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LA SABIDURÍA

DE
‘A BDU 'L-BAH Á
Conferencias d e París - 1911
LA SABIDURÍA DE
‘A BDU 'L-BAH Á
Conferencias d e París - 1911

‘A BDU 'L-BAH Á

EDITORIAL BAH Á'Í DE ESPAÑ A


Título original en inglés:
Paris Talks
A ddresses Given by ‘A bdu' l-Bahá in 1911

© Asam blea Espiritual N acional


d e los Bahá'ís d e España

Ed itorial Bahá'í d e España


Bonaventura Castellet, 17

08222 TERRASSA (Barcelona)

Portad a: Eva Celd rán Esteban

Prim era ed ición en España: 1996

ISBN : 84-89677-01-8
Depósito Legal:

Im preso en los Talleres Gráficos d e la M.C.E. H oreb,


E.R. nº 265 S.G. - Polígono Ind ustrial Can Trias,
c/ Ram on Llull, s/ n - 08232 VILADECAVALLS (Barcelona)

Printed in Spain - Im preso en España


ÍN DICE

Prefacio a la 1ª edición en inglés .................................................. 9


Introducción ............................................................................... 11

P RIMERA P ARTE

1.- El d eber d e m ostrar am abilid ad y com prensión


a los forasteros y extranjeros .......................................... 17
2.- El pod er y el valor d el verd ad ero pensam iento
d epend en d e su m anifestación en acción ..................... 20
3.- Dios es el Gran Méd ico com pasivo y el único
que proporciona verd ad era curación ............................ 22
4.- La necesid ad d e unión entre los
pueblos d e Oriente y Occid ente ..................................... 25
5.- Dios tod o lo com prend e; Él no pued e
ser com prend id o .............................................................. 28
6.- Las lam entables causas d e la guerra y el d eber
d e tod os d e esforzarnos por la paz ................................ 33
7.- El Sol d e la Verd ad ........................................................... 36
8.- La Luz d e la Verd ad está brilland o sobre
Oriente y Occid ente ......................................................... 39
9.- El am or universal ............................................................. 42
10.- El encarcelam iento d e ‘Abd u'l-Bahá ............................. 47
11.- El m ayor d on d e Dios para el ser hum ano ................... 49
12.- Las nubes que oscurecen el Sol d e la Verd ad .............. 52
13.- Los prejuicios religiosos .................................................. 55
14.- Los beneficios d e Dios para el ser hum ano .................. 60
15.- Belleza y arm onía en d iversid ad .................................... 63
16.- El verd ad ero significad o d e las profecías
concernientes al ad venim iento d e Cristo ..................... 66
17.- El Espíritu Santo, el pod er interm ed iario entre
Dios y el ser hum ano ....................................................... 69
18.- Las d os naturalezas d el ser hum ano ............................. 72
19.- El progreso m aterial y espiritual .................................... 75
20.- La evolución d e la m ateria y el d esarrollo d el alm a ... 78
21.- Las reuniones espirituales en París ............................... 81
22.- Las d os clases d e luz ........................................................ 83
23.- El anhelo espiritual en Occid ente .................................. 85
24.- Conferencia ofrecid a en un estud io d e París................ 88
25.- Bahá'u'lláh ......................................................................... 91
26.- Las buenas id eas d eben transform arse en acción ........ 96
27.- El verd ad ero significad o d el bautism o
con agua y fuego .............................................................. 99
28.- Discurso en "La Alianza Espiritualista" ...................... 102
29.- La evolución d el espíritu ............................................... 107
30.- Los anhelos y las oraciones d e ‘Abd u'l-Bahá ............. 114
31.- Concerniente al cuerpo, al alm a y al espíritu ............. 116
32.- Los bahá'ís d eben trabajar con tod o su
corazón y su alm a para lograr una m ejor
cond ición d el m und o .................................................... 120
33.- Referente a la calum nia ................................................. 123
34.- N o pued en existir felicid ad y progreso verd ad eros
sin espiritualid ad ........................................................... 128
35.- Penas y sufrim ientos ...................................................... 132
36.- Las virtud es y sentim ientos hum anos perfectos ....... 136
37.- La cruel ind iferencia d e la gente hacia los
sufrim ientos d e las razas extranjeras .......................... 139
38.- N o d ebem os d esalentarnos por la pequeñez
d e nuestro núm ero ......................................................... 142
39.- Palabras pronunciad as por ‘Abd u'l-Bahá en la
iglesia d el pastor Wagner (Foyer d e L'Am e) ............. 145

SEGUN DA P ARTE

40.- Los once principios extraíd os d e las Enseñanzas


d e Bahá'u'lláh, d esarrollad os por ‘Abd u'l-Bahá
en París ............................................................................ 153
41.- Socied ad Teosófica ......................................................... 154
42.- El prim er principio: La búsqued a d e la verd ad ......... 162
43.- El segund o principio: La unid ad d e la hum anid ad .. 166
44.- El tercer principio: El am or y el afecto ........................ 169
45.- El cuarto principio: La aceptación d e la relación
entre la Religión y la Ciencia ........................................ 170
46.- El quinto principio: La abolición d e los prejuicios .... 176
47.- El sexto principio: Los m ed ios d e subsistencia .......... 181
48.- El séptim o prin cipio: La iguald ad d e los
seres hum anos ................................................................ 185
49.- El octavo principio: La paz universal .......................... 187
50.- El noveno principio: La no interferencia d e la
religión en la política ..................................................... 189
51.- El d écim o principio: La iguald ad d e los sexos ........... 193
52.- El und écim o principio: El pod er d el Espíritu Santo . 196
53.- Esta grand e y gloriosa Causa ....................................... 200
54.- La últim a reunión ........................................................... 202

TERCERA P ARTE

55.- Disertación d e ‘Abd u'l-Bahá en la Casa d e


Reunión d e la Socied ad d e los Am igos, Lond res ...... 209
56.- La oración ........................................................................ 213
57.- El m al ............................................................................... 215
58.- El progreso d el alm a ...................................................... 216
59.- Las cuatro clases d e am or ............................................. 218
60.- Tabla revelad a por ‘Abd u'l-Bahá ................................. 221
P REFACIO A LA 1ª EDICIÓN EN IN GLÉS
Se ha escrito ya m ucho acerca d e la visita d e ‘Abd u'l-
Bahá, ‘Abbás Effend i, a Europa. Durante su estancia en Pa -
rís en el núm ero cuatro d e la Avenid a Cam oëns, cad a m a -
ñana ofreció breves d isertaciones a quienes se congregaban
d eseosos d e escuchar sus Enseñanzas.
Sus oyentes eran d e variad as nacionalid ad es y d istintos
m od os d e pensar, instruid os e iletrad os, m iem bros d e d ife-
rentes sectas religiosas, teósofos y agnósticos, m aterialistas
y espiritualistas, etc.
‘Abd u'l-Bahá hablaba en persa, y éste era trad ucid o al
francés. De estas d isertaciones, m is d os hijas, una am iga y
yo tom am os notas.
Varios am igos nos pid ieron que publicáram os esas notas
en inglés, pero no nos d ecid im os. Mas, cuand o ‘Abd u'l-
Bahá nos lo pid ió personalm ente, nosotras, por supuesto,
estuvim os d e acuerd o, a pesar d e com prend er que nuestra
plum a "era d em asiad o d ébil para tan elevad o m ensaje".
H em os tratad o d e conservar en nuestra hum ild e presen-
tación en inglés la cualid ad d e espontánea sim plicid ad ex-
presad a en el francés por su trad uctor.
Sara Louisa Blomfield (Sitarih) M ary Esther Blomfield (Parvine)
Rose Ellinor Cecilia Blomfield (N uri) Beatrice M arion Platt (V erdiyeh)

Mont Pèlerin, Vevey


Enero d e 1912

9
IN TRODUCCIÓN

"La Fe establecid a por Bahá'u'lláh nació en Persia a m e-


d iad os d el siglo XIX y ha fijad o su centro espiritual perm a-
nente en la Tierra Santa, com o resultad o d e los d estierros
sucesivos d e su Fund ad or, que culm inaron en su exilio a la
colonia penal turca d e ‘Akká, y su posterior m uerte y entie-
rro en sus vecind ad es..."
"El principio fund am ental enunciad o por Bahá'u'lláh -en
el que creen firm em ente los seguid ores d e su Fe- es que la
verd ad religiosa no es absoluta sino relativa, que la Rev ela-
ción Divina es un proceso continuo y progresivo, que t od as
las grand es religiones d el m und o son d e origen d ivino, que
sus principios básicos están en com pleta arm onía, que sus
objetivos y propósitos son uno y el m ism o, que sus ense-
ñanzas no son m ás que facetas d e una sola verd ad , que sus
funciones son com plem entarias, que sólo d ifieren en los as -
pectos no esenciales d e sus d octrinas, y que sus m isiones
representan etapas sucesivas en la evolución espiritual d e
la socied ad hum ana."
La m isión d e Bahá'u'lláh "es proclam ar que las ed ad es
d e infancia y niñez d e la raza hum ana han pasad o, que las
convulsiones asociad as con su actual etapa d e ad olescencia
la están preparand o, lenta y d olorosam ente, pa ra alcanzar
la etapa d e m ad urez, y anuncian la aproxim ación d e aqu e-
lla Ed ad d e Ed ad es, en que las espad as serán forjad as en

11
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

arad os, en que habrá sid o establecid o el Reino prom etid o


por Jesucristo, y asegurad a d efinitiva y perm anentem ente
la paz d el planeta..."
"La Fe Bahá'í m antiene la unid ad d e Dios, reconoce la
unid ad d e sus Profetas e inculca el principio d e la unicid ad
e integrid ad d e tod a la raza hum ana. Proclam a la necesid ad
e inevitabilid ad d e la unificación d el género hum ano,
afirm a que ésta se aproxim a grad ualm ente, y asevera que
nad a salvo el espíritu transm utad or d e Dios, que actúa en
este d ía por m ed iación d e su Portavoz escogid o, pued e lle -
gar a lograrla. Ad em ás, im pone a sus seguid ores el d eber
prim ord ial d e la libre búsqued a d e la verd ad , con d ena tod a
clase d e preju icio y superstición, d eclara que el propósito
d e la religión es la prom oción d e la am istad y la concord ia,
proclam a su arm onía esencial con la ciencia, y reconoce que
es el agente prepond erante para la pacificación y el progre -
so ord enad o d e la socied ad hum ana. Sostiene d e form a ine-
quívoca el principio d e la iguald ad d e d erechos, oportuni-
d ad es y privilegios para hom bres y m ujeres, insiste en la
ed ucación obligatoria, elim ina extrem os d e pobreza y ri-
queza, suprim e la institución d el sacerd ocio, prohíbe la es-
clavitud , el ascetism o, la m end icid ad y el m onaquism o,
prescribe la m onogam ia, d esaprueba el d ivorcio, enfatiza la
necesid ad d e obed iencia estricta al gobierno d el propio
país, exalta al grad o d e ad oración cualquier trabajo ejecuta-
d o en espíritu d e servicio, aboga por la creación o selección
d e un id iom a internacional auxiliar y d elinea las trazas d e
aquellas instituciones que d eben establecer y perpetuar la
paz universal d e la hum anid ad ."
El hijo m ayor d e Bahá'u'lláh, "‘Abbás Effend i, conocid o
com o ‘Abd u'l-Bahá (el Siervo d e Bahá), d esignad o por Él
com o su sucesor legítim o e intérprete autorizad o d e sus en-
señanzas, Quien d esd e tem prana ed ad había estad o estre-

12
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

cham ente vinculad o a su Pad re, y com partiera su exilio y


tribulaciones, perm aneció prisionero hasta 1908, año en
que, com o resultad o d e la Revolución d e los Jóvenes Tu r-
cos, fue liberad o d e su confinam iento. H abiend o estableci-
d o su resid encia en H aifa, pronto em barcó para su viaje d e
tres años a Egipto, Europa y N orteam érica, d urante el cual
expuso ante vastos aud itorios las enseñanzas d e su Pad re y
pred ijo el acaecim iento d e aquella catástrofe que pronto ha -
bía d e sobrevenir a la hum anid ad . Volvió a su hogar en
vísperas d e la Prim era Guerra Mund ial... En 1921 falleció y
fue enterrad o en el m ausoleo erigid o en el Monte Car -
m elo..."
Shoghi Effendi

13
P RIMERA P ARTE
1

EL DEBER DE MOSTRAR AMABILIDAD Y


COMPREN SIÓN A LOS FORASTEROS
Y EXTRAN JEROS

16 y 17 de octubre de 1911

Cuand o una persona d irige su rostro a Dios encuentra el


sol por d oquier. Tod os los seres hum anos son sus herm a-
nos. N o perm itáis que los convencionalism os os hagan pa -
recer fríos e ind iferentes cuand o os encontréis con personas
d e otros países. N o les m iréis com o si sospecharais que fue-
sen m alvad os, lad rones y ruines. Vosotros pensáis que es
necesario tener m ucho cuid ad o, para no exponeros al riesgo
d e conocer, posiblem ente, a personas ind eseables.
Os pid o que no penséis sólo en vosotros. Sed am ables
con los forasteros, ya sea que provengan d e Turquía, Japón,
Persia, Rusia, China o d e cualquier otro país d el m und o.
Ayud ad les a que se sientan com o en su propia casa;
averiguad d ónd e se hosped an, preguntad les si pod éis pres-
tarles algún servicio, y procurad que sus vid as sean un
poco m ás agrad ables.
De esta m anera, aunque algunas veces lo que vosotros
sospechabais al principio fuese verd ad , procurad ser am a-

17
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

bles con ellos, pues esta bond ad ayud ará a que sean m e-
jores.
Después d e tod o, ¿por qué ha d e tratarse a los extranje-
ros com o si fuesen extraños?
Que tod os los que os conozcan com prend an que sois
bahá'ís, sin que vosotros lo proclam éis.
Poned en práctica la enseñanza d e Bahá'u'lláh d e ser
am ables con tod as las naciones. N o os contentéis con d e-
m ostrar am istad sólo con palabras; d ejad que vuestro cora-
zón se enciend a con am orosa bond ad hacia tod os los que se
crucen en vuestro cam ino.
¡Oh vosotros, los occid entales, sed am ables con aquellos
orientales que vienen a resid ir entre vosotros! Olvid ad
vuestro convencionalism o cuand o habléis con ellos; no es-
tán acostum brad os a eso. A los orientales ese proced er les
resulta frío y poco am istoso. Procurad , en cam bio, que
vuestro com portam iento sea com prensivo. Dem ostrad que
estáis llenos d e am or universal. Cuand o os encontréis con
un persa, o con cualquier otro extranjero, hablad le com o a
un am igo; si está solo, ayud ad le, servid le com placid os; si
está triste, consolad le; si es pobre, socorred le; si está opr i-
m id o, liberad le; si está en la m iseria, confortad le; si así lo
hacéis, d em ostraréis, no sólo con p alabras, sino con h echos
y con la verd ad , que consid eráis que tod os los seres hum a -
nos son vuestros herm anos.
¿Qué provecho existe en estar d e acuerd o en que la
am istad universal es buena, y en hablar d e la solid arid ad
d e la raza hum ana com o un gran id eal?; a m enos que estos
pensam ientos se traslad en al m und o d e la acción, serán
inú tiles.
El m al continúa existiend o en el m und o d ebid o a que las
personas tan sólo hablan d e sus id eales, pero no hacen lo
necesario por llevarlos a la práctica. Si las acciones tom aran

18
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

el lugar d e las palabras, m uy pronto la m iseria d el m und o


d esaparecería para transform arse en prosperid ad .
Una persona que hace m ucho bien y no habla d e ello,
está en el cam ino d e la perfección.
El ind ivid uo que ha realizad o un bien insignificante,
pero lo m agnifica con palabras, vale m uy poco.
Si yo os am o, no necesito hablaros d e m i am or cont i-
nuam ente, pues sin necesid ad d e palabras lo com prend e-
réis. Por el contrario, si no os am o, tam bién os d aréis
cuenta, y no m e creeríais aunque os d ijese q ue os am o con
un m illón d e palabras.
Las personas hacen m ucha profesión d e bond ad , con in -
finid ad d e herm osas palabras, porque quieren que les co n-
sid eren m ejores que sus congéneres, buscand o, d e este
m od o, la fam a ante los ojos d el m und o. Aquellos que ver -
d ad eram ente hacen el bien son los que em plean m enos pa -
labras con referencia a sus actos.
Los hijos d e Dios trabajan sin ostentación, obed eciend o
las leyes d e Dios.
Es m i esperanza que vosotros siem pre tratéis d e abolir la
tiranía y la opresión; que trabajéis sin cesar hasta que la
justicia reine en cad a región, que conservéis vuestros cor a-
zones puros y vuestras m anos lim pias d e injusticia.
Esto es lo que necesitáis para acercaros a Dios, y es lo
que espero d e vosotros.

19
2

EL PODER Y EL VALOR DEL VERDADERO


PEN SAMIEN TO DEPEN DEN DE SU
MAN IFESTACIÓN EN ACCIÓN

18 de octubre

La realid ad d el ser hum ano es su pensam iento, no su


cuerpo m aterial. La fuerza d el pensam iento y la fuerza
anim al son com pañeras. Aunque el ser hum ano es parte d e
la creación anim al, posee un pod er d e pensam iento sup e-
rior al d e tod os los d em ás seres cread os.
Si el pensam iento hum ano aspira constantem ente a las
cosas celestiales, entonces se santifica; si, por el contrario,
este pensam iento no está d irigid o hacia lo alto sino conce n-
trad o en las cosas d e este m und o, se irá haciend o cad a vez
m ás m aterial hasta alcanzar un estad o apenas m ejor que el
d e un sim ple anim al.
Los pensam ientos pued en d ivid irse en d os clases:

1.- Pensam ientos que sólo pertenecen al m und o d el pen-


sam iento.
2.- Pensam ientos que se expresan en acción.

20
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Algunos hom bres y m ujeres se vanaglorian d e sus pen-


sam ientos elevad os, pero si estos pensam ientos nunca a l-
canzan el plano d e la acción, serán infructuosos: el pod er
d el pensam iento d epend e d e su m anifestación en hechos.
Sin em bargo, en el m und o d el progreso y la evolución, el
pensam iento filosófico pued e trad ucirse en las acciones d e
otras personas, aunque los propios filósofos estén incapaci-
tad os o carentes d e voluntad para m anifestar sus grand es
id eales en sus propias vid as. A esta clase pertenece la m a -
yor parte d e los filósofos, cuyas enseñanzas están por en -
cim a d e sus hechos. Ésta es la d iferencia entre los filósofos
que son Maestros Espirituales y aquellos que son sim ple -
m ente filósofos: el Maestro Espiritual es el prim ero en se-
guir sus propias enseñanzas; Él lleva al plano d e la acción
sus concepciones espirituales y sus id eales. Sus pensam ien -
tos d ivinos son m anifestad os al m und o. Su pensam iento es
Él m ism o, y son inseparables. Cuand o encontram os a un
filósofo enfatizand o la im portancia y grand eza d e la justi-
cia, y alentand o a la vez a un m onarca cod icioso en su
opresión y tiranía, inm ed iatam ente nos d am os cuenta d e
que pertenece al prim er grupo; pues tiene pensam ientos
celestiales, p ero no practica las correspond ientes virtud es
celestiales.
Esta situación es im posible con los Filósofos Espirituales,
pues Ellos expresan siem pre sus elevad os y nobles pensa-
m ientos en acciones.

21
3
D IOS ES EL G RAN M ÉDICO COMPASIVO
Y EL ÚN ICO QUE PROPORCION A
VERDADERA CURACIÓN

19 de octubre

¡Tod a verd ad era curación proviene d e Dios! Existen d os


causas d e enferm ed ad : una es m aterial, la otra espiritual. Si
la enferm ed ad es d el cuerpo, es necesario un rem ed io m a-
terial; si es d el alm a, un rem ed io espiritual.
Si d urante la curación, la bend ición celestial está con n o-
sotros, entonces sanarem os, pues la m ed icina no es sino el
instrum ento externo y aparente por el cual obtenem os la
curación celestial. A m enos que el espíritu se cure, la cura -
ción d el cuerpo no será d e valor alguno. ¡Tod o está en las
m anos d e Dios, y sin Él no tenem os salud !
H an existid o m uchas personas que han fallecid o d e la
m ism a enferm ed ad sobre la que habían realizad o estud ios
específicos. Aristóteles, por ejem plo, que hizo un estud io
especial sobre la d igestión, falleció d e una enferm ed ad d el
aparato d igestivo. Avicena fue un especialista d el corazón,
pero falleció d e una enferm ed ad card íaca. Dios es el gran

22
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Méd ico com pasivo, el único que tiene el pod er d e propo r-


cionar verd ad era curación.
Tod as las criaturas d epend en d e Dios, por m uy grand e
que pued a parecer su conocim iento, su pod er e ind epen-
d encia. Observad a los pod erosos reyes d e la tierra; tienen
tod o el pod er d el m und o que se pued e conced er a una per -
sona y, no obstante, cuand o la m uerte los llam a, tienen que
obed ecer, com o cuand o llam a a las puertas d e los cam pesi-
nos.
¡Observad tam bién a los anim ales, cuán im potentes son
a pesar d e su aparente fuerza! Al elefante, el m ás grand e d e
los anim ales, le m olesta una m osca, y el león no pued e evi-
tar la irritación causad a por un gusano. El ser hum ano
m ism o, siend o la form a m ás elevad a d e los seres cread os,
necesita m uchas cosas para su propia vid a; ante tod o, n e-
cesita aire, y si se le priva d e él d urante unos pocos m in u-
tos, m uere. Tam bién d epend e d el agua, d el alim ento, d e la
vestim enta, d el calor y d e m uchas otras cosas. Sobre él se
ciernen m uchos peligros y d ificultad es, a los que no pued e
hacer frente sólo con su cuerpo físico. Si un ind ivid uo o b-
serva el m und o que le rod ea, se convencerá d e que tod as
las cosas cread as d epend en y están sujetas a las leyes d e la
naturaleza.
Sólo el ser hum ano, por su pod er espiritual, ha pod id o
liberarse y elevarse sobre el m und o m aterial y convertirlo
en su siervo.
Sin la ayud a d e Dios, el ser hum ano es com o las best ias
que perecen, pero Dios le ha d otad o con un pod er tan m a-
ravilloso, que siem pre pued e m irar hacia arriba y recibir,
entre otros d ones, la curación d e su Divina Generosid ad .
Desgraciad am ente, la hum anid ad no agrad ece este su-
prem o bien, y se d uerm e en el lecho d e la negligencia, m os-
tránd ose ind iferente ante la gran m isericord ia que Dios ha

23
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m ostrad o hacia ella, apartand o su rostro d e la luz, y s i-


guiend o su cam ino en la oscurid ad .
Es m i m ás ferviente plegaria que vosotros no seáis así,
sino que conservéis vuestros rostros constantem ente vuel-
tos hacia la luz, para que seáis com o antorchas lum inosas
en los rincones oscuros d e la vid a.

24
4

LA N ECESIDAD DE UN IÓN EN TRE LOS


PUEBLOS DE O RIEN TE Y O CCIDEN TE

V iernes, 20 de octubre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Tanto en el pasad o, com o en el presente, el Sol Espiritual
d e la Verd ad ha brillad o siem pre d esd e el horizonte d e
Oriente.
Abraham apareció en Oriente. Fue en Oriente d ond e
surgió Moisés para guiar y enseñar a su pueblo. Tam bién
en el horizonte d e Oriente se m anifestó Cristo. Mu ¥am m ad
fue enviad o a una nación d e Oriente. El Báb nació en Per -
sia, región d e Oriente. Bahá'u'lláh vivió y enseñó en
Oriente. Tod os los grand es Maestros Espirituales aparecie-
ron en el m und o oriental. A pesar d e que el Sol d e Cristo
am aneció en Oriente, Su esplend or irrad ió hasta Occid ente,
d ond e el brillo d e Su gloria pud o verse con m ayor clarid ad .
La luz d ivina d e Su Enseñanza brilló con m ayor fuerza en
el m u nd o occid ental, d ond e se ha extend id o m ás rápid a -
m ente que en la tierra d e Su n acim iento.
En esta época, Oriente necesita progreso m aterial, y O c-
cid ente está falto d e un id eal espiritual. Convend ría que

25
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Occid ente buscase la ilum inación d e Oriente, y que d iera a


cam bio sus conocim ientos científicos. Debe hacerse este in -
tercam bio d e d ones.
Oriente y Occid ente d eben unirse para com plem entarse
uno al otro en lo que les falta. Esta unión traerá consigo la
verd ad era civilización, en la que lo espiritual se expresa y
se lleva a cabo en lo m aterial.
Colaborand o el uno con el otro, reinará u na gran arm o-
nía, tod os los pueblos se unirán, se alcanzará un estad o d e
gran perfección, la unión será firm e y este m und o se co n-
vertirá en un brillante espejo d ond e se reflejarán los atrib u-
tos d e Dios.
Tod os nosotros, tanto d e las naciones d e Oriente co m o
d e las naciones d e Occid ente, d ebem os esforzarnos d ía y
noche con alm a y corazón para realizar este alto id eal, y es-
tablecer la unid ad entre tod as las naciones d e la tierra. En-
tonces tod o corazón será vivificad o, los ojos se abrirán, el
m ás m aravilloso pod er nos será otorgad o, y la felicid ad d e
la hum anid ad estará asegurad a.
Debem os orar para que, por la Munificencia d e Dios,
Persia pued a recibir la civilización m aterial e intelectual d e
Occid ente y que, por la Divina Gracia, pued a retribuir con
su luz espiritual. El esfuerzo incond icional y enérgico d e los
pueblos d e occid ente y oriente unid os, pod rá lograr este re -
sultad o, porque la fuerza y la asistencia d el Espíritu Santo
les ayud ará.
Los principios d e las Enseñanzas d e Bahá'u'lláh d eberían
estud iarse cuid ad osam ente, uno por uno, hasta sentirlos y
com prend erlos con la m ente y el corazón, para que os con -
virtáis en firm es seguid ores d e la luz, verd ad eram ente es -
pirituales, sold ad os celestiales d e Dios, para alcanzar y d i-
fund ir la verd ad era civilización en Persia, en Europa y en el
m und o entero.

26
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Éste será el paraíso terrenal anunciad o, cuand o tod a la


hum anid ad se reúna bajo la tiend a d e la unid ad en el Reino
d e Gloria.

27
5

D IOS TODO LO COMPREN DE;


ÉL N O PUEDE SER COMPREN DIDO
V iernes por la noche, 20 de octubre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Diariam ente se celebran num erosas reuniones en París
con d iferentes propósitos; se d iscute sobre política, com er-
cio, ed ucación, arte, ciencia y m uchos otros tem as.
Tod as estas reuniones son buenas; pero esta asam blea se
ha reunid o para volverse a Dios, para aprend er cóm o tr aba-
jar m ejor por el bien d e la hum anid ad , para encontrar la
m anera d e abolir los prejuicios, y para sem brar la sem illa
d el am or y la herm and ad universal en el corazón d e cad a
persona.
Dios aprueba el m otivo d e nuestras reuniones y nos d a
su bend ición.
En el Antiguo Testam ento leem os que Dios d ijo:
"H agam os al ser hum ano a nuestra propia im agen." En el
Evangelio, Cristo d ijo: "Yo estoy en el Pad re y el Pad re está
en Mí."1 En el Qur'án, Dios d ijo: "El ser hum ano es m i m is-

1 Cf. Jn 14:11.

28
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

terio y Yo soy el suyo." Bahá'u'lláh escribe que Dios d ice:


"Tu corazón es m i m orad a; santifícalo para m i d escen so. Tu
espíritu es el lugar d e m i revelación; purifícalo para m i
m anifestación."
Tod as estas palabras sagrad as nos d em uestr an que el ser
hum ano está hecho a im agen d e Dios; no obstante, la Esen-
cia d e Dios es incom prensible a la m ente hum ana, porque
el entend im iento finito no pued e aplicarse a este Misterio
infinito. Dios lo contiene tod o; Él no pued e ser contenid o.
Aquello que contiene es superior a aquello que es conten i-
d o. El tod o es m ás grand e que sus partes.
Las cosas que un ser hum ano es capaz d e com prend er
no pued en ser m ayores que su capacid ad d e com prensión,
por lo cual es im posible que el corazón hum ano abarque la
naturaleza d e la Majestad d e Dios. N uestra im aginación
sólo pued e visualizar aquello que es capaz d e crear.
El pod er d e com prensión tiene d iferentes grad os en los
d iversos reinos d e la creación. El reino m ineral, el vegetal y
el anim al son incapaces cad a u no d e ellos d e com prend er
otra creación fuera d e la suya propia. El m ineral no pued e
concebir el pod er d e crecim iento d e la planta. El árbol no
pued e entend er el pod er d e m ovim iento d el anim al, ni
tam poco com prend er lo que significaría poseer vista, oíd o o
sentid o d el olfato. Tod o esto pertenece a la creación física.
El ser hum ano tam bién participa d e esta creación; pero
no es posible para ninguno d e los reinos inferiores co m -
prend er qué es lo que tiene lugar en la m ente h um ana. El
anim al no pued e im aginar la inteligencia d el ser hum ano;
él sólo conoce lo que percibe por sus sentid os anim ales; no
pued e im aginar nad a en abstracto. Un anim al no pod ría
com prend er que la Tierra es red ond a, que gira a lred ed or
d el Sol, o la construcción d el telégrafo. Estas cosas sólo son
posibles para las personas. El ser hum ano es la obra m ás

29
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

elevad a d e la creación, la m ás cercana a Dios d e entre tod as


las criaturas.
Tod os los reinos superiores son incom prensibles a los in-
feriores. ¿Cóm o pod ría ser, entonces, que la criatura, el ser
hum ano, fuera capaz d e com prend er al om nipotente Crea-
d or d e tod o?
Lo que nosotros im aginam os no es la Realid ad d e Dios;
Él, el Incognoscible, el Im penetrable, está m uy por encim a
d e la m ás elevad a concepción hum ana.
Tod as las criaturas que existen d epend en d e la Munifi-
cencia Divina. La Misericord ia Divina proporciona la vid a
m ism a. Así com o la luz d el Sol brilla sobre el m und o ente -
ro, así tam bién la Misericord ia d el Dios infinito se d ifund e
sobre tod as las criaturas. Así com o el sol m ad ura los fruto s
d e la tierra y otorga vid a y calor a tod os los seres vivos, así
tam bién brilla el Sol d e la Verd ad sobre tod as las alm as, lle-
nánd olas con el fuego d el am or y la com prensión d e Dios.
La superiorid ad d el ser hum ano sobre el resto d el
m und o cread o se observa nuevam ente en lo siguiente: cad a
criatura hum ana tiene un alm a, en la cual m ora el espíritu
d ivino; las alm as d e las criaturas inferiores son inferiores en
su esencia.
N o existe d ud a entonces, d e que entre tod os los seres
cread os, el ser hum ano es el qu e m ás se aproxim a a la n atu-
raleza d e Dios y, por consiguiente, recibe un m ayor d on d e
la Munificencia Divina.
El reino m ineral tiene el pod er d e la existencia. La planta
tiene el pod er d e la existencia y el crecim iento. El anim al,
ad em ás d e la existencia y el crecim iento, tiene la capacid ad
d el m ovim iento y el uso d e las facultad es d e los sentid os.
En el reino hum ano encontram os tod os los atributos d e los
m und os inferiores, con el agregad o d e m uchos otros. Ad e-

30
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m ás el ser hum ano es la sum a d e tod a la creación anterior,


pues la contiene en su totalid ad .
Al género hum ano le ha sid o conced id o el d on especial
d el intelecto, por m ed io d el cual está capacitad o para reci-
bir una m ayor parte d e la Luz Divina. El Ser hum ano Per -
fecto es com o un espejo bruñid o en el cual se refleja el Sol
d e la Verd ad , m anifestand o los atributos d e Dios.
El Señor Jesucristo d ijo: "El que Me ha visto a Mí, ha
visto al Pad re." Dios hecho m anifiesto en el ser hum ano.
El sol no aband ona su lugar en los cielos para d escend er
al espejo, por cuanto las acciones d e ascend er y d escend er,
d e venir e ir, no pertenecen al Infinito; son m étod os propios
d e los seres finitos. En la Manifestación d e Dios, el espejo
perfectam ente pulid o, aparecen las cualid ad es d e la Deid ad
en una form a que el ser hum an o es capaz d e com prend er.
Esto es tan sim ple que tod os pued en com prend erlo, y
aquello que som os capaces d e entend er, forzosam ente te-
nem os que aceptarlo.
Nuestro Padre no nos hará responsables de rechazar los
dogmas que no estamos capacitados para creer o compren-
der, pues Él es por siempre infinitamente justo con sus hijos.
Este ejem plo, no obstante, es tan lógico, que tod as las
m entes d eseosas d e prestarle un poco d e consid eración
pued en com prend er fácilm ente.
¡Ojalá que cad a uno d e vosotros se convierta en una
lám para brillante, cuya llam a es el Am or d e Dios! ¡Que
vuestros corazones se enciend an con el esplend or d e la
unid ad ! ¡Que vuestros ojos se ilum inen con la refulgencia
d el Sol d e la Verd ad !
La ciud ad d e París es m uy herm osa; sería im posible en -
contrar en el m und o actual una ciud ad m ás civilizad a y
m ejor equipad a en cuanto a d esarrollo m aterial. Pero la luz
espiritual no ha brillad o sobre ella d esd e hace m ucho

31
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

tiem po; su progreso espiritual se halla m uy por d etrás d e


su civilización m aterial. Se necesita un pod er suprem o para
d espertarla a la realid ad d e la verd ad espiritual, para que
su alm a ad orm ecid a reciba el soplo d e vid a. Debéis uniros
tod os en esta em presa, y reanim ar a sus habitantes con la
ayud a d e aquella Fuerza Superior.
Cuando la enfermedad es leve un remedio ligero es sufi-
ciente para curarla, pero cuando la enfermedad leve se con -
vierte en una terrible epidemia, entonces el Médico D ivino
deberá emplear un remedio más fuerte. Existen algunos ár-
boles que florecen y fructifican en climas fríos, otros que ne-
cesitan de los ardientes rayos del sol para que los frutos al-
cancen su completa madurez. París es uno de estos árboles
que, para su desenvolvimiento espiritual, n ecesita de los más
ardientes rayos del Sol del Divino Poder de Dios.
Yo os p id o a tod os y a cad a uno d e vosotros que sigáis la
luz d e la verd ad en las Sagrad as Enseñanzas, y Dios os for -
talecerá con Su Espíritu Santo, para que pod áis superar las
d ificultad es y d estruir los prejuicios que son la causa d e se-
paración y od io entre la gente. Dejad que vuestros corazo-
nes se llenen con el gran am or d e Dios; d ejad que tod os lo
sientan; pues tod os los seres hum anos son siervos d e Dios,
y tod os tienen d erecho a participar d e la Munificencia Di-
vina.
Dem ostrad , especialm ente, el m ayor am or y paciencia, a
aquellas m entes m aterialistas y retrógrad as, atrayénd oles
d entro d e la unid ad fraternal con el esplend or d e vuestra
bond ad .
Si sois fieles a vuestra gran labor, siguiendo al Sagrado Sol
de la Verdad sin titubeos, entonces el bendito día de la her-
mandad universal amanecerá sobre esta hermosa ciudad.

32
6

LAS LAMEN TABLES CAUSAS DE LA GUERRA Y EL


DEBER DE TODOS DE ESFORZARN OS POR LA PAZ

21 de octubre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Espero que tod os vosotros os sintáis felices y bien. Yo no
estoy contento, sino m uy triste. Las noticias d e la batalla d e
Bengasi atorm entan m i corazón. ¡Me asom bro d el salvajis-
m o hum ano que aún existe en el m und o! ¿Cóm o es posible
que las personas com batan d e la m añana a la noche, m a -
tánd ose unas a otras, d erram and o la sangre d e sus sem ejan-
tes? ¿Con qué objeto? ¡Para ganar la posesión d e un ped azo
d e tierra! H asta los anim ales, cuand o pelean, tienen una ra -
zón m ás inm ed iata y m ás razonable para sus ata ques.
¡Cuán terrible es que el ser hum ano, que pertenece al reino
m ás elevad o, pued a rebajarse a m atar y a causar sufrim ien-
to a sus sem ejantes, por la posesión d e un ped azo d e tierra!
¡El ser m ás elevad o d e la creación luchand o por obtener
la m ateria m ás baja, la tierra! La tierra no pertenece a un
pueblo, sino a tod os los pueblos. Esta tierra no es su hogar,
sino su tum ba. ¡Y es por sus tum bas por lo que se pelean!
N o existe en este m und o nad a m ás horrible que la tum ba,

33
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

la m orad a d ond e se d escom ponen los cuerpos d e los seres


hum anos.
Por grand e que sea el conquistad or, por m uchos que
sean los países que red uzca a su esclavitud , no pued e co n-
servar m ás que una parte insignificante d e tierra, ¡su propia
tum ba! Si fuese necesario ad quirir m ás tierras para el m ejo-
ram iento d e la cond ición d e sus habitantes, para la expa n-
sión d e la civilización (para sustituir prácticas crueles por
leyes justas), seguram ente pod ría conseguirse, d e una
form a pacífica, la necesaria extensión d e territorio.
¡Pero la guerra se hace para satisfacer la am bición d e las
personas; por afán d e ganancia m aterial para unos pocos,
causand o una terrible m iseria a innum erables hog ares, d es-
trozand o los corazones d e centenares d e hom bres y m u je-
res!
¡Cuántas viud as lloran a sus esposos, cuántas historias
d e salvaje crueld ad llegan a nuestros oíd os! ¡Cuántos pe-
queños huérfanos clam an por sus pad res m uertos, cuántas
m ujeres lloran a sus hijos asesinad os!
¡N o hay nad a tan d esgarrad or y terrible com o un arr eba-
to d e salvajism o hum ano!
Os exhorto a tod os para que cad a uno d e vosotros co n-
centréis vuestros pensam ientos y sentim ientos en el am or y
la unid ad . Cuand o se os presente un pensam iento d e gu e-
rra, oponed le uno m ás fuerte d e paz. Un pensam iento d e
od io d ebe ser d estruid o por uno m ás grand e d e am or. Los
pensam ientos d e guerra traen consigo la d estrucción d e
tod a arm onía, bienestar, tranquilid ad y felicid ad .
Los pensam ientos d e am or son los forjad ores d e her-
m and ad , paz, am istad y felicid ad .
¡Cuand o los sold ad os d el m und o d esenvainen sus espa-
d as para m atar, que los sold ad os d e Dios unan sus m anos!
Para que la barbarie d e la hum anid ad d esaparezca por la

34
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Misericord ia d e Dios, d ebéis trabajar con pureza d e corazón


y sincerid ad d e alm a. ¡Y no penséis que la paz d el m und o
es un id eal im posible d e alcanzar!
N ad a es im posible para la Divina Benevolencia d e Dios.
Si realm ente d eseáis am istad con tod as las razas d e la
tierra, vuestro pensam iento, espiritual y positivo, se d ifun-
d irá; se convertirá en el d eseo d e otros, fortaleciénd ose cad a
vez m ás, hasta alcanzar la m ente d e tod os los seres hum a -
nos.
¡N o d esesperéis! Trabajad con tesón. La sincerid ad y el
am or conquistarán al od io. ¡Cuántos hechos aparentem ente
im posibles llegarán a suced er en estos d ías! Constantem e n-
te, d irigid vuestros rostros hacia la Luz d el Mund o. Mo s-
trad am or hacia tod os; "el am or es el hálito d el Espíritu
Santo en el corazón d el Ser H um ano." ¡Sed valerosos! Dios
nunca aband ona a aquellos d e sus hijos que luchan, traba -
jan y oran. H aced que vuestros corazones se llenen con el
intenso anhelo d e que la tranquilid ad y la arm onía envuel-
van a este m und o en guerra. Así, el éxito coronará vuestros
esfuerzos y, con la herm and ad universal, llegará el Reino
d e Dios en paz y buena voluntad .
H oy, en este salón, hay personas pertenecientes a m u -
chas nacionalid ad es: francesas, am ericanas, inglesas, ale-
m anas, italianas, ¡herm anos y herm anas reunid os en am is-
tad y arm onía! ¡Que esta congregación sea un presagio d e
lo que, en verd ad , tend rá lugar en el m und o cuand o los hi-
jos d e Dios com prend an que tod os son hojas d e un m ism o
árbol, flores d e un m ism o jard ín, gotas d e un m ism o
océano, e hijos e hijas d e un m ism o Pad re, cuyo nom bre es
am or!

