Vous êtes sur la page 1sur 7

El Hombre

Un Enfoque Antropológico del Hombre

Desde sus primeras manifestaciones histórico - culturales, el hombre trato de autodefinirse.


Tanto el mundo oriental como el occidental muestran desde sus más antiguos documentos
la imperiosa necesidad del ser humano de formar una idea de sí mismo.

La única que se ha dedicado a esto es la Antropología, del griego Anthropos = Hombre y


Logos = estudio o tratado. Por lo que podemos definirla como: La ciencia que estudia al
Hombre en la totalidad de sus manifestaciones físicas, psíquicas y espirituales.

Sin embargo, la amplitud de este campo de trabajo y la extraordinaria complejidad que


involucra la aparición y el paso del hombre por el planeta tierra, hacen dificultoso enmarcar
a este ser dentro de una definición escrita que abarque tanto lo esencial de su persona
como su proyección espiritual.

A medida que el hombre avanza, construyendo la historia de sí mismo, crece la dificultad de


poder aprehenderlo (Aprender a conocerlo)
Max Scheler (1874-1928) ha expresado: “En ningún periodo del conocimiento humano el
hombre se hizo problemático para sí mismo como en nuestros días”

Muchos son los aspectos que la Antropología estudia e Investiga. Así desde el punto de vista
Científico - Natural esta Ciencia estudiara al hombre como ser Psico - físico; acercándose
fuertemente a la Biología y centrando sus investigaciones en el estudio de las razas
humanas (Etnología). Esta rama estudia al ser humano como un ser vivo más de la especie
animal, específicamente corporal.

Como polo opuesto y a la antítesis de lo biológico, aparece la Antropología Teológica o


Religiosa que atiende fundamentalmente el plano espiritual del hombre. Aquí lo científico
natural queda relegado para dar concepto de un Dios Creador que rige los destinos del
mundo. Esta rama de la Antropología se acerca menos a una ciencia estricta, que la
Antropología Biológica, pero también es factible pensar que el razonamiento teológico, por
el cual se pretende justificar el “misterio” del hombre establece pautas lógicas posibles de
incluir dentro de un determinado tipo de ciencia que apuntan esencialmente al espíritu la
Antropología Filosófica apunta sus investigaciones a la totalidad del ser humano. Toma
tanto a lo somático como a lo espiritual y trata de interiorizarse en ambos campos, con una
visión mucho más abarcativa.

Scheler define a la Antropología Filosófica diciendo que es una ciencia fundamental de la


esencia de la estructura esencial de hombre; de su relación con los reinos de la naturaleza y
con el fundamento de todas las cosas, de las fuerzas y poderes que mueven al mundo, pero
que a su vez, el hombre mueve. En síntesis esta ciencia ubica al hombre dentro de dos
mundos: El natural (del que el emerge) y el histórico cultural (que lo determina).

1
Y finalmente existe la Antropología cultural que limita su campo de operaciones a las
investigaciones sobre el hombre, pero en estricta relación con su posibilidad de creación.
Así indaga sobre la ciencia, el arte, el lenguaje, las costumbres, los mitos, las creencias, etc.;
con un enfoque anímico – espiritual de los distintos pueblos del mundo.
Continuando con el razonamiento filosófico de preguntar. ¿Qué es el Hombre, cuál es su
lugar en el universo? Surge casi a priori un concepto muy conocido que es el de hombre

Como de animal racional: Definición que proviene de los griegos, particularmente de


Aristóteles; y que se asemeja al concepto de Homo Sapiens, dada por el biólogo Carlos
Linneo (Famoso naturalista sueco, que clasifico a los seres vivos).
Pero junto a esta idea se presenta el concepto de practicidad que es propio del hombre ya
que se distingue del resto de los animales por su capacidad de fabricar y entonces surge el
concepto de Homo Faber asentado en darle mayor importancia a su instinto o a su intuición
que a su razón.

