Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
FACULTAD DE EDUCACIOÓ N
TEORÍA CURRICULAR
Paradigmas, posturas críticas y elementos para la
construcción del curriculum
ESTUDIO INTRODUCTORIO 3
TEXTOS FUNDAMENTALES 8
TEXTO 1 8
DEVELANDO EL CURRIÓCULO 8
B. ACEPCIONES DEL TEÓ RMINO CURRIÓ CULO 13
C. CONCEPCIONES DEL CURRIÓ CULO 15
EL CURRIÓCULO COMO CONTENIDOS DE LA ENSENÑ ANZA (TAMBIEÓ N LLAMADA VISIOÓ N ACADEMICISTA) 17
EL CURRIÓCULO COMO TECNOLOGIÓA PARA INCREMENTAR LA EFICIENCIA EN LA PRODUCCIOÓ N 20
EL CURRIÓCULO COMO CONJUNTO DE EXPERIENCIAS 22
EL CURRIÓCULO COMO RECONSTRUCCIOÓ N DEL CONOCIMIENTO Y CONFIGURADOR DE LA PRAÓ CTICA (TAMBIEÓ N
CONOCIDA COMO “CURRIÓ CULO CRIÓ TICO”) 24
TEXTO 2 28
PRINCIPALES PARADIGMAS QUE INFLUYEN EN EL PROCESO DE CONSTRUCCIOÓ N DEL
CURRICULUM 28
PARADIGMA COGNITIVO Y APRENDIZAJE 31
PARADIGMA ECOLOÓ GICO CONTEXTUAL Y APRENDIZAJE 35
HACIA UN NUEVO CONCEPTO DE APRENDIZAJE 37
TEXTO 3 38
CURRIÓCULO EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIOÓ N CAPITALISTA 39
1. PENSANDO LA EDUCACIOÓ N COMO MERCANCIÓA 39
2. SE DESINTEGRA LA IDEA LIBERAL DE DERECHO A LA EDUCACIOÓ N 41
4. DE COMPETENCIAS SOCIALES A COMPETENCIAS INDIVIDUALES. 42
5. PARADOJA NORTE-SUR. 45
LA GLOBALIZACIOÓ N PIDE OTRO CURRIÓCULO 47
4. REPENSAR EL CURRIÓCULO EN LA DESIGUALDAD QUE GESTA LA GLOBALIZACIOÓ N 57
TEXTO 4 62
TEXTO 5 63
TEXTO 6 63
TEXTO 7 63
TEXTO 8 63
2
TEXTO 9 64
TEXTO 10 64
ESTUDIO INTRODUCTORIO
3
la mejora de su praó ctica y el logro de respuestas viables y pertinentes a los fenoó menos y
situaciones reales de esta. En este sentido, la innovacioó n surge como respuesta al
problema de una realidad preexistente que puede ser mejorada y replanteada, mediante
ajustes y transformaciones en el sistema, orientadas a dar soluciones a todo aquello que
nos produce descontento; sin tener que destruir el sistema cono tal.
Concibiendo las instituciones educativas como un sistema autoorganizado, la
innovacioó n curricular se hace necesaria, para dar respuestas a los retos y desafíóos de hoy,
caminando de la mano con la evolucioó n social y evitando sobre todo, el estancarse en
una estructura fosilizada y descontextualizada.
Por tanto, se debe asumir la formacioó n curricular como un compromiso de
calidad y mejora educativa, a partir de la apertura a paradigmas críóticos y a nuevas
formas de pensar y de operar, que den la posibilidad de brindar una educacioó n de
calidad, pertinente y de cara al nuevo siglo. Esto, nos exige la revisioó n y el
replanteamiento de nuestras formas de concebir el curriculum de importantes temas
tales como: la calidad de la ensenñ anza, la formacioó n permanente del profesorado, el
desarrollo institucional, la cultura del centro, los contenidos prioritarios, la
tranversalizacioó n de valores, las metodologíóas, la evaluacioó n formativa, entre otros. Tal
aspiracioó n implica un cambio cultural, en las ideas y actitudes, en las relaciones, en el
modo de actuar o de sentir.
Asíó, el curso persigue la apertura de espacios de construccioó n de teoríóa a partir de
la praó ctica y la reflexioó n críótica y creativa, para la transformacioó n dinaó mica y abierta de
la realidad educativa que se traduce en un curriculum. Es la posibilidad de crecimiento
profesional e institucional (a traveó s de un proceso multidimensional y complejo), lo que
marca la medida en la que se construyen los curricula conforme avanzan la investigacioó n
las estrategias colaborativas de los miembros de los centros educativos.
4
En esta introduccioó n se plantean algunos elementos relacionados con el
curriculum en sus generalidades y en elementos que condicionan el proceso educativo
desde la planificacioó n.
En primer lugar, se asume una pregunta fundamental: ¿Cuál es el significado del
concepto de currículo? Este es un concepto poliseó mico, por cuanto su significado
siempre estaraó influenciado por la concepcioó n filosoó fica – ideoloó gica que se asuma para
determinar el tipo de persona por formar. Sin embargo, hay que considerar que todas las
posturas teoó ricas que seraó n revisadas tienen un marco social inseparable de las
construcciones educativas desde niveles paradigmaó ticas hasta los niveles de praó cticas
cotidianas.
Por lo tanto, nuestra lectura se hace desde la revisioó n general de concepciones y
teoríóas acerca del curriculum para luego pasar al nivel de la críótica a las teoríóas en tanto
la educacioó n constituye un proceso social tendiente a contribuir en la resolucioó n de los
problemas sociales, en buó squeda de transformar la realidad creando mejores
condiciones de vida para todas las personas que hacen parte de la experiencia educativa.
1
Se entiende por competencia el conjunto de conocimientos (saber), habilidades (saber hacer) y actitudes
(saber estar) ejercidos desde la experiencia humana y necesarios para desempenñ arse en la vida.
6
2- Promover el aprendizaje con el contexto y con uno mismo. Promover la
reflexión crítica sobre la práctica que lleven a la autocríótica, al desaprender y al
reaprender
El curriculum integra tambieó n los variables culturales que sirven para generar
ambientes de aprendizaje (ambiente tranquilo, libertad de accioó n e intelectual, respeto y
relaciones horizontales) que construyan relaciones educativas de confianza y de diaó logo,
fundamentadas en la participacioó n de ambos actores en el proceso educativo.
7
En este aó mbito cultural, la tarea de los y las docentes estaó en asumir, a todo nivel, la tarea
de mediadores y acompañantes del proceso de aprendizaje de los aprendientes y los
retroalimentan y desafíóan permanentemente a dar maó s; buscan apasionarlos y
entusiasmarlos.
TEXTOS FUNDAMENTALES
Texto 1
DEVELANDO EL CURRÍCULO
Bobbitt, influido por los principios baó sicos de F.W. Taylor, sobre la organizacioó n del
trabajo en la industria, trata de aplicar eó stos a la escuela y al campo del curríóculo. Para eó l
la tarea de la ensenñ anza consiste en determinar sus productos y eso requiere establecer
sus objetivos. Su libro se estructura en 6 secciones y 21 capíótulos. Las secciones son:
I - Fines y procesos.
II - Capacitacioó n para la eficiencia ocupacional.
III - Educacioó n para el desarrollo ciudadano.
IV - Educacioó n para la eficiencia fíósica.
V - Educacioó n para el empleo del tiempo libre.
VI - Educacioó n para la intercomunicacioó n social.
El proó logo y los primeros capíótulos del libro estaó n referidos a analizar si la educacioó n
debe ser general o especializada, enfatizando la idea de vincular la ensenñ anza a los
problemas de ejecucioó n praó ctica.
En el campo de la ensenñ anza, senñ ala Bobbitt, es necesario analizar las actividades "de la
vida", es decir, del ser humano contemporaó neo asíó como preparar a los alumnos para
esas actividades.
9
desempenñ o profesional, de las deficiencias en el manejo praó ctico de un saber y de las
formas psicoloó gicas en las que un sujeto aprende.
El criterio para determinar el contenido que debe formar parte de un plan de estudios se
realizaraó a partir de las exigencias que en la vida adulta se le haraó n al individuo para que
tenga un buen desempenñ o social; para lo cual se debe tomar en cuenta tambieó n las
demandas de los empleadores.