35
7

EL SOL DE LA VERDAD
22 de octubre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Éste es un herm oso d ía, el sol brilla rad iante sobre la tie-
rra, brind and o luz y calor a tod as las criaturas. El Sol d e la
Verd ad tam bién está brilland o, conced iend o luz y calor a
las alm as d e los seres hum anos. El sol es el vivificad or d e
los cuerpos físicos d e tod as las criaturas d e la tierra; sin su
calor, su crecim iento se vería d etenid o, su d esarrollo se en -
torpecería, se d ebilitarían y m orirían. Del m ism o m od o, las
alm as d e los seres hum anos necesitan que el Sol d e la Ver -
d ad d erram e sus rayos sobre ellas, para d esarrollarlas, ed u-
carlas y alentarlas. El sol es para el cuerpo d el ser hu m ano
lo que el Sol d e la Verd ad es para su alm a.
Un ind ivid uo pued e haber alcanzad o el m ás alto grad o
d e progreso m aterial, pero si no ha recibid o la luz d e la
verd ad , su alm a perm anecerá atrofiad a y ham brienta. Otro
ind ivid uo pued e carecer d e d ones m ateriales, pued e estar
en el escalón m ás bajo d e la socied ad , pero si ha recibid o el
calor d el Sol d e la Verd ad , su alm a se engrand ece y su en -
tend im iento espiritual es ilum inad o.

36
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Un filósofo griego que vivió en los prim eros tiem pos d el


cristianism o y que estaba bien em papad o d e los fund am en-
tos cristianos, aunque no profesaba el cristianism o, escribió
lo siguiente: "Es m i creencia que la religión es la base
m ism a d e la verd ad era civilización." Puesto que, a m enos
que se ed uque el carácter m oral d e una nación, así com o su
cerebro y su talento, la civilización no tiene bases seguras.
Al inculcar m oralid ad , la religión es por tanto la verd a-
d era filosofía, y sobre ella se ed ifica la única civilización
d urad era. Com o un ejem plo d e ello él señala a los cristianos
d e esa época, cuya m oralid ad se hallaba en un nivel m uy
elevad o. La creencia d e ese filósofo coincid e con la verd ad ,
pues la civilización cristiana fue la m ejor y la m ás culta d el
m und o. La enseñanza cristiana fue ilum inad a por el Divino
Sol d e la Verd ad , por lo que sus d iscípulos aprend ieron a
am ar a tod os los seres hum anos com o a sus herm anos, a no
tem er a nad a, ¡ni siquiera a la m uerte! A am ar al prójim o
com o a sí m ism os, y a olvid ar sus propios intereses egoístas
por el bien d e la hum anid ad . El gran propósito d e la reli-
gión d e Cristo fue el d e atraer los corazones hum anos m ás
cerca d e la respland eciente Verd ad d e Dios.
Si los d iscípulos d e Cristo hubiesen continuad o cu m -
pliend o estos principios con inquebrantable fid elid ad , no
hubiese sid o necesario renovar el Mensaje Cristian o, ni hu-
biese habid o necesid ad d e volver a d espertar a Su pueblo,
por cuanto una civilización grand e y gloriosa regiría a c-
tualm ente en el m und o, y el Reino d el Cielo habría d es-
cend id o sobre la tierra.
Pero en lugar d e esto, ¿qué ha suced id o? Los seres hu-
m anos d ejaron d e seguir los preceptos d ivinam ente insp i-
rad os d e su Maestro, y el invierno cayó sobre los corazones
d e la hum anid ad . Porque así com o el cuerpo d el ser hum a-
no d epend e para su vid a d e los rayos d el sol, así tam bién

37
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

las virtud es celestiales no pued en crecer en el alm a sin los


rayos d el Sol d e la Verd ad .
Dios no d eja a sus hijos sin consuelo; por el contrario,
cuand o la oscurid ad d el invierno los envuelve, Él les envía
nuevam ente sus Mensajeros, los Profetas, con una renov a-
ción d e la bend ita prim avera. El Sol d e la Verd ad aparece
una vez m ás en el horizonte d el m und o, brilland o ante los
ojos d e aquellos que d uerm en, d espertánd oles para que
pued an contem plar la gloria d e una nueva aurora. Ento n-
ces, el árbol d e la hum anid ad vuelve a florecer, prod ucien-
d o los frutos d e rectitud para la curación d e las naciones.
Porque el ser hum ano ha sellad o sus oíd os a la Voz d e la
Verd ad y cerrad o sus ojos a la Sagrad a Luz, olvid ánd ose d e
la Ley d e Dios; por ello, las tinieblas d e la guerra y el tu -
m ulto, la intranquilid ad y la m iseria, han d esolad o la tierra.
Yo os suplico que procuréis traer a tod os los hijos d e Dios
bajo los rayos d el Sol d e la Verd ad , para que la oscurid ad
pued a d isiparse con los penetrantes rayos d e su gloria, y
que el rigor y el frío d el invierno se d erritan con el m iseri-
cord ioso calor d e su rad iante luz.

38
8

LA LUZ DE LA VERDAD ESTÁ BRILLAN DO


SOBRE O RIEN TE Y O CCIDEN TE

Lunes, 23 de octubre

Cuand o una persona encuentra la alegría d e vivir en al-


gún lugar, vuelve al m ism o sitio en busca d e m ás alegría.
Cuand o alguien d escubre oro en una m ina, regresa a la
m ism a m ina para extraer m ás oro.
Ello m uestra la fuerza interior y el instinto natural que
Dios ha otorgad o al ser hum ano, y el pod er d e la energía vi-
tal que es innato en él.
Occid ente siem pre ha recibid o ilum inación espiritual d e
Oriente. El Canto d el Reino se ha escuchad o prim eram ente
en Oriente, pero ha sid o en Occid ente d ond e ha resonad o
con m ayor intensid ad en los oíd os d e los que escuchan.
El Señor Jesucristo surgió com o u na brillante Estrella en
el firm am ento d e Oriente, pero la luz d e su enseñanza re s-
pland eció con m ayor perfección en Occid ente, d ond e su in-
fluencia se ha arraigad o con m ayor firm eza, y su Causa se
ha d ifund id o en m ayor grad o que en la tierra d e su n aci-
m iento.

39
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

El eco d e la m elod ía d el Cántico d e Cristo se ha d ifu nd i-


d o por tod as las naciones d el m und o occid ental y ha p ene-
trad o en los corazones d e sus pueblos.
Los pueblos d e Occid ente son firm es, las bases sobre las
cuales se asientan son d e roca; son con stantes y no olvid an
fácilm ente.
Occid ente es com o una planta fuerte y vigorosa; cuand o
la lluvia cae suavem ente para proporcionarle su alim ento y
el sol brilla sobre ella, entonces florece a su d ebid o tiem po y
proporciona m agníficos frutos. H ace m ucho tiem po que el
Sol d e la Verd ad reflejad o por el Señor Jesucristo d erram ó
su esplend or sobre Occid ente, pero el Rostro d e Dios ha
sid o velad o con el pecad o y el olvid o d el ser hum ano. ¡Mas
ahora, nuevam ente, alabad o sea Dios, el Espíritu Santo ha
hablad o una vez m ás al m und o! La constelación d e am or,
sabid uría y pod er está brilland o d e nuevo d esd e el H ori-
zonte Divino, para d ar alegría a tod os aquellos que d irijan
sus rostros hacia la Luz d e Dios. Bahá'u'lláh ha rasgad o el
velo d el prejuicio y la superstición que estaba ahogand o las
alm as d e tod a la hum anid ad . Roguem os a Dios que el háli-
to d el Espíritu Santo les confiera esperanzas y les reconfor -
te, d espertánd oles el d eseo d e cum plir la Voluntad d e Dios.
Que cad a corazón y cad a alm a se vivifiquen para que tod os
los seres hum anos se regocijen d e un nuevo nacim iento.
¡Entonces la hum anid ad vestirá una nueva vestim enta
en el esplend or d el am or d e Dios, y será el am anecer d e una
nueva creación! Entonces la m isericord ia d el m ás M iseri-
cord ioso será d erram ad a sobre tod a la hum anid ad , y los se-
res hum anos surgirán a una nueva vid a.
Mi m ás fervoroso d eseo es que tod os vosotros luchéis y
trabajéis por este glorioso fin; que seáis fieles y d evotos tra -
bajad ores en la ed ificación d e esta nueva civilización espiri-
tual. ¡Los elegid os d e Dios, llevand o a cabo Su su prem o d i-

40
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

seño con d ecid id a y alegre obed iencia! ¡En verd ad , el éxito


está al alcance d e la m ano, pues el Estand arte d e la Divini-
d ad ha sid o enarbolad o en lo alto, y el Sol d e la Rect itud d e
Dios ha aparecid o sobre el horizonte, a la vista d e tod a la
hum anid ad !

41
9

EL AMOR UN IVERSAL
24 de octubre

Un hind ú le d ijo a ‘Abd u'l-Bahá:

— Mi m isión en la vid a es d ar a conocer al m und o el


m ensaje d e Krisna, en la m ed id a en que m e sea posible.

‘Abd u'l-Bahá le contestó:

— El m ensaje d e Krisna es un m ensaje d e am or. Tod os


los Profetas d e Dios han traíd o un m ensaje d e am or. N in-
guno ha concebid o que la guerra y el od io son buenos. To -
d os están d e acuerd o en d ecir que el am or y la bond ad son
lo m ejor.
El am or m anifiesta su realid ad con hechos, no sólo con
palabras; éstas, por sí solas, no tienen efecto. Para que el
am or pued a m anifestar su pod er d ebe existir un objeto, un
instrum ento, un m otivo.
Existen m uchos m od os d e expresar el principio d el
am or; existe el am or por la fam ilia, por la patria, por la
raza; hay entusiasm o político; existe tam bién el am or d e la
socied ad por el servicio. Tod as éstas son m aneras y m ed ios

42
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

d e expresar el pod er d el am or. Sin esos m ed ios, el am or


perm anecería oculto, sin ser oíd o ni percibid o, absoluta-
m ente inexpresad o, sin posibilid ad d e m anifestarse. El
agua m uestra su pod er d e d iferentes m od os, satisfaciend o
la sed , favoreciend o el d esarrollo d e la sem illa, etc. El ca r-
bón expresa uno d e sus principios en la luz a gas, y uno d e
los pod eres d e la electricid ad se pone d e m anifiesto en la
luz eléctrica. Si no existieran ni el gas ni la electricid ad , las
noches d el m und o serían profund as tinieblas. Es necesario,
por tanto, tener un instrum ento, un m otivo para la m an ifes-
tación d el am or, un objeto, un m od o d e expresión.
Debem os encontrar el m od o d e d ifund ir el am or entre
los hijos d e la hum anid ad .
¡El am or es ilim itad o, sin fronteras, infinito! Las cosas
m ateriales son lim itad as, circunscritas, finitas. N unca p o-
d réis expresar ad ecuad am ente el am or infinito con m ed ios
finitos.
El am or perfecto requiere un instrum ento d esprovisto d e
egoísm o, absolutam ente libre d e cualquier clase d e restric-
ciones. El am or a la fam ilia es lim itad o; el vínculo d e sangre
no es el lazo m ás fuerte. Con frecuencia, m iem bros d e una
m ism a fam ilia están en d esacuerd o, e incluso llegan a
od iarse unos a otros.
El am or patriótico es finito; el am or al propio país que
d espierta el od io hacia los d em ás, no pued e ser un am or
perfecto. E incluso los m ism os com patriotas n o están libres
d e d isputas entre ellos.
El am or por la raza es lim itad o; en éste se m uestra una
cierta unión, pero no es suficiente. ¡El am or d ebe estar libre
d e fronteras!
El am or por nuestra propia raza pued e significar el od io
a las d em ás y, con frecuen cia, ind ivid uos d e la m ism a raza
se tienen aversión.

43
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

El am or político tam bién está m uy ligad o con el od io d e


un partid o hacia otro; este am or es m uy lim itad o e incierto.
El am or por el servicio al interés com ún es igualm ente
fluctuante; con frecuencia surge la com petencia que cond u-
ce a los celos y, con el tiem po, la envid ia reem plaza al
am or.
H ace unos años, Turquía e Italia mantenían un entendi-
miento político amistoso; en la actualidad están en gu erra.
Tod os estos vínculos d e am or son im perfectos. Es ev i-
d ente que estos lim itad os vínculos m ateriales son insufi-
cientes para expresar ad ecuad am ente el am or universal.
El gran am or d esinteresad o por la hum anid ad no está
lim itad o por ninguna d e estas im perfecciones, d e estos la-
zos sem iegoístas; éste es el único am or perfecto, posible
para tod a la hum anid ad , y que sólo pued e alcanzarse por el
pod er d el Espíritu Divino. N ingún pod er d e este m und o
pued e lograr el am or universal.
¡Unám onos tod os en este d ivino pod er d el am or! Esfo r-
cém onos por crecer bajo la luz d el Sol d e la Verd ad , y, al re-
flejar este am or lum inoso sobre tod os los seres hum anos,
que lleguen a unirse sus corazones d e un m od o tal, que les
perm ita m orar por siem pre en el respland or d e este am or
sin lím ites.
Record ad estas palabras que os d irijo d urante m i breve
estancia con vosotros, aquí en París. Os exhorto ferviente-
m ente: ¡no d ejéis que vuestros corazones se esclavicen con
las cosas m ateriales d e este m und o; os encom iend o a no
d escansar com placid os en el lecho d e la negligencia, cauti-
vos d e la m ateria; levantaos y libraos d e sus cad enas!
La creación anim al es cautiva d e la m ateria; Dios ha co n-
ferid o libertad al ser hum ano. El anim al no pued e escapar a
la ley d e la naturaleza, m ientras que el ser hum ano pued e

44
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

controlarla, pues él, conteniend o en sí a la naturaleza,


pued e elevarse sobre ella.
El pod er d el Espíritu Santo, ilum inand o la inteligencia
d el ind ivid uo, ha hecho posible que éste d escubra los m e-
d ios d e d oblegar a su arbitrio una gran cantid ad d e leyes
naturales. Vuela por los aires, flota sobre el m ar, y hasta se
d esplaza bajo las aguas.
Tod o ello prueba cóm o la inteligencia hum ana ha sid o
capacitad a para librarle d e las lim itaciones d e la nat uraleza,
y para resolver m uchos d e sus m isterios. El ser h um ano,
hasta cierto punto, ha roto las cad enas d e la m ateria.
El Espíritu Santo le otorgará al ind ivid uo m ayores p od e-
res que éstos, si tan sólo se esfuerza por alcanzar las cosas
d el espíritu y se em peña en arm onizar su corazón con el
am or infinito y d ivino.
Cuand o am éis a algún m iem bro d e v uestra fam ilia o a
un com patriota, ¡que este am or sea com o un rayo d el Am or
Infinito! ¡Que sea en Dios y por Dios! Dond equiera que en -
contréis los atributos d e Dios, am ad a esa persona, ya sea
d e vuestra fam ilia o d e otra. Derram ad la luz d el am or sin
lím ites sobre tod as las personas que os encontréis, ya sean
d e vuestra patria, d e vuestra raza, d e vuestro partid o políti-
co o d e cualquier otra nación, color o tend encia política. El
cielo os ayud ará m ientras trabajéis en reunir a los d ispersos
pueblos d el m u nd o bajo la som bra d e la tod opod erosa
tiend a d e la unid ad .
Seréis los siervos d e Dios que m oran cerca d e Él, sus
ayud antes d ivinos en el servicio, atend iend o a tod a la h u-
m anid ad . ¡Toda la hum anid ad ! ¡Cad a ser hum ano! ¡N unca
olvidéis esto!
N o d igáis, es un italiano, un francés, un am ericano, o un
inglés; sólo record ad que es un hijo d e Dios, un siervo d el
Altísim o, ¡un ser hum ano! ¡Tod os son seres humanos!

45
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

¡Olvid ad las nacionalid ad es; todos son iguales a los ojos d e


Dios!
N o os acord éis d e vuestras lim itaciones; la ayud a d e
Dios os alcanzará. Olvid aos d e vosotros m ism os. ¡La ayud a
d e Dios con segurid ad llegará!
Cuand o acud áis a la Misericord ia d e Dios, que os está
aguard and o, vuestra fuerza será m ultiplicad a.
Observad m e a m í; soy tan d ébil y, sin em bargo, he reci-
bid o la fuerza para venir a vosotros; ¡un pobre siervo d e
Dios a quien se le ha perm itid o traeros este m ensaje! N o
perm aneceré m ucho tiem po con vosotros. Uno nunca d ebe
consid erar su propia d ebilid ad ; es la fuerza d el Sagrad o Es-
píritu d el Am or la qu e proporciona el pod er d e enseñar. El
recuerd o d e nuestra propia d ebilid ad sólo pod rá traer nos
d esesperación. Debem os m irar m ás allá d e los pensam ien-
tos terrenales, librarnos d e tod as las id eas m aterialistas, y
buscar las cosas d el espíritu; fijem os nu estros ojos en la
eterna y bond ad osa Misericord ia d el Tod opod eroso, Quien
llenará nuestras alm as con la alegría d el servicio g ozoso a
su m and am iento: "Am aos los unos a los otros".

46
10

EL EN CARCELAMIEN TO DE ‘A BDU 'L-BAH Á


M iércoles, 29 de octubre

Siento m ucho haberos hecho esperar esta m añana, pero


¡tengo tanto que hacer en tan poco tiem po por la Causa d el
am or d e Dios!
N o creo que os m oleste el haber tenid o que esperar un
poco para verm e. Yo he esperad o años y años en prisión
para pod er ahora venir a veros.
Sobre tod o, ¡alabad o sea Dios!, nuestros corazones siem -
pre laten al unísono y, con un único propósito, son atraíd os
hacia el am or d e Dios. N uestros d eseos, nuestros corazones
y nuestros espíritus, ¿no están tod os unid os en un solo lazo,
por la Munificencia d el Reino? N uestras oraciones, ¿no son
acaso para que se reúnan tod os los seres hum anos en per-
fecta arm onía? Por consiguiente, ¿no estam os siem pre
juntos?
Ayer por la tard e, cuand o regresé d e la casa d el señor
Dreyfus, m e sentía m uy cansad o, sin em bargo, no d orm í;
yacía d espierto, pensand o.
Me d ije: ¡Oh Dios, aquí estoy en París! ¿Qué es París y
quién soy yo? Jam ás había soñad o que d e la oscurid ad d e

47
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m i prisión pod ría llegar alguna vez hasta vosotros; aun


cuand o leyeron m i sentencia, no pod ía creerla.
Me habían d icho que ‘Abd u'l-Æam íd había ord enad o m i
encarcelam iento perpetuo, y entonces m e d ije: "Eso es im -
posible. N o voy a ser siem pre un prisionero. Si ‘Abd u'l-
Æam íd fuese inm ortal, tal sentencia posiblem ente pod ría
llevarse a cabo. Pero tengo la certeza d e que algún d ía seré
libre. Mi cuerpo pued e estar cautivo d urante algún tiem po,
pero ‘Abd u'l-Æam íd no tiene pod er sobre m i espíritu, que
siem pre d ebe perm anecer libre, y que ningún ser hum ano
pued e encarcelar."
Liberad o d e m i prisión por el Pod er d e Dios, m e he reu-
nid o aquí con los am igos d e Dios, y Le estoy m uy agra d e-
cid o.
Difund am os la Causa d e Dios, por la cual he sufrid o
persecución.
¡Qué privilegio tan grand e es el pod er reunirnos aquí en
libertad ! ¡Qué felicid ad para nosotros que Dios haya d eci-
d id o que trabajem os juntos por el ad venim iento d e su
Reino!
¿Os sentís contentos d e recibir a este huésped , liberad o
d e su prisión para traeros este glorioso Mensaje? ¡Él, quien
nunca pud o creer que esta reunión fuese posible! Ahora,
por la Gracia d e Dios y su m aravilloso Pod er, yo, que fui
cond enad o a prisión perpetua en una lejana ciud ad d e
Oriente, estoy aquí, en París, habland o con vosotros!
De hoy en ad elante d ebem os estar siem pre juntos d e co-
razón, alm a y espíritu, trabajand o con ahínco ha sta que to-
d os los seres hum anos se reúnan bajo la Tiend a d el Reino,
cantand o alabanzas d e paz.

48
11

EL MAYOR DON DE D IOS PARA EL SER H UMAN O


Jueves, 26 de octubre

El m ayor d on d e Dios para el ser hum ano es el intelecto


o entend im iento.
El entend im iento es el pod er por el cual el ser hum ano
ad quiere su conocim iento d e los d iferentes reinos d e la
creación, y d e los d istintos grad os d e la existencia, así com o
tam bién d e lo que es invisible.
Al poseer este d on, él es en sí m ism o la sum a d e las
creaciones anteriores, está capacitad o para ponerse en con -
tacto con esos otros reinos; y por interm ed io d e este d on
frecuentem ente pued e alcanzar la visión profética, a través
d e su conocim iento científico.
El intelecto es, en verd ad , el d on m ás preciad o que la
Munificencia Divina ha conced id o al género hum ano. Entre
tod os los seres cread os, sólo el ser hum ano posee este m a-
ravilloso pod er.
Tod a la creación que preced e al ser hum ano, está som e-
tid a a las severas leyes d e la naturaleza. El gran sol, la m ul-
titud d e estrellas, los océanos y m ares, las m ontañas, los
ríos, los árboles, tod os los anim ales, grand es o pequeños,

49
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

ninguno pued e huir d e la obed iencia a las leyes d e la nat u-


raleza.
La criatura hum ana es la única que tiene libertad , y por
su entend im iento o intelecto, ha sid o capaz d e d om inar y
ad aptar varias d e estas leyes naturales a sus propias nece-
sid ad es. Por el pod er d e su intelecto, ha d escubierto los
m ed ios con los que, no sólo atraviesa grand es continentes
en trenes expresos y cruza vastos océanos en b arcos, sino
que, com o los peces, viaja bajo el agua en subm arinos e,
im itand o a los pájaros, vuela por el aire en aviones.
El ser hum ano ha lograd o em plear la electricid ad d e d i-
ferentes m aneras: para ilum inar, com o fuerza m otriz, para
enviar m ensajes d e u no a otro extrem o d e la tierra y, por
m ed io d e la electricid ad , tam bién pued e escuchar una voz a
m uchos kilóm etros d e d istancia.
Por este d on d el entend im iento o intelecto tam bién ha
sid o capaz d e em plear los rayos d el sol para fotografiar a
las personas y las cosas, e incluso captar la form a d e los d is-
tantes cuerpos celestes.
Vem os que han sid o d iferentes los m od os que ha em -
plead o para d oblegar a su voluntad a la naturaleza.
Cuán triste es ver cóm o la hum anid ad ha em plead o tan
preciad o d on d e Dios para forjar instrum entos d e guerra,
para violar uno d e los Mand am ientos d e Dios -"N o m ata-
rás"- y d esafiar la súplica d e Cristo d e "Am aos los unos a
los otros".
Dios otorgó este pod er al género hum ano para que lo
em pleara en el m ejoram iento d e la civilización, en el bene-
ficio d e la hum anid ad , para acrecentar el am or, la concor -
d ia y la paz. Pero prefiere em plear este d on para d estruir en
lugar d e construir, para la injusticia y la opr esión, para el
od io, la d iscord ia y la d evastación; para la d estrucción d e

50
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

sus sem ejantes, a quienes Cristo le ord enó que d ebería


am ar com o a sí m ism o.
Yo espero que vosotros em plearéis vuestro entend im ien-
to para prom over la unid ad y tranquilid ad d e la h um ani-
d ad , para proporcionar ilustración y civilización al pueblo,
para generar am or a vuestro alred ed or, y para hacer posible
la paz universal.
Estud iad las ciencias, ad quirid cad a vez m ás conoci-
m iento. ¡Ciertam ente d ebem os aprend er hasta el fin d e la
vid a! Emplead vuestro conocim iento siem pre en beneficio
d e los d em ás; d e tal m od o que la guerra sea borrad a d e la
superficie d e esta herm osa tierra, y sea erigid o un glorioso
ed ificio d e paz y concord ia. Esforzaos para que vuestros
elevad os id eales se lleven a cabo en el Reino d e Dios en la
tierra, así com o se realizarán en el Cielo.

51
12

LAS N UBES QUE OSCURECEN EL


SOL DE LA VERDAD
A v. de Camoëns, 4
V iernes por la mañana, 27 de octubre

El d ía es herm oso, el aire puro, el sol brilla, ni la niebla


ni las nubes oscurecen su esplend or.
Estos rayos brillantes penetran en tod as partes d e la ciu-
d ad ; ojalá el Sol d e la Verd ad ilum ine así las m entes d e los
seres hum anos.
Cristo d ijo: "Verán al H ijo d el H om bre viniend o sobre
las nubes d el Cielo."1 Bahá'u'lláh d ijo: "Cuand o Cristo vino
la prim era vez vino sobre las nubes."2 Cristo d ijo que había
venid o d el Cielo -que había venid o d e Dios-, au nque nació
d e María, su Mad re. Pero cuand o d eclaró que ha bía venid o
d el Cielo, se com prend e claram ente que no quiso d ecir d el
firm am ento azul, sino que hablaba d el Cielo d el Reino d e
Dios, y qu e d e ese Cielo d escend ió sobre las nubes. Así
com o las nubes son obstáculos para el brillo d el sol, las nu -

1 Cf. M t 3:13.
2 Cf. Jn 3:13.

52
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

bes d el m und o d el género hum ano ocultaron a los ojos d e


los seres hum anos el esplend or d e la d ivinid ad d e Cristo.
Las gentes d ijeron: "Él es d e N azaret, nacid o d e María, le
conocem os y conocem os a sus fam iliares. ¿Qué pued e qu e-
rer? ¿Qué va d iciend o? ¿Que vino d e Dios?"
El cuerpo d e Cristo nació d e María, d e N azaret, pero el
Espíritu era d e Dios. Las capacid ad es d e su cuerpo hum ano
eran lim itad as, pero la fuerza d e su espíritu era vasta, infi-
nita, inm ensurable.
Las gentes preguntaron: "¿Por qué d ice que viene d e
Dios?" Si ellos hubiesen com prend id o la realid ad d e Cristo,
hubiesen sabid o que Su cuerpo hum ano era una nube que
escond ía Su d ivinid ad . El m und o sólo vio Su form a hum a-
na, por lo que se m aravillaba acerca d e cóm o había pod id o
"d escend er d el Cielo."
Bahá'u'lláh d ijo: "Así com o las nubes ocultan al sol y al
cielo d e nuestra vista, así la hum anid ad d e Cristo ocultó a
los seres hum anos Su verd ad ero carácter d ivino."
Espero que d irijáis vuestros ojos libres d e nubes hacia el
Sol d e la Verd ad , sin tom ar en consid eración las cosas t e-
rrenales, no sea que vuestros corazones sean atraíd os por
los vanos y efím eros placeres d e este m und o; d ejad que este
Sol os fortalezca, y así las nubes d e los prejuicios no pod rán
ocultar su luz a vuestros ojos. Entonces, el Sol aparecerá
d espejad o ante vosotros.
Respirad el aire d e pureza. Que tod os y cad a uno d e v o-
sotros participéis d e las Divinas Munificencias d el Reino
d el Cielo. Que el m und o no sea un obstáculo que oculte la
verd ad a vuestros ojos, com o el cuerpo hum ano d e Cristo
ocultó Su d ivinid ad a los ojos d e la gente d e Su tiem po.
Que pod áis recibir la clara visión d el Espíritu Santo, para
que vuestros corazones pued an ser ilum inad os y seáis ca-
paces d e reconocer el Sol d e la Verd ad brilland o a través d e

53
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

tod as las nubes m ateriales, y su esplend or inund and o el


universo.
N o perm itáis que lo que pertenece al cuerpo oculte la luz
celestial d el espíritu, para que, por la Divina Munificencia,
pod áis entrar con los hijos d e Dios en Su Reino Eterno.
Ésta es m i oración por tod os vosotros.

54
13

LOS PREJUICIOS RELIGIOSOS


27 de octubre

La base d e la enseñanza d e Bahá'u'lláh es la Unidad de la


Humanidad, y su m ayor d eseo fue que el am or y la buena
voluntad habitaran en el corazón d e los seres hum anos.
Así com o Él exhortó al m und o para term inar con las lu-
chas y d iscord ias, así d eseo yo explicaros la razón principal
d e la perturbación entre las naciones. La principal causa es
la d esfiguración d e la religión por parte d e sus líd eres y
m aestros. Ellos enseñan a sus seguid ores a creer que su
propio m od elo d e religión es el único que agrad a a Dios, y
que los ad eptos d e cualquier otra creencia están cond en a-
d os por el Am antísim o Pad re y privad os d e su Gracia y Mi-
sericord ia. De ahí que surjan entre los pueblos la censura, el
d esprecio, las d isputas y el od io. Si estos prejuicios religio-
sos pud ieran elim inarse com pletam ente, las naciones d is-
frutarían m uy pronto d e paz y concord ia.
En una ocasión estuve en Tiberiad es, d ond e los jud íos
tienen un tem plo. Me alojaba en una casa justam ente frente
al tem plo, y allí vi y oí a un rabino d irigiénd ose a su co n-
gregación d e jud íos, en estos térm inos:

55
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

"¡Oh jud íos, sois en verd ad el pueblo d e Dios! Tod as las


d em ás razas y religiones pertenecen al d em onio. Dios os ha
cread o d escend ientes d e Abraham y ha d erram ad o sus
bend iciones sobre vosotros. Dios os envió a Moisés, a Jacob
y José, y a m uchos otros grand es profetas. Tod os los profe -
tas, absolutam ente tod os, fueron d e vuestra raza.
Fue por vosotros por quienes Dios d oblegó el pod er d el
faraón e hizo que el Mar Rojo se secara; os envió el m aná
d el cielo para vuestro sustento, y extrajo agua d e la roca
para apagar vuestra sed . ¡Sois, sin d ud a, el pueblo escogid o
d e Dios; estáis por encim a d e tod as las razas d e la tierra!
Por tanto, tod as las d em ás razas son aborrecid as por Dios, y
están cond enad as por Él. En verd ad , vosotros gobernaréis y
subyugaréis al m und o, y tod os los seres hum anos se con-
vertirán en vuestros esclavos.
N o os profanéis a vosotros m ism os asociánd oos con
gente que no sea d e vuestra propia religión; no hagáis
am istad con tales personas."

Cuand o el rabino finalizó su elocuente d iscurso, sus


oyentes se sintieron colm ad os d e alegría y satisfacción. ¡Es
im posible d escribiros su felicid ad !
¡Ay! Los d escarriad os com o éstos son la causa d e la d i-
visión y el od io sobre la tierra. En la actualid ad , existen m i-
llones d e personas que tod avía ad oran íd olos, y las grand es
religiones d el m und o están en guerra entre ellas. Durante
m il trescientos años los cristianos y m usulm anes han esta -
d o en pugna, cuand o con un m ínim o esfuerzo pod rían ha -
ber superad o sus d iferencias y d isputas, y la paz y la ar m o-
nía reinarían entre ellos, y el m und o estaría tranquilo.
En el Qur'án leem os que Mu ¥am m ad habló a sus d iscí-
pulos d iciend o:

56
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

"¿Por qué no creéis en Cristo, y en el Evangelio? ¿Por


qué no aceptáis a Moisés y a los Profetas, ya que, con tod a
segurid ad , la Biblia es el Libro d e Dios? En verd ad , Moisés
fue un Profeta sublim e, y Jesús estaba colm ad o con el Espí-
ritu Santo. Vino al m und o por m ed io d el Pod er d e Dios,
nació d el Espíritu Santo y d e la Santa Virgen María. María,
su m ad re, era una santa d el Cielo. Pasaba los d ías en el
tem plo orand o, y recibía el sustento d e lo alto. Su pad re,
Zacarías, fue hacia ella preguntánd ole d e d ónd e recibía el
alim ento, y María le respond ió: 'De lo alto.' Ciertam ente,
Dios exaltó a María por encim a d e tod as las d em ás m uje-
res".

Esto es lo que Mu ¥am m ad enseñó a su pueblo referente


a Jesús y Moisés, reprochánd oles su falta d e fe en esos
grand es Maestros, y enseñánd oles lecciones d e verd ad y d e
tolerancia. Mu ¥am m ad fue enviad o por Dios para d esem -
peñar su m isión en un pueblo tan salvaje y carente d e civ i-
lización com o las bestias. Estaban com pletam ente faltos d e
entend im iento, y no poseían sentim ientos d e am or, co m -
prensión o pied ad . Las m ujeres se hallaban d egrad ad as y
eran tan d espreciad as que un hom bre pod ía enterrar viva a
su propia hija, y tener tantas esposas esclavas com o d e-
seara.
Entre este pueblo sem isalvaje, fue enviad o Mu ¥am m ad
con su Mensaje d ivino. Él enseñó a este pueblo que la ad o-
ración d e íd olos era una práctica errónea y que d ebían r eve-
renciar a Cristo, a Moisés y a los Profetas. Bajo su influencia
se convirtió en un pueblo m ás ilustrad o y civiliz ad o, ele-
vánd ose d el estad o d e d egrad ación en que Él lo h abía en-
contrad o. ¿N o fue ésta una buena obra, m ereced ora d e tod a
alabanza, respeto y am or?

57
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

¡Observad el Evangelio d el Señor Jesucristo, y d escub ri-


réis cuán glorioso es! N o obstante, aún hoy, m uchas perso -
nas fracasan en com prend er su belleza sin igual, y m alin-
terpretan sus palabras d e sabid uría.
¡Cristo prohibió la guerra! Cuand o el d iscípulo Ped ro,
queriend o d efend er a su Señor, cortó la oreja d e uno d e los
siervos d el Sum o Sacerd ote, Cristo le d ijo: "Envaina tu es-
pad a".1 Sin em bargo, a pesar d e este m and am iento d irecto
d el Señor que ellos profesan servir, aún d isputan, hacen la
guerra, y se m atan uno a otro, y parece que Sus consejos y
enseñanzas han sid o olvid ad os.
Por tanto, no d ebéis atribuir a los Maestros y Profetas las
perversas acciones d e sus seguid ores. Si los sacerd otes, los
m aestros y la gente cond ucen su vid a por send eros contra -
rios a la religión que profesan, ¿es ello, acaso, por culpa d e
Cristo o d e los d em ás Maestros?
Al pueblo d el Islam se le enseñó a com prend er cóm o Je-
sús vino d e Dios y nació d el Espíritu, y que d ebía ser glor i-
ficad o por tod o el m und o. Moisés fue un Profeta d e Dios, y
reveló, en su d ía y para el pueblo al que había sid o enviad o,
el Libro d e Dios.
Mu¥am m ad reconoció la sublim e grand eza d e Cristo, y
la grand iosid ad d e Moisés y los profetas. Si el m und o ente -
ro tan sólo reconociera la grand eza d e Mu ¥am m ad y la d e
tod os los Maestros que han d escend id o d el Cielo, los en-
frentam ientos y la d iscord ia d esaparecerían m uy pronto d e
la faz d e la tierra, y el Reino d e Dios sería establecid o entre
los seres hum anos.
En el pueblo d el Islam , quien glorifica a Cristo no se
siente hum illad o por hacerlo.

1 Cf. Jn 18:11.

58
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Cristo fue el Profeta d e los cristianos, Moisés el d e los


jud íos. ¿Por qué los seguid ores d e cad a profeta no recon o-
cen y honran tam bién a los d em ás profetas? Si tod os ellos
tan sólo pud iesen aprend er la lección d e m utua tolerancia,
entend im iento y am or fraternal, la unid ad d el m und o
pronto sería un hecho consum ad o.
Bahá'u'lláh pasó su vid a enseñand o esta lección d e
Am or y Unid ad . H agam os a un lad o tod o prejuicio e intole-
rancia, y esforcém onos con alm a y corazón por lograr en -
tend im iento y unid ad entre cristianos y m usulm anes.

59
14

LOS BEN EFICIOS DE D IOS PARA EL SER H UMAN O


A v. de Camoëns 4
27 de octubre

Dios es el único que ord ena tod as las cosas y es Tod opo-
d eroso. ¿Por qué, entonces, envía pruebas a sus siervos?
Las pruebas para el ser hum ano son d e d os clases:

a) Las consecuencias d e sus propias acciones. Si el ser


hum ano com e d em asiad o, estropea su d igestión; si
ingiere veneno, enferm a o m uere. Si una persona
juega, pierd e su d inero; si bebe m ucho, pierd e su
ecu anim id ad . Tod os estos sufrim ientos son causad os
por el ind ivid uo m ism o, por lo que resulta claro, en -
tonces, que ciertas penas son el resultad o d e nuestras
propias acciones.
b) Existen otros sufrim ientos que son los que sobrevie-
nen a los Fieles d e Dios. ¡Consid erad las grand es tri-
bulaciones que soportaron Cristo y sus apóstoles!

Aquellos que m ás sufren alcanzan m ayor perfección.


Aquellos que m anifiestan el d eseo d e sufrir por Cristo
d eben probar su sincerid ad ; quienes proclam an su anhelo

60
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

por hacer grand es sacrificios, sólo pued en probarlo con sus


acciones. Job probó la fid elid ad d e su am or a Dios siend o
fiel d urante su gran ad versid ad , así com o en la prosperid ad
d e su vid a. Los apóstoles d e Cristo, que soportaron estoi-
cam ente tod as las pruebas y sufrim ientos, ¿no probaron,
acaso, con ello, su fid elid ad ? ¿N o fue su abnegación su m e-
jor prueba?
Estos sufrim ientos ya han term inad o.
Caifás vivió una vid a d e com od id ad y felicid ad , m ien -
tras la vid a d e Ped ro estuvo llena d e aflicción y d e pruebas.
¿Cuál d e estos d os es m ás envid iable? Con segurid ad esco -
geríam os el estad o actual d e Ped ro, pues él posee vid a in -
m ortal, en tanto que Caifás ha lograd o vergüenza eterna.
Las pru ebas d e Ped ro confirm aron su fid elid ad . Las prue-
bas son favores d e Dios, por lo que d ebem os estarle agra -
d ecid os. Las penas y las d esgracias n o nos vienen por ca-
sualid ad ; la Misericord ia Divina nos las envía para nuestro
perfeccionam iento.
Mientras una persona sea feliz, pued e olvid ar a su Dios;
pero cuand o le sobrevienen las penas y el d olor lo abrum a,
entonces recuerd a a su Pad re que está en el Cielo, Quien
pued e librarlo d e su pesad um bre.
Las personas que no sufren no alcanzan la perfección. La
planta m ás pod ad a por los jard ineros es la que, al llegar el
verano, tend rá los capullos m ás bellos y los frutos m ás
abund antes.
Los labrad ores aran la tierra con sus arad os, y d e esa tie-
rra se obtiene la m ás rica y abund ante cosecha. Cuanto m ás
castigad o sea un ind ivid uo, m ayor será la cosecha d e virtu -
d es espirituales que m anifestará. Un sold ad o no pued e ser
buen general hasta que no haya estad o en el frente d e la ba-
talla m ás encarnizad a y haya recibid o las herid as m ás pro -
fund as.