Y qué decir de la aspiración permanente que ha tenido el hombre como ultima motivación
de su existir que es la trascendencia y que aparece a través de la espiritualidad presente a lo
largo de toda la historia. Esto da lugar a las definiciones de Homo Religousus y Homo
Peccator, particularmente sostenida por la Cristiandad.

Por último y para nombrar solamente alguna de las más clásicas apreciaciones sobre la
esencia del ser humano, otra corriente cree que es fundamental destacar el aspecto
económico del hombre y de allí que se la define como Homo Economicus.

Y fue el siglo XX quien puso de manifiesto las necesidades de definir y relacionar dos
conceptos estrechamente ligados entre sí, que resulta muy difícil separarlos, es el binomio
Hombre-Cultura, dos términos tan ligados y tan idénticos que definen al hombre como
animal cultural. Por ello para poder definir convenientemente al hombre debe estudiárselo
en sus estructuras esenciales y desde allí concebir a la cultura como su absoluto c
insustituible patrimonio.

Enfoque filosófico del hombre

Podemos afirmar que nuestra época, es una época humanista. El interés filosófico se ha
desplazado, justa o injustamente, de Dios, la materia y la ciencia al hombre; parece curioso,
pero podemos afirmar: el hombre no puede ser ignorado por ninguna filosofía; tiene que ser
el centro, y se ha convertido en denominador común de la filosofía comparada.

El hombre se vuelve a sí mismo, una pregunta. Que es el hombre? Y no es fácil responder.


Buasso nos dice en su obra titulada “El Misterio del Hombre”: “Es sintomático que los
hombres todavía no se han puesto de acuerdo sobre que es el hombre... El hombre puede
responder con aplomo a preguntas muy difícil; pero cuando se pregunta sobre sí mismo, el
timbre de la duda matiza sus respuestas” (1)

La pregunta del hombre por su propio ser, es una cuestión antiquísima; recordemos el viejo
consejo de Sócrates: "Conócete a ti mismo”: Pero recién en nuestra época cuando la imagen

2
del hombre ha sido tan discutida se coloca en el centro del esfuerzo espiritual. Y hoy se
enfrenta las más diversas imágenes del hombre sin que sea posible reducirlas a una
concepción unitaria.

Diversas personalidades, entre los filósofos, y prácticamente todas las corrientes y escuelas
del pensamiento, han elaborado de una o de otra manera, una teoría, o un esbozo de
repuesta a la citada pregunta.
Esquematizaremos brevemente la siguiente:

I- La respuesta del Marxismo


II- La Psicología Personalista
III- El Existencialismo y su idea del hombre
IV- Esbozo de una Filosofía Cristiana

I-La respuesta del Marxismo

Jean Lacroir opina que “cuando no se es consumista, ni se milita en una de sus células
existe, sin duda, una cierta deshonestidad al hablar del hombre Marxista.

Esto es debido a que el Marxismo no se propone tanto la edificación de un sistema


filosófico, político, económico como la construcción de un hombre nuevo, (I es difícil dar
una noción meramente intelectual ya que el Marxismo quiere ante todo, ser el final de la
actitud filosófica. Es decir, contemplativa; y quiere ir más allá. Entre el pensamiento que se
dice desinteresado y la existencia comprometida existe un abismo. Según el mismo Marx, la
filosofía llegó a un apogeo con Heggel, pero al mismo tiempo ha muerto, desde este
momento debe ser rebasada. Esta nueva actitud se ha expresado en Marx por la noción de
praxis como método de análisis de la realidad y un método de acción sobre la realidad.

La praxis aparece así como la actitud del hombre concreto que reacciona, a cada instante
con su ser total, pensando, actuando. El hombre Marxista, no es un teórico.

