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DEDICATORIA

PRIMERAMENTE A DIOS POR HABERME PERMITIDO LLEGAR HASTA ESTE


PUNTO Y HABERME DADO SALUD, SER EL MANANTIAL DE VIDA Y DARME
LO NECESARIO PARA SEGUIR ADELANTE DÍA A DÍA PARA LOGRAR MIS
OBJETIVOS, ADEMÁS DE SU INFINITA BONDAD Y AMOR.

A MI MADRE POR HABERME APOYADO EN TODO MOMENTO, POR SUS


CONSEJOS, SUS VALORES, POR LA MOTIVACIÓN CONSTANTE QUE ME HA
PERMITIDO SER UNA PERSONA DE BIEN, PERO MÁS QUE NADA, POR SU
AMOR. A MI PADRE POR LOS EJEMPLOS DE PERSEVERANCIA Y
CONSTANCIA QUE LO CARACTERIZAN Y QUE ME HA INFUNDADO SIEMPRE,
POR EL VALOR MOSTRADO PARA SALIR ADELANTE Y POR SU AMOR. A MI
HERMANA POR SER EL EJEMPLO DE UNA HERMANA MAYOR Y DE LA CUAL
APRENDÍ ACIERTOS Y DE MOMENTOS DIFÍCILES Y A TODOS AQUELLOS
QUE AYUDARON DIRECTA O INDIRECTAMENTE A REALIZAR ESTE
DOCUMENTO

A MI MAESTRO POR SU GRAN APOYO Y MOTIVACIÓN PARA LA


CULMINACIÓN DE NUESTROS ESTUDIOS PROFESIONALES, POR SU APOYO
OFRECIDO EN ESTE TRABAJO, POR HABERME TRANSMITIDOS LOