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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Aldea Universitaria “José Gervasio Artiga”
1Semestre: Comunicación Social

Profesora: Triunfadora:
Carmen Peña Génesis Hernández
C.I: V-21536014

Caracas, noviembre 2017


Aspectos Históricos

El día exacto de la fundación de la Ciudad de Caracas no se ha


precisado cierta, lo que si está claro es que fue fundada en el año 1567 por
Diego de Lozada y que le dio el nombre de Santiago de León de Caracas. En
1576 se establece en Santiago de León el primer Gobernador y Capitán
general de la Provincia de Venezuela, Juan de Pimentel. Después del proceso
de gesta y consolidación de la independencia, desde 1821 hasta 1830,
Caracas no fue la Capital de la República, sino de un Departamento de la Gran
Colombia Es precisamente a partir de la Cosiata (1826), que la capital de la
República vuelve a Venezuela.

Catia, menciona la historia, es la verdadera puerta de Caracas hacia el


mundo. Los registros históricos hacen principalmente mención de las vías que
conectaban a Caracas, a través de Catia, con el litoral para la salida o llegada
al país. Esto, posiblemente, pudiera estar vinculado con la importancia material
y simbólica que ha tenido para la población la conexión entre ambos sectores,
dado que históricamente este enlace ha venido a significar la posibilidad de
realizar operaciones comerciales, así como movilizaciones de la población
nacional y extranjera. Sin embargo, Catia también está cargada de historia,
cultura y tradiciones que impregnan a todos sus habitantes y la hacen una
parroquia particular y populosa.
Nombre Indígena

Catia, sector de nombre indígena, tiene un origen que se remonta a casi


cinco siglos atrás, momento en el cual eran comunes las luchas entre los
españoles y los indígenas venezolanos. Para 1547 el conquistador Francisco
Fajardo se estableció entre El Panecillo y Maracapana, territorio dominado por
los caciques Guaicamacuto y Catia. No obstante, no fue sino hasta el año
1558, cuando Fajardo fundó La Villa de Catia, asiento actual de Catia la Mar.

Esto ocurrió en un contexto de resistencia por parte de los indígenas,


quienes rechazaron los abusos cometidos por el conquistador, situación que
provocó su posterior derrota y expulsión. Para aquel momento, el enclave del
cacique Catia constituía un lugar estratégico, puesto que era la única abertura
natural del valle hacia el mar. Puede ser que este territorio abarcara desde lo
que es actualmente Catia, hasta el mar, a lo largo de la Quebrada de Tacagua.
El recorrido se hacía a través del camino de los españoles, ruta de difícil
acceso al valle, que fue sustituida, más tarde, una vez que Diego de Losada
venció a los cabecillas de la tribu, por un acceso que iba desde la ciudad al
litoral. Ya para el año 1590, Andrés Machado abre lo que se conoce como el
Camino de Catia, a partir de ese momento, se inició un tránsito que no ha
dejado de fluir, y que ha hecho de Catia, desde entonces, “la natural puerta de
entrada a Caracas” Quintana, citada por Evans (2009). Sin embargo, la vía
original sufrió muchas transformaciones, hasta ser reemplazada, en el siglo
XX, por la autopista Caracas- La Guaira.

Para el año 1845, durante el gobierno de Carlos Soublette (1843-1847),


se construyó la carretera hacia la Guaira, pero, desde mucho antes de que se
abriera este acceso, en Catia se venía desarrollando una sostenida actividad
comercial. De hecho, hasta finales del siglo XIX, Catia fue el segundo surtidor
de leña de Caracas y, una vez comenzadas las actividades ferrocarrileras, se
convirtió en la principal fuente de carbón, la vía férrea por la cual se
transportaban estos productos, se inauguró en el año 1883, y partía del puerto
de La Guaira, hasta la Estación Caño Amarillo. La construcción del ferrocarril
no significó la desaparición de la vía terrestre; por el contrario, ésta siguió
modernizándose, y para 1912 Juan Vicente Gómez ordenó reacondicionarla.
Más tarde, en 1920, mandó a inaugurar una nueva carretera con entrada en
Plan de Manzano. “Como consecuencia de esto, comenzó un sostenido
crecimiento demográfico en el lugar; así, se produjo no sólo una importante
migración de provincianos, sino también la consolidación de caseríos y barrios”
(Quintana, citada por Evans: 2009). De hecho, para el año de 1930, comienzan
a llegar los europeos a Catia, y a partir de ese momento, se comenzó a
desarrollar proyectos de vivienda para proporcionar viviendas a los catienses.
Son emblemáticas las construcciones del 23 de enero, diseñadas por Carlos
Raúl Villanueva, y Casalta, éstas y otras urbanizaciones, como Pro-Catia
(1941), diseñada por Carlos Guinand y el constructor José Guevara, la
Urdaneta (1946), con 1354 apartamentos, y Ciudad Tablitas (1952), con 976
apartamentos, de Villanueva y Cellis, fueron construidas para la clase
trabajadora.
Catia