61
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

La oración d e los profetas d e Dios siem pre ha sid o, y


aún es: "¡Oh Dios! ¡Anhelo ofrecer m i vid a en el send ero
que cond uce hacia Ti! ¡Deseo d erram ar m i sangre por Ti, y
realizar el suprem o sacrificio!"

62
15

BELLEZA Y ARMON ÍA EN DIVERSIDAD


28 de octubre

El Cread or d e tod o es el Dios Único.


De este m ism o Dios surgió a la existencia tod a la crea -
ción, y Él es la única m eta que tod a la naturaleza anhela.
Este concepto está representad o en las palabras d e Cristo,
cuand o d ijo: "Yo soy el Alfa y la Om ega, el principio y el
fin." El ser hum ano es la sum a d e la Creación, y el Ser hu -
m ano Perfecto es la expresión d el pensam iento consum ad o
d el Cread or -la Palabra d e Dios.
Consid erad el m und o d e las cosas cread as, cuánta v arie-
d ad y d iversid ad d e especies, aun cuand o tod as tienen un
m ism o origen. Tod as las d iferencias que se observan son d e
form a exterior y d e color. Esta d iversid ad es evid ente a tra -
vés d e tod a la naturaleza.
Contem plad un herm oso jard ín lleno d e flores, arbustos
y árboles. Cad a flor tiene un encanto d iferente, una belleza
peculiar, su propio y d elicioso perfum e, y un herm oso co-
lor. Los árboles, tam bién, cuán variad os son d e tam año, d e
vegetación, d e follaje, y ¡cuán d iferentes los frutos que pr o-
d ucen! Sin em bargo, tod as estas flores, arbustos y árboles

63
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

nacen d e la m ism a tierra, el m ism o sol brilla sobre ellos y


las m ism as nubes les brind an su lluvia.
Lo m ism o suced e con la hum anid ad . Está com puesta d e
m uchas razas, y sus pueblos son d e d iferente color -blanco,
negro, am arillo, m oreno y rojo- pero tod os ellos provienen
d el m ism o Dios, y tod os son siervos d e Él. Lam entablem en-
te, esta d iversid ad entre los hijos d e los seres hum anos no
tiene el m ism o efecto que tiene en la creación vegetal,
d ond e se evid encia un espíritu d e m ayor arm onía. Entre los
seres hum anos existe anim osid ad , que es la causa d e la
guerra y el od io entre las d iferentes naciones d el m und o.
Diferencias que sólo son d e sangre tam bién causan la
d estrucción y la m atanza d e unos y otros. ¡Qué d esgracia
que esto aún tenga que ser así! Observem os m ás bien la b e-
lleza en la d iversid ad , la belleza d e la arm onía, y apre nd a-
m os la lección que nos ofrece la creación vegetal. Si con -
tem plaseis un jard ín en el cual tod as las plantas fueran d e
la m ism a form a, d el m ism o color y perfum e, no os resulta -
ría herm oso en absoluto, sino, por el contrario, m onótono y
aburrid o. El jard ín que m ás agrad a a la vista y alegra al co-
razón es aquel en el que crecen, una al lad o d e otra, flores
d e d iferente m atiz, form a y perfum e, siend o este vivo con -
traste d e color el que lo hace atractivo y herm oso. Lo
m ism o suced e con los árboles. Un huerto lleno d e árboles
frutales es una d elicia; igualm ente lo es una plantación d e
d iferentes especies d e arbustos. Su encanto resid e precisa -
m ente en la d iversid ad y la varied ad ; cad a flor, cad a árbol,
cad a fruto, ad em ás d e ser herm oso en sí m ism o, pone d e
m anifiesto, por contraste, las cualid ad es d e los d em ás, y
m uestra la especial belleza d e cad a uno y d e tod os ellos.
¡Así d ebería ser entre los hijos d e los seres hum anos! La
d iversid ad en la fam ilia hum ana d ebería ser causa d e am or
y arm onía, com o lo es en la m úsica d ond e d iferentes notas

64
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

se fund en logrand o un acord e perfecto. Si os encon trarais


con personas d e d iferente color y raza que vosotros, no d es-
confiéis d e ellas y no os encerréis en vuestro caparazón d e
convencionalism o sino, por el contrario, estad alegres y
m ostrad les bond ad . Pensad que son com o rosas d e d iferen-
tes colores, creciend o en el herm oso jard ín d e la h um ani-
d ad , y regocijaos d e hallaros entre ellas.
De igual m od o, cuand o os encontréis con personas cuyas
opiniones d ifieren d e las vuestras, no les volváis la cara.
Tod as están buscand o la verd ad , y existen m uchos cam in os
que cond ucen a ella. La verd ad tiene m uchos aspectos, pero
siem pre es una.
N o perm itáis que la d iferencia d e opinión, o la d iversi-
d ad d e pensam iento os d istancien d e vuestros sem ejantes, o
que sea causa d e d iscord ia, d e od io y rivalid ad en vuestro
corazón.
Por el contrario, ind agad d iligentem ente la verd ad y h a-
ced d e tod os los seres hum anos vuestros am igos.
Tod o ed ificio se construye con m uchas pied ras d iferen-
tes; sin em bargo, cad a una d epend e d e la otra en un grad o
tal que si alguna se d esplazara, tod o el ed ificio sufriría; y si
alguna fuese d efectuosa, la estructura sería im perfecta.
Bahá'u'lláh ha trazad o el círculo d e la unid ad ; ha hecho
un d iseño para la unid ad d e tod os los pueblos, y para que
tod os se reúnan bajo la som bra d e la unid ad universal. Ésta
es la obra d e la Munificencia Divina, y tod os d ebem os es-
forzarnos con alm a y corazón hasta que la realid ad d e la
unid ad se consiga entre nosotros, y d e acuerd o a lo que tra -
bajem os, se nos proporcionarán las fuerzas. Olvid aos d e
vosotros m ism os y perseverad únicam ente en ser obed ien-
tes y sum isos a la Voluntad d e Dios. Sólo d e este m od o po -
d rem os convertirnos en ciud ad anos d el Reino d e Dios, y al-
canzar la vid a eterna.

65
16

EL VERDADERO SIGN IFICADO DE LAS PROFECÍAS


CON CERN IEN TES AL ADVEN IMIEN TO DE C RISTO

30 de octubre

En la Biblia existen profecías sobre la venid a d e Cristo.


Los jud íos tod avía esperan la venid a d el Mesías, y suplican
a Dios d ía y noche que apresure Su ad venim iento.
Cuando Cristo vino, ellos lo denunciaron y lo mataron,
diciendo: "Éste no es Aquel que esperábamos. Cuando venga
el Mesías, ciertas señales y maravillas atestiguarán que Él es
verdaderamente el Cristo. Conocemos las señales y las con -
diciones, y no han aparecido aún. El Mesías saldrá de una
ciudad desconocida. Se sentará sobre el trono de David y,
¡prestad atención!, ¡vendrá con una espada de acero, y reina -
rá con un cetro de hierro! ¡Él cumplirá la Ley de los Profetas,
conquistará Oriente y Occidente, y glorificará a Su pueblo es-
cogido, los judíos. Traerá un reino de paz, durante el cual
hasta los animales cesarán su enemistad con el ser humano.
Pues ¡he aquí!, el lobo y el cordero beberán de la misma
fuente, y el león y el ciervo descansarán en el mismo prado,
la serpiente y el ratón compartirán la misma guar ida, y todas
las criaturas de Dios descansarán."

66
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

De acuerd o con los jud íos, Jesús, el Cristo, no cum plió


ninguna d e estas cond iciones, ya que ellos tenían sus ojos
cerrad os y no pod ían ver.
Él provenía d e N azaret, un lugar que no era d esconoci-
d o. N o llevaba espad a en su m ano, ni siquiera un bastón.
N o ocupó el trono d e David , pues era un hom bre pobre.
Reform ó la Ley d e Moisés, y quebrantó el sábad o com o d ía
d e d escanso. N o conquistó Oriente ni Occid ente, y estaba
sujeto a la ley rom ana. N o exaltó a los jud íos, sino que
pred icó la iguald ad y la herm and ad , e increpó a los escribas
y fariseos. N o trajo consigo un reinad o d e paz, pues d uran -
te su vid a la injusticia y la crueld ad alcanzaron un grad o tal
que Él m ism o sucum bió víctim a d e ellas, y m urió vergon -
zosam ente en la cruz.
Así hablaban y pensaban los jud íos porque no co m -
prend ieron las Escrituras ni las gloriosas verd ad es que ellas
contenían. Conocían la letra d e m em oria, pero d el Espíritu
d e vid a allí encerrad o, no com prend ían ni una palabra.
Escuchad , yo os m ostraré su significad o. A pesar d e que
Cristo vino d e N azaret, que era un lugar conocid o, tam bién
vino d el Cielo. Su cuerpo nació d e María, pero su Espíritu
vino d el Cielo. La espad a que portaba era la espad a d e Su
lengua, con la que separó el bien d el m al, lo verd ad ero d e
lo falso, los fieles d e los infieles, y la luz d e la oscurid ad .
¡Su Palabra era, sin d ud a, una afilad a espad a! El Trono que
ocupó es el Trono Eterno, d esd e el cual Cristo reinará ete r-
nam ente; un trono celestial, no terrenal, pues la s cosas d e la
tierra pasan, m ientras que las d el cielo son eternas. Él inter-
pretó y com pletó la Ley d e Moisés y cum plió la Ley d e los
Profetas. Su palabra conquistó Oriente y Occid ente. Su
Reino es eterno. Él exaltó a aquellos jud íos que Le recon o-
cieron. Éstos fueron hom bres y m ujeres d e hum ild e cuna,
pero su asociación con Él les hizo grand es y ganaron d igni-

67
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

d ad im pereced era. Los anim ales que habrían d e vivir los


unos con los otros representaban las d iferentes sectas y r a-
zas que, d espués d e haber estad o en guerra, d eberían vivir
en ad elante unid as por el am or y la carid ad , bebiend o jun -
tas el Agua d e Vid a d e Cristo, la Fuente Eterna.
De este m od o, tod as las profecías espirituales concer-
nientes al ad venim iento d e Cristo fueron cum plid as, pero
los jud íos cerraron sus ojos para no ver, y sus oíd os para no
oír, y la Divina Realid ad d e Cristo pasó junto a ellos, sin ser
oíd o, ni am ad o, ni reconocid o.
Es m uy fácil leer las Sagrad as Escrituras, pero sólo con
un corazón lim pio y con una m ente pura pued e uno co m -
prend er su verd ad ero significad o. Pid am os ayud a a Dios
para que nos perm ita entend er los Libros Sagrad os. Orem os
para tener ojos que vean, oíd os que oigan, y corazones que
anhelen la paz.
La eterna Misericord ia d e Dios es inm ensurable. Él
siem pre ha escogid o a ciertas alm as, sobre las que ha d e-
rram ad o la Divina Munificencia d e Su Corazón, cuyas m en -
tes Él ha ilum inad o con la luz celestial, a quienes ha r evela-
d o los sagrad os m isterios, y ante cuyos ojos ha m a ntenid o
lim pio el Espejo d e la Verd ad . Éstos son los d iscíp ulos d e
Dios, y Su bond ad no tiene lím ites. Vosotros, siervos d el Al-
tísim o, pod éis ser tam bién Sus d iscípulos. Los tesoros d e
Dios son inagotables.
El Espíritu que em ana d e las Sagrad as Escrituras es el
alim ento para tod os los ham brientos. Dios, que ha conferi-
d o Su revelación a Sus Profetas, seguram ente proveerá d e
Su abund ancia el pan d e cad a d ía a tod os aquellos que lo
pid an con fe.

68
17

EL ESPÍRITU SAN TO , EL PODER IN TERMEDIARIO


EN TRE D IOS Y EL SER H UMAN O

A v. de Camoëns 4
31 de octubre

La Realid ad Divina es inim aginable, ilim itad a, eterna,


inm ortal e invisible.
El m und o d e la creación está sujeto a las leyes naturales,
finitas y m ortales.
De la Realid ad Infinita no pued e d ecirse que asciend e o
d esciend e. Está m ás allá d el entend im iento d el ser hum ano,
y no pued e d escribirse en térm inos aplicables a la esfera fe -
nom énica d el m und o cread o.
El ser hum ano, por tanto, se encuentra en extrem a nece-
sid ad d el único Pod er por el cual es capaz d e recibir ayud a
d e la Realid ad Divina, siend o tal Pod er el único capaz d e
ponerlo en contacto con la Fuente d e tod a vid a.
Se necesita un interm ed iario para poner en contacto d os
extrem os. Riqueza y pobreza, abund ancia y necesid ad ; sin
un pod er interm ed iario, no pod ría existir relación alguna
entre esos pares d e opuestos.

69
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Por ello pod em os d ecir que d ebe haber un Med iad or en -


tre Dios y el ser hum ano, y ése no es otro que el Espíritu
Santo, el cual pone en contacto a la creación terrenal con el
"Inim aginable", la Realid ad Divina.
La Realid ad Divina pued e ser com parad a con el sol y el
Espíritu Santo con los rayos d el sol. Así com o los rayos d el
sol traen la luz y el calor d el sol a la tierra, d and o vid a a t o-
d os los seres cread os, las "Manifestaciones" traen el pod er
d el Espíritu Santo d el Sol d e la Realid ad Divina para d ar
luz y vid a a las alm as d e los seres hum anos.
Observad : necesariam ente ha d e existir un interm ed iario
entre el sol y la tierra; el sol no d esciend e a la tierra, ni la
tierra asciend e al sol. Este contacto se realiza por m ed io d e
los rayos d el sol, que son los que confieren luz y calor.
El Espíritu Santo es la luz d el Sol d e la Verd ad que trae,
por su infinito pod er, vid a e ilum inación a tod a la hum an i-
d ad , inund and o tod as las alm as con el Respland or Divino,
llevand o las bend iciones d e la Misericord ia d e Dios al
m und o entero. La tierra, sin la m ed iación d el calor y la luz
d e los rayos d el sol, no recibiría ningún beneficio d el sol.
De igual m od o, el Espíritu Santo es la causa m ism a d e la
vid a hum ana; sin el Espíritu Santo el ser hum ano no ten -
d ría intelecto y estaría incapacitad o para ad quirir conoci-
m iento científico, por el que ha lograd o su gran influencia
sobre el resto d e la creación. La ilum inación d el Espíritu
Santo confiere al género hum ano el pod er d el pensam iento,
y le capacita para d escubrir el m od o d e d oblegar a su vo-
luntad las leyes d e la naturaleza.
El Espíritu Santo es el que, a través d e la m ed iación d e
los Profetas d e Dios, nos enseña las virtud es espirituales y
nos capacita para alcanzar la Vid a Eterna.
Tod as estas bend iciones le son otorgad as al ser hum ano
por el Espíritu Santo; por lo que pod em os entend er que el

70
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Espíritu Santo es el interm ed iario entre el Cread or y su


creación. La luz y el calor d el sol hacen que la tierra sea
fértil, y crean vid a en tod o lo que crece; y el Espíritu Santo
vivifica las alm as d e los seres hum anos.
Los d os grand es apóstoles, San Ped ro y San Juan el
Evangelista, eran sim ples y hum ild es trabajad ores, que br e-
gaban por su sustento d iario. Por el Pod er d el Espíritu
Santo, sus alm as fueron ilum inad as, y ellos recibieron las
bend iciones eternas d el Señor Jesucristo.

71
18

LAS DOS N ATURALEZAS DEL SER H UMAN O


1º de noviembre

¡H oy, en París, es un d ía d e regocijo! Se celebra la fest i-


vid ad d e "Tod os los Santos". ¿Por qué creéis que esas per-
sonas fueron llam ad as "Santos"? La palabra tiene un sign ifi-
cad o m uy real. Un santo es el que lleva una vid a d e pur eza,
alguien que se ha liberad o d e tod as las d ebilid ad es e im per -
fecciones hum anas.
En el ser hum ano existen d os naturalezas; su naturaleza
superior o espiritual, y su naturaleza inferior o m aterial.
Con una se acerca a Dios, con la otra vive sólo para el
m und o. Los signos d e estas d os naturalezas se hallan pre-
sentes en cad a persona. En su aspecto m aterial, expresa fal-
sed ad , crueld ad e injusticia; tod as éstas son el prod ucto d e
su naturaleza inferior. Los atributos d e su naturaleza d ivina
se m anifiestan en am or, m isericord ia, bond ad , verd ad y
justicia; tod as y cad a una d e ellas son la expresión d e su na -
turaleza superior. Tod os los buenos hábitos, tod as las cua-
lid ad es nobles, pertenecen a la naturaleza espiritual d el ser
hum ano, m ientras que tod as sus im perfecciones y acciones
pecam inosas nacen d e su naturaleza m aterial. Si la natur a-

75
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

leza d ivina d e la persona d om ina a su naturaleza hum ana,


entonces tenem os a un santo.
El ser hum ano tiene el pod er d e realizar buenas y m alas
acciones; si pred om ina su pod er para lo bueno y vence sus
inclinaciones para hacer el m al, entonces, en verd ad , pued e
llam arse santo. Pero si, por el contrario, d esprecia las cosas
d e Dios y perm ite que sus pasiones perversas le d om inen,
no será m ejor que un sim ple anim al.
Los santos son personas que se han librad o d el m und o
d e la m ateria y han vencid o al pecad o. Viven en el m und o,
pero no pertenecen a él; sus pensam ientos están continua-
m ente en el m und o d el espíritu. Sus vid as tran scurren en
santid ad , y sus acciones expresan am or, justicia y pied ad .
Están ilum inad os d esd e lo alto; son com o lám paras brillan -
tes y lum inosas en los lugares oscuros d e la tierra. Éstos son
los santos d e Dios. Los apóstoles, que fueron los d iscípulos
d e Jesucristo, eran com o los d em ás seres hum anos; ellos,
com o sus com pañeros, se sentían atraíd os por las cosas d el
m und o, y cad a uno pensaba sólo en su provecho personal.
Conocían m uy poco acerca d e la justicia; tam poco se encon -
traban entre ellos las perfecciones d ivinas. Pero cuand o si-
guieron a Cristo y creyeron en Él, su ignorancia se convirtió
en entend im iento, la crueld ad se trocó en justicia, la false-
d ad en verd ad , la oscurid ad en luz. H abían sid o m und anos,
se volvieron espirituales y d ivinos. H abían sid o hijos d e las
tinieblas, y se convirtieron en hijos d e Dios: ¡llegaron a ser
santos! Esforzaos, pues, por seguir sus pasos, d ejand o atrás
tod as las cosas terrenales, y tratad d e alca nzar el Reino Es-
piritual.
Rogad a Dios que os fortalezca en la virtud d ivina, para
que seáis com o ángeles en el m und o, y faros d e luz para r e-
velar los m isterios d el Reino a quienes poseen un corazón
com prensivo.

76
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Dios envió a sus Profetas al m und o para enseñar e ilu-


m inar al ser hum ano, para explicarle el m isterio d el Pod er
d el Espíritu Santo, para perm itirle reflejar la luz, y para que
a su vez, sea la fuente d e guía d e otros. Los Libros Celestia-
les, la Biblia, el Qur'án, y otras Escrituras Sagrad as, han
sid o otorgad os por Dios com o guías en los send eros d e la
d ivina virtud , d el am or, la justicia y la paz.
Por tanto, os d igo que d ebéis esforzaros por seguir los
consejos d e estos Libros Sagrad os, y ord enar vuestras vid as
para que, siguiend o los ejem plos expuestos ante vosotros,
pod áis convertiros en los Santos d el Altísim o.

77
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

19

EL PROGRESO MATERIAL Y ESPIRITUAL


2 de noviembre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


¡Qué d ía m ás herm oso hace hoy! El cielo está d espejad o,
el sol brilla y, por ello, el corazón d e la gente está aleg re.
Un d ía tan rad iante y herm oso otorga nueva vid a y fuer -
zas a tod o el m und o, y si alguien estaba enferm o, siente re -
nacer en su corazón la jubilosa esperanza d e la salud . To -
d os estos d ones d e la naturaleza conciernen a la parte física
d el ser hum ano, p ues sólo su cuerpo pued e recibir los be-
neficios m ateriales.
Si un ind ivid uo triunfa en su negocio, en su arte o pro fe-
sión, gracias a ello, es capaz d e m ejorar su bienestar físico,
proporcionand o a su cuerpo el d escanso y la tranquilid ad
que le agrad an. H oy vem os a nuestro alred ed or cóm o las
personas procuran rod earse d e tod as las com od id ad es m o -
d ernas y d e lujo, sin negarle nad a al lad o físico y m aterial
d e su naturaleza. Pero tened cuid ad o, no sea que por pen -
sar d em asiad o en las cosas d el cuerpo os olvid éis d e las co-
sas d el alm a; pues los progresos m ateriales no elevan el es -

78
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

píritu hu m ano. La perfección en las cosas m und anas es una


d icha para el cuerpo hum ano, pero en m od o alguno glorifi-
ca su alm a.
Pued e suced er que un ind ivid uo que posee tod os los be-
neficios m ateriales y que vive rod ead o d e la m ayor opu -
lencia que la civilización m od erna es capaz d e proporcio -
narle, esté d esprovisto d e tod os los im portantes d ones d el
Espíritu Santo.
Sin d ud a, el progreso m aterial es algo bueno y d igno d e
alabanza, pero al proced er así, no olvid em os el im por tantí-
sim o progreso espiritual, cerrand o nuestros ojos a la luz
d ivina que está brilland o entre nosotros.
Sólo progresand o tanto espiritual com o m aterialm ente,
pod em os evolucionar verd ad eram ente y convertirnos en
seres perfectos. Tod os los grand es Maestros han aparecid o
para traer al m und o esta vid a espiritual y esta luz. Vinieron
para que el Sol d e la Verd ad pud iera m anifestarse y brillar
en los corazones d e los seres hum anos, y para que, a través
d e su pod er m aravilloso, pud iesen alcanzar la Luz Sem pi-
terna.
Cuand o el Señor Jesucristo vino, d erram ó la luz d el Es-
píritu Santo sobre tod os los que Le rod eaban, y sus d iscípu -
los y tod os los que recibieron su ilum inación fueron inspi-
rad os, convirtiénd ose en seres espirituales.
Bahá'u'lláh nació y vino a este m und o para m anifestar
esta luz. Él enseñó la Verd ad Eterna a los seres hum anos, y
d erram ó los rayos d e Luz Divina por d oquier.
¡Ay!, ved cóm o la hum anid ad m enosprecia esta Luz.
Aún sigue su cam ino d e oscurid ad y d e d esunión, y las d is-
cord ias y las terribles guerras aún continúan vigentes.
El ser hum ano em plea el progreso m aterial para satisfa -
cer su ansia d e guerra, y fabrica instrum entos y d ispositi-
vos d e d estrucción para aniquilar a sus herm anos.

79
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

A pesar d e ello, esforcém onos por alcanzar los beneficios


espirituales, pues éste es el único m od o d e lograr el verd a -
d ero progreso, aquel que proviene d e Dios y que sólo a
Dios pertenece.
Ruego por tod os vosotros para que pod áis recibir las
Munificencias d el Espíritu Santo; para que verd ad eram ente
seáis ilum inad os, y avancéis siem pre hacia ad elante y hacia
lo alto, hacia el Reino d e Dios. Entonces vuestros corazones
se hallarán preparad os para recibir las buenas nuevas,
vuestros ojos se abrirán, y veréis la Gloria d e Dios; vuestros
oíd os se lim piarán y pod rán percibir el llam ad o d el Reino,
y con lenguaje elocuente llam aréis a los seres hum anos a la
com prensión d el Pod er Divino y el Am or d e Dios.

80
20

LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA Y
EL DESARROLLO DEL ALMA

3 de noviembre

París se está poniend o m uy frío, tan frío que pronto m e


veré obligad o a m archar, pero el calor d e vuestro am or aún
m e retiene aquí. Dios m ed iante, espero estar tod avía un
breve tiem po entre vosotros; el calor y el frío d el cuerpo no
pued en afectar al espíritu, pues éste recibe su calor d el
fuego d el Am or d e Dios. Cuand o seam os capaces d e com -
prend er esto, em pezarem os a entend er algo d e nuestra vid a
en el m und o venid ero.
Dios, en Su Munificencia, nos ha d ad o un conocim iento
previo aquí, nos ha proporcionad o ciertas pruebas d e la d i-
ferencia que existe entre el cuerpo, el alm a y el espíritu.
Vem os que el frío, el calor, el sufrim iento, etc., sólo con -
ciernen al cuerpo, sin afectar al espíritu.
Cuán frecuentem ente vem os a un ind ivid u o, pobre, en -
ferm o, m iserablem ente vestid o y sin m ed ios d e subsis ten-
cia, pero fuerte espiritualm ente. Aunque su cuerpo ha su -
frid o, su espíritu está intacto y en perfecto estad o. Y cuán a

81
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m enud o vem os a una persona rica, físicam ente fuerte y sa -


lud able, pero con el alm a m ortalm ente enferm a.
Es suficientem ente evid ente para la m ente perspicaz que
el espíritu d el ser hum ano es algo m uy d iferente d e lo que
es su cuerpo físico.
El espíritu es inm utable, ind estructible. El progreso y el
d esarrollo d el alm a, la alegría y el pesar d el alm a, son ind e-
pend ientes d el cuerpo físico.
Si algún am igo nos causa alegría o pena, si un am or re-
sulta verd ad ero o falso, es el alm a la afectad a. Si nuestros
seres querid os están lejos d e nosotros, es el alm a la que su -
fre, y las penas y las tribulaciones d el alm a pued en m ani-
festarse en el cuerpo.
De este m od o, cuand o el espíritu se alim enta d e virtud es
santas, entonces el cuerpo está alegre; si el alm a cae en el
pecad o, el cuerpo sufre.
Cuand o encontram os verd ad , constancia, fid elid ad y
am or, nos sentim os felices; pero si encontram os m entira,
infid elid ad y engaño, nos sentim os d esgraciad os.
Tod as estas cosas pertenecen al alm a, y no son enferm e-
d ad es corporales. Por ello vem os claram ente que el alm a, lo
m ism o que el cuerpo, tiene su propia ind ivid ualid ad . Pero
si el cuerpo experim enta algún cam bio, el espíritu no resul-
ta necesariam ente afectad o. Cuand o se rom pe un espejo en
el cual brilla el sol, el espejo qued a roto, pero ¡el sol conti-
núa brilland o! Si una jaula que contiene un pájaro es d es-
truid a, el pájaro no su fre ningún d año. Si se rom pe una
lám para, ¡la llam a pued e continuar ard iend o!
Lo m ism o pued e aplicarse al espíritu d el ser hum ano;
aunque la m uerte d estruya su cuerpo, no tiene pod er sobre
el espíritu, éste es eterno, ind estructible, sin principio ni fin.
En lo que respecta al alm a d el ser hum ano d espués d e la
m uerte, ésta perm anece en el grad o d e pureza hasta el que

82
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

ha evolucionad o d urante su vid a en el cuerpo físico, y d es -


pués que ha sid o liberad a d el cuerpo, perm anece sum ergi-
d a en el océano d e la Misericord ia d e Dios.
Desd e el m om ento en que el alm a d eja el cuerpo y alcan -
za el Mund o Celestial, su evolución es espiritual, y d icha
evolu ción es el acercamiento a Dios.
En la creación física, la evolución consiste en pasar d e un
grad o d e perfección a otro m ayor. El m ineral, con sus per -
fecciones m inerales, pasa al m und o vegetal; los vegetales,
con sus perfecciones, pasan al m und o anim al, y así sucesi-
vam ente, hasta el d e la hum anid ad . Este m und o está lleno
d e aparentes contrad icciones; en cad a uno d e estos reinos
(m ineral, vegetal y anim al), la vid a existe en d iferentes gra -
d os; si bien, cuand o la com param os con la vid a en el ser
hum ano, la tierra parece estar m uerta, y sin em bargo, vive
y tiene vid a propia. En este m und o las cosas viven y m ue-
ren, y continúan viviend o en otras form as d e vid a, pero en
el m und o d el espíritu es absolu tam ente d iferente.
El alm a no evoluciona d e un grad o a otro com o siguien -
d o una ley; sólo evoluciona en su acercam iento a Dio s, por
la bond ad y la Munificencia d e Dios.
Es m i sincera oración que tod os pod am os alcanzar el
Reino d e Dios, y acercarnos a Él.

83
21

LAS REUN ION ES ESPIRITUALES EN P ARÍS


4 de noviembre

En la actualid ad , en tod a Europa se oye que se celebran


reuniones y asam bleas, y que se form an socied ad es d e tod o
tipo. H ay algunas interesad as en el com ercio, en las cien -
cias, la política, y m uchas otras. El propósito d e tod as ellas
es m aterial, pues su d eseo es el progreso y esclarecim iento
d el m und o d e la m ateria. Pero raram ente sopla sobre ellas
un hálito d el m und o d el espíritu. Parecen inconscientes a la
Voz Divina, ind iferentes a las cosas relacionad as con Dios.
Pero esta reu nión en París, en verd ad , es una reunión espi-
ritual. El H álito Divino se está d erram and o entre vosotros,
la luz d el Reino está brilland o en tod os los corazones. El
Am or Divino d e Dios es un pod er que está entre vosotros, y
con alm as sed ientas recibís las buenas nuevas d e gran feli-
cid ad .
Tod os vosotros os halláis aquí reunid os d e com ún
acuerd o, con vuestros corazones atraíd os, vuestras alm as
llenas d e am or d ivino, trabajand o y anheland o la unid ad
d el m und o.
¡En verd ad , ésta es una reunión espiritual! ¡Es com o un
herm oso y perfum ad o jard ín! Sobre ella el Sol Celestial d e -

84
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

rram a sus d orad os rayos, y su calor penetra y alegra cad a


corazón expectante. El am or d e Cristo, que trasciend e tod o
conocim iento, está entre vosotros, y el Espíritu Santo es
vuestra ayud a.
¡Día a d ía esta reunión crecerá y se hará m ás pod erosa,
hasta que grad ualm en te su espíritu conquistará tod o el
m und o!
Esforzaos d e tod o corazón para estar d ispuestos a ser
canales para la Munificencia d e Dios. Por cuanto os d igo
que Él os ha escogid o para que seáis sus m ensajeros d e
am or a lo largo y ancho d el m und o, para que seá is los por-
tad ores d e los d ones espirituales para la hum anid ad , y para
que a través d e vosotros se d ifund an sobre la tierra la uni-
d ad y la concord ia. Dad gracias a Dios d e tod o corazón por
haberos otorgad o tal privilegio. Pues una vid a d ed icad a a
la alabanza no es suficiente para agrad ecer a Dios un favor
tan grand e.
¡Elevad vuestros corazones m ás allá d el presente y con -
tem plad el futuro con fe! H oy la sem illa ha sid o sem brad a,
sus granos caen sobre la tierra, m as aguard ad el d ía cuand o
se convertirá en un árbol glorioso y sus ram as se llenarán
d e fru tos. ¡Regocijaos y estad contentos, pues este d ía ha
am anecid o, tratad d e com prend er su pod er, pues, en ver -
d ad , es m aravilloso! ¡Dios os ha coronad o con honor y en
vuestros corazones ha puesto una estrella rad iante; verd a-
d eram ente, su luz ilu m inará el m und o entero!

85
22

LAS DOS CLASES DE LUZ


5 de noviembre

¡H oy el cielo está nublad o y el d ía es triste! En Oriente el


sol brilla a d iario, las estrellas nunca están velad as, y hay
m uy pocas nubes. La luz siem pre am anece en Oriente, e
irrad ia su esplend or sobre Occid ente.
H ay d os clases d e luz. Una es la luz visible d el sol, con
cuya ayud a pod em os d iscernir las bellezas d el m und o que
nos rod ea; sin ella no pod ríam os ver nad a.
N o obstante, aun cuand o la función d e esta luz es hacer
visibles las cosas, no nos pued e d ar el poder d e ver o com -
prend er los variad os encantos que encierran, pues esa luz
no tiene inteligencia, ni d iscernim iento. Es la luz d el intelec-
to la que nos otorga conocim iento y en tend im iento, y sin
esta luz los ojos físicos serían inútiles.
La luz d el intelecto es la luz m ás sublim e que existe,
pues nace d e la Luz Divina.
La luz d el intelecto nos perm ite conocer y com prend er
tod o lo que existe, pero tan sólo la Luz Divina pued e pro -
porcionarnos una visión d e las cosas invisibles, y perm itir -
nos visualizar verd ad es que sólo serán evid entes al m und o
d entro d e m iles d e años.

86
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Fue la Luz Divina la que perm itió a los profetas ver con
d os m il años d e anticipación lo que iba a suced er, y hoy en
d ía contem plam os la realización d e su visión. Por ello d e-
bem os esforzarnos por buscar esta Luz, pues es m ás grand e
que ninguna otra.
Gracias a esta Luz, Moisés pud o ver y com prend er la
Aparición Divina, y oyó la Voz Celestial que le habló d esd e
la Zarza Ard iente.1
Mu¥am m ad habla acerca d e esta Luz cuand o d ice:
"¡Alláh es la luz d e los cielos y d e la tierra!"
Buscad con tod o vuestro corazón esta Luz Celestial para
que pod áis ser capacitad os en la com prensión d e las rea li-
d ad es, para que pod áis conocer las cosas secretas d e Dios, y
que los cam inos ocultos se vuelvan claros ante vuestros
ojos.
Esta Luz pued e com pararse con un espejo, y así com o el
espejo refleja tod o lo que se halla d elante d e él, así esta Luz
m uestra a los ojos d e nuestro espíritu tod o lo que existe en
el Reino d e Dios, y logra que la realid ad d e las cosas se
haga visible. Con la ayud a d e esta respland eciente Luz, to -
d as las interpretaciones espirituales d e las Sagrad as Escri-
turas han sid o aclarad as, las cosas ocultas d el Universo d e
Dios se han hecho m anifiestas, y hem os sid o capacitad os
para com prend er los propósitos d ivinos para el ser hu -
m ano.
Ruego que Dios en su Misericord ia ilum ine vuestros co -
razones y vuestras alm as con su gloriosa Luz, para que
cad a uno d e vosotros brille com o una estrella rad iante en
los lugares oscuros d el m und o.

1 Cf. Ex. 3:2.

87
23

EL AN H ELO ESPIRITUAL EN O CCIDEN TE

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


¡Sed bienvenid os! H e venid o d esd e las tierras d e Oriente
a Occid ente a convivir por un tiem po con vosotros. En
Oriente se oye d ecir m uy a m enud o que la gente d e Occi-
d ente carece d e espiritualid ad , pero yo no he encontrad o
que eso sea así. Gracias a Dios, veo y siento que existe un
gran anhelo espiritual entre los pueblos d e Occid ente y, en
algunos casos, su percepción espiritual es incluso m ás
agud a que la d e sus herm anos orientales. Si las enseñanzas
d ad as en Oriente hubiesen sid o d ifund id as conscientem en -
te en Occid ente, en la actualid ad el m und o sería un lugar
m ás ilum inad o.
Aunque en el pasad o tod os los grand es Maestros Espiri-
tuales aparecieron en Oriente, aún existen allí m uchas per -
sonas que están absolutam ente d esprovistas d e espirituali-
d ad . Con respecto a las cosas d el espíritu, están tan faltas
d e vid a com o una pied ra; ni siquiera d esean ser d iferentes,
pues consid eran que el ser hum ano no es m ás que una
form a d e anim al superior, y que las cosas d e Dios no le
conciernen.
Pero la am bición d el ser hum ano d ebería estar por enci-
m a d e esto; d ebería d irigir siem pre su m irad a m ás allá d e sí

88
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m ism o, siem pre hacia lo alto y hacia ad elante, hasta que


por la Misericord ia d e Dios pued a alcanzar el Reino d e los
Cielos. Ad em ás, existen personas cuyos ojos están abiertos
sólo para el progreso físico y la evolución en el m und o d e la
m ateria. Estas personas prefieren estud iar la sem ejanza en -
tre su propio cuerpo físico y el d el m ono, en lugar d e con -
tem plar la gloriosa relación entre su espíritu y el d e Dios.
En verd ad , esto es extraño, pues el ser hum ano solam ente
se asem eja a la creación inferior en la parte física, pero con
respecto a su intelecto es absolutam ente d iferente.
El ind ivid uo está siem pre progresand o. Su círculo d e co -
nocim iento está am pliánd ose continuam ente, y su activi-
d ad m ental fluye a través d e m uchos cauces d iferentes. Ob -
servad lo que el ser hum ano ha realizad o en el cam po d e la
ciencia; consid erad sus m últiples d escubrim ientos y sus in -
contables invenciones, y su profund o entend im iento d e las
leyes naturales.
En el m und o d el arte ocurre exactam ente lo m ism o, y
este m aravilloso d esarrollo d e las facultad es hum anas se
torna cad a vez m ás rápid o a m ed id a que transcurre el
tiem po. Si los d escubrim ientos, los inventos, y los logros
m ateriales d e los últim os m il quinientos años pud ieran jun -
tarse, veríais que ha habid o m ás ad elantos en los últim os
cien años que en los m il cuatrocientos años anteriores. Pues
la rapid ez con la que el ser hum ano está progresand o se in -
crem enta d e siglo en siglo.
El pod er d el intelecto es uno d e los d ones m ás grand es
que Dios ha otorgad o al ser hum ano; es el pod er que hace
d e él una criatura superior al anim al. Porque, m ientras que
siglo tras siglo y ed ad tras ed ad la inteligencia hu m ana au -
m enta y se hace m ás penetrante, la d el anim al perm anece
siem pre igual. ¡Ellos no son m ás inteligentes d e lo que eran
hace m il años! ¿Se necesita m ayor prueba que ésta para d e-

89
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m ostrar la d esiguald ad entre la creación hum a na y la crea-


ción anim al? Seguram ente está tan claro com o el d ía.
En cuanto a las perfecciones espirituales, son un d erecho
d e nacim iento d e la persona y sólo a ella pertenecen ent re
tod os los seres cread os. El ser hum ano es, en realid ad , un
ser espiritual, y solam ente cuand o vive en espíritu es, en
verd ad , feliz. Este anhelo y percepción espirituales pertene-
cen a tod o el m und o por igual, y tengo la firm e convicción
d e que las gentes d e Occid ente poseen una gran aspiración
espiritual.
Es m i m ás ferviente oración que la estrella d e Oriente
d erram e sus brillantes rayos sobre el m und o occid ental, y
que los pueblos d e Occid ente se levanten con fuerza, con
entereza y valor, para ayud ar a sus herm anos orientales.

