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La Virgen Marîa en la renovacion

carismatica catolica
VICENTE M.a BLAT

Cuando hace alg(In tiempo se me pregunto si en la renovacion


carismâtica contaba la Virgen para algo 0 si mâs bien brillaba
por su ausencia, la pregunta no me extrafio sobremanera. Como
tampoco la afirmacion que cierto autor anonimo estampaba por
aquellas mis mas fechas en una revista catolica: "Es muy raro
encontrar en la bibIiografîa de los Pentecostales, una referencia
explîcita a Nuestra Senora y a las tradicionales devociones ma-
rianas" 1.
y es que nuestro desconocimiento de las cosas acostumbra
a jugarnos malas pasadas: suele empujarnos a hacer preguntas
peregrinas 0 a sustentar con alegre desparpajo afirmaciones ro-
tundas casi siempl'e a expensas de la verdad historica.
Pero, "existe relacion verdadera, esencial entre Marîa y el
movimiento de renovacion carismatica? Si afirmamos (como su-
cede enefecto) que 10 que pretende la Renovacion es actuaIizar
el misterio de Pentecostés, intensificar la fidelidad a las mo-
ciones e inspiraciones deI Espîritu y formar comunidades "ca-
rismâticas" a semejanza de las primeras comunidades cristianas,
la respuesta no puede ser mâs afirmativa. Y aun cabrîa deClir
mâs; la renovacion carismâtica no puede concebirse sin una
presencia y una actividad al alimon (valga la expl'esion) tanto
deI Espîritu Santo como de su inseparable Esposa, la Virgen
Marîa, salvadas naturalmente todas las diferencias.
1 Pentecostales: el Movimiento de Renovaci6n carismeltica, en Palabra, n. 118,
p. 225.
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Vamos a verio a continuacion, con brevedad sî, pero con


toda la c1aridad y exhaustividad posibles.

1. LA VIRGEN MARÎA, PROTOCARISMATICA

En el Nuevo Testamento hay tres manifestaciones deI Espî-


ritu que presentan ariâlogas caracterîsticas. Es San Lucas el
que las refiere, y son éstas: laanunciacion 0, 26-56), el bautismo
de Jesus (3, 21-22 4, 1-15) yel acontecimiento de Pentecostés
(He 2, 1-48). En dichas manifestaciones se da un triple e idén-
tieo movimiento, el cual constituye el tripode sobre el que se
asienta la espiritualidad de la Renovacion a saber:
efusion deI Espiritu: en Maria, en Jesus, en los apos-
toles;
glorificacion de Dios: mediante el Magnificat, la voz deI
cielo, el don de lenguas;
- la proyeccion horizontal: Maria visita a Isabel; Jesus va
al desierto y, después, "impulsado por el Espîritu, comienza su
mision en Galilea; por ultimo, la vibrante predicacion de Pedro
y "los once", primero. ante la muchedumbre atonita, después
ante el resto deI pueblo ...
Pero en el casa de Maria ocurre que ella estuvo presente en
dos de estas ocasiones (Anunciacion y Pentecostés), las cuales
son tan complementarias entre si, que a la primera se la llama
el Protopentecostés, 0 también, el Pentecostés de Maria. Por
10 tanto, un movimiento 'como el carismatico que pretende revi-
vir laexperiencia pentecostal no puede prescindir de Maria;
mas todavia, no puede dejar de ver en ella a la pentecostal por
excelencia, es decir, a la protocarismâtica.