Catia es una de las zonas del país que tiene uno de los movimientos
culturales más importantes. Ha sido muy prolífica en lo cultural y lo deportivo.
Cuando nace como la Nueva Caracas a finales de 1940, esta parroquia
comienza a convertirse en todo este universo donde residen personajes que
han aportado muchísimo a la cultura venezolana y mundial. La mayor parte de
los terrenos de la zona pertenecieron al General Flores, uno de los que peleó
junto a Bolívar. Cuando terminó la guerra, al general Flores lo recompensaron
con esta hacienda.

Así surgió la sucesión Flores Pacheco, que alguna vez fue dueña de lo
que ahora se conoce como Los Flores, Agua Salud, Lídice, Manicomio, Los
Frailes, Ruperto Lugo, AltaVista y Cútira. Catia fue designada como Parroquia
Sucre en 1936 y tras la II Guerra Mundial se convirtió en receptáculo de
inmigrantes europeos que venían a Venezuela a trabajar en el negocio de la
construcción y en las fábricas de la zona. Su población es multicultural, ya que
existen en su fundación historias de comunidades como la árabe, así como
italiana, portuguesa, española, colombiana, ecuatoriana, peruana... una
mezcla que se traduce en multiculturalidad, para quien este fenómeno mestizo,
ha contribuido a enriquecer el movimiento cultural.
Calles de Catia

Como producto de esta fusión cultural en las calles de Catia han surgido
creadores y creaciones interesantes. Si recorres cualquiera de sus lugares,
bien sea Lomas de Urdaneta, Isaías Medina, Los Flores, Los Frailes, Alta
Vista… te consigues con un increíble inventario de grupos musicales, de
teatro, gente haciendo actividad cultural, que ha identificado en esta
comunidad expresiones culturales disímiles entre sí. Dentro de las zonas de
esparcimiento y recreación, Casanova (2006) nos hace mención de la famosa
Laguna de Catia, la cual quedaba a tres cuadras de la Plaza Sucre.

Hoy pocos recuerdan y muchos han sumergido en el vacío y la


desmemoria. Aquel lago paradisíaco donde los caraqueños iban en tranvía a
remar en pequeñas lanchas de alquiler o a tomarse un traguito en el bar La
Pulmonía, transformándose con el desarrollo de la megalópolis capitalina en
un gran sumidero por donde perdimos el recuerdo de sucesos, personajes,
nombres de ríos y recuerdos nocturnos de lejanas veladas, junto a un piano y
una cuba libre animadas por la voz de cantantes como Bola de Nieve y Daniel
Santos. Ambos cantaron en lugares nocturnos cercanos a la Laguna de Catia.
Actualmente es difícil identificar donde quedaba el espacio de la Laguna, sin
embargo por la fotografías y las narrativas populares, pareciera que se
encuentra entre la plaza el cristo, en los Magallanes, un poco más hacia el
norte, donde existe actualmente una calle ciega que lleva por nombre la laguna
y al final de la misma está una especie de embaulamiento por donde
constantemente fluye agua Catia también era famosa por sus numerosas y
cómodas salas de cines; Casanova (2006) nos narra que estaban ubicados
once inolvidables locales que hacían la delicia de los cinéfilos de la época. Sus
nombres, por lo general, eran tomados de las zonas donde estaban situados;
así tenemos los cines Propatria, Pérez Bonalde, Los Flores y Miraflores.
Los Cines

Los cines España y Méjico se podía visitar en la que fue la principal


arteria comercial de Catia, la preciosa avenida España. Hoy conocida como el
Bulevar de Catia. El Bolívar, Venezuela y Variedades eran tremendas
localidades. Destacando el cine Bolívar al ser considerado como uno de los
mejores cines de Caracas, Distinguiéndose por su suntuosidad y confort.
Todos ellos se encontraban en la siempre transitada avenida Sucre.

El Esmeralda se ubicaba en la entrada de la gloriosa barriada Los


Magallanes de Catia (nombre tomado de la querida divisa beisbolística, ya que
sus muchachos hacían las prácticas en sus antiguos terrenos). El cine Catia
lucía su marquesina dándole el frente a la Plaza Catia, llevando con orgullo el
sencillo pero sonoro nombre del cacique indígena, con el cual se distingue
popularmente nuestra amada parroquia. Para finalizar este nostálgico
recuerdo quiero decir algo sobre el cine Variedades, fue el último de este
selecto grupo. Inaugurado pocos meses antes de finalizar el gobierno del
General Pérez Jiménez, el día 23 de enero de 1958.

