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Educar en la Conciencia Social

Como Forma de Superación de la Pobreza y la Desigualdad

No se pueden comprender fenómenos tan multidimensionales como la pobreza y la


desigualdad, sin intentar conocer al menos en qué medida podemos seguir
perpetuando las causas que se encuentran en su base. Adquirir dicha conciencia, nos
puede llevar a encontrar las claves para iniciar un camino de superación.

Abordar estas temáticas no como un mero ejercicio intelectual, es el inicio de un


proceso de aprendizaje que nos puede permitir educar a las jóvenes generaciones, en
actitudes de proactividad y acción social que reduzcan ,en un terreno individual y
colectivo, las brechas que hemos generado como sociedad.

En documentos del Ministerio del desarrollo Social encontramos que se entiende la


pobreza como un fenómeno complejo que habitualmente va unido a la desigualdad y a
la falta de oportunidades:

“La pobreza es un fenómeno complejo que admite más de una definición y un tipo de medición.
Normalmente, entendemos por pobreza la condición en la cual las personas no tienen los recursos
suficientes para satisfacer de manera adecuada sus necesidades básicas - de alimentación,
vestuario, vivienda, educación y salud, entre otras”[ CITATION Min17 \l 13322 ]

Ahora si nos preguntamos porque se perpetúa en el tiempo este fenómeno, podríamos señalar
que en conjunto con la distribución desigual de los recursos, se da también una serie de elementos
culturales que hacen que las oportunidades de una mejor existencia se den sólo para unos cuantos
privilegiados en la sociedad.

Tenemos hoy por hoy , evidencias de que el fenómeno de la pobreza , entendida como pobreza
absoluta ha disminuido, pero no así la pobreza relativa, asociada a otros fenómenos negativos
como la desigualdad y la falta de oportunidades.

El primero puede abordarse con indicadores como “el coeficiente de Gini, que constituye una
medida del grado de desigualdad en la distribución de los ingresos de los chilenos y
chilenas.”[ CITATION Min17 \l 13322 ].

El segundo, en un espacio que resulta de particular interés para el presente escrito, también puede
abordarse desde indicadores asociados a la desigualdad de oportunidades en el acceso a la
educación, por condiciones de origen socioeconómico. La importancia viene dada porque
precisamente es a través de la educación, desde donde podemos operar algunos cambios.

Este resulta un tema no menor si consideramos que el contexto desde el cual miramos el
fenómeno multidimensional de la Pobreza y la Desigualdad, es un espacio de privilegio en cuanto a
ingresos y oportunidades.
Si miramos las cifras , se puede señalar sin temor a equivocarnos que el contexto señalado
corresponde al quintil 5, según el informe PNUD de Junio del 2017[ CITATION Pro17 \l 13322 ]

¿Se puede hacer algo más de lo que hace el estado para enfrentar y superar los
efectos que produce la pobreza y la desigualdad?

Un camino posible es la educación en la solidaridad transformacional, pero bien se


podría caer en institucionalizaciones que reproduzcan formas de adiestramiento sin
producir cambios en la forma de mirar los fenómenos señalados. Un pensador del siglo
XVIII decía que es fácil adiestrar a los estudiantes, “sin embargo, no basta con el
adiestramiento, lo que importa sobre todo (…) es que aprenda a pensar. Que obre por
principios de los cuales se origina toda acción”[ CITATION Inm13 \l 13322 ]

Es justamente en el terreno de la educación en donde se pueden operar cambios


significativos. Ampliar el espectro de posibilidades puede constituir, para una familia en
situación de pobreza y falta de oportunidades, un camino de liberación.

El contexto o lugar en la vida más adecuado donde puedo se puede establecer hoy la
condición de posibilidad es precisamente en mi trabajo, en un colegio privado de la
ciudad de Rancagua con jóvenes de tercero y cuarto medio; y, particularmente, con
algunos de ellos que, siendo conscientes de los privilegios que reciben en su condición
de privilegiados, no quedan indiferentes ante las escandalosas brechas sociales que
tienen a jóvenes de su misma edad y distinta condición social, condenados a estrechas
expectativas en una cancha con exigencias para las que no han sido preparados.
Desigualdad de oportunidades que se muestra patente y lacerante.

Si miramos la realidad rancagüina, con observables empíricos, podemos reconocer


que, desde diversos ángulos, se hace evidente la desigualdad que convierte
automáticamente a unos en privilegiados y a otros en desfavorecidos. Sirva como
muestra el Compendio estadístico del proceso de Admisión 2012 que señala que

"En la VI región, son 6.195 alumnos de colegios municipales los que rinden la PSU,
1.863 los que postulan a alguna Universidad subscrita al CRUCH, y 1.019 los que
logran matricularse. En la otra vereda, la de los colegios particulares pagados, son 987
los estudiantes que rinden la prueba, 928 los que postulan, y 764 los que se
matriculan." [ CITATION DEM12 \l 13322 ]

Podríamos señalar que hay desventajas asociadas al origen social, que derechamente
se manifiestan en formas de eliminación de la carrera de postulación a la educación
superior, de los jóvenes surgidos de las capas desfavorecidas. Desventajas que el
actual sistema de educación en Chile ha seguido alimentando

En esta línea adherimos a la idea de que nuestros sistemas escolares han seguido
perpetuando la desigualdad . Sumamos a esto la idea de que los alumnos de colegios
particulares pagados se han convertido en verdaderas castas que difícilmente
renunciarían a su condición de herederos y de privilegiados.

