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CUESTIONARIO DE ASERCIÓN EN LA PAREJA

(ASPA)

Naturaleza de la Prueba: El cuestionario ofrece la posibilidad de evaluar de qué manera cada


miembro de una pareja se enfrenta a situaciones conflictivas que pueden surgir en toda
convivencia marital.

Aplicaciones Prácticas: Este cuestionario en sus formas A y B se plantea como objetivos:

1. Evaluar la frecuencia con que son utilizadas cuatro estrategias diferentes de afrontamiento
ante situaciones conflictivas centradas en el ámbito marital, éstas son:

Asertiva
Agresiva
Sumisa
Agresivo-pasiva

2. Confrontar la visión que tiene cada persona sobre su forma de encarar situaciones
problemáticas normales en una convivencia de pareja (forma A) con la que de él o ella tiene su
conyugue (forma B).

Marco Referencial Teórico: En primer lugar, es necesario resaltar que se ha elegido como
marco situacional de evaluación de los comportamientos asertivos, las situaciones de conflicto
interpersonal por dos razones:

-Primera: por ser dicho del marco claramente característico del comportamiento asertivo.

-Segunda: por la importancia que tiene la forma de afrontar las situaciones conflictivas en la
satisfacción marital.

Epstein y DeGiovanni proponen un modelo bidimensional, en el que las conductas son


definidas por su posición a lo largo de las dos dimensiones. Una dimensión recogería el
contínuo “expresión manifiesta- expresión encubierta”, mientras que la otra estaría delimitada
por el contínuo “coacción – no coacción”. La coacción se define como el uso de
comportamientos punitivos, tales como ultrajes, insultos y amenazas de futuros castigos,
pudiendo expresarse tanto de forma verbal como no verbal.

Según este mismo modelo, la aserción se caracteriza por una expresión manifiesta y no
coactiva; la agresión supondría una expresión manifiesta y coactiva; la sumisión vendría
delimitada por una expresión encubierta y no coactiva; y la agresión – pasiva se distinguiría por
la expresión encubierta y coactiva.

Se diferencias así cuatro categorías de conductas asociadas con la aserción:

Comportamientos asertivos (AS)


Comportamientos agresivos (AG)
Comportamientos sumisos (SU)
Comportamientos agresivo-pasivos (AP)
UN MODELO BIDIMENSIONAL DE LA ASERCIÓN

Expresión manifiesta (Directa)

ASERCIÓN AGRESIÓN
NO COACCIÓN COACCIÓN
SUMISIÓN AGRESIÓN PASIVA

Expresión encubierta (Indirecta)

ASERCIÓN: Expresión de los sentimientos, preferencias u opiniones personales de una manera


directa, sin intentar el acuerdo del otro a través del control aversivo, tal como castigo y
amenaza de castigo.

AGRESIÓN: Expresión de los sentimientos, preferencias u opiniones personales de una manera


que incluye el uso explícito de formas coactivas para forzar el acuerdo del otro. Incluye la
expresión de castigo y amenazas. El castigo implícito conlleva denigrar, insultar, la agresión
física y declaraciones directas de ostracismo social.

SUMISIÓN: Carencia de expresión directa y clara de los sentimientos, preferencias u opiniones


personales, y sometimiento automático a las preferencias, poder o autoridad del otro.

AGRESIÓN-PASIVA: Carencia de expresión directa y clara de las preferencias, sentimientos u


opiniones personales, mientras que –de forma indirecta- se intenta coaccionar a la otra
persona para que ceda, ésta incluye infligir indirectamente castigos y amenazas. Los intentos
de oponerse o manipular al otro de forma indirecta incluirían la retirada de afecto, las “malas
caras”, la obstrucción pasiva, insinuaciones de agravio y ostracismo social encubierto a través
del corte de comunicación.

Esta conducta señala que los individuos agresivos-pasivos pueden afectar más negativamente
en una relación interpersonal que los individuos que manifiestan su agresión de una manera
más abierta. Hay un modo solapado de actuación que sofistica mucho la relación
interpersonal, sin saber muchas veces a qué atenerse o creando un nivel de duda e
incomprensión.

ESTRUCTURA DEL CUESTIONARIO: Esta formado por dos cuestionarios independientes: La


Forma A y la Forma B.

La Forma A: un miembro de una pareja se evalúa a sí mismo respecto a su forma de


comportarse ante situaciones maritales conflictivas.

La Forma B: evalúa el comportamiento de su cónyugue.

Tanto en la forma A como en la B, el cuestionario esta compuesto por 40 elementos, con diez
para cada una de las áreas a evaluar.

Las dos formas se presentan en dos hojas, que contienen una forma en cada una.
El cuestionario describe diez situaciones que recogen aspectos representativos de la vida de
una pareja en temas generales, como relaciones sexuales, manifestaciones de afecto o interés,
comunicación, tiempo libre o tareas caseras. La conflictividad que se plantea en las distintas
ocasiones se centra en ser ignorado en demandas o planteamientos respecto a temas
concretos, enfrentándose a desacuerdos, demandar realización de tareas cuyo cumplimiento
es desagradable o poco grato, ser criticado, ser insultado, menospreciado o ignorado.

