Vous êtes sur la page 1sur 7

53.

LA DICTADURA FRANQUISTA: RÉGIMEN POLÍTICO,


EVOLUCIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA

El final de la Guerra no supuso el fin de la violencia política ni la vuelta a


la normalidad. El bando triunfante no tenía la intención de iniciar un proceso
de reconciliación nacional. El nuevo sistema político iniciado a partir del 1
de abril de 1939, se basaba en la división entre vencedores y vencidos, en
la imposición de los valores de los primeros. Francisco Franco, presidió el
período de forma tan omnipresente que le otorgó hasta el nombre: el franquis-
mo. A lo largo de 40 años, el régimen dictatorial permaneció inalterable en
sus principios: concentración de poderes de manos de Franco, y ausencia de
Constitución, de sufragio, de libertad de partidos y de derechos democráticos
individuales y colectivos. Su única "legitimidad" provenía del hecho de haber
ganado la Guerra Civil.

La dictadura de Franco no fue una dictadura fascista, ni militar, ni tota-


litaria, fue una dictadura de carácter personal, con rasgos de cada uno de las
anteriores. En la dictadura franquista no hubo un partido político, como en las
fascistas, que impusiera su dominio total, sino que existían distintas familias
políticas, ante las cuales él ejercía de juez y árbitro supremo. De hecho, el po-
der se manifestó siempre en tres vertientes: civil, militar y eclesiástica. Fran-
co, asimismo, o el franquismo, tampoco disponía de un cuerpo claro ideoló-
gico. Era un militar con escasa formación, teniendo, como es propio en estos
casos, unas pocas ideas políticas simples y maniqueas. Fueron las distintas
familias las que aportaron el bagaje ideológico, lo que se denomina pluralis-
mo limitado. La preponderancia de unas u otras varía con las circunstancias
políticas, al igual que la hegemonía de las distintas familias. El franquismo,
pues, tuvo unas fuentes ideológicas plurales procedentes de la totalidad de la
derecha y que fueron sucesivas en su influencia.

El franquismo se divide en tres etapas:

l. La posguerra (1939-1959). Franco era jefe del partido único, Falange


Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista

261
Joaquín Riera Ginestar

(1937). El partido falangista fue el soporte más importante del régimen


franquista. Este partido negaba la lucha de clases, condenaba el liberalismo,
el consumismo y la democracia. El resto de partidos políticos, asociaciones y
sindicatos fueron prohibidos. Se procedió a la supresión de todas las libertades
democráticas individuales y colectivas. Se suprimió la Constitución de 1931
y se decretó la abolición de los Estatutos de Autonomía de Cataluña y el País
Vasco. Otra serie de leyes, promulgadas para institucionalizar el régimen y
mostrar una falsa apariencia de normalidad ante la comunidad internacional,
completaron las bases del nuevo sistema: el Fuero del Trabajo (1947: establecía
los principios socioeconómicos del Régimen), la ley de Referéndum (1945:
establece el referéndum de carácter consultivo respecto a las leyes aprobadas
por las Cortes siempre que el interés público o la trascendencia del tema lo
aconseje y sólo si quiere el Jefe de Estado), el Fuero de los Españoles (1945:
norma elaborada por las Cortes, que recoge los derechos y los deberes de
los españoles; establece la indisolubilidad del matrimonio y las libertades de
expresión y asociación). Las Cortes Españolas pasaron a tener un carácter
deliberativo o consultivo (Ley Constitutiva de Cortes de 1942 establecía unas
Cortes formadas por dos tipos de procuradores o diputados y, aunque colaboran
en la función legislativa, todo el poder recaía sobre Franco). Por último, por la
Ley de sucesión de la Jefatura de Estado (1947), España se convierte en Reino
con Franco como regente y se crean el Consejo de Regencia y el Consejo del
Reino.

La victoria franquista en la Guerra Civil significó el triunfo de los grupos


que habían apoyado el Alzamiento Nacional: la burguesía, el Ejército y la
Iglesia. La gran burguesía tuvo carta blanca para su dominio económico. Y las
relaciones laborales pasaron a depender del Ministerio de Trabajo. El Ejérci-
to tenía unos efectivos numerosos y ejercían cargos políticos y económicos.
Franco estableció la confesionalidad del Estado. Se suprimió el divorcio, vol-
vió a ser obligatorio el matrimonio religioso, se reintrodujo la enseñanza reli-
giosa y se restableció el presupuesto de culto y clero. En 1939, el régimen se
situó de forma incondicional junto a las potencias fascistas (Alemania e Ita-
lia). Aunque no intervino de forma directa en la Segunda Guerra Mundial, el
gobierno español envió al frente alemán del Este un ejército de voluntarios, la
División Azul. El año de 1945 marcó el comienzo del aislamiento internacio-
nal de España; una sociedad hambrienta y todavía herida por su propia guerra.
Poco a poco, todos los países rompieron sus vínculos con España y cerraron
sus fronteras. Fue necesario suavizar la apariencia nacista de España. La fir-