90
24

C ON FEREN CIA OFRECIDA EN UN


ESTUDIO DE P ARÍS

6 de noviembre

Verd ad eram ente, ésta es una casa bahá'í. Cad a vez que
se establece una casa o un lugar d e reunión d e esta natura -
leza, se convierte en una d e las ayud as m ás grand es para el
progreso general d e la ciud ad y el país a los que pertenece.
Estim ula el d esarrollo d e la erud ición y la ciencia, y es co -
nocid a por su in tensa espiritualid ad y por el am or que d i-
fund e entre la gente.
El establecim iento d e uno d e estos lugares d e reunión
siem pre viene acom pañad o d e una gran prosperid ad . ¡La
prim era Asam blea Bahá'í que existió en Teherán fue espe-
cialm ente bend ecid a! En sólo un año creció tan rápid am en -
te que el núm ero d e sus m iem bros había aum entad o nueve
veces. En la actualid ad , en la lejana Persia, existen m uchas
asam bleas sim ilares d ond e los am igos d e Dios se reúnen
llenos d e alegría, d e am or y unid ad . Enseñan la Causa d e
Dios, ed ucan al ignoran te, y estrechan sus corazones con un
am or fraternal. Son ellos los que ayud an al pobre y al ne-
cesitad o y les sum inistran el pan d e cad a d ía. Am an y cui-

91
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

d an d e los enferm os, y son m en sajeros d e esperanza y con -


suelo para los d esolad os y oprim id os.
¡Oh vosotros en París, esforzaos para que vuestras asam -
bleas pued an ser com o éstas, y que logren los m ayores fru -
tos!
¡Oh am igos d e Dios! Si tenéis confianza en la Palabra d e
Dios y sois fuertes; si seguís los preceptos d e Bahá'u'lláh d e
atend er al enferm o, levantar al caíd o, cuid ar d el pobre y d el
necesitad o, d ar cobijo al ind igente, proteger al oprim id o,
consolar a los atribulad os y am ar al género hum ano con
tod o vuestro corazón, entonces pued o d eciros que antes d e
que pase m ucho tiem po, este lugar d e reunión recogerá una
m aravillosa cosecha. Día a d ía cad a m iem bro prog resará y
se volverá m ás y m ás espiritual. Pero d ebéis tener una base
firm e, y vuestros propósitos y aspiraciones d eben ser com -
prend id os claram ente por cad a uno d e los m iem bros. De-
ben ser los siguientes:

1.- Mostrar com pasión y buena voluntad a tod o el género


hum ano.
2.- Rend ir servicio a la hum anid ad .
3.- Esforzarse por guiar e ilum inar a quienes están en os cu-
rid ad .
4.- Ser bond ad osos con tod os, y m anifestar afecto hacia
tod a alm a viviente.
5.- Ser hum ild es en vuestra actitud hacia Dios, ser constan -
tes en la oración a Él, para crecer d iariam ente en el acer -
cam iento a Dios.
6.- Ser tan fieles y sinceros en tod as vuestras acciones que
cad a uno d e los m iem bros se d istinga por la en carna-
ción d e las cualid ad es d e honestid ad , am or, fe, am abili-
d ad , generosid ad y valor. Ser d esprend id os d e tod o lo
que no sea Dios, atraíd os por el H álito Celestial, un

92
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

alm a d ivina; para que el m und o pued a conocer que un


bahá'í es un ser perfecto.

Tratad d e alcanzar esto en vuestras reuniones.


¡Entonces, en verd ad , vosotros, los am igos d e Dios, os reu -
niréis con gran alegría! Ayud aos los unos a los otros, con -
vertíos en un solo ser, y habréis alcanzad o la unid ad per-
fecta.
Ruego a Dios que d iariam ente pod áis avanzar en espiri-
tualid ad , que el am or a Dios se m anifieste cad a vez m ás en
vosotros, que los pensam ientos d e vuestros corazones se
purifiquen, y que vuestros rostros pued an estar siem pre
vueltos hacia Él. Que tod os y cad a uno d e vosotros alcance
el um bral d e la unid ad y entre en el Reino. Que cad a uno
d e vosotros sea com o una antorcha llam eante, encend id a y
ard iend o vivam ente con el fuego d el Am or d e Dios.

93
25

BAH Á 'U 'LLÁH


7 de noviembre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


H oy les hablaré d e Bahá'u'lláh. Al tercer año d espués
que el Báb había d eclarad o su Misión, Bahá'u'lláh, acusad o
por los fanáticos m ullás d e ser un creyente d e la nueva d oc-
trina, fue arrestad o y encerrad o en prisión. Al d ía siguiente,
sin em bargo, varios m inistros d el gobierno y otros hom bres
influyentes lograron ponerle en libertad . Más tard e, fue
arrestad o nuevam ente y los sacerd otes Le cond enaron a
m uerte. El gobernad or vaciló en llevar a cabo esta senten -
cia, por tem or a una revolución. Los sacerd otes se reunie-
ron en la m ezquita ante la cual se hallaba el lugar d e la eje -
cución. Tod os los habitantes d el pueblo se reunieron en
m asa fuera d e la m ezquita. Los carpinteros llevaron sus se -
rruchos y sus m artillos, los carniceros llegaron con sus cu -
chillos, los albañiles y constructores con palas sobre sus
hom bros; tod os estos hom bres, incitad os por los enard eci-
d os m ullás, estaban ansiosos por participar en el honor d e
m atarle. Dentro d e la m ezquita estaban reunid os los d octo -
res d e la religión. Bahá'u'lláh, d e pie frente a ellos, res pon-
d ía a tod as sus preguntas con gran sabid uría. El sabio m ás

94
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

im portante, en particular, había enm ud ecid o com pleta m en-


te ante Bahá'u'lláh, Quien refutaba tod os sus argum entos.
Surgió una d iscusión entre d os d e estos sacerd otes res-
pecto al significad o d e algunas palabras d e los escritos d el
Báb; le acusaban d e errores, y d esafiaron a Bahá'u'lláh para
que Le d efend iera, si Le era posible. Estos sacerd otes fue-
ron com pletam ente hum illad os, pues Bahá'u'lláh probó
ante la asam blea en pleno que el Báb tenía razón, y que la
acusación se había form ulad o por ignorancia.
Los d errotad os Le cond enaron a la tortura d el bastinad o,
y m ás enfurecid os que antes, Le cond ujeron fuera ante los
m uros d e la m ezquita, al lugar d e la ejecución, d ond e el
d escarriad o pueblo Le aguard aba.
El gobernad or tod avía se resistía a aceptar la d em an d a
d el clero d e ejecutarle. Com prend iend o el peligro en el cual
Se hallaba el d igno prisionero, envió a algunos hom bres a
rescatarlo. Pud ieron llevar a cabo su com etid o abriend o un
boquete en una d e las pared es d e la m ezquita, y guiand o a
Bahá'u'lláh a través d e la abertura hasta un lugar seguro,
aunque no hacia la libertad ; pues el gobernad or elud ió la
responsabilid ad que recaía sobre sus propios hom bros en -
viánd ole a Teherán. Aquí fue encarcelad o en una m azm o-
rra subterránea, d ond e nunca llegaba la luz d el d ía. Se Le
colocó al cuello una pesad a cad ena por m ed io d e la cual fue
encad enad o a otros cinco bábís; estos grilletes fueron ase -
gurad os con fuertes y pesad os cerrojos y cand ad os. Su ropa
fue hecha jirones, lo m ism o que su taj. Y en esta terrible
cond ición perm aneció d urante cuatro m eses.
Durante este tiem po, ninguno d e sus am igos pud o llegar
hasta Él.
Un oficial d e la prisión trató d e envenenarle, pero el ve -
neno no tuvo efecto, aunque Le provocó grand es sufri-
m ientos.

95
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Después d e cierto tiem po, el gobierno Le puso en liber-


tad y Le d esterró con tod a su fam ilia a Baghd ád , d ond e
perm aneció d urante once años. En este lapso d e tiem po,
soportó severas persecuciones, y estuvo rod ead o y acecha -
d o por el od io en carnizad o d e sus enem igos.
Sobrellevó tod as las tribulaciones y torm entos con el m a-
yor coraje y fortaleza. A m enud o, cuand o Se levantaba por
la m añana, no sabía si llegaría vivo a la puesta d el sol.
Mientras tanto, tod os los d ías los sacerd otes venían para
hacerle preguntas sobre religión y m etafísica.
Finalm ente, el gobernad or turco Le exilió a Constanti-
nopla, d e d ond e fue enviad o a Ad rianópolis; aquí vivió d u -
rante cinco años. Por últim o, fue d esterrad o a la rem ota for -
taleza-prisión d e San Juan d e Acre. Aquí fue encarcelad o en
la zona m ilitar d e la fortaleza, y custod iad o bajo la m ás es-
tricta vigilancia. N o tengo palabras suficientes para expre-
sarles las m u chas tribulaciones que tuvo que sufrir, y tod a
la m iseria que pad eció en esa prisión. N o obstante, d esd e
esta prisión Bahá'u'lláh escribió a tod os los m onarcas d e
Europa, y esas cartas, con una sola excepción, fueron en -
viad as por correo.
La Epístola a N áÐiri'd -Dín Sháh fue confiad a a un bahá'í
persa, Mírzá Bad í Khurásání, quien se com prom etió a en -
tregarla en las propias m anos d el Sháh. Este hom bre valien -
te esperó en las cercanías d e Teherán a que pasara el Sháh,
que tenía la intención d e recorrer esa ruta hacia su palacio
d e verano. Este valeroso m ensajero siguió al Sháh hasta su
palacio, y estuvo esperand o en el cam ino cerca d e la entra-
d a d urante varios d ías. Siem pre se le veía en el m ism o lu -
gar aguard and o en el cam ino hasta que la gente com enzó a
preguntarse la razón d e que estuviera allí. Por fin la noticia
llegó a oíd os d el Sháh, y ord enó a sus sirvien tes que lo lle-
varan ante sí.

96
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

"¡Oh servid ores d el Sháh!, soy portad or d e una carta que


d ebo entregar en sus propias m anos", d ijo Bad í, y luego le
d ijo al Sháh: "¡Os traigo una carta d e Bahá'u'lláh!"
Inm ed iatam ente fue d etenid o e interrogad o por aquellos
que querían obtener inform ación que los ayud ara en futu -
ras persecuciones d e Bahá'u'lláh. Bad í no respond ió una
sola palabra; entonces lo torturaron, pero él se m antuvo
firm e. Después d e tres d ías, le asesinaron, habiend o fraca -
sad o en sus in tentos d e hacerle hablar. Estos hom bres
crueles lo fotografiaron m ientras se hallaba bajo tortura. 1
El Sháh entregó la carta d e Bahá'u'lláh a los sacerd otes
para que se la explicaran. Transcurrid os unos d ías, estos sa -
cerd otes d ijeron al Sháh que la carta proced ía d e un enem i-
go político. El Sháh se enojó, y respond ió: "Ésa no es una
explicación. Os pago por leer y contestar m is cartas, por
consiguiente, obed eced ."
El espíritu y el significad o d e la Tabla a N á Ðiri'd -Dín
Sháh era, en resum en, el siguiente:
"Ahora que el tiem po ha llegad o, cuand o la Causa d e la
Gloria d e Dios ha aparecid o, pid o que se Me perm ita ir a
Teherán para respond er a tod as las preguntas que los sa -
cerd otes quieran hacerm e.
Os exhorto a que os desprendáis de la magnificencia
mundana de vuestro Imperio. Recordad a tod os los grandes
reyes que han vivido antes que vos: sus glorias han pasado."
La carta estaba red actad a con una corrección ad m irable,
y continuaba ad virtiénd ole al Rey con respecto al futuro
triunfo d el Reino d e Bahá'u'lláh, tanto en Oriente com o en
Occid ente.

1 Cierto ind ivid uo que se hallaba presente cuand o Bad í fue convocad o para llevar
la Epístola al Sháh, d ijo que lo vio transfigurarse; estaba rad iante.

97
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

El Sháh no prestó ninguna atención a las ad vertencias d e


esta carta, y continuó viviend o d el m ism o m od o hasta el fin
d e su vid a.
¡Aunque Bahá'u'lláh estaba encarcelad o, el Gran Pod er
d el Espíritu Santo se hallaba con Él!
N ingún otro estand o en prisión, pod ría haber hecho lo
que Él hizo. A pesar d e los terribles pad ecim ientos que su -
frió, nunca Se quejó.
En la d ignid ad d e Su Majestad , siem pre rehusó ver al
gobernad or, o a las personas influyentes d e la ciud ad .
Aunque la vigilancia era sum am ente estricta, Él iba y
venía a voluntad . Falleció en una casa situad a a unos tres
kilóm etros d e San Juan d e Acre.

98
26

LAS BUEN AS IDEAS DEBEN


TRAN SFORMARSE EN ACCIÓN

8 de noviembre

Por tod as partes se oye cóm o ensalzan los d ichos her m o-


sos y ad m iran los nobles preceptos. ¡Tod o el m und o d ice
que am a lo que es bueno y aborrece tod o lo que es m alo! La
sincerid ad d ebe ser ad m irad a, m ientras que la m en tira es
d espreciable. La fe es una virtud , y la traición es una ig -
nom inia para la hum anid ad . Es una ben d ición alegrar el co-
razón d e las personas, y una m ald ad causarles pena. Ser
am able y generoso es bueno, en tanto que el od io es un pe -
cad o. La justicia es una noble cualid ad , y la injusticia una
iniquid ad . Es un d eber d e cad a uno ser com pasivo y no d a -
ñar a nad ie, y evitar la envid ia y la m alicia a tod a costa. La
sabid u ría es la gloria d el ser hu m ano, no la ignorancia.
¡Luz, no oscurid ad ! Es bueno volver el rostro hacia Dios, y
una neced ad el ignorarlo. Es nuestro d eber guiar al ser hu -
m ano hacia lo alto, y no d esviarlo para provocar su caíd a.
Existen infinid ad d e ejem plos com o éstos.
Mas tod os estos d ichos no son m ás que palabras, y ve-
m os que m uy pocos d e ellos se traslad an al d om inio d e la

99
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

acción. Por el contrario, percibim os que las personas se d e -


jan llevar por la pasión y el egoísm o, y que cad a cual sólo
piensa en lo que pued e beneficiarle, aun cuand o ello signi-
fique la ruina d e su herm ano. Tod as están ansiosas por ha -
cer fortu na, y se preocupan poco o nad a por el bienestar d e
los d em ás. Sólo les im porta su propia tranquilid ad y co-
m od id ad , m ien tras que la cond ición d e sus sem ejantes no
les preocupa en absolu to.
Lam entablem ente, éste es el send ero que hollan la m a -
yoría d e los seres hum anos.
Pero los bahá'ís no d eben ser así; d eben elevarse por en-
cim a d e esta cond ición. Para ellos las acciones d eben ser
m ás que las palabras. Deben ser m isericord iosos con sus
acciones, y no sólo con sus palabras. Sus hechos d eben pro -
bar su fid elid ad , y sus acciones d eben m anifestar la Luz
Divina.
Permitid que vuestras acciones proclamen al mundo que
sois verdaderos bahá'ís, pues son las acciones las que ha blan
al mundo y son la causa del progreso de la humanidad.
Si som os verd ad eros bahá'ís la palabra no es necesaria.
N uestras acciones ayud arán al m und o, d ifund irán la civili-
zación, ayud arán al progreso d e la ciencia y perm itirán el
d esarrollo d e las artes. Sin acción no pued e llevarse a cabo
nad a en el m und o m aterial, ni las palabras por sí solas pue -
d en hacer que el ser hum ano progrese en el Reino espiri-
tual. N o sólo a través d e la expresión han alcanza d o la san-
tid ad los elegid os d e Dios, sino que por sus pacientes vid as
d e servicio activo han d ifund id o la luz en el m und o.
Por consiguiente, esforzaos para que vuestras acciones
sean a d iario herm osas oraciones. Volveos hacia Dios, y
procurad hacer siem pre aquello que es justo y noble.
¡Ayud ad al pobre, levantad al caíd o, confortad al afligid o,
procurad rem ed io al enferm o, tranquilizad al tem eroso, li-

100
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

brad al oprim id o, brin d ad esperanza al d esesperad o, y al-


bergue al d esam parad o!
Éste es el trabajo d el verd ad ero bahá'í, y esto es lo que se
espera d e él. Si nos esforzam os por hacer tod o esto, enton -
ces pod rem os consid erarnos verd ad eros bahá'ís, pero si no
lo hacem os, no serem os seguid ores d e la Luz, y no tend re-
m os d erecho al nom bre.
Dios, Quien ve tod os los corazones, sabe hasta qué
punto nuestras vid as son el cum plim iento d e nuestras pa -
labras.

101
27

EL VERDADERO SIGN IFICADO DEL


BAUTISMO CON AGUA Y FUEGO

9 de noviembre

En el Evangelio según San Juan, Cristo ha d icho: "A m e-


nos que el ser hum ano nazca d el agua y d el Espíritu, no
pod rá entrar en el Reino d e los Cielos."1 Los sacerd otes han
interpretad o esto en el sentid o d e que el bautism o es nece-
sario para la salvación. En otra parte d el Evangelio se d ice:
"Él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego."2
¡Y así, el agua d el bautism o y el fuego son una m ism a
cosa! Ello no pued e significar que el "agua" d e la cual se ha -
bla sea agua física, por cuanto es el opuesto d irecto d e
"fuego", y una d estruye al otro. Cuand o en los Evangelios
Cristo habla d e "agua" se refiere a aquel agua que es causa de
vida, pues sin agua ninguna criatura en el m und o pued e vi-
vir; los m inerales, los vegetales, los anim ales y el ser hu -
m ano, tod os d epend en d el agua p ara su m ism a existencia.
Los últim os d escubrim ientos científicos nos d em uestran
que incluso los m inerales poseen alguna form a d e vid a, y
que tam bién necesitan agua para su existencia.

1 Cf. Jn 3:5.
2 M t 3:11.

102
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

El agua es la fuente d e vid a, y cuand o Cristo habla d e


agua, sim boliza aquello que es la causa d e la V ida Sempi-
terna.
Este agua d e vid a a la cual Él se refiere es com o el fuego,
por cuanto éste no es m ás que el Am or d e Dios, y este am or
significa vid a para nuestras alm as.
Con el fuego d el Am or d e Dios se quem a el velo que nos
separa d e las Realid ad es Celestiales, y así con una visión
clara estarem os capacitad os para esforzarnos en nuestro
cam ino hacia lo alto, progresand o constantem ente en los
send eros d e la virtud y la santid ad y convirtiénd onos en los
instru m entos d e luz para el m und o.
¡N o hay nad a m ás grand e ni m ás sagrad o que el Am or
d e Dios! Da salud al enferm o, bálsam o al herid o, alegría y
consuelo al m und o entero, y sólo a través d e él pued e el ser
hum ano alcanzar la Vid a Sem piterna. La esencia d e tod as
las religiones y el fund am ento d e tod as las enseñanzas sa-
grad as es el Am or d e Dios.
Fue el Am or d e Dios el que guió a Abraham , a Isaac y Ja -
cob, el que fortaleció a José en Egipto y conced ió a Moisés
valor y paciencia.
Por m ed io d el Am or d e Dios, Cristo fue enviad o al
m und o con su inspirad or ejem plo d e una vid a perfecta d e
autosacrificio y d evoción, trayend o a tod o el m und o el
m ensaje d e la Vid a Sem piterna. Fue el Am or d e Dios el que
otorgó a Mu ¥am m ad el pod er d e cond ucir a los árabes
d esd e el estad o d e d egrad ación anim al en que se hallaban
hacia una existencia m ás elevad a.
El Am or d e Dios sustentó al Báb y le cond ujo a su sacri-
ficio suprem o, haciend o d e su seno la d iana anhelante d e
m iles d e balas.

103
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Por últim o, fue el Am or d e Dios el que trajo a Bahá'u'lláh


a Oriente, y el que ahora está extend iend o la luz d e sus en -
señanzas hasta los confines d e Occid ente, y d e polo a polo.
Por tanto, os exhorto a cad a uno d e vosotros a que, com -
prend iend o su pod er y belleza, sacrifiquéis tod os vuestros
pensam ientos, vuestras palabras y acciones para llevar el
conocim iento d el Am or d e Dios a tod os los corazones.

104
28

D ISCURSO EN "LA A LIAN ZA ESPIRITUALISTA "


Sala del A teneo; St. Germain
9 de noviembre

Deseo expresaros m i gratitud por vuestra hospitalid ad , y


m i alegría al veros inclinad os a lo espiritual. Me siento feliz
d e encontrarm e en una reunión com o ésta, congregad os
para escuchar un Mensaje Divino. Si pud ieseis ver con el
ojo d e la verd ad , contem plaríais grand es ond as d e espiri-
tualid ad en este lugar. El pod er d el Espíritu Santo está aquí
para tod os. ¡Alabad a Dios por haber inspirad o vuestros co-
razones con el d ivino fervor! Vuestras alm as son com o las
olas en el m ar d el espíritu; aunque cad a ind ivid uo es una
ola d iferente, el océano es uno solo, tod os estam os unid os
en Dios.
Tod os los corazones d eberían irrad iar unid ad , para que
la Luz d el único Manantial Divino d e tod as las cosas pued a
respland ecer con gran lum inosid ad . N o d ebem os consid e-
rar las olas por separad o, sino el m ar com o un tod o. Debe -
ríam os elevarnos d e lo ind ivid ual a la totalid ad . El espíritu
es com o un gran océano y sus olas son las alm as d e los se -
res hum anos.

105
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Se nos ha d icho en las Sagrad as Escrituras que la N ueva


Jerusalén aparecerá sobre la tierra. Ahora bien, es evid ente
que esta ciud ad celestial no será construid a con pied ra y
argam asa, ni levantad a con las m anos, sino que será eterna
en los Cielos.
Éste es un símbolo profético, que significa un nuevo ad ve-
nimiento de las Enseñanzas Divinas para iluminar los cora-
zones de las personas. H ace ya mucho tiempo que la Guía
Sagrada no ha conducido las vidas de la humanidad. Pero
ahora, al fin, la Ciudad Santa de la Nueva Jerusalén ha
vuelto nuevamente al mundo, ha aparecido una vez más
bajo el cielo de Oriente; de los horizontes de Persia ha sur-
gido la refulgencia que iluminará el mundo entero. Obser-
vamos en estos días el cumplimiento de la Divina Profecía.
Jerusalén ha desaparecido. La ciudad celestial que fue des-
truida, ahora es reconstruida; fue arrasada hasta sus cimien-
tos, pero ahora sus muros y pináculos han sido restau rados,
y se yerguen en lo alto con renovada y gloriosa belleza.
En el m und o occid ental, la prosperid ad m aterial ha
triunfad o, m ientras que en Oriente ha brillad o el sol espiri-
tual.
Siento m ucha alegría al ver una asam blea com o ésta en
París, d ond e el progreso espiritual y m aterial están unid os
en arm onía.
El ser hum ano -el verd ad ero ser hum ano- es alm a, no
cuerpo; aunque físicam ente pertenece al reino anim al, sin
em bargo su alm a lo eleva por encim a d el resto d e la crea-
ción. Observad cóm o la luz d el sol ilum ina el m und o d e la
m ateria; d e la m ism a m anera la Luz Divina d erram a sus ra -
yos sobre el reino d el alm a. ¡El alm a es lo que hace d e las
criaturas hum anas una entid ad celestial!
Por el pod er d el Espíritu Santo, actuand o a través d e su
alm a, el ser hum ano es capaz d e percibir la realid ad Divina

106
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

d e las cosas. Tod as las grand es obras d e arte y d e la ciencia


son testigos d e este pod er d el Espíritu.
Este m ism o Espíritu otorga la Vid a Sem piterna.
Tan sólo aquellos que sean bautizad os por el Espíritu Di-
vino, estarán capacitad os para atraer a tod os los pueblos a
la alianza d e la unid ad . Es por m ed io d el pod er d el Espíri-
tu, que el m und o oriental d e los pensam ientos espirituales
pued e am algam arse con el m und o occid ental d e la acción,
para que el m und o d e la m ateria pued a transform arse en
d ivino.
De ello se d ed uce, que tod os aquellos que trabajan para
el Designio Suprem o, son sold ad os d el ejército d el Espíritu.
La luz d el m und o celestial lucha contra el m und o d e las
som bras y d e la falsed ad . Los rayos d el Sol d e la Verd ad
d ispersan la oscurid ad d e la superstición y d e las interpre -
taciones erróneas.
¡Vosotros pertenecéis al Espíritu! A vosotros que buscáis
la verd ad , ¡la Revelación d e Bahá'u'lláh os traerá una gran
alegría! Esta d octrina es d el Espíritu, en ella no existe nin -
gún precepto que no sea d el Espíritu Divino.
El Espíritu no pued e ser percibid o con los sentid os m a te-
riales d el cuerpo físico, excepto cuand o se m anifiesta en ac-
ciones y signos externos. El cuerpo hum ano es visible, el
alm a es invisible. N o obstante, es el alm a la que d irige las
facultad es d el ser hum ano, la que gobierna su existencia.
El alm a tiene d os facultad es esenciales: a) Así com o las
circunstancias exteriores son transm itid as al alm a por los
ojos, los oíd os y el cerebro d el ser hum ano, así tam bién el
alm a com u nica sus d eseos y propósitos a través d el cerebro
a las m anos y a la lengua d el cuerpo físico, utilizand o a és -
tos com o un m ed io d e expresión. El espíritu en el alm a es la
esencia m ism a d e la vid a. b) La segund a facultad d el alm a
se expresa en el m und o d e la visión, d ond e el alm a, anim a -

107
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

d a por el espíritu, tiene su existencia y funciona sin la


ayud a d e los sentid os m ateriales d el cuerpo. Allí, en el
reino d e la visión, el alm a ve sin la ayud a d el ojo físico, oye
sin la m ed iación d el oíd o m aterial, y viaja sin d epend er d el
m ovim iento físico. Resulta claro, por consiguiente, que el
espíritu en el alm a d el ser hum ano pued e funcionar a tra -
vés d el cuerpo físico, em pleand o los órganos d e los senti-
d os, pud iend o tam bién vivir y actuar sin su ayud a en el
m und o d e la visión. Ello prueba, sin d ud a alguna, la supe-
riorid ad d el alm a sobre el cuerpo, la superiorid ad d el espí-
ritu sobre la m ateria.
Por ejem plo, observad esta lám para: ¿no es acaso su luz
superior a la lám para que la sostiene? N o obstante lo her -
m osa que pued a ser la form a d e la lám para, si no tiene luz
no cum ple su propósito, no tiene vid a, es una cosa m uerta.
La lám para necesita d e la luz, pero la luz no necesita d e la
lám para.
El espíritu no necesita un cuerpo, pero el cuerpo necesita
d el espíritu, d e lo contrario no pued e vivir. El alm a pued e
vivir sin un cuerpo, pero el cuerpo sin un alm a m uere.
Si una persona pierd e la vista, el oíd o, una m ano o un
pie, vivirá si su alm a aún perm anece en el cuerpo, y pued e
m anifestar las d ivinas virtud es. Por el contrario, sin espíri-
tu, le sería im posible existir incluso a un cuerpo perfecto.
El pod er m ás grand e d el Espíritu Santo existe en las Di-
vinas Manifestaciones d e la Verd ad . A través d el pod er d el
Espíritu, la Enseñanza Celestial ha sid o conced id a al
Mund o d e la H um anid ad . Por m ed io d el pod er d el Espíri-
tu, la vid a sem piterna ha alcanzad o a tod a la raza hum ana.
Med iante el pod er d el Espíritu, la Gloria Divina ha res -
pland ecid o d esd e Oriente a Occid ente, y a través d el pod er
d el m ism o Espíritu, se harán m anifiestas las d ivinas virtu -
d es d e la hu m anid ad .

108
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

N uestros m ayores esfuerzos d eben estar d irigid os hacia


el d esprend im iento d e las cosas d el m und o; d ebem os lu -
char por ser m ás espirituales, m ás lum inosos, por seguir el
consejo d e las Enseñanzas Divinas, por servir a la causa d e
la unid ad y d e la verd ad era iguald ad , por ser generosos,
por reflejar el am or d el Altísim o sobre tod os los seres hu -
m anos, para que la luz d el Espíritu se m anifieste en tod os
nuestros actos, con el fin d e que tod a la hum anid ad se una,
que el turbulento m ar d el m und o se calm e, y que las ru -
gientes olas d esaparezcan d e la superficie d el océano d e la
vid a, y esté por siem pre tran quilo y apacible. Entonces la
hum anid ad verá la N ueva Jeru salén, entrará a través d e sus
puertas y recibirá la Munificen cia Divina.
Agrad ezco a Dios que m e haya perm itid o estar entre vo -
sotros esta tard e, y os d oy las gracias por vuestra sensibili-
d ad espiritual.
Ruego p ara que pod áis crecer en fervor d ivino, y que el
pod er d e la unid ad en el Espíritu aum ente, a fin d e que se
cum plan las profecías, y que en este gran siglo d e la Luz d e
Dios pued an ocurrir tod as las buenas nuevas a que hacen
referencia los Libros Sagrad os. Éste es el tiem po glorioso
d el que el Señor Jesucristo habló cuand o nos d ijo que orá-
ram os: "Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así
en la tierra com o en el Cielo." Espero que ésta sea tam bién
vuestra esperanza y vuestro gran d eseo.
¡Estam os unid os en el m ism o propósito y la m ism a espe-
ranza, d e que tod os seam os com o uno solo y que cad a cora -
zón sea ilum inad o por el Am or d e nuestro Pad re Divino,
Dios!
¡Que tod as nuestras acciones sean espirituales, y que to -
d os nuestros intereses y afectos se concentren en el Reino
d e Gloria!

109
29

LA EVOLUCIÓN DEL ESPÍRITU


Rue Greuze 15
10 de noviembre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Esta noche os hablaré d e la evolución o el progreso d el
espíritu.
En la naturaleza, el reposo absoluto no existe. Tod as las
cosas progresan o retroced en. Tod o se m ueve hacia ad elan -
te o hacia atrás, nad a existe sin m ovim iento. Desd e su na -
cim iento, un ser hum ano progresa físicam ente hasta alcan -
zar la m ad u rez y, entonces, habiend o llegad o a la plenitud
d e su vid a, com ienza a d eclinar; la fuerza y el pod er d e su
cuerpo van d ecreciend o hasta llegar grad ualm ente a la hora
d e la m uerte. Del m ism o m od o, una planta progresa d esd e
la sem illa hasta su m ad urez, luego su vid a com ienza a d e-
clinar hasta que se m archita y m uere. Un pájaro se rem onta
a una cierta altura y, habiend o alcanzad o en su vuelo el
punto m ás alto posible, com ienza su d escenso a la tierra.
Así pues, es evid ente que el m ovim iento es esencial a
tod a existencia. Tod as las cosas m ateriales progresan hasta
cierto punto, luego com ienzan a d eclinar. Ésta es la ley que
gobierna a tod a la creación física.

110
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Consid erem os ahora el alm a. H em os visto que el m o vi-


m iento es esencial a la existencia; nad a que tenga vid a per -
m anece inm óvil. Tod a la creación, ya sea d el reino m ineral,
d el vegetal, o d el anim al, está com pelid a a obed ecer la ley
d el m ovim iento: d ebe ascend er, o bien d escend er. Pero en
el caso d el alm a hum ana, no existe d eclive. Su único m o -
vim iento es hacia la perfección; sólo el crecim ien to y el pro-
greso constitu yen el m ovim iento d el alm a.
La perfección d ivina es infinita, por lo cual el progreso
d el alm a es tam bién infinito. Desd e el m ism o nacim iento
d el ser hum ano, el alm a progresa, la inteligencia crece y el
conocim iento aum enta. Cuand o el cuerpo m uere, el alm a
sobrevive. ¡Tod os los d iferentes grad os d e los seres físicos
tienen lím ite, pero el alm a es ilim itad a!
En tod as las religiones existe la creencia d e que, a la
m uerte d el cuerpo, el alm a sobrevive. Se hacen oraciones
para las personas querid as fallecid as, oraciones para su
progreso y para el perd ón d e sus pecad os. Si el alm a pere -
ciera con el cuerpo, tod o esto no tend ría significad o alguno.
Ad em ás, si al alm a no le fuese posible avanzar hacia la per -
fección tras haber sid o liberad a d el cuerpo, ¿para qué servi-
rían tod as estas oraciones d e am or y d evoción?
Leem os en las sagrad as escrituras que "tod as las buenas
obras se vuelven a encontrar."1 Ahora bien, si el alm a no so-
breviviese, esto no tend ría ningún significad o.
El m ism o hecho d e que nuestro instinto esp iritual, que
con segurid ad no nos ha sid o d ad o en vano, nos im pulse a
orar por el bienestar d e aquellos a quienes am am os, que se
han alejad o d el m und o m aterial, ¿no es un testim onio d e la
continuid ad d e su existencia?

1 Es d ecir: Tod as las buenas acciones traen su propia recom pensa.

111
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

En el m und o d el espíritu el retroceso no existe. El


m und o d e la m ortalid ad es un m und o d e contrad icciones,
d e opuestos; siend o que el m ovim iento es obligatorio, tod o
d ebe ir hacia ad elante, o bien retroced er. En el reino d el es-
píritu no hay retroceso posible, tod o el m ovim iento tiend e
hacia un estad o perfecto. "Progreso" es la expresión d el es-
píritu en el m und o d e la m ateria. La inteligencia d el ser
hum ano, su pod er d e raciocinio, su conocim iento, sus lo-
gros científicos, al ser tod os ellos m anifestaciones d el es pí-
ritu, participan d e la ley inevitable d el progreso espiritual
y, por consiguiente, son necesariam ente inm ortales.
Mi esperanza es que vosotros progreséis en el m und o
d el espíritu, com o tam bién en el m und o d e la m ateria, que
vuestra inteligencia se d esarrolle, que vuestro conocim iento
aum ente, y que vuestro entend im iento se am plíe.
Debéis avanzar siem pre, nunca d eteneros; evitad el es-
tancam iento, el prim er paso hacia el m ovim iento retrógra -
d o, hacia la d ecad encia.
La creación física, en su totalid ad , es pereced era. Estos
cuerpos m ateriales están com puestos d e átom os; cuand o es-
tos átom os com ienzan a separarse, se prod uce la d escom -
posición, y entonces sobreviene lo que llam am os m uerte.
Esta com posición d e átom os, que constituye el cuerpo o
elem ento m ortal d e tod o ser cread o, es tem poral. Cuand o el
pod er d e atracción que m antiene unid os a estos átom os
cesa d e actuar, el cuerpo com o tal d eja d e existir.
Con el alm a ocurre algo d iferente. El alm a no es una
com binación d e elem entos, no se com pone d e m uchos áto -
m os, sino d e u na sustancia ind ivisible y, por consiguiente,
eterna. Está com pletam ente fuera d el ord en d e la creación
física. ¡Es inm ortal!
La filosofía científica ha d em ostrad o que un elem ento
simple ("sim ple", en el sentid o d e "no com puesto") es ind es-

112
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

tructible, etern o. El alm a, al no ser una com posición d e ele-


m entos es, por naturaleza, un elem ento sim ple y, por consi-
guiente, no pued e d ejar d e existir.
Siend o una sustancia ind ivisible, el alm a no pued e su frir
d esintegración, ni d estrucción, por lo que no hay ra zón
para que sobrevenga su fin. Tod as las cosas vivientes ex-
presan los signos d e su existencia, por lo que estos signos
no pod rían existir por sí m ism os, si aquello que ellos expre -
san o testifican no existiera. Por supuesto, una cosa que no
existe no pued e m ostrar signos d e su existencia. Los m últi-
ples signos d e la existencia d el espíritu están siem pre ante
nosotros.
Las huellas d el Espíritu d e Jesucristo, la influencia d e
sus Enseñanzas Divinas, están hoy presentes con nosotros,
y lo estarán eternam ente.
Estam os d e acuerd o en que una cosa no existente no
pued e m anifestarse por sus signos. Para pod er escribir d ebe
existir una persona, pues alguien no existente no pued e es -
cribir. La escritura es, en sí m ism a, un signo d el alm a y la
inteligencia d el escritor. Las Sagrad as Escrituras (siem pre
con las m ism as Enseñanzas) prueban la continuid ad d el
espíritu.
Consid erad el propósito d e la creación: ¿es posible que
tod o haya sid o cread o para evolucionar y d esarrollarse a
través d e incontables ed ad es, con este exigu o propósito,
unos pocos años d e la vid a d e un ser hum ano sobre la tie-
rra? ¿N o es im pensable que éste pud iera llegar a ser el pro -
pósito final d e la existencia?
El m ineral evoluciona hasta que es absorbid o en la vid a
d e la planta; la planta progresa hasta que finalm ente pierd e
su vid a en la d el anim al; el anim al, a su vez, form and o
parte d el alim ento d el ser hum ano, es absorbid o en la vid a
hum ana.

113
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Por ello el ser hum ano d em uestra ser la sum a d e tod a la


creación, el ser superior entre las criaturas viviente s, la
m eta hacia la cual han progresad o incontables ed ad es d e
existencia.
En el m ejor d e los casos, tod o lo que un ind ivid uo vive
en este m und o son noventa años, ¡un corto tiem po, por
cierto!
¿Cesa d e existir el ser hum ano cuand o aband ona su
cuerpo? ¡Si su vid a finaliza, entonces, tod a su anterior evo-
lución ha sid o en vano, tod o ha sid o para nad a! ¿Pued e al-
guien im aginar que la Creación no tiene m ayor propósito
que éste?
El alm a es eterna, inm ortal.
Los m aterialistas d icen: "¿Dónd e está el alm a? ¿Qué es?
N o pod em os verla, ni pod em os tocarla."
Esto es lo que d ebem os contestarle: por m ucho que
pued a progresar el m ineral, nunca pod rá com prend er al
m und o vegetal. Ahora bien, ¡la falta d e tal com prensión no
prueba la inexistencia d e la planta!
Por m uy elevad o que sea el grad o d e evolución que al-
cance la planta, está incapacitad a para com prend er el
m und o anim al; pero ¡esta ignorancia no es prueba d e que el
anim al no exista!
El anim al, por m ás d esarrollad o que se encuentre, no
pued e im aginar la inteligencia d el ser hum ano, ni pued e
com prend er la naturaleza d e su alm a. Pero, una vez m ás,
ello no prueba que el ser hum ano carezca d e intelecto, o d e
alm a. Sólo d em uestra que una d eterm inad a form a d e exis-
tencia es incapaz d e com prend er a una form a superior a sí
m ism a.
Esta flor pued e ser inconsciente d e la existencia d e un
ser com o el ser hum ano, pero el hecho d e su ignorancia no
im pid e la existencia d e la hum anid ad .

114
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

De igual m od o, si los m aterialistas no creen en la exis -


tencia d el alm a, su incred ulid ad no prueba que no exista un
reino tal com o el m und o d el espíritu. La m ism a existencia
d e la inteligencia d el ser hum ano prueba su inm ortalid ad ;
ad em ás, la oscurid ad justifica la presencia d e la luz, pues
sin luz no habría som bras. La pobreza d em uestra la exis -
tencia d e la riqueza pues, sin riqueza, ¿cóm o pod ríam os
m ed ir la pobreza? La ignoran cia prueba que el conocim ien -
to existe, pues sin conocim iento, ¿cóm o pod ría existir la ig -
norancia?
Por consiguiente, la id ea d e la m ortalid ad presupone la
existencia d e la in m ortalid ad , pues si no existiese la Vid a
Eterna, ¡no sería posible m ed ir la vid a d e este m und o!
Si el espíritu no fuese inm ortal, ¿cóm o pod rían las Mani-
festaciones d e Dios soportar pruebas tan terribles?
¿Por qué Jesucristo sufrió la horrible m uerte en la cruz?
¿Por qué Mu ¥am m ad soportó las persecuciones?
¿Por qué el Báb consum ó el suprem o sacrificio, y por
qué Bahá'u'lláh pasó tantos años d e Su vid a en prisión?
¿Por qué habrían d e existir tod os estos sufrim ientos sino
para probar la vid a sem piterna d el espíritu?
Cristo sufrió; Él aceptó tod as las pruebas por la inm orta -
lid ad d e Su espíritu. Si alguien reflexiona pod rá com pren-
d er el significad o espiritual d e la ley d el progreso, d e cóm o
tod o se m ueve d esd e el grad o inferior al grad o su perior.
Sólo un ind ivid uo sin inteligencia, d espués d e consid e-
rar estas cosas, pued e im aginar que el gran plan d e la crea -
ción pud iera repentinam ente d ejar d e progresar, y que la
evolu ción pud iera llegar a tan incongruente final.
Los m aterialistas que razonan d e este m od o y sostienen
que estam os incapacitad os para ver el m und o d el espíritu o
para percibir las bend iciones d e Dios, son ind ud ablem ente
com o los anim ales que no tienen entend im iento; tienen ojos

115
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

y no ven, tienen oíd os pero no oyen. Y esta falta d e visión y


d e aud ición no es m ás que una prueba d e su propia infe-
riorid ad ; acerca d e ellos leem os en el Qur'án: "Son seres cie-
gos y sord os al Espíritu." Ellos no em plean ese gran d on d e
Dios, el pod er d el entend im iento, por m ed io d el cual po -
d rían ver con los ojos d el espíritu, oír con los oíd os espiri-
tuales, y ad em ás com prend er con un corazón d ivinam ente
ilum inad o.
La incapacid ad d e la m ente m aterialista d e captar la id ea
d e la Vid a Eterna, no es prueba d e la no existencia d e esa
vid a.
¡La com prensión d e esa otra vid a d epend e d e nuestro
nacim iento espiritual!
Oro por vosotros para que vuestras facultad es y vuestras
aspiraciones espirituales crezcan cad a d ía, y para que
nunca perm itáis que los sentid os m ateriales oculten a vues -
tros ojos los esplend ores d e la Ilum inación Celestial.

