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Los lácteos son recomendados desde la dietética oficial, aconsejándonos su consumo, por
su riqueza en proteínas, grasas, vitaminas, fósforo y calcio, sin embargo, numerosos
estudios científicos y experiencias clínicas señalan a los lácteos y a la leche de vaca como
uno de los factores implicados en muchas enfermedades y trastornos de la salud actuales.
Los lácteos son un tipo de alimentos muy habituales en los hogares de occidente, no
tenemos más que mirar nuestra cesta de la compra para comprobar lo “necesarios” que
los hemos hecho dentro de nuestra alimentación.
Se denominan productos lácteos a la leche y sus derivados, como los quesos, el yogurt,
postres lácteos, requesón, mantequilla, kéfir, etc. Todos ellos son productos muy comunes
en la vida doméstica de los hogares de occidente.
Calcio (1,25 gr), fósforo (1 gr), potasio (1,5 gr), sodio (0,5 gr);
Vitaminas: Vit-A (150 UI), Vit-C (10 mg), Tiamina (0,3mg), Niacina (1 mg),
riboflavina (1,7 mg);
Proteínas: 34 gr, con un 82% de caseína y un 18% de lactoalbumina.
Grasas, 35 gr, gran parte de ellas son saturadas y colesterol.
Carbohidratos: 49 gr, de lactosa.
Las características nutricionales que hacen de la leche un alimento completo para la dieta
de los seres humanos, también la hacen un medio de cultivo ideal para el crecimiento de
una gran variedad de microorganismos. Ya en la antigüedad se aprovechaba la actividad
de las bacterias para la elaboración de productos lácteos y para la conservación de la
leche, fue así como se inició la elaboración del yogurt y otras bebidas lácteas fermentadas,
donde, como resultado del metabolismo fermentativo de la lactosa y la consecuente
producción de ácido láctico, se conseguía la variación de las características físico-
químicas de la leche y se prolongaba su vida útil.
Una de las ramas de la industria láctea que depende en gran manera de la actividad de los
microorganismos, es la industria de los quesos. Una gran variedad de ellos ha sido
elaborada bajo la actividad enzimática de diversas especies bacterianas y fúngicas. En la
elaboración de mantequillas también se utilizan cultivos bacterianos seleccionados por su
habilidad de producir ácido y sabor. Otros microorganismos deben ser estudiados no por
su utilidad, sino por la capacidad de alterar la composición y características
organolépticas de la leche y derivados lácteos o por ser agentes causales de enfermedad
en los consumidores.
Por otra parte la leche acidificada es un medio muy favorable, para levaduras y mohos
que causarían olores y sabores desagradables si se les permitiese infestar a los productos
lácteos. El sistema digestivo de algunas personas carece de la enzima lactasa. Por ello la
lactosa no será descompuesta en el proceso digestivo en azúcares más simples. Este tipo
de personas no puede beber leche. Sin embargo pueden tomar productos lácteos
acidificados, en los que la lactosa ha sido desdoblada por las enzimas bacterianas. En la
producción de leche acidificada se deben crear las mejores condiciones posibles para el
crecimiento del cultivo de fermentos. Ello se consigue por el tratamiento térmico de la
leche, de forma que se inhibe el desarrollo de microorganismos que pudiesen competir
con el citado cultivo. Por otra parte, la leche debe mantenerse a la temperatura óptima
para el desarrollo del cultivo de que se trate.
Un cultivo versátil
Los nódulos de kéfir pueden cultivarse en distintos medios: leche de animales, agua, leche
de semillas, infusiones de hierbas, jugo de uvas u otras frutas con alto contenido de
azúcar. Si bien el kéfir de leche vacuna es el más conocido, el de agua tiene notables
ventajas comparativas. En primer lugar el kéfir de agua permite un consumo terapéutico
en dosis más elevadas (hasta tres litros diarios), cosa imposible con un cultivo lácteo y
proteico. Otro problema del kéfir de leche vacuna, si se desean sus efectos terapéuticos,
es la calidad del medio de cultivo. Los pueblos caucásicos no tenían inconvenientes, ya
que partían de leches puras, recién ordeñadas, sin químicos, tóxicos, antibióticos,
hormonas, alimentos balanceados, ni procesos industriales (homogeneizado,
pasteurizado, descremado, etc). Si la leche que se utiliza en el cultivo ha sido hervido
pasteurizada, se habrán desnaturalizado las enzimas y sustancias vitales responsables de
las virtudes curativas del kéfir. Resumiendo, las ventajas del kéfir de agua son varias:
puede tomarse en mayor cantidad respecto al de leche vacuna, no depende de un medio
de cultivo que requiere determinadas condiciones especiales, no aporta los perjuicios de
las leches animales, puede beberse en las comidas, facilita la digestión y sus azúcares
pasan equilibradamente a la sangre. En el cultivo del kéfir de agua, los nódulos convierten
a la sacarosa en glucosa y un polisacárido dextrinado de lenta metabolización, con lo cual
se evitan los picos de azúcar en sangre.
Bibliografía.
https://www.sanidadnaval.cl/wp-content/uploads/2016/02/boletin-5-JULIO-2017.pdf
https://scielo.conicyt.cl/pdf/infotec/v21n4/art17.pdf
http://prama.com.ar/wp-content/uploads/kefir.pdf
https://es.scribd.com/doc/77335684/7-Productos-lacteos-acidificados
http://www.fcv.luz.edu.ve/images/stories/catedras/leche/microbiologia.pdf
http://www.unisalud.es/sites/default/files/blog/los_lacteos_20101.pdf
http://www.redalyc.org/pdf/3092/309238518001.pdf