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11 J O R N A D A S S O B R E B I L A N C I O *
MANUELFERNÁNDEZ-GALIANO
Universidad Autónoma d e Madrid
* Palabras inaugurales a esta reunión científica celebrada en Madrid, los días 10 y 11 de Mayo
de 1982.
bre de su conquista, sino después de ella tónicos, no me atrevo a ser más explícito,
y a través de sus largos ecos póstumos. desde la lejanía de mi calidad de modesto
Tópicos que ciertamente no faltan, filólryy, niientras Luis Caballero no nos
aunque diffcilmente se mantengan en pie hable, magistralmente como lo hará sin
ante la transparente evidencia d e innu- d ida, del t v n a en su ponencia. Bizanti-
merables hechos. Hizantinisnzo, reza el nismo es también -continúa nuestro
diccionario de nuestra Real Academia docto l6xico- afición a discxsiones bi-
Española, es corrupción por lujo en la zant;::~:. Vayamos, pues -esto de los
vida social, y, sin embargo, la ciudad y viajes de lema a lema es servidumbre
el pequeño territorio asediados durante inevital?lc del asendereado manejador de
siglos vivieron en la más extrema a-iste- diccionnrio-, al término bizantino para
ridad o incluso pohreza: luego recorda- leer allí: dícese de las d i s c ~ ~ s i o n ebal-
s
remos una muy aireada anécdota a la días, ini lmpestivas o demasiado sutiles.
que sería fácil añadir cantidad d e otras. Ya estamos. Q i e si el sexo de los ánge-
O corrupción por exceso de ornamonta- les, qiie si iconoclastas e iconólatras, que
ción en el arte, continúa diciendo. Pero si los concilios, que si aquel bendito pa-
u n historiador d e la evolución artística triarca José al que Dios castigó con la
bizantina tan fiable como David Talbot muerte oorque, no sabiéndose las prepo-
Rice se ha puesto en un más adecuado siciones, se dejó convencer por los teó-
fiel de la balanza al señalar que su ver- logos rcmanos, en la inacabable polemica
dadera esencia es la fusión, una no siem- del filioque, de que ex en latín es lo
mismo qiie S U , en griego. Y en estas ca-
pre acertada, pero impresionante mesco-
vilacicnes les sorprendió la jauría, galgos
lanza d e elemenos griegos (delicadeza y
o podencos, de los ejércitos infieles.
elegancia), sirios (fuerza y expresión),
romanos (realismo) y, eso sí, orientales Anécdota, sí, y a m picante. Pero San- %
que traen a la gran ciudad, cruce de cul- tiago Montero Díaz -y aprovecho aquí
triras, la ornamentación formalista, llena esta oportunidad para rendirle, con mo-
d e horror vacui, que conocemos bien en tivo de su reciente jubilación, el home-
nuestra Andalucía, junto a la rigidez he- naje merecido por este gran maestro d e
tantos de entre nosotros- ha señalado
redada d e la escultura anatolia, que en
definitiva iba a plasmarse en ese severo, muy bien lo que de excesivamente esque-
mático tienen conceptos tan divulgados
angélico empuje ascensional d e las fi-
guras y aun los edificios qrie parecen sobre lo bizantino como la estacanda fo-
buscar a Dios. Miguel Angel Elvira nos silización, base de las elucubraciones d e
S ~ e n g l e r ,y la superflua sutileza, inútil
aleccionará sin duda sobre su y nuestro
genial Greco, pero anticipo aquí que para divagación de que hablaba Montesquieu.
