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Universidad de Chile.
Facultad de Filosofía y Humanidades.
Doctorado de Filosofía Moral y Política.
Curso “Tragedia y Filosofía: El Sentido Trágico en la Filosofía Política Contemporánea”
Profesores:
Dr. Juan Pablo Arancibia Carrizo
Dr. Raul Villarroel
Trabajo final:
CRISIS, POLÍTICA Y TRAGEDIA: notas para una reflexión
sobre la condición política neoliberal.
Martín de la Ravanal G.
Profesor de estado en filosofía (USACH)
Magister en ética social y desarrollo humano (UAH)
Doctorando en Filosofía moral y política (U. de Chile)
Beneficiario Beca CONICYT estudios de Doctorado Nacional 2015
martindelaravanal@yahoo.com
1Nuestro análisis sobre los efectos de los sistemas de poder y control sobre el mundo de la vida se basan en los análisis que pueden
encontrarse en Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa II: crítica de la razón funcionalista. Taurus, 1988, p. 427.
2 Castoriadis, Cornelius. Los Dominios del Hombre: las encrucijadas del laberinto. Gedisa editorial, Barcelona, 2005, pág. 76
4 Lechner, Norbert. Las Sombras del Mañana en Obras escogidas. Tomo I. LOM ediciones, 2006, pág.: 483.
5
Roncaglia, Alessandro. La riqueza de las ideas: una historia del pensamiento económico. Prensas Universitarias de Zaragoza,
Zaragoza, 2006, pág.: 395.
6Bourdieu, Pierre. Contrafuegos: reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal. Anagrama, Barcelona, 1998,
pág.: 136
7 Hinkelammert, Franz J. Crítica de la razón utópica. Descleé de Brouwer, Bilbao, 2002, pág.: 133
8 Conill, Jesus. Horizontes de economía ética. Tecnos, Madrid, 2006. Pág.: 120. También, Vergara, Jorge. La concepción del hombre
en Friedrich Hayek. Revista de Filosofía, vol. 65, 2009, 161 – 176. Salvat, Pablo. del neoliberalismo y algunas señas de identidad. En
Meyer R. y Richards R. (comp.) Hacia otras economías: críticas al paradigma dominante. LOM, Santiago de Chile, 2012, pág. 77.
9 Foucault, Michel. Nacimiento de la biopolítica. FCE, Buenos Aires, 2007. Pag.: 93.
10 Han, Byung Chul. Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, Barcelona, 2014, pág.: 21
11 Castoriadis, Cornelius. Figuras de lo pensable (Las encrucijadas del laberinto VI). Fondo de cultura económico, Buenos Aires, 2001,
pág.: 65
12
Honneth, Axel. Crítica del Agravio Moral. FCE, Buenos Aires, 2009. Pág.: 264.
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13Han, Byung Chul. La sociedad del cansancio. Herder, Barcelona, 2012, pág.: 7.
14 Bauman, Zygmunt. En Búsqueda de la política. FCE, Buenos Aires, 2001. pág.: 9.
15 Stavrakakis, Yannis. La izquierda lacaniana: psicoanálisis, teoría, política. FCE, Buenos Aires, 2010, p.: 285
16 Vergara, Jorge. La utopía neoliberal y sus críticos en Revista Polis, N°6, 2003.
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libertades del consumidor soberano son un espejismo que crea el sistema capitalista para
su propia reproducción y auto – acrecentamiento17. Bajo un velo de pluralismo y la
diversidad democráticas, se oculta la sujeción, cada vez mayor, de la mayoría de la
población a la lógica inexorable y espectral de los circuitos del capital.
Es en este contexto donde aparece nuestra inquietud por las crisis. Una parte
importante de la filosofía social y crítica, al menos desde Marx, considera las crisis como un
momento de la lógica de desenvolvimiento del sistema capitalista. Bajo un punto de vista,
las crisis son un movimiento de auto-superación del propio sistema (de sus modos de
producción) que sigue cierta senda histórica teleológicamente orientada. Para otra mirada,
las crisis no son meras perturbaciones o desviaciones sino un rasgo central de un sistema
que, para poder sobrevivir, debe excederse violentamente a sí mismo, generando
desequilibrios estructurales multicéntricos. Estos permiten tener una eficacia adaptativa en
el sistema, purgando e higienizándolo de elementos que no respondan a sus imperativos.
por precaria que sea, nos exige remitirnos a la constelación cultural que se desarrolló en el
mundo helénico y a las concepciones de lo político que se gestaron en esta concepción de
mundo. Al respecto, la lógica cultural de la concepción helénica clásica, fuertemente
dualista, generó esquemas polarizados en el imaginario político: caos – orden, libertad –
ley, desmesura – justicia, etc18. Es justamente en este punto donde la tragedia resulta
interesante, pues se la puede concebir, más allá de un género literario o manifestación
artística, como una disposición existencial, filosófica, ética y estética que da lugar a que se
pueda pensar otra manera de política fuera de esos binarismos o dualismos encasillantes.
La palabra crisis tiene su origen en el griego “krisis” cuyos primeros usos, más o menos
establecidos, se asocian a la medicina hipocrática, a los conflictos bélicos, y a las decisiones
de los tribunales democráticos populares de la Atenas clásica.
desde luego, juicios, decisiones y actos oportunos por parte del médico. La exacerbación de
los humores del cuerpo (flema, sangre, cólera y bilis negra)20, revelada por síntomas y
secreciones (ékkrisis) constituía el momento propicio (kairos) dentro de la indagación de la
enfermedad (anakrisis) para tomar decisiones terapéuticas21. Más específicamente, en el
arte o técnica hipocrática, la crisis quedaba comprehendida como momento crítico dentro
del pronóstico (prognostikón)22 y detección de causas (aitía y prophasis) a partir de signos,
pues en la krisis “se decidía” la enfermedad y permitía la decisión terapéutico23. Este
momento de decisión dependía del proceso de la enfermedad, que era interpretado a
través de la teoría de los humores y en el trasfondo de una verdadera ecología de la
enfermedad24.
dentro de los rituales de adivinación relacionados con la interpretación de sueños, el vuelo de las aves y la elección de víctimas
sacrificiales. A través de la idea moderna de crítica, la crisis se pondrá en relación, en un mundo secularizado, con la capacidad
anticipatoria y especulativa de la reflexión filosófico – social en momentos de desequilibrio, quiebre o decadencia social.
23 Lopez Ferez, Juan Antonio. Hipócrates y los escritos hipocráticos: origen de la medicina científica en Epos: Revista de filología.
como causas de enfermedades. En particular la teoría del aire (pneuma) era el principio explicativo para muchas enfermedades. A
través de la dieta o el aire ingresaba un elemento (la materia pecans) que introducía un desequilibrio en los humores provocando la
enfermedad y sus síntomas. La materia pecans sufría un proceso de cocción o pepsis (actualmente: “incubación”) donde finalmente se
eliminaba a partir de distintas secreciones, eliminándose el exceso de humor y recuperando la salud. Ese proceso de agudización de
la cocción y posterior eliminación por secreción se denominaba krisis, y dio lugar a la “teoría de los días críticos”. En la medicina
hipocrática se reconocía la existencia de buenas y malas crisis de una enfermedad, y, siempre cabía la posibilidad de una recaída o
de la formación, a partir de la materia pecans, de un absceso o tumor. Ver: Alby, Juan Carlos. La concepción antropológica de la
medicina hipocrática en Enfoques, XVI, núm. 1, otoño, 2004, p. 19. Universidad Adventista del Plata, Libertador San Martín, Argentina.
Recuperado en internet: http://www.redalyc.org/pdf/259/25900102.pdf
25 Morin, Edgar. Sociología. Tecnos, Madrid, 1994, pp. 159 – 160
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Dicha democracia, desde las primeras medidas que la instauran (Solón, Clístenes,
Pericles, etc.) tiene en vista un problema político de alta prioridad: la stasis, revuelta o
rebelión interna que se produce por la ausencia de unidad y la impugnación del orden por
parte de distintas facciones de la sociedad30. La vida en tribunales y en la ekklesia se
impregnó crecientemente de un espíritu de lucha que mantuvo a la polis al borde de la
stasis. El experimento democrático pronto se mostró inestable, frágil e impredecible. Hacia
el año 403 a. de C., prevalecieron entre los atenienses formas de conciliación y arbitraje de
los conflictos. Estos funcionaron como dispositivos de olvido ideados para aplacar las
tensiones internas que amenazaban con reavivarse de cuando en cuando31.