262
Temario oposiciones: Geografía e Historia para educación secundaria

ma, en 1953, de los acuerdos de colaboración con BE. UU. 63 , y la entrada en


la ONU (1955) significan el fin del aislamiento y el inicio de una nueva etapa
de relaciones internacionales que asentaron definitivamente el régimen.

En 1939, España era un país destrozado por la Guerra Civil. La contienda


había provocado un hundimiento demográfico. La producción había caído
muy por debajo del período de preguerra. La sociedad española de la posguerra
estaba fuertemente polarizada. La mayoría de la población estaba marcada
por la carestía, la pobreza e incluso la miseria. Si, además, se hallaban entre
los vencidos, había que añadir el miedo a la libre exposición de sus ideas y la
sumisión a los principios morales e ideológicos del régimen. Pero al mismo
tiempo, fueron años de euforia y fácil enriquecimiento para los jerarcas del
régimen, los grupos sociales más vinculados al poder y los especuladores.
La política económica se caracterizó por un gran intervencionismo estatal en
todas las actividades económicas. Se crearon importantes empresas públicas,
dependientes del INI (Instituto Nacional de Industria). El aislamiento exterior
y el boicot internacional favorecieron que la política económica del régimen
franquista se orientase hacía la autarquía. Consistía en una política económica
que reunía las siguientes condiciones: los recursos necesarios para atender a
los mínimos vitales de una población debían de ser de producción doméstica, la
relación con el mercado mundial se mantiene a costa de la economía nacional,
lo que implica la sola exportación de los excedentes; se procura substituir
toda mercancía que no pueda obtenerse en el territorio nacional 64.Además, se
siguió una política proteccionista que gravaba con fuertes aranceles todas las
importaciones y limitaba la entrada de capital extranjero.

La insuficiente producción provocó una escasez generalizada de productos


y el Estado impuso las cartillas de racionamiento, mediante las que se
distribuían entre la población los productos de primera necesidad. Además,
un sistema de cupos distribuía entre las industrias las materias primas y las
fuentes energéticas. Este control estatal sobre la distribución de bienes conllevó
el surgimiento del estraperlo y de un importante mercado negro donde se
vendían, de forma clandestina, productos racionados a precios abusivos. El
mercado negro benefició a los especuladores y contribuyó al encarecimiento
de los productos básicos.

63Instalación de bases militares en suelo español a cambio de apoyo diplomático y econó-


mico.
64Con la excepción de la vital aportación de cereal argentino durante el gobierno populista
de Perón.

263
Joaquín Riera Ginestar

Los primeros tiempos del franquismo estuvieron marcados por la más


feroz represión. Aun así, desde el primer momento se inició la resistencia
armada en forma de guerrillas de maquis comunistas y anarquistas, sobre todo
en las zonas de montaña, con la esperanza de que el triunfo de las potencias
democráticas en la Segunda Guerra Mundial permitiría el derrocamiento
de la dictadura. Entre 1939 y 1951, hubo unos 10.000 maquis en España,
fundamentalmente en las zonas montañosas de Asturias, León, Sistema Ibérico
y Andalucía. Pero, poco a poco, se abandonó la lucha armada. Desmantelada
la CNT, y desorganizado por completo el movimiento anarquista, con el PSOE
debilitado y la UGT inoperante, los comunistas fueron casi los únicos que
conservaron la organización y la acción política en la España de la posguerra.
En 1944, el PCE organizó una especie de ejército con maquis y guerrilleros
que pretendían invadir y liberar a España entrando por los Pirineos desde
Francia. La operación fracasó y fueron derrotados en el Valle de Arán.