Rice, en el toque inefable de España, su i,Inmovilismo? ¿Cómo puede etiquetar-
paisaje y su sociedad, tal vez las es- se así a un gran imperio que a lo largo
peculaciones místicas que por aquí halló de los siglos no hizo otra cosa que adap-
Theotokopoulos e s donde hay que buscar tarse Dor fuerza a los mil avatares a que
los orígenes de su abandono de la escuela le exponían su situación geográfica en la
veneciana y su conversión -copio lite- frontera de dos continentes, el dinamis-
ralmente- en uno d e los últimos, pero mo de sus activísimos enemigos de allen-
también uno d e los mayores pintores bi- de el Bósforo, la frecuente mala voluntad
z a n t i n o ~ .Esto por lo que atañe a la pin- de los occidentales que les mandaron la
tura: en cuanto a los elementos arquitec- devastadora Cruzada de 1204 encandila-
dos de envidia ante los oros u oropeles más, hace años tuve ocasión de ver en
de la corte constantinopolitana, como Istanbul un pésimo dramón compuesto
aquellos zafios embajadores alemanes a para glorificación popular del Fatih, el
los c p e acababa de recibir el usurpador gran conquistador Mehmed 11, cruel, al-
Alejo IM? Un episodio más, por cierto, cohólico y fanático -lo cual no le im-
de la interesante sucesión de visitas de pidió el recibir calurosos y sospechosos
viajeros a Constantinopla que tanta luz elogios del humanista Francesco ~ilelfo---
arroja sobre aquella ciudad y su circuns- cuya figura contrastaba allí, como de-
tancia y en que, sin duda, revistió gran chado de valor y virtud, con una ridícula
interés la de Ibn Battuta de que nos va pandilla de bizantinos blancuchos, lán-
a hablar competentemente Serafín Fanjul. guidos y cobardes. Y, sin embargo, en
¿Sutileza, divagación? Divagaron, sí, pocos períodos de la historia se han acri-
los últimos bizantinos al no cejar en sus solado más los valores humanos que en
luchas religiosas ni aun en los instantes la tremenda agonía de la ciudad conde-
dramáticos del cerco final; todo el mun- nada, en torno a la cual se iba enco-
do cita la «boutade» -de Lucas Notaras, giendo cada día el imperio al compás de
que decía preferir el turbante musulmán las esperanzas, en cuyo ámbito cundía
a la tiara del Papa, pero la verdad e s avasallador el desconsuelo y cuyas fuer-
que a última hora, aunque a regañadien- zas no bastaban ya para enfrentarse con
tes y con distingos, los recalcitrantes la infatigable amenaza. Es una catástrofe
dignatarios de la Iglesia bizantina s e que reúne en sí los ingredientes patéticos
avinieron a la unión con Roma. No sa- de una verdadera tragedia clásica. Lean
bemos qué habría ocurrido tras una hi- Vdes., si no lo han hecho ya, los dos
potética y milagrosa salvación de la ciu- preciosos volúmenes dedicados, bajo los
dad: la historia no se escribe con este auspicios de la Fundación Lorenzo Valla,
tipo de figuraciones; pero el hecho está por el llorado Agostino Pertusi a la caída
ahí. de Constantinopla, con infinidad de viva-
ces relatos procedentes de toda clase de
Esas son algunas de las frases hechas fuentes, también turcas desde luego, y
que pululan por nuestros libros. Y a esto
en que se cataloga una entera galería
agréguese la campaña de descrédito u
omisión que, salvo en círculos muy se- de héroes crepusculares. Teófilo Paleó-
lectos y bien enterados, sigue viva por logo, por ejemplo, protagonista de un
motivos obvios en la Turquía actual. He corto poema d e que sin duda hablará
visitado varias veces este país, tengo cor- Pedro Bádenas cuando nos deleite con
dial relación con él y por ello puedo sin- los inmarcesibles ecos kavafianos, un
ceramente calificar de fea y torpe esa pariente del Emperador que, según Leo-
tergiversación de las cosas griegas, esos nardo de Quíos, fue uno de los pocos en
saltos, a lo caballo de ajedrez, de la pro- defender in extremis la unión de las igle-
paganda y aun los libros escolares, desde sias y más tarde, al ver conquistada la
los hititas hasta Roma sin tocar apenas ciudad, dijo lapidariamente lam perdita
el fabuloso mundo helénico de Anatolia, urbe me uiuere non licet y, después d e
desde lo romano hasta la gloria del xv afrontar luchando durante algún tiempo
y XVI pasando por Bizancio como sobre el peso de los Teucros ---pues así, con
ascuas, desde entonces hasta Atatürk resonancias troyanas, se llama a los Tur-
prescindiendo de los fanariotas y de las cos en las crónicas d e aquellos días-,
comunidades griegas del Asia Menor. Es securi discinditur, fue partido en dos por
un hachazo. Y, sobre todo, el último des- debe acudir al monumental Decline and
cendiente de los Césares, Constantino XII Fa11 de Edward Gibbon y leer allí apli-
Dragasés, caído en las trincheras como cados a Constantino los magníficos ver-
un bravo soldado anónimo. A este res- SGS que dedicó John Dryden a un héroe
pecto, como de costumbre, quien quiera paralelo, muerto en las mismas circuns-
hallar el más bello y patético comentario tancias, don Sebastián de Portugal:
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voz de un colectivo mea culpa de la des- y Píndaro no murieron y Menandro, casi
dichada ciudad, reconoce sus faltas: ¡Sois un cadáver a la sazón, ha resurgido gra-
justo, Señor, y vuestras decisiones son cias a los papiros egipcios.