Ese caos es, en primer lugar, la discordancia entre las intenciones y acciones de
los humanos y los resultados que se derivan de ellas. En segundo lugar, lo humano es caótico
por la incapacidad de controlar el lenguaje, las significaciones, las disputas. Frente a la
pretensión de colocar toda la riqueza política bajo una sola gramática de modo tranquilo y
pasivo, la tragedia nos recuerda que estos intentos están condenados al fracaso. Para que
36Castoriadis, C. op. cit. 116. Ver También, Strauss, op. cit. p. 230.
37Ver: de los Ríos, Iván. Mórbida crísis, débil gobierno: Aristóteles y la estrategia del náufrago. en Cadahía, Luciana y Velasco Gonzalo
(comp.) Normalidad de la crisis/crisis de la normalidad. Katz editores, Madrid, 2012. p. 14 y ss.
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exista un orden tiene que haber una catástrofe38 y relacionada a ella, una krisis trágica, un
punto álgido de conflicto previo a su resolución, que anuncia una ruptura o cambio
fundamental en el curso de los acontecimientos39. La hybris, tan cara a la filosofía del orden,
aparece en la tragedia como un componente de la política: la crueldad, la ferocidad, la
inclemencia inscrita en los asuntos humanos y de la ciudad.
En su libro “la sabiduría de los mitos”, el filósofo francés Luc Ferry analiza la
tragedia griega como parte integral de una espiritualidad laica (no cristiana) que se gesta
ya en la mitología griega. Dicha sabiduría trágica, que él ve lúcidamente manifestada en las
historias de Edipo Rey y Antígona, consiste en una reflexión sobre la condición humana, la
que se ve expuesta, inevitablemente, a desgracias no buscadas ni queridas. Contra la
racionalidad ética moderna cristiano – humanista, que piensa en términos de
“responsables”, “culpables”, de “causas” y “control” de las desgracias, la tragedia reafirma
38 La palabra griega kata strephein significa vuelco o giro, que en el contexto de teatro clásico se interpretaba como el evento final de
una acción dramática. La catástrofe en las tragedias consistía en la muerte del héroe que marcaba el clímax de la obra. Gracias al
sacrificio heróico, el orden divino roto o transgredido era restaurado. Como se puede apreciar, la palabra tenía connotaciones de ruina
y final, pero también de inversión, transgresión y subversión de una regla.
Ver: García Gomez, Andrés. Naturaleza de las catástrofes: de la catástrofe natural a la virtual pasando por la tecnológica y la mediática
en El riesgo en la sociedad de la información: II Jornadas sobre Gestión de Crisis, Facultad de Sociología de la Universidad de A Coruña,
8 y 9 de noviembre de 2006 / coord. por Juan de Dios Ruano Gómez, 2007, ISBN 978-84-9749-253-9, págs. 61-80
39 Ver Pirni, Alberto. La crisis y su más allá: conjeturas para una ontología de la posibilidad. En Cadahía, Luciana y Velasco Gonzalo
Contemporánea” impartido por el profesor Dr. Juan Pablo Arancibia, en el Doctorado de Filosofía Moral y Política de la Universidad de
Chile, segundo semestre de 2015. Ver, además: Arancibia, Juan Pablo. Comunidad, Tragedia y Melancolía: Estudio para una
Concepción Trágica de lo político. Revista Grafía, Vol. 10, N°2 Julio –Diciembre 2013. p. 119.
