Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Muchos son los aspectos que la Antropología estudia e Investiga. Así desde el punto de vista
Científico - Natural esta Ciencia estudiara al hombre como ser Psico - físico; acercándose
fuertemente a la Biología y centrando sus investigaciones en el estudio de las razas
humanas (Etnología). Esta rama estudia al ser humano como un ser vivo más de la especie
animal, específicamente corporal.
1
Y finalmente existe la Antropología cultural que limita su campo de operaciones a las
investigaciones sobre el hombre, pero en estricta relación con su posibilidad de creación.
Así indaga sobre la ciencia, el arte, el lenguaje, las costumbres, los mitos, las creencias, etc.;
con un enfoque anímico – espiritual de los distintos pueblos del mundo.
Continuando con el razonamiento filosófico de preguntar. ¿Qué es el Hombre, cuál es su
lugar en el universo? Surge casi a priori un concepto muy conocido que es el de hombre
Y qué decir de la aspiración permanente que ha tenido el hombre como ultima motivación
de su existir que es la trascendencia y que aparece a través de la espiritualidad presente a lo
largo de toda la historia. Esto da lugar a las definiciones de Homo Religousus y Homo
Peccator, particularmente sostenida por la Cristiandad.
Por último y para nombrar solamente alguna de las más clásicas apreciaciones sobre la
esencia del ser humano, otra corriente cree que es fundamental destacar el aspecto
económico del hombre y de allí que se la define como Homo Economicus.
Y fue el siglo XX quien puso de manifiesto las necesidades de definir y relacionar dos
conceptos estrechamente ligados entre sí, que resulta muy difícil separarlos, es el binomio
Hombre-Cultura, dos términos tan ligados y tan idénticos que definen al hombre como
animal cultural. Por ello para poder definir convenientemente al hombre debe estudiárselo
en sus estructuras esenciales y desde allí concebir a la cultura como su absoluto c
insustituible patrimonio.
Podemos afirmar que nuestra época, es una época humanista. El interés filosófico se ha
desplazado, justa o injustamente, de Dios, la materia y la ciencia al hombre; parece curioso,
pero podemos afirmar: el hombre no puede ser ignorado por ninguna filosofía; tiene que ser
el centro, y se ha convertido en denominador común de la filosofía comparada.
La pregunta del hombre por su propio ser, es una cuestión antiquísima; recordemos el viejo
consejo de Sócrates: "Conócete a ti mismo”: Pero recién en nuestra época cuando la imagen
2
del hombre ha sido tan discutida se coloca en el centro del esfuerzo espiritual. Y hoy se
enfrenta las más diversas imágenes del hombre sin que sea posible reducirlas a una
concepción unitaria.
Diversas personalidades, entre los filósofos, y prácticamente todas las corrientes y escuelas
del pensamiento, han elaborado de una o de otra manera, una teoría, o un esbozo de
repuesta a la citada pregunta.
Esquematizaremos brevemente la siguiente:
Jean Lacroir opina que “cuando no se es consumista, ni se milita en una de sus células
existe, sin duda, una cierta deshonestidad al hablar del hombre Marxista.
La praxis aparece así como la actitud del hombre concreto que reacciona, a cada instante
con su ser total, pensando, actuando. El hombre Marxista, no es un teórico.
Pero es, si un luchador. Marx opina que la lucha de clases no es creación del Marxismo: es
un hecho que este comprueba; de ahí la célebre formula del manifiesto comunista: el
comunismo es la conciencia del proletariado, es decir una toma de conciencia de esta clase
social, que pretende pasar de la necesidad a la libertad. El hombre Marxista no es aquel que
se limita a imitar machaconamente a Marx, sino el que comprende el movimiento de la
historia y toma parte de él, el que en cada momento, estudia la situación, observa en qué
sentido se orienta y que margen permite a la acción humana; el hombre marxista pretende
reunir a un mismo tiempo, el talento del sabio y el del militante, para transformar
continuamente la sociedad en el sentido de la dialéctica histórica.
3
de Ja conciencia alienada a la conciencia real. La simple reforma interior es ineficaz. Buscar
una especie de común denominador humano entre la burguesía y el proletariado es
debilitar en éste último, la conciencia de clase y favorecer al adversario; es traicionar la
revolución.
El hombre tiene en el marxismo una misión bien determinada: llegar a ser libre, conquistar
su, ser objetivo, ser verdaderamente hombre. El proletariado es “perdida del hombre”, y
hay que evitar su alineación; el hombre tiene un fin real: su liberación, su regeneración:
hacer que todo hombre tome conciencia de lo que es, darle el sentido del movimiento
histórico al que pertenece.
