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Edades: Todas las edades.

Desarrollo: Interior.
Personas: Grupos de 6 a 16 personas.
Objetivo: Conocerse mejor y reflexionar sobre la unidad.
Tiempo aproximado: De 15 a 30 minutos.
Material: Un ovillo de lana y tijeras.

Enrédate en una dinámica donde conocerás mejor (o por primera vez) a los demás: sus cualidades, sus
hobbies…

Perfecta para programas de jóvenes o como parte de una gymkhana. Te proponemos tres formas

de adaptarla a las necesidades de tu grupo; según la edad, la cohesión entre los integrantes y la
enseñanza que quieras dar.

Introducción
El destinatario hará lo mismo: pinzar con los dedos un pedazo de cuerda y lanzar el resto a otro; así

sucesivamente hasta que todas las personas hayan hablado y tengan cordón en su mano. Es importante

que los hilos que van de uno a otro queden tensos, de tal manera que se formará una “telaraña” en el
centro del círculo.

A partir de aquí, el juego puede desarrollarse de distintos modos, ¿Qué variante se


adapta mejor a tu grupo?

- Modalidad 1: Para personas que no se conocen - Establecer un primer contacto


(Adecuada para niños). Duración aproximada: 15’.

- Modalidad 2: Para un grupo que se conoce pero no está cohesionado - Crear lazos y
fomentar la cooperación (Mayores de 10 años). Duración aproximada: 20’.

- Modalidad 3: “Terapia” de grupo - Fomentar la unidad (Mayores de 14 años). Duración


aproximada: 30’.
(*) Dirá su nombre o lo que corresponda, según la modalidad que hayas elegido.

Modalidad 1: ¿Cómo te llamas?


Descripción:
Esta variante del juego está indicada para personas que se ven por primera vez. De todas
las modalidades que verás a continuación, esta es la más adecuada para niños.

El objetivo es que cada uno se presente con su nombre y algún rasgo que el coordinador crea oportuno

(lo mejor es que sea para todos el mismo). Por ejemplo: “Me llamo Lucía y soy de Zamora”, “Me llamo

Alberto y mi color preferido es el azul”, “Soy Pedro y tengo veintitrés años”, “Mi nombre es Carla y me

encanta el ciclismo”, “Me llamo Juan y me pica un pie”. El “complemento” que acompaña al nombre de
cada uno puede hacerse tan original y divertido como uno quiera. ¡En marcha la imaginación!

Desarrollo:
Siguiendo con la descripción introductoria, una vez que todos los integrantes tienen un
cabo de la cuerda, la misión es deshacer la telaraña. Para ello, el último en la ronda
anterior lanza el ovillo a la persona de quién lo recibió: dice el nombre de aquel, más lo
que añadió (Ejemplo: “Se llama Carla y le gusta ir en bici”). El juego sigue ese mecanismo
hasta que la cuerda ha sido recogida de nuevo y todos han conocido un poco mejor a los
que le rodean.

Modalidad 2: Lo que me gusta de ti


Descripción:
Esta variante es un refuerzo efectivo para el grupo; las personas que lo integran ya se
conocen pero tal vez necesitan alicientes que los unan. Es una modalidad indicada para la
inclusión de miembros que, en ocasiones, parecen estar en segundo plano o se acaban de
incorporar al grupo.

El objetivo es que todos se sientan integrados y queridos por el resto de compañeros. Por eso, en en

proceso de formación de la telaraña cada persona tendrá que decir rasgos positivos de los demás.

Finalmente el coordinador destacará (1) las cosas que tenemos en común y (2) las cosas que se
complementan, de tal forma que se fomente la unidad y la cooperación.

Desarrollo:
En la introducción hemos visto que el primero en lanzar el ovillo hablaba de su nombre,
sus gustos… En este caso, el objeto no es uno mismo sino el receptor: Antes de dirigir la
pelotita de cuerda a otra persona diré cómo se llama y qué me gusta de ella. Por ejemplo:
“Envío el ovillo a Mateo porque me gusta su disposición para ayudar”, “Mando la pelota a
Vanesa porque me gusta su forma de hablar, es muy amable”, “Va para Carlos, me gusta
porque sabe hacer reír a los demás”, “Envío el ovillo a Sara porque me gusta cómo canta”.
Es importante decir el nombre del destinatario y la fórmula “me gusta” para hacer el
mensaje personal y eficaz.

Una vez tengan todos un cabo de cuerda en sus manos, se hará el mismo procedimiento a
la inversa (deshacer la telaraña): El último dirigirá el ovillo a quien se lo mandó, diciendo su
nombre y algo positivo de él. Así, todos recibirán, al menos, dos valoraciones buenas al
finalizar la dinámica. No pasa nada si se repite el mismo rasgo positivo en dos o más
personas. Pero intentaremos que las características destacadas de los demás no sean
meros rasgos físicos como la ropa o el peinado. Sin embargo, cuando haya algún miembro
que asista por primera vez, podremos hablar de sus ojos, su sonrisa o su gusto para elegir
la ropa, pero sin caer en la superficialidad.

Conclusión del coordinador:


Como hemos visto, cada uno tiene unos dones. Es bueno reconocer los talentos de los
demás y verbalizarlo (lo bueno hay que decirlo). Algunos tendremos más cosas en común
que otros, pero lo que está claro es que todos somos importantes y necesarios: Nos
complementamos.

La Biblia, en el libro de 2º Corintios 8:14,15 (en la Nueva Versión Internacional) dice:


“Vuestra abundancia suplirá lo que ellos necesitan, para que a su vez la abundancia
de ellos supla lo que vosotros necesitáis. Así habrá igualdad, como está escrito: Ni
al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba”.
Somos un equipo, no todos tenemos los mismos talentos pero sí son complementarios.
Cristina cocina muy bien, Manuel es servicial, Vanesa tiene el don y el tacto para
comunicar, Carlos es gracioso, Sara canta maravillosamente, Óscar es un enfermero muy
dispuesto… (menciona los correspondientes nombres y talentos que se han dicho durante
la dinámica de la telaraña).

El versículo habla de cosas materiales -y podemos aplicarlo así- pero también debemos
tener en cuenta que hay muchas formas de manifestar la generosidad: Y una de ellas es
brindar apoyo y hacer equipo, sacando partido a nuestros dones y haciendo entre todos un
gran trabajo.

Modalidad 3: El mejor pegamento

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