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42 Ferry, Luc. La sabiduría de los mitos: aprender a vivir II. Santillana ediciones (Taurus), Madrid, 2009, pág.: 362
43 Rocco, Christopher. Tragedia e ilustración. El pensamiento político ateniense y los dilemas de la modernidad. Editorial Andrés Bello,
1996, Santiago de Chile, pág.: 40
44 Ferry, Luc. La sabiduría de los mitos: aprender a vivir II. Santillana ediciones (Taurus), Madrid, 2009, pág.: 370.
45 Hablamos de no menos de 40.000 años de antigüedad. La configuración de esa conciencia de mundo mítica, esa la base del núcleo
ético – mítico helénico, cuyas expresiones más conocidas pertenecen a los periodos arcaico (800 – 500 a.c.) clásico (500 a. c. – 350 a.
c.) y helénico – alejandrino (350 – 150 a. c.). El famoso “paso del mito al logos” no corresponde sólo a un fenómeno del periodo de
tránsito arcaico – clásico, sino un proceso que puede ser temporalizado en casi 20.000 años de transformaciones. La tragedia se conecta
con la poética mítica: más que género de narrativa, pertenece al mundo del canto y de la música, mucho más antiguo que la expresión
teatral. El discurso filosófico vino a ser un nuevo régimen de discurso y verdad, basado en el canon de una racionalidad metafísico –
representacional, que vino a devastar y hundir el lenguaje, subjetividad y densidad ontológica del mito, más ligado a una experiencia de
presentificación de una mundanidad comunitario - ritual. Sin embargo, lo mítico resuena tanto en la tragedia como en los diálogos
filosóficos como un lenguaje radicalmente transformado y violentado. Clases del seminario “Tragedia y Filosofía: El Sentido Trágico en
la Filosofía Política Contemporánea” del 3 y 10 de agosto de 2015.
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V, y los límites de esos esfuerzos humanos, que se revelaban a través de las oposiciones
entre lo viejo y lo nuevo, lo religioso y lo político, la fuerza y la justicia, entre lo aristocrático
y lo igualitario, la necesidad y la libertad, etc.46 Como sentido, la tragedia presenta un
mundo humano plagado de contradicciones que no pueden resolverse aspirando a un
sentido o jerarquía trascendente. Como Friedrich Nietzsche señalara, la tragedia se ubica
en las antípodas de la ética desarrollada por la modernidad, y marca una distancia con la
deriva filosófica socrático –platónico - cristiana47.
46 Avalos Tenorio, Gerardo. El monarca, el ciudadano y el excluido: hacia una crítica de lo político. Universidad Autónoma
Metropolitana, México, 2006, Pág.: 57.
47 Avalos Tenorio, Gerardo. Op. cit. pág.: 61
48 Avalos Tenorio, Gerardo. Op.cit. pág.: 87
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profundamente (desde sus orígenes míticos) y que se presenta como dividida y conflictiva.
La tragedia tiene las resonancias ético – políticas de lo mítico - comunal, primigeniamente
caótico, colosal y desbordante. Sobre la comunidad se posaban fuerzas feroces y bellas, que
se relacionaban con ellas mediante el canto y la danza49. La tragedia da cuenta de esa
ferocidad y belleza existencial al mismo tiempo que escenifica el “nuevo orden” racional
donde el hombre – ciudadano se autoafirma como dueño de su destino y soberano de su
polis50.
En el mundo moderno, la tragedia tiene que ver con las dolorosas contradicciones
e intensas formas de dolor y muerte que se han adueñado de individuos y comunidades. Un
modo de acercarse a esa experiencia es por medio de lo que Leski denominó “visión
radicalmente trágica del mundo” donde lo político aparece como el despliegue global e
irreductible de fuerzas en pugna, trenzadas en mutua destrucción51. La mayoría de las
sociedades de todo el globo aparecen hoy preñadas de patologías sociales y comprometidas
en un desarrollo conjunto destinado a lo catastrófico52. La cuestión ético – trágica de
nuestro mundo es que las vidas y las muertes de las mayorías se despojan de dignidad, de
valía, de honor. Las injusticias se normalizan y naturalizan gracias a la indiferencia e
insignificancia de los ciudadanos ante los males de su propia sociedad. La bios es degradada
a zoé. Desde este punto podemos articular tragedia y crisis.
49 Arancibia, Juan Pablo. Comunidad, música y poesía. Revista Mapocho N° 72, 2012, segundo semestre. Pág.: 27 -49
50 Seminario “Tragedia y Filosofía: El Sentido Trágico en la Filosofía Política Contemporánea”. Clase del 17 de agosto de 2015.