Días después, fue totalmente destruido por un costoso error del


operador. Se exhibieron al público unos cortos o noticieros donde aparecía el
General poniendo en servicio obras de su gobierno, entonces, estalló la
indignación popular y el nuevo cine desapareció. Socorro (1996), mostró una
panorámica de la historia de Catia a principios de siglo, aproximadamente
entre 1.910 y 1.960, a través de tres voces o narrativas. La primera voz que
narra parte de su vida en Catia es el conocido José Ignacio Cabrujas, donde
resalta que gran parte de las casas de Catia, tienen esta característica; las
fachadas son sencillas, tienen aspectos de estarse construyendo pero que aún
no se han terminado y con patios traseros característicos de una población
rural, donde se tiene espacio para algunos animalitos o peroles que ya no se
utilizan.

Cabrujas también nos señala que cuando se mudó a Catia, su padre


empezó a construir una casita muy lentamente que nunca se terminó; nunca
fue pintada por fuera, nunca fueron frisadas algunas paredes, nunca la pudo
conocer porque nunca fue definitiva, teniendo su padre una pasión por hacer
una exagerada cantidad de cuartos, siendo ellos una familia pequeña. Este
caso de la casa de Cabrujas, se observa regularmente en muchas de las casas
de Catia, agregando que además de tener gran cantidad de cuartos, existen
puertas que comunican los cuartos entre si, sin necesidad de salir al pasillo
principal.

Lo que se observa en Catia es que a principios de siglo era aun una


zona campestre, donde se podían observar grandes espacios, es decir, que la
urbanización masiva de Catia tiene menos de cien años. En Catia siempre la
Luz fue muy tenue, tal como lo describe Cabrujas, hasta los actuales
momentos. Siempre se creía que era por el exceso de población que
demandaba electricidad, pero esto viene sucediendo desde el comienzo de
siglo, como ya lo vimos, cuando era una zona campestre.

Catia tuvo una creciente repentina; la industrialización de la zona y la


inmigración de europeos, entre los años 52 y 58. Otras informaciones que se
detectan en la historia de Cabrujas, como ya se hizo mención, es que en Catia
existían grandes salas de cine: el Pérez Bonalde, el España y el cine Catia.
Las plazas eran sitios de reuniones por las tardes y noches.
Avenida Sucre

La Avenida Sucre se llamaba La calle principal de Catia. Muchas


personas urbanistas y arquitectos de la época no se explicaban porque los
ricos no se instalaron en Catia, por su clima frío, con neblina en las mañanas
y en las tardes y sus zonas planas que desembocan en un abra montañas.
Unos y otros elementos fueron desapareciendo para dar paso a la modernidad,
la cual seguramente se aceleró con la Autopista Caracas- La Guaira,
construida por Pérez Jiménez, e inaugurada en el año 1953. En su época, la
autopista fue reconocida como “una de las obras de ingeniería más
importantes de Venezuela y de América Latina, por la técnica altamente
especializada empleada en la construcción de sus túneles, viaductos,
calzadas, sistemas de iluminación, etc.” (Quintana, citada por Evans: 2009).

La Catia de ahora es, seguramente, mucho más rica en elementos de


diversa naturaleza, que la del pasado, pues, en la actual están latentes tanto
la Catia de antes, presente en la memoria histórica y colectiva de sus
habitantes, como elementos culturales, políticos, económicos, simbólicos, etc.,
de la actualidad. Todos se conjugan para dar lugar a un escenario y unos
actores sociales con posibilidades y virtudes, necesidades, limitaciones y
contradicciones que, en conjunto, no es posible hallar en otros lugares de la
capital. Catia está ubicada al noroeste de Caracas.

Este referente cardinal es importante ya que, por lo general, en el


imaginario colectivo del caraqueño, hablar del oeste es hablar de pobreza,
delincuencia, bajo nivel académico, y todos aquellos calificativos que
identifican erróneamente lo que pudiera llamarse “un sector popular”. En la
actualidad, lo que se llama comúnmente Catia comprende las Parroquias
Sucre, 23 de enero y parte de El Junquito, que juntas representan más del
cincuenta por ciento (50%) de la población actual del Municipio Bolivariano
Libertador, municipio capital de la República Bolivariana de Venezuela. Allí se
encuentra el mayor asentamiento urbano no regulado de Caracas, con 713,92
hectáreas, equivalente a Petare y Antímano, juntos, y para el año 2003, la
población era, según las estadísticas oficiales, de casi 800 mil habitantes; “las
otras, manejadas por los baquianos de la política local, dudan que los
funcionarios de la Ocei hayan llegado a todos los vericuetos que aún no están
registrados oficialmente como barrios por el Estado (…). Los datos, entonces,
sobrepasan el millón”. (Quintana, citada por Evans: 2009). A nivel topográfico,
Catia tiene una de las tierras más accidentadas del valle caraqueño, donde
pueden observarse múltiples colinas o cerros.

