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BOLÍVAR Y LA DEMOCRACIA

Bolívar fue muy claro en su apoyo a los principios fundamentales de la


democracia:
“Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos. …
Un gobierno republicano ha sido, es y será el de Venezuela; sus bases deben ser
la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción
de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios…(Venezuela)
constituyéndose en una República Democrática, declaró los derechos del hombre,
la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir.”

Nuestra búsqueda histórica como pueblos nuevos, desde hace ya 200 años, ha
sido irrenunciablemente el establecimiento de la soberanía popular, de un
gobierno republicano y democrático que permitiese nuestra vida en libertad y
nuestro avance social, en medio sin embargo de débiles instituciones, incultura
política, ambiciones personalistas, formalidades legalistas, intereses opuestos a
los derechos legítimos del pueblo.

Simón Bolívar, el Libertador, al momento de definir el destino institucional de


Venezuela, se pronunció por un gobierno republicano y democrático, no obstante
nuestras tradiciones monárquicas y nuestra falta entonces de experiencia política.
Manifestaba que: “sólo la Democracia es susceptible de un absoluta libertad”, pero
se interrogaba con angustia cual gobierno ha reunido “a un tiempo” los atributos
del “poder, prosperidad y permanencia”.

Desde sus comienzos, no tardó el Libertador en evidenciar como jefe y como


magistrado, su integridad y rectitud ciudadana, sus virtudes como gobernante, sus
dotes de estadista, al acatar y preferir la determinación de los Congresos y el
respeto a la soberanía popular al asumir el mando a nombre de la Nación, más
que su permanencia en el poder, y señalaba que: “El primer día de paz será el
último de mi mando” y proclamaba como aspiración definitiva de sí mismo: “no
tener otros derechos que los del simple ciudadano”.

Entre las consideraciones que justificaban alcanzar la independencia de América,


cita el desconocimiento de la vida política como hechura de los americanos, y no
obstante nuestras carencias, se pronuncia por un sistema democrático capaz de
asegurar la felicidad y el bienestar de sus ciudadanos, la seguridad de la sociedad
y la estabilidad política. Son esas las virtudes del gobierno que aspiraba el
Libertador para Venezuela, y examinando experiencias lejanas y destacando sus
virtudes, observó sin embargo su inaplicabilidad y nos advierte de los males de
las: “Repúblicas aéreas” sin fundamentos sobre la realidad, definiendo de manera
precisa las bases republicanas como son: “la soberanía del pueblo, la división de
los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la
monarquía y de los privilegios”, pero a pesar de su constancia y su sacrificio para
implantarlas, se evidenciaron las dificultades para establecerlas en muchos
momentos de su historia.

En distintas épocas algunos historiadores al juzgar las dictaduras de Bolívar en


Perú y en Colombia, han pretendido atribuirle ideas cesaristas y considerado la
supuesta existencia de una especie de: “Presidente Bolivariano” como tipología
para avalar a infames dictadores y autócratas. Nada más avieso e injusto contra
los hechos históricos y políticos del Libertador. Olvidan la gravedad de los sucesos
que determinaron tales gobiernos suyos, las necesidades que los justificaron, la
conducta que observó el héroe, la temporalidad de los mismos, sus resultados y
su ideología permanente expresada en sus actos y en sus opiniones públicas y
privadas.

Las “dictaduras” de Bolívar fueron relativas y circunstanciales, no destruyó la


permanencia de las instituciones, no abandonó la voluntad popular, no desconoció
la ley, no se perpetuó en el poder. Por la dictadura del Bolívar, el Perú se salvó de
sus enemigos y fue libre. Por la dictadura de Bolívar, se evitó la prematura
destrucción de Colombia y el insólito caos del militarismo contra la sociedad.
Nada más esclarecedor que su devolución del poder al pueblo y de su rechazo a
gobernar un país en el cual él fuese el único. Nada más categórico que su rechazo
a la propuesta de que se coronase como emperador o como rey. Su carta a Rafael
Urdaneta el 18-09-1830 es categórica: “Yo pienso que no dirá nada tan grande
como mi desprendimiento del mando y mi consagración absoluta a las armas para
salvar al gobierno y a la patria…La historia dirá: Bolívar tomó el mando para
libertar a sus conciudadanos, y cuando fueron libres, los dejó para que se
gobernases por la leyes y no por su voluntad”.