51 Arancibia, Juan Pablo. Comunidad, Tragedia y Melancolía: Estudio para una Concepción Trágica de lo político. Op. cit. pág.: 122
52 Morin, Edgar. La Vía: para el futuro de la humanidad. Paidos, 2011, pp.: 22 – 33
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53 Considerando, al menos, la civilización occidental y sus “periferias”, la manera en que se ha desplegado lo histórico-social y el poder
explícito, ha sido mediante una violencia que debe someter, vigilar y matar constantemente a las “otras” comunidades, grupos.
54 De Romilly, Jacqueline. La tragedia griega y la crisis de la ciudad. 1975.
55 En este sentido, el mito no puede ni debe ser reducido a mero cuento, narración o ficción falsa, sino que expresa genuinamente una
sabiduría laica (no cristiana) que apunta a orientar al hombre en el cosmos y la vida para vivir bien. Ver Ferry, Luc. Op. cit. pág.: 35
56 Jerez Riffo, Sergio. Contribución a la crítica de la razón política. Una introducción al pensamiento de Eric Weil. Universidad de
En nuestro contexto, lo que tenemos que pensar es la crisis como hecho social
total, como fenómeno civilizatorio y planetario que compromete a la estructura
permanente de la condición humana. La vida personal e histórico - colectiva no se despliega
sin crisis. Toda identidad y autonomía se estabilizan atravesando conflictos y antagonismos,
erigiendo decisiones y compromisos. La crisis no es sólo la desorientación y pérdida de un
horizonte normativo claro para una sociedad. La confusión que se instala en las relaciones
y la convivencia hace brotar esa violencia (fuerza) en la que se funda el poder institucional
en última instancia, y, en la confrontación con esa hostilidad, se perfila lo intolerable61.
5. Conclusiones.
La crisis aparece vinculada a la tragedia más que un mero momento formal
de un género artístico. Ella, la crisis, es un ingrediente constitutivo del núcleo de lo trágico
y de su dimensión ético - política. Para decirlo en términos sencillos: la tragedia griega
daba cuenta de la crisis de la ciudad democrática, llevando a su más bella y patente
expresión, la representación – reflexión de sus conflictos. Los personajes y héroes trágicos
deben hacer frente a profundos dilemas político – comunitarios que están entrelazados
con sus pasados familiares, decisiones personales, cavilaciones éticas y acontecimientos
cósmico - divinos. La crisis no es ningún evento inhumano, puramente “externo”. Está
61 Ricoeur, Paul. Amor y Justicia. Caparrós editores, Madrid, 1993, Pág.: 100
62 Arancibia, Juan Pablo. op. cit. pág.: 124.
63 Seminario “Tragedia y Filosofía: El Sentido Trágico en la Filosofía Política Contemporánea”. Clase 27 Julio 2015.
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decisiones tomadas por ella misma, sean decisiones impuestas a ella, lo trágico consiste
tanto en el conflicto o lucha que genera la necesidad de decisión, como en el
procedimiento agonístico de resolución de conflictos. La crisis es la decisión que consiste
en tomar una postura, un partido, en el desarrollo del conflicto.
La tragedia griega, como vimos, fue especialmente receptiva al carácter
irreductible de la lucha como modo de experimentarse la vida en sociedad. Fue también
muy perspicaz en dar cuenta del peso propio de cada una de las perspectivas en conflicto
y de la imposibilidad de adoptar una perspectiva superadora, descomprometida y
trascendente ante dicho conflicto. Esto nos invita a reconocer el carácter contradictorio y
antagónico de lo político. Eso se revelaba con especial distinción en la ambigüedad de las
tragedias griegas: víctimas y culpables, padecimientos y agentes, causas y efectos, buenos
y malos, no estaban separados nítidamente. En este sentido, la tragedia griega será una
reflexión alternativa (pero emparentada por contexto e inquietudes) a la teoría política
clásica platónico – aristotélica.