2. El desarrollismo (1959-1973). A finales de la década de los cincuenta,


el fracaso de la política autárquica hizo necesario un cambio de política. Se
inició así un sistema político llamado tecnocracia, basado en la aplicación de
principios económicos y administrativos a los problemas políticos. Entraron
en el poder unos nuevos dirigentes, que recibieron el nombre de tecnócratas.
El Movimiento Nacional sustituyó definitivamente a FET y de las JONS como
partido único (la Ley de los principios del movimiento nacional de 1958 es
un resumen del ideario político de FET y de las JONS). Nuevas leyes (la Ley
orgánica del Estado de 1967 supone la apertura del Régimen, pues modifica la
mayoría de las leyes fundamentales y establece una organización constitucional
del Estado) definieron al régimen español como una democracia orgánica,
eufemismo con el que se continuaba negando la democracia parlamentaria
y las libertades individuales, políticas y sindicales. Si se quería integrar la
economía española en el concierto económico internacional, era necesario
romper con todos los vestigios de la autarquía. Se puso en marcha el Plan de
Estabilización ( 1959). Este plan pretendía pasar de una economía cerrada y con
un fuerte control estatal, a una economía de libre mercado, más relacionada
con el exterior y con un mayor peso de la iniciativa privada. El éxito del
Plan de Estabilización de 1959, permitió crear en España las bases de un
importante crecimiento económico. Éste se llevó a cabo durante los años 40 y
parte de los años 60. A partir de 1962, y bajo la dirección de Laureano López
Rodó, se pusieron en marcha una serie de medidas destinadas a estimular
la economía española: los Planes de Desarrollo. Dichos planes tenían un
carácter indicativo y contemplaban la creación de Polos de Desarrollo en las

264
Temario oposiciones: Geografía e Historia para educación secundaria

regiones industrializadas. Se sucedieron tres planes cuatrienales: el primero,


de 1964 a 1967; el segundo, de 1968 a 1971, y el tercero, de 1972 a 1975. El
desarrollo afectó, principalmente, a la industria, de tal manera que cambió
el signo de la exportación española. Los factores que concurrieron para que
tuviera lugar este importante crecimiento fueron: esplendor económico, que
vivió el mundo occidental en la llamada Década Prodigiosa; Boom turístico,
coincidiendo con los años sesenta, España se convierte en uno de los grandes
destinos turísticos de Europa; la cuantiosa emigración española a otros países
de la Europa Occidental que supuso el envío de grandes sumas de dinero que
ayudaron a crear un mercado nacional y el capital extranjero realizó grandes
inversiones en la Bolsa y en la industria española.

En los años sesenta, se da un cambio social de la mano de un importante


aumento demográfico (aumentan las tasas de natalidad y descienden las
tasas de mortalidad; todo ello es propiciado por la existencia de un clima de
optimismo, hijo de la euforia económica, y por la gran mejora de la alimentación
y de las condiciones sanitarias -en estos años nació la Seguridad Social-)
; el predominio de la ciudad y de las actividades terciarias (la migración del
campo a la ciudad hizo posible que la población urbana (65%) fuera superior
a la rural y viviera concentrada, la mayor parte de ella, en tomo a las grandes
ciudades); la nueva estructura social (representa un predominio de la clase
obrera, que tiende a especializarse y a acceder a la propiedad; le sigue una
clase media, alta y baja, en ascenso; y se añade una clase dominante, más
reducida en número, nutrida de savia nueva por la adhesión de una elite ligada
a la Banca y la entrada de altos funcionarios y ejecutivos).

La mejora del nivel de vida, consustancial al desarrollo, influyó en la


transformación de las costumbres y en la modificación de la vida cotidiana.
La mecanización agrícola y la industrialización dieron lugar a un drástico
descenso de la población agraria en los años 60 y un aumento de la dedicada a
la industria y los servicios. Aumentaron, asimismo, las clases medias frente al
número de jornaleros y peones. Se accedió a la propiedad de la vivienda; las
casas se dotaron de electrodomésticos y el famoso SEAT 600 y las vacaciones,
empezaron a estar al alcance de más personas. La nueva estructura social
pedía cambios en el sistema educativo. Se iniciaron reformas para conseguir
una educación más técnica y moderna, se generalizó la escolaridad hasta los
14 años ( 1964) y aumentó el número de becas en institutos y universidades. La
culminación de los cambios educativos llegó con la Ley General de Educación
de 1970, que convirtió la enseñanza básica en obligatoria y gratuita. Al calor de

265
Joaquín Riera Ginestar

las nuevas relaciones internacionales y de la llegada del turismo, las fronteras


se fueron abriendo y los viajes al extranjero fueron más comunes.

En la calle se empezaron a notar tímidos movimientos de protesta que,


animados por la oposición política, fraguaron en movilizaciones como la
huelga de tranvías en Barcelona de 1951, la movilización estudiantil de 1956,
o la primera gran reacción de las fuerzas obreras: las huelgas en Asturias de
1958. Por último, de todos los partidos en el exilio, el más activo a lo largo
de estos años fue el Partido Comunista de España (PCE). Propugnó en un
principio la oposición armada al franquismo, y entre 1939 y 1952 alentó la
acción de unos 10.000 guerrilleros, los "maquis" o guerrillas rurales y urbanas
antifascistas, formadas por anarquistas-comunistas. En 1962, representantes
de partidos republicanos, en el exilio, se reunieron en Munich con miembros
del PSOE y con nacionalistas vascos y catalanes y denunciaron la naturaleza
antidemocrática del franquismo (Contubernio de Munich).

