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EL ARTE DE LA PRUDENCIA de BALTASAR GRACIÁN:

Constituido por 300 breves aforismos comentados que recogen un conjunto de


pensamientos que permiten lo que se llamaba en el S. XVII “un gobierno
acertado de las acciones humanas” para enfrentarse con éxito a un mundo
competitivo y hostil, y que tiene su actualidad en el S. XXI, en el mudo
empresarial para la dirección de equipos de trabajo.
El aragonés Gracián, jesuita y filósofo, más que en
España, lo admiraron Goethe, Nietzsche, Voltaire y
sobre todo Schopenhauer, publicado por primera
vez en 1647, no siendo profeta en su tierra.
Extractamos y resumidos algunos de los aforismos,
e invitamos a la lectura completa del libro, merece
la pena:
9 No se nace hecho.
9 Evita las victorias sobre el jefe, es de necios.
9 El fondo y la forma. Los malos modos todo lo
corrompen, basta la justicia y la razón.
9 Hay mucho que saber y la vida es corta, y no
se vive si no se sabe. Es, pues, una singular
habilidad aprender, aprender mucho de los demás.
9 La reputación se compra con trabajo: poco vale lo que poco cuesta.
9 No comenzar con demasiada expectación. Es un chasco frecuente ver que
todo lo que recibe muchos elogios antes de que ocurra no llegará después a
la altura esperada. Lo real nunca puede alcanzar a lo imaginado.
9 El arte de la suerte. La buena suerte tiene sus reglas; no todo son
casualidades para el sabio; el esfuerzo puede ayudar a la buena suerte.
Algunos se contentan con ponerse confiadamente a las puertas de la
Fortuna y esperar que ella haga algo.
9 Lo mejor lo intenso que lo extenso. Lo extenso solo nunca pudo ir más allá
de la mediocridad.
9 Nunca exagerar. Es importante para la prudencia no hablar con
superlativos.
9 Nunca perder la compostura. La finalidad principal de la prudencia es tener
autocontrol.
9 Contar con buenos colaboradores. La grandeza del superior nunca
disminuyó por la competencia del subordinado. Los colaboradores deben
ser elegidos y probados, pues de ellos dependerá nuestra reputación.
9 Ahorrarse disgustos. Hay quien no sabe vivir sin algún sinsabor cotidiano.

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9 Saber negar. No se debe conceder todo, ni a todos. Tanto importa saber
negar como saber conceder y en los que mandan es una prudencia
necesaria. El no es breve de decir y exige pensar mucho. Si se debe decir
que no, hay que cuidar las formas, de modo que llegue oportunamente.
9 Cautela al informarse. La verdad raras veces llega en su puro elemento y
siempre trae algo de mezcla de los ánimos por donde ha pasado. La pasión
tiñe de sus colores todo lo que toca, en contra o a favor.
9 Conocerse a sí mismo. Hay espejos para la cara, pero no para el espíritu.
Tener una idea exacta de sí mismo y sus posibilidades
9 Conseguir y conservar la reputación. Obliga a mucho.
9 Realidad y apariencia. Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que
parecen.
9 Lo bueno, si breve, dos veces bueno; incluso lo malo, si poco, no tan malo.
9 No esperar a ser un sol que se pone. Es una máxima de los prudentes dejar
las cosas antes de que ellas los dejen.
9 Prepararse en la buena suerte para la mala fortuna. Es mejor tener una
reserva de amigos, pues algún día se valorará lo que ahora no parece
importante.
9 La cortesía siempre debe ser más que menos, pero no igual con todos pues
degeneraría en injusticia.
9 Ser práctico en la vida. No se debe pensar a la antigua y querer gustar a la
moderna. Debe adaptarse a lo actual.
9 Nunca quejarse. La queja siempre desacredita.
9 Encontrar inmediatamente lo bueno de cada cosa. No hay cosa que no tenga
algo bueno. El carácter de algunos es tan desgraciado que, entre mil
perfecciones, encontraran el único defecto que hubiera, y lo criticarán y
exageraran.
9 No seguir, por obstinación, porque el competidor se adelantó. El contrario
fue astuto al anticiparse en lo mejor, y tú necio al oponerse tarde.
9 La Verdad siempre llega la última y tarde, cojeando con el Tiempo.
9 No ser inaccesible. Es propio del necio el no escuchar.
9 Poseer el arte de conversar. Dijo el Sabio: Habla si quiere que te conozcan.
9 No todo puede salir siempre bien ni se puede contentar a todos en todo.
9 Saber vender sus cosas. Nunca se debe dar a entender que los asuntos son
fáciles ni comunes, pues así se hacen más vulgares. Todos acuden a lo
excepcional.
9 Pensar por adelantado. Algunos hacen y después piensan; buscan excusas
más que consecuencias. Otros no piensan ni antes ni después. La prevención
y el pensamiento cuidadoso son un buen recurso para vivir adelantado.

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9 Es necesario duplicar el valor para igualar al del antecesor. Es difícil llenar
un gran vacío, porque siempre lo pasado parece mejor. Ni siquiera la
igualdad será suficiente, porque el predecesor fue el primero.
9 El mentiroso tiene dos males: ni cree ni es creído. El oyente prudente no
juzga de inmediato. Con una sola mentira se pierde toda reputación.
9 Elegir a los amigos. Saberlos conservar es más importante que hacer
amigos. No hay desierto como vivir sin amigos.
9 Hablar con prudencia. Con los competidores con cautela. Siempre hay
tiempo para soltar las palabras, pero no para retirarlas. Hay que hablar
como en los testamentos: cuantas menos palabras, menos pleitos.
9 Saber vencer la envidia. Para el competidor es un infierno la gloria del
otro. El envidioso no muere de una vez sino tantas como vive los elogios y
aplausos del envidiado.
9 Tener juego limpio. Se debe pelear no sólo para vencer con el poder, sino
también con la decencia.
9 Saber distinguir al hombre de palabras del hombre de hechos. Los
presuntuosos se satisfacen con viento. Las palabras deben ir acompañadas
de hechos y así tener valor.
9 La censura popular no tendrá en cuenta las veces que se acierte, sino las
que se falle. Todos los aciertos juntos no bastan para cubrir un solo error.
9 No competir con quien no tiene que perder. La lucha sería desigual. El otro
comienza sin ataduras, no tiene más que perder.
9 No ser de cristal en el trato con los demás. Algunos se quiebran con gran
facilidad, descubriendo su poca consistencia. No hay mayor error que
tomarlo todo en serio.
9 No vivir deprisa. Saber distribuir las cosas es saberlas disfrutar. Hay
quienes quieren devorar en un día lo que apenas podrán digerir en toda la
vida. Despacio al disfrutar y deprisa al actuar.
9 Saber escuchar a quien sabe, hay muchos que ignoran que no saben y otros
que piensan que saben, no sabiendo.
9 No ser testarudo. Hay cabezas de hierro y vehementes, difíciles de
convencer. El tesón debe estar en la voluntad y no en las opiniones.
9 No arriesgar la reputación de una sola vez, pues si el asunto no sale bien el
daño es irreparable. Es posible equivocarse una vez, no siempre está uno de
buena suerte ni es su día siempre.
9 Elogiar a los ausentes. Es una prueba de buen gusto. Por el contrario, otros
siempre tienen algo que criticar, adulando lo presente y despreciando lo
ausente, no se dan cuenta de hablar a unos muy mal de otros.
9 Hay que comenzar lo fácil como si fuera difícil y lo difícil como si fuera
fácil, para no confiarse ni desanimarse.
9 Saber pedir. Nada más difícil para algunos ni más fácil para otros.

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