El hombre no llega a ser plenamente hombre más que en y por su comunidad con los demás
hombres. Realizando esta comunidad, es decir, poniendo fin a la lucha, pasa de la conciencia
alienada a la conciencia real, reconcilia a la humanidad consigo mismo. De allí que para un
comunista lo único que tiene importancia es aquello que puede llevarlo a la consecución de
sus objetivos, es decir, el partido; para el marxista, el partido comunista es algo distinto a
cualquier otro partido: es una iglesia, o más exactamente un nuevo orden; por lo tanto, lo
natural sacrificarlo todo a él; no solamente la vida, lo que ya no se discute, sino también el
honor, hasta la misma verdad; la verdad, fuera del partido no existe. La única libertad que
conoce el marxista es una libertad de adhesión y de participación.
El Hombre, como cede donde se alojan y donde se descubren los valores, tiene conciencia
de ser una realización excepcional de la vida y por ende, un valor fundamental.
Esta posición fundamental privilegiada del ser humano se la expresa cuando se afirma que
es una persona humana. Es el hombre concreto, personalmente existente.
Con uno de los más importantes exponentes de la corriente personalista Mounier, que
define al personalismo más como una filosofía, que como una actitud. Inicia casi, su obra “El
4
personalismo”, con la afirmación que la persona es una actividad vivida auto creación de
comunicación y de adicción que escapa al esfuerzo de un intento definición que pretendiera
encasillarla en su relación con la naturaleza la persona se vuelve hacia ella para
transformarla en ponerle progresivamente la soberanía de un universo personal; en un
primer paso la conciencia personal se afirma asumiendo el medio natural para luego
afirmarla como obra personal y soporte de toda personalización, la relación de la persona
con la naturaleza es una realización dialéctica de intercambio y de realización.
El existencialismo designa más una tendencia que una doctrina. Pero esta tendencia dista
mucho de tener la unidad que se encuentra en otras. Podría más bien definirse como una
actitud, que lleva, evidentemente, a una rehabilitación de la existencia individual, de la
subjetividad; el margen de indeterminación es considerable tanto en la concepción de la
existencia como en su concepto del hombre.
Bobbio (2) afirma que la filosofía de la existencia ... es una manera dc filosofar que responde
extraña y maravillosamente a la vocación filosófica, hasta diría al gusto filosófico de nuestro
tiempo y “la razón por la cual la filosofía de nuestro tiempo puede explicarse muy
brevemente, repitiendo lo que ya todos afirman: que es la filosofía de la crisis… Gústenos o
5
no reconocerlo, la crisis es la manera de ser nuestra situación espiritual...y el existencialismo
es quizás la interpretación más auténtica y la revelación más profunda de esta crisis".
Dentro del llamado existencialismo ateo se destaca Sartre cuya concepción del hombre
podríamos sintetizar así: es el ser-para-sí, en cuanto que trascienda al ser-en sí de las cosas,
su característica es una cierta nada que lleva en sí mismo; es intrínsecamente
contradictorio: “el para-si no es lo que es y es lo que no-es”. Ahora bien esta sencilla
notación nos lleva al tema central del existencialismo sartriano: la desgracia de la
conciencia; pues esta intenta eliminar la nada que la acecha, hallar de nuevo, la plenitud del
ser en-sí. Posee un proyecto fundamental que anima todas las actividades del hombre:
hacerse dios. Pero es imposible. La idea de Dios es contradictoria, un ser no puede ser a la
vez ser-en -sí y para-sí. Por consiguiente el hombre está destinado a las desgracia y al
fracaso. Toda empresa humana es vana; el hombre es una "pasión inútil”, se agota en sus
esfuerzos por engendrar un Dios imposible.
Esta libertad no está limitada por reglas preexistentes sino que es ella quien crea los valores;
cada uno escoge sus sistemas de valores, su moral, su verdad, y lo que escoge es bueno
absolutamente para él. De este modo el hombre se encuentra cargado con una
responsabilidad aplastante que engendra en él, el sentimiento de la angustia como una
estructura permanente.
Y eso no todo. La presencia del otro trastorna no sólo mi existencia sino mi universo "el otro
me roba mi mundo" porque lo organiza alrededor de él, porque le confiere el sentido que su
libertad escoge. Surge la incomunicación: ‘‘el infierno son los otros".
Numerosos autores han ensayado una respuesta a esta pregunta existencial. Escogeremos
al R. P. Italo Gastaldi., sintetizando sus principales lineamientos: el hombre, es un ser
consciente, individual y auto existente. Permanencia y subsistencia son precisamente las
dos características del individuo, sujeto último de atribución de todas las actividades y de
todas las partes del ser.
El hombre no es una cosa entre las cosas. Es un sujeto con otros sujetos en el mundo.
Podríamos establecer de esta manera las características y dignidad de la persona humana.
6
la ausencia de abrirse, de trascenderse, de entrar en comunión, para escapar al
vacío, progresar y lograr la plenitud; es un ser capaz de apertura y de diálogo; es un
ser racional.