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Dos voces forman esta figura, una: “Presupuestos”, cuya connotación es la de motivo, causa o
supuesto, lo que necesariamente advierte que los mismos han de estas referidos a algún acto o
situación; la otra: “Procesales”, alude al proceso.
Por consiguiente, los mencionados vocablos, en su sentido técnico-jurídico significan los requisitos
o circunstancias relativas al proceso, es decir, que constituyen los supuestos previos que
necesariamente han de darse para constituir una relación jurídica procesal regular o válida. (1)
Al respecto, BULOW expresa que la exposición sobre una relación jurídica debe dar, ante todo,
una respuesta a la cuestión relacionada a los requisitos a que se sujeta el nacimiento de aquella.
Agrega que se precisa saber entre qué personas puede tener lugar, a qué objeto se refiere, qué
hecho o acto es necesario para realizar tal acto.
En cuanto a su denominación, BULOW la propuso para referirse a las prescripciones que deben
fijar los requisitos de admisibilidad y las condiciones previas para la tramitación de toda la relación
procesal, es decir, las que precisan entre qué personas, sobre qué materia, por medio de qué actos
y en qué momento se puede dar un proceso. Además, este autor agrega que un defecto en
cualquiera de las relaciones indicadas impediría el surgimiento del proceso. En suma, en estos
principios están contenidos los elementos constitutivos de la relación jurídica procesal.
Entre los autores germanos que ha admitido la existencia de los denominados Presupuestos
Procesales, aunque con algunos justificables reparos están ADOLFO SCHONKE, quien ha
concretado con claridad su pensamiento sobre el tema en consideración, procurando una ajustada
definición. Después de recordar la noción de BULOW, en cuanto los considera requisitos o
supuestos previos para el nacimiento de la relación jurídica procesal, y que faltando esos
elementos el proceso constituiría un hecho aparente, afirma que tal concepción ha sido
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reconocida como inexacta, toda vez que si los mismos no existen, el proceso igualmente tiene
vida, aunque sí admite y destaca que lo son, no para constituir una relación jurídica procesal
válida, sino para que pueda dictarse una sentencia sobre el fondo.
Entre los procesalistas italianos, no obstante los reparos que también se han formulado respecto
de la denominación que nos ocupa, proponiéndose, entre, otras, las de “Presupuestos del
conocimiento del mérito”, “Extremos exigidos para decidir el fondo de la cuestión”, o
”Condiciones para la sentencia de mérito”, lo cierto es que se ha preferido mantener la expresión
empleada por BULOW y también por el reconocido jurista GIUSEPPE CHIOVENDA, el que los
definió como las condiciones para que se consiga un pronunciamiento cualquiera, favorable o
desfavorable, sobre la demanda. (3)
El tema de los presupuestos procesales es relativamente moderno en el estudio del proceso; solo
data desde que VON BÜLOW, como lo mencionamos anteriormente, escribió en 1868 un libro
sobre la materia en el que llamaba la atención acerca de la confusión en que se había incurrido,
luego del derecho romano, entre las excepciones y los presupuestos procesales.
Se consideró pues, que esos requisitos que la parte puede denunciar, pero que el mismo juez
mismo puede relevar oficio, son los presupuestos procesales. (4)
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culmine con una sentencia de mérito; cuyas medidas sustanciales son las garantías
constitucionales de la tutela efectiva y el debido proceso.
Se trata de los conceptos más complejos dentro del ámbito procesal, puesto que han sido
analizados y definidos desde distintos puntos de vista, con lo que se han generado sendas
apreciaciones.
La teoría de los presupuestos procesales fue propuesta por VON BÜLOW en el año de 1868, quien
hizo una distinción entre excepción y presupuestos procesales, entendiéndose como supuestos de
hecho o de derecho sin los cuales el proceso no tiene existencia jurídica ni validez formal. También
señala que no puede dejarse su control exclusivamente a las partes, sino que debe involucrarse al
juez, extendiendo tal prioridad a los presupuestos materiales para la sentencia de fondo, sin
disminuir el derecho de las partes para denunciar los defectos que observen. A pesar de la lejanía
temporal, tanto la construcción como la expresión señaladas por dicho autor siguen teniendo, en
lo sustancial, plena vigencia en la doctrina moderna.
