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Ciencia social critica critica del sentido común, partiendo por el de los investigadores.
Critica se sustenta en teoría y en la práctica recurso hacia la etnografía (método, escritura
y experiencia).
Aedo, A., Murray, M., y Bacchiddu, G. (2017). Hacia una ciencia social critica. Entrevista a
Didier Fassin. Andamios 14, (34), pp. 351-364
“Nada es moralmente neutral en el espacio político, ni las operaciones intelectuales por las
que se nombran y se aprehenden las cuestiones. Por ejemplo, he intentado mostrar que
traducir las desigualdades en términos de sufrimiento social o la violencia en términos de
traumatismo psíquico hace volver a considerar estos problemas desde un punto de vista
individual y a inscribirlos en el espacio del cuerpo físico o mental”
“El gobierno humanitario es para mí una forma de administración de las poblaciones por
medio de la movilización de sentimientos morales y particularmente de la compasión hacia
aquellos que son afectados por las desgracias del mundo, se trate de terremotos, guerras,
epidemias, hambruna o miseria” (355).
Dar cuenta de lo que se gana y se pierde, las voces y los discursos que ya no son audibles.
Evitar que el estudio de las cuestiones morales desemboque en formas de juicio moral.
“El papel de las ciencias sociales es, pues, restablecer un equilibrio ofreciendo una
descripción y una interpretación alternativa basada en el trabajo de investigación. No se
trata de estar de un lado o del otro, sino de revelar los procesos por los cuales se hacen
invisibles los mecanismos de dominación” (361).
“Al restituir a estos públicos la comprensión de los mundos sociales —de la policía, de la
justicia y de la prisión, en mi caso—, los investigadores les permiten apropiarse de este
conocimiento, de discutirlo, de criticarlo, de utilizarlo en sus proyectos políticos. En esto la
etnografía participa en un proceso democrático de las ciencias sociales”. (362).
Imperio del trauma:
Se nos olvida:
Historia social del trauma considerando a todos los actores del escenario social, para
cuestionar los aspectos que se dan por sentados, por obvios, en relación a la noción de
trauma.
Foco: nacimiento y despliegue, en los primeros años del siglo XX, de la victimologia
psiquiátrica, la psiquiatría humanitaria y la psicotraumatologia pero que no sea solo una
historia de la trayectoria intelectual, sino desarrollar una historia social.
Después de los hechos del 11 de septiembre en EEUU, los psicólogos que trataron a las
víctimas de la tragedia y los epidemiólogos reunieron estadísticas acerca de sus
consecuencias psicológicas, diseñadores de páginas web y políticos llegaron a una
conclusión similar: tanto supervivientes como testigos, pero también los que observaban
por medio de la televisión y los residentes de EEUU en general sufrieron al exponerse a un
evento traumático y sus efectos debían manejarse principalmente mediante cuidados de
carácter psiquiátrico.
Después del duelo, quedaba el trauma.
Opera el trauma en dos registros: en su sentido estricto para el campo de la salud mental
(las marcas que un hecho deja en la psiquis) y en el sentido más difundido como una herida
abierta en la memoria colectiva tanto en los individuos como a nivel de la nación.
Con esto se homologa un shock psicológico con una tragedia o evento trágico, sin hacer
mayores distinciones, con lo que esta relación se establece como una verdad compartida y
se vuelve en un lugar común para el mundo contemporáneo.
Nadie se cuestiona que quienes vivían ahí están afectados psicológicamente, y a nadie
sorprende que profesionales psi se dirijan a intervengan en el lugar de la tragedia. De hecho,
que esto ocurra es una señal de progreso. WTC es un evento único dado el nivel de
confianza sobre la realidad del trauma.
La idea de que los eventos trágicos o la violencia de la vida cotidiana dejan cicatrices
psicológicas es fácilmente aceptada. Usándose de hecho la alusión al trauma como un modo
de obtener compensaciones económicas o para obtener refugio político, lo que hace 25
años atrás no era tan claro, en que la asistencia o ayuda psicológica y/o psiquiátrico solo se
consideraba si era sugerido o solicitado para que opinaran o se pronunciaran sobre un caso,
siendo la neurosis de guerra o la siniestrosis de los trabajadores considerada como motivo
de sospecha, ya sea considerándolo como una simulación o como una tendencia a solicitar
indemnizaciones.
La pregunta de este libro es como nos movimos desde un modo en que los síntomas de los
soldados y trabajadores heridos pasaron de ser aspectos de los que se dudaba de su
legitimidad a llegar a considerar que su sufrimiento es una experiencia que despierta
simpatía y merece compensación. La pregunta es en qué momento la sospecha se acabó.
Giro de tuerca que ocurrió en dos planos o ámbitos.
En texto se hace una construcción: en que se explora como la noción de trauma se moviliza
o moviliza a los profesionales de la salud mental y a los defensores de los derechos de las
víctimas, y más aún como se van reestructurando las bases cognitivas y morales de nuestra
sociedad que define nuestra relación con la mala fortuna, la memoria y la subjetividad.
Critica a como los hombres y mujeres de hoy, con que conceptos y herramientas, piensan y
transforman el mundo. Con esta lectura se rechaza la naturalización de la noción de trauma.
Pregunta de investigación: ¿que cambió a nivel de reconocimiento social, para los hombres
y mujeres de hoy (sean víctimas o no), en su visión del mundo y de su historia, y en su
relación con otros y consigo mismos? Que visión de la guerra? Que manejo del daño se lleva
a cabo y que administración de la evidencia se altera? ¿Como influye y se afecta su
representación de la situación? ¿Como en el caso de los testigos estas representaciones
afectan su causa?
La respuesta a estas preguntas permitirá armar un boceto, en esquema, de lo que llaman
política del trauma.
Parte 1: una genealogía dual de la invención del diagnóstico de estrés postraumático: una
entrada, abordando el debate teórico y la practicas. Y la segunda a las concepciones sociales
y la actitud ante la desgracia, principalmente en relación a la autenticidad del sufrimiento.
Se le ha dado mayor énfasis a la primera y la idea es ver como ambas entradas interactúan.
La revisión se prolonga hasta que la aceptación universal del trauma tuvo lugar.
Parte 4: Psicotraumatología del exilio, asilo y víctimas de tortura Comité medico por los
exiliados).
El trauma como recurso, como fuente, no es solo un problema teorico es también ético:
al observar su dimensión táctica, podemos reconocer la inteligencia social de los actores
involucrados.