Adherir a una idea contraria pensando que se da a todos iguales oportunidades; o


dicho de otra forma pretendiendo que las bondades del mercado harán que todos los
niveles socioeconómicos puedan recibir una educación de calidad es algo ingenuo.

Ya lo decía en el siglo pasado P. Bourdieu de modo similar: “creer que se da a todos


iguales posibilidades de acceder a la enseñanza más alta y a la cultura más elevada
cuando se aseguran los mismos medios económicos a todos aquellos que tienen los
“dones” indispensables, es quedarse a medios camino en el análisis de los obstáculos
e ignorar que las aptitudes medidas con el criterio educativos se deben, más que a los
“dones” naturales (…) a la mayor o menor afinidad entre los hábitos culturales de una
clase y las exigencias del sistema de enseñanza o los criterios que definen el éxito en
él”[ CITATION Pie13 \l 13322 ]

No obstante, no basta con la constatación del hecho, la evidencia estadística puede ser
conocida pero muy pronto invisibilizada. Se hacen necesarias acciones que broten de
principios.

Estos principios de los que hablamos los hemos tenido a la mano desde hace siglos en
la Doctrina Social de la Iglesia; no obstante, debemos reconocer , que no siempre
hemos optado por ellos en el terreno de lo práctico.

Educar en el “Destino Universal de los Bienes , en la Justicia , en la búsqueda del Bien


Común y en la Solidaridad”[ CITATION Vat04 \l 13322 ] debiera ser una prioridad en
nuestros establecimientos.

Retomando el punto asociado a la igualdad de oportunidades en educación, sólo así


tendríamos la posibilidad de formar a las nuevas generaciones en la conciencia de que
la educación de calidad es un derecho que debe estar garantizado para todos , sin
importar su condición socioeconómica.

Muchos dirán que ya estamos en esa senda a través de los programas de Aprendizaje
Servicio, pero la transformación ha de ser aún más profunda.Todo cuanto pudiéramos
argüir para señalar que no nos hemos quedado atrás en los desafíos pudiere ser muy
bienvenido, pero ¿Podremos hacer más? ¿Habrá llegado la hora de dejar la tibia
condición de respuestas a medias? ¿Tendremos el coraje para dar algo más de lo que
nos viene dado como ganancia ocasional que en clave económica bien pudiera ser sólo
un plus manipulado como dinero sobrante? ¿Podremos ser proactivos y responsables
para efectos de meter la mano a nuestro bolsillo, comprometiendo vida y corazón,
para modificar estructuras que han servido mayoritariamente a los privilegiados de
nuestra sociedad?

En el intento de esbozar algunos desafíos, considero que de parte nuestra tendríamos


que generar espacios de reflexión y trabajo comunitario que superen la focalización en
la planificación escolar en vistas a mejorar procesos de aprendizaje-enseñanza
(Estrategias, programas de innovación tecnológica, perfeccionamientos, y un largo
etc). Esto sin ser malo puede llevarnos a poner el corazón sólo en seguir
capacitando(nos) a los más privilegiados de la sociedad; Muchas veces se señala que
podemos hacer solidaridad y tener buenos resultados, no obstante considero que
también debiera darse una radical opción por integrar a niñas(os) y jóvenes de
contextos vulnerables, haciéndonos cargo de las enormes diferencias y carencias, con
la finalidad de que adquieran el mayor número de aptitudes que conforman nuestra
cultura educacional; y así prepararlos para competir en una cancha más pareja .
Obviamente tendríamos que asumir los costos educativos, culturales, sociales y
económicos. Quizás con esto haríamos más justicia al pensamiento brotado desde la
acción del Padre Champagnat:

"El niño pobre ha de ocupar un puesto en la escuela, no según su condición o fortuna,


si no según su capacidad. Ha de poder, si sus actitudes se lo permiten, seguir todos
los grados, competir con el rico, ocupar un puesto a su lado y aún sobrepasarle"

En otro texto: “Esos principios nos dirigirán en todo el detalle de nuestra conducta con
relación a los niños y nos llevarán a amarlos a todos igualmente, a dar los cuidados
más asiduos a los más ignorantes y a tener una predilección particular por los pobres,
que representan más perfectamente a Jesucristo anonadado y hecho pobre por
nosotros.”[ CITATION CEP41 \l 13322 ]

Cierro con unas simples y concretas preguntas ¿Estaremos dedicando tiempo y dinero
en nuestros colegios de pago o particulares para hacer vida el pensamiento
precedente?¿Qué porcentaje del dinero que recibimos lo destinamos a acoger, incluir,
acompañar, educar a los niños y jóvenes en contextos de alta vulnerabilidad en las
ciudades donde desarrollamos nuestra labor educativa?¿Cuál es el porcentaje de becas
realmente destinado a estos niños para que reciban educación de calidad en nuestros
centros educativos? ¿Estaremos realmente sirviendo a Dios en el rostro de los niños
más vulnerables o al menos haciendo esfuerzos por acortar las brechas de desigualdad
que claman al cielo? ¿Tenemos la intención realmente de seguir el camino del
discipulado, atentos a las mociones del Espíritu expresadas en las llamadas capitulares
que nos llevan por sendas de justicia social?

En la respuesta valiente a estas preguntas se encuentra un camino de solución, que es


un mínimo aporte a la superación de la pobreza, en sus rostros de desigualdad y
exclusión.
Bibliografía
CEPAM000. (21 de 12 de 1841). Carta Hermano Francisco. L'Hermitage, Loire, Francia: CEPAM.

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