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Vida y Obra de

Gabriela Mistral
(1889 – 1957)

Profesora : Verónica Trejo.


Alumno : Ignacio Andres Eltit
Aravena.
Curso : IV B
Fecha : 16/09/2017.
Gabriela Mistral fue la poeta más notable de la literatura chilena e
hispanoamericana. Se le considera una de las principales referentes de la
poesía femenina universal y por su obra obtuvo en 1945 el primer Premio
Nobel de Literatura para un autor latinoamericano.
Biografía

Nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña, Valle del Elqui. Nació en calle Maipú
# 759.
Fue bautizada como Lucila de María Godoy Alcayaga, según consta en
los registros parroquiales de su ciudad natal. Su familia era de origen
modesto. Sus padres fueron un profesor, Juan Jerónimo Godoy
Villanueva, y una modista, Petronila Alcayaga Rojas.

Su infancia transcurre entre las aldeas de La Unión y Montegrande,


adonde se traslada su madre tras ser abandonada por su esposo en 1892.
El ambiente campesino de una humilde casa rural situada en el valle de
Elqui, las canciones campesinas y las enseñanzas de su hermanastra
Emelina Molina Alcayaga son las principales influencias durante su
niñez que le permite descubrir los motivos en que se basará su poesía:
montañas, ríos, frondosos árboles, frutas, pájaros y flores de colores
fantásticos.
Abandonada por su padre, esta mujer de naturaleza enfermiza pero recia
voluntad supo encontrar desde muy temprano en la poesía la forma de
convertir en canto su sufrimiento y su dolor.
Tenía tan solo 11 años cuando la injusta acusación de haber robado el
material didáctico que le habían encargado la hizo salir apedreada por sus
compañeras de la escuela de niñas de Vicuña. De allí se retiró para ser
educada por su hermanastra, quien supo orientar su formación
pedagógica y alimentar con su ejemplo la vocación docente de Gabriela.
La presencia de Emelina, 15 años mayor que ella, unida a la de su abuela
Isabel Villanueva, quien le transmitió el conocimiento de la Biblia, serán
las imágenes familiares más influyentes en la vida de la poeta y
aparecerán más tarde unidas en un único e indisoluble recuerdo:
«La Maestra era pura. ‘Los suaves hortelanos’,
decía, ‘de este predio, que es predio de Jesús
han de conservar puros los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos, para dar clara luz’».
En este proceso de formación autodidacta resultará igualmente
fundamental el contacto con el periodista Bernardo Ossandón, quien le
permite acceder libremente a su magnífica biblioteca y conocer la poesía
de Federico Mistral, los novelistas rusos y la prosa de Montaigne, y le
brinda su orientación y su apoyo hasta el momento en que Gabriela
publica en el periódico El Coquimbo sus primeros artículos y sus primeros
versos, con el nombre de Lucila Godoy.
Su hermana resultó determinante en su decisión de dedicarse a la
enseñanza, inculcando un pensamiento pedagógico centrado
principalmente en el desarrollo y la protección de los niños.
Su carrera docente fue sumamente temprana, ya que los 15 años de edad
(1904), fue nombrada ayudante en la Escuela de La Compañía Baja, y
en 1908 ya era maestra en la localidad de La Cantera.
Su ingreso a la Escuela Normal de Preceptoras de La Serena se vio
frustrado debido a la resistencia que despertaron algunos poemas suyos
en círculos conservadores locales, que los calificaron como "paganos" y
"socialistas".
En 1910 se fue a Santiago, donde trabajó en la Escuela de Barranca y
aprobó los exámenes especiales en la Escuela Normal de Preceptores. A
partir de ese momento empezó a trabajar en distintas escuelas alrededor
del país, como las de las ciudades de Traiguén, Punta Arenas,
Antofagasta y Temuco. Aquí conoció al joven Neftalí Reyes Basoalto
(Pablo Neruda), a quien introdujo en la literatura rusa.

Su carrera docente la desarrollo en paralelo al desarrollo de su producción


poética. La prensa regional de La Serena (El Coquimbo), Ovalle y en
Vicuña (La Voz del Elqui) difundió sus primeros escritos, entre los cuales
se cuentan:
 El perdón de una víctima
 La muerte del poeta
 Las lágrimas de la huérfana
 Amor imposible Horas sombrías

Todas obras publicadas entre agosto de 1904 y septiembre de 1910.