2. LA VIRGEN, MODELO DE UNA VIDA EN EL ESPIRITU

El fenomeno central de la Renovacion es el Bautismo en el


Espiritu. Los carismâticos suelen aducir, entre otros, este texto
de los Hechos: "No salgais de Jerusalén. Aguardad la promesa
deI Padre de la que oisteis hablar; porque Juan bautizo en agua,
pero vosotros seréis bautizados en el Espiritu Santo dentro de
no muchos dias" (1, 4-5).
MARIA EN EL MOVIMIENTO CARISMATICO 375

Este bautismo no consiste en una primera venida deI Espî-


ritu para habitar en el alma deI justo, puesto que esto ya se da
en el bautismo sacramental, sino que se trata de una mas intensa
radicaci6n de esa presencia y de una experiencia de ella mucho
mas viva por parte deI individuo. Como resultado de este hecho,
el sujeto experimenta un mayor acercamiento a Dios, un sen-
timiento mas puro de amor a Jesucristo y una docilidad mas
fina a las mociones deI Espîritu, -el cual mas fâcilmente se ma-
nifestarâ a través de la persona por medio de los carismas y
le harâ testigo mâs eficiente de Jesus resucitado.
La Virgen Marîa recibi6 la efusi6n deI Espîritu en la Anun-
ciaci6n de acuerdo con las palabras deI angel: "El Espîritu Santo
vendrâ sobre ti" (Lc 1, 36); y mas tarde experiment6 una efusi6n
mayor en Pentecostés, dado que ella se encontraba junto con
los disdpulos cuando acaeci6 el fen6meno, coma observa pun-
tualmente San Lucas (He 1, 14).
El bautismo en el Espîritu ratific6 ,en Marîa su docilidad a
la voluntad divina expresada por medio de las mociones deI
Espîritu, siendo su propio Hijo Jesus quien dara de ello un
testimonio cabal (Le. 11, 27).
San Juan de la Cruz por su parte 10 dejarâ resumido en
estas ya c1âsicas lîneas: "Las operaciones deI alma unida son
deI Espîritu divino, y son divinas ... Taleseran las obras de la
gloriosîsima Virgen Nuestra Seliora, la cual, estando des de el
principio levantada a este alto estado, nunca tuvo en su alma
impresa forma de criatura alguna, ni por ella se movi6, sino
siempre su moci6n fue por el Espîritu Santo (2 Subida, 2, 9-10).
La venida deI Espîritu prometido por Cristo se manifiesta
de diversas maneras, y entre otras, a través de sus carismas,
dones que da el Espîritu para construir la comunidad cristiana.
Asî aparecen las primeras comunidades estructuradas en tomo
a esta realidad, tal como nos las presenta San Pablo (1 Cor.
12 y 13).
Es de suponer que la Virgen Maria seria enriquecida con
toda suerte de carismas aptos para laedificaci6n de las primeras
comunidades. De los carismas ordinarios no cabe ninguna duda;
pero, ;,qué decir de los extraordinarios? Es precisa referimos por
su importancia a tres especialmente: don de hacer milagros, glo-
solalia y profeda. La referencia a estos tres se debe a que son
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los que mas parecen darse en la Renovacion y los que mas


pueden prestarse a abusos y deformaciones.

lTuvo la Virgen el don de hacer milagros? Consiste este ca-


risma en la realizacion de obras portentosas de orden fisico, pero
efectuadas por la omnipotencia divina en orden a confirmar la
fe. El acontecimiento de las bodas de Cana (Jn 2, 5-11) reune
todos los requisitos que hacen al caso y demuestra bien a las
claras que la Virgen posey6el cansma de hacer milagros.
Mas dificultades presenta el carisma de la glosolalia, ese
don que se despliega en un hablar en lenguas extrafias, y a
veces cantarcon otros en un lenguaje desconocido, pero siem-
pre de una manera espontanea y armoniosa. Asi sucedio el dia
de Pentecostés, en el Cenaculo (He 2, 4-13); Y si tenemos pre-
sente que Maria se encontraba alli, es muy probable (al decir
de los exégetas) que también ella gozase de semejante prerroga-
tiva y se uniera al primer coro de alabanzas que el Espiritu
orquesto en honor de Jesus resucitado y glorificado.
Que la Virgen poseyo el carisma de profecia es evidente.
Sirve este don para pronunciar palabras de edificaci6n, consuelo
y aliento para la comunidad, 10 cual engloba a veces la predic-
cion de eventos futuros. Un paradigma de profecia carismatica
fue el canto deI Magnificat, deI que hay que destacar estos ver-
siculos:
"Aeogi6 a Israel, su siervo,
aeordandose de su inisericordia ...
Desde anora me llamaran bien aventura da
todas las generaciones" (Le. 1, 47-55).