El significado político – jurídico con su énfasis en el conflicto, permite pensar
la crisis en un sentido trágico específico: la conciencia de los límites de lo humano, no sólo
en tanto previsión o providencia del poder, la ley y la razón, sino especialmente como
límites ético – materiales de la vida humana. Si hay una verdad en la tragedia, ella es
existencial y pone especial énfasis en el sufrimiento humano. La perspectiva ético –
material afirma que la tragedia trata sobre una corporalidad doliente que ha sido negada
por el sistema. En nuestros tiempos, ese sufrimiento se constituye en negación crítica de
la supuesta universalidad de la libertad e igualdad en el mercado o en el estado de
derecho. La tragedia es un ejercicio de suspensión de la positividad del poder, igualando,
en el despliegue del antagonismo, la voz de las víctimas a la fuerza de la ley y la autoridad.
Lo humano aparece como excepcional por su apertura tanto a la belleza como
a la ferocidad de la existencia. Especialmente, como porfía y rebeldía de cara a la fuerza y
la brutalidad que adquiere el poder cuando quiere preservarse y expandirse. La belleza
aquí es el espíritu resistencial de la vida humana que se niega a rebajarse o degradarse a
mera servidumbre, vida que lucha irrecusablemente por su libertad y dignidad. En ese
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sentido es feroz, pues no da marcha atrás ni tampoco cuenta con una reconciliación
terrena o celestial. Desde esta perspectiva la inhumanidad queda redefinida como aquella
condición aplastada y despojada donde ya no queda nada sino una mera vida que insiste
en su simple sobrevivencia biológica. Lo humano es defendido no por orgullo u honor
aristocrático sino como fuente activa de valor y riqueza infinita, un abismo que no se deja
cerrar o clausurar en un sentido absoluto.
La condición política neoliberal aparece como paradigmáticamente anti –
trágica y trágica al mismo tiempo. Anti – trágica porque parece que el sistema de poderes
que administran y consumen la libertad, aparentemente ha suspendido todo lo político
neutralizándolo mediante la democracia meramente representativa – formal, la
integración por la vía del consumo hedonista, y el mercado como único asignador y
coordinador social. De esta manera, hoy la racionalidad del poder se pretende sensata
porque se presenta como impersonal, neutral, imparcial, incluso “científica” al estar
fundada sobre el consenso electoral, la soberanía del consumidor, y por la competencia
de mercado. No puede haber tragedia si no hay decisión, conflicto y lucha, tal como ocurre
en las aparentemente asépticas y pacificas democracias occidentales.
Pero, por otro lado, nuestra condición es trágica. Lo es porque nuestra
historia reciente está marcada por la devastación, la masacre, y el desgarro tal como en
las tragedias griegas, sin contar con esa belleza y ferocidad resistencial. Más bien, la
catástrofe se vuelve indiferente a ciudadanos e individuos in-significantes (es decir, sin
significados disponibles para pensar o reflexionar sus crisis). La tragedia consiste en que
no se sabe tragedia. La crisis más profunda es justamente que las crisis y sus efectos sean
normales y habituales, que sean un recurso más para la autoproducción del sistema y
nunca se transformen en la posibilidad de un acontecimiento político que pueda alterar la
lógica sistémica dominante. La ausencia de reflexión, la impotencia general de la acción,
la completa falta de crítica y de coraje en la palabra (parresia), el eclipse, en definitiva, de
todo anhelo de libertad y autonomía democráticas bajo la heteronomía de los poderes
sistémicos globales, son, en sí mismos, la peor tragedia.
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Touraine, Alain. Después de la crisis. FCE, 2013, p. 63
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ANEXO BIBLIOGRÁFICO
1. Alby, Juan Carlos. La concepción antropológica de la medicina hipocrática en Enfoques, XVI, núm. 1, otoño,
2004
2. Arancibia, Juan Pablo. Comunidad, Tragedia y Melancolía: Estudio para una Concepción Trágica de lo político.
Revista Grafía, Vol. 10, N°2 Julio –Diciembre 2013
3. Arancibia, Juan Pablo. Comunidad, música y poesía. Revista Mapocho N° 72, 2012, segundo semestre.
4. Avalos Tenorio, Gerardo. El monarca, el ciudadano y el excluido: hacia una crítica de lo político. Universidad
Autónoma Metropolitana, México, 2006
5. Aristóteles. La política. Austral, Madrid, 1962
6. Bourdieu, Pierre. Contrafuegos: reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal. Anagrama,
Barcelona, 1998
7. Bubner, Rüdiger. Polis y estado. Líneas fundamentales de filosofía política. Editorial Dykinson. Madrid, 2015
8. Cadahia, L. y Velasco, G. (compiladores) Normalidad de la crisis/crisis de la normalidad. Katz editores, 2012
9. Castoriadis, Cornelius. Los Dominios del Hombre: las encrucijadas del laberinto. Gedisa editorial, Barcelona,
2005.
