Vous êtes sur la page 1sur 3

Declaración de Juan José Bautista

(Introducción general de edad, ocupación, estudios)

A Silvia la conocí cuando entró a trabajar al estudio. A ella la habían asignado como pasante al
grupo de trabajo en el que estamos con Bruno. Me gustaba poder ayudar, yo también empecé así
al fin y al cabo y, además, al estudio le venía bien tener una buena reputación en este sentido, así
que siempre me encargaba de integrarlos al trabajo.

Así fue como empezamos a tener trato diario. Era muy responsable en el trabajo, respecto de los
casos, a mí me parecía una chica inteligente, muy capaz, siempre venía con preguntas, pedía mi
opinión. Sentía algún tipo de admiración de parte de ella que me gustaba. Era además joven y
atractiva, eso era evidente, yo disfrutase de su compañía y ella de la mía. En una ocasión nos
quedamos trabajando hasta tarde en el estudio y me preguntó si quería compartir unas papas del
bar de la esquina, le gustaban mucho esas papa-fritas. Le dije que sí, fue, volvió, comimos juntos,
fueron pasando las horas, estábamos cada vez más cansados pero sabíamos que teníamos que
seguir trabajando. Entre la hora que era, la presión que teníamos encima por el caso, se fue
generando una cierta confianza que hasta ahí no había sentido de ese modo. Estábamos juntos en
el escritorio de mí oficina. Me acuerdo de prestar atención por momentos a que estábamos muy
cerca y, de repente, nos rozábamos –estando sentados al lado, por momentos pegados, o quizás
íbamos a agarrar un papel y se tocaban nuestras manos-, pero estaba seguro que era todo en mi
cabeza... hasta que, no se, en algún momento ya nos estábamos hablando muy cerca y nos
mirábamos más de lo normal y ella hablaba y yo me distraía mirándola, y me empezó a parecer
que ella se daba cuenta y le divertía, me sonreía por momentos y después intentaba ponerse seria
de nuevo...pero no aguante y le di un beso.... Si bien había habido algunas insinuaciones mutuas
anteriormente, yo tenía mis reservas, soy un hombre casado y nunca había engañado, ni a una
novia.

Y bueno así estuvimos un par de meses, incluso habíamos tenido una discusión en la que yo le dije
que estaba pensando que lo que hacíamos estaba mal, que yo estaba casado. Ella lo tomó muy
mal, me amenazaba con contarle todo a mi mujer. Yo no sabía bien que hacer, pero decidí seguir
un poco más con la relación.

Recuerdo haberle comentado este episodio a Bruno, quería la opinión de un amigo sobre el tema,
pero no estaba seguro si hablarlo ya que era una compañera de trabajo y lo podía comprometer a
él. Sin embargo, lo invité a tomar un trago después de trabajar, lo hacíamos de tanto en tanto.
Estuvimos un rato, yo seguía dudando, hasta que él insistió en que me "notaba con ganas de
decirle algo". Al fin le conté, le conté todo, como empezó, la pelea... el me dijo que nunca se lo
hubiera imaginado, que no me veía haciendo eso y yo le dije que es la primera vez que hacía una
cosa así. Finalmente me dijo que lo mejor sería contarle a mi mujer, yo estaba cansado y habíamos
tomado bastante, le dije que no quería pensar más en eso y me fui para casa.

Después Bruno me quiso sacar el tema un par de veces en la oficina pero, yo lo esquivaba, lo único
que faltaba es que Silvia se enterará de que lo había hablado con gente de la oficina, por más que
fuera mi amigo, nos podían escuchar. Al final concluí que lo mejor sería que le cuente a mi mujer y
lo termine, sabía que me iba a perdonar, le iba a doler y esa sola idea me lastimaba, pero la
conozco mucho a clara, de hecho al día de hoy, pese a todo lo que paso, estamos bien y me apoya
más que nadie..., pero entre que se lo cuente ella o yo, prefería que sea yo y después terminaría
con Silvia.