equitativas! Hemos pecado, hemos viola- Y la huella bizantina es visible por
d o vuestras leyes. Las penitencias que doquier. Aquella corona, caída en el fan-
nos habéis enviado son merecidas. ¡Y no go de las calles de Constantinopla, fue
cSstante, Señor, perdonadnos! Y el futuro recogida por Rusia gracias al matrimonio
Papa Pio 11, Eneas Silvio Piccolomini, s e de Iván 111 con Sofía Paleólogo y vivió
explaya en trenos jeremíacos: Tremit o malvivió hasta 1917, más de un siglo
manus, dum haec scribo, horret animus: después de la desaparición del Imperio
neque tucere indignatio sinit neque dolor de Occidente reinstaurado por Carlo-
loqui permittit. Pero no se trata sola- magno; la religión que l l a m a m ~ sorto- *
mente de los sufrimientos meramente doxa parece mantenerse relativamente
humanos, muerte y destrucción. La agó- firme en la general crisis de hoy; los
nica Bizancio ha buscado instintivamente evocadores ritos y cantos de las viejas
en sus últimos momentos el amparo es- iglesias nos siguen sobrecogiendo con su
piritual de la vieja Hélade; sus monarcas profunda y bella armonía; lo más vivo e
han comenzado a llamarse emperadores interesante de la Literatura bizantina se
de los Welenos; las arengas a los solda- injertó en el mundo renacentista o siguió
dos del día decisivo han hecho resonar perviviendo soterrado por los países de
por última vez en aquel recinto los nom- habla griega en los largos siglos de la
bres gloriosos d e Temístocles o Epami- oprdsión; los hermosísimos iconos de la
nondas. Y el fino humanista Piccolomini Panagía y el Cristo niño sigi!en contem-
piensa en esta continuidad de Bizancio plándonos desde su esplendor con sus
respecto al mundo antiguo y teme que mudos, dulces, pensativos ojos.
los clásicos, tesoros de la Humanidad ¿Y para España? Tanto o más que para
íntegra, s e pierdan para siempre. Nunc cualquier otro país de Europa, y de ahí
ergo e t Homero et Pindaro e t Menandro mis palabras de estímulo inicial. Ya an-
e t omnibus illustrioribus poetis secunda tes hablé de los influjos artísticos; el día
mors erit. Nunc Graecorum philosopho- en que presentamos el Diyenís lance el
rum ultimus patebit interitus. Queda, es usual fervorín, tan ineficaz por cierto
cicrto, un último rayo d e esperanza ante cuando lo escuchó de joven don Migdel
este adviento de la incultura y del Anti- de Unamuno, en pro de la mejor explo-
cristo, la incolumidad de Roma, pero aun tación de los manuscritos bizantinos d e
en tal aspecto hay motivos para el pesi- nuestras bibliotecas; evidente resulta que
mismo. Restabit aliquid lucis apud Lati- ningún helenista que por tal se tenga
nos, a t fatoor neque id erit diutur num puede prescindir de Focio y la Suda y
Por fortuna, Eneas Silvio se equivoca- Pselio y los meritorios filólogos de la
ba. Un beneficio palmario para Occidente edad tridiniana.