10. Castoriadis, Cornelius. Figuras de lo pensable (Las encrucijadas del laberinto VI). Fondo de cultura económico,
Buenos Aires, 2001
11. Conde Carrasco, Ana. El cuerpo de la crisis: La ciudad y sus sintomatologías en el paisaje urbano. En Nómadas,
Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas n° 40, Abril 2013
12. Conill, Jesus. Horizontes de economía ética. Tecnos, Madrid, 2006.
13. De Romilly, Jacqueline. La tragedia griega y la crisis de la ciudad. 1975.
14. Dussel, Enrique. El humanismo helénico. Eudeba, Buenos Aires, 1975
15. Ferry, Luc. La sabiduría de los mitos: aprender a vivir II. Santillana ediciones (Taurus), Madrid, 2009
16. Foucault, Michel. Nacimiento de la biopolítica. FCE, Buenos Aires, 2007.
17. Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa II: crítica de la razón funcionalista. Taurus, 1988.
18. Han, Byung Chul. La sociedad del cansancio. Herder, Barcelona, 2012
19. Han, Byung Chul. Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, Barcelona, 2014
20. Hinkelammert, Franz J. Crítica de la razón utópica. Descleé de Brouwer, Bilbao, 2002
21. Honneth, Axel. Crítica del Agravio Moral. FCE, Buenos Aires, 2009.
22. Jerez Riffo, Sergio. Contribución a la crítica de la razón política. Una introducción al pensamiento de Eric Weil.
Universidad de Santiago de Chile, cuadernos de humanidades 8, filosofía serie 3, 1991
23. Lechner, Norbert. Las Sombras del Mañana en Obras escogidas. Tomo I. LOM ediciones, 2006.
24. Lopez Ferez, Juan Antonio. Hipócrates y los escritos hipocráticos: origen de la medicina científica en Epos:
Revista de filología. UNED, España, Nº 2, 1986
25. Loraux, Nicole. La guerra civil en Atenas. La política entre la sombra y la utopía. Akal, Madrid, 2008
26. Loraux, Nicole. La ciudad dividida: el olvido en la memoria de Atenas. Katz, 2008.
27. Lewkowicz, Ignacio. Pensar sin Estado: La subjetividad en la era de la fluidez. Paidós, 2006
28. Meyer R. y Richards R. (comp.) Hacia otras economías: críticas al paradigma dominante. LOM, Santiago de
Chile, 2012
29. Morin, Edgar. Sociología. Tecnos, Madrid, 1994
30. Morin, Edgar. La Vía: para el futuro de la humanidad. Paidos, 2011
31. Ricoeur, Paul. “La crise: un phénomène spécifiquement moderne?” en REVUE DE THÉOLOGIE ET PHILOSOPHIE,
120, año 1998.
32. Ricoeur, Paul. Amor y Justicia. Caparrós editores, Madrid, 1993
33. Rocco, Christopher. Tragedia e ilustración. El pensamiento político ateniense y los dilemas de la modernidad.
Editorial Andrés Bello, 1996
34. Roncaglia, Alessandro. La riqueza de las ideas: una historia del pensamiento económico. Prensas Universitarias
de Zaragoza, Zaragoza, 2006
35. Strauss, Leo. La ciudad y el hombre. Katz editores, Buenos Aires, 2006
36. Stavrakakis, Yannis. La izquierda lacaniana: psicoanálisis, teoría, política. FCE, Buenos Aires, 2010
37. Touraine, Alain. Después de la crisis. FCE, Buenos Aires, 2013, p. 63
38. Vergara, Jorge. La concepción del hombre en Friedrich Hayek. Revista de Filosofía, vol. 65, 2009.
39. Villacañas, José Luis “Crisis: un ensayo de definición” en revista Vínculos de Historia N° 2, Universidad Castilla –
La Mancha, 2013.
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