La tarde del 10 de octubre, fuimos al cuatro estaciones, como siempre lo hacíamos, para pasar un
rato juntos, lejos de todos, sin tener que ocultarnos. Era un hotel cómodo, y yo necesitaba
siempre ducharme después de tener sexo con ella y cambiarme, todavía no le contaba a mi mujer
y no quería que se diese cuenta.

Así fue después de la oficina alrededor de las 19 llegamos al hotel, pedimos una habitación,
subimos. Y a ella me pidió que la desvista, siempre le excitaba eso. Estamos en eso y de repente
entra una mucama del Hotel, con Silvia nos reímos, pidió disculpas, se fue rápido, y continuamos.
Cuando terminamos, alrededor de las 20, se sienta en la cama y me dice que ese día no había
almorzado y que tenía hambre. Yo le digo que pida lo que quiera al servicio del hotel, pero ella me
pidió que fuera a buscar las papa-fritas del bar de aquella vez que lo hicimos por primera vez,
Estaba muy tentada y le quise dar el gusto, había sido un día largo y ella había estado trabajando
desde más temprano que yo.

Me cambié, baje, fui al bar y volví. Al pasar por el lobby al volver recuerdo haberle dicho al de la
recepción que con la cocina que tiene el hotel, ella tenía antojos de papa-fritas de la esquina. No
solíamos charlar, el –me imagino que siguiendo las reglas del hotel- era muy reservado, pero
aunque ninguno dijera nada ya nos ubicábamos los dos, con Silvia estábamos yendo seguido y en
ese horario siempre nos los cruzábamos, así que venía con las papas y se me ocurrió hacer ese
comentario, como un chiste. Me subí al ascensor y le pregunté a un tipo que estaba ahí que hora
era, creo que me dijo que eran alrededor de las 21.10.

Cuando entre la vi en la cama, de costado, imagine que estaba durmiendo – me pareció razonable
en ese momento- y no la quise despertar después del día que había tenido. Aproveche y me di una
ducha, salí y vi que seguía durmiendo. Entonces prendí la tele y enganche justo una película, creo
que era el padrino, me acomode en el espacio de la cama que estaba libre, despacio, para no
molestarla.

Después de un rato, habrá pasado como una hora y media, pensé en revisar mis correos y busqué
mi computadora. La había dejado en el escritorio que está bajo el televisor y no estaba, revise
rápidamente el resto de la habitación, por si Silvia la había agarrado –tenia cosas del trabajo y ella
manejaba mi clave también- y no la encontré. Me empecé a desesperar, todo mi trabajo estaba
ahí, información sobre las causas, sobre mis clientes, todo.

Ahí le pregunto a Silvia y no me contestó, la llamé y no respondió, la volví a llamar y tampoco


respondió. Me acerqué y la sacudí suave para que se despierte, ahí me di cuenta que algo raro
estaba pasando. Me pareció que estaba fría, me empecé a asustar, la sacudí un poco más fuerte y
ahí me di cuenta que tenía unas marcas en el cuello, trate de tomarle el pulso y no tenía. No sabía
qué hacer, no sabía que había pasado, entré en una crisis nerviosa. Pasaban tantas cosas por mi
cabeza, mi mujer, mis hijos, Silvia muerta, el trabajo, que había pasado, me quedé paralizado.

No recuerdo muy bien lo que paso luego o cuánto tiempo paso, si recuerdo la llamada a
emergencias. Llego la policía no se cuanto tiempo después, estaba muy desorientado si bien
estaba muy cansado y desorientado, me acuerdo que no estuvieron demasiado tiempo, porque le
sacaron una foto a Silvia y creo que se llevaron las medias y unas botellas... nada más... después
vinieron a hablarme, yo les explique todo y me dijeron que quedaba detenido como sospechoso
del homicidio.

Vous aimerez peut-être aussi