A lo largo del tiempo se han desarrollado muchas leyendas de
terror. Existen personas con una energía vibrante. Y con una gran capacidad para percibir emociones. Hay quienes aseguran haber nacido con un sexto sentido muy desarrollado. Que son capaces de vislumbrar entre el pasado los secretos más oscuros de las personas, o los recuerdos más dolorosos. Cuando un ser querido fallece, el vacío que conlleva su muerte es casi inaguantable. No resulta nada sencillo aceptar que no volveremos a ver ni a oír, a esa persona con la que tanto compartimos. Es por esto que algunos, sobre todo cuando se trata de muertes tan violentas e inesperadas. Quieren a como dé lugar tener un momento para despedirse. Existen conexiones con el más allá. Y situaciones que son capaces de demostrar, que los seres humanos somos tan sólo una pequeña parte en este infinito universo repleto de cosas inexploradas. Esas conexiones espirituales que se realizan comúnmente mediante una tabla antigua, denominada oujia. Se consideran realmente peligrosas. Y es que se tiene la creencia de que cuando se inicia una conexión con el más allá, las atormentadas almas en pena hacen lo que sea por intentar salir. Algunos con la intención posiblemente de vengarse de quienes los molestaron. Algunas personas que tienen la capacidad para observar de cerca lo que los demás no son capaces de ver. Si no saben manejar su don con extremo cuidado, pueden resultar realmente afectados. Llegando incluso a ser atormentados por oscuros demonios hasta su muerte. Y es precisamente la leyenda tan oscura e impactante que mostraremos a continuación.
Origen de la Leyenda Urbana
Existe una terrorífica historia sobre una joven adolescente, de nombre Verónica. Era conocida en su calle como una chica tranquila, de aspecto reservado y dócil. Era la hija única del matrimonio de sus padres. Y se cuenta que los padres de la chica, se casaron jóvenes y que aunque habían podido salir adelante bastante bien. Ambos cumplían con largas jornadas de trabajo. Debido a esto, el tiempo que le dedicaban a su hija, era limitado. Se rumora que un día la chica encontró en el sótano, un tablero de la ouija. Y ella, aburrida y curiosa probó a utilizarlo para invocar a su abuela que había fallecido hace más de veinte años. Pero cosas verdaderamente espeluznantes se produjeron en la sesión. Las cosas no salieron bien, el tablero no dejaba de moverse, y una atemorizada Verónica deseaba dejar de jugar. La chica intentó soltar el puntero de la ouija, y al ponerse de pie, algo la golpeó en la cabeza, produciendo su rápida muerte.
Apariciones del Fantasma de Verónica
Se dice que Verónica ahora es un alma atormentada, presa de su propio calvario. Algunos jóvenes curiosos han intentado invocarla y los resultados han sido verdaderamente aterradores. Se cuenta que algunos invocan a la chica utilizando un espejo a media noche, y mientras observan su reflejo musitan el nombre de la chica tres veces. Aseguran que su espíritu aparece, y su rostro atemorizado refleja una gran amargura, que resulta completamente aterradora.