Al respecto, GIUSEPPE CHIOVENDA los define como “las condiciones para que se consiga un
pronunciamiento favorable o desfavorable, sobre la demanda”; y afirma que para ello, es
necesario que exista un órgano estatal regularmente investido de jurisdicción que sea
objetivamente competente en la causa determinada y subjetivamente capaz de juzgarla. (5)
PIERO CALAMANDREI, por su parte los explica como “los requisitos atinentes a la constitución y al
desarrollo de la relación procesal, independientemente del fundamento sustancial de la demanda,
esto es, las condiciones que deben existir a fin de que pueda tenerse un pronunciamiento de fondo
sobre la pretensión”.
EDUARDO COUTURE estima que los presupuestos procesales son “la proposición de una demanda
judicial, un órgano dotado de jurisdicción y las partes que se presenten como sujetos de derecho”.
Por su parte Becerra Bautista considera la presentación de una demanda formal y
substancialmente válida, por un sujeto de derecho, ante un órgano jurisdiccional y frente a otro
sujeto de derecho, teniendo los tres, capacidad procesal y el juzgador además jurisdicción. (7)
LEO ROSENBERG anotaba que los presupuestos “atañen a la totalidad de la admisibilidad del
proceso”, pero no debe concluirse que sin estos no puede existir proceso.
Por su parte, JAMES GOLDSCHMIDT, sostiene que “la ausencia de los presupuestos procesales no
impide el nacimiento del proceso, ya que el pronunciamiento acerca de su omisión se hace dentro
del instrumento proceso”.
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ESCOBAR FORNOSI nos dice que " los presupuestos procesales son requisitos indispensables para
que el juez pueda emitir sentencia sobre el fondo del asunto". (8)
TICONA POSTIGO manifiesta que fluye del Código Procesal Civil que el proceso es sinónimo de
relación jurídica procesal ( Art. 465 del C.P.C.). Además, agrega el autor, atendiendo a la naturaleza
de dicho tipo de relación jurídica, que es procesal y por ende diferente y autónomo de la relación
jurídica sustantiva.
Aclara que la relación jurídica procesal está formada entre las partes y el juez, existiendo de por
medio, intereses probados que requieren ser solucionados, pero por intervenir el Juez
administrando justicia a nombre de la nación, la relación procesal tiene carácter público. En suma,
para Ticona Postigo, la relación jurídica procesal está regulada en el C.P.C. y equivale al proceso en
sí, por lo que el proceso es una relación jurídica procesal y ésta a su vez se forma entre las partes y
el Juez, teniendo por base a los Presupuestos Procesales y a las Condiciones de la acción. (9)
ALZAMORA VALDEZ manifiesta que “para que pueda nacer la obligación del juez de proceder
sobre las demandas, se requieren alguna condiciones que se llaman Presupuestos Procesales”. De
esta afirmación, concluye que si no se cumple cualquiera de los Presupuestos Procesales, no existe
relación jurídica procesal.
Sin embargo, MONROY GÁLVEZ indica que la falta o defecto de un Presupuesto Procesal no
significa que no hay actividad procesal, sino que la ejecución de ésta se encuentra viciada. Esto es
tan cierto –dice el autor- que sólo se detecta la falta o defecto de un Presupuesto Procesal al
interior de un proceso, es decir, durante su desarrollo. MONROY agrega que conviene precisar que
si bien un proceso está viciado, si se inicia con ausencia o defecto de un presupuesto procesal,
puede presentarse el caso que se inicia válidamente, sin embargo, bastará que en cualquier
momento desaparezca o defecciones un presupuesto procesal para que la relación jurídica
procesal que empezó bien se torne viciada desde ese momento en adelante. (10)
Sin embargo, siguiendo la orientación del Código Procesal Civil, debemos anotar que no es
suficiente la presencia de los indicados presupuestos procesales formales para que exista un
proceso valido, sino también deben darse las llamadas condiciones de la acción, denominados
presupuestos procesales de fondo o materiales, que conforme a la doctrina y al propio código son
los siguientes: a) la existencia del derecho que tutela la pretensión procesal o también llamado la
voluntad de la ley; b) la legitimidad para obrar; c) el interés para obrar; y d) que la pretensión
procesal no haya caducado, como sostienen algunos autores. (11)
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Para efecto de fijar los antecedentes de los que derivan los presupuestos procesales de fondo, se
hace remisión a la definición de presupuestos procesales de forma.