---que, por cierto, tan poco había hecho Ni es posible dejar de sentirse atraído
por el Imperio y aún contribuyó a humi- por nuestras no siempre bien conocidas
llarlo y deteriorarlo con las Cruzadas- relaciones con aquella cultura: episodios
fue el abandono d e Bizancio, ante la clara fundamentales, como la expansión occi-
inexorabilidad del desenlace, por parte de dental de Narsds y Belisario, ese heroe
humanistas y códices en busca de tierras romántico d e cuya leyenda popular bi-
a que la marea no llegara. Y así Homero zantina nos va a hablar con su compe-
tencia usual Juan Valero, y que ha se- terno y desenfadado anclar por el mundo
guido siendo espejo de caballeros en las del español como Pedro por su casa, se
creaciopes posteriores de Mira de Ames- apropian y catalanizan los topónimos y
cua, Rotrou, Marmontel y Robert Graves; denominan Estives a la capital d e Beocia
el efímero dominio sobre el Levante es- y Cetines a Atenas como años después
pañol, que nos comentará como especia- sus descendientes de los tercios d e Flan-
lista Luis García Moreno y, acerca del des iban a poner su impronta hispánica
cual, tengo por última que prohibirme a sobre Brujas y Gente y el Henao; nos
mí mismo el dar riendas a la imaginación divierte, digo, y también nos entristece
sobre lo que pudo ser una segunda y más el pensar que entonces pisábamos fuerte
estable Hispania Graeca; las inenarrables y hoy ni pisamos, que entonces llamába-
hazañas, mezcla, como en tantas gestas mos Lila a Lille y Besanzón a Besancon
españolas, d e fechoría y bizarría sublime, y hoy nuestros periodistas y locutores
llevadas a cabo por aquellos héroes ca- nos abruman con sus redichos Aachens
talanes y aragoneses -el mencionado y Regensburgs.
Roger de Flor y Lauria y Muntaner el Y finalmente, porque debo ya terminar,
cronista, y Entenza y Rocafort- cuyos excusado es decir lo muchísimo que al
nombres evocadores nos llenaban los estudio d e nuestra Literatura puede apor-
oídos en la Barcelona de mi niñez, no tar la bizantina, tanto en el caso de la
sólo porque así se llaman las calles del épica popular -los citados Diyenis, Be-
Ensanche, sino porque en la Universidad lisario, etc.-- como en el de la novela
eran manejados los libros dedicados a helenística ----de Teodoro Pródromo, Ni-
sus proezas por Rubió i Lluch o Nicolau celas Eugeniano, Constantino Manasés y
d'Olwer; sin olvidar, entre tanto ((con- Eustacio Macrembolita hasta el Persiles
dottiero)) frecuentemente iletrado, a don pasando por toda la complicada trama d e
Pedro IV de Aragón, que, con intuición los ciclos de Troya, de Apolonio, de Ale-
rara aun en la sociedad culta de su tiem- jandro --como en el d e la fábula, tema
po, admiró la Acrópolis y mandó que se en que Rodríguez Adrados, que lo do-
la respetara; ni omitir tampoco a Juan d e mina, espero que nos sirva d e hilo d e
Urtubia, conquistador de Tebas en 1379 Ariadna desde Esopo hasta el Isopete con
al mando d e una aguerrida compañía Pero Alfonso y el Calila y todas las im-
navarra. plicaciones de este singular genero e n
Soldados d e los que por cierto, y que tánto influyó siempre lo oriental.
perdóneseme una pizca de patrioterismo Muy fértil e s la mies; surjan, pues,
algo jaque, nos divierte -hablo al me- animosos cultivadores y la cosecha s e
nos por mí- ver cómo, en ese sempi- les rendirá ubérrima.
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NFERENCIA EN E L MUSEO ARQUEOLOGlCO NACZONAL
Con motivo del año de El Greco, la bre y recorrerá las siguientes ciudades:
Asociación Cultural Hispano-Helénica h a Cuenca, Jerez, La Coruña, Barcelona, El
organizado una exposición-homenaje de Escorial, y posiblemente Granada y Ma-
artistas plásticos al inmortal cretense. drid, donde s e cerrará el homenaje con
Dicha exposición comenzará en noviem- diversos actos.
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