Por todo ello, es decir, por la reiterada infusion deI Espiritu


en Maria, por la fidel~dad a sus mociones y por el discreto uso
de sus dones y oarismas, la Virgen no puede menos de ser tenida
coma el genuino modelo de una vida en el Espiritu ..

3. LA CONVERGENCIA DE LA TEOLOGÎA PENTECOSTAL

Llegamos ahora a un punto clave en nuestra exposici6n.


La bibliografia sobre la Renovacion, y a pesar de 10 reciente
de ésta, es muy abundante 2. Tanto que nos es imposible espigar
2 Cfr. RENÉ LAURENTIN, Pentecostalismo cat6lico, Madrid, PPC, 1975, pp. 343·369.
MARÎA EN EL MOVIMIENTO cARIsMÂnco 377

aquî todas las citas marianas que aparecen en ella. Se impone,


pues, una seleccion. Pero que no puede ser mâs elocuente.
En efecto; de entre la abrumadora bibliografîa pentecostal
emergen seis libros que son, a no dudarlo, bâsicos y, por 10
mismo, los mâs divulgados y leîdos por todos aquellos que se
interesanen la Renovacion. Sus autores son: O'Connor, Rana-
ghan, Carrillo, Suenens, Laurentin y Serafino Falvo 3.
Ahora bien, l,qué nos dicen estos autores a proposito de la
Virgen Mana yel movimiento carismâtico? Vamos a intentar
resumir su pensamiento.
David O'Connor, en su libro ya clâsico y cimero en el pen-
tecostalismo catolico, afirma: "La devocion a Marîa se ha visto
estimulada por el movimiento ... Personas que siempre habîan
sido devotas de la Virgen, han vista con alegna que el Espîritu
Santo les ha impulsado a amarla mâs todavîa" (o. C., p. 150).
Kevin Ranaghan (cuyo libro no puede ignorar quien esté inte-
resado en conocer los. comienzos de la renovacion carismâtica
catolica) llega a esta conclusion: cuando en una reunion de
oracion, los carismâticos pasan de Cristo a Marîa y centran su
atenci6n en ella, no es un desvîo: es un don deI Espîritu de Dias
(o. C., p. 151).
Carrillo abordarâ el tema de una manera mâs positiva y dirâ
que "en toda reunion de oracion hay que ser conscientes de la
presencia viva de la Virgen Marîa, la cual estuvo presente el
dîa de Pentecostés, en el momento en que la Iglesia nacîa, al
impulso deI Espîritu Santo. Hay que invocarla con amor y con
veneracion, porque si Marîaes la Madre de Jesus, es también
la Madre de la Iglesia" (o. C., p. 119).
Mucho ha escrito el Cardenal Suenens sobre la incidencia
de Mana en la renovacion carismâtica pero tal vez todo su
pensamiento podnamos quintaesenciarlo en esta frase suya:
Marîaes la primera cristiana carismâtica (o. C., p. 212).
Yel gran mariologo René Laurentin concluye su hermoso
estudio sobre Mana en la renovacion carismâtica con estas
palabras "Que el ûltimo Movimiento surgido en la Iglesia cato-
lica, la Renovacion de Pentecostés, encuentre también a la Vir-
- ,', rrr-' 1.,.,....p·.:~iI';';"ff!:tt?~R~