La industrialización del país y el espectacular crecimiento del número


de asalariados que se produjo en la década de 1960, dio lugar a una fuerte
conflictividad social. Los obreros empezaron a luchar por la mejora de
sus condiciones laborales (salarios, jornada, garantías sociales, derechos
sindicales, etc.). En el año 1962, se produjeron nuevas huelgas en Asturias,
Cataluña, Andalucía y el País Vasco. En ellas se constituyó de manera
definitiva el sindicato Comisiones Obreras (CC. 00.), que protagonizó
la lucha sindical de los años sesenta y primeros de los setenta. La Iglesia
Católica vio surgir en su seno grupos disidentes del franquismo. La actividad
de grupos cristianos ligados al mundo obrero (HOAC, JOC) y la actitud de
parte del clero evidenciaron que la Iglesia española yo no era tan monolítica
en el sustento ideológico del régimen. También en esta época tomó fuerza el
movimiento estudiantil, que se enfrentó claramente al régimen. La aparición
de los Sindicatos Democráticos de Estudiantes ( 1956), las frecuentes huelgas y
las manifestaciones mostraron una nueva generación nacida en el franquismo
y contraria a la dictadura. Junto a ellos, grupos de profesores universitarios,
intelectuales y artistas manifestaban también sus deseos de cambio.

Por último, fue en estos años cuando, a partir de un sector radical del na-
cionalismo vasco, se produjo el nacimiento de ETA, que desde el año 1962
inició una serie de acciones violentas contra la dictadura, que culminaron
con el atentado al presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco,
el 20 de diciembre de 1973. Su muerte significó un duro golpe para un ré-

266
Temario oposiciones: Geografía e Historia para educación secundaria

gimen que se asentaba en un anciano de 80 años. Le sucedió Carlos Arias


Navarro.

3. El fin del régimen franquista y la transición democrática (1973-1977).


La llamada crisis del petróleo puso fin al período de crecimiento y prospe-
ridad anterior e inauguró una profunda recesión económica. En España, la
crisis alcanzó una gran profundidad y se inició con una subida continuada
de los precios, un retroceso del turismo que redujo la entrada de divisas, y
una disminución de las inversiones. El descenso de la demanda afectó sobre
todo al sector industrial y muchas industrias quebraron. En consecuencia, los
índices de crecimiento de la economía española se frenaron bruscamente a
partir de 1975.

Los antifranquistas proclamaron su intención de no aceptar ningún


cambio que no comportase la concesión de una amnistía, el reconocimiento
de las libertades políticas y sindicales y la convocatoria de elecciones libres.
Mientras, en la calle, la situación de protesta se generalizó alcanzando desde
Universidades a las fábricas, y las manifestaciones y las huelgas se sucedieron
por doquier. Organizaciones como ETA agudizaron sus atentados contra las
fuerzas armadas y las personalidades del régimen.

El general Franco murió el 20 de noviembre de 1975. El 22 de noviembre


de 1975, don Juan Carlos juró su cargo como rey de España. La monarquía
del rey don Juan Carlos sería una monarquía constitucional y parlamentaria.
En julio de 1976, fue nombrado presidente del gobierno Adolfo Suárez que
puso en marcha una reforma política en profundidad, utilizando para ello la
propia legalidad franquista (Ley de reforma política de 1976 presentada por
el nuevo presidente del gobierno, Adolfo Suárez, a las Cortes Franquistas que
aprueban su propia disolución). Suárez, en efecto, legalizó los partidos y los
sindicatos, prohibidos durante los 40 años de dictadura. En 1977, cuando no
habían transcurrido aún dos años de la muerte de Franco, convocó (y ganó)
elecciones constituyentes: las últimas elecciones democráticas se habían
celebrado en febrero de 1936. Suárez logró con la oposición un gran consenso
político, cuya mejor expresión fue la constitución del 6 de diciembre de
1978. Cuando finalizaba el siglo XX, los grandes problemas que desde el
siglo XIX habían condicionado la construcción del Estado español moderno
y la historia política del país parecían en buena medida resueltos. Habían
surgido, lógicamente, nuevos problemas y desde luego, no menores. Pero la
democracia estaba consolidada.

267

Vous aimerez peut-être aussi