116
30

LOS AN H ELOS Y LAS ORACION ES


DE ‘A BDU ' L-BAH Á

15 de noviembre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Sois tod os bienvenid os, y os am o m ucho a tod os.
Día y noche ruego al cielo para que os for talezca y que
tod os y cad a uno d e vosotros pod áis participar d e las ben -
d iciones d e Bahá'u'lláh, y que entréis en el Reino.
Suplico que os convirtáis en seres nuevos, ilum inad os
con la Luz d ivina com o lám paras brillantes, y que d e uno a
otro extrem o d e Europa pued a d ifund irse el conocim iento
d el am or d e Dios.
Ojalá que este am or infinito colm e vuestros corazones y
vuestras m entes, d e form a que la m elancolía no pued a en -
contrar lugar en ellos, y con corazones alegres os elevéis
com o pájaros hacia el Respland or Divino.
Ojalá que vuestros corazones se vu elvan claros y puros
com o bruñid os espejos, en los que pued a reflejarse la gloria
plena d el Sol d e la Verd ad .
Ojalá que vuestros ojos se abran para ver los signos d el
Reino d e Dios, y que vuestros oíd os se d estapen para oír

117
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

con entend im iento perfecto la Proclam ación Celestial que


resuena entre vosotros.
Ojalá que vuestras alm as reciban ayud a y consuelo, y así
fortalecid as, pued an estar capacitad as para vivir d e
acuerd o con las enseñanzas d e Bahá'u'lláh.
Ruego por tod os y cad a uno d e vosotros para que seáis
com o llam as d e am or en el m und o, y que el respland or d e
vuestra luz y el calor d e vuestro afecto, alcancen el corazón
d e tod os los tristes y afligid os hijos d e Dios.
Ojalá que seáis com o estrellas brillantes, rad iantes y eter -
nam ente lum inosas en el Reino.
Os aconsejo que estud iéis con em peño las enseñanzas d e
Bahá'u'lláh, para que, con la ayud a d e Dios, os convirtáis en
bahá'ís d e palabra y d e acción.

118
31

C ON CERN IEN TE AL CUERPO , AL ALMA


Y AL ESPÍRITU

A v. de Camoëns 4
V iernes por la mañana, 17 de noviembre

En el m und o d e la hum anid ad existen tres grad os: los


d el cuerpo, el alm a y el espíritu.
El cuerpo es el grad o físico o anim al d el ser hum ano.
Desd e el punto d e vista d el cuerpo, el ser hum ano participa
d el reino anim al. Los cuerpos, tanto d e las personas com o
d e los anim ales, se com ponen d e elem entos que se m antie-
nen unid os por la ley d e atracción.
Com o el anim al, el ser hum ano posee las facultad es d e
los sentid os, está som etid o al calor, al frío, al ham bre, a la
sed , etc.; pero a d iferencia d el anim al, la persona posee un
alm a racional, la inteligencia hum ana.
Esta inteligencia hum ana es la interm ed iaria en tre su
cuerpo y su espíritu.
Cuand o el ind ivid uo perm ite que el espíritu, a través d e
su alm a, ilum ine su entend im iento, entonces abarca tod a la
Creación; pues al ser la culm inación d e tod o lo anterior y,
por consiguiente, superior a tod as las anteriores evolucio -

119
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

nes, el ser hu m ano contiene d entro d e sí m ism o la totalid ad


d el m und o inferior. Ilum inad o por el espíritu, a través d e la
m ed iación d el alm a, la inteligencia rad iante d el ser hum ano
lo convierte en el punto culm inante d e la Creación.
Pero, por otra parte, cuand o una persona no abre su co -
razón y su entend im iento a la bend ición d el espíritu, sino
que vuelve su alm a hacia las cosas m ateriales, hacia la parte
corpórea d e su naturaleza, entonces cae d e su elevad a po-
sición y llega a un estad o inferior al d e los seres d el reino
anim al. ¡En este caso el ind ivid uo d esciend e a una lam en -
table cond ición! Pues si las cualid ad es espiritua les d el
alm a, abiertas al hálito d el Divino Espíritu, nunca se em -
plean, se atrofian, se d ebilitan y, finalm ente, se inutilizan;
m ientras que si sólo se ejercitan las cua lid ad es m ateriales
d el alm a, éstas alcanzan un pod er terrible, y ese ind ivid uo
infeliz y extraviad o se vuelve m ás salva je, m ás injusto, m ás
vil, m ás cruel, m ás m alvad o que los m ism os anim ales infe-
riores. Estand o sus aspiraciones y d eseos fortalecid os por el
lad o m ás bajo d e la naturaleza d e su alm a, se hace cad a vez
m ás brutal, hasta que tod o su ser no es en m od o alguno su -
perior al d e las bestias que perecen. Tales personas son las
que planean hacer el m al, d añar y d estruir; carecen en abso-
luto d e espíritu d e com pasión Divina, pues la cualid ad ce-
lestial d el alm a ha sid o d om inad a por la m aterial. Si, por el
contrario, la naturaleza espiritual d el alm a ha sid o fortale -
cid a hasta el punto d e som eter bajo su d om inio al lad o m a -
terial, entonces el ser hum ano se aproxim a a lo Divino; su
cond ición hum ana se glorifica y las virtud es d e la Asam -
blea Celestial se m anifiestan en él; irrad ia la Misericor d ia
d e Dios, y estim ula el progreso espiritual d e la hum anid ad ,
por cuanto se convierte en una lám para que ilum ina su ca -
m ino.

120
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Vosotros com prend éis cóm o el alm a es la interm ed iaria


entre el cuerpo y el espíritu. Del m ism o m od o este árbol 1 es
el interm ed iario entre la sem illa y el fruto. Cuand o el fruto
aparece en el árbol y alcanza la m ad urez, entonces sabem os
que el árbol es perfecto; si el árbol no prod ujera fruto su
crecim iento sería inú til, y no cum pliría su propósito.
Cuand o el alm a posee la vid a d el espíritu, entonces pro -
d uce buenos frutos y se convierte en un árbol d ivino. Deseo
que tratéis d e com prend er este ejem plo. Espero que la in -
m ensa bond ad d e Dios os fortalezca a tal punto que la cua-
lid ad celestial d e vuestra alm a, la que la pone en contacto
con el espíritu, d om ine por siem pre el lad o m aterial, gober-
nand o tan enteram ente los sentid os, que vuestra alm a se
aproxim e a las perfecciones d el Reino Celestial. Que vues-
tros rostros, constantem ente d irigid os hacia la Luz Divina,
se tornen tan lum inosos que tod os vuestros pensam ientos,
vuestras palabras y acciones brillen con el Esplend or Espiri-
tual, d om inand o vuestras alm as, para que en las reuniones
d el m und o d em ostréis la perfección d e vuestras vid as.
Las vid as d e algunas personas están ocupad as tan sólo
con las cosas d e este m und o; sus m entes están tan circuns-
critas a las form as exteriores y los intereses trad icionales,
que están ciegas a cualquier otro rein o d e existencia, al sig-
nificad o espiritual d e tod as las cosas. Ellas piensan y sue-
ñan con la fam a terrenal, con el progreso m aterial. Los d e -
leites sensuales y el confort que les rod ean lim itan su hori-
zonte, y sus m ás elevad as am biciones se centran en el éxito
d e las cond iciones y circunstancias m und anas. N o refrenan
sus bajas inclinaciones; com en, beben y d uer m en. Com o los
anim ales, no conciben otro pensam iento m ás allá d e su
propio bienestar físico. Es verd ad que estas necesid a d es d e-

1 Un pequeño naranjo sobre una m esa cercana.

121
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

ben ser atend id as. La vid a es una carga que d ebem os so-
brellevar m ientras estam os en la tierra, pero el cuid ad o d e
las cosas inferiores d e la vid a no d ebería m onopolizar tod os
los pensam ientos y aspiraciones d el ser hum ano. Las am bi-
ciones d el corazón d eberían elevarse hacia una m eta m ás
gloriosa, y la activid ad m ental d ebería ascend er a niveles
superiores. Tod as las personas d eberían tener en su alm a la
visión d e la perfección celestial, y preparar en ella la m ora -
d a d e la inextinguible m unificencia d el Espíritu Divino.
¡Que vuestra am bición sea la realización en la tierra d e
una civilización celestial! Yo pid o para vosotros la suprem a
bend ición, que os colm éis con la vitalid ad d el Espíritu Ce-
lestial, para que seáis la causa d e la vid a en el m und o.

122
32

LOS BAH Á 'ÍS DEBEN TRABAJAR CON TODO SU


CORAZÓN Y SU ALMA PARA LOGRAR UN A
MEJOR CON DICIÓN DEL MUN DO

19 de noviembre

Qué alegría se siente al ver una reunión com o ésta, pues


se trata, en verd ad , d e una reunión d e "seres celestiales".
Estam os tod os unid os en un único propósito d ivino;
nuestros m otivos no son m ateriales, y nuestro m ás caro d e-
seo es d ifund ir el Am or d e Dios a través d e tod o el m und o.
Trabajam os y oram os por la unid ad d e la hum anid ad ,
para que tod as las razas d e la tierra se conviertan en una
sola raza, que tod os los países sean un solo país, y que to -
d os los corazones pued an palpitar com o un solo corazón,
trabajand o juntos por una unid ad y herm and ad perfectas.
Alabad o sea Dios, pues nuestros esfuerzos son sinceros
y nuestros corazones están vueltos hacia el Reino. N uestro
m ayor d eseo es que la verd ad pued a ser establecid a en el
m und o, y con esta esperanza nos acercam os m ás unos a
otros con am or y afecto. Tod os y cad a uno d e vosotros es-
táis d ispuestos, con tod o vuestro corazón y libres d e
egoísm o, a sacrificar tod a am bición personal por el gran

123
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

id eal que tod o el m und o persigue: am or fraternal, paz y


unión entre los seres hum anos.
N o d ud éis que Dios está con nosotros, a nuestra d erecha
y a nuestra izquierd a, que d ía a d ía hará que nuestro núm e-
ro aum ente y que nuestras reuniones crezcan en fuerza y
utilid ad .
Es m i m ayor esperanza que pod áis llegar a ser una ben -
d ición para los d em ás, que d eis vista a los ciegos espiritua-
les, que hagáis oír a los espiritualm ente sord os, y d eis vid a
a aquellos que yacen en el pecad o.
Que ayud éis a los caíd os en el m aterialism o a com pren -
d er que son criaturas d ivinas, y alentad los a elevarse y a ser
d ignos d e sus d erechos d e nacim iento; para que por vues-
tros esfuerzos el m und o d e la hum anid ad se convierta en el
Reino d e Dios y d e sus elegid os.
Agrad ezco a Dios que seam os com o uno solo en este
gran id eal, que m is anhelos sean tam bién los vuestros y que
trabajem os juntos en perfecta unid ad .
H oy vem os sobre la tierra el triste espectáculo d e la gue -
rra cruel. ¡El ser hum ano exterm ina a su herm ano por ga -
nancias egoístas y para aum entar su territorio! ¡Por esta in -
noble am bición el od io se ha posesionad o d e su corazón, y
se continúa d erram and o cad a vez m ás sangre!
¡Las batallas se suced en, los ejércitos aum entan, se en-
vían m ás cañones, m ás rifles y m ás explosivos d e tod a
clase, y la am argura y el od io aum entan d ía a d ía!
Pero esta asam blea, gracias a Dios, sólo anhela la paz y
la unid ad , y d ebe trabajar con tod o su corazón y su alm a
para lograr una m ejor cond ición en el m und o.
Vosotros que sois los siervos d e Dios, luchad contra la
opresión, el od io y la d iscord ia, para que las guerras pue-
d an cesar y las leyes d e Dios, d e paz y am or, sean estableci-
d as entre los seres hum anos.

124
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

¡Trabajad ! Trabajad con tod as vuestras fuerzas; d ifund id


la Causa d el Reino entre las gentes; enseñad a los presun -
tuosos a volverse hum ild em ente hacia Dios, a los pecad ores
a no pecar m ás y, con alegre expectación, esperad la llegad a
d el Reino.
Am ad y obed eced a vuestro Pad re Celestial, y d escansad
seguros d e que la ayud a d ivina está con vosotros.
¡Verd ad eram ente os d igo que vosotros conquistaréis el
m und o!
¡Tan sólo tened fe, paciencia y valor; éste no es nad a m ás
que el com ienzo, pero seguram ente triunfaréis, pues Dios
está con vosotros!

125
33

REFEREN TE A LA CALUMN IA
Lunes, 20 de noviembre

Desd e el com ienzo d el m und o hasta el presente, cad a


"Manifestación"1 enviad a por Dios, ha sid o com batid a por
una encarnación d e los "Pod eres d e las Tinieblas".
Este tenebroso pod er siem pre se ha em peñad o en extin -
guir la luz. La tiranía ha tratad o constantem ente d e vencer
a la justicia. La ignorancia ha procurad o persistentem ente
aplastar el conocim iento bajo sus pies. Desd e épocas rem o-
tas, éste ha sid o el m étod o d el m und o m aterial.
En el tiem po d e Moisés, el faraón m ism o trató d e im pe-
d ir que la Luz Mosaica se extend iera.
En los d ías d e Cristo, Anás y Caifás sublevaron al pue-
blo jud ío en Su contra, y los erud itos d octores d e Israel se
unieron para resistir Su pod er. Circularon contra Él tod a
clase d e calum nias. Los escribas y fariseos conspiraron para
hacer creer al pueblo que Él era un im postor, un apóstata y
un blasfem o. Difund ieron estas calum nias contra Cristo por
tod o el m und o oriental, y fueron los causantes d e que se Le
cond enara a una m uerte vergonzosa.

1 Es d ecir: Manifestación Divina.

126
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Tam bién en el caso d e Mu ¥am m ad , los erud itos d octores


d e su d ía d ecid ieron extinguir la luz d e Su influencia. Por
m ed io d el pod er d e la espad a trataron d e im ped ir la d ifu -
sión d e Su enseñanza.
A pesar d e tod os sus esfuerzos, el Sol d e la Verd ad brilló
d esd e el horizonte. En tod os los casos, el ejército d e la luz
venció a los pod eres d e las tinieblas en el cam po d e batalla
d el m und o, y el esplend or d e las Enseñanzas Divinas ilu -
m inó la tierra. Aquellos que aceptaron las Enseñanzas y
trabajaron por la Causa d e Dios, se transform aron en estre -
llas lum inosas en el firm am ento d e la hum anid ad .
Ahora, en nuestros d ías, la historia se repite.
Aquellos que d esearían m antener a las gentes en la
creencia d e que la religión es d e su propied ad priv ad a, una
vez m ás d irigen sus esfuerzos contra el Sol d e la Verd ad ; se
resisten al Mand ato d e Dios; inventan calum nias al no tener
argum entos ni pruebas contra Él. Atacan encubiertam ente,
sin atreverse a m ostrarse a la luz d el d ía.
N uestros m étod os son d iferentes; nosotros no atacam os,
ni calum niam os; no d eseam os d isputar con ellos; nosotros
presentam os pruebas y argum entos; les invitam os a refutar
nuestras d eclaraciones. Ellos no pued en respond er, y en
cam bio escriben tod o lo que se les ocurre contra el Divino
Mensajero, Bahá'u'lláh.
¡N o perm itáis que vuestros corazones se apenen por es-
tos escritos d ifam atorios! Obed eced las palabras d e
Bahá'u'lláh y no les respond áis. Más bien alegraos, pues
hasta esas falsed ad es facilitarán la d ifusión d e la verd ad .
Cuand o esas calum nias aparecen, se hacen investigaciones
y los que investigan son guiad os hacia el conocim iento d e
la Fe.
Si alguien d eclarase: "En el cuarto contiguo hay una
lám para que no d a luz", algunos d e los oyentes pod rían

127
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

qued ar satisfechos con esta d eclaración, pero una persona


m ás inteligente entrará en el cuarto para investigar por sí
m ism a y, he aquí, cuand o encuentre la luz brilland o res-
pland eciente en la lám para conocerá la verd ad .
N uevam ente, alguien exclam a: "Allí hay un jard ín en el
que los árboles tienen las ram as rotas y no d an frutos, por
lo que las hojas están secas y am arillas. En ese m ism o jard ín
hay plantas d e flor, sin flores, y rosales m architos que se es -
tán secand o. N o entréis en ese jard ín". Una persona justa,
oyend o tales cosas sobre el jard ín, no se sentirá satisfecha
sin ver por sí m ism a si es cierto o no. Por consiguiente, en -
tra en el jard ín y, he aquí que lo halla bien cuid ad o; las ra -
m as d e los árboles son robustas y fuertes, cargad as a su vez
d e los frutos m ad uros m ás d ulces, entre la exuberancia d e
herm osas hojas verd es. Las plantas d e flor se en cuentran
rad iantes con flores d e variad os tonos; los rosales están cu -
biertos con bellas y fragantes rosas y tod o está pleno d e
verd or y m uy bien cuid ad o. Cuand o la gloria d el jard ín se
d espliega ante los ojos d el ind ivid uo justo, él alaba a Dios
pues, por las ind ignas calum nias, ha sid o guiad o a un lugar
d e tan m aravillosa belleza.
Éste es el resultad o d e la obra d e los d ifam ad ores: ser
causa d e guía para que las gentes d escubran la verd ad .
Sabem os que tod as las falsed ad es que se d ifund ieron
acerca d e Cristo y sus apóstoles y tod os los libros escritos
contra Él, sólo sirvieron para ind ucir a la gente a ind agar
sobre su d octrina; entonces, al haber visto la belleza e in ha-
lad o la fragancia, se internaron para siem pre entre las rosas
y los frutos d e ese jard ín celestial.
Por tanto os d igo, d ifund id la Verd ad Divina con tod as
vuestras fuerzas, para que la inteligencia d e las personas
pued a ser ilum inad a; ésta es la m ejor respuesta para aque-
llos que d ifam an. N o d eseo hablar d e esas personas, ni m u -

128
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

cho m enos d ecir algo m alo sobre ellas; es solam ente para
haceros com prend er que la d ifam ación carece d e im por -
tancia.
Las nubes pued en cubrir el sol pero, por m uy d ensas
que sean, sus rayos las traspasarán. N ad a pued e im ped ir
que el respland or d el sol d esciend a para calentar y vivificar
el Divino Jard ín.
¡N ad a pued e im ped ir que la lluvia caiga d el Cielo!
¡N ad a pued e im ped ir que se cum pla la Palabra d e Dios!
Así pues, cuand o veáis libros y periód icos escritos contra
la Revelación, no os d esesperéis, sino consolaos con la cer -
teza d e que por ellos la Causa cobrará fuerza.
¡N ad ie arroja pied ras a un árbol que no tiene frutos!
¡N ad ie trata d e extinguir una lám para que no tiene luz!
Consid erad los tiem pos pasad os. ¿Tuvieron algún efecto
las calum nias d el faraón? Afirm ó que Moisés era un asesi-
no, que había d ad o m uerte a un hom bre, y que m erecía ser
ejecu tad o. Tam bién d eclaró que Moisés y Aarón fom enta -
ban la d iscord ia y que trataban d e d estruir la religión d e
Egipto y que, por consiguiente, d ebían ser ejecutad os. Las
palabras d el faraón fueron en vano. La luz d e Moisés brilló.
¡El esplend or d e la Ley d e Dios ha circund ad o el m und o!
Cuand o los fariseos d ijeron d e Cristo que Él había qu e-
brantad o el d escanso d el sábad o, que había d esafiad o la
Ley d e Moisés, que había am enazad o con d estruir el Tem -
plo y la Ciud ad Santa d e Jerusalén, y que m erecía ser cruci-
ficad o, sabem os que tod os estos ataques calum niosos no
im pid ieron la d ifusión d el Evangelio.
¡El Sol d e Cristo brilló respland eciente en el firm am ento
y el hálito d el Espíritu Santo sopló sobre tod a la tierra!
Y por eso os d igo que ninguna calum nia pued e prevale-
cer contra la Luz d e Dios; ello sólo ayud ará a que sea m ás
universalm ente reconocid a. Si una Causa no tuviera im por -

129
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

tancia alguna, ¡quién se tom aría la m olestia d e trabajar con -


tra ella!
Pero es bien sabid o que cuanto m ás grand e sea la causa,
m ayor será el núm ero d e enem igos que trata rán d e d erri-
barla. Cuanto m ás brillante sea la luz, m ás oscura será la
som bra. N uestra parte consiste en actuar en conform id ad
con la enseñanza d e Bahá'u'lláh, con hum ild ad y firm e d e-
term inación.

130
34

N O PUEDEN EXISTIR FELICIDAD Y PROGRESO


VERDADEROS SIN ESPIRITUALIDAD

21 de noviembre

La ferocid ad y el salvajism o son propios d e los anim ales,


pero el ser hum ano d ebería d em ostrar cualid ad es d e am or
y afecto. Dios envió a tod os sus Profetas a este m und o con
un único propósito, el d e sem brar en los corazones hum a -
nos am or y buena voluntad , y por esta gran aspiración ellos
estu vieron d ispuestos a sufrir y a ofrend ar sus vid as. Tod os
los Libros Sagrad os fueron escritos para guiar y d irigir a las
gentes por los send eros d el am or y la unid ad ; y, no obstan -
te, a pesar d e ello, tenem os ante nosotros el triste espectácu -
lo d e la guerra y d el d erram am iento d e sangre.
Cuand o hojeam os las páginas d e la historia, pasad a y
presente, vem os la negra tierra enrojecid a d e sangre hum a -
na. Los seres hum anos se m atan unos a otros com o lobos
salvajes, y olvid an las leyes d el am or y la tolerancia.
Ahora ha llegad o esta época lum inosa, trayend o consigo
una m aravillosa civilización y progreso m aterial. El intelec-
to d e la persona se ha am pliad o, su percepción ha aum en -
tad o, pero lam entablem ente, a pesar d e tod o ello, d ía a d ía

131
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

continúa d erram ánd ose m ás sangre. Observad la actual


guerra turco-italiana. ¡Consid erad por un m om ento la
suerte d e esas infelices gentes! ¡Cuántos han m uerto d uran -
te este triste tiem po! ¡Cuántos hogares en ruinas, cuántas
viud as d esolad as, cuán tos niños huérfanos! ¿Y qué es lo
que se va a ganar a cam bio d e tanta angustia y sufrim iento?
¡Sólo una pequeña porción d e tierra!
Tod o esto m uestra que el progreso exclusivam ente m a te-
rial no eleva al ser hum ano. Por el contrario, cuanto m ás in-
m erso se encuentre en el progreso m aterial, m ayor será su
oscurid ad espiritual.
En tiem pos pasad os el progreso en el plano m aterial no
era tan rápid o, ni el d erram am iento d e sangre era tan
abund ante. En las guerras d e la antigüed ad no existían ca -
ñones, ni rifles, ni d inam ita, ni bom bas, ni torped eros, ni
buques d e guerra, ni subm arinos. ¡Ahora, gracias a la civili-
zación m aterial, tenem os tod os estos inventos, y la guerra
va d e m al en peor! Europa se ha convertid o en un inm enso
arsenal, lleno d e explosivos, y que Dios nos guard e d e que
exploten, pues si esto llegase a su ced er, el m und o entero se
vería involucrad o.
Deseo haceros com prend er que el progreso material y el
progreso espiritual son d os cosas com pletam ente d istintas, y
que sólo si el d esarrollo m aterial m archa a la par d el creci-
m iento espiritual, pod rá alcanzarse un verd ad ero progreso,
y hacer que reine en el m und o la Paz Más Grand e. Si tod as
las personas siguieran los Sagrad os Consejos y las Ense-
ñanzas d e los Profetas, si la Luz Divina brillara en tod os los
corazones y si fuesen realm ente religiosas, m uy pronto ve-
ríam os la paz sobre la tierra y el Reino d e Dios en tre los se-
res hum anos. Las leyes d e Dios pued en ser com pa rad as con
el alm a, y el progreso m aterial con el cuerpo. Si el cuerpo
no estuviese anim ad o por el alm a, cesaría d e existir. Es m i

132
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m ás ferviente plegaria que la espiritualid ad crezca y se d e -


sarrolle en el m und o, para que las costum bres sean ilum i-
nad as, y la paz y la concord ia pued an ser establecid as.
La guerra y la rapiña con tod as las crueld ad es que las
acom pañan, son una abom inación hacia Dios, y traen con -
sigo su propio castigo, pues el Dios d e am or es tam bién un
Dios d e justicia, y cad a ind ivid uo inevitablem ente d ebe co -
sechar lo que ha sem brad o. Procurem os com prend er los
m and am ientos d el Altísim o y ord enem os nuestras vid as d e
acuerd o a com o Él nos d irige. La verd ad era felicid ad d e-
pend e d el bien espiritual y d e m antener el corazón siem pre
d ispuesto para recibir la Munificencia Divina.
Si el corazón se aparta d e las bend iciones que Dios
ofrece, ¿cóm o pued e esperar la felicid ad ? Si no d eposita su
esperanza y su confianza en la Misericord ia d e Dios,
¿d ónd e pod rá en contrar d escanso? ¡Oh, confiad en Dios,
pues Su Munificencia es eterna, y en Sus Bend iciones, por-
que son esplénd id as! ¡Oh, d epositad vuestra fe en el Tod o-
pod eroso, pues Él nunca os aban d ona y Sus bond ad es per-
d uran eternam ente! Su Sol brind a Luz continuam ente, y las
N ubes d e Su Misericord ia están colm ad as con las aguas d e
la com pasión, con las que refresca los corazones d e tod os
aquellos que confían en Él. Su refrescante brisa siem pre
lleva en sus alas la curación para las abrasad as alm as d e los
seres hum anos. ¿Sería sabio alejarse d e un Pad re tan am o -
roso, Quien d erram a sus bend iciones sobr e nosotros, y es-
coger por el contrario ser esclavos d e la m ateria?
Dios en Su infinita bond ad nos ha exaltad o a tan alto ho -
nor, y nos ha hecho los am os d el m und o m aterial.
¿Debem os, pues, convertirnos en esclavos d e ese m und o?
¡N o! Clam em os m ás bien por nuestro d erecho d e naci-
m iento, y esforcém onos por vivir la vid a d e las criaturas
espirituales d e Dios. El glorioso Sol d e la Verd ad se ha ele -

133
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

vad o nuevam ente en Oriente. Desd e el leja no horizonte d e


Persia su esplend or se ha extend id o a lo largo y a lo ancho,
d ispersand o los d ensos nubarrones d e la superstición. La
luz d e la unid ad d e la hum anid ad ha com en zad o a ilum i-
nar el m und o, y m uy pronto el estand arte d e la arm onía
Divina y d e la solid arid ad d e las naciones será enar bolad o
m uy alto en los cielos. ¡Sí, las brisas d el Espíritu Santo ins-
pirarán al m und o en tero!
¡Oh pueblos y naciones! ¡Levantaos y trabajad , y sed feli-
ces! ¡Reuníos tod os bajo la tiend a d e la unid ad d e la hum a -
nid ad !

134
35

P EN AS Y SUFRIMIEN TOS
22 de noviembre

En este m und o estam os influid os por d os sentim ientos:


alegría y pena.
¡La alegría nos d a alas! Cuand o estam os contentos nues-
tra fuerza es m ás vital, nuestra inteligencia m ás agud a y
nuestro entend im iento m enos nublad o. N os sentim os m ás
capacitad os para enfrentarnos con el m und o y para encon -
trar nuestra esfera d e utilid ad . Pero cuand o la tristeza nos
visita nos d ebilitam os, nuestro vigor nos aband ona, nuestro
entend im iento se nubla y nuestra inteligencia se vela. Las
realid ad es d e la vid a parecen elud ir nuestra com prensión,
los ojos d e nuestro espíritu no aciertan a d escubrir los m is-
terios sagrad os, y nos con vertim os en seres casi m uertos.
N o existe ser hum ano que no esté som etid o a estas d os
influencias; pero tod os los sufrim ientos y las penas que
existen provienen d el m und o m aterial; el m und o espiritual
sólo confiere alegría.
Si sufrim os, es el resultad o d e las cosas m ateriales, y to -
d as las pruebas y d esgracias provienen d e este m und o d e
ilusión.

135
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Por ejem plo, un com erciante pued e perd er su negocio, y


la d ep resión le sobreviene. Un trabajad or es d esped id o, y la
m iseria aparece ante él. Un labrad or tiene una m ala cose-
cha, y la ansied ad llena su m ente. Una persona construye
una casa, que es consum id a por el fuego hasta los cim ien -
tos, y d e inm ed iato se qued a sin hogar, arruinad a y d eses-
perad a.
Tod os estos ejem plos son para d em ostraros que las prue-
bas que nos surgen a cad a paso, tod os nuestros sufrim ien-
tos, penas, vergüenzas y d olores, nacen d el m und o d e la
m ateria; m ientras que el Reino Espiritual nunca nos causa
tristeza. El ind ivid uo que vive con sus pensam ien tos pues-
tos en ese Reino conoce la felicid ad perpetua. Los m a les
que tod a carne hered a tam bién pasan por él, pero sólo to -
can la superficie d e su vid a; en lo m ás profund o d e su ser
está en calm a y sereno.
H oy en d ía, la hum anid ad se encuentra agobiad a con
problem as, aflicción y sufrim ientos; nad ie pued e escapar a
ello. El m und o está em papad o en lágrim as; pero, gracias a
Dios, el rem ed io está a nuestro alcance. Apartem os nuestro
corazón d el m und o m aterial y vivam os en el m und o espiri-
tual. Sólo eso pued e liberarnos. Si estam os rod ea d os por las
d ificultad es sólo tenem os que im plorar a Dios, y por su
gran Misericord ia, serem os ayud ad os.
Si el sufrim iento y la ad versid ad nos visitan, d irijam os
nuestros rostros hacia el Reino, y el consuelo celestial nos
será otorgad o.
Si estam os enferm os o en d esgracia, im plorem os la cu ra-
ción d e Dios, y Él respond erá a nuestra súplica.
¡Cuand o nuestros pensam ientos estén ocupad os con las
am arguras d e este m und o, d irijam os nuestra m irad a hacia
la d ulzura d e la com pasión d e Dios, y Él nos conced erá
calm a celestial! ¡Si estam os encarcelad os en el m und o m a -

136
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

terial, nuestro espíritu pod rá ascend er a los Cielos, y sere-


m os verd ad eram ente libres!
¡Cuand o nuestros d ías se acerquen a su fin pensem os en
los m und os eternos, y nos sentirem os plenos d e alegría!
Vosotros veis a vuestro alred ed or evid encias d e lo ina -
d ecuad o d e las cosas m ateriales: cóm o la alegría, el consue-
lo y la paz no se encuentran en las cosas transitorias d e este
m und o. ¿N o es entonces una insensatez negarse a buscar
esos tesoros d ond e pued en encontrarse? Las puertas d el
Reino Espiritual están abiertas para tod os, y fuera reina la
oscurid ad absoluta.
Gracias a Dios que vosotros en esta reunión tenéis este
conocim iento, pues en tod as las penalid ad es d e la vid a ob -
tend réis el suprem o consuelo. Aunque vuestros d ías sobre
la tierra están contad os, vosotros sabéis que la vid a eterna
os aguard a. Si la ansied ad m aterial os envuelve en una
nube oscura, el esplend or espiritual alum brará vuestro
cam ino. Verd ad eram en te, aquellos cuya m ente está ilum i-
nad a por el Espíritu d el Altísim o poseen el consuelo su -
prem o.
Yo m ism o estuve encarcelad o d urante cuarenta años; un
solo año hubiese sid o im posible d e soportar. ¡N a d ie sobre-
vivía a ese encarcelam iento m ás d e un año! Pero, gracias a
Dios, d u rante tod os esos cuarenta años fui sum am ente fe-
liz. Cad a d ía, al d espertarm e, era com o si escuchase buenas
nuevas, y cad a noche sentía una infinita felicid ad . La espiri-
tualid ad era m i consuelo y d irigirm e a Dios, m i m ayor d i-
cha. Si no hu biera sid o así, ¿pensáis que hubiera pod id o so-
brevivir a esos cuarenta años en prisión?
Por ello, la espiritualid ad es el m ás grand e d e los d ones
que recibim os d e Dios, y "Vid a Eterna" significa "Volverse
hacia Dios." Ojalá que cad a uno d e vosotros pued a crecer
d iariam ente en espiritualid ad , que os fortalezcáis en tod a

137
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

bond ad y que seáis ayud ad os cad a vez m ás por el consuelo


d ivino, liberad os por el Espíritu Santo d e Dios, y que el po-
d er d el Reino Celestial viva y actúe entre vosotros.
Éste es m i m ás ard iente d eseo, y ruego a Dios que os
conced a este favor.

138
36

LAS VIRTUDES Y SEN TIMIEN TOS


H UMAN OS PERFECTOS

23 de noviembre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Tod os vosotros d eberíais sentiros felices y agrad ecid os a
Dios por el gran privilegio que os ha conced id o.
Ésta es una reunión enteram ente espiritual. Alabad o sea
Dios, vuestros corazones están vueltos hacia Él, vuestras al-
m as son atraíd as hacia el Reino, tenéis aspiraciones espiri-
tuales, y vuestros pensam ientos se rem ontan sobre el
m und o d el polvo.
Pertenecéis al m und o d e la pureza, y no os conform áis
con vivir la vid a d e los anim ales, em pleand o vuestros d ías
en com er, beber y d orm ir. ¡En verd ad , sois hum anos! Vues-
tros pensam ientos y am biciones están d ispuestos para ad -
quirir la perfección hum ana. Vivís para hacer el bien y lle-
var la felicid ad a otros. Vuestro m ayor anhelo es confor tar a
aquellos que su fren, fortalecer al d ébil, y llevar con fianza al
alm a d esesperad a. Día y noche vuestros pensam ientos se
d irigen hacia el Reino, y vuestros corazones están plenos
d el Am or d e Dios.

139
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Por ello, no conocéis ni la aversión, ni la antipatía, ni el


od io, por cuanto tod a criatura viviente os es querid a, y bus -
cáis el bien d e cad a una.
Éstas son virtud es y sentim ientos hum anos perfectos. Si
una persona no tiene ninguno d e ellos, sería preferible que
d ejara d e existir. Si una lám para ha cesad o d e brind ar luz,
m ejor sería d estruirla. Si un árbol no prod uce fruto, d ebería
ser d erribad o, pues sólo estorba en el suelo.
En verd ad , es m il veces preferible para una persona m o -
rir que continuar viviend o sin virtud .
Tenem os ojos para ver pero, si no los usam os, ¿d e qué
nos sirve tenerlos? Tenem os oíd os para oír pero, si som os
sord os, ¿d e qué nos sirve tenerlos?
Tenem os una lengua para alabar a Dios y proclam ar las
buenas nuevas pero, si perm anecem os m ud os, ¡cuán inútil
es tenerla!
El Tod oam oroso Dios creó al ser hum ano para que irra -
d iara la Luz Divina e ilum inase al m und o con sus palabras,
sus acciones y su vid a. Si no tiene virtud no será m ejor que
un sim ple anim al, y una criatura carente d e inteligencia es
una cosa vil.
El Pad re Celestial d io al ser hum ano el inapreciable d on
d e la inteligencia, para que pud iera convertirse en una luz
espiritual, p enetrand o la oscurid ad d e la m aterialid ad , y
llevand o benevolencia y verd ad al m und o. Si vosotros se-
guís con ahínco las enseñanzas d e Bahá'u'lláh, sin d ud a os
transform aréis en la luz d el m und o, el consuelo y la ayud a
d e la hum anid ad , y la fuente d e salvación para el universo
entero. Esforzaos entonces, con alm a y corazón, por seguir
los preceptos d e la Bend ita Perfección, y pod éis estar segu -
ros que si lográis vivir la vid a que Él os ha señalad o, la vid a
eterna y la felicid ad perpetua en el Reino D ivino serán

140
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

vuestras, y tod os vuestros d ías os será enviad o el sustento


celestial para fortaleceros.
¡Es m i m ás sincera oración que cad a uno d e vosotros
pued a alcanzar esta felicid ad perfecta!

141
37

LA CRUEL IN DIFEREN CIA DE LA GEN TE H ACIA


LOS SUFRIMIEN TOS DE LAS RAZAS EXTRAN JERAS

24 de noviembre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Me acaban d e anunciar que ha ocurrid o un terrible acci-
d ente en este país. Un tren ha caíd o al río y han m uerto por
lo m enos veinte personas. H oy éste será un tem a d e d iscu -
sión en el Parlam ento francés, y convocarán al Director d e
los Ferrocarriles d el Estad o para que inform e. Le harán
m últiples preguntas sobre las cond iciones d el ferrocarril y
sobre las cau sas d el accid ente, y habrá una acalorad a d is-
cusión. Estoy su m am ente sorprend id o y m aravillad o por el
interés y excitación que se ha d espertad o por tod o el país
por la m uerte d e veinte personas, m ientras que la gente
perm anece fría e ind iferente ante el hecho d e que m iles d e
italianos, turcos y árabes sean asesinad os en Trípoli. ¡El ho-
rror d e este colosal exterm inio no ha conm ovid o en absolu -
to al gobierno! Sin em bargo, esas d esgraciad as personas
tam bién son seres hum anos.
¿Por qué se m uestra tal interés y tan vehem ente com pa -
sión hacia veinte ind ivid uos, m ientras que para cinco m il

142
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

personas no hay ninguna? Tod os son seres hum anos, tod os


pertenecen a la fam ilia d e la hum anid ad , aunque sean d e
otras tierras y otras razas. A los países no involucrad os no
les preocupa si estas gentes son hechas ped azos; esta gigan -
tesca m atanza no les afecta. ¡Qué injusto, qué cruel es esto,
cuán absolutam ente d esprovisto d e tod o sentim iento bueno
y verd ad ero! ¡Las gen tes d e esas otras tierras tienen hijos y
esposas, m ad res, hijas y niños pequeños! Ahora en esos
países es d ifícil que exista una casa ajena al am argo sonid o
d el llanto, y apenas será posible hallar un hogar que no
haya sid o tocad o por la cruel m ano d e la guerra.
¡Ay! Vem os por d oquier qué cruel e injusto es el ser hu -
m ano y cuán cargad o d e prejuicios, y qué lento es para
creer en Dios y seguir sus m and atos.
Si estos pueblos se am aran y se ayud aran unos a otros en
lugar d e estar tan ansiosos d e d estruirse con la espad a y el
cañón, ¡cuánto m ás noble sería! ¡Cuánto m ejor sería si vi-
vieran com o una band ad a d e palom as, en paz y arm onía,
en lugar d e ser com o los lobos y hacerse ped azos unos a
otros!
¿Por qué el ser hum ano es tan d uro d e corazón? La ra -
zón es que aún no conoce a Dios. Si tuviese conocim iento
d e Dios, no pod ría obrar en d irecta oposición a sus leyes. Si
tuviera aspiraciones espirituales, tal línea d e cond ucta sería
im posible. Si tan sólo se hubiesen creíd o, com prend id o y
obed ecid o las leyes y preceptos d e los Profetas d e Dios, las
guerras no oscu recerían m ás la faz d e la tierra.
Si el ser hum ano tuviese al m enos algunos rud im entos
d e justicia, tal estad o d e cosas sería im pensable.
Por consiguiente os d igo, orad y volved vuestros rostros
hacia Dios, para que Él, en su infinita com pasión y m iseri-
cord ia, pued a ayud ar y socorrer a esos seres extraviad os.
Orad para que Él les con ced a entend im iento espiritual y les

143
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

enseñe tolerancia y pied ad , para que los ojos d e sus m entes


sean abiertos y pued an ser d otad os con el d on d el espíritu.
Entonces, la paz y el am or m archarán m ano a m ano a tra -
vés d e las naciones, y esos pobres e infelices pueblos po-
d rán tener d escanso.
Esforcém onos noche y d ía por contribuir al logro d e
m ejores cond iciones. Mi corazón está d esgarrad o por estos
terribles sucesos y clam a con fuerza. ¡Ojalá este grito llegue
a otros corazones!
Entonces los ciegos verán , los m uertos serán resucitad os,
y la Justicia vend rá y reinará sobre la tierra.
Os suplico que roguéis con tod a vuestra alm a y vuestro
corazón para que esto pued a cum plirse.