3 EDWARD, D. O'CONNOR, La renovaci6n carismdtica en la Iglesia Cat6lica, Lasser


Press Mexicana, 1973; KEvIN and DOROTHY RANAGHAN, Pentecostales Cat6licos, Logos
International, N. Y., 1971; SALVADOR CARRILLO ALDAY, Renovaci6n cristiana en el Espf-
rttu Santo, México, 1974; Cardenal L. J. SUENENS, lUn nuevo Pentecostés?, DDB, Bil-
bao, 1975; RENÉ LAURENTIN, Pentecostalismo cat6lico, PPC, Madrid, 1975; SERAFINO
FALVO, lCreemos en el Espfritu?, Ed. Paulinas, Madrid 1975.
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gen Maria coma tipo pneumatolôgico y carismâtico ... es una


confirmaciôn de la misma certeza: si, la Virgen Marîa tiene
un lugar, dis-creto, sin duda, pero importante e ineluctable, en
los fundamentos deI cristianismo y en la comuniôn de los
santos" (o. C., p. 286).
Finalmente, Serafino Falvo redondearâ todo 10 dicho hasta
ahora con esta categôrica afirmaciôn: "En la renovaciôn caris-
mâtica la Virgen Marîa ocupa un puesto esencial al lado deI
Espiritu Santo. El Espiritu Santo no puede dejar de llevar a
Maria" (o. C., p. 179).

Pero no se trata solamente de 'Citas -aisladas. Hay mâs: los


tres ûltimos autores citados (Suenens, Laurentin y Falvo) tienen
sendos capitulos en sus respectivos libros dedicados a hablar
sobre la Virgen y la renovaciôn carismâtica, y ello extensamente.
Mâs todavia: existen ~aunque pocos- libros monogrâfi-
cos sobre el mismo asunto, y conestos bien expresivos titulos:
Marîae!il pentecostal.
Maria, el modelo carismâtico.
La Renovaciôn carismâtica a la luz de la Virgen Marîa 4.

l Quién ignora, por 10 demâs, que las dos revistas carismâ-


ticas mâs difundidas son la inglesa New Covenant, editada en
Norteamér~ca y la espanola Alabaré, que tiene su sede en Puerto
Rico? Pues bien; en estas revistas puede espigarse todo un flori-
legio mariano, y dos nûmeros redentes se han dedicado exc1u-
sivamente al tema.
A mayor abundamiento podrîan citarse los valiosos testi-
monios de las divers as conferencias episcopales que han orien-
tado a sus fieles sobre la Renovaciôn. Por via de ejemplo, refi-
ramos sôlo dos ponderados documentos pertenecientes a otros
tantos paises donde el movimiento parece estar mâs arraigado.
El primero, naturalmente, es de la Iglesia catôlica de los
Estados Unidos. En su informe, emitido ya en el ano 1969, se
dioe 10 siguiente: "Quizâ la forma mâs prudente de juzgar de
la validez de las pretensiones deI movimiento pentecostal, sea
observar los efectos en quienes participan en las asambleas de
4 He aqu! las citas completas: L. PFALLER and J. ALBERTS, Mary ist Pentecostal,
Pecos (New México), Dave PUblications, 1973; DAVID E. ROSAGE, Mary: The Madel
Charismatic, Spokane, Emmanuel Community (sin fecha); VICENTE M.a BLAT, La
renovaci6n carismatica a la luz de la Virgen Maria, Managua, 1975.
MARÎA EN EL MOVIMIENTO CARISMATICO 379

oraci6n ... Mu;chos demuestran un mayor apego a patrones devo-


cionales, como la devoci6n a la presencia real y al rosario"
(cfr. O'Conner, o. C., p. 258).
El mensaje de los Obispos canadiens es dirigido a todos los
cat6licos deI Canadâ (seis anos después deI norteamericano, en
abril de 1975) es, por 10 mismo, mâs decidido y concluyente,
Oice asi: "Esen este contexto trinitario en el que se sitûa el
culto a Maria. En la renovaci6n carismât~ca, la Madre de Dios
es honrada como aquella cuyo "si" al designio deI Padre ex-
presa a la perfecci6n la docilidad de la criatura humana a la
acci6n deI Espiritu" 5.
y ahora, tras esta mirada de conjunto sobre la literatura
mariano-pentecostal, podrîamos preguntarnos: <',qué credibilidad
merece laafirmaci6n, a la que aludiamos al principio, y segûn
la cual "es muy raro encontrar en la bibliografia de los pente-
costales una referencia explîcita a Nuestra Senora y a las tra-
dicionales devociones marianas"? ..
Mâximesi se tiene en cuenta que los apuntes bibliogrâficos
resenados no son pura teoria; no estân elaborados por sus auto-
res desde un gabinete, sino que son fruto de la propia y ajena
experiencia en torno al movimiento. La doctrina expuesta es
deductiva, no aprioristica; es, por 10 general, confirmaci6n escri-
turistica y teo16gica de la vida, de 10 que sucede en realidad,
y a grandes rasgos, en el amplio espectro de la renovaci6n ca-
rismâtica.
Pero precisamente de esto vamos a ocuparnos en nuestro
ûltimo apartado.

