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Alberto Fico
I
Terminó la mentira. La «revolución» bolivariana terminó siendo la historia de
unos avivados lumpenburgueses que en menos de 15 años se embolsicaron
cerca de 400 mil millones de dólares. El más grande robo, nunca antes visto en
la historia de Venezuela.
¿Cómo robar 400 MMD sin que la ciudadanía se dé cuenta y encima te aplauda?
Tendría que haber un líder muy carismático capaz de hipnotizar a las masas.
Ahora me doy cuenta que Chávez fue un tipo de gran talento. Sin embargo, sigo
creyendo que tuvo buenas intenciones. Lamentablemente, en política las buenas
intenciones son sólo eso. Al final terminas prisionero del monstruo político –
social que has creado.
La oportunidad es propicia para reflexionar sobre un aspecto esencial de las
revoluciones sociales a partir del siglo XXI.
Para que una revolución social sea tal y apunte hacia la justicia social, la
democracia política y económica es indispensable el control directo y efectivo del
poder por parte de las masas populares organizadas. Tiene que funcionar una
democracia directa, de lo contrario estaríamos en más de lo mismo. Ya no
deberían quedar dudas, en los albores del siglo XXI, de que la democracia
directa es el único camino seguro al socialismo.
¿Cómo hacerlo?
La forma más sencilla es que las organizaciones de masas territoriales (distrito,
comuna, poblaciones, etc.) o funcionales (sindicatos, federaciones, etc.) tengan
su representación en la cumbre del nuevo poder revolucionario. Vale decir, que
cada ciudadano pueda hacer sentir su voz y su voluntad en dicha cumbre. La
inmensa creatividad de las masas puede hacer realidad todo ello.
La única manera de que todo esto sea posible es en base a un sistema político
basado en asambleas permanentes, tanto a nivel local como central. La
asamblea central se nutre de las asambleas locales. La participación de la base
es lo absoluto en tanto que el representante es lo relativo, en tanto que funciona
la revocabilidad inmediata. Vale decir, la asamblea local puede revocar a su
representante en cualquier momento.
La asamblea central es la dirección política (gobierno político) del nuevo Estado
y nombra o remueve todos los cargos ejecutivos del nuevo Estado, que son de
carácter técnico.
Todo esto es el contenido de la consigna ¡Todo el poder a las asambleas
populares!
Mi propuesta es que cualquier proceso revolucionario que no la haga suya
terminará siendo una farsa y en el más completo fracaso, como la tristemente
célebre «revolución bolivariana»
Saludos comunistas.
II
1
Millones de personas en culturas antiguas pudieron sobrevivir llevando su
contabilidad en tablas de arcilla, en hilos donde hacían nudos, etc. La creatividad
de las masas es infinita. Ciertamente falta mucho por escribir sobre economía
socialista. Las experiencias de la URSS y China no fueron plenamente
socialistas. Son experiencias de lo que no se debe hacer.
Ciertamente que una asamblea de varios miles de personas difícilmente se
pondrá de acuerdo sobre los detalles de una política económica. Su función es
definir los lineamientos políticos generales de la misma, como, por ejemplo,
autorizar la actividad de un sector capitalista en la economía, para evitar el
desabastecimiento, cuya importancia dependerá del grado de desarrollo de la
economía luego de la captura del poder. Lo demás le corresponde a un equipo
de profesionales en la materia.
2
notable desarrollo de la economía pública, de las fuerzas productivas, de la
productividad del trabajo y de la conciencia socialista.
III
IV
3
trabajadores se ven empujados a desarrollar un sobrehumano esfuerzo por
mejorar sus condiciones salariales. Sólo una minoría de trabajadores, sobre todo
en países adelantados, puede lograr que su salario supere los gastos en los
servicios básicos y adquirir posibilidades de ahorro. En la aplastante mayoría de
los casos el salario sólo llega a cubrir una pequeña parte de las necesidades
básicas. En resumen, en el capitalismo el trabajador requiere de un salario para
poder subsistir. La necesidad de mantener o mejorar su salario lo compelen
continuamente a habituarse a una férrea disciplina en el trabajo y a desplegar
grandes esfuerzos por mejorar continuamente sus conocimientos, la calidad de
su trabajo y su productividad como trabajador.
4
los años de servicio y los riesgos del trabajo. Bajo estas reglas los parados
voluntarios no tienen derecho a la gratuidad de los de los servicios públicos
básicos. Estos bonos no son salarios y son muy aparte del salario, que
paulatinamente va perdiendo importancia en la sociedad revolucionaria
Queda todavía flotando un aspecto muy delicado que tiene que ver con los
incentivos al trabajo. El hecho de que cada trabajador tiene derecho a un bono
de consumo el que es igual para todos los trabajadores y que cada vez en mayor
medida tiene mayor poder adquisitivo que el propio salario, va a fomentar que
los trabajadores busquen empleos que impliquen menos esfuerzo. Sólo este
hecho podría derrumbar todo el proceso revolucionario, haciéndolo inviable.
Bajo estas condiciones y basada en los nuevos valores socialistas, una nueva
forma de crítica social se impondrá con fuerza en la vida cotidiana de los
ciudadanos en la sociedad revolucionaria; de la misma manera como dentro de
la sociedad capitalista funcionan formas de crítica social que una manera efectiva
y “obligatoria” condicionan la vida de las personas. Uno de estos aspectos es,
por ejemplo, la moda en el vestir. En ciertas esferas sociales, sobre todo
acomodadas, la forma de vestir identifica a los miembros de dicha comunidad.
Cualquiera que pretenda contravenir dichos parámetros sociales se hará
acreedor a una silenciosa y furibunda crítica social (como por ejemplo ser
considerado como un subnormal) que puede terminar excluyéndolo de la
comunidad.
5
En ese mismo sentido, bajo las condiciones de fases avanzadas de socialismo,
sólo la crítica social será suficiente para lograr altos rendimientos del trabajo y
altos niveles en la calificación técnica y científica de los trabajadores. En la
construcción de esta crítica social en la conciencia social de los trabajadores
juegan un papel clave los comunistas y su partido. Razón por la cual es
absolutamente indispensable que estos centren su actuación en las
profundidades de las masas, óptica muy distinta de lo que ocurrió en las
experiencias socialistas fallidas, donde los comunistas se concentraron en las
alturas del poder, lejos de las masas, donde se olvidaron de ellas y cayeron en
la degeneración política y la corrupción.
VI
La ley del valor trabajo, según la cual la equivalencia entre dos productos
distintos se establece en base a la cantidad de horas de trabajo como promedio
social contenidas en cada una de ellos, es una relación social, un mecanismo de
intercambio de los productos del trabajo que se establece espontáneamente en
la sociedad y llega a tener dominio sobre gran parte de las actividades de los
individuos por procurarse sus medios materiales de vida; vale decir, de las
actividades económicas.
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intercambio de dos productos mediante la ley del valor trabajo implica
propietarios diferentes de los mismos. Los propietarios son los que pusieron el
trabajo. Pueden ser propietarios directos o indirectos, en la medida que las
relaciones sociales imperantes permitan otros apropiarse de los resultados de
trabajo ajeno.
15-02-2016