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1.1.1. ¿Cómo obtener una buena producción de algodón?

La producción de algodón propiamente dicha empieza en cuanto termina la recolección

de la última cosecha. Las primeras labores consisten casi siempre en triturar los tallos,

arrancar las raíces y labrar el suelo. Casi siempre se aplican fertilizantes y herbicidas

antes de preparar la superficie para regar o plantar.

En la obtención de una buena cosecha de algodón intervienen la preparación del suelo,

la humedad del suelo, la temperatura, la calidad de las semillas, las plagas, los

fungicidas y la salinidad del suelo. Plantar semillas de gran calidad en un suelo bien

preparado es esencial para obtener plántulas de crecimiento rápido, uniforme y

vigoroso. Las semillas de buena calidad deben arrojar un índice de germinación del 50

% o más en la prueba de frío. En la prueba de frío y calor, el vigor de la semilla debería

ser de 140 o más. Se recomienda una densidad de plantación de 12 a 18 semillas/metro

lineal para obtener una población de 14.000 a 20.000 plantas/hectárea. Conviene utilizar

un sistema adecuado de medición de plantación para asegurar el espaciado uniforme de

las semillas, con independencia de su tamaño. Los índices de germinación de las


semillas y de crecimiento de las plántulas dependen estrechamente del logro de una

gama de temperaturas de 15 a 38 °C.

Las enfermedades precoces de las plántulas deterioran la uniformidad de la plantación y

obligan a replantar. Los principales parásitos, como Pythium, Rhizoctonia, Fusarium y

Thielaviopsis,

reducen la densidad y abren grandes claros entre las plántulas. Se aconseja plantar

únicamente semillas que hayan sido tratadas de forma adecuada con uno o varios

fungicidas.

Las poblaciones de insectos afectan mucho a la calidad y el rendimiento del algodón. El

control precoz de estas poblaciones es importante para asegurar un desarrollo

equilibrado de los frutos y la vegetación. Proteger los primeros frutos es esencial para

obtener una buena cosecha. Más del 80 % del rendimiento se establece durante las

primeras3ó4semanas de fructificación. Durante el período de fructificación es necesario

vigilar los cultivos al menos dos veces por semana para controlar la actividad y el daño

que estén ocasionando los insectos.

Un programa de defoliación bien gestionado reduce a la mitad de la hojarasca que puede

afectar adversamente a la calidad del algodón cosechado. Los reguladores del

crecimiento, como el PIX, son defoliantes útiles, porque controlan el crecimiento

vegetativo y aceleran la fructificación.

(http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/TextosOnline/Enciclopedia

OIT/tomo3/89.pdf: p 7)

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