4. EXPERIENCIA y PRAXIS MARIANA EN LA VIDA DE ORACION

Acabamos de oir hablar a los episcopados norteamericano y


canadiense sobre el acrecentamiento de la devoci6n mariana a
prop6sito de la renovaci6n carismâtica. Pero, <',en qué consiste
tal acrecentamiento? <',c6mo se da concretamente?
Hay tres momentos importantes, escalonados, complementa-
rios y daramente diferenciados en la dinâmica de la renovaci6n.
Primero, el de los llamados (en algunos palses) "Seminarios
5 Le Renouvea Charismatique. Message des Evêques Canadiens, Paris, Ed. Pneu-
matheque, 1975, p. 3.
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de iniciaci6n", que son a manera de catequesis explicativa de la


mistica deI Movirniento, al igual que sucede en los Cursillos de
Cristiandad 0 en las comunidades neocatecumenales. En este
momento la Virgen es presentada como modelo de la actitud a
adoptar por el carismatico que desea vivir una auténtica vida
en el Espiritu.
Luego viene el acto deI "Bautismo en el Espiritu". La pre-
sencia de Maria es ahora distinta: debe realizar la rnisma tarea
que hizo el dia de Pentecostés junto a los discipulos que aguar-
daban la venida del Espiritu Santo, seglin la promesa de Cristo;
y dicha tarea tiene una palabra muy precisa y consoladora: inter-
cesi6n.
Por ultimo, en los grupos 0 asambleas de oraci6n -que
vienen a ser como la prolongaci6n indefinida deI acto deI "bau-
tismo en el Espiritu" - la Virgen esta presente en calidad no
s6lo de modelo y de intercesora, sino, sobre todo, de Madre de
Cristo y Madre espiritual nuestra, por 10 que se hace larga-
mente acreedora a nuestra alabanza y a nuestro amor filial.
y asi, la Virgen suele hacerse presente ya en el rnismo prin-
cipio de la oraci6n 6; casi siempre al final con el rezo comunitario
deI avemaria y, muy frecuentemente, con el decurso de la orabi6n
rnisma donde se recita muchas veces el avemaria, la Salve, el
Magnificat, al tiempo que menudean las oraciones espontaneas
de alabanza mariana.
A prop6sito de estas alabanzas marianas se ha escrito: "En
nuestro grupo, la Virgen esta muy presente. Presencia, primero
discreta, pero que ahora se percibe fuertemente. Me acuerdo
de una asamblea de oraci6n en donde verdaderas letanias, que
sallan de los labios de unos y otros, se elevaban hacia Maria" 7.
Esta rnisma experiencia he tenido yo en diversos grupos ca-
rismaticos (y de divers as nacionalidades) a cuyas reuniones he
asistido. Ya hace tiempo, y sin conocer el testimonio que ante-
cede, tuve ocasi6n deescribir refiriendo mi estancia en San
Pedro Sula (Honduras): "Aquella noche un grupo de carisma-
tieos me invit6 a recitar el rosario; pero un rosario, 10 confieso,
como jamas habia rezado; el fervor mariano que brotaba pujan-
- . n:- rrq-~rl