En 1908 sus trabajos fueron objeto de un primer estudio por parte de
Luis Carlos Soto Ayala, quien recopiló en el volumen Literatura
Coquimbana prosas como "Ensoñaciones", "Junto al Mar" y "Carta
íntima".
Durante su residencia en Coquimbo y Los Andes, compuso los famosos
"Sonetos de la Muerte", obra por la que obtuvo en septiembre de 1914
la más alta distinción en los Juegos Florales de ese año.

Son, sin embargo, las experiencias del amor y de la muerte las que
van a marcar de forma más definitiva el alma de Gabriela; tenía tan
solo 20 años cuando el suicidio de su novio, el joven ferroviario Romelio
Ureta Carvajal, viene a dejarle un sello de angustia y de dolor que
aparecerá reflejada posteriormente en sus Sonetos de la muerte:

«Te acostaré en la tierra soleada con una


dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido».

Más tarde vendrán otros amores, como el vivido con el poeta romántico
Manuel Magallanes Moure, que se encontraba entre el jurado que la
premió en los Juegos Florales de Santiago en 1914, y a quien dirige una
encendida correspondencia amorosa en la que expresa su soledad y su
dolor. A partir del reconocimiento obtenido en este certamen comienza
en la vida de Gabriela una etapa fecunda y creativa: publica algunos
poemas en la revista Sucesos y entra en contacto con el poeta Rubén
Darío, quien publica en la revista Elegancias de París su poema «El ángel
guardián» y el cuento «La defensa de la belleza».

En junio de 1922 viajó a México invitada por el Ministro de Educación


mexicano (el poeta José Vasconcelos) para colaborar en la reforma
educacional y la creación de bibliotecas populares en ese país.
Fue también en este año que apareció en New York, Desolación bajo el
alero del Instituto de Las Españas, dirigido por el crítico literario español
Federico de Onís.
A partir de esta publicación Gabriela Mistral adquirió reconocimiento y
prestigio internacional siendo considerada como una de las mayores
promesas de la literatura latinoamericana. También marca el inicio de una
serie de publicaciones de la poetisa nacional en tierras extranjeras. En
México se edita Lecturas para Mujeres en 1923 y un año más tarde en
España se publica Ternura.

Durante la década de 1930 Gabriela Mistral dictó numerosas conferencias


y clases en Estados Unidos, Centro América y Europa. En 1932 inició su
carrera consular en Génova, Italia, pero que finalmente no logró ejercer
al declararse abiertamente en oposición al fascismo. Hacia 1938 retornó
a América Latina coronando este regresó con la publicación de Tala, libro
editado en Buenos Aires a instancia de su amiga Victoria Ocampo.
Posteriormente regresó a Estados Unidos con el respaldo de la Unión
Panamericana.

A finales de la década de 1930 círculos literarios de distintos países


comenzaron a promover a Gabriela Mistral para el Premio Nobel de
Literatura.
El Presidente Pedro Aguirre Cerda y la escritora ecuatoriana
Adelaida Velasco Galdós se mostraron interesados en respaldar su
candidatura a través de la traducción de sus obras.
En el ámbito de su vida íntima, la poetisa vivió trágicos episodios. En
1942, mientras vivía en la ciudad de Petrópolis, Brasil, fue impactada por
el suicidio de dos de sus amigos, Stefan Zweig y su esposa, ambos judíos
que habían huido de la persecución nazi. Un año más tarde, en 1943,
recibió un golpe aún más doloroso, cuando su sobrino Juan Miguel, a quien
apodaba con cariño maternal "Yin Yin", también decidió quitarse la vida.
Convertida en una figura pública, sus relaciones personales despertaron
una curiosidad que aún no se extingue, particularmente en lo que
concierne al vínculo con sus asistentes Laura Rodig y Doris Dana.
Sí. Gabriela Mistral era lesbiana. Y no es que este dato sea relevante
considerando su incomparable obra. Es que durante décadas, a la poetisa
de Chile se le ha negado el derecho a que su relación fuera reconocida,
queriendo mostrarla como un rumor, como una amiga especial.
Gabriela Mistral tenía 59 años, y vivía en California. Doris Dana 28,
residente en Nueva York. Dana fue quien la contactó por carta, con la
excusa de una traducción, refiriéndose a ella con el tratamiento de “Mi
querida maestra”. Desde entonces, y hasta el fallecimiento de Mistral, la
relación, y la correspondencia, fueron imparables. Doris, convertida en
la albacea de la Premio Nobel de Literatura, guardó en su ático de
Florida 168 cajas con poemas inéditos, manuscritos, fotos y otros
documentos que su sobrina entregó al Estado chileno cuando esta murió
en 2006, 49 años después de la pérdida de Mistral.
De ellas, 250 cartas de correspondencia entre las amantes son sacadas a
la luz en el libro “Gabriela Mistral. Niña errante”, aun a sabiendas de
lo que Gabriela opinaba sobre hacer pública una correspondencia intima.
“Nací con la noción de que una carta es confidencia…yo, en quien se han
vaciado muchas conciencias, no he publicado jamás una carta ajena.”
Afirmaría irritada la escritora cuando una de sus cartas se hizo pública en
vida.
El documental Locas Mujeres de María Elena Wood cuenta la relación
entre la poetisa y su amada norteamericana. Basándose en 40.000
documentos personales de la escritora, narra los 10 años de
correspondencia entre ambas, y de cómo, en esas más de 250 cartas, el
amor y el deseo se hacen palabras. Cartas que también contienen celos,
angustia, reflexiones, y súplicas.
“¿Por qué tú, niña errante, te haces querer tanto? Es malo para quien te
quiere y para ti resulta fastidioso “, le escribe a los 63 años Mistral.
“Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y
lluvia, puedan abrazarte y besarte para mí” le escribiría Dana.
Por cada 20 cartas de Mistral, hay una respuesta de Dana, con evidentes
problemas con el idioma. En sus cartas, Mistral le suplica que no se aleje,
que no viaje tanto, que bastante dura es la distancia, como para enfrentar
la ausencia.
“Doris, es cosa muy seria el que se separen los seres. Eso está lleno de
peligros, eso es un peligro constante. De tu lado, no del mío”.