144
38

N O DEBEMOS DESALEN TARN OS POR LA


PEQUEÑ EZ DE N UESTRO N ÚMERO

25 de noviembre

Cuand o apareció Cristo Se m anifestó en Jerusalén. Con -


vocó a las personas al Reino d e Dios, les invitó a la Vid a
Eterna, y les habló acerca d e la ad quisición d e perfecciones
hum anas. La Luz d e Guía fue d erram ad a por aquella bri-
llante Estrella, y al final entregó Su vid a en sacrificio por la
hum anid ad .
Durante tod a Su bend ita vid a sufrió opresión e injusticia
y, a pesar d e tod o, esta hum anid ad fue Su enem igo.
Le negaron, se burlaron d e Él, Le m altrataron y m ald ije-
ron. N o fue tratad o com o un hom bre y, no obstante tod o
ello, fue la personificación d e la pied ad y d e la suprem a
bond ad y am or.
Am ó a tod a la hum anid ad , pero le trataron com o a un
enem igo, y fueron incapaces d e com prend erle. N o d ieron
valor a Sus palabras y no fueron ilum inad os por la llam a d e
Su am or.

145
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Más tard e se d ieron cuenta d e Quién se trataba; que Él


era la Sagrad a y Divina Luz, y que sus palabras contenían
la Vid a Eterna.
Su corazón rebosaba d e am or hacia tod o el m und o, su
bond ad estaba d estinad a a alcanzar a tod os, y en cuanto co -
m enzaron a d arse cuenta d e ello, se arrepintieron, pero Él
ya había sid o crucificad o.
N o fue sino m uchos años d espués d e su ascensión que
supieron Quién había sid o, pero en el tiem po d e su ascen -
sión Él tenía m uy pocos d iscípulos; sólo un grupo relativa -
m ente pequeño d e seguid ores creyó en sus preceptos y si-
guió sus leyes. Los ignorantes d ijeron: "¿Quién es este in -
d ivid uo? ¡Sólo tiene unos cuantos d iscípulos!" Pero aque-
llos que sabían d ijeron: "Es el Sol que brillará en Oriente y
en Occid ente, es la Manifestación que d ará vid a al m und o."
Aquello que los prim eros d iscípulos habían visto, el
m und o lo com prend ió m ucho d espués.
Por consiguiente, vosotros que estáis en Europa, no os
d esalentéis porque seáis pocos o porque la gente crea que
vuestra Causa carece d e im portancia. Si asisten pocas per -
sonas a vuestras reuniones no os d escorazonéis, y si se os
rid iculiza y se os contrad ice, no os aflijáis, pues los apósto-
les d e Cristo tuvieron que sufrir lo m ism o. Ellos fue ron ul-
trajad os y perseguid os, m ald ecid os y m altratad os, pero al
final resultaron victoriosos y se reconoció que sus enem igos
estaban equivocad os.
Si la historia se repitiese y tod as estas m ism as cosas os
ocu rriesen, no estéis tristes, sino por el contrario, estad ple -
nos d e felicid ad , y agrad eced a Dios que hayáis sid o llam a -
d os a su frir, com o los santos d e la antigüed ad sufrieron. Si
se os enfrentan, sed am ables; si os contrad icen, sed firm es
en vuestra fe; si os aband onan y se apartan d e vosotros,
buscad les y tratad les con bond ad . N o hagáis d año a nad ie;

146
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

orad por tod os; procurad que vuestra luz brille en el


m und o y d ejad que vuestra enseña ond ee en lo alto d e los
Cielos. El agrad able perfu m e d e vuestras nobles vid as pe-
netrará por tod as partes. La luz d e la verd ad encend id a en
vuestros corazones respland ecerá en el d istante horizonte.
La ind iferencia y el escarnio d el m und o no im portan en
absoluto, m ientras que vuestras vid as serán m uy im portan -
tes.
Tod os aquellos que buscan la verd ad en el Reino Celes-
tial brillan com o las estrellas; son com o árboles frutales car-
gad os con el fruto escogid o, com o m ares colm ad os d e per -
las preciosas.
Tan sólo tened fe en la Misericord ia d e Dios, y d ifund id
la Verd ad Divina.

147
39

P ALABRAS PRON UN CIADAS POR ‘A BDU 'L-BAH Á


EN LA IGLESIA DEL PASTOR W AGN ER
(FOYER DE L'A ME)
26 de noviembre

Me siento profund am ente em ocionad o por las cariñosas


palabras que m e han sid o d irigid as, y espero que d ía a d ía
el am or verd ad ero y el afecto crezcan entre nosotros. Dios
ha querid o que el am or sea una fuerza v ital en el m und o, y
tod os vosotros sabéis cóm o m e alegra hablar d e am or.
A través d e las ed ad es los profetas d e Dios han sid o en -
viad os al m und o para servir la causa d e la verd ad ; Moisés
trajo la ley d e la verd ad , y tod os los profetas d e Israel que
Le suced ieron, trataron d e d ifund irla.
Cuand o vino Jesús encend ió la antorcha d e la verd ad , y
la llevó m uy alto, para que ilum inase al m und o entero.
Después d e Él vinieron sus apóstoles escogid os, y ellos
viajaron en tod as d irecciones, llevand o la luz d e las ense-
ñanzas d e su Maestro al oscuro m und o, y cuand o les llegó
su turno pasaron a m ejor vid a.
Luego vino Mu ¥am m ad , Quien, en su tiem po y a su
m od o, d ifund ió el conocim iento d e la verd ad entre gente

151
IN TRODUCCIÓN

salvaje; pues ésta siem pre ha sid o la m isión d e los elegid o s


d e Dios.
Y, finalm ente, cuand o Bahá'u'lláh surgió en Persia, Su
m ás ard iente d eseo fue reavivar la d ébil luz d e la verd ad en
tod as las naciones. Tod os los santos d e Dios han luchad o
con tod a su alm a y tod o su corazón por d ifund ir la luz d el
am or y la unid ad a través d el m und o, para que la oscuri-
d ad d el m aterialism o pued a d esaparecer, y la luz d e la es-
piritualid ad pued a brillar entre tod os los seres hum a nos.
Entonces d esaparecerían el od io, la calum nia y el crim en,
reinand o en su lugar el am or, la unid ad y la paz.
Tod as las Manifestaciones d e Dios vinieron con el
m ism o propósito, y tod as han procurad o guiar a los seres
hum anos por los send eros d e la virtud . N o obstante, noso -
tros, sus siervos, continuam os luchand o entre nosotros.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué no nos am am os unos a otros
y vivim os en unid ad ?
Ello es d ebid o a que hem os cerrad o nuestros ojos al prin -
cipio fund am ental d e tod as las religiones, que Dios es uno,
que Él es el Pad re d e tod os nosotros, que tod os esta m os in-
m ersos en el océano d e Su m isericord ia, y am parad os y
protegid os por Su am oroso cuid ad o.
El glorioso Sol d e la Verd ad brilla para tod os por igual,
las aguas d e la Divina Misericord ia sum ergen a tod os, y
Sus d ivinos favores son otorgad os a tod os Sus hijos.
Este Dios am oroso d esea la paz para tod as sus criaturas,
¿por qué, entonces, m algastan su tiem po en guerras?
Él am a y protege a tod os Sus hijos, ¿por qué se olvid an
d e Él?
Él nos confiere Su paternal cuid ad o, ¿por qué aband ona-
m os a nuestros herm anos?

152
IN TRODUCCIÓN

Seguram ente, si n os d iéram os cuenta d e cóm o Dios nos


am a y cuid a d e nosotros, ord enaríam os nuestra vid a para
asem ejarnos a Él.
Dios nos ha cread o a tod os, a cad a uno d e nosotros, ¿por
qué actuam os contrariam ente a Sus d eseos, cuand o tod os
som os Sus hijos y am am os al m ism o Pad re? Tod as estas
d ivisiones que vem os por d oquier, tod as estas d isputas y
antagonism os, se originan porque el ser hum ano se apega
al ritual, y a las observancias externas, y olvid a la sim ple y
fund am ental verd ad . La práctica externa es la que hace que
las religiones sean tan d iferentes, y es la causa d e enem ista-
d es y d isputas, m ientras que la realidad es siem pre una y la
m ism a. La Realid ad es la Verd ad , y la verd ad no tiene d i-
visión. La verd ad es la guía d e Dios, es la luz d el m und o, es
am or, es m isericord ia. Estos atributos d e la verd ad son
tam bién virtud es hum anas inspirad as por el Espíritu Santo.
Por tanto, ¡aferrém onos tod os y cad a uno d e nosotros fir -
m em ente a la verd ad , y serem os realm ente libres!
Llegará el d ía cuand o tod as las religiones d el m und o se
unirán, pues, en principio, son una. Ya no existe nin guna
necesid ad d e d ivisión, al ver que es tan sólo por las form as
exteriores por lo que están d esunid as. Entre tod a la hum a -
nid ad algunas alm as están sufriend o d ebid o a la ignoran -
cia, apresurém onos a enseñarles; otras son com o niños ne-
cesitad as d e cuid ad o y ed ucación hasta que crez can, y otras
están enferm as; a éstas d ebem os llevarles la cu ración d i-
vina.
Aunque sean ignorantes, com o niños o enferm os, d eben
ser am ad os y ayud ad os, y no m enospreciad os por su im -
perfección.
Los d octores d e la religión fueron instituid os para llevar
a los pueblos la curación espiritual, y para ser causa d e uni-
d ad entre las naciones. Si ellos se convierten en fuente d e

153
IN TRODUCCIÓN

d ivisión, ¡m ejor sería que no existier an! Si se ad m inistra un


rem ed io para curar una enferm ed ad , pero sólo sirve para
agravar el m al, es m ejor aband onarlo. Si la religión sólo ha
d e ser causa d e d esunión, es m ejor que no exista.
Tod as las Manifestaciones Divinas enviad as por Dios al
m und o, han soportad o terribles d ificultad es y sufrim ientos,
con la única esperanza d e d ifund ir la Verd ad , la unid ad y
la concord ia entre los seres hum anos. Cristo sobrellevó una
vid a d e sufrim iento, pena y d olor, para d ar un ejem plo per -
fecto d e am or al m und o y, a p esar d e ello, continuam os ac-
tuand o unos hacia otros con un espíritu d e enfrenta m iento.
El am or es el principio fund am ental d el propósito d e
Dios para la hum anid ad , y Él nos ha ord enad o am arnos los
unos a los otros com o Él nos am a. Tod as estas d iscord ias y
d isputas que vem os y oím os por tod as partes, sólo tiend en
a aum entar el m aterialism o.
El m und o, en su m ayoría, está hund id o en el m ateria -
lism o, y las bend iciones d el Espíritu Santo son ignorad as.
Existe tan sólo un pequeño sentim iento espiritual auténtico,
y el progreso d el m und o es, en su m ayor parte, m eram ente
m aterial. El género hum ano se está asem ejand o a las bestias
que perecen, pues sabem os que ellas no tienen sentim ientos
espirituales, no se d irigen a Dios, no tienen religión. Estas
cosas sólo pertenecen al ser hum ano, y si carece d e ellas se
convierte en un prisionero d e la naturaleza, y no es ni un
ápice m ejor que un anim al.
¿Cóm o pued e la persona conform arse con llevar sola -
m ente una existencia anim al, cuand o Dios ha hecho d e ella
una criatura tan noble? Tod a la creación ha sid o subyugad a
a las leyes d e la naturaleza, pero el ser hum ano ha sid o d o -
tad o para con quistar estas leyes. El sol, no obstante su po-
d er y su gloria, está lim itad o por las leyes d e la naturaleza,
y no pued e cam biar su curso ni tan siquiera en el espesor

154
IN TRODUCCIÓN

d e un cabello. El in m enso y pod eroso océano es im potente


para cam biar el flujo y reflujo d e sus m areas. ¡N ad a pued e
enfrentarse a las leyes d e la naturaleza, salvo el ser hu m a-
no!
Sólo al ind ivid uo Dios le ha d ad o u n pod er tan m aravi-
lloso que pued e guiar, controlar y vencer a la naturaleza.
La ley natural d el ser hum ano es la d e cam inar sobre la
tierra, pero él construye aviones y vuela por el aire. Fue
cread o para vivir sobre tierra seca, pero pued e atravesar el
m ar y aun viajar bajo su superficie.
H a aprend id o a controlar el pod er d e la electricid ad , y la
tom a a su arbitrio y la aprisiona en una lám para. La voz hu -
m ana se hizo para hablar a corta d istancia, pero el pod er
d el ser hum ano es tal, que construye instr um entos con los
que pued e hablar d e Oriente a Occid ente. Tod os estos
ejem plos os d em uestran cóm o pued e gobernar a la na tura-
leza, y cóm o, por d ecirlo d e algún m od o, le arranca la es-
pad a d e sus m anos para em plearla en contra d e ella m ism a.
Viend o que el ser hum ano ha sid o cread o am o d e la natura -
leza, ¡cuán insen sato es que se convierta en su esclavo! ¡Qué
ignorancia y qué neced ad es venerar y ad orar a la naturale-
za, cuand o Dios en Su bond ad nos ha hecho am os d e ella!
El pod er d e Dios es visible para tod os y, no obstan te, las
gentes cierran sus ojos para no verlo. ¡El Sol d e la Verd ad
está brilland o en tod o su esplend or, pero la hum anid ad ,
con los ojos cerrad os, no pued e con tem plar Su gloria! Es m i
m ás ferviente oración a Dios que, por Su Misericord ia y
Am orosa Bond ad , tod os lleguéis a estar unid os y rebo san-
tes d e la m áxim a felicid ad .
Os ruego a tod os y cad a uno d e vosotros que unáis vues-
tras oraciones a las m ías, a fin d e que cesen la guerra y el
d erram am iento d e sangre, y que el am or, la am istad , la paz
y la unid ad lleguen a reinar en el m und o.

155
IN TRODUCCIÓN

A través d e las ed ad es hem os visto cóm o la sangre ha


teñid o la superficie d e la tierra; m as ahora, un rayo d e una
luz m ayor ha venid o, la inteligencia d el ser hum ano es su -
perior, la espiritualid ad está com enzand o a crecer, y segu-
ramente llegará un d ía cuand o las religiones d el m und o se
hallarán en paz. Dejem os los argum entos d iscord antes que
se refieren a las form as exteriores, y reunám onos para apre -
surar el establecim iento d e la Divina Causa d e la unid ad ,
hasta que tod a la hum anid ad se consid ere a sí m ism a com o
una sola fam ilia, unid os tod os en el am or.

156
IN TRODUCCIÓN

SEGUN DA P ARTE

157
40

LOS ON CE PRIN CIPIOS EXTRAÍDOS DE LAS


EN SEÑ AN ZAS DE BAH Á 'U 'LLÁH ,
DESARROLLADOS POR ‘A BDU ' L-BAH Á EN P ARÍS

1.- La investigación d e la verd ad .


2.- La unid ad d e la hum anid ad .
3.- La religión d ebe ser causa d e am or y afecto.
4.- La unid ad d e la religión y la ciencia.
5.- Abolición d e los prejuicios.
6.- Iguald ad d e oportunid ad es en los m ed ios d e subsis-
tencia.
7.- La iguald ad d e las personas ante la ley.
8.- Paz universal.
9.- N o interferencia d e la religión y la política.
10.- Iguald ad d e los sexos - Ed ucación d e la m ujer.
11.- El pod er d el Espíritu Santo.

153
41

SOCIEDAD TEOSÓFICA

Desd e m i llegad a a París m e han hablad o d e la Socied ad


Teosófica, y sé que está com puesta por hom bres m uy hon -
rad os y respetad os. Sois personas d e in telecto y d e juicio,
con id eales espirituales, y es un gran placer para m í ha -
llarm e entre vosotros.
Agrad ezcam os a Dios por habernos reunid o esta tard e.
Me llena d e una gran alegría, pues veo que sois buscad ores
d e la verd ad . N o estáis cautivos por las cad enas d el pre jui-
cio, y vuestro m ayor anhelo es conocer la verd ad . ¡La ver -
d ad pued e ser com parad a con el sol! El sol es un cuerpo
lum inoso que d ispersa tod as las som bras; d e igual m od o la
verd ad d isipa las som bras d e nuestra im aginación. Del
m ism o m od o que el sol proporciona vid a al cuerpo d e la
hum anid ad , así la verd ad otorga vid a a las alm as. La ver -
d ad es un sol que am anece por d iferentes puntos d el hori-
zonte.
Algunas veces el sol surge d el centro d el horizonte; en
verano lo hace m ás hacia el norte, en invierno m ás hacia el
sur, pero es siem pre el m ism o sol, aun cuand o sean d iferen-
tes los puntos d e su am anecer.
De igual m anera, la verd ad es una, aunque sus m anifes-
taciones pued an ser m uy d iferentes. Algunas personas tie-

154
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

nen ojos, y ven. Veneran al sol, cualquiera que sea el punto


d el horizonte d esd e el cual aparezca; y cuand o el sol ha d e-
jad o el cielo invernal para aparecer en el cielo d e verano,
saben cóm o encontrarlo nuevam ente. H ay otras que sólo
veneran el punto d el cual am aneció el sol, y cuand o am a -
nece con tod a su gloria d esd e otro lugar, continúan en
contem plación d elante d el punto d e su anterior aparición.
Lam entablem ente, estas personas están privad as d e las
bend iciones d el sol. Aquellos que en ver d ad ad oran al sol,
lo reconocerían en cualquier lugar en que pud iera aparecer,
e inm ed iatam ente volverían sus rostros hacia su resplan -
d or.
Debem os ad orar al sol en sí m ism o, y no m eram ente el
lugar d ond e aparece. De igual m anera, las personas d e co -
razón ilum inad o veneran la verd ad cualquiera que sea el
horizonte d ond e aparece. N o están circunscritas a la perso -
nalid ad , sino que siguen la verd ad , y están capacita d as
para reconocerla sin im portar el lugar d e d ond e pro venga.
Es esta m ism a verd ad , la que ayud a a la hum anid ad a pro-
gresar, la que otorga vid a a tod os los seres crea d os, pues
ella es el Árbol d e Vid a.
En sus enseñanzas, Bahá'u'lláh nos d a la explicación d e
la verd ad , y d eseo hablaros brevem ente acerca d e ello, pues
veo que estáis capacitad os para com prend erlo.
El prim er principio d e Bahá'u'lláh es:

LA IN VESTIGACIÓN DE LA VERDAD

El ser hum ano d ebe liberarse d e tod o prejuicio y d e los


prod uctos d e su propia im aginación, para que pued a in -
vestigar la verd ad sin obstáculos. La verd ad , en tod as las
religiones, es sólo una, y por m ed io d e ella pued e llevarse a
cabo la unid ad d el m und o.

155
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Tod os los pueblos tienen en com ún una creencia fun d a-


m ental. Siend o una, la verd ad no pued e ser d ivid id a, y las
d iferencias que parecen existir entre las naciones no son
sino el resultad o d e su apego al prejuicio. Si sólo investiga -
ran la verd ad , los seres hum anos se verían unid os.
El segund o principio d e Bahá'u'lláh es:

LA UN IDAD DE LA H UMAN IDAD

El único Tod oam oroso Dios otorga Su Divina Gracia y


Su Favor a tod a la hum anid ad ; tod os y cad a uno son sier -
vos d el Altísim o, y Su benevolencia, Su m isericord ia y Su
am orosa bond ad se d erram an sobre tod as Sus criatu ras. La
gloria d e la hum anid ad es la herencia d e cad a una d e ellas.
Tod os los seres hum anos son las hojas y los frutos d e un
m ism o árbol; tod os ellos son ram as d el árbol d e Ad án, to -
d os tienen el m ism o origen. La m ism a lluvia ha caíd o so bre
tod os ellos, el m ism o sol ard iente les hace crecer, tod os se
refrescan con la m ism a brisa. Las únicas d iferencias que
existen y que los m antienen apartad os son éstas: hay niños
que necesitan ser guiad os, ignorantes que d eben ser ins-
truid os, enferm os que d eben ser atend id os y curad os; y así
os d igo que la hum anid ad entera está rod ead a por la Mise-
ricord ia y la Gracia d e Dios. Com o nos d icen las Sagra d as
Escrituras: Tod os los seres hum anos son iguales ante Dios.
Él no hace d istinción entre las personas.
El tercer principio d e Bahá'u'lláh es:

LA RELIGIÓN DEBE SER CAUSA DE AMOR Y AFECTO

La religión d ebería unir a tod os los corazones y hacer


que las guerras y las d isputas se d esvanecieran d e la faz d e
la tierra, d and o nacim iento a la espiritualid ad , confiriend o

156
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

vid a y luz a cad a corazón. Si la religión se convierte en


causa d e aversión, d e od io y d e d ivisión, sería m ejor no te -
ner ninguna y apartarse d e sem ejante religión sería un acto
verd ad eram ente religioso. Pues está claro que el propósito
d e un rem ed io es curar; pero si el rem ed io sólo sirve para
agravar la enferm ed ad sería m ejor d esecharlo. Una religión
que no sea causa d e am or y unid ad no es una religión. To -
d os los santos profetas fueron com o m éd icos para el alm a;
prescribieron un tratam iento para la curación d e la hum a -
nid ad ; por tanto, cualquier rem ed io que cause en ferm ed ad
no proviene d el gran Méd ico Suprem o.
El cuarto principio d e Bahá'u'lláh es:

LA UN IDAD DE LA RELIGIÓN Y LA CIEN CIA

Pod em os pensar que la ciencia es com o un ala, y la reli-


gión es com o la otra; un pájaro necesita d os alas para volar,
una sola le sería inútil. Cualquier religión que contra d iga a
la ciencia o se oponga a ella, es sólo ignorancia, pues la ig -
norancia es lo opuesto al conocim iento.
La religión que sólo consiste en ritos y cerem onias basa -
d as en el p rejuicio, no es la verd ad . Esforcém onos con
ahínco para que seam os los instrum entos d e la unificación
d e la religión y la ciencia.
‘Alí, el yerno d e Mu ¥am m ad , d ijo: "Aquello que está en
conform id ad con la ciencia está tam bién en conform id ad
con la religión." Tod o lo que la inteligencia d el ser hum ano
no pued a com prend er, la religión no d ebería aceptarlo. La
religión y la ciencia m archan d e la m ano, y cualquier reli-
gión contraria a la ciencia no es la verd ad .
El quinto principio d e Bahá'u'lláh es:

157
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

LOS PREJUICIOS DE RELIGIÓN , DE RAZA O DE SECTA ,


DESTRUYEN EL FUN DAMEN TO DE LA H UMAN IDAD

Tod o lo que d ivid e al m und o -el od io, la guerra y el d e-


rram am iento d e sangre- tiene su origen en uno u otro d e es-
tos prejuicios.
El mundo entero debe ser considerado como u n único
país, todas las naciones como una sola nación, todos los seres
humanos como pertenecientes a una sola raza. Las religiones,
las razas y naciones son tan sólo divisiones hechas por el ser
humano, y necesarias sólo a su mente; ante Dios no existen
persas, ni árabes, ni franceses, ni ingleses; Dios es Dios para
todos, y para Él toda la creación es una. Debemos obedecer a
Dios y esforzarnos por seguirle, abandonando todos nuestros
prejuicios y haciendo realidad la paz sobre la tierra.
El sexto principio d e Bahá'u'lláh es:

IGUALDAD DE OPORTUN IDADES EN


LOS MEDIOS DE SUBSISTEN CIA

Tod a persona tiene d erecho a vivir, tiene d erecho al d es-


canso y a un cierto grad o d e bienestar. Así com o una per -
sona rica pued e vivir en su palacio, rod ead a d e lujo y d e
com od id ad es, tam bién un ind ivid uo pobre d ebería tener lo
necesario para vivir. N ad ie d ebería m orir d e ham bre; tod os
d eberían tener la ind um entaria suficiente; nad ie d ebería
vivir en la opulencia en tanto que otro no tenga posibilid ad
d e ganarse la vid a.
Tratem os con tod as nuestras fuerzas d e m ejorar estas
cond iciones, para que ni una sola alm a esté en la m iseria.
El séptim o principio d e Bahá'u'lláh es:

158
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

LA IGUALDAD DE LAS PERSON AS AN TE LA LEY

Debe reinar la Ley, y no el ind ivid uo; sólo así este


m und o se convertirá en un lugar d e belleza, y la verd ad era
herm and ad se verá realizad a. Al alcanzar la solid arid ad , la
hum anid ad habrá encontrad o la verd ad .
El octavo principio d e Bahá'u'lláh es:

P AZ UN IVERSAL

Los pueblos y los gobiernos d e cad a nación d eberán ele-


gir un Tribunal Suprem o, en el que m iem bros d e cad a país
y gobierno se reunirán en unid ad . Tod as las d isputas serán
som etid as a esta Corte, cuya m isión será la d e prevenir la
guerra.
El noveno principio d e Bahá'u'lláh es:

LA RELIGIÓN N O DEBERÍA IN TERESARSE EN


LAS CUESTION ES POLÍTICAS

La religión está relacionada con las cosas del espíritu, y la


política con las cosas del mundo. La religión tiene que actuar
en el mundo del pensamiento; en cambio, el campo de la po-
lítica está situado en el mundo de las circunstancias externas.
El trabajo d el clero es el d e ed ucar a la gente, instruirla,
d arle buenos consejos y enseñanzas, para que pued a pro -
gresar espiritualm ente. Con las cuestiones políticas, el clero
no tiene nad a que hacer.
El d écim o principio d e Bahá'u'lláh es:

159
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

LA EDUCACIÓN E IN STRUCCIÓN DE LA MUJER

En este m und o las m ujeres tienen los m ism os d erechos


que los hom bres; en la religión y en la socied ad ellas son
elem entos m uy im portantes. Mientras se im pid a a las m uje-
res alcanzar sus m ás elevad as posibilid ad es, los hom bres
serán incapaces d e lograr la grand eza que pod ría ser suya.
El und écim o principio d e Bahá'u'lláh es:

EL PODER DEL ESPÍRITU SAN TO , SÓLO POR MEDIO DEL


CUAL SE LOGRA EL DESARROLLO ESPIRITUAL

Solam ente por m ed io d el hálito d el Esp íritu Santo pued e


llegar a prod ucirse el d esarrollo espiritual. N o im porta
cuánto pued a progresar el m und o m aterial, ni cuán es-
plénd id am ente se ad orne, nunca será sino un cuerpo sin
vid a si carece d e alm a, pues es el alm a la que anim a al
cuerpo; el cuerp o por sí solo no tiene una significación real.
Privad o d e las bend iciones d el Espíritu Santo, el cuerpo
m aterial sería inerte.
Aquí están, explicad os m uy som eram ente, algunos d e
los principios d e Bahá'u'lláh.
En breve, es d eber d e tod os nosotros ser am antes d e la
verd ad . Busquém osla en cad a ocasión y en cad a país, te-
niend o sum o cuid ad o d e no apegarnos a las personalid a -
d es. Veam os la luz d ond equiera que brille, y ojalá pod a m os
reconocer la luz d e la verd ad sea cual fuere el lugar d e
d ond e am anezca. Aspirem os el perfum e d e la rosa en m e-
d io d e las espinas que la rod ean; bebam os d el agua que
brota d e cad a m anantial puro.
Desd e m i llegad a a París he sentid o un gran placer al co -
nocer a parisienses com o vosotros, pues, alabad o sea Dios,
sois inteligentes, estáis libres d e prejuicios, y anheláis cono-

160
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

cer la verd ad . Poseéis en vuestro corazón el am or a la hu -


m anid ad y os esforzáis, en la m ed id a d e vuestras posibili-
d ad es, por realizar obras caritativas y en lograr la unid ad ;
esto es lo que Bahá'u'lláh d eseó esp ecialm ente.
Es por esta razón por la que m e siento tan feliz entre vo -
sotros, y ruego para que seáis los receptáculos d e las ben -
d iciones d e Dios, y que pod áis ser los instrum en tos para la
d ifusión d e la espiritualid ad a través d e este país.
Tenéis ya una m aravillosa civilización m aterial e igual-
m ente alcanzaréis la civilización espiritual.
El señor Bleck d io las gracias a ‘Abd u'l-Bahá, quien res-
pond ió:

"Estoy m uy agrad ecid o por los am ables sentim ien tos


que acabáis d e expresar. Espero que m uy pronto estos d os
m ovim ientos se extiend an sobre tod a la tierra. Enton ces la
unid ad d e la hum anid ad levantará su tiend a en el centro
d el m und o."

161
42

EL PRIMER PRIN CIPIO :


LA IN VESTIGACIÓN DE LA VERDAD
A v. de Camoëns 4
10 de noviembre

El prim er principio d e las Enseñanzas d e Bahá'u'lláh es:

LA IN VESTIGACIÓN DE LA VERDAD

Si una persona d esea triunfar en la búsqued a d e la ver -


d ad , en prim er lugar d ebe cerrar sus ojos a tod as las su pers-
ticiones trad icionales d el pasad o.
Los jud íos tienen trad iciones supersticiosas, los bud istas
y los zoroastrianos no están exentos d e ellas, y tam poco lo
están los cristianos. Tod as las religiones se han som etid o
grad ualm ente a la trad ición y el d ogm a.
Tod as se consid eran a sí m ism as, respectivam ente, las
únicas guard ianas d e la verd ad , y creen que tod as las d e-
m ás religiones están llenas d e errores. ¡Sólo ellas están en lo
cierto, y tod as las d em ás están equivocad as! Los jud íos
creen que ellos son los únicos poseed ores d e la verd ad , y
cond enan a tod as las d em ás religiones. Los cristianos afir-

162
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

m an que su religión es la única verd ad era, y que tod as las


d em ás son falsas. Lo m ism o ocurre con los bud istas y
m ahom etanos; tod as las religiones se circunscriben a sí
m ism as. Si tod as cond enan a las d em ás, ¿d ónd e d ebem os
buscar la verd ad ? Tod as se contrad icen m utuam ente, tod as
no pued en ser verd ad eras. Si cad a uno cree que su religión
particular es la única verd ad era, cegará sus ojos a la verd ad
d e las d em ás. Si, por ejem plo, un jud ío está atad o a las
prácticas externas d e la religión d e Israel, se está negand o a
d escubrir la verd ad que puede existir en otra religión; ¡todo
d ebe estar con tenid o en la suya!
N osotros d eberíam os, pues, d esprend ernos d e las for -
m as y prácticas externas d e la religión. Debem os conven -
cernos d e que estas form as y prácticas, aun siend o herm o-
sas, no son sino la vestim enta que arropa el ard iente cora -
zón y los m iem bros vivientes d e la Verd ad Divina. Debe -
m os aband onar los prejuicios trad icionales, si es que d esea-
m os tener éxito en la búsqued a d e la ver d ad en la esen cia
d e tod as las religiones. Si un zoroastriano cree que el sol es
Dios, ¿cóm o pod rá unirse a las d em ás religiones? Si los
id ólatras creen en sus d iferentes íd olos, ¿cóm o pod rán
com prend er la unicid ad d e Dios?
Por consiguiente, resulta claro que para pod er hacer al-
gún progreso en la búsqued a d e la verd ad , d ebem os d espo-
jarnos d e la superstición. Si tod os los buscad ores siguieran
este principio, alcanzarían una visión clara d e la ver d ad .
Si se unieran cinco personas para buscar la verd ad , d e-
berían com enzar por librarse d e sus propias cond iciones
particulares y renunciar a tod as las id eas preconcebid as.
Para pod er en contrar la verd ad tenem os que aband onar to-
d os nuestros prejuicios, nuestras nociones triviales; una
m ente abierta y receptiva es esencial. Si nuestro cáliz está
lleno d e egoísm o, no hay lugar en él para el Agua d e Vid a.

163
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

El hecho d e pensar que tenem os razón y que tod os los d e-


m ás están equivocad os es el m ayor d e tod os los obstáculos
en el cam ino hacia la unid ad , y la unid ad es esencial si que-
rem os alcanzar la verd ad , pues la verd ad es una.
Por tanto, es im perativo que renunciem os a nuestros
prejuicios particulares y a nuestras supersticiones si es que
d eseam os ard ientem ente buscar la verd ad . A m enos que
hagam os en nuestra m ente una d istinción entre d ogm a, su -
perstición y prejuicio, por un lad o, y verd ad , por el otro, no
pod rem os triunfar. Cuand o tenem os verd ad ero em peño
por encontrar algo, lo buscam os por tod as partes. Debem os
poner en práctica este principio en nuestra búsqued a d e la
verd ad .
La ciencia d ebe ser aceptad a. N o hay verd ad que pued a
contrad ecir a otra. ¡La luz es buena en cualquier lám para en
que brille! ¡Una rosa es bella en cualquier jard ín en que flo -
rezca! ¡Una estrella tiene el m ism o esplend or si brilla en el
Este o en el Oeste! ¡Estad libres d e prejuicios, sólo así po -
d réis am ar al Sol d e la Verd ad en cualquier punto d el hori-
zonte en que se levante! Entonces com prend eréis que si la
Luz Divina d e la Verd ad brilló en Jesucristo, tam bién brilló
en Moisés y en Bud a. El buscad or fervoroso llegará a esta
verd ad . Esto es lo que significa la "Investigación d e la Ver -
d ad ."
Tam bién quiere d ecir que d ebem os tener la voluntad d e
elim inar tod o lo que aprend im os anteriorm ente, tod o lo
que pod ría entorpecer nuestros pasos en el cam ino hacia la
Verd ad ; no d ebem os d ud ar, si fuera necesario, en com en zar
d e nuevo nuestra ed ucación. N o d ebem os perm itir que
nuestro am or por cualquier religión o por cualquier perso -
nalid ad nos ciegue d e tal form a que qued em os encad ena -
d os por la su perstición. Cuand o estem os libres d e tod os es-

164
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

tos lazos y busquem os con m entes liberad as, entonces al-


canzarem os nuestra m eta.
"Investigad la verd ad , y ella os hará libres." De este
m od o verem os la verd ad en tod as las religiones, pues está
en tod as ellas, y ¡la verd ad es una!

165
43

EL SEGUN DO PRIN CIPIO :


LA UN IDAD DE LA H UMAN IDAD
11 de noviembre

Ayer m e referí al prim er principio d e las Enseñanzas d e


Bahá'u'lláh, "La investigación d e la verd ad "; acerca d e cóm o
es necesario que el ind ivid uo haga a un lad o tod a clase d e
superstición y tod a trad ición que pud iera cegar su visión a
la existencia d e la verd ad en tod as las religiones. Aunque
am e o esté ad herid o a alguna form a d e religión, no d ebe ría
perm itirse d etestar a las d em ás. Es esencial que busque la
verd ad en tod as las religiones, y si su búsqued a es since ra,
con segurid ad triunfará.
Ahora bien, el prim er d escubrim iento que hacem os en
nuestra "Investigación d e la Verd ad " nos guiará al segund o
principio, que es "La unid ad d e la hum anid ad ". Tod as las
personas son siervos d el único Dios. Un solo Dios reina so -
bre tod as las naciones d el m und o y se com place con to d os
Sus hijos. Tod os los seres hum anos pertenecen a una m ism a
fam ilia; la corona d e la hum anid ad d escansa sobre la cabe -
za d e cad a persona.
A los ojos d el Cread or, tod os Sus hijos son iguales; Sus
bond ad es se d erram an sobre tod os. Él no favorece a esta

166
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

nación o a aquella otra, tod as por igual son Sus criaturas.


Siend o así, ¿por qué hacem os d ivisiones, separand o a una
raza d e la otra? ¿Por qué cream os barreras d e superstición y
d e trad ición que provocan d iscord ia y od io entre la gente?
La única d iferencia que existe entre los m iem bros d e la
fam ilia hum ana es d e grad o. Algunas personas son com o
niños ignorantes, y d eben ser ed ucad os hasta alcanzar la
m ad urez. Otras son com o enferm os, y d eben ser tra tad as
con cuid ad o y cariño. N inguna es m ala ni perversa. N o d e -
bem os sentir repulsión hacia estos pobres niños. Debem os
tratarles con gran bond ad , enseñand o al ignorante y aten -
d iend o cu id ad osam ente al enferm o.
Reflexionad : la unid ad es necesaria para la existencia. El
am or es la verd ad era causa d e la vid a; por el contrario, la
separación acarrea la m uerte. En el m und o d e la creación
m aterial, por ejem plo, tod as las cosas d eben su vid a pre-
sente a la unid ad . Los elem entos que com ponen la m ad era,
el m ineral o la pied ra, se m antienen unid os por la ley d e
atracción. Si esta ley cesara d e actuar por un m om ento, es-
tos elem entos no se m antend rían unid os, se d esintegra rían,
y el objeto d ejaría d e existir en esa form a particular. La ley
d e atracción ha reunid o ciertos elem entos en la form a d e
esta herm osa flor, pero cuand o d icha atracción se retira d e
su centro, la flor se d escom pone y, com o flor, d eja d e exis -
tir.
Lo m ism o suced e con el gran cuerpo d e la hum anid ad .
La asom brosa Ley d e Atracción, Arm onía y Unid ad , m an -
tiene unid a a esta m aravillosa Creación.
Así com o es con el tod o, es con las partes; tanto sea una
flor o un cuerpo hum ano, cuand o el principio d e atracción
se retira d e ellos, la flor o el ser hum ano m ueren. Resulta
claro, por consiguiente, que la atracción, la arm onía, la uni-
d ad y el Am or son la causa d e la vid a, m ientras que la aver -

167
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

sión, la d iscord ia, el od io y la separación acarrean la


m uerte.
H em os visto que cualquier cosa que traiga d ivisión al
m und o d e la existencia causa la m uerte. Igualm ente, en el
m und o d el espíritu actúa la m ism a ley.
Por consiguiente, tod os los siervos d el Dios único d ebe-
rían ser obed ientes a la ley d el Am or, evitand o el od io, la
d iscord ia y la lucha. Cuand o observam os la naturaleza, en -
contram os que los anim ales m ansos se reúnen en rebaños y
m anad as, m ientras que el anim al salvaje, las criaturas fe ro-
ces, tales com o el león, el tigre y el lobo, viven en las selvas,
apartad os d e la civilización. Dos lobos o d os leones pued en
vivir am igablem ente; pero un m illar d e cord eros pued en
com partir el m ism o aprisco, y un gran núm ero d e venad os
pued en form ar una sola m anad a. Dos águilas pued en vivir
en un m ism o nid o, pero un m illar d e palom as pued en reu -
nirse en un m ism o palom ar.
El ser hum ano d ebería, al m enos, contarse entre los ani-
m ales m ansos; pero cuand o se vuelve feroz es m ás cruel y
perverso que los m ás salvajes d e la creación anim al.
Ahora bien, Bahá'u'lláh ha proclam ad o "la Unid ad d el
Mund o d e la H um an id ad ." Tod os los pueblos y naciones
son una sola fam ilia, los hijos d e un m ism o Pad re, y d ebe -
rían ser uno para el otro com o herm anos y herm anas. Es-
pero que os esforcéis en vuestra vid a por d em ostrar y d i-
fund ir estas enseñanzas.
Bahá'u'lláh d ijo que d eberíam os am ar incluso a nuestros
enem igos. Si tod as las personas obed ecieran este principio,
se crearía en los corazones d e tod a la hum anid ad un gran
sentim iento d e unid ad y com prensión.