En éstas destacan miles de viviendas, pues, Catia es un sector


altamente urbanizado, donde además pueden encontrarse casas de diversas
condiciones socioeconómicas, desde las más humildes, llamadas ranchos,
hasta superestructuras de varios pisos, o edificios, de las clases media y media
baja. La distribución de unos y otros en los terrenos de Catia se traduce en
unas prácticas cotidianas que suponen para los habitantes del lugar, bajar y
subir a diario los cerros para desplazarse del hogar al trabajo u otros sitios, lo
que en ocasiones implica la inversión de mucho tiempo y esfuerzo físico, sobre
todo para las personas que se encuentran en los sectores más pobres.

A pesar de esta particularidad de los terrenos de Catia, en el sector se


aprecia una importante presencia de la vialidad y las comunicaciones. En este
sentido, el metro juega un papel fundamental para la vida de los catienses,
pues, seis de las estaciones de este importante medio de transporte, que
conecta el oeste con el centro y el este, están en Catia. El transporte colectivo
también es cuantioso y llega hasta los lugares más intrincados, aun cuando
las vías no siempre están en el mejor estado, situación que genera diversos
problemas, como el deterioro de los vehículos particulares y de aquellos que
realizan transporte público. Otro aspecto a considerar es la intensa actividad
comercial del lugar, que constituye una de las formas de intercambio más
comunes y cotidianas en Catia. En casi cualquier parte del sector se pueden
observar comercios y negocios que expenden desde alimentos y bebidas
hasta artículos de higiene personal y limpieza del hogar, talleres mecánicos,
farmacias, mueblerías, peluquerías, piñaterías, entre muchos otros. A esta
actividad le acompaña una movilización continua de transporte que lleva y trae
las mercancías, así como la presencia masiva de gente en las calles durante
la mayor parte del día, lo cual se traduce en la presencia de tráfico permanente
y la producción de desperdicios humanos, de los propios catienses y de
personas foráneas.

. En cuanto a los aspectos geográficos, Catia entra dentro de las


características generales del Distrito Capital, el cual está estructurado por un
Valle alto (Valle de Caracas) dominado por dos sierras. La fila del sector norte
representa un tramo de la Cordillera de la Costa y ha sido denominada como
Sierra del Ávila. Esta Sierra se encuentra interrumpida por el Valle de la
Quebrada Tacagua, ubicada en Catia, cuyo origen se debe a la falla del mismo
nombre. Una característica fundamental del relieve es la presencia de
anticlinales y sinclinales, así como un complejo sistema de fallas. En este
sentido, se tienen al occidente u oeste del Valle de Caracas, el anticlinal de El
Junquito, al norte se localiza el sinclinal de la Yaguara y al sur el de El
Cementerio. Hidrográficamente, las aguas escurrentes pueden dividirse en
dos grupos: Las pertenecientes a las cuencas del Rio Guaire y las que drenan
sus aguas directamente al Mar Caribe. El río Guaire resulta de la unión de los
ríos San Pedro y Macarao, en el sector de las Adjuntas. Entre las afluentes del
Guaire por el sector norte destacan La Quebrada Caruata, El Rio Catuche,
Quebrada Honda, Quebrada Maripérez y Las Quebradas Cufio y El Ávila Por
el sector sur el afluente más relevante es el Rio El Valle. El clima dominante
en la región norte-oeste de la capital se encuentra modificado por la altitud y
el relieve. La temperatura media anual aproximada en la ciudad de Caracas,
es de 20,4 grados C, presentándose oscilaciones medias anuales cercanas a
los 27,0 grados C. En esta ciudad, la precipitación media anual alcanza los
820 mm. La pluviosidad en el Valle de Caracas disminuye en sentido este-
oeste. Una gran proporción de la Región Capital se encuentra dominado,
según la clasificación climática de Kóepeen, por el clima de estepa (BS.) que
se caracteriza por la sequedad. Los suelos cuaternarios de tipo aluvional
cubren todo el Valle de Caracas y gran parte de los lechos de ríos y quebradas
costaneras, así como las superficies más o menos planas cercanas al mar.

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