DESCRIPCIÓN DEL TEST:

En la Tabla No. 1 se muestra la distribución de los elementos del Cuestionario de inserción en


la pareja, correspondientes a las diez situaciones, en las cuatro subescalas existentes. Para
cada elemento, se le pide a la persona que indique la frecuencia con la que tiende a
comportarse de la forma descrita, mediante una escala de seis puntos:

1. Casi nunca
2. Pocas veces
3. Ocasionalmente
4. Bastante o con frecuencia
5. Generalmente
6. Casi siempre

NORMAS DE APLICACIÓN

INSTRUCCIONES PARA LA APLICACIÓN:

Puede aplicarse bien a un solo miembro de una pareja, en su forma A, o a los dos miembros,
en sus formas A y B.

Aunque cada cuestionario presenta unas breves instrucciones, es conveniente dar una escueta
explicación sobre el mismo, señalando el hecho de la repetición de las situaciones, ya que esto
puede generar confusión.

Es importante aclarar que deben discriminar entre ellas, señalando cuál sería la más frecuente
o probable y cuál sería la probabilidad o frecuencia de las demás, en cuanto a las formas de
actuar.

Resaltar la importancia que tienen la sinceridad y honradez en las contestaciones, para así
obtener información precisa y provechosa.

No se debe permitir que la pareja revise sus contestaciones conjuntamente, o que un miembro
de la pareja pida información al otro respecto a cuestiones planteadas en el instrumento.

El psicólogo debe comprobar, al recoger el cuestionario, si se han contestado todos los


elementos o si han surgido dudas a la hora de rellenarlo.

NORMAS DE CORRECCIÓN Y PUNTUACIÓN:

Cada valor asignado por la respuesta que dio la persona apuntando con una (X), se trasladará a
la casilla en blanco que figura a la derecha.
Una vez anotados los valores asignados a cada uno de los elementos, se totalizará,
verticalmente en cada una de las columnas correspondientes a las cuatro subescalas de la
prueba.

Se calculará primero el subtotal correspondiente a los elementos del 1 al 20, a continuación, el


subtotal correspondiente del 21 a 40 y finalmente el total de los 40 elementos. Estas
puntuaciones directas totales (PD) estarán comprendidas entre 10 y 60 para cada subescala.

Se obtendrá ahora, el total general para las cuatro subescalas (TG) sumando las puntuaciones
directas totales de cada subescala.

La puntuación final de cada subescala (puntuación de razón PR) se obtiene multiplicando el


total de puntos alcanzados en ella por 100 y dividiendo el resultado por el total general de las
cuatro subescalas (TG).

PR = PD X 100

TG

Esta puntuación presenta en forma de porcentaje la frecuencia con que el sujeto aplica la
estrategia correspondiente a la subescala evaluada.

La justificación del uso de este sistema de puntuación radica en la finalidad de la prueba, que
no es tanto la evaluación del sujeto en valores absolutos o en comparación con la población
general, cuanto analizar qué estrategias usa con mayor frecuencia en sus relaciones de pareja.

El sistema de puntuación evita, además, puntuaciones extremas que son poco coherente con
la complejidad que el ser humano muestra en sus conductas. La puntuación mínima que
puede obtenerse en una subescala es de 5.26 (10/190) y la puntuación máxima posible es de
66.7 (60/90).

INTERPRETACIÓN DE LAS PUNTUACIONES

La mayor presencia de conductas asertivas, frente a los demás tipos, puede indicar que la
persona, ante las situaciones conflictivas, muestra una forma abierta y clara de exponer sus
opiniones, preferencias o sentimientos, sin que ello implique la utilización de estrategias
coercitivas o punitivas.

Una mayor presencia de conductas agresivas implica la utilización de conductas de carácter


punitivo y aversivo, con lo que esto supone de tensión y malestar en el consiguiente deterioro
de la relación, generándose un ambiente de resentimiento en el que difícilmente se lograrán
acuerdos y se solventarán las dificultades de manera satisfactoria para ambos cónyugues.

Los comportamientos agresivo-pasivos, implica unos niveles de comunicación más


deteriorados, ya que se vive un clima de relación conflictivo por la agresividad que estas
conductas generan en la pareja, sin existir una posición clara en relación a los planteamientos
problemáticos.

Las conductas sumisas, en relación a este tipo de comportamiento se cree que no afecta, al
contrario de lo que habitualmente se piensa, a los niveles de satisfacción y ajuste de la pareja
y, sin embargo, es vivido de forma negativa por la persona que los emite. La no expresión de
los sentimientos negativos, que pueden surgir ante determinados comportamientos del otro, o
del desacuerdo en determinados asuntos, puede llegar a crear un clima de distanciamiento
emocional del cónyuge, ya que la reserva en las expresiones parece que no se acopla bien con
una relación estrecha y comunicativa.

Es importante destacar que la utilización de las dos formas del ASPA, la A y B, posibilita la
obtención de una visión de la relación más amplia, ya que permite no sólo tener información
de cómo se ve uno en las actuaciones con su pareja, sino también de cómo lo vive su pareja.
Así, una discrepancia grande en la valoración que hace un cónyuge sobre sus propios
comportamientos y la que de él hace su pareja, está relacionada con un historial de
dificultades sin resolver y una relación conflictiva, desde la que cada cónyuge percibe al otro.

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