168
44

EL TERCER PRIN CIPIO : EL AMOR Y EL AFECTO

Que la religión d ebería ser Causa d e Am or y Afecto, está


enfatizad o en m uchas d e las d isertaciones consigna d as en
este m ism o texto, así com o en el d esarrollo d e va rios d e los
otros principios.

169
45

EL CUARTO PRIN CIPIO : LA ACEPTACIÓN DE LA


RELACIÓN EN TRE LA RELIGIÓN Y LA C IEN CIA

A v. de Camoëns 4
12 de noviembre

Dijo ‘Abd u'l-Bahá:


Os he hablad o d e algunos d e los principios d e
Bahá'u'lláh: La investigación de la verdad y La unidad de la hu-
manidad. Ahora d esarrollaré el Cuarto principio, que es La
aceptación de la relación entre la Religión y la Ciencia.
N o existe contrad icción entre la verd ad era religión y la
ciencia. Cuand o una religión se opone a la ciencia, se con -
vierte en m era superstición: aquello que es contrario al co -
nocim iento, es ignorancia.
¿Cóm o pued e u n ind ivid uo d ar créd ito a un hecho que
la ciencia ha d em ostrad o que es im posible? Si él cree a d es -
pecho d e su propia razón, es m ás bien ignorante su persti-
ción que fe. Los verd ad eros principios d e tod as las religio-
nes están en conform id ad con las enseñ anzas d e la ciencia.
La unid ad d e Dios es lógica, y esta id ea no está en con -
trad icción con las conclusiones a las que ha llegad o el es -
tud io científico.

170
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Tod as las religiones enseñan que d ebem os hacer el bien,


ser generosos, sinceros, veraces, obed ientes a la ley y fieles;
tod o esto es razonable y, lógicam ente, el único m od o por el
cual la hum anid ad pued e progresar.
Tod as las leyes religiosas concuerd an con la razón, y es -
tán ad aptad as a los pueblos para quienes fueron cread as, y
para la época en la cual d ebían ser obed ecid as.
La religión tiene d os partes esenciales:

1.— La espiritual.
2.— La práctica.

La parte espiritual nunca cam bia. Tod as las Manifesta -


ciones d e Dios y sus Profetas han enseñad o las m ism as
verd ad es y han ofrecid o la m ism a ley espiritual. Tod os en-
señan un único cód igo d e m oralid ad . N o existe d ivisión en
la verd ad . El Sol ha enviad o m uchos rayos para ilum inar la
inteligencia hum ana pero la luz es siem pre la m ism a.
La parte práctica d e la religión se refiere a las form as
externas y las cerem onias, y a varios m étod os d e castigos
para ciertas ofensas. Éste es el lad o m aterial d e la ley, y guía
las costum bres y la ed ucación d e los pueblos.
En el tiem po d e Moisés había d iez crím enes penad os con
la m uerte. Cuand o vino Cristo eso fue m od ificad o; el viejo
axiom a "ojo por ojo, y d iente por d iente" se convirtió en
"Am ad a vuestros enem igos, haced el bien a los que os
od ian". ¡La antigua ley d ura fue cam biad a por una d e am or,
d e m isericord ia y tolerancia!
En el pasad o, el castigo por robo era el d e cor tar la m ano
d erecha; en nuestro tiem po, esta ley no pod ría aplicarse. En
esta época, a alguien que m ald ice a su pad re se le perm ite
continuar viviend o, cuand o en tiem pos pasad os se le ha bría
quitad o la vid a. Por tanto, es evid ente que m ientras la ley

171
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

espiritual nunca se altera, las reglas prácticas d eben cam -


biar en su aplicación, d e acuerd o con las necesid ad es d e los
tiem pos. El aspecto espiritual d e la religión es el m ás am -
plio, el m ás im portante d e los d os, y es el m ism o en to d as
las épocas. N unca cam bia. Es el m ism o, ayer, hoy y siem -
pre. "Com o fue en el com ienzo, es ahora y siem pre será."
Ahora bien, tod as las cuestiones d e m oralid ad conteni-
d as en la ley espiritual e inm utable d e tod as las religiones
son lógicam ente correctas. Si la religión fuese contraria a la
lógica d e la razón, entonces d ejaría d e ser una religión, para
ser m eram ente una trad ición. La religión y la ciencia son las
d os alas con las que la inteligencia d el ser hum ano pued e
rem ontarse a las alturas, con las que el alm a hum a na pued e
progresar. ¡N o pod rá volar sólo con un ala! Si trata d e volar
sólo con el ala d e la religión, caerá inm ed ia tam ente al lod a-
zal d e la superstición, m ientras que, por otro lad o, si sólo
trata d e usar el ala d e la ciencia, tam poco pod rá hacer nin -
gún progreso, pues se hund irá en el angustioso pan tano d el
m aterialism o. Tod as las religiones d e la actualid ad han
caíd o en prácticas supersticiosas, qued and o en d iscor d an-
cia tanto con los verd ad eros principios d e las enseñan zas
que ellas representan, com o con los d escubrim ientos cien -
tíficos d e la época. ¡Muchos líd eres religiosos han llegad o a
creer que la im portancia d e la religión rad ica prin cipalm en-
te en la ad herencia a una colección d e ciertos d ogm as y a la
práctica d e ritos y cerem onias! A aquellos cu yas alm as pre-
tend en curar les enseñan a creer d e la m ism a m anera, afe-
rránd ose tenazm ente a las form as exteriores, confund ién -
d olas con la verd ad interior.
Ahora bien, estas form as y rituales d ifieren en las d istin-
tas iglesias y entre las d iferentes sectas, e incluso se con -
trad icen unas a otras, d and o lugar a la d iscord ia, al od io y
la d esunión. El resultad o d e tod o este d esacuerd o es la

172
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

creencia, entre m uchas personas cultas, d e que la religión y


la ciencia están en contrad icción, que la religión no necesita
d e los pod eres d e reflexión, y que no d ebería ser regulad a
por la ciencia en m od o alguno, sino que están, necesaria-
m ente, en oposición una con la otra. El d esafortu nad o re-
sultad o d e esto es que la ciencia se ha apartad o d e la reli-
gión, y qu e ésta se ha convertid o en un m ero ciego que si-
gue, m ás o m enos apáticam ente, los preceptos d e ciertos
m aestros religiosos, que insisten en que sus propios d og -
m as favoritos sean aceptad os, aun cuand o resulten m ani-
fiestam ente contrarios a la ciencia. Esto es una neced ad ,
pues es bastante evid ente que la ciencia es la luz y por eso
la verdadera religión no se opone al conocim iento.
Estam os fam iliarizad os con las frases "Luz y Oscurid ad ",
"Religión y Ciencia". Pero la religión que no m archa m ano a
m ano con la ciencia, se ha colocad o ella m ism a en la oscuri-
d ad d e la superstición y la ignorancia.
La m ayor parte d e la d iscord ia y d esunión d el m und o ha
sid o cread a por las oposiciones y las contrad icciones que
las personas han forjad o. Si la religión estuv iese en arm onía
con la ciencia y cam inaran juntas, gran parte d el od io y la
am argura que en la actualid ad causan tanta m iseria a la
raza hum ana habría acabad o.
Consid erad lo que d istingue al ser hum ano d e entre to -
d os los seres cread os y hace d e él una criatura d iferente.
¿N o es su pod er d e razonar, su inteligencia? ¿N o d ebe ha -
cer uso d e ellos para el estud io d e la religión? Yo os d igo:
pesad cuid ad osam ente en la balanza d e la razón y d e la
ciencia tod o lo que os sea presentad o com o religión. ¡Si
pasa esta prueba, aceptad la, pues es la verd ad ! ¡Si, por el
contrario, no se ajusta a ella, rechazad la, pues es ignoran -
cia!

173
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

¡Observad a vuestro alred ed or y ved cóm o el m und o d e


hoy está sum ergid o en la superstición y en las form as ex-
ternas!
Algunos veneran el p rod ucto d e su propia im aginación:
crean para sí m ism os un d ios im aginario y le ad oran, pero
esta creación d e sus m entes finitas no pued e ser el Infinito y
Pod eroso H aced or d e tod as las cosas visibles e invisibles.
¡Otros ad oran al sol o a los árboles, y ta m bién a las pied ras!
En tiem pos pasad os, existían quienes ad oraban al m ar, a las
nubes, ¡y hasta a la arcilla!
En nuestros d ías, algunas personas han llegad o a un
grad o tal d e apego a las form as y cerem onias externas, que
d isputan acerca d e este punto d el ritual o d e aquella prác-
tica en particular, hasta que por tod os lad os se oyen inter -
m inables d iscusiones y hay m alestar. Existen ind ivid uos d e
d ébil inteligencia y cuya capacid ad d e razonam iento no se
ha d esarrollad o, pero la fuerza y el pod er d e la religión no
d eben ponerse en d ud a por la incapacid ad d e estas perso-
nas para com prend er.
Un niño no pued e captar las leyes que gobiernan la na -
turaleza; pero ello es consecuencia d e la inm ad urez d el in -
telecto d e ese niño; cuand o haya crecid o y haya sid o ed u-
cad o, él tam bién com prend erá las verd ad es eternas. Un
niño no alcanza a entend er el hecho d e que la Tierra gira al-
red ed or d el Sol, pero cuand o su inteligencia d espierte, este
hecho le resultará claro y sencillo.
Es im posible que la religión sea contrar ia a la ciencia,
aun cuand o algunas inteligencias sean d em asiad o d ébiles o
d em asiad o inm ad uras para com prend er la verd ad .
Dios ha hecho que la religión y la ciencia sean la m ed id a,
por así d ecirlo, d e nuestro entend im iento. Estad alertas
para no m enospreciar tan m aravilloso pod er. Pesad tod as
las cosas en esta balanza.

174
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Para quien tiene el pod er d e com prensión, la religión es


com o un libro abierto, pero ¿cóm o pued e com prend er las
Realid ad es Divinas d e Dios una persona carente d e razón e
inteligencia?
Poned tod as vuestras creencias en arm onía con la cien -
cia; no pued e existir contrad icción, pues la verd ad es una.
Cuand o la religión, libre d e supersticiones, trad iciones y
d ogm as ininteligibles m uestre su conform id ad con la cien -
cia, se sentirá en el m und o una gran fuerza unificad ora y
purificad ora que lim piará d e la tierra las guerras, d esacuer-
d os, d iscord ias y luchas, y entonces la hum anid ad será uni-
ficad a por el pod er d el Am or d e Dios.

175
46

EL QUIN TO PRIN CIPIO :


LA ABOLICIÓN DE LOS PREJUICIOS
A v. de Camoëns 4
13 de noviembre

Se d ebe renunciar a tod os los prejuicios, ya sean d e reli-


gión, d e raza, d e política o d e nacionalid ad , pues estos
prejuicios han causad o la enferm ed ad d el m und o. Se trata
d e una grave d olencia, que, a m enos que sea d etenid a, es
capaz d e provocar la d estrucción d e la totalid ad d e la raza
hum ana. Tod as las guerras ruinosas, con su terrible d erra-
m am iento d e sangre y sus m iserias, han sid o causad as por
uno u otro d e estos prejuicios.
Las lam entables guerras que se suced en en estos d ías,
han sid o originad as por el od io religioso fanático d e un
pueblo hacia otro, o por los prejuicios d e raza o d e color.
H asta que tod as estas barreras erigid as por los prejuicios
no sean d erribad as, no será posible que la hum anid ad al-
cance la paz. Por esta razón Bahá'u'lláh ha d icho: "Estos
prejuicios son perjud iciales para la hum anid ad ."
En prim er lugar, contem plam os el prejuicio d e religión:
consid erad las naciones d e los llam ad os pueblos religiosos;

176
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

si fueran verd ad eros ad orad ores d e Dios obed ecerían Su


Ley, que les prohíbe m atarse unos a otros.
Si los sacerd otes d e la religión ad oraran realm ente al
Dios d e am or y sirvieran a la Luz Divina, enseñarían a sus
pueblos a guard ar el principal Mand am iento: "Am ar y ser
caritativos con tod os los seres hu m anos." Pero encontram os
lo contrario, pues a m enud o son los sacerd otes quienes in-
citan a las naciones a luchar. ¡El od io religioso es siem pre el
m ás cruel!
Tod as las religiones enseñan que d eberíam os am arnos
los unos a los otros, que d eberíam os ver nu estros propios
d efectos antes d e pretend er cond enar las faltas d e los d e -
m ás, que no d ebem os consid erarnos superiores a nuestros
sem ejantes. Debem os tener m ucho cuid ad o d e no enalte-
cernos, para no ser hum illad os.
¿Quiénes som os nosotros para juzgar? ¿Cóm o pod em os
saber nosotros quién es, a la vista d e Dios, el m ás honrad o?
¡Los pensam ientos d e Dios no son com o los nuestros!
Cuántas personas, que parecían santas ante sus am igos, ca -
yeron en la m ayor hum illación. Pensad en Jud as Iscariote;
com enzó bien, pero record ad su final. Y por otro lad o, Pa-
blo, el Apóstol, en su juventud fue un enem igo d e Cristo,
m ientras que m ás tard e se convirtió en Su siervo m ás fiel.
¿Cóm o, entonces, pod em os enorgullecernos y m enospre-
ciar a los d em ás?
Por tanto, seam os hum ild es, sin prejuicios, prefiriend o el
bien d e nuestro prójim o antes que el nuestro propio. N unca
d igam os: "Yo soy un creyente, y él es un infiel"; "Yo estoy
cerca d e Dios, m ientras que él es un d escarriad o." ¡N unca
pod rem os conocer cuál será el juicio final! Por tanto, ayu -
d em os a tod o aquel que necesite cualquier clase d e ayud a.
Enseñem os al ignorante, y cuid em os al niño hasta que
alcance la m ad urez. Cuand o encontrem os una persona que

177
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

ha caíd o en las profund id ad es d e la m iseria o d el pecad o,


d ebem os ser bond ad osos con ella; tom ad la d e la m ano y
ayud ad la a recobrar su equilibrio, su fuerza; d ebem os
guiarla con am or y ternura, tratarla com o a un am igo, no
com o a un enem igo.
N o tenem os d erecho a consid erar a ninguno d e nuestros
sem ejantes com o si fuera un m alvad o.
Con respecto al prejuicio d e raza: ¡es una ilusión, una
pura y sim ple superstición! Pues Dios nos creó a tod os d e
una sola raza. N o existían d iferencias al principio, pues to -
d os som os d escend ientes d e Ad án. Ad em ás, en el principio
tam poco hubo lím ites ni fronteras entre las d iferentes re-
giones; ninguna parte d e la tierra perteneció m ás a un pue -
blo que a otro. A los ojos d e Dios no hay d iferencia en tre las
d istintas razas. ¿Por qué ha d e inventar el ser hu m ano tal
prejuicio? ¿Cóm o pod em os sostener una guerra basad a en
una ilusión?
Dios no creó al género hum ano para que se d estruyera
entre sí. Tod as las razas, tribus, sectas y clases d isfrutan por
igual d e las bond ad es d e su Pad re Celestial.
La única d iferencia real rad ica en los grad os d e fid elid ad
y d e obed iencia a las leyes d e Dios. H ay algunos que son
com o antorchas encend id as, otros que brillan com o estre-
llas en el cielo d e la hum anid ad . Aquellos que am an al gé -
nero hum ano son los seres hum anos superiores, cualquiera
que sea la nacionalid ad , cred o o color que ten gan. Pues es a
ellos a quienes Dios d irigirá estas bend itas palabras: "Bien
hecho, m is buenos y fieles siervos." En ese d ía Él no pre-
guntará: "¿Eres inglés, o francés, o tal vez persa? ¿Vienes d e
Oriente, o d e Occid ente?"
La única d ivisión real es ésta: Existen seres hum anos ce-
lestiales y seres hum anos terrenales; servid ores d e la hu -
m anid ad que se sacrifican por el am or d el Altísim o, tra -

178
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

yend o arm onía y unid ad , enseñand o la paz y la buena vo -


luntad entre las gentes y, por otra parte, personas egoístas,
que od ian a sus sem ejantes, en cuyos corazones el prejuicio
ha reem plazad o a la am orosa bond ad , y cuya in fluencia
crea d iscord ia y contiend a.
¿A qué raza o a qué color pertenecen estas d os d ivisio -
nes d e seres hum anos, a la blanca, a la am arilla, a la negra,
al Este, al Oeste, al N orte o al Sur? Si éstas son d ivisiones
que Dios ha hecho, ¿por qué inventar otras? El prejuicio
político es una d e las grand es causas d e am arga contiend a
entre las criaturas d e la raza hum ana. H ay personas que en-
cuentran placer engend rand o la d iscord ia, y que están
constantem ente em peñad as en incitar a sus países para
com batir contra otras naciones, y ello, ¿por qué? Piensan
que obtend rán ventajas para su propio país, en d etrim ento
d e los d em ás. Envían ejércitos para arrasar y d estruir la tie-
rra, para hacerse fam osos ante el m und o, por el placer d e
conquistar. Para que se d iga: "Tal país ha d errotad o a tal
otro, y lo ha colocad o bajo el yugo d e su autorid ad m ás po-
d erosa y superior." Esta victoria, obtenid a a cam bio d e gran
d erram am iento d e sangre, no perd ura. El conquistad or al-
gún d ía será conquistad o, y los vencid os serán venced ores.
Record ad la historia d el pasad o: ¿N o conquistó Francia a
Alem ania m ás d e una vez?, y luego, ¿no fue Alem ania la
que sojuzgó a Francia?
Tam bién sabem os que Francia conquistó a Inglaterra, y
que luego la nación inglesa resultó victoriosa sobre Fran cia.
¡Estas gloriosas conquistas son tan efím eras! ¿Por qué
d arles tanta im portancia a ellas y a su fam a, com o para es -
tar d ispuestos a d erram ar la sangre d e los pueblos para al-
canzarlas? Cualquier victoria ¿es acaso m ereced ora d e la
inevitable sucesión d e m ales que sobrevienen com o conse-
cuencia d e la m atanza hum ana, la pena, el d olor y la ruina

179
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

que abrum an a tantos hogares d e am bas naciones? Puesto


que no es posible que sufra un solo país.
¡Oh! ¿Por qué el ser hum ano, el hijo d esobed iente d e
Dios, que d ebería ser un ejem plo d el pod er d e la ley espiri-
tual, d esvía su rostro d e la Divina Enseñanza y pone tod os
sus esfuerzos en la d estrucción y la guerra?
Es m i esperanza que d urante este siglo ilum inad o la Di-
vina Luz d el am or d ifund a su respland or sobre el m und o
entero, buscand o la inteligencia sensible d el cora zón d e
cad a ser hum ano; que la luz d el Sol d e la Verd ad guíe a los
políticos, para que se d espojen d e tod as las ca d enas d el
prejuicio y d e la superstición, y que con sus m entes libres
sigan la Política d e Dios; pues la Política Divina es pod ero-
sa, y la política hum ana es d ébil. Dios ha cread o a tod o el
m und o, y d erram a Su Divina Munificencia sobre tod as las
criaturas.
¿N o som os nosotros los siervos d e Dios? ¿Dejarem os d e
seguir el ejem plo d e nuestro Maestro e ignorarem os Sus
Mand am ientos?
Ruego que el Reino venga a la tierra y que tod as las
som bras se d isipen con la refulgencia d el Sol Celestial.

180
47

EL SEXTO PRIN CIPIO :


LOS MEDIOS DE SUBSISTEN CIA
A v. de Camoëns, 4

Uno d e los m ás im portantes principios d e la Enseñanza


d e Bahá'u'lláh es:
El d erecho d e tod o ser hum ano al pan d e cad a d ía, por
m ed io d el cual su bsiste, o a la equiparación d e los m ed ios
d e subsistencia.
Las m ed id as para regularizar las cond iciones económ i-
cas d e la gente d eberían ser tales que la pobreza d esapare-
ciera y que tod os, en la m ed id a d e lo posible y d e acuerd o
con su rango y posición, tuvieran su parte d e com od id ad y
bienestar.
Por un lad o, vem os entre nosotros a personas que están
sobrecargad as d e riquezas, y por otro lad o, otras d esafor tu-
nad as que d esfallecen por no tener ni qué com er; aquellos
que tienen varios palacios im ponentes, y otros que no tie-
nen d ónd e d escansar su cabeza. Encontram os a algu nos
con abund ancia d e alim entos, exquisitos y costosos; m ien -
tras que otros apenas pued en conseguir un m end rugo para
m antenerse con vid a. Mientras unos se visten con terciope -

181
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

los, pieles y d elicad o lino, otros sólo tienen pren d as m ise-


rables, pobres y ligeras con las que protegerse d el frío.
Esta situación es injusta, y d ebe ser rem ed iad a. Pero el
rem ed io d eberá em prend erse con sum o cuid ad o. N o pued e
hacerse d e m anera que haya absoluta iguald ad en tre las
personas.
¡La iguald ad es una quim era! ¡Es com pletam ente im -
practicable! Aun cuand o la iguald ad se alcanzara, no ten -
d ría continuid ad , y si su existencia fuese posible, tod o el
ord en d el m und o sería d estruid o. La ley d el ord en d ebe
existir siem pre en el m und o d e la hum anid ad . Éste es un
d ecreto d ivino aplicad o a la creación d el ser hum ano.
Algunos tienen una gran inteligencia, otros tienen una
inteligencia com ún, y otros están d esprovistos d e intelecto.
Entre estas tres clases d e ind ivid uos existe un ord en, pero
no una iguald ad . ¿Cóm o pod ría ser que la sabid uría y la
neced ad fueran iguales? La hum anid ad , com o un gran
ejército, necesita un general, capitanes, suboficiales d e to -
d os los grad os, y tam bién sold ad os, cad a uno con sus d ebe-
res señalad os. Los grad os son absolutam ente necesarios
para asegurar una organización ord enad a. Un ejército no
pod ría com ponerse solam ente d e generales, o d e capitanes,
o tan sólo d e sold ad os sin alguna autorid ad . El resultad o d e
un plan sem ejante, sin d ud a, sería que el d esord en y la
d esm oralización se apod erarían d e tod o el ejército.
El rey Licurgo, el filósofo, form uló un gran plan para
igualar a los ciud ad anos d e Esparta; con su propio sacrifi-
cio personal y gran sabid uría com enzó el experim ento. En -
tonces, el rey convocó al pueblo d e su reino y les hizo jurar
que m antend rían el m ism o sistem a d e gobierno en caso d e
que él d ejara el país, y que ad em ás no harían nad a por alte-
rarlo hasta su regreso. H abiend o asegurad o este ju ram ento,
d ejó su reino d e Esparta y jam ás regresó. Licurgo aband onó

182
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

su puesto, renunciand o a su elevad o rango, pen sand o que


lograría el bienestar perm anente d e su país por m ed io d e la
iguald ad d e los bienes y las cond iciones d e vid a en su
reino. Tod o el sacrificio personal d el rey fue en vano. El
gran experim ento fracasó. Después d e algún tiem po tod o
fue d estruid o, y la constitución, tan cuid ad osa m ente elabo-
rad a, llegó a su fin.
La futilid ad d e tal proyecto qued ó d em ostrad a, y la im -
posibilid ad d e alcanzar iguales cond iciones d e vid a fue
proclam ad a en el antiguo reino d e Esparta. En nuestros
d ías, cualquier intento sem ejante estaría igualm ente cond e -
nad o al fracaso.
Verd ad eram ente, habiend o algunos enorm em ente ricos
y otros lam entablem ente pobres, es necesaria una organi-
zación para regular y m ejorar tal estad o d e cosas. Es im por-
tante lim itar la riqueza, com o tam bién es im portante lim itar
la pobreza. N inguno d e los d os extrem os es bueno. Lo m ás
d eseable es asentarse en un térm ino m ed io. 1 Si es justo que
un capitalista posea una gran fortuna, es igualm ente justo
que sus trabajad ores tengan los m ed ios suficientes para vi-
vir.
N o d ebería existir un financiero con una colosal riqueza
m ientras cerca d e él haya alguien en extrem a necesid ad .
Cuand o vem os que la pobreza alcanza los lím ites d el ham -
bre, es un signo seguro d e que en alguna parte existe tira-
nía. La hum anid ad d ebe im plicarse d e lleno en este asunto,
y no d em orar por m ás tiem po la m od ifica ción d e las con d i-
ciones que causan la m iseria d e la tiranía d e la pobreza a un
gran nú m ero d e personas. Los ricos d eben d ar una parte d e
su abund ancia, d eben enternecer su corazón y cultivar una

1 "N o m e d es pobreza ni riquezas." Pr 30:8.

183
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

inteligencia com pasiva, pensand o en aquellos infelices que


carecen d e lo m ás necesario para la vid a.
Deberán establecerse leyes especiales, que tr aten d e las
cond iciones extrem as d e riqueza y d e pobreza. Los funcio -
narios d el gobierno d eberían tener en cuenta las leyes d e
Dios cuand o form ulen planes para gobernar al pueblo. Los
d erechos universales d e la hum anid ad d eben ser protegi-
d os y preservad os.
Los gobiernos d e los d istintos países d eberán ajustarse a
la Ley Divina, que otorga igual justicia a tod os. Ésta es la
única m anera d e abolir la d eplorable futilid ad d e la rique za
exagerad a, así com o la m iserable, d esm oralizante y d egra-
d ante pobreza. H asta que esto no sea un hecho, no se habrá
obed ecid o la ley d e Dios.

184
48

EL SÉPTIMO PRIN CIPIO :


LA IGUALDAD DE LOS SERES H UMAN OS

"Las Leyes d e Dios no son im posiciones d e la voluntad ,


d el pod er, o d el placer, sino resoluciones d e la verd ad , d e la
razón y d e la justicia."
Tod os los seres hum anos son iguales ante la ley, que
d ebe reinar soberana.
El propósito d el castigo no es la venganza, sino la pre-
vención d el crim en.
Los reyes d eben reinar con sabid uría y justicia; el prín -
cipe, el noble y el cam pesino tienen los m ism os d erechos a
un tratam iento justo, no d ebiend o existir los privilegios in -
d ivid uales. Un juez no d ebe hacer d istinción d e perso nas,
sino ad m inistrar la ley con estricta im parcialid ad en tod os
los casos que le sean presentad os.
Si una persona com ete un crim en contra vosotros, no te-
néis d erecho a perd onarle; es la ley la que d eberá castigarle,
con objeto d e prevenir que otros repitan el m ism o crim en,
pues la pena d e un ind ivid uo tiene poca im por tancia frente
al bienestar general d e la com unid ad .
Cuand o la justicia perfecta reine en tod o el m und o
oriental y occid ental, entonces la tierra se convertirá en un

185
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

sitial d e belleza. La d ignid ad y la iguald ad d e cad a siervo


d e Dios serán reconocid as; el id eal d e la solid arid ad d e la
raza hum ana, la verd ad era herm and ad d e la hum anid ad se
realizarán; y la gloriosa luz d el Sol d e la Verd ad ilum inará
las alm as d e tod os los seres hum anos.

186
49

EL OCTAVO PRIN CIPIO : LA PAZ UN IVERSAL


A v. de Camoëns 4

Un Tribunal Suprem o será establecid o p or los pueblos y


gobiernos d e tod as las naciones, com puesto d e m iem bros
elegid os d e cad a país y gobierno. Los m iem bros d e este
Gran Consejo se reunirán en unid ad . Tod as las d isputas d e
carácter internacional serán som etid as a esta Corte, cuyo
trabajo será resolver, por m ed io d el arbitraje, tod os los
asuntos que d e otra form a serían causa d e guerra. La m i-
sión d e este Tribunal sería la d e evitar la guerra.
Uno d e los grand es pasos hacia la paz universal sería el
establecim iento d e un id iom a universal. Bahá'u 'lláh d ispo-
ne que los siervos d e la hum anid ad d eberían reunirse y es -
coger, o bien una lengua ya existente, o bien crear una
nueva. Esto fue revelad o en el Kitáb-i-A qdas hace cuarenta
años.1 Allí se señala que la cuestión d e la d iversid ad d e
lenguas es m u y com plicad a. Existen m ás d e ochocientos
id iom as en el m und o, y nad ie pod ría aprend erlos tod os.

1 Escrito en 1911.

187
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Las razas de la humanidad ya no están aisladas, como en


los días de antaño. Actualmente, para estar en estrecha rela-
ción con otros países es necesario saber h ablar sus lenguas.
Un id iom a universal haría posible el intercam bio con to -
d as las naciones. De este m od o, sería necesario aprend er
sólo d os id iom as, la lengua m aterna y el id iom a universal.
Este últim o perm itiría a una persona com unicarse con to -
d os y cad a uno d e los seres hum anos d el m und o.
No sería necesario un tercer idioma. ¡Qué útil y qué có-
modo para todos poder hablar con un miembro de cualquier
raza o de cualquier país sin necesidad de un intérprete!
El esperanto se ha cread o con esta finalid ad en m ente; es
una invención ad m irable y una obra esplénd id a, pero ne -
cesita ser perfeccionad o. El esperanto, tal y com o está, es
sum am ente d ifícil para algunas personas.
Debería form arse un congreso internacional integrad o
por d elegad os d e tod as las nacion es d el m und o, orientales
así com o occid entales. Este congreso crearía un id iom a que
pud iera ser aprend id o por tod os, y tod os los países resulta-
rían sum am ente beneficiad os.
H asta que tal id iom a esté en uso, el m und o continuará
sintiend o la intensa necesid ad d e este m ed io d e intercam -
bio. La d iferencia d e id iom a es una d e las causas m ás fruc-
tíferas d e d esacuerd o y d esconfianza que existe entre las
naciones, que se m antienen d istantes por la im posibilid ad
d e com prend er el id iom a d e la otra, m ás que por ning una
otra razón.
Si tod o el m und o pud iese hablar una sola lengua,
¡cuánto m ás fácil sería servir a la hum anid ad !
Por consiguiente, apreciad el esperanto, pues es el co -
m ienzo d el cum plim iento d e una d e las m ás im portantes
Leyes d e Bahá'u'lláh, y d ebe ser continuam ente m ejorad o y
perfeccionad o.

188
50

EL N OVEN O PRIN CIPIO : LA N O IN TERFEREN CIA DE


LA RELIGIÓN EN LA POLÍTICA

A v. de Camoëns 4
17 de noviembre

En su cond ucta en la vid a, el ser hum ano actúa por d os


m otivos principales: "la esperanza en la recom pensa", y "el
tem or al castigo".
Consecuentem ente, esta esperanza y este tem or d eben
ser tom ad os m uy en cuenta por aquellos que poseen auto -
rid ad y ocupan cargos d e gobierno. Su tarea en la vid a es la
d e consultar entre ellos para estructurar las leyes y procurar
su justa ad m inistración.
La tiend a d el ord en en el m und o se levanta y establece
sobre los d os pilares d e "Recom pensa y Retribución".
En los gobiernos d espóticos, cond ucid os por personas
carentes d e fe d ivina, d ond e no existe el tem or a la retribu-
ción espiritual, la ejecución d e las leyes es tiránica e in justa.
N o existe m ayor prevención para la opresión que estos
d os sentim ientos, esperanza y tem or. Am bos tienen conse-
cuencias políticas y espirituales.

189
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Si los ad m inistrad ores d e la ley tom aran en consid era-


ción las consecuencias espirituales d e sus d ecisiones y si-
guieran la guía d e la religión, "serían los agentes d ivinos en
el m und o d e la acción, los representantes d e Dios para
quienes están en la tierra, y d efend erían, por el am or d e
Dios, los intereses d e sus siervos com o d efend erían los su -
yos propios." Si un gobernante com prend e su responsabili-
d ad , y tem e d esafiar la Ley Divina, sus juicios serán justos.
Sobre tod o, si cree que las consecuencias d e sus actos le se -
guirán m ás allá d e su vid a terrenal y que "así com o siem bre
así cosechará", tal persona, sin d ud a, evitará la injusticia y
la tiranía.
Si, por el contrario, un funcionario pensara que tod a la
responsabilid ad d e sus actos term ina con su vid a terrenal,
sin conocer ni creer en absoluto en los d ivinos favores y en
el reino espiritual d e la felicid ad , carecerá d e incentivo para
obrar con justicia, y d e inspiración para aca bar con la opre-
sión y la injusticia.
Cuand o un gobernante sabe que sus juicios serán pesa -
d os en la balanza d el Juez Divino, y que si no se le encuen -
tra d eficiente entrará al Reino Celestial, y que la luz d e la
Munificencia Celestial brillará sobre él, entonces segura -
m ente actuará con justicia y equid ad . ¡Observad qué im por-
tante es que los m inistros d e Estad o sean ilum inad os por la
religión!
Sin em bargo, ¡los clérigos no tienen nad a que hacer con
las cuestiones políticas! Los asuntos religiosos no d eberían
confund irse con la política, en la cond ición actual d el
m und o (pues sus intereses no son los m ism os).
La religión concierne a los asuntos d el corazón, d el espí-
ritu y d e la m oral.
La política se ocupa d e las cosas m ateriales d e la vid a.
Los m aestros religiosos no d eberían invad ir el cam po d e los

190
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

políticos; d eberían preocuparse d e la ed ucación espiritual


d e la gente; d eberían d ar siem pre buenos consejos a las per -
sonas, tratand o d e servir a Dios y a la raza hum ana; d ebe-
rían esforzarse por d espertar la aspiración espiritual, y tra -
tar d e aum entar el entend im iento y el conocim iento d e la
hum anid ad , d e m ejorar la m oral y d e increm entar el am or a
la justicia.
Esto está d e acuerd o con las Enseñanzas d e Bahá'u'lláh.
En el Evangelio tam bién está escrito: "Dad al César lo que
es d el César, y a Dios lo que es d e Dios."
En Persia hay algunos d e los m ás im portantes m inistr os
d e Estad o que son religiosos, ejem plares, veneran a Dios, y
tem en d esobed ecer Sus Leyes; juzgan con justicia y gobier-
nan a sus pueblos con equid ad . En esa tierra hay otros go -
bernantes que no tienen el tem or a Dios ante sus ojos, que
no piensan en las consecuencias d e sus actos, y que sólo
trabajan para satisfacer sus propios d eseos, y son ellos los
que han arrastrad o a Persia a la m ayor tribu lación y d ificul-
tad .
¡Oh, am igos d e Dios, sed ejem plos vivientes d e justicia!
Para que así, por la Misericord ia d e Dios, el m und o pued a
ver en vuestras acciones que m anifestáis los atributos d e
justicia y m isericord ia.
La justicia no es lim itad a, es una cualid ad universal. Su
acción d ebe aplicarse sobre tod as las clases sociales, d esd e
la m ás elevad a hasta la m ás baja. La justicia d ebe ser sagra-
d a y d eben tom arse en consid eración los d erechos d e tod os
los pueblos. Desead para los d em ás sólo aquello que d e-
seáis para vosotros m ism os. Entonces gozarem os d el Sol d e
la Justicia, que brilla d esd e el H orizonte d e Dios.
Cad a ser hum ano ha sid o colocad o en un sitial d e ho nor,
que no d ebe aband onar. Un hum ild e trabajad or que com ete

191
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

una injusticia es tan culpable com o un fam oso tira no. Por
esta razón, tod os pod em os escoger entre justicia e injusticia.
Yo espero que cad a uno d e vosotros llegue a ser justo, y
d irija sus pensam ientos hacia la unid ad d e la hum anid ad ;
que nunca perjud iquéis a vuestros vecinos, ni habléis m al
d e nad ie; que respetéis los d erechos d e tod os los seres hu -
m anos, y os preocupéis m ás por los intereses d e los d em ás
que por los vuestros propios. Sólo así os convertiréis en an -
torchas d e la Justicia Divina, actuand o en conform id ad con
las Enseñanzas d e Bahá'u'lláh, Quien d urante Su vid a su -
frió innum erables pruebas y persecuciones para pod er m os-
trar al m und o d e la hum anid ad las virtud es d el Mund o d e
la Divinid ad , haciend o posible que com pren d ierais la su -
prem acía d el espíritu y que os regocijarais d e la Justicia d e
Dios.
¡Por su Misericord ia, la Divina Munificencia será d erra-
m ad a sobre vosotros, y ru ego por ello!

192
51

EL DÉCIMO PRIN CIPIO :


LA IGUALDAD DE LOS SEXOS
A v. de Camoëns 4
11 de noviembre

El d écim o principio d e la Enseñanza d e Bahá'u'lláh es la


iguald ad d e los sexos.
Dios ha cread o a tod as las criaturas en parejas. El ser
hum ano, la bestia o los vegetales, tod o en estos tres reinos
es d e d os sexos, y entre am bos existe iguald ad absoluta.
En el m und o vegetal existen plantas m acho y plantas
hem bra; tienen iguales d erechos, y com parten por igual la
belleza d e su especie; aunque en verd ad , el árbol que pro-
d uce frutos pod ría d ecirse que es superior al que no los
prod uce.
En el reino anim al vem os que el m acho y la hem bra tie -
nen iguales d erechos, y que cad a uno d e ellos participa d e
los beneficios d e su clase.
Ahora bien, en los dos reinos in feriores de la naturaleza
hemos visto que no se plantea la cuestión de la superioridad
de un sexo sobre el otro. En el mundo de la humanidad en-
contramos una gran diferencia; el sexo femenino es tratado

193
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

como si fuese inferior, y no se le conceden los mismos dere-


chos y privilegios. Esta condición no es debida a la naturale-
za, sino a la educación. En la Creación Divina no existe tal
distinción. A la vista de Dios, ningún sexo es su perior al otro.
¿Por qué, entonces, un sexo debe afirmar la inferiorid ad del
otro, adjudicándose derechos y privilegios como si Dios les
hubiese concedido Su autoridad para tal modo de actuar? Si
las mujeres recibieran las mismas oportunidades educativas
que los hombres, el resultado demostraría la igualdad de ca-
pacidad es de ambos para la adquisición del saber.
En ciertos aspectos, la m ujer es superior al hom bre. Po -
see un corazón m ás tierno, es m ás receptiva y su intuición
es m ás intensa.
N o se pued e negar que, en varios sentid os, la m ujer ac-
tualm ente está m ás atrasad a que el hom bre, pero esta in fe-
riorid ad tem poral se d ebe a la falta d e oportunid ad es ed u -
cativas. En las necesid ad es d e la vid a, la m ujer posee un
instinto m ás pod eroso que el d el hom bre, pues él le d ebe a
ella su propia existencia.
Si la madre es educad a, entonces sus hijos serán bien ins-
truidos. Si la madre es sabia, entonces sus hijos serán guiados
hacia el camino de sabiduría. Si la madre es religiosa, enseña-
rá a sus hijos cómo deben amar a Dios. Si la madre tiene mo-
ral, guiará a sus pequeños por los senderos de la rectitud.
Es evid ente, entonces, que las generaciones futuras d e-
pend en d e las m ad res d e hoy. ¿N o es ésta una responsabi-
lid ad vital para la m ujer? ¿N o necesita tod as las ventajas
posibles para capacitarse para sem ejante tarea?
Por consiguiente, con segurid ad no agrad a a Dios que
un instrum ento tan im portante com o es la m ujer sufra d e
falta d e instrucción, tan necesaria para el logro d e la d e-
sead a perfección, ind ispensable para la gran obra d e su
vid a. La Justicia Divina d em and a que los d erechos d e am -

194
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

bos sexos sean igualm ente respetad os, puesto que ninguno
d e ellos es superior al otro ante los ojos d el Cielo. La d ig ni-
d ad ante Dios no d epend e d el sexo, sino d e la pureza y
lum inosid ad d el corazón. ¡Las virtud es hum anas pertene-
cen a tod os por igual!
La m ujer d eberá esforzarse, pues, por alcanzar la m ayor
perfección, por ser igual al hom bre en tod os los aspectos,
por progresar en tod o aquello en lo que ha estad o poster -
gad a para que el hom bre se vea obligad o a reconocer su
iguald ad en capacid ad y logros.
En Europa, las m ujeres han realizad o m ayores progresos
que en Oriente, pero ¡aún hay m ucho por hacer! Cuand o
los estud iantes llegan al térm ino d el año escolar se realiza
un exam en, cuyo resultad o d eterm ina el conocim iento y
capacid ad d e cad a estud iante. De igual m od o ocurrirá con
la m ujer; sus acciones d em ostrarán su pod er, sin necesid ad
d e proclam arlo con palabras.
Es m i esperanza que las m ujeres d e Oriente, así com o
sus herm anas d e Occid ente, progresen con rapid ez hasta
que la hum anid ad alcance la perfección.
La Munificencia d e Dios es para tod os y proporciona
pod er para tod o progreso. Cuand o los hom bres reconoz can
la iguald ad d e las m ujeres no será necesario que ellas lu -
chen por sus d erechos. Uno d e los principios d e Bahá'u'lláh
es, por tanto, la iguald ad d e sexos.
Las mujeres deben hacer el mayor esfuerzo por adquirir
poder espiritual y por desarrollar las virtudes de la sabiduría
y la santidad hasta que su entendimiento y su esfuerzo lo-
gren la unidad del género humano. ¡Deben trabajar con
vehemente entusiasmo para difundir la Enseñanza de
Bahá'u'lláh entre los pueblos, para que la radiante luz de la
Divina Munificencia abrace las almas de todas las naciones
del mundo!