Seguó n Salinas (1992) la influencia maó s importante del trabajo de Bobbitt estaó en la serie
de supuestos que plantea -que se han mantenido hasta nuestros díóas- y que constituyen
una forma de racionalidad a la hora de pensar y actuar en la educacioó n. Entre ellos
destaca:
10
En 1949 se publica el libro de R.W. Tyler "Basic Principles of Curriculum and Instruction"
que tuvo un gran impacto internacional, convirtieó ndose, en una obra de referencia
obligada en la literatura especializada sobre el tema. Los planteamientos de Tyler se
identifican con el paradigma tecnoloó gico, respondiendo a una ideologíóa utilitarista de la
eficacia social. La propuesta de este autor se establece a traveó s de la formulacioó n de
cuatro preguntas "necesarias antes de elaborar cualquier curríóculo". (Tyler, 1973, 7-8).
De estas preguntas formuladas, que el autor plantea como guíóa para la elaboracioó n del
curríóculo, se desprende (como plantea Díóaz Barriga, F. 1993) que la identificacioó n precisa
de fines y objetivos educativos es imprescindible y que deben expresarse posteriormente
en criterios que guíóen la seleccioó n del material instruccional, posibiliten determinar el
contenido del programa, elaborar los procedimientos de ensenñ anza y preparar los
exaó menes.
La propuesta de Tyler resulta maó s compleja y elaborada que la de Bobbitt. Si para este
uó ltimo autor lo importante es identificar las actividades especíóficas de la vida del adulto
como objetivos del curríóculo, para Tyler consiste en operativizar, desde la filosofíóa y la
psicologíóa, los objetivos generales que se desprenden de las tres fuentes baó sicas del
curríóculo: el alumno, la sociedad y los especialistas.
Las posibles fuentes de informacioó n para elaborar el curríóculo en el modelo de Tyler son:
En este modelo los objetivos se expresan en teó rminos de conductas del estudiante y la
ensenñ anza es, fundamentalmente, un proceso de cambio de conductas en estos. En
cualquier planificacioó n curricular, afirma Tyler, se "indicaraó a un tiempo el tipo de
conducta que desarrollaraó el estudiante y el sector de contenido o de vida al cuaó l aplicaraó
ese comportamiento" (1973).
11
Un anaó lisis críótico de esta concepcioó n nos indica que el lenguaje de la eficiencia es uno de
sus aspectos destacados, donde la buó squeda de los medios eficientes para conseguir
unos fines anteriormente definidos se convierte en la funcioó n esencial del curríóculo. Este
modelo de racionalidad administrativa y burocraó tica -seguó n sus críóticos- despolitiza el
curríóculo y lo descontextualiza histoó rica y culturalmente.
La polisemia del teó rmino (que posee muchos significados) se refleja en su uso indistinto
para referirse a planes de estudio, a programas docentes y a su instrumentacioó n
didaó ctica, entre otros. "La complejidad del concepto de curríóculo estriba en que ante
cualquier delimitacioó n del mismo siempre hay que definirse con respecto a una serie de
12
disyuntivas, cada una de las cuales da lugar a distintas repercusiones, tanto en el plano
del anaó lisis como en el de las decisiones para la ensenñ anza". (Contreras 1990)
¿Debe proponerse lo que se debe ensenñ ar o lo que los alumnos deben aprender?
¿Es lo que se debe ensenñ ar o aprender, o lo que realmente se ensenñ a y se aprende?
¿Es lo que se debe ensenñ ar o aprender, o incluye tambieó n el coó mo, las estrategias,
meó todos y procesos de ensenñ anza?
¿Es algo especificado, delimitado y acabado que luego se aplica, o es algo abierto,
que se delimita en el propio proceso de aplicacioó n?
Las respuestas a estas y otras preguntas han dado lugar a diferentes definiciones y
conceptualizaciones de curríóculo. Analizaremos algunas de ellas que reflejan la
diversidad de aspectos que abordan.
Tyler (1971) considera el curríóculo como un documento que fija por anticipado los
resultados del aprendizaje de los alumnos y prescribe la praó ctica pedagoó gica maó s
adecuada para alcanzarlos.
Para Jonhson (1981), desde una perspectiva conductual, el curríóculo es una serie
estructurada de objetivos pretendidos de aprendizaje. Es lo que prescribe de forma
anticipada los resultados de la institucioó n. No se ocupa de prescribir los medios,
esto es, las actividades, materiales o incluso el contenido que debe impartirse para
conseguirlos. Al ocuparse de los resultados a conseguir, se refiere a los fines pero
en teó rminos de productos de aprendizaje y no a un nivel maó s general y remoto. En
suma, el curríóculo indica queó es lo que debe aprenderse y no el porqueó debe ser
aprendido.
13
Para De Alba (1994) por curríóculo se entiende la síóntesis de elementos culturales
(conocimientos, valores, costumbres, creencias, haó bitos) que conforman una
propuesta políótico-educativa pensada e impulsada por diversos grupos y sectores
sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios, aunque algunos tiendan a
ser dominantes o hegemoó nicos y otros tiendan a oponerse y resistirse a tal
dominacioó n o hegemoníóa. Síóntesis a la cual se arriba a traveó s de diversos
mecanismos de negociacioó n e imposicioó n social. El devenir curricular es de caraó cter
profundamente histoó rico y no mecaó nico y lineal.
Para Stenhouse (1987) un curríóculo es una tentativa para comunicar los principios
y rasgos esenciales de un propoó sito educativo, de forma tal que permanezca abierto
a discusioó n críótica y pueda ser trasladado efectivamente a la praó ctica.
Tradicionalistas
Esta concepcioó n se caracteriza por una excesiva prescripcioó n (determinar por
adelantado) en funcioó n de la eficiencia. El control y la prediccioó n se plantean como
necesidades de una direccioó n “cientíófica” de la educacioó n. Presenta una concepcioó n
ahistoó rica del curríóculo que no toma en cuenta el contexto social ni las influencias
políóticas e ideoloó gicas que determinan el mismo. Entre sus principales representantes
se destacan las figuras de F. Bobbitt, D. Snedden, W.W. Charters, R. Tyler, H. Taba.
Empiristas conceptuales
Estas concepciones surgen de considerar
la necesidad de una ensenñ anza maó s
inspirada en la estructura de las
disciplinas y en sus procedimientos de
investigacioó n. Lo baó sico para estos
cientíóficos es la estructura del contenido y
es asíó que un grupo de especialistas del
comportamiento, matemaó ticos y
representantes de otras disciplinas, se
colocan a la vanguardia de este
movimiento y se imponen a los
tradicionalistas del curríóculo. La obra de J.
Bruner (1963) "El proceso de la
educacioó n" resulta baó sica en ese
momento.
Reconceptualistas
15
Seguó n Pinar los reconceptualistas tienden a considerar la construccioó n del curríóculo
como un acto inevitablemente políótico. Se plantean desarrollar curríóculos en los que
uno de sus objetivos maó s importantes sea la liberacioó n, la emancipacioó n del ser
humano para que actuó e -activa y democraó ticamente- en su sociedad. Autores como
Mac Donald, Huebner, Pinar, Apple, Giroux, Popkewitz, son figuras representativas de
esta concepcioó n. En este grupo cobra una gran importancia el estudio del curríóculo
oculto, que abordaremos posteriormente.
o La posición perennialista
Representada principalmente por R.M. Hutchins quien afirma que el curríóculo
consiste en el estudio de los “conocimientos permanentes”. Esta posicioó n
plantea que el conocimiento se logra de una vez para siempre. A “la verdad” se
le da un rango de universalidad y por consiguiente, tiene validez ahora y
siempre. La institucioó n educativa es la encargada de contribuir a divulgar y
perpetuar esa verdad.
o La posición esencialista
16
Considera que el conocimiento evoluciona, cambia. Por ello se preocupa por
transmitir a las nuevas generaciones el conocimiento sobre los
procedimientos de las ciencias y las artes. Los esencialistas, a diferencia de los
perennialistas, valoran la importancia de los modernos laboratorios
cientíóficos, de la educacioó n fíósica, las artes plaó sticas, la muó sica, los idiomas
extranjeros, etc. Sus principales representantes son: Bester y W. C. Bagley.
o La posición por
estructura de las
disciplinas
La coincidencia de
una serie de hechos
políóticos y sociales
durante la deó cada de
mediados de los 50 y
toda la deó cada de los
60 influye en el
surgimiento de un
movimiento a favor
de una reforma
curricular basada en
una concepcioó n
disciplinar del conocimiento cientíófico.
17
Estas posiciones que conforman una misma concepcioó n del curríóculo como conjunto
de conocimientos a aprender, ha sido muy criticada por especialistas y educadores
que consideran que la educacioó n implica mucho maó s que la transmisioó n de
conocimientos e informacioó n. Sin embargo, sigue siendo la maó s generalizada, al
menos en la nocioó n que la mayoríóa de personas tiene del tema: curríóculo igual a
programa de estudios.
El peso de estas ideas ha sido tan fuerte en los sistemas educativos a nivel mundial,
que la mayoríóa de paíóses tienen estructurados sus curríóculos por disciplinas o aó reas
cientíóficas -matemaó tica, ciencias naturales, biologíóa, lenguaje…- y durante anñ os han
ido introduciendo maó s contenidos a los programas, precisamente porque ha
imperado el pensamiento de que a mayor cantidad de informacioó n “cientíófica” en el
curríóculo, mayor calidad del proceso educativo.
Estas ideas han provocado que los voluó menes de contenidos a cubrir en cada materia
no permitan maó s que su exposicioó n superficial por parte del educador y su
memorizacioó n mecaó nica de parte de las y los aprendientes.
Los oríógenes de esta concepcioó n de curríóculo pueden ser rastreados en las primeras
deó cadas del siglo XX cuando un grupo de teoó ricos de la educacioó n basados en la
filosofíóa de los modos de produccioó n de las empresas intentan ver su utilidad en el
interior del sistema educativo. Esta filosofíóa tecnocraó tica considera a la educacioó n
como la víóa para mejorar la sociedad pero entendiendo esta labor como la elevacioó n
de la eficiencia en la produccioó n, al margen de la ideologíóa y sin relacioó n con los
valores.
Esta posicioó n tecnoloó gica del curríóculo tuvo tambieó n entre sus promotores a W.J.
Pophan y E.I. Baker quienes identifican al curríóculo como los resultados de
aprendizajes planificados que van a ser responsabilidad de la institucioó n escolar.
Seguó n Gimeno Sacristaó n (1988) el curríóculo desde esta perspectiva aparece: “Como el
conjunto de objetivos de aprendizaje seleccionados que deben dar lugar a la creacioó n
de experiencias apropiadas que tengan efectos acumulativos evaluables, de suerte
que pueda mantenerse el sistema en una revisioó n constante para operar en eó l las
oportunas reacomodaciones”.
Uno de los frutos de este movimiento tecnoloó gico del curríóculo fueron las taxonomíóas
de objetivos, en especial podemos hacer referencia a la elaborada por Benjamíón
Bloom la cual tuvo una gran repercusioó n internacional y motivoó tambieó n fuertes
críóticas.
Seguó n Cascante (1995) esta concepcioó n del curríóculo plantea que las capacidades se
pueden desarrollar al margen de contenidos culturales tradicionales. Dentro de esta
concepcioó n del curríóculo se destacan dos posturas:
21
organizan, progresivamente, las distintas disciplinas que integran el curríóculo.
La institucioó n educativa debe representar la vida actual.
Los presupuestos teoó ricos de esta corriente provienen del psicoanaó lisis y del
campo de la psicoterapia, especialmente de la psicologíóa no directiva de Carl
Rogers. En esta concepcioó n, los curríóculos dejan de tener como objetivo la
socializacioó n del individuo mediante la reconstruccioó n de la cultura, para
convertirse en un acto terapeuó tico o profilaó ctico (de higiene).
22
Esta concepcioó n no directiva ha sido criticada por no tomar en cuenta las
estructuras sociales como condicionantes. Tambieó n son representantes de esta
corriente A.S. Neill y su experiencia de Summerhill.
Esta concepcioó n curricular toma auge en los anñ os 70. En ella se refleja una influencia
de la teoríóa críótica de la Escuela de Frankfurt especialmente de los trabajos
realizados por Horkheimer, Marcuse, Adorno y posteriormente Habermas.
23
Sarup (1990), al distinguir la perspectiva críótica de la tradicional, explica: “La
finalidad del curríóculum críótico es el reverso de la del curríóculum tradicional; este
uó ltimo tiende a naturalizar los acontecimientos; aqueó l intenta obligar al educando a
que cuestione las actitudes y comportamientos que considera naturales. El
curríóculum críótico ofrece una visioó n de la realidad como un proceso cambiante y
discontinuo cuyos agentes son los seres humanos, los cuales, por tanto, estaó n en
condiciones de llevar a cabo su transformacioó n. La funcioó n del curríóculum no es
reflejar una realidad fija, sino reflexionar sobre la realidad social; es demostrar que el
conocimiento y los hechos sociales son productos histoó ricos y, en consecuencia, que
pudieron haber sido diferentes y que pueden serlo auó n.”
Algunas expresiones (Frida Díóaz Barriga, 1993) de esta concepcioó n son las
siguientes:
o Propuesta de Stenhouse
En contraposicioó n al modelo curricular por objetivos, Stenhouse (1975)
considera que es posible un disenñ o curricular racional, fundamentado en la
especificacioó n de principios de procedimiento.
24
procesos de investigacioó n y solucioó n de problemas, trascendiendo la simple
acumulacioó n de saberes acabados. En consecuencia, senñ ala que no deben
preespecificarse ni los objetivos, ni los contenidos de las disciplinas; por el
contrario, es preciso plantearse problemas y temas relativamente amplios,
ademaó s de las estrategias y procesos requeridos para solucionar las
problemaó ticas que les son relevantes. Su propuesta estaó enraizada en un
cuestionamiento profundo de la sociedad.
o Enfoque Reconceptualista
Esta líónea de pensamiento, emparentada con el paradigma hermeneó utico y la
metodologíóa etnograó fica y naturalista (Carlos, 1988), considera de íóndole
praó ctica y no teoó rica los problemas que deben definir el curríóculo. Hace eó nfasis
en el curríóculum vivencial y oculto, no en el formal.
26
Texto 2
PARADIGMA CONDUCTUAL
PARADIGMA COGNITIVO
27
· Modelo de profesor: reflexivo (Pensamientos del profesor).
· Programacioó n por objetivos terminales.
· Modelo de curriculum: abierto y flexible.
· La cognicioó n dirige la conducta.
· Evaluacioó n de procesos y resultados.
· Ensenñ anza - aprendizaje: centrado en el proceso.
PARADIGMA ECOLOGICO
Bijou (1981) precisa en el modelo conductual estos supuestos baó sicos : - El acento
se centra en las interacciones entre la conducta del organismo y los sucesos ambientales,
que son analizados en teó rminos observables y medibles.
Por todo ello diremos que el aprendizaje es algo externo al sujeto y que se deriva
de la interaccioó n mecaó nica con el medio (familia, escuela .... ). Una buena ensenñ anza lleva
necesariamente a un buen aprendizaje. El sujeto es un receptor pasivo de los estíómulos
externos que recibe y asíó aprende.
Gimeno (1982, pg. 162 ss.) critica con dureza este modelo, por las siguientes razones :
Por su parte Eisner (1985, pg. 52) tambieó n critica el paradigma conductual y los
objetivos operativos, del siguiente modo:
30
PARADIGMA COGNITIVO Y APRENDIZAJE
31
estíómulos irracionales (psicoanaó lisis). La inteligencia, la creatividad, el pensamiento
reflexivo y críótico. . son temas constantes en este paradigma.
Que el profesor es un sujeto reflexivo, racional, que toma decisiones, emite juicios,
tiene creencias y genera rutinas propias para su desarrollo profesional.
Que los pensamientos del profesor guíóan y orientan su conducta. (Shavelson y
Stern, 1983)
La evaluación estaraó orientada a valorar los procesos y los productos (no soó lo eó stos
como ocurre en el paradigma conductual) y seraó preferentemente Normativa y criterial
(el objetivo terminal se convierte en criterio de evaluacioó n).
33
A, lo largo de este trabajo volveremos sobre este paradigma que desarrollaremos
ampliamente desde la perspectiva del aprendizaje significativo, estructurando los
contenidos y procedimientos a aprender en forma de redes, esquemas y mapas
conceptuales.