Pero es, si un luchador. Marx opina que la lucha de clases no es creación del Marxismo: es
un hecho que este comprueba; de ahí la célebre formula del manifiesto comunista: el
comunismo es la conciencia del proletariado, es decir una toma de conciencia de esta clase
social, que pretende pasar de la necesidad a la libertad. El hombre Marxista no es aquel que
se limita a imitar machaconamente a Marx, sino el que comprende el movimiento de la
historia y toma parte de él, el que en cada momento, estudia la situación, observa en qué
sentido se orienta y que margen permite a la acción humana; el hombre marxista pretende
reunir a un mismo tiempo, el talento del sabio y el del militante, para transformar
continuamente la sociedad en el sentido de la dialéctica histórica.

El hombre marxista es un combatiente. No se comprendería nada de la Psicología del


comunista sino se empezara por observar que se halla en estado de guerra total con la
sociedad presente; reniega del mundo capitalista, y esto lo mueve a luchar, se encuentra en
el como un enemigo constantemente en guardia y sólo se relaciona con él para combatirlo y
aniquilarlo. Y busca la revolución como único medio que permite a todos los hombres, pasar

3
de Ja conciencia alienada a la conciencia real. La simple reforma interior es ineficaz. Buscar
una especie de común denominador humano entre la burguesía y el proletariado es
debilitar en éste último, la conciencia de clase y favorecer al adversario; es traicionar la
revolución.

El hombre tiene en el marxismo una misión bien determinada: llegar a ser libre, conquistar
su, ser objetivo, ser verdaderamente hombre. El proletariado es “perdida del hombre”, y
hay que evitar su alineación; el hombre tiene un fin real: su liberación, su regeneración:
hacer que todo hombre tome conciencia de lo que es, darle el sentido del movimiento
histórico al que pertenece.

El hombre no llega a ser plenamente hombre más que en y por su comunidad con los demás
hombres. Realizando esta comunidad, es decir, poniendo fin a la lucha, pasa de la conciencia
alienada a la conciencia real, reconcilia a la humanidad consigo mismo. De allí que para un
comunista lo único que tiene importancia es aquello que puede llevarlo a la consecución de
sus objetivos, es decir, el partido; para el marxista, el partido comunista es algo distinto a
cualquier otro partido: es una iglesia, o más exactamente un nuevo orden; por lo tanto, lo
natural sacrificarlo todo a él; no solamente la vida, lo que ya no se discute, sino también el
honor, hasta la misma verdad; la verdad, fuera del partido no existe. La única libertad que
conoce el marxista es una libertad de adhesión y de participación.

El hombre marxista niega a Dios; en cierta manera, ha deificado la materia, le ha dado


categoría de absoluto. No le interesa una vida trascendente cuya promesa puede adormecer
sus ansias de progreso y libertad inmediata.

Sin duda se empieza a comprender que el marxismo es más la indómita creación de un


hombre nuevo, que un sistema objetivo de explicación del universo. Esto es lo que explica
que su racionalismo y su materialismo puedan crear en sus adeptos tal fe. Para ello el
comunismo es la juventud del mundo. Después de esta prehistoria en la que el hombre ha
sido un enemigo para el hombre, vendrá la historia indefinida en la que el hombre será un
amigo de los demás hombres; y esa historia será siempre joven, mientras que ésta
prehistoria será siempre, eternamente vieja. Ignoramos todavía lo que es el hombre, pero
nos toca crearlo. Y sólo ésta creación es nuestra juventud. De ahí proviene ese doble
sentimiento en el hombre marxista: un desprecio total por el hombre degradado por un
mundo burgués y un entusiasmo desbordante por el hombre nuevo que quiere realizar. El
marxismo se muestra así como un nuevo mesianismo, somos una pseudo religión del
hombre

II- Psicología Personalista

El Hombre, como cede donde se alojan y donde se descubren los valores, tiene conciencia
de ser una realización excepcional de la vida y por ende, un valor fundamental.
Esta posición fundamental privilegiada del ser humano se la expresa cuando se afirma que
es una persona humana. Es el hombre concreto, personalmente existente.