195
52

EL UN DÉCIMO PRIN CIPIO :


EL PODER DEL ESPÍRITU SAN TO
A v. de Camoëns 4
18 de noviembre

En la Enseñanza d e Bahá'u'lláh se halla escrito:


"Únicam ente por m ed io d el pod er d el Espíritu Santo pued e
progresar el ser hum ano, pues su pod er es lim itad o, y el
Pod er Divino es infinito." El análisis d e la historia no s lleva
a la conclusión d e que tod as las personas verd ad eram ente
notables, las benefactoras d e la raza hum ana, aquellos que
han ind ucid o a las gentes a am ar el bien y a d etestar el m al,
y que han sid o la causa d el verd ad ero progreso, tod as ellas
han sid o inspirad as por la fuerza d el Espíritu Santo.
Los Profetas d e Dios no se grad uaron en las escuelas d e
erud ición filosófica; por el contrario, d e hecho fueron m uy
a m enud o d e hum ild e origen, en apariencia totalm en te ig-
norantes, personas anónim as y sin im portancia a los ojos
d el m und o; algunas veces, careciend o incluso d el conoci-
m iento d e la lectura y la escritura.
Fue el pod er d el Espíritu Santo lo que elevó a estos
grand es seres hum anos por encim a d e los d em ás, y los ca -

196
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

pacitó para convertirse en Maestros d e la Verd ad . Su in -


fluencia sobre la hum anid ad , en virtud d e esta poten te
inspiración, fue grand e y penetrante.
La influencia d e los m ás sabios filósofos, carentes d e este
Divino Espíritu, ha sid o com parativam ente d e escasa im -
portancia, a pesar d e la am plitud d e su saber y la profund i-
d ad d e su erud ición.
Los intelectos excepcionales, com o por ejem plo el d e Pla -
tón, Aristóteles, Plinio y Sócrates, no han tenid o una in -
fluencia tan intensa com o para que algunas personas hayan
anhelad o sacrificar su vid a por sus enseñanzas; m ientras
que algunos d e aquellos seres sencillos con m ovieron d e tal
m anera a la hum anid ad que m iles d e per sonas se convirtie-
ron voluntariam ente en m ártires para d efend er sus pala-
bras; pues ¡esas palabras fueron inspirad as por el Divino
Espíritu d e Dios! Los profetas d e Jud ea e Israel, Elías, Jere-
m ías, Isaías y Ezequiel, fueron hom bres hum ild es, com o
tam bién lo fueron los apóstoles d e Jesu cristo.
Ped ro, el ad alid d e los apóstoles, solía d ivid ir el prod uc-
to d e su pesca en siete partes, y cuand o al haber tom ad o
cad a una d e esas partes para su sustento d iario llegaba a la
séptim a porción, sabía entonces que era sábad o, d ía d e d es-
canso. Consid erad esto, y luego pensad en su posición futu -
ra; cuán grand e fue la gloria que alcanzó d ebid o a que el
Espíritu Santo llevó a cabo grand es obras a través d e él.
Vem os claro que el Espíritu Santo es el factor ener gi-
zante en la vid a d el ser hum ano. Quienquiera que reciba
este pod er será capaz d e influir en tod os los que tengan
contacto con él.
Los m ás grand es filósofos espirituales, sin este Espíritu,
carecen d e pod er, sus alm as no tienen vid a, sus corazones
están m uertos. A m enos que el Espíritu Santo exhale en sus
alm as, no pod rán realizar buenas obras. N ingún sistem a

197
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

filosófico ha sid o capaz d e m ejorar las cond uctas y costum -


bres d e los pueblos. Los filósofos erud itos, sin la ilu m ina-
ción d el Espíritu Divino, han sid o casi siem pre hom bres d e
una m oralid ad inferior; no han proclam ad o con sus accio -
nes la realid ad d e sus herm osas frases.
La d iferencia entre los filósofos espirituales y los otros se
d em uestra con sus vid as. El Maestro Espiritual m uestra su
creencia en su propia enseñanza, siendo él m ism o lo que re-
com iend a a los d em ás.
Una persona hum ild e sin instrucción, pero plena d el Es-
píritu Santo, es m ás pod erosa que el m ás profund o y noble
erud ito carente d e esa inspiración. Aquel que es ed ucad o
por el Espíritu Divino pued e, a su tiem po, guiar a otros a
que reciban el m ism o Espíritu.
Oro para que seáis instruid os por la vid a d el Espíritu
Divino, para que pod áis ser el instrum ento d e la ed ucación
d e los d em ás. La vid a y la m oral d e una persona espiritual
constituyen en sí m ism as una ed ucación para quienes la
conocen.
N o penséis en vuestras propias lim itaciones, fijad vues-
tra atención sólo en el bienestar d el Reino d e Gloria. Con si-
d erad la influencia d e Jesucristo sobre sus apóstoles, y
luego pensad en su efecto sobre el m und o. Estos sim ples
hom bres fueron capacitad os para d ifund ir las buenas nue-
vas por el pod er d el Espíritu Santo.
¡De la m ism a m anera, tod os vosotros pod éis recibir la
asistencia d ivina! ¡La capacid ad no tiene lím ites cuand o es
guiad a por el Espíritu d e Dios!
La tierra por sí sola no tiene las propied ad es d e la vid a,
es árid a y seca, hasta que el sol y la lluvia la fertilizan; no
obstante, la tierra no tiene que lam entarse d e sus propias
lim itaciones.

198
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

¡Que la vid a os sea conferid a! Que la lluvia d e la Miseri-


cord ia Divina y el calor d el Sol d e la Verd ad hagan fructifi-
car vuestros jard ines, para que pued an brotar en abund an-
cia m uchas flores herm osas d e exquisita fragancia y am or.
Apartad vuestros rostros d e la contem plación d e vuestras
propias lim itaciones, y fijad la m irad a en el Esplend or
Eterno; entonces vuestras alm as recibirán en gran m ed id a
el d ivino pod er d el Espíritu y las bend iciones d e la Infinita
Merced .
Si os preparáis así, os convertiréis en una ard iente llam a
para el m und o d e la hum anid ad , en una estrella d e guía, en
un árbol fructífero, transform and o su oscurid ad y su triste -
za en luz y alegría, por los brillantes rayos d el Sol d e la Mi-
sericord ia y las infinitas bend iciones d e las Buenas N uevas.
Éste es el significad o d el pod er d el Espíritu Santo, que
pid o sea generosam ente d erram ad o sobre vosotros.

199
53

ESTA GRAN DE Y GLORIOSA C AUSA


A v. de Camoëns 4
28 de noviembre

En estas reuniones en las que nos hem os conocid o y he-


m os conversad o juntos os habéis fam iliarizad o con los
principios d e esta d ispensación, y con la realidad de los he-
chos. Se os ha conced id o el conocim iento d e estas cosas.
Pero aún hay m uchos que son ignorantes y están sum ergi-
d os en la superstición. Ellos han oíd o tan sólo un poco d e
esta grand e y gloriosa Causa, y el conocim iento que tienen
está fund ad o, en su m ayor parte, únicam ente en rum ores.
¡Ay d e ellos, pobres alm as! El conocim iento que poseen no
está basad o en la verd ad , el fund am ento d e su creencia no
es la enseñanza d e Bahá'u'lláh. Seguram ente, hay cierta
proporción d e verd ad en lo que les han contad o, pero en su
m ayor parte la inform ación ha sid o inexacta.
Los verd ad eros principios d e la bend ita Causa d e Dios
son las once reglas que os he d ad o, y que, cuid ad osam ente,
os he explicad o, una por una.
Debéis procurar siem pre vivir y actuar en d irecta obe-
d iencia a las enseñanzas y leyes d e Bahá'u'lláh, para que
cad a ind ivid uo pued a ver en tod os los actos d e vuestra

200
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

vid a que, d e palabra y d e obra, sois los seguid ores d e la


Bend ita Perfección.
Esforzaos para que esta gloriosa enseñanza circund e el
m und o, y que la espiritualid ad sea infund id a en los cora -
zones d e tod os los seres hum anos.
¡El hálito d el Espíritu Santo os confirm ará, y aunque m u -
chos se alcen contra vosotros, no prevalecerán!
Cuand o el Señor Jesucristo fue coronad o con espinas, Él
sabía que tod as las d iad em as d el m und o estaban a Sus pies.
Tod as las coronas terren ales, por m uy brillantes, pod erosas
y respland ecientes que fueran se inclinaron en ad oración
ante la corona d e espinas. Con este ind ud able y certero co -
nocim iento Él habló cuand o d ijo: "Tod a potestad Me es
d ad a en el cielo y en la tierra."1
Ahora os d igo, atesorad esto en vuestro corazón y en
vuestra m ente. En verd ad , vuestra luz ilum inará el m und o
entero, vuestra espiritualid ad conm overá el corazón d e las
cosas. En verd ad , vosotros llegaréis a ser las antorchas en -
cend id as d el m und o. N o tem áis, ni tam poco os d esalentéis,
pues vuestra luz penetrará la m ás d ensa oscurid ad . Ésta es
la Prom esa d e Dios que yo os d oy. ¡Levantaos, y servid al
Pod er d e Dios!

1 M t 28:18.

201
54

LA ÚLTIMA REUN IÓN


Rue Greuze 15
1º de diciembre

Cuand o hace algún tiem po llegué a París por vez pri-


m era, observé con m ucho interés tod o lo que m e rod eaba, y
en m i m ente com paré esta herm osa ciud ad con un gran jar -
d ín.
Con am oroso cuid ad o y m ucha atención exam iné el
suelo, y lo encontré m uy bueno y pleno d e posibilid ad es
para una fe perd urable y una creencia firm e, pues la sem illa
d el am or d e Dios fue sem brad a en este suelo.
Las nubes d e la Misericord ia Celestial d erram aron su
lluvia sobre ella, y el Sol d e la Verd ad tem pló la tierna se -
m illa, y ahora se pued e ver entre vosotros el nacim iento d e
la fe. La sem illa sem brad a en el suelo ha com enzad o a bro -
tar y d ía a d ía la veréis crecer. ¡Las m unificencias d el Reino
d e Bahá'u'lláh traerán sin d ud a una m aravillosa cosecha!
¡H e aquí! ¡Os traigo buenas y alegres nuevas! ¡París se
convertirá en un jard ín d e rosas! En este jard ín crecerán y
florecerán tod a clase d e herm osas flores, y la fam a d e su
fragancia y d e su belleza se d ifund irá por tod as las nacio -
nes. Cuand o pienso en el París d el futuro, m e parece verlo

202
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

bañad o por la luz d el Espíritu Santo. Ver d ad eram ente, está


am aneciend o el d ía en el que París recibirá su ilum inación,
y la Bond ad y Misericord ia d e Dios serán visibles para las
criaturas vivientes.
N o d ejéis que vuestra m ente viva en el presente, sino
que, por el contrario, con los ojos d e la fe contem plad el fu -
turo, pues en verd ad el Espíritu d e Dios está actuand o entre
vosotros.
Desd e m i llegad a hace algunas sem anas, he pod id o ob -
servar el crecim iento en espiritualid ad . Al principio sólo
unas pocas alm as vinieron a m í en busca d e Luz, pero d u -
rante m i corta estancia entre vosotros su núm ero ha au m en-
tad o y se ha d uplicad o. ¡Ésta es una prom esa para el futuro!
Cuand o Cristo fue crucificad o y d ejó este m und o, sólo
tenía once d iscípulos y m uy pocos seguid ores; pero com o
Él sirvió a la Causa d e la Verd ad , contem plad ahora los re-
sultad os d e la labor d e Su vid a. Él ha ilum inad o al m und o y
ha d ad o vid a a una hum anid ad exánim e. Después d e Su as-
censión, Su Causa creció poco a poco, las alm as d e Sus se-
guid ores se hicieron cad a vez m ás lum inosas y el exquisito
perfum e d e sus santas vid as se d ifund ió por d oquier.
En la actualid ad , gracias a Dios, una cond ición sim ilar
ha surgid o en París. H ay m uchas alm as que se han vuelto
al Reino d e Dios, y que son atraíd as hacia la unid ad , el
am or y la verd ad .
Procurad trabajar en form a tal que la bond ad y m iseri-
cord ia d e Abhá envuelva a tod o París. El hálito d el Espíritu
Santo os ayud ará, la Luz Celestial d el Reino brillará en
vuestro corazón, y los ángeles bend itos d e Dios, d esd e el
Cielo, os d arán fortaleza y os socorrerán. Entonces, d ad
gracias a Dios con tod o vuestro corazón por haber alcan -
zad o esta recom pensa suprem a. Una gran parte d el m und o

203
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

está sum ergid a en un profund o sueño, pero vosotros ha béis


sid o d espertad os. ¡Muchos están ciegos, pero vosotros veis!
El llam ad o d el Reino se escucha entre vosotros. Gloria
sea a Dios; habéis nacid o d e nuevo; habéis sid o bautizad os
con el fuego d el Am or d e Dios; habéis sid o sum ergid os en
el Mar d e Vid a y regenerad os por el Espíritu d e Am or.
H abiend o recibid o un favor tal, sed agrad ecid os con
Dios, y nunca d ud éis d e Su Generosid ad y d e Su Am orosa
Bond ad , y conservad una fe inquebrantable en la Munifi-
cencia d el Reino. Asociaros con am or fraternal, estad d is-
puestos a d ar vuestra vid a por los d em ás, y no sólo por
aquellos que os son querid os, sino por tod a la hum anid ad .
Consid erad a la raza hum ana com o a m iem bros d e una sola
fam ilia, tod os hijos d e Dios; y, al hacerlo así, no veréis d ife -
rencia entre ellos.
La hum anid ad pued e com pararse con un árbol. Este ár -
bol tiene ram as, hojas, flores y frutos. Pensad que tod os los
seres hum anos son flores, hojas o retoños d e este árbol, y
tratad d e ayud arles a tod os a com prend er y a alegrarse d e
las bend iciones d e Dios. Dios no olvid a a nad ie; Él am a a
tod os.
La única d iferencia real que existe entre la gente son sus
d istintas etapas d e d esarrollo. Algunos son im perfectos,
d eben ser encam inad os a la perfección; algunos están d or -
m id os, d eben ser d espertad os; algunos son negligentes, d e -
ben ser alentad os; pero tod os y cad a uno d e ellos son hijos
d e Dios. Am ad a tod os con tod o vuestro corazón; ninguno
es un extraño para el otro, tod os son am igos. Esta noche he
venid o a d eciros ad iós, pero tened siem pre presente esto,
que aunque nuestros cuerpos estén m uy aleja d os, en espíri-
tu siem pre estarem os juntos.

204
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Os llevo a tod os y a cad a uno d e vosotros en m i cora zón,


y no olvid aré a ninguno, y espero que ninguno d e vo sotros
m e olvid e.
Yo en Oriente y vosotros en Occid ente, trabajem os con
tod o nuestro corazón y con tod a nuestra alm a para que la
unid ad se establezca en el m und o, que tod os los pueblos
lleguen a ser un solo pueblo, y que tod a la superficie d e la
tierra sea com o un solo país, pues el Sol d e la Verd ad brilla
sobre tod os por igual.
Tod os los Profetas d e Dios han venid o por am or a este
único gran propósito.
Observad cóm o luchó Abraham por im plantar la fe y el
am or en el pueblo; cóm o Moisés trató d e unir al pueblo con
leyes justas; cóm o el Señor Jesucristo sufrió hasta m o rir por
traer la luz d el am or y la verd ad a un m und o en tinieblas;
cóm o Mu ¥am m ad trató d e establecer la unid ad y la paz en -
tre las d iferentes tribus incivilizad as, entre las que vivió. Y,
finalm ente, Bahá'u'lláh sufrió d urante cuarenta años por la
m ism a causa -por el único y noble propósito d e d ifund ir el
am or entre tod a la hum anid ad - y el Báb entregó su vid a
por la paz y la unid ad d el m und o.
Por tanto, esforzaos por seguir el ejem plo d e estos Seres
Divinos, bebed d e Su Fuente, sed ilum inad os por Su Luz, y
sed para el m und o com o sím bolos d e la Misericord ia y el
Am or d e Dios. Sed para el m und o com o la lluvia y las nu -
bes d e m isericord ia, com o soles d e la verd ad ; sed un ejérci-
to celestial y, en verd ad , conquistaréis la ciud ad d e los co -
razones.
Dad gracias a Dios d e que Bahá'u'lláh nos haya legad o
un fund am ento tan firm e y sólid o. N o d ejó lugar en los co-
razones para la tristeza, y las escrituras d e Su sagrad a
plum a contienen consuelo para el m und o entero. Él tiene
las palabras d e la verd ad , y tod o lo que es contrario a Su

205
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

enseñanza es falso. La finalid ad esencial d e tod a Su obra es


la d e elim inar las d ivisiones.
El testam ento d e Bahá'u'lláh es una Lluvia d e Bond ad es,
un Sol d e Verd ad , el Agua d e Vid a, el Espíritu Santo. Por
tanto, abrid vuestros corazones para recibir tod o el pod er
d e Su Belleza; y yo oraré por tod os vosotros para que esta
alegría sea vuestra.
Ahora os d igo ad iós.
Esto lo d igo sólo a vuestro ser exterior, no lo d igo a
vuestras alm as, pues nuestras alm as estarán siem pre jun tas.
Sentíos reconfortad os y d escansad con la confianza d e
que d ía y noche d irigiré m is súplicas al Reino d e Abhá por
vosotros, para que cad a d ía os hagáis m ejores y m ás san tos,
acercánd oos m ás a Dios, y cad a vez m ás ilum inad os con el
esplend or d e Su Am or.

206
TERCERA P ARTE
55

D ISERTACIÓN DE ‘A BDU 'L-BAH Á EN LA


C ASA DE REUN IÓN DE LA SOCIEDAD DE
LOS A MIGOS — LON DRES

Domingo, 12 de enero de 1913

H ace alred ed or d e m il años se form ó en Persia una so -


cied ad llam ad a la Socied ad d e los Am igos, que se reunían
en silenciosa com unión con el Tod opod eroso.
Ellos d ivid ían la filosofía d ivina en d os partes: una d e
ellas es aquella cuyo conocim iento se pued e alcanzar por
m ed io d e cursos y el estud io en escuelas y colegios. La se -
gund a clase d e filosofía era la d e los Ilum inad os, o seguid o-
res d e la luz interior. La enseñanza d e esta filosofía se hacía
en silencio. Por m ed io d e la m ed itación, y d irigiend o sus
rostros hacia la Fuente d e Luz, los m isterios d el Reino se
reflejaban en los corazones d e esta gente por m ed io d e esa
Luz central. Tod os los problem as d ivinos eran resueltos por
este pod er d e ilum inación.
Esta Socied ad d e los Am igos se d esarrolló notablem ente
en Persia, y hasta la fecha aún existe. Sus líd eres escribieron
m uchos libros y epístolas. Cuand o se congregan en su cen -
tro d e reunión se sientan callad am ente y m ed itan; su líd er

209
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

inicia la sesión con alguna proposición, d iciend o a la


asam blea: "Debéis m ed itar sobre este problem a." Entonces,
liberand o sus m entes d e cualquier otra cosa, se sientan y
reflexionan y, al poco rato, la respuesta les es revelad a. Mu -
chas cuestiones d ivinas abstrusas son resueltas por m ed io
d e esta ilum inación.
Algunos d e los grand es enigm as que se revelan por
m ed io d e los rayos d el Sol d e la Realid ad sobre la m ente d el
ser hum ano son: el problem a d e la realid ad d el espíritu
hum ano; d el nacim iento d el espíritu; d e su nacim iento
d esd e este m und o al m und o d e Dios; la cuestión d e la vid a
interior d el espíritu y d e su d estino d espués d e su ascen -
sión d esd e el cuerpo.
Ellos tam bién m ed itan sobre los interrogantes científicos
d el m om ento, y éstos son resueltos d el m ism o m od o.
Estas personas, a quienes se llam a "seguid ores d e la luz
interior", alcanzan un grad o superior d e pod er, y están en -
teram ente libres d e los ciegos d ogm as e im itaciones. Las
gentes confían en las aseveraciones d e estos hom bres: por
ellos m ism os, y en su interior, resuelven tod os los m iste-
rios.
Si encuentran una solución con la ayud a d e la luz inte-
rior la aceptan, y luego la d eclaran: d e otro m od o, la consi-
d erarían m ateria d e ciega im itación. Llegan al punto d e re -
flexionar sobre la naturaleza esencial d e la Divinid ad , d e la
revelación d ivina, y d e la m anifestación d e la Deid ad en
este m und o. Tod as las cuestiones d ivinas y científicas son
resueltas por ellos a través d el pod er d el espíritu.
Bahá'u'lláh d ice que hay un signo (d e Dios) en ca d a fe-
nóm eno: el signo d el intelecto es la contem plación, y el
signo d e la contem plación es el silencio, puesto que es im -
posible para una persona hacer d os cosas al m ism o tiem po:
no pued e hablar y m ed itar a la vez.

210
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

Es un hecho axiom ático que m ientras se m ed ita se está


habland o con el propio espíritu. En tal estad o m ental, se
hacen ciertas preguntas al espíritu y éste os contesta; la luz
se abre paso y la realid ad se m anifiesta.
N o pod éis aplicar la d enom inación d e "ser hum ano" a
cualquier ser carente d e esta facultad d e la m ed itación; sin
ella, sería un sim ple anim al, inferior a las bestias.
A través d e la facultad d e la m ed itación, el ser hum ano
alcanza la vid a eterna; m ed iante ella recibe el soplo d el Es -
píritu Santo; los d ones d el Espíritu son otorgad os a través
d e la reflexión y la m ed itación.
Durante la m ed itación, el espíritu hum ano es infor m ad o
y fortalecid o; a través d e ella, cosas d e las cuales éste no
tenía conocim iento, se revelan ante su vista. Por m ed io d e
ella, recibe inspiración d ivina; gracias a ella, recibe el ali-
m ento celestial.
La m ed itación es la llave que abre las puertas d e los m is -
terios. En ese estad o, el ser hum ano se abstrae; en esa acti-
tud se aísla d e tod os los objetos que le rod ean; en este esta -
d o subjetivo se sum erge en el océano d e la vid a espiritual, y
pued e d escubrir los secretos d e las cosas en sí m ism as. Para
ilustrar esto, pensad en un ind ivid uo d otad o con d os clases
d e vista: cuand o usa el pod er d e la visión interior, el pod er
d e la visión exterior no ve.
Esta facu ltad d e la m ed itación libera al ser hum ano d e la
naturaleza anim al, le hace d iscernir la realid ad d e las cosas
y le pone en contacto con Dios.
Esta facultad hace aparecer d esd e el plano invisible las
ciencias y las artes. A través d e la facultad m ed itativa , se
hacen realid ad las invenciones y se llevan a cabo colosales
em presas; gracias a ella, los gobiernos pued en gobernar con
tranquilid ad . Por interm ed io d e esta facultad , el ser hum a -
no entra en el m ism o Reino d e Dios.

211
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

N o obstante, algunos pensam ientos son inútiles para la


persona; son com o olas m oviénd ose en el m ar, sin resulta -
d o. Pero si la facultad d e la m ed itación está bañad a d e luz
interior y m arcad a con los atributos d ivinos, sus resultad os
serán confirm ad os.
La facultad m ed itativa es sem ejante a u n espejo: si se si-
túa frente a los objetos terrenales, los reflejará. Por consi-
guiente, si el espíritu d el ser hum ano se encuentra en con -
tem plación d e las cosas terrenales, será inform ad o d e ellas.
Pero si volvéis vuestro espejo espiritual hacia el cielo, las
constelaciones celestiales y los rayos d el Sol d e la Rea lid ad
se reflejarán en vuestros corazones y obtend réis las virtu -
d es d el Reino.
Conservem os, por tanto, esta facultad d ebid am ente
orientad a, volviénd ola hacia el Sol Celestial y no hacia los
objetos terrenales, para que así pod am os d escubrir los se -
cretos d el Reino y com prend er las alegorías d e la Biblia y
los m isterios d el espíritu.
Ojalá que seam os, en verd ad , espejos reflejand o las rea -
lid ad es celestiales, y que nos volvam os tan puros que po -
d am os reflejar las estrellas d el cielo.

212
56

LA ORACIÓN
Cadogan Gardens 97, Londres
26 de diciembre de 1912

"¿Debería la oración tom ar form a d e acción?"


‘A bdu' l-Bahá: "Sí, en la Causa Bahá'í, las artes, las cien -
cias y tod os los oficios son [consid erad os com o] ad oración.
La persona que fabrica un ped azo d e papel con tod a la
habilid ad d e que es capaz, concienzud am ente, concen -
trand o sus fuerzas en perfeccionarlo, está alaband o a Dios.
En pocas palabras, tod o esfuerzo y d ed icación realizad os
por una persona con tod o su corazón, es ad oración, si están
inspirad os en m otivos elevad os y el d eseo d e servir a la
hum anid ad . Esto es ad oración: servir a la hum anid ad y
proveer las necesid ad es d e las gentes. El servicio es ora ción.
Un m éd ico atend iend o a los enferm os cariñosa, tiernam en-
te, libre d e prejuicios y creyend o en la solid arid ad d e la
raza hum ana, está ofreciend o alabanzas."

"¿Cuál es el propósito d e nuestras vid as?"


‘A bdu' l-Bahá: "Ad quirir virtud es. Venim os d e la tierra;
¿por qué fuim os traslad ad os d esd e el reino m ineral al reino
vegetal, y d esd e la planta al reino anim al? Para alcanzar la

213
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

perfección en cad a uno d e estos reinos, para po seer las m e-


jores cualid ad es d el m ineral, para ad quirir el pod er d e cre -
cim iento d e planta, para pod er ser ad ornad os con los ins-
tintos d el anim al y poseer las facultad es d e la vista, oíd o,
olfato, tacto y gusto, hasta que d el reino anim al acced em os
al m und o d e la hum anid ad y som os d otad os d e razón, d e
pod er d e invención y d e las fuerzas d el espíritu."

214
57

EL MAL

"¿Qué es el m al?"
‘A bdu' l-Bahá: "El m al es im perfección. El pecad o es el es-
tad o d el ser hum ano en el m und o d e la naturaleza infe rior,
pues en la naturaleza existen im perfecciones tales com o
injusticia, tiranía, od io, hostilid ad , lucha; éstas son caracte-
rísticas d el plano m ás bajo d e la naturaleza. Éstos son los
pecad os d el m und o, los frutos d el árbol d el que com ió
Ad án. A través d e la ed ucación, d ebem os librarnos d e estas
im perfecciones. Con el propósito d e que el ser hum ano
pued a ser libre, los Profetas d e Dios han sid o en viad os y se
han escrito los Libros Sagrad os. De igual m od o que nace -
m os a este m und o d e im perfección d el vientre d e nuestra
m ad re terrenal, así tam bién nacem os al m und o d el espíritu
a través d e la ed u cación d ivina. Cuan d o un ser hum ano
nace al m und o fenom énico, encuentra el universo; cuand o
nace d esd e este m und o al m und o d el espíritu, encuentra el
Reino."

215
58

EL PROGRESO DEL ALMA

"¿Progresa m ás el alm a en este m und o por m ed io d el


d olor o d e la felicid ad ?"
‘A bdu' l-Bahá: "La m ente y el espíritu d el ser hum ano
avanzan cuand o es probad o por el sufrim iento. Cuanto m ás
se are la tierra m ejor crecerá la sem illa y tanto m ejor será la
cosecha. Así com o el arad o surca la tierra profun d am ente,
lim piánd ola d e card os y m alezas, d el m ism o m od o el su -
frim iento y la tribulación liberan al ser hum ano d e las m ez -
quind ad es d e esta vid a m und ana, hasta que alcanza un es-
tad o d e com pleto d esprend im iento. Su actitud en este
m und o será d e d ivina felicid ad . El ser hum ano es, por así
d ecirlo, inm ad uro; el calor d el fuego d el sufrim iento lo m a-
d urará. Fijaros en el pasad o y d escubriréis que las personas
m ás notables son las que m ás su frieron."

"Aquel que ha evolucionad o a través d el su frim iento,


¿d eberá tem er la felicid ad ?"
‘A bdu' l-Bahá: "A través d el sufrim iento alcanzará una fe-
licid ad eterna que nad a pod rá arrebatársela. Los apósto les
d e Cristo sufrieron; ellos alcanzaron la felicid ad eterna."

216
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

"Entonces, ¿es im posible lograr la felicid ad sin sufri-


m iento?"
‘A bdu' l-Bahá: "Para alcanzar la felicid ad eterna uno d ebe
sufrir. Quien ha llegad o al estad o d el autosacrificio ha ob -
tenid o la verd ad era d icha. La d icha tem poral se d esva ne-
cerá."

"Un alm a que ha partid o, ¿pued e conversar con otra que


aún está en la tierra?"
‘A bdu' l-Bahá: "Se pued e m antener una conversación,
pero no en la form a d e nuestra conversación. N o hay d ud a
d e que las fuerzas d e los m und os superiores se interrela -
cionan con las fuerzas d e este plano. El corazón d el ser hu -
m ano está abierto a la inspiración; ésta es una com unica-
ción espiritual. Así com o en un sueño uno habla con un
am igo m ientras la boca perm anece en silencio, d el m ism o
m od o suced e con la conversación d el espíritu. Una persona
pued e conversar con su propio yo cuand o d ice: '¿Pued o ha -
cer ésto? ¿Sería pru d ente que realizara este trabajo?' Sim ilar
a ésta es la conversación con el yo su perior."

217
59

LAS CUATRO CLASES DE AMOR


Cadogan Gardens 97, Londres
Sábado, 4 de enero de 1913

¡Qué pod er es el am or! Es el m ás m aravilloso, el m ás im -


portante d e tod os los pod eres vivientes.
El am or confiere vid a a los que no la tienen. El am or en -
ciend e una llam a en el corazón helad o. El am or conced e es-
peranza a los d esesperad os y alegra las alm as d e los an gus-
tiad os.
Ciertam ente, en el m und o d e la existencia no existe un
pod er m ayor que el pod er d el am or. Cuand o el corazón d e
una persona se enciend e con la llam a d el am or, está d is-
puesta a sacrificarlo tod o, hasta su vid a. En el Evangelio se
d ice que Dios es am or.
H ay cuatro clases d e am or. El prim ero es el que em ana
d e Dios hacia el ser hum ano; está com puesto d e inagota bles
gracias, respland or d ivino e ilum inación celestial. Gracias a
este am or, el m und o d e los seres recibe vid a. A través d e
este am or, el ser hum ano es d otad o d e existencia física,
hasta que, por m ed io d el hálito d el Espíritu Santo -este
m ism o am or- recibe la vid a eterna y se convierte en la im a -

218
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

gen d el Dios Viviente. Este am or es el origen d e tod o am or


en el m und o d e la creación.
El segund o es el am or que fluye d el ser hum ano hacia
Dios. Éste es, fund am entalm ente, fe, atracción hacia lo d i-
vino, enard ecim iento, ascenso y ad m isión en el Reino d e
Dios, recibiend o las bond ad es d ivinas y la ilum inación d e
las luces d el Reino. Este am or es el origen d e tod a filan tro-
pía; este am or es la causa d e que los corazones d e los seres
hum anos reflejen los rayos d el Sol d e la Realid ad .
El tercero es el am or d e Dios hacia Sí m ism o, o la Id en ti-
d ad d e Dios. Éste es la transfiguración d e su Belleza, el re -
flejo d e Sí m ism o en el espejo d e Su Creación. Ésta es la
Realid ad d el Am or, el Am or Inm em orial, el Am or Eterno.
Med iante un solo rayo d e este Am or, es posible la existen -
cia d e cualquier otro am or.
El cuarto es el am or d el ser hum ano hacia sus sem ejan -
tes. El am or que existe entre los corazones d e los creyen tes
es inspirad o por el id eal d e la unid ad d e los espíritus. Este
am or se alcanza a través d el conocim iento d e Dios; d e este
m od o, el ser hum ano ve reflejad o el Am or Divino en su co -
razón. Cad a uno ve en los d em ás la belleza d e Dios refle-
jad a en el alm a y, al encontrar este punto d e sim ilitud , se
sienten atraíd os por am or uno hacia otro. Este am or hará d e
tod os los seres hum anos olas d e un solo m ar; estrellas d e
un m ism o cielo y frutos d e un único árbol. Este am or pro -
m overá el establecim iento d e la verd ad er a arm onía, fun-
d am ento d e la auténtica unid ad .
Pero el am or que alguna vez existe entre am igos no es
[verd ad ero] am or, puesto que está sujeto a la transm uta -
ción; no es m ás que m era fascinación. Cuand o sopla la
brisa, el árbol tierno se inclina. Si sopla d el este, el árbol se
d obla hacia el oeste, y si sopla d el oeste, el árbol se d obla
hacia el este. Esta clase d e am or tiene su origen en las cir -

219
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

cunstancias accid entales d e la vid a. Esto no es am or, es


sim plem ente am istad ; está sujeta a cam bios.
H oy veis d os alm as aparentem ente unid as por sincera
am istad , m añana tod o pued e cam biar. Ayer estaban d is-
puestas a m orir una por la otra, hoy evitan tod a asociación.
Esto no es am or; es la cond escend encia d e los corazones
hacia los acontecim ientos d e la vid a. Cuand o aquello que
ha originad o este "am or" m uere, el am or tam bién m uere; en
realid ad , esto no es am or verd ad ero.
El am or existe solam ente en las cuatro form as que os he
explicad o: a) El am or d e Dios hacia la id entid ad d e Dios.
Cristo ha d icho que Dios es am or. b) El am or d e Dios por
Sus hijos [por Sus siervos]. c) El am or d el ser hum ano hacia
Dios, y d ) el am or d el ser hum ano hacia sus sem ejantes.
Estas cuatro clases d e am or tienen su origen en Dios. Son
los rayos d el Sol d e la Realid ad ; los H álitos d el Espíritu
Santo; los Signos d e la Realid ad .

220
60

TABLA REVELADA POR ‘A BDU 'L-BAH Á


28 de agosto de 1913

¡Oh tú, m i bien am ad a hija!


Tu fluid a y elocuente carta fue leíd a en un jard ín, bajo la
fresca som bra d e un árbol, m ientras soplaba una suave
brisa. Los m ed ios d e com placencia física estaban d esplega-
d os ante m is ojos, y tu carta se transform ó en m otivo d e
com placencia espiritual. En verd ad te d igo, no era una
carta, sino un jard ín d e rosas ad ornad o con jacintos y flores.
Contenía la d ulce fragancia d el p araíso, y el céfiro d el
Am or Divino em anó d e sus florid as palabras.
Com o no d ispongo d e m ucho tiem po, te envío una res-
puesta breve, concluyente y com prensiva. Es la siguiente:
En esta Revelación d e Bahá'u'lláh la m ujer m archa a la
par d el hom bre. En ningu na activid ad se qued ará atrás. Sus
d erechos son iguales en grad o a los d el hom bre. Ella acce-
d erá a tod as las ram as ad m inistrativas d e la política. Alcan -
zará en tod o un d esarrollo tal, que llegará a ser consid era d a
com o la m ás elevad a posición en el m und o d e la hu m ani-
d ad , y tom ará parte en tod os los asuntos. Ten la segu rid ad .
N o te fijes en las cond iciones actuales; en un futuro no leja -
no el m und o d e la m ujer llegará a ser com pletam ente reful-

221
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

gente y glorioso. ¡Pues Su Santidad, Bahá' u' lláh, así lo ha de-


seado! Cuand o se realicen elecciones, el d erecho al voto será
un d erecho inalienable d e la m ujer, y la entrad a d e la m ujer
en tod as las esferas d e activid ad hum ana es una cuestión
irrefutable e incontrovertible. N ingún alm a pued e retard ar -
lo o im ped irlo.
Pero existen ciertos aspectos que no m erecen la partici-
pación d e la m ujer. Por ejem plo, en el m om ento en que la
com unid ad ad opta enérgicas m ed id as d efensivas contra los
ataques d e los enem igos, las m ujeres están exentas d e los
d eberes m ilitares. Pu ed e suced er que en un m om ento d e-
term inad o tribus salvajes y guerreras ataquen furiosa m ente
a un cuerpo político, con la intención d e exterm inar total-
m ente a sus m iem bros; en tales circunstancias, la d efensa es
necesaria, pero es d eber d e los hom bres or ganizar y ejecu-
tar tales m ed id as d efensivas, y no d e las m ujeres, pues sus
corazones son tiernos y no pued en soportar el ho rror d e la
carnicería, aun cuand o sea con fines d efensivos. De éste y
d e otros com prom isos sim ilares las m ujeres están exentas.
Con respecto a la constitución d e la Casa d e Justicia,
Bahá'u'lláh se d irige a los hom bres. Él d ice: "¡Oh vosotros,
hom bres d e la Casa d e Justicia!"
Pero cuand o sus m iem bros sean elegid os, el d erecho que
correspond e a la m ujer en lo referente a su voz y vot o, es
ind iscutible. Cuand o las m ujeres alcancen el m ás alto grad o
d e progreso, entonces, d e acuerd o con las exigencias d e
tiem po y lugar y d e su gran capacid ad , obtend rán extraor-
d inarios privilegios. Tened confianza en tod o esto. Su San -
tid ad Bahá'u'lláh ha fortalecid o excepcionalm ente la causa
d e la m ujer, y sus d erechos y privilegios son uno d e los m ás
im portantes principios d e ‘Abd u'l-Bahá. ¡Tened la seguri-
d ad ! Pronto llegará el d ía en que los hom bres, d irigiénd ose
a las m ujeres, d irán:

222
LA SABIDURÍA DE ‘A BDU 'L-BAH Á

"¡Benditas seáis! ¡Benditas seáis! V erdaderamente, sois mere-


cedoras de todos los dones. V erdaderamente, merecéis adornar
vuestras cabezas con la corona de la gloria sempiterna, porque en
ciencia y en artes, en virtudes y perfecciones, vosotras seréis
iguales al hombre, y en cuanto a ternura de corazón y abundancia
de misericordia y simpatía, vosotras sois superiores."

223

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