6 En carta privada nos comunica Tarsicio M.a Gotay, Notario Mayor dei Tribunal
Interdiocesano de Puerto Rico: «Muchos de nuestros grupos de oraci6n llevan el
nombre de la Senora y no hay reuni6n 0 asamblea que no comience con el Ave
Maria 0 la canci6n espanola 'Santa Maria dei Camino'» (28 de agosto de 1975).
7 Cahiers marials, 90 (1973), p. 374.
MARIA EN EL MOVIMIENTO CARISMATICO 381

te de SU· pecho y se remansaba en cada una de sus palabras, en


sus oraciones -itan ungidas!-, en sus improvisadas y espon-
taneas letanias era para mî algo nunc a visto ni ofdo" 8.
y no me resisto a 'Contar de nuevo 10 que en la excelente
revista Miriamexplicaba con ocasi6n deI III Congreso Caris-
matico Internacional celebrado en Roma: "Afiadiré -decfa en-
tonces- que en el librito de cantos que se reparti6 a los con-
gresistas figuraban en latfn el A vemarfa y la Salve. Y recuerdo
que la manana de la apertura nos dirigfamos en un autobus pu-
blico hacia el lugar deI Congreso un buen numero de carismati-
cos ~"ex omni lingua, tribu et natione"- y durante el trayecto
cantamos, entre otros cantos, la Salve. Y 0 no sé qué efecto le
harfaal conductor deI autobus, pero para mf fue un momento
sabrosfsimo, conmovedor: la Madre no s6lo no dividfa ni apar-
taba de Jesus, sino que nos hermanaba a todos y nos unfa mas
a El" 9.
Las citas han sido largas, pero v'alla la pena transcribirlas,
ya que ponen de relieve tan c1aramente como la oraci6n de ala-
banza, que es tipica en la Renovaci6n carismatica, también se
da cuando se trata de la Virgen Marfa, 10 'Cu al es una notable
aportaci6n deI movimiento pentecostal a las tradicionales formas
de devoci6n mariana en la Iglesia cat6lica.
Pero todo 10 que acabamos de decir no puede por menos de
plantearnos unos cuantos interrogantes. Por ejemplo: esta pre-
sencia de la Virgenen la renovaci6n carismatica, lsupone un
verdadero adelanto en la pied ad mariana 0 se reduce a f6r-
mulas y maneras estereotipadas? Mas aun: les una pied ad de
acuerdo con el Concilio Vaticano II y la Exhortaci6n "Marialis
Cultus" de Pablo VI, 0 es una piedad con acentos marcadamente
preconciliares? Todavfa: les algo enraizado vitalmente en el
movimiento pentecostal 0 tratase mas bien de un elemento adven-
ticio, superpuesto? Por ultimo, les un fen6meno comun a toda
la Renovaci6n carismatica 0 depende de naciones, culturas y
hasta de grupos determinados de oraci6n?
Todas estas preguntas, y algunas mas que podrfan haber si do
formuladas, carecen hoy por hoy, a mi parecer, de una adecuada
respuesta, ya que no existe uniformidad y fijaci6n en la praxis
8 VICENTE M.a BLAT, o. C., p. 72.
9 Cfr. Rev. Miriam, n. 160, p. 155.
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carismatica. Y es esto mismo 10 que me hace pensar que una


respuesta univoca y exhaustiva nunca sera posible, dado el
caracter movedizo y cambiante de la espiritualidad pentecostal.
Todo dependera de los tiempos, circunstancias, peculiaridades
regionales y aun de los mismos individuos concretos, los cuales
(dentro de la Renovacion) no actuan sometidos a pautas fijas
sino a impulsos de su fervor particular y de su mayor 0 menor
docilidad a las mociones deI Espîritu.
Una realidad, sin embargo, sî queda clara y crea que incues-
tionable, yes ésta: que el movimiento de Renovacion carisma-
tica que ha "redescubierto" la presencia y fuerza deI Espîritu en
la Iglesia, ha destacado a su vez la presencia, fuerza e influjo de
la Virgen Maria en el Cuerpo Mîstico de Cristo; cosa, por 10
demas, completamente logica, ya que donde esta el Espîritu Santo
no puede dejar de 'estar presente la Virgen Santa Maria, la fiel
colaboradora en los etemos designios deI Padre.

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