Los presupuestos procesales de fondo, a los que también se les conoce como condiciones de la
acción o como presupuestos procesales materiales, son aquellas condiciones necesarias que
propician la emisión de una sentencia, es decir, para que una pretensión procesal hecha valer con
la demanda, sea objeto de pronunciamiento por el juez; se refieren a la cuestión sustancial
debatida y a las excepciones propiamente dichas. Su falta impedirá al juez pronunciarse sobre el
fondo de litigio, generándose de esta forma lo que en la doctrina se conoce como sentencia
inhibitoria.
Existen dos teorías en cuanto a la naturaleza jurídica de los presupuestos procesales de fondo, la
primera es sostenida por los tratadistas CHIOVENDA, ALSINA, DEVIS ECHANDÍA y VESCOVI,
quienes señalan que están conformados por los presupuestos materiales de la sentencia de fondo
y además son los requisitos que el juez debe examinar y establecer en su decisión final para que el
demandante pueda obtener una sentencia favorable y deben emitirse por el juez al momento de
pronunciar la sentencia. Esta teoría acepta tres presupuestos: a) el derecho; b) legitimidad para
obrar; y, c) interés para obrar. Sostiene que éstos deben ser verificados por el juez al momento de
emitir sentencia.
La segunda teoría contempla dos categorías: a) la legitimidad para obrar y, b) el interés para obrar.
Sostiene que éstas pueden ser objeto de revisión en varios y determinados estadios del proceso,
ya sea al calificar la demanda, al resolver las excepciones y excepcionalmente al emitir sentencia.
Entre este tipo de presupuestos conviene destacar, el interés para accionar y la legitimación ad
causam, que constituyen los requisitos de existencia de la acción y deben ser establecidos en juicio
preliminarmente al examen del fondo al ser las condiciones esenciales para el ejercicio de la
función jurisdiccional respecto de la litis del juicio, pues puede suceder en que las mismas, son la
solución del juicio sobre el fondo. (12)
En esta clasificación igualmente se puede ubicar a la existencia del derecho que tutela la
pretensión procesal, es decir, la voluntad de la ley; la legitimidad para obrar; el interés para obrar;
y algunos autores incluyen, que la pretensión procesal no haya caducado, así como la ausencia de
cosa juzgada, la litispendencia, transacción, desistimiento y la correcta acumulación de
pretensiones.
No debe confundirse el interés para la acción, con el interés sustancial, pues mientras que el
primero es el elemento material del derecho de acción y consiste en el interés para obtener la
pretensión solicitada, el segundo, es el que corresponde a un interés primario que tiende a la
protección para la cual se ejercitó el derecho.
También se encuentra considerada en dicha clasificación, la invocación del derecho, cuando ella es
indispensable y la producción de la prueba cuando se tiene sobre sí la carga de la misma, son
presupuestos procesales de una sentencia favorable.
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No obstante lo anterior, dado el carácter formal de los presupuestos procesales debe advertirse
que puede entrar en contradicción con el derecho fundamental de tutela efectiva. Dentro de esta
perspectiva la problemática de los presupuestos procesales debe manejarse con un criterio de
sustancialidad, es decir, que como toda ley procesal moderna que se aprecie de serlo, uno de los
aspectos en donde la regulación más debe cambiar es en cuanto a los presupuestos procesales,
tanto en los que afecten al órgano jurisdiccional como en los relativos a las partes, no tanto
porque los conceptos hayan variado, sino en cuanto a dotar de regulación en donde no lo hay,
casos muy específicos, y por adaptar la existente a las nuevas concepciones e ideas del
procesalismo constitucional contemporáneo.
La ausencia de los presupuestos procesales formales, tiene como consecuencia que el juicio esté
viciado; lo cual en la mayoría de los casos, puede ser subsanable; pero no sucede lo mismo,
respecto de los presupuestos procesales de fondo.
El proceso tiene como finalidad dar la razón a quien la tiene, es por lo que debe garantizarse para
las partes, la posibilidad de defender las propias razones en igualdad de circunstancias en un
ámbito equitativo e imparcial, para conseguir la satisfacción de las pretensiones; y los
presupuestos procesales, constituyen los requisitos de validez de la relación procesal, cuya
ausencia ocasiona la invalidez del proceso y la imposibilidad para el juez de entrar al examen del
fondo del asunto; por tanto, no solo pueden ser aducidos por las partes (como excepciones) sino
también por el tribunal del conocimiento, ex officio.
Conviene distinguir entre los presupuestos procesales formales de los presupuestos procesales de
fondo, siendo los primeros, aquellos que miran al ejercicio de la acción procesalmente
considerada, a la iniciación del proceso y al procedimiento e impiden que haya sentencia; los
últimos, contemplan cuestiones de fondo y fijan el alcance del sentido del fallo decisorio.
Dentro de los presupuestos procesales formales, para que pueda ejercitarse la acción
válidamente, entendida como el derecho subjetivo a la obtención de un proceso, encontramos: la
competencia del juez para conocer del negocio; la capacidad jurídica y la capacidad procesal o
legitimación ad processum (al ser la aptitud para comparecer personalmente en el proceso, y que
está vinculada con la capacidad de ejercicio y la capacidad de obligarse y que no se encuentren en
las circunstancias de incapacidad absoluta o relativa.); los requisitos de forma de la demanda (al
ser el medio procesal necesario para accionar y hacer valer las pretensiones procesales, misma
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que debe reunir los requisitos formales previstos por la legislación correspondiente); la ausencia
de impedimentos que deriven de la litispendencia o de compromiso, las citaciones y
emplazamiento, el cumplimiento de los trámites procesales, en el orden establecido por la ley
para cada proceso, la vía; es así, pues constituyen un mínimo necesario para que el juicio exista y
tenga validez formal; de ahí el nombre de su clasificación, por ser supuestos previos al juicio, sin
los cuales no podría suponerse el mismo.
BIBLIOGRAFIA
(1) MONROY GALVEZ, Juan. Conceptos Elementales del Proceso Civil, en comentario al Código
Procesal Civil”. Vol. I Trujillo-Perú. 1995.
(2) Teoria General del Proceso. Hernando Devis Echandia. Argentina. 1984. Editorial
Universidad.
(3) CARLOS B., Eduardo. Presupuestos Procesales, en Enciclopedia Jurídica OMEBA. Tomo
XXIII. Edit. Driskill S.A. Buenos Aires. 1991.
(4) Teoria General del Proceso. Enrique Vescovi. Colombia.1999. Editorial Temis S.A.
(5) SAGASTEGUI URTEAGA, Pedro. Instituciones y Formas de Derecho Procesal Civil. Parte
General. Editorial, San Marcos. Lima 1993.
(6) PIERO CALAMANDREI, Derecho Procesal Civil, volumen I, Biblioteca CLASICOS DEL
DERECHO. Editorial HARLA
(7) EDUARDO COUTURE, Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Buenos Aires, Cuarta
Edicion. 2004.
(8) CARLOS B., Eduardo. Presupuestos Procesales, en Enciclopedia Jurídica OMEBA. Tomo
XXIII. Edit. Driskill S.A. Buenos Aires. 1991
(9) TICONA POSTIGO, Víctor. “El Debido Proceso y la Demanda Civil”. Tomo II. Edit. RODHAS.
Lima. 1998.
(10) MONROY GALVEZ, Juan. Conceptos Elementales del Proceso Civil, en comentario al
Código Procesal Civil”. Vol. I Trujillo-Perú. 1995.
(11) RODRIGUEZ DOMINGUEZ, Elvito Manual de Derecho Procesal Civil. Segunda edición. Edit.
Grijley. Lima. 1993.
(12)Tratado de Derecho Procesal Civil, tomo I. Jorge Carrion Lugo
(13) MONROY GALVEZ, Juan. Conceptos Elementales del Proceso Civil, en comentario al
Código Procesal Civil”. Vol. I Trujillo-Perú. 1995.
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(14) DICCIONARIO DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL Y CONVENCIONAL SEGUNDA
EDICIÓN | COORDINADORES: EDUARDO FERRER MAC-GREGOR, FABIOLA MARTÍNEZ
RAMÍREZ Y GIOVANNI A. FIGUEROA MEJÍA (2014)
(15) DICCIONARIO DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL Y CONVENCIONAL SEGUNDA
EDICIÓN | COORDINADORES: EDUARDO FERRER MAC-GREGOR, FABIOLA MARTÍNEZ
RAMÍREZ Y GIOVANNI A. FIGUEROA MEJÍA (2014)
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