La documentalista Elena Wood, autora del documental, explica que Mistral


reunía todas las condiciones para ser discriminada: Mujer. Pobre.
Huérfana de padre. De rasgos indígenas y sin embargo, se convirtió en
una de las mujeres más amadas de Chile. Su documental reveló lo que
hasta entonces era un secreto a voces: Dana no era su asistente o
secretaria, como se ha repetido hasta el cansancio en biografías de la
autora como “Los sonetos de la muerte” y “Desolación”. Dana era su
pareja. “La preferían loca que lesbiana” aseguraba Wood. Sin embargo,
su documental no admite dudas; incluye una grabación de ambas diciendo
que están juntas y se aman.
La Primera persona de América Latina en ganar el Premio Nobel vivió en
un espacio-tiempo conservador y difícil. Sin embargo, en su obra,
amante de la naturaleza, de los niños y de la paz, también hay
pasión y erotismo entre mujeres.
En 1945 la Academia Sueca galardonó finalmente a Gabriela Mistral con
el Premio Nobel de Literatura, premio que recibió el 10 de diciembre de
aquel año.
Años después de este reconocimiento de carácter universal en Chile se le
otorgó el Premio Nacional de Literatura en 1951. Galardón que viene
coronado a nivel nacional en 1954 con Lagar, que corresponde al primer
libro de toda su producción publicado en Chile antes que en el extranjero.
El 10 de enero de 1957, luego de padecer y luchar largamente con un
cáncer al páncreas, Gabriela Mistral falleció en el Hospital de
Hemsptead, en Nueva York.
De manera póstuma aparecieron libros que reunieron parte de sus prosas,
rondas, cantos, oraciones y poemas, como Motivos de San Francisco
en 1965, Poema de Chile en 1967 y Lagar II, entre otros.
El Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional de Chile conserva
actualmente el más importante fondo documental dedicado a su legado,
compuesto por 563 piezas, que incluyen manuscritos, epistolarios,
fotografías y otros documentos privados.
Principales obras Gabriela Mistral.

La obra de Gabriela Mistral refleja su temperamento sincero, rebelde y


sensible. Creyó en la educación, en la protección de la infancia, las razas
perseguidas y las mujeres. Se distinguió por promover la justicia social
para los humildes, demostrando que la tarea principal de los intelectuales
es la contribución a la construcción de una sociedad mejor y más justa.
Las características de su obra dependen de la época. La primera etapa
de la obra poética de Gabriela Mistral puede enmarcarse en
el modernismo, sobre todo influenciada por Amado
Nervo y Frederick (de quien toma parte de su seudónimo). También
puede descubrirse en sus textos influencias de los escritos más
coloquiales de Rubén Darío. Esa búsqueda de la belleza pura era una
reacción defensiva contra el ambiente hostil en el que se movió durante
su juventud en Chile. La autenticidad e idealismo de Gabriela Mistral se
descubrió cuando se negó a aceptar un prólogo del famoso escritor Paul
Valery para una antología de sus versos traducida al francés a causa de
sus diferencias ideológicas.