Ni su senado hereditario, ni su presidencia vitalicia fueron muestras de tendencias


dictatoriales, ni fueron en definitiva materializados en los países americanos,
significaron únicamente la búsqueda original de equilibrios políticos en sociedades
inestables cuya historia posterior demostró la validez de sus temores y de sus
previsiones.

Bolívar acudió a la voluntad popular para legitimar sus actos; requirió la


determinación de los Congresos y de los consejos; estimuló la discusión social;
obedeció las resoluciones contrarias y las órdenes institucionales que se le
dirigieron; asistió a las Asambleas para exponer ideas y rendir cuentas como
militar y gobernante; respetó a la desacuerdos y fue clemente con sus enemigos;
convocó a su lado a preclaros ciudadanos; sancionó los extravíos; no admitió
privilegios; se enorgulleció de no haber elevado a parientes suyos a los mayores
cargos y honores; ejerció el gobierno con estricta probidad; renunció a salarios;
despreció premios; perdonó vidas, fue fiel a los valores republicanos y grande en
sus pensamientos y en sus actos, él mismo se antevió como “el precedente” en la
historia nuestra, siempre fiel a los ideales democráticos y amante de la libertad,
preferible a todo, preferible a su gloria.

Opcional del punto


Hay un libro valioso, de difícil consecución, titulado Bolívar y la Democracia Liberal
Republicana, autor el abogado José Félix Restrepo Vélez, publicado por el Fondo
Editorial de la Universidad de Manizales (Colombia) para celebrar sus 20 años. No
es un estudio cualquiera. Amerita una cuidadosa lectura y un ponderado
comentario. No es el resultado de un aficionado, sino la consagración madura de
un verdadero maestro en la arena de lo social, lo jurídico, lo político y lo
ideológico. Lo presentamos y lo comentamos.

A propósito de Bolívar, el libro se concreta al campo socio-político e ideológico.


Consulta, con mente alerta, un enorme volumen de materiales, biografías y
ensayos que existen sobre El Libertador. Los aborda con singular seriedad y
objetividad; los digiere para el lector con orden y claridad. Ello le permite deslindar
la verdad de la apología o la diatriba, evitando los apasionamientos que inclinan
unas veces a la mitificación o endiosamiento y otras a la mixtificación o reducción
del personaje histórico estudiado. Asume para su tarea un enfoque estructural, en
el que los hechos y realidades repercuten en las ideas y acciones. Va destacando
aspectos de la vida de Bolívar que permiten una mejor aproximación a su obra y
pensamiento, asumiendo acertadamente que "cuando consideramos la posición
ideológica de cualquier pensador, no podemos desvincularlo déla realidad
histórica concreta en que vivió, pues perderíamos la objetividad analítica necesaria
para una valoración adecuada". libertadora "Angostura bastión del
independentismo", Bolívar el alfarero de repúblicas", "El hombre de las
dificultades"

. Debemos subrayar la forma como el autor evita las generalizaciones, precisando


el tema con alguna consideración aclaratoria. O cuando trata de procesos,
señalando bien sus correspondientes fases y períodos. Por ejemplo, cuando
aborda el tema de los "realistas" y los "patriotas" en Hispanoamérica, precisa que
no eran partidos sino grandes tendencias ideológicas, unos de tendencia
tradicionalista (pro monárquica) y otros de tendencia renovadora (pro republicana).
Asimismo usa matices que permiten comparar el centralismo democrático de un
Nariño y el federalismo aristocrático de un Torres, ambos republicanos.
La precisión de fases y períodos permite entender mejor el Movimiento Juntista
americano, así como la independencia de la Nueva Granada.

Son valiosos la lectura comentada y los análisis de documentosclaves de Bolívar,


como son:

— el Manifiesto de Cartagena (15 diciembre 1812), que revela su gran realismo


político y acertado sentido pragmático;

— la Carta de Jamaica (6 setiembre 1815); — el Discurso al Congreso de


Angostura (15 febrero 1819);

— la Constitución Republicana de Bolivia (12 mayo 1826), culmen de su


pensamiento como estadista y constitucionalista;

— la entrevista entre El Libertador y el Protector sureño José de San Martín (26


julio 1822)

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