de la credibilidad hacia las
instituciones electorales; la calidad democrática que ofrecía ya no era aceptable y
estaba ante su más grande desafío hasta el momento.

Aunque en ese proceso con todo y el movimiento de nulidad del voto, el PRI se
vio beneficiado al obtener las 237 diputaciones lo que representaba el 48 % del total.
¿Por qué sucedió esto? Porque al momento de que se tuvo un índice de abstención,
el triunfo quedaría destinado a aquel partido político que obtuviera al mayor
porcentaje de voto duro. La historia estaba condenada a repetirse.

Aun así se debe de rescatar que tal movimiento fue un llamado a los partidos
políticos de que era momento de modernizarse y profesionalizarse para entrar en
un panorama más honesto y real, en el que de seguir así no podrían ser respaldados
por la ciudadanía ocasionando en un futuro la creación o aparición de más
movimientos sociales y ya no tal vez con un tinte pacifico como lo fue éste. Con toda
esta problemática la existencia del IFE se veía claramente amenazada, ¿Qué fin
podría sustentar la continuidad de una institución que claramente no estaba
cumpliendo con su fin? Era claro que estaba destinada a fracasar.

Las autoridades estaban ahora ya más conscientes de la apatía política de la


población. Si la ciudadanía se oponía a participar en los comicios ¿De qué manera
podrían seguir legitimando los gobiernos emergentes? Se necesitaba que
nuevamente se creyera en las instituciones electorales, la cual no habría de ser una
tarea fácil.

La reforma constitucional en materia política-electoral, publicada el 10 de febrero


de 2014 rediseñó el régimen electoral mexicano y transformó al IFE en una
autoridad de carácter nacional: el Instituto Nacional Electoral (INE), a fin de
homologar los estándares con los que se organizan los procesos electorales
federales y locales para garantizar altos niveles de calidad en nuestra democracia
electoral.

Teniendo el deber de organizar los procesos electorales federales, en


coordinación, con los organismos electorales locales para la organización de los
comicios en las entidades federativas.

El Consejo General del INE se compone de 11 ciudadanos elegidos por la


Cámara de Diputados. Uno de ellos funge como Consejero Presidente y los 10
restantes como Consejeros Electorales. Cuenta con un Servicio Profesional
Electoral Nacional para asegurar la imparcialidad y profesionalismo de todos los
funcionarios que participan en la organización de elecciones, tanto a nivel federal
como local, designa a los consejeros de los organismos electorales locales y puede
asumir funciones que le corresponden a dichos institutos en los casos que la Ley
prevea.

De acuerdo con la reforma constitucional, entre las funciones principales del INE
se encuentran las siguientes:

1. Organizar la elección de los dirigentes de los partidos políticos a petición de


estas organizaciones.
2. Garantizar que los candidatos independientes tengan acceso a tiempos del
Estado en radio y televisión, para que puedan difundir sus campañas.
3. Verificar que se cumpla el requisito mínimo (2% de la lista nominal) para
solicitar el ejercicio de las consultas populares y realizará las actividades
necesarias para su organización, incluido el cómputo y la declaración de
resultados.
4. Fiscalizar los recursos de los partidos políticos nivel federal y local en forma
expedita, es decir, en el transcurso de las campañas y no una vez que
terminen.

Es claro que las instituciones electorales se ha visto de una forma incapaz de


subsanar los problemas de ilegitimidad, corrupción e ilegalidad que han aquejado a
los gobiernos; desde hace más ya de un siglo, a pesar de que hoy en día se cuenta
con más conocimiento y que a través del paso del tiempo bien se podría aprender
lo que en verdad sirve y lo que no, lo que sí es cierto es que las instituciones
electorales si sirven, si funcionan; lo que no sirve son en mayoría la ola de
burócratas detrás de éstas. Si en nuestro país no se puede asegurar a su
ciudadanía instituciones conformadas por personas eficientes, la población no
querrá verse inmersa en la vida política del país, dejando así el destino político en
manos del mejor postor que la misma clase política que desde el 88 se negó a
abandonar por completo esa línea oligárquica que sólo los beneficiaba a ellos.
Bibliografia

1. Ventura, A. (01 de julio del 2012) Elecciones en México, dos siglos de votos.
El universal. Recuperado de
http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/69184.html
2. Blancas, C. A. A. (2013). Fundamentos políticos del sistema electoral
mexicano (1824-2007). Revista Estudios Jurídicos. Segunda Época, (13).
3. Tres décadas en la ruta de la transformación electoral, El Universal, No.
32,837, 21 de septiembre de 2007, p. 11
4. Moya, M. (1982) Democracia y participación México. UNAM p 45
5. Tavera, L. (2009). El movimiento por la anulación del voto. Casa de Tiempo,
(18), 8-88.
6. Dewey, J. (2004), Democracia y Educación. 6ª. ed. Madrid. Ediciones Morata

Legislación consultada:

1. Constitución de Cádiz de 1812


2. Plan de iguala de 1821
3. Constitución Federal de 1824
4. Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1854
5. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos del 5 de febrero de
1917.
6. Ley electoral (6 de febrero de 1917)
7. Ley Federal Electoral de 1946
8. Ley Federal Electoral de 1951
9. Ley Federal Electoral de 1973
10. Ley Federal de Organización Política y Procesos Electorales (LOPPE) de
1977
11. Reglamento de los Organismos Electorales y Previsione de 1978
12. Codigo Federal Electoral de 1987
13. Decreto por el que se Reforman y Adicionan los Articulos 5,35, y se derogan
los artículos transitorios 17,18 y 19, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos de 1990.
14. Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) de
90-93.
15. Reforma en materia electoral política de febrero de 2014.

Vous aimerez peut-être aussi