Desolación (1922). Considerada su primera obra maestra, fue


publicada a iniciativa de Federico de Onís, director del Instituto de las
Españas, en Nueva York. La mayoría de los poemas del libro los escribió
diez años antes y durante su estancia en la localidad de Coquimbito. En
ella incluye poemas muy sinceros, sensitivos, incluso angustiosos. En
algunos aparecen sus dudas religiosas; en otros aborda el tema del amor
desde su propia experiencia trágica, como la muerte de su amante.
En su segunda etapa se manifiestan principalmente sus
inquietudes pedagógicas y el afán por contribuir al desarrollo de
los más desfavorecidos, en especial las mujeres, por aquel entonces
sometidas al machismo y la desigualdad jurídica y social.

Lecturas para mujeres (1923) es un libro pedagógico, en los que la


autora recopila textos esenciales que ella considera que deben de conocer
las mujeres que posiblemente no vayan a recibir una educación
posteriormente. Pone de manifiesto aquellos que más le gustan y los
asuntos que considera más importantes para un género discriminado,
especialmente en México y otros países de Iberoamérica, en los que el
machismo es especialmente virulento.

Las mejores Poesias (Barcelona,1923) con prólogo de Manuel de


Montoliu. Esta obra antológica, recoge aquellos poemas que había ido
publicando en distintos periódicos y revistas.
Ternura (1924). Segundo libro de poesía en que realiza una fusión de
cuerpo y de alma a través de la maternidad y practica una novedosa
"poesía escolar", renovando los géneros tradicionales de la poesía infantil.
Escribe canciones de cuna, rondas, y arrullos, desde una poética austera
y muy depurada.

Dedicado a su madre y hermana, está dividido en siete secciones:


Canciones de Cuna, Rondas, La Desviadora, Jugarretas, Cuenta-Mundo,
Casi Escolares y Cuento.

La lengua de Martí. Conferencia elaborada para la Secretaría de


Educación en La Habana, 1934. Se trata de una reflexión sobre la
personalidad del poeta y patriota cubano José Martí, incluyendo su
relación afectiva hacia España.

Nubes blancas y breve descripción de Chile (1934). Texto en el que


describe sus recuerdos sobre los paisajes chilenos que conoció a lo largo
de los años.
Tala (1938). Libro de poemas que dedicó a los niños vascos víctimas de
la Guerra civil española. En él recoge numerosos poemas que había ido
escribiendo en años anteriores.
Varios se refieren a la "Muerte de mi madre", que murió en 1929.

Todas íbamos a ser reinas (1938)


Se trata de un libro de ímpetu racial y profundo amor a las tierras y los
hombres de Chile. La editorial porteña donde se publicó estaba dirigida
por Victoria Ocampo y Gabriela Mistral destinó el producto de la edición a
las instituciones catalanas, entre ellas “La Residencia de Pedralbes” que
albergó a niños durante la guerra civil española.
Obra Literaria Escrita.
Piececitos

“Piececitos”. Poema de Gabriela Mistral en que criticó


la precaria situación de la infancia en Chile a comienzos del siglo XX:

“Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!

El hombre ciego ignora


que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis


la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis


por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.

Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!”
Reflexión de la obra Piececitos.

Piececitos, publicado en el libro de Gabriela Mistral “Ternura” (1924), con


la temática de los pies descalzos de niños y niñas, donde manifiesta su
preocupación respecto a la situación precaria que vivía la población
infantil a comienzos del siglo XX en Chile.
Una de las características de la poesía es que puede actuar como una
forma de protesta frente a una situación agobiante, lo que se grafica en
los versos de Gabriela Mistral respecto a la dura y compleja realidad social
de pobreza, en especial de la población infantil a comienzo del siglo XX.

Piececitos muestra la transformación de Santiago, los niños fueron


desplazados desde las quintas suburbanas (abiertas) a los contaminados
patios de los conventillos (cerrados), y de las orillas del Mapocho a las
acequias de aguas servidas que cruzaban el conventillo. Sus juegos a
campo abierto quedaron atrapados en un laberinto de artesas, acequias,
gateras, braseros y piezas oscuras. Allí se infectaron, se asfixiaron, y a
menudo morían.

La temática de la pobreza es recurrente en las obras de Gabriela Mistral,


dado su infancia vivida en un ambiente rural, muy pobre, sin la figura
paterna y con muchas carencias en general.
También la preocupación de Gabriela Mistral por los niños está muy
marcada en su obra y esto es dado a su vocación como profesora, la que
heredó de su hermana, quien resultó determinante en su decisión de
dedicarse a la enseñanza, inculcando un pensamiento pedagógico
centrado principalmente en el desarrollo y la protección de los niños.

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