Con uno de los más importantes exponentes de la corriente personalista Mounier, que
define al personalismo más como una filosofía, que como una actitud. Inicia casi, su obra “El

4
personalismo”, con la afirmación que la persona es una actividad vivida auto creación de
comunicación y de adicción que escapa al esfuerzo de un intento definición que pretendiera
encasillarla en su relación con la naturaleza la persona se vuelve hacia ella para
transformarla en ponerle progresivamente la soberanía de un universo personal; en un
primer paso la conciencia personal se afirma asumiendo el medio natural para luego
afirmarla como obra personal y soporte de toda personalización, la relación de la persona
con la naturaleza es una realización dialéctica de intercambio y de realización.

Como experiencia fundamental de la persona, Mounier cita la comunicación: el primer


movimiento que revela a un ser humano es movimiento hacia el otro la experiencia
primitiva de la persona es la experiencia de la segunda persona, aquel que se encierra
primero en el Yo, no halla jamás el camino hacia los otros. La persona se funda en una serie
de actos originales: (la persona sólo se libera liberando… solo libera a los otros o al mundo
aquel que solo se ha liberado así mismo. Comprender, asumir el destino de los otros; dar
(“la economía de la persona es una economía de don y no del sujeto aun cuando no reciba
respuestas”); ser fiel (la aventura de la persona es una aventura continua desde el
nacimiento hasta la muerte. Así pues la consagración de la persona, el amor, la amistad, solo
son perfectos en la continuidad la fidelidad personal es la fidelidad creadora, Mounier
caracteriza a la persona un “ser - hacia” pero también afirma la existencia del mundo de la
Subjetividad no como un movimiento opuesto sino como una pulsación complementaria.

La vida personal comienza con la capacidad de romper el contacto con el medio de


recobrarse, de recuperarse con miras a recogerse en un centro, a unificarse. Como un
sentimiento específico se da el pudor como un deseo de no agotarse en sus expresiones,
sintiéndose amenazada en un ser por quien tome su existencia manifiesta por su existencia
total.

La persona es afirmación, la persona es pasión hacia la libertad; la persona solo se


encuentra perdiéndose; la persona es la búsqueda proseguida hasta la muerte de una
unidad presentida deseada y jamás realizada; la persona es un “adentro“ que tiene
necesidad de un “afuera”; la persona se muestra, se expresa, es rostro; la persona es
movimiento del ser hacia el ser.

III-El Existencialismo y su idea del hombre.

El existencialismo designa más una tendencia que una doctrina. Pero esta tendencia dista
mucho de tener la unidad que se encuentra en otras. Podría más bien definirse como una
actitud, que lleva, evidentemente, a una rehabilitación de la existencia individual, de la
subjetividad; el margen de indeterminación es considerable tanto en la concepción de la
existencia como en su concepto del hombre.

Bobbio (2) afirma que la filosofía de la existencia ... es una manera dc filosofar que responde
extraña y maravillosamente a la vocación filosófica, hasta diría al gusto filosófico de nuestro
tiempo y “la razón por la cual la filosofía de nuestro tiempo puede explicarse muy
brevemente, repitiendo lo que ya todos afirman: que es la filosofía de la crisis… Gústenos o

5
no reconocerlo, la crisis es la manera de ser nuestra situación espiritual...y el existencialismo
es quizás la interpretación más auténtica y la revelación más profunda de esta crisis".
Dentro del llamado existencialismo ateo se destaca Sartre cuya concepción del hombre
podríamos sintetizar así: es el ser-para-sí, en cuanto que trascienda al ser-en sí de las cosas,
su característica es una cierta nada que lleva en sí mismo; es intrínsecamente
contradictorio: “el para-si no es lo que es y es lo que no-es”. Ahora bien esta sencilla
notación nos lleva al tema central del existencialismo sartriano: la desgracia de la
conciencia; pues esta intenta eliminar la nada que la acecha, hallar de nuevo, la plenitud del
ser en-sí. Posee un proyecto fundamental que anima todas las actividades del hombre:
hacerse dios. Pero es imposible. La idea de Dios es contradictoria, un ser no puede ser a la
vez ser-en -sí y para-sí. Por consiguiente el hombre está destinado a las desgracia y al
fracaso. Toda empresa humana es vana; el hombre es una "pasión inútil”, se agota en sus
esfuerzos por engendrar un Dios imposible.