Lortie (1973, pg. 485) define el paradigma ecoloó gico como aquel que describe,
partiendo de los estudios etnograó ficos, las demandas del entorno y las respuestas de los
agentes a ellas, asíó como los modos muó ltiples de adaptacioó n.
A nivel escolar este paradigma estudia las situaciones de clase y los modos coó mo
responden a ellas los individuos, para asíó tratar de interpertar las relaciones entre el
comportamiento y el entorno.
Frente al anaó lisis individual (como ocurre en el paradigma cognitivo) se prima el estudio
del escenario de la conducta escolar y social. Se subraya la interaccioó n entre individuo
y ambiente y se potencia la investigacioó n del contexto natural.
Medina (1988) trata de evidenciar en esta misma líónea los siguientes fenoó menos del
aula :
Pérez Gómez (1987, pg. 215) afin-na que uno de los aspectos maó s significativos del
modelo ecoloó gico es su convencimiento de que la negociación se produce siempre, con
o sin el convencimiento del profesor. El proceso de comunicacioó n y negociacioó n del plan
de actuacioó n supone un momento de transicioó n entre la fase preactiva (programacioó n) y
la fase interactiva (realizacioó n) de la ensenñ anza.
Texto 3
38
Larry Kenem, a quien sigo en este aspecto, senñ ala que la OMC en uno de sus uó ltimos
informes senñ ala ya un nuó mero creciente de paíóses permite la participacioó n privada en la
educacioó n y que podríóa encontrarse la manera de que se rigiera bajo las reglas del
comercio internacional y se senñ ala coó mo internacionalmente el comercio maó s creciente
en educacioó n se da a nivel post-secundaria y educacioó n a distancia. Senñ ala este autor que
las ventajas de producir capital en el aó rea educativa comienzan a ser muy similares a las
que se logran haciendo cine y televisioó n.2
Echemos una mirada a coó mo estaó funcionando la educacioó n a distancia y en queó medida
empieza a ser uno de los instrumentos principales para las discusiones de la Ronda del
Milenio. Ella se estaó llevando a todos lados a traveó s de la tecnologíóa y en el problema de
costo resulta maó s barata su transnacionalizacioó n que cualquier otra educacioó n, ya que
los cursos son desarrollados para un mercado y los costos comienzan a ser recuperados
en el mercado transnacionalizado a partir de muy pequenñ as inversiones y cada vez maó s
con pequenñ a inversioó n adicional estos cursos pueden ser ofrecidos en otros paíóses a muy
bajos costos. Cuando se compara precios con los servidores locales de educacioó n, no es
posible competir en el costo. Esto es maó s evidente en los cursos transnacionalizados de
uso de software propiedad de los grandes productores de informaó tica de Estados Unidos.
2
Kenem, Larry. La globalizacioó n de la educacioó n en las Ameó ricas. Conferencia. IDEA. Quito, septiembre-octubre 1999.
39
Otro punto que se discute en esta Ronda del milenio es el tratamiento de las ayudas
nacionales a los servicios, en donde se plantea “que toda inversioó n extranjera debe ser
tratada como nacional.” Es decir, si una universidad o un gobierno da un subsidio en
educacioó n para algunos sectores, al llegar la propuesta extranjera de universidad bajo
cualquier modalidad a eó sta tambieó n se le deben otorgar los derechos de subsidio que
gozan las nacionales. Si uno analiza con detalle este elemento se da cuenta que se estaó
perdiendo el control de los gobiernos sobre políóticas sociales a traveó s de muó ltiples
mecanismos, como por ejemplo eó ste del tratamiento nacional que al entrar en la loó gica
global de la educacioó n como mercancíóa sigue golpeando la existencia de eó sta como bien
puó blico.
En este capitalismo del nuevo siglo aparece una serie de caracteríósticas que quiero
plantear hipoteó ticamente como desintegradoras de ese viejo derecho a la educacioó n y
reconstructora de una educacioó n que al cumplir otras caracteríósticas deja abierta la duda
de si realmente no hay un retorno a derechos individuales. Desde mi punto de vista, hay
cinco aspectos que hacen visible ese proceso contradictorio:
40
una educacioó n formal de gran peso que busca una cualificacioó n para la competitividad,
para la reestructuracioó n productiva y en uó ltimas para conseguir empleo.
Este giro va a generar una educacioó n que comienza a estar mucho maó s centrada en el
individuo y va a ser eó l quien integre de otra manera su vinculacioó n y determinar el uso
que eó l le va a dar al proceso educativo. No en vano mucho del discurso de las
competencias y habilidades estaó n fundadas en la pura competitividad y en la
empleabilidad desde el horizonte individual.
Toda la idea educativa del pasado estuvo fundada en una integracioó n a procesos
colectivos, es decir, nos hacíóamos miembros del estado-nacioó n, ciudadanos, y en la
vinculacioó n a procesos productivos hacíóamos parte de la construccioó n de la riqueza
social de la nacioó n. Estas competencias sociales hoy son desbordadas y se avanza a la
construccioó n de competencias individuales que buscan fundamentalmente posicionar al
individuo para vincularse al mercado de trabajo, que es muy limitado hoy, precisamente
por el lugar del capital constante.
Estas competencias y habilidades comienzan a ser muy fuertes en el campo de lo teó cnico,
de lo cognitivo y de la gestioó n. Por eso se cambian las habilidades baó sicas del pasado
permitiendo la construccioó n de un discurso educativo para nuestros paíóses (no
desarrollados) como si nuestro proceso fuera simplemente de insercioó n a esa
reestructuracioó n productiva. Por eso aparece tan claramente una secuencia en donde la
educacioó n baó sica dota de competencias. La formacioó n profesional de las habilidades para
la produccioó n y en la recualificacioó n aparece el nuevo asalariado flexible.
Se intensifica la teoríóa del capital humano. Con lo planteado anteriormente a medida que
se descarga en los individuos el acceso a la educacioó n y en cuanto la mayor cualificacioó n
profesional se hace en el aó mbito de lo tecnoloó gico informaó tico, se comienza a generar
41
una fragmentacioó n de las formas de ese capital humano de tal manera que las
competencias en los campos: teó cnico, cognitivo y de gestioó n, son separados de lo que
seríóan los aspectos mucho maó s profesionalizantes que buscan una insercioó n maó s directa
en la produccioó n.
El crecimiento de los anñ os >50 y >70 es todo adjudicado a una forma de capital
humano que estuvo centrado sobre: avance tecnoloó gico, el modelo de Estado de
bienestar y la planeacioó n lograda desde formas de nueva administracioó n centradas
en el capital humano. Es asíó como todo el crecimiento de ese períóodo: Europa
Occidental 4,7; EEUU y Canadaó 6,3; Europa Meridional 6,3; Europa Oriental 4,7;
Ameó rica Latina 5,3; Asia 6,0 y AÓ frica 4,4. Estos hechos fueron generando la idea de
que la educacioó n debíóa cada vez maó s estar integrada al mercado de trabajo y en ese
sentido, mientras maó s cualificacioó n lograran sus habitantes estaba a la base de un
mayor crecimiento. Por eso se desarrolloó en este períóodo toda una relacioó n entre
educacioó n y sectores productivos.
En ese sentido, el capital humano fue visto como una inversioó n de largo plazo que
aumentaba la renta individual y por tanto la social, y la medida para ello era la
expansioó n de los sistemas escolares que se adopta como políótica mundial a lo largo
de los anñ os >60 hasta el 2000. Sin embargo, en el uó ltimo períóodo de tiempo, con la
consolidacioó n de la globalizacioó n bajo su forma neoliberal, que atacoó algunas de las
premisas de existencia de ese capital humano en el períóodo anterior (costos del
trabajo altos, sindicatos poderosos, Estado de Bienestar excesivo, etc.) abrioó un
boquete en el cual entroó la posibilidad del desempleo como un componente central
para garantizar los mayores niveles de acumulacioó n de un capital que comenzaba a
convertirse en transnacional.
Por ello, el empleo como derecho social se habíóa disuelto y se entraba a desarrollar
una serie de capacidades individuales construidas bajo el nombre de competencias y
habilidades, que iban a garantizar que ese individuo se insertara en las posibilidades
que el mercado ofrece saliendo de unas condiciones maó s sociales del trabajo a unas
maó s individuales. Allíó, las políóticas educativas a traveó s de las competencias van a
garantizar la transmisioó n de creencias, de competencias flexibles, que son las que en
uó ltimas van a darle la patente al individuo para que salga a luchar en el mercado del
desempleo por los pocos empleos disponibles.
Es de esta manera como se inicia la real privatizacioó n del aspecto de formacioó n del
capital humano que le habíóa sido asignada a la escuela por las reformas maó s
productivistas de las deó cadas del >60 y del >70. Es decir, en las nuevas condiciones se
42
ha iniciado el proceso de desmoronamiento del derecho a la educacioó n y por lo tanto
la desarticulacioó n del imaginario liberal sobre el lugar de la educacioó n. (3
3
Wallerstein, I. Después del liberalismo. México. Siglo XXI Editores. 1996.
5. Paradoja norte-sur.
Tal vez la ilusioó n mayor que se ha construido con un discurso de optimismo educativo es
plantearnos el mundo del norte como ideal educativo. Sin embargo, las particularidades
de nuestra realidad hacen que esto sea muy difíócil de lograr, porque mientras el mundo
del norte en donde la educacioó n se construyoó como derecho, la educacioó n puó blica
alcanza coberturas entre el 50 y el 88% a todos los niveles, en nuestro continente nunca
se llegoó a estos niveles y en estos momentos hay una tendencia a reducir mucho maó s
cuando la focalizacioó n colocada por el Banco Mundial sobre la baó sica primaria debilitoó la
secundaria, la media y la universidad, haciendo de eó stas cada vez maó s lugares privados y
menos puó blicos.
Igualmente, la falacia de que con las reformas que se establecíóan por el consenso de
Washington iba a ser posible una mayor inversioó n en Educacioó n, es muy difíócil de
realizarse, ya que los problemas estructurales fundados en la inequidad muestran la
imposibilidad de nuestros Estados para hacer estas inversiones. Recordemos coó mo en el
mundo noó rdico las tasas de diferencia entre maó s pobres y ricos estaó n entre 1,4-1,10. En
Ameó rica Latina esas mismas tasas estaó n en relacioó n 1,36-1,46, acercaó ndonos en líómites
de desigualdad en nuestro continente a uno de los maó s grandes del mundo. El caso de
Brasil es bien diciente, dicieó ndose que este paíós es una de las 15 economíóas maó s grandes
del mundo. Sin embargo, cuando se revisa su PBI para 1988 el ingreso per caó pita estaba
en US$2,160 anuales frente a US$18,480 de Alemania, US$19,840 de EEUU, y US$21,020
de Japoó n.
Del mismo modo, un discurso tecnoloó gico igualitarista un poco ingenuo ha venido
movieó ndose en el continente, sin darse cuenta coó mo la nueva tecnologíóa produce una
desigualdad tecnoloó gica en la cual la maó s perjudicada es la escuela puó blica estatal. Hoy
se dice que en Ameó rica Latina soó lo el 5% de sus 550 millones de habitantes tienen
computador. En 1999 soó lo el 2% usoó el internet, frente al 40% en EEUU y el 65% en
Europa, haciendo cada vez maó s grande a traveó s de la tecnologíóa y haciendo que nuestros
sistemas escolares se preocupen maó s por la construccioó n de esas competencias flexibles
que realmente para las creadoras en la tecnologíóa de punta.
Tal vez el punto maó s delicado frente a esa posibilidad de derecho a la educacioó n estaó
planteado en los niveles de escolaridad que seguó n el informe de la CEPALC, para el
latinoamericano promedio estaó n en 6,5 anñ os de escolaridad, promedio que ya teníóan
Francia, Alemania y Paíóses Bajos al comenzar el siglo anterior. Para 1992, la escolaridad
44
promedio de un norteamericano era de 18,04 anñ os; para un japoneó s de 14,87 anñ os; para
un franceó s del 15,96; para un habitante del Reino Unido 14,094
Como vemos con estas puntadas, que pudieran ser ampliadas porque existe informacioó n
suficiente para ello, los planos en que ha sido colocado del derecho a la educacioó n en
estos tiempos es falso, en cuanto el modelo de sociedad que se nos presenta para realizar
ha roto los presupuestos sobre los cuales fue construido este derecho. Pero esto excede
los tiempos de un panel como eó ste, pero coloca al orden del díóa la necesidad de construir
una nueva matriz de organizacioó n que ha de asumir las nuevas tareas para que sea
posible que los maó s pobres no sigan siendo los penalizados en esta sociedad del
conocimiento. En ese sentido, van emergiendo con fuerza propia unas nuevas aó reas de
conflicto en lo educativo que muestran tambieó n la necesidad de transformar la
educacioó n para convertirla en un asunto puó blico de intereó s general. Esto requiere
construir organizaciones y movimientos que recuperando alguno de esos elementos
centrales en los cuales globalizacioó n y neoliberalismo vuelven a colocar su fe en la
escuela haga posible construir de otra manera la educacioó n como un movimiento social
que se construye enfrentando las nuevas hegemoníóas y articulando los nuevos espacios
desde donde es posible plantear la educacioó n como derecho en estos tiempos.
Este ejercicio no podraó ser hecho sino desde las bases mismas de aquellos que en el
capitalismo globalizado penan doblemente por ser pobres y por tener que ir a una
escuela puó blica de baja calidad. En ese sentido es posible plantear la construccioó n de
comunidades educativas por fuera del intento neoliberal de control y asumir gastos por
parte de los padres. Significa tambieó n la capacidad de transformacioó n de las
organizaciones gremiales de los maestros por enfrentar de otra manera las tareas de
reivindicacioó n que en el pasado le fueron trasladadas de lo sindical industrial pero
significa deconstruir la vieja forma de organizacioó n y lucha para reconstruir los nuevos
sentidos desde los nuevos ejes y lugares que se le asignan a la escuela.
Esas tareas, que comienzan a vislumbrarse son cambios profundos en cuanto estamos
frente a una nueva matriz de organizacioó n y de accioó n social generada por los procesos
de globalizacioó n y neoliberalismo y es desde allíó que se requiere deconstruir lo anterior
para reconstruir lo nuevo, que son cambios todavíóa no suficientemente conceptualizados
pero significan un reordenamiento de la accioó n, de la institucionalidad y de los sentidos
y nortes que han sido trastocados por la manera como el capitalismo globalizado
necesitoó reorganizar su escuela para que fuera maó s coherente y uó til a una
reestructuracioó n productiva fundada en una base cientíófica y tecnoloó gica.
4
Maddison, A. La economía mundial 1820-1992. Análisis y estadísticas. Paríós. OECD. 1997.
45
Esas nuevas aó reas de conflicto ya emergen y comienzan a mostrar esos nuevos
escenarios en los cuales ese nuevo protagonismo de la lucha social seraó un campo
abierto lleno de posibilidades. Esto va a requerir reconstruir el caraó cter puó blico de la
educacioó n y por lo tanto este caraó cter de la escuela y del maestro. Igualmente, una
reconstruccioó n del debate educativo y pedagoó gico que le permita al docente construir su
status profesional para estos tiempos ligando esta lucha a una ampliacioó n de lo
econoó mico y lo reivindicativo. Igualmente, se avizora un replanteamiento de la
responsabilidad puó blica y allíó comienza a emerger con particular fuerza una nueva
manera de mirar la eó tica del servicio que debe ser recuperada para dar cuenta de como
se reconstruye en este nuevo siglo no soó lo las formas de lo educativo y lo pedagoó gico,
sino la funcioó n social de eó stas en sociedades como las nuestras, porque sin duda como
dice el profesor espanñ ol:
Por ello, hacer hoy un replanteamiento sobre curríóculo significa entrar en la discusioó n
por la sociedad y el ser humano que se pretende formar en el campo especíófico de las
relaciones sociales escolares y en la escuela que intentamos constituir y hoy en este
traó nsito son procesos en construccioó n sobre el futuro sentido de la globalizacioó n.
Esa disputa va a hacer efectiva la manera como hoy se plantea el futuro eó tico, políótico y
pedagoó gico de la sociedad, y su visibilizacioó n en los procesos escolares y educativos
presentes en las formas del curríóculo. Por ello, plantear este campo como disputa
significa que no estamos en el fin de la historia y que existen muó ltiples formas de
realizarla, asíó como que ellas tambieó n operan en el campo del curríóculo y que hablar de
eó l es reconocer procesos culturales que hoy toman formas multiculturales, opciones
profesionales, formas de estar en la sociedad y ante todo, opciones intelectuales
portadoras de intereses sociales.
46
indicara queó debíóan lograr. Nos convencieron de que esos programas detallados eran el
curríóculo.”5
Por ello, plantearse el problema del curríóculo significa responder a las exigencias maó s
progresistas de:
Cultura comuó n del entorno. Pertenencia a un lugar preciso desde el cual organiza
su mirada del mundo y lee la globalizacioó n, haciendo real lo GLOCAL.
Cultura social de la eó poca. Hoy se levantan nuevos fenoó menos de esa revolucioó n
cientíófico-teó cnica que modifica los entornos inmediatos, introduciendo en
circuitos culturales de consumo y placer.
5
Vasco, Carlos Eduardo. “Curríóculo, pedagogíóa y calidad de la educacioó n”. En: revista Educacioó n y Cultura. Santa Fe de
Bogotaó , D.C.
47
Esta cita de Vasco es muy importante porque en la reflexioó n que traemos nos muestra
coó mo el curríóculo taylorizado suplantoó las muó ltiples interpretaciones sobre eó l y las
formas del poder-saber en los ministerios de educacioó n terminaron imponiendo esa
forma de realizarlo como la verdad universal de lo que era el curríóculo, aspecto que ha
predominado en nuestra realidad hasta nuestros díóas. Por ello, es interesante retomar la
idea de Carlos Eduardo en ese texto para “hacer explotar” esas formas de curríóculo que
se dieron en otras formas del capitalismo y que no corresponden al mundo actual. Por
esta razoó n, iluminados en esa idea de “explotar” llevada a maó s radicalidad como
deconstruccioó n, nos proponemos hacer la reflexioó n sobre los retos para deconstruir-
reconstruir las formas del curríóculo existentes en nuestros cotidianos escolares y
conceptuales, coherentes con estos tiempos de globalizacioó n y de ese capitalismo que
algunos llaman tardíóo.
Los elementos anteriores, entre otros, hacen visible la manera como el curríóculo debe ser
recompuesto en su metodologíóa, en sus principios, en su trabajo, en su concepcioó n. Hoy
el mundo aparece redefinido desde otros paraó metros, con unas ideas base y
fundamentado en procesos, que transforman las bases de la sociedad en las que surgioó
originariamente la idea de curríóculo y que hoy lo hacen aparecer con caracteríósticas
radicalmente diferentes. Las principales seríóan:6
6. Muó ltiples puntos de vista sobre los elementos, lo que hace relativa la verdad.
6
Retomo y desarrollo algunos elementos del libro Currículo y Postmodernidad de Editorial Meó dica de Porto Alegre,
Brasil.
48
7. Velocidad del cambio en el conocimiento y la informacioó n, en transformacioó n
permanente.
Entremos a observar algunos elementos del mundo que cambian como consecuencia de
la revolucioó n cientíófico teó cnica (microelectroó nica) y de las transformaciones que genera
la globalizacioó n en campos anexos al hecho educativo, y la manera como van a afectar
nuestros entendimientos de los procesos y los elementos constitutivos del curríóculo.
Durante mucho tiempo la existencia de esta escuela fundada en esta forma del curríóculo
exigioó una confianza casi ciega en la teoríóa y en las verdades de la ciencia, que fue
trasladada a la praó ctica educativa hacieó ndose visible en su manera de comprender los
procesos de la instruccioó n y del ensenñ ar. Hoy, con la crisis de paradigmas se nos plantea
que los problemas del conocimiento deben ser tratados de otra manera, en cuanto al ver
la especificidad concreta de los fenoó menos cientíóficos y sociales hay situaciones sujetas a
cambios inesperados, en cuanto la praó ctica investigativa estaó en permanente expansioó n,
generando resultados nuevos cada díóa.
Estos modelos no lineales que hoy han hecho su presencia en la fíósica cuaó ntica, la
matemaó tica críótica (caos-azar 7) han introducido una forma de mirar que rompe la
mirada tradicional y desde luego, la manera de relacionar teoríóa y praó ctica que nos
llevan a replantear la forma de existencia de los modelos universales y totalizantes, del
conocimiento, a la vez que rompe con una epistemologíóa positivista de larga tradicioó n en
los denominados “meó todos cientíóficos”, donde el conocimiento existe
independientemente del conocedor y su uó nico camino es ser descubierto y validado.
Las transformaciones antes senñ aladas van a cambiar el eó nfasis y la relacioó n teoríóa-
praó ctica, ya que en el universo escolar pareciera que la teoríóa siempre precede a la
praó ctica, por eso ensenñ a verdades y leyes deterministas. Y todos los experimentos en
esta líónea de modelos no lineales ni deterministas (sobre los que no estaó fundado el
conocimiento escolar) pueden proceder de otras maneras de mirar la praó ctica, lo que
significa ir por otros caminos diferentes a los convencionales. Por ejemplo, en la teoríóa
del equilibrio en el autor antes mencionado. Esto no significa la negacioó n de la teoríóa ni
la separacioó n de la praó ctica, sino el surgimiento de teoríóas que a manera de verdades
relativas constituyen un nexo diferente con la praó ctica.
7
Prigogine, Ilya. El fin de las certidumbres. Santiago de Chile. Editorial Andreó s Bello. 1997
49
Por ello el concepto de transformacioó n se va a convertir en central para una nueva idea
de curríóculo, tomada eó sta como construccioó n, en donde materiales, procesos, ideas,
participacioó n no son ya elementos prefijados. Esto hace que los viejos puntos de partida:
libros, guíóas, departamentos de educacioó n, organizadores, tengan que estar en un
proceso praó ctico de transformacioó n y construccioó n permanente, haciendo real la idea de
proceso
Venimos de una mirada donde la teoríóa sobre la produccioó n del conocimiento nos senñ ala
coó mo la realidad es determinada y descubierta por ciertos meó todos y para ello la loó gica
analíótica gobierna nuestras metodologíóas, nuestra epistemologíóa y nuestra
manifestacioó n pedagoó gica. Por ello nos ha acompanñ ado siempre una forma de praó ctica
pedagoó gica en donde las explicaciones emergen como claras y verdaderas y el maestro
como portador de ellas. Ahora, por el nuevo camino, tomados en el sentido de la
reflexioó n anterior (sobre la praó ctica), nos lleva por un una buó squeda investigativa en
donde la entrada al conocimiento va a significar maó s un campo de creatividad y de
construir una capacidad permanente para moverme en un mundo al que interrogo en
forma creativa y siempre estaó construyendo nuevas explicaciones.
Es tambieó n salir de las explicaciones claras y distintas del mundo de la certeza que desde
la forma del pensamiento geomeó trico de Euclides nos ha ido entrando en un agregado de
50
verdades absolutas de caraó cter sumativo. Allíó aparecen con fuerza otras maneras de
entrar al conocimiento diferentes a la de los paradigmas como verdad. Por ello aparecen
ideas como las bifurcaciones de Serres, en donde es posible ir al conocimiento por otros
caminos, no los tradicionales. Es el camino de los inventores. Como los de la complejidad
de Morin, en donde si oíómos los ruidos que nos hacen preguntas críóticas sobre las
maneras de ir por el mundo podremos construir nuevas realidades no fundadas en
modelos. Como los de la críótica a la modelizacioó n en fíósica, que desde la introduccioó n del
principio de la incertidumbre nos plantea un conocimiento abierto a nuevos lugares y no
siempre fijo.
Asistimos desde el mundo matemaó tico, bioloó gico y, en general, de las disciplinas del
saber, al surgimiento de un mundo en el cual las verdades y las leyes aparecen como
conceptos convencionales con un grado de validez relativo (despojado de su caraó cter
universal), ya que lo es soó lo al interior de donde se producen sus proposiciones. Es decir,
se quiebra el modelo fíósico sobre el que se constituyoó la idea de curríóculum cientíófico en
sus oríógenes en el mundo sajoó n.
Esto nos lleva a encontrar caminos para replantear los contenidos escolares desde una
perspectiva diferente a la verdad absoluta transmisible para desarrollarlos como
buó squeda y construccioó n y con unos principios del conocimiento que exigen deconstruir
nuestra vieja manera de relacionarnos con ellos. Igualmente, nos lleva a desaprender de
esos meó todos de ensenñ anza construidos como modelos para ser repetidos; tambieó n
nuestros modelos de relacionar teoríóa-praó ctica, abiertos a que las maneras de
elaboracioó n no tiene caminos uó nicos, abriendo las puertas de la investigacioó n como una
construccioó n y un aprendizaje permanente en el mundo escolar.
Quizaó uno de los lugares en donde se han dado transformaciones maó s fuertes en el
conocimiento es en el mundo de la biologíóa y de la psicologíóa. Este proceso, senñ alado por
algunos bioó logos como de auto-poiesis, nos habla de que todos los seres vivos se
desarrollan mediante sistemas de auto-organizacioó n. Esta mirada, va a romper con la
mirada evolucionista y lineal del mundo vista como de progreso permanente y al infinito.
La idea de auto-organizacioó n nos muestra que los seres vivos ante momentos de
perturbacioó n, de problemas, de alteraciones, genera internamente otras formas de
organizacioó n. Maturana afirma que es ahíó donde se generan las transformaciones en los
seres vivos, haciendo que la situacioó n de perturbacioó n manifestada visiblemente como
un desequilibrio sea la que impulse a gestar esas otras nuevas formas de organizacioó n.
51
Esta mirada devuelve al escenario la construccioó n derivada del conflicto, haciendo de
eó ste la base de la transformacioó n.
Esto va a implicar que tendremos que educar la expectativa y el aprender a mirar de otra
manera para acostumbrarnos a ver el cambio y en uó ltimas, para mirar maó s seriamente a
nuestros muchachos y las ideas de ellos, en permanente crecimiento y va a exigir
transformar los instrumentos que utilizamos para lograr la concrecioó n educativa, ya que
didaó cticas, teó cnicas, pasan a convertirse en dispositivos culturales de poder y de saber,
dejando de ser simples instrumentos teó cnicos.
Algo que comienza a perfilarse con los fenoó menos de la multiculturalidad es la manera
como aparece la necesaria superacioó n de una estructura calvinista y religiosa de la
escuela centrada en la virtud; y por su papel en el pasado de la escuela actual, como
antecedente de ella muy presente en el curríóculo con una concepcioó n muy precisa de
naturaleza humana de corte sajoó n.
Venimos de una visioó n particular que entiende el control y su definicioó n en teó rminos de
imposicioó n externa, norma que se impone y debo acatar. En ese sentido, el modelo
52
escolar ha estado centrado en una autoridad externa que sujeta y por ello, por maó s que
hablemos teoó ricamente en nuestros proyectos de formar individuos autoó nomos, la
manera como se construyen las reglas disciplinarias es de una moral construida
heteroó nomamente, en donde hay una sujecioó n a la autoridad, que en alguna medida en el
uó ltimo tiempo se hace maó s visible como corresponde a un modelo de naturaleza
controlada por la ciencia y la civilizacioó n.
Hoy aparece con fuerza un paso a la autonomíóa, al auto control, al control interno y esto
emerge de las interacciones, en donde la autoridad se construye desde adentro, fruto de
la capacidad de construir normas y acuerdos colectivamente. Por ello toda la teoríóa de la
interculturalidad y la multiculturalidad van a plantear la difíócil relacioó n en las sociedades
de poder entre iguales pero diferentes, haciendo de esta uó ltima uno de los elementos
centrales de la constitucioó n del pluralismo como forma de vida y de construccioó n de
sentidos. En esta perspectiva se va a reorganizar y replantear tambieó n el problema de la
manera como la desigualdad se recompone desde el discurso de la diferencia, en cuanto
olvida el poder circulando en esos aó mbitos en los cuales no hay espacio para pensar en la
autonomíóa en las praó cticas de los actores sociales.
Para el mundo escolar significa una fuerte reestructuracioó n de los roles tradicionales del
maestro-estudiante. Por eso cambia la idea socioloó gica y territorial de comunidad
educativa, para ser reconstruida como comunidad de buó squeda de sentido comuó n para
los actores comprometidos con intereses compartidos y críótica para reconstruir el tejido
de la realidad, modificado por todos estos cambios de los cuales hemos hablado en esta
enumeracioó n. Tambieó n va a ser la posibilidad de desenvolver la autoridad y el control
como un juego de construcciones en vez de verlo como una imposicioó n externa. En
concreto, se asiste a una transformacioó n de la idea de autoridad.
Esto significa la transformacioó n de los elementos con los cuales se habíóa constituido el
modelo de planeacioó n tradicional del tipo de organizacioó n escolar fundado sobre
objetivos terminales curriculares de tipo cerrado y va a exigir que el curríóculo respete la
actividad de planeamiento del individuo para que pueda ir construyendo sus procesos en
forma interactiva y participativa, dando pie a la descentralizacioó n curricular.
En ese sentido, va a surgir una planeacioó n maó s orientada por la accioó n entendida como
construccioó n y proceso realizado por la comunidad educativa. Este entendimiento va a
hacer visible, en las praó cticas escolares, la flexibilidad, los posibles cambios de miradas, y
las bifurcaciones en el saber y conocimiento, todo ello reorganiza el sentido de la
proó xima actividad en el aula y del conocimiento. Por ello va a tener una secuencia maó s
amplia en cuanto surge de la accioó n entendida de otra manera y busca construir
conocimiento fundamentado y abierto a otras lecturas, no solamente tecnocraó tico y de
resultados, les va a permitir a los estudiantes un repertorio creciente de descripciones
alternativas.
Por eso estos planes van a transformar su loó gica y su formulacioó n y van a ser escritos no
en caraó cter prescriptivo, sino de una manera general, libre, un tanto indeterminados, es
decir, van a contener dentro de ellos mismos la flexibilidad de los procesos sociales y que
se le exigen a una escuela transformada, adoptando metodologíóas de planeacioó n que
correspondan maó s a una loó gica de buó squeda, creacioó n e investigacioó n que a resultados
operatorios cerrados, lo que no significa que ellos (los operatorios) desaparezcan.
Pudieó ramos decir que todos estos elementos se inscriben en el paradigma cartesiano
newtoniano, que va a ser el que se transforma como fruto de los desarrollos de las
distintas disciplinas en este final de siglo, en el cual el conocimiento aparece como
limitado, creado por los expertos a traveó s de unos procedimientos metodoloó gicos
ordenados, racionales, con una linealidad cientíófica. Y cuando este meó todo llega a la
educacioó n, aparece como si lo que hay que evaluar fuera:
Por eso la evaluacioó n por notas y a traveó s del examen, lo que siempre ha medido es la
apropiacioó n de esa transmisioó n fundada en la memoria y por lo tanto mide el deó ficit
entre el curríóculo presentado y el curríóculo adquirido, la mayoríóa de las veces como
contenidos e informacioó n, terminando con un curríóculo de deó ficit y orientado por la
medicioó n. Asíó es como siempre va a suponer ese conocimiento uó nico, una norma ideal
definida y la asimilacioó n que hago de esto.8
En esa medida, uno de los problemas centrales de una reformulacioó n curricular para
estos tiempos va a ser el coó mo construir una evaluacioó n para un conocimiento y una
realidad que de acuerdo a los uó ltimos desarrollos de la ciencia va a estar siempre en
flujo, siempre en interaccioó n, y siempre en una dinaó mica de transicioó n. Esto significa
romper con el modelo de normas ideales y control para construir verdaderamente como
praó ctica curricular el conocer coó mo se conoce.
Significa aprender a conocer las estructuras que se disipan, la manera como por la
transformacioó n de ese flujo permanente, los objetivos no son terminales sino
reintroducidos en el proceso y dentro de un sistema en permanente cambio. Poder
apreciar las diferencias míónimas del crecimiento procesual en el tiempo, que signifiquen
ruptura cognitiva y discrepancias mayores o menores para ir hacia otros lugares. Esto
significa nuevos tipos de precisioó n y de logros en el proceso, buscando la manera como
se ha avanzado en construir en los ninñ os y joó venes de estos tiempos las competencias
baó sicas generativas (policognicioó n) para poder cambiar en medio del cambio.
8
Para ver el modelo de examen, recomiendo el anaó lisis de su origen histoó rico que hace Michel Foucault en su texto:
Vigilar y Castigar.
55
Es la pregunta por si somos capaces de construir sistemas abiertos de evaluacioó n que
nos muestren esa multiplicidad de procesos, construcciones y de diferencias dentro de
esos paraó metros de grupos aparentemente semejantes (enfrentar la vieja
homogeneizacioó n escolar) para que emerja lo diferente de los procesos. Significa ver con
maó s focos, con mayores redes, y con nudos totalmente variados con nuevas
interrelaciones. Significa no separar a los perdedores de los ganadores, construir la
evaluacioó n como una negociacioó n, con un ambiente comuó n de participacioó n para la
transformacioó n.
Esto hace que el profesor sea importante, pero no el centro del proceso. Es tener la
capacidad de recuperar la críótica de los procesos para transformar la experiencia de los
sujetos para tomar como base sus logros, para relanzarlo en una aventura cognitiva, lo
que en uó ltimas significa la construccioó n de comunidades sociales dinaó micas con
capacidad de dialogo y critica permanente que refundan el sentido de la comunidad
educativa, pero en forma especial a la comunidad acadeó mica y mediante una negociacioó n
cultural como dinaó mica que le permita afrontar el conflicto y en el ejercicio de evaluar le
otorgue la posibilidad de desarrollar poderes intelectuales y sociales, haciendo efectivo
el empoderamiento de los estudiantes en una sociedad en la cual el saber se convierte en
poder en este fin de siglo.
Cuando hago esta reflexioó n, no puedo dejar de lado coó mo ha sido construido el curríóculo
dominante en nuestras escuelas, desde que la educacioó n de masas se ha organizado en el
uó ltimo siglo a traveó s de la universalizacioó n de la escuela baó sica. Allíó estaó presente una
concepcioó n del ser humano, de praó cticas culturales y educacionales de hombres
europeos y norteamericanos de clase media pensados para producir. Esta forma de ser
humano, que durante muchos anñ os acompanñ oó la idea de curríóculo centralizado, va a
significar una deconstruccioó n larga y por momentos dolorosa para poder construir la
simbiosis universalidad-particularidad local, haciendo de nuestra buó squeda un camino
mucho maó s largo que el planteado por la simple adecuacioó n del plan de estudios, y va a
significar tambieó n pensar la globalizacioó n desde nuestras especificidades
latinoamericanas, buscando construir una globalizacioó n alternativa a la capitalista.
Por eso aprender bien en las escuelas de los pobres va a requerir un cambio para ver la
manera como el contenido es determinado por las especificidades de nuestros medios y
con una pedagogíóa que deó cuenta de las particularidades de nuestros alumnos. Esto
significa un cambio hacia curríóculos que se mueven maó s en el horizonte de la
negociacioó n cultural dentro de una praó ctica escolar maó s participativa y por lo tanto con
curríóculos maó s flexibles y experimentales.
Por eso, el proceso no puede ser distribuir el mismo curríóculo hegemoó nico en cuanto a
quieó n requiere cuaó nto, sin hacerse la pregunta por un qué fundamental, y es pensar un
curríóculo del punto de vista de los maó s pobres que desde esa especificidad sirve para la
organizacioó n y produccioó n del conocimiento universal en general. Es decir, es la entrada
a lo universal desde las loó gicas muó ltiples y multiculturales en las cuales se mueven los
joó venes que atendemos en nuestras escuelas.
La idea de R. W. Connell,10 de justicia curricular nos ayudaríóa mucho. Para eó l, esta justicia
significa la tendencia de una estrategia educacional para producir maó s igualdad en el
conjunto global de las relaciones sociales, a las cuales el sistema educacional estaó
vinculado a traveó s de las relaciones sociales escolares especíóficas. EÓ l senñ ala dos
estrategias para garantizar esto:
9
Este aspecto he retomado de mi ponencia al Congreso Internacional de Fe y Alegríóa de 1997: “Educacioó n popular y
escuela en tiempos de globalizacioó n”.
10
Connell, R. W. “Justicia, Conhecimiento e Curríóculo na Educaçañ o Contemporanea”. En: Silva, L. H., J. C. Azevedor (org).
Reestructuração Curricular. Teoria de Práctica no Cotidiano da Scola. Petroó polis. Vozes. 1995. Paó gs. 11 a 35.
57
o Un criterio de poder epistemoloó gico. Es decir, que a las escuelas deben ir las
formas socialmente poderosas del conocimiento, que debaten en el aó mbito de las
distintas disciplinas (pluralismo).
o Seguir el criterio de justicia social. Esto es, un curríóculo que se trabaja en torno a
los intereses de los grupos con una mayor desventaja en la sociedad.
Esto va a llevar a que el curríóculo quede enlazado con la sociedad y no con el simple
ejercicio disciplinario. Y como afirman los educadores del Movimiento de los Sin Tierra
en el Brasil: “Se enlaza con el movimiento social e incorpora el proyecto de futuro .“ 11
Para avanzar en el pensar el curríóculo desde la educacioó n popular, significa levantar una
serie de preguntas que nos lleven por otros caminos:
11
Salete Caldart, Roseli. “Formaçañ o de Educadores e Educadoras No MST: um Curríóculo em Movimiento.” En: revista
Contexto & Educação No.47. Julio-septiembre 1997. Ijui, Rio Grande do Sul. Paó gs. 35 a 61.
58
a. Preguntarnos por coó mo vamos a desmitificar el curríóculo uó nico hegemoó nico
haciendo ejercicios en los cuales los docentes y los planificadores entiendan
que eó l constituye apenas uno dentro de las muó ltiples maneras en las cuales el
conocimiento puede ser organizado para su ejercicio en las relaciones sociales
escolares (ya los neo conservadores han reaccionado diciendo que se estaó
abandonando el verdadero conocimiento y por tanto la verdadera calidad de la
educacioó n).
59
educacioó n popular, que la coloque en el horizonte de las transformaciones eó ticas
requeridas para construir justicia.
Por ello, repensar el curríóculo desde la educacioó n popular significa hacerse una
serie de preguntas que intentan revertir la hegemoníóa de los grupos dominantes en
el campo de la educacioó n y esto puede ser posible a traveó s de un curríóculo
democraó tico.
Palabras finales
No estaó dicho todo y nunca lo estaraó , son apenas palabras balbuceantes sobre uno
de los temas maó s apasionantes para los educadores en este final de siglo. Soy
consciente de que asumir los retos de esta uó ltima parte he hecho mucho eó nfasis en
el conocimiento porque me parece el aspecto maó s dinaó mico de los cambios del final
de siglo que hacen inactual la forma de existencia de la escuela y vuelven
poliseó mico el campo de su realizacioó n bajo formas de relaciones sociales escolares
y que tiene repercusiones en el aó mbito del plan de estudios, en cuanto no es el
simple dar cuaó ntas horas a X oY materia, sino que asistimos a una transformacioó n
de la forma del conocimiento con profundas repercusiones para todos los que
trabajan con eó l y especíóficamente para los trabajadores de la Educacioó n.
60
En razoó n de esto hoy se abren para resolver por otros caminos diferentes a los de
ayer, las maneras del conocimiento de la eó poca las formas del proceso escolar para
que sirvan al mundo que nace y no al mundo que muere. Por eso la escuela es hoy
campo de disputa de concepciones manifestadas en la forma praó ctica en que se
reconstruyen las rutinas cotidianas y las sesiones escolares, por lograr hacer de
ella un lugar que deó cuenta de nuestra manera como entendemos el mundo, como
sonñ amos el desarrollo y en uó ltimas, de la concepcioó n de la vida que tenemos, del
papel de hombres y mujeres acaó en este momento de la historia.
Bellamente ya estaó expresado como formulacioó n de este mundo que nace recreado
y alimentado desde el conflicto y he desarrollado en estas paó ginas anteriores, por
el premio Nobel de quíómica Prigogine, cuando dice:
"Pero, en este fin de siglo, somos cada vez más los que estimamos que
las leyes fundamentales son irreversibles y aleatorias, mientras que las
leyes determinísticas irreversibles, de las que no discutimos su
existencia, no se aplican más que a situaciones límite: procesos
ejemplares, en el sentido en el que lo son los cuentos simplificados que
les presentamos a los niños antes de confrontarlos con problemas
reales.
Texto 4
12
Prigogine, Ilya. “¿Un siglo de esperanza?”. En: El tiempo y el devenir. Barcelona. Gedisa. 1992. Paó g. 171.
61
Texto 5
Textos complementarios
Texto 6
Texto 7
Texto 8
62
Incluido: Laverde, M.C. (2004) Debates sobre el sujeto. Perspectivas
contemporaó neas. DIUC: Bogotaó
TEXTO 9
TEXTO 10
63