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Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió uno de los conflictos de mayor duración, el
de impacto más extenso sobre el territorio nacional y el de más elevados costos
humanos (que en su totalidad supera ampliamente las cifras de pérdidas humanas
sufridas en la guerra de la independencia y la guerra con Chile - los mayores
conflictos en que se ha visto comprometida la nación) y económicos de toda nuestra
historia republicana.
Una nueva transición a la democracia es lo que se planteó para ese último año de
conflicto. Se retomaba así una promesa muchas veces defraudada en la historia del
país. Este nuevo intento empezó después de la caída de un gobierno autoritario y
corrupto. Amplios sectores de la población expresaron, entonces, su esperanza de
que esta vez el país encontrara verdaderamente el camino hacia la construcción de
un Estado que represente los intereses de las peruanas y peruanos sin excepción y,
al mismo tiempo, hacia la edificación de una sociedad unida, pacífica y próspera.
Para transitar ese camino, el país necesita afrontar y vencer diversos obstáculos.
Uno de ellos, el más grande tal vez, es el legado de dos décadas de violencia
durante las cuales se produjeron masivas violaciones de derechos humanos. Esa
violencia, que afectó a todos los peruanos, se encarnizó principalmente en la
población rural de los andes, la que ha sido históricamente la más postergada y
excluida en el Perú.
El siguiente informe presentado tiene como objetivo dar a conocer la Vivida historia
del Perú en el conflicto armado interno a través de las conclusiones generales del
informe final que dió La comisión de la verdad y reconciliación (CVR) la cual fue
creada por el gobierno Valentín Paniagua y certificada y ampliada por el gobierno de
Alejandro Toledo, Trabajo entre agosto del 2001 y agosto del 2003 investigando los
crímenes y violaciones a los derechos humanos cometidos durante el conflicto
armado interno que se vivió en Perú. El informe final de la CVR consta de 4 tomos y
12 anexos a los que se puede acceder vía internet: www.cverdad.org.pe, el informe
final está dividido en las siguientes 4 partes: el proceso, los hechos y las víctimas.
Segunda parte, los inicios que hicieron posible la violencia, tercera parte, las
secuelas de la violencia y la cuarta parte, las reconciliaciones de la CVR hacia la
reconciliación.
ARGUMENTO:
Basándonos a la CVR que constató que el conflicto armado interno que vivió el
Perú, ha dejado secuelas muy profundas, acentuó los graves desequilibrios
nacionales, destruyó el orden democrático, agudizo la pobreza y profundizo la
desigualdad, agravo las formas de discriminación y exclusión, debilito las redes
sociales, favoreció la descompoción moral y propicio una cultura de temor y
desconfianza. La forma en que el estado, las fuerzas políticas y sectores
importantes de la opinión pública enfrentaron en esos años, mostrarón
indiferencia, tolerancia hacia las violaciones a los DDHH y disposición a trocar
la democracia a cambio de seguridad, abrió paso a la autocracia y a la
impunidad. Lo que en la actualidad el primer paso para superar esas secuelas
es que el país conozca en toda su magnitud las dimensiones del horror vivido
entre 1980 y 2000.
Si verdaderamente después de que el Perú haya vivió uno de los conflictos
más intenso, más extenso y más prolongado de toda la historia de la
República, se quiere llegar a una reconciliación debe ocurrir en primer lugar en
el nivel personal y familiar; en el de las organizaciones de la sociedad y en el
replanteamiento de las relaciones entre el Estado y la sociedad en su conjunto.
Los tres planos señalados deben adecuarse a una meta general, que es la
edificación de un país que se reconozca positivamente como Un país
multiétnico, pluricultural y multilingüe. Tal reconocimiento es la base para la
superación de las prácticas de discriminación que subyacen a las múltiples
discordias de nuestra historia republicana.