Esta libertad no está limitada por reglas preexistentes sino que es ella quien crea los valores;
cada uno escoge sus sistemas de valores, su moral, su verdad, y lo que escoge es bueno
absolutamente para él. De este modo el hombre se encuentra cargado con una
responsabilidad aplastante que engendra en él, el sentimiento de la angustia como una
estructura permanente.

Y eso no todo. La presencia del otro trastorna no sólo mi existencia sino mi universo "el otro
me roba mi mundo" porque lo organiza alrededor de él, porque le confiere el sentido que su
libertad escoge. Surge la incomunicación: ‘‘el infierno son los otros".

IV-Esbozo de una Filosofía Cristiana

Numerosos autores han ensayado una respuesta a esta pregunta existencial. Escogeremos
al R. P. Italo Gastaldi., sintetizando sus principales lineamientos: el hombre, es un ser
consciente, individual y auto existente. Permanencia y subsistencia son precisamente las
dos características del individuo, sujeto último de atribución de todas las actividades y de
todas las partes del ser.

El hombre no es una cosa entre las cosas. Es un sujeto con otros sujetos en el mundo.
Podríamos establecer de esta manera las características y dignidad de la persona humana.

 El hombre trasciende la materia. La materia está ‘‘fuera de sí” es cuantitativa y


extensa. El hombre en cambio es un ser que “está consigo”.

 El hombre está dotado de auto-finalidad, dotado de un fin propio inmediato que es


la propia autorrealización, la propia felicidad.
 Todo esto encierra al hombre en el santuario de su interioridad. Su autoconciencia
no puede ser compartida por nadie. El hombre es misterio; escapa a toda
comprensión no es objetivable.

 La persona está clausurada en su interioridad, pero de esta interioridad surge

6
 la ausencia de abrirse, de trascenderse, de entrar en comunión, para escapar al
vacío, progresar y lograr la plenitud; es un ser capaz de apertura y de diálogo; es un
ser racional.

 El fundamento de mi persona reside en la relación que tengo con el tú de Dios


creador, que me crea llamándome expresamente por mi nombre (con El Tú de Cristo
el nuevo creador).
Cada uno existe gracias a una especial palabra creadora de Dios, que lo hace existir
con su originalidad propia, como capaz de escuchar la palabra que le dirige en la historia.
Por eso cada persona es inconfundible e irrepetible.

Esta conformación no se logra sino mediante un proceso pascual de muerte y resurrección:


morir en el egoísmo y entrar en el amor.
Como la vocación suprema del hombre es una sola, es decir divina como no existen dos
fines del hombre sino un solo fin sobrenatural, la gracia, a pesar de ser gratuita es
necesaria para la plenitud existencial de la evolución humana. Lo humano y lo cristiano de
hecho se identificaron.
 Mi autorrealización se verifica en forma de respuesta al tú divino que me llama a
través del prójimo.

El diálogo con Dios incluye inseparablemente el diálogo con lo demás.


Todo hombre nace como resultado del diálogo entre dos personas. Y crece y se desarrolla
en constante diálogo con los demás. Así se despierta la autoconciencia, y con ella la
capacidad de disponer y decidir libremente de sí mismo en relación con los demás, con la
propia originalidad y con la misión de cada uno en la construcción de sí mismo y de la
historia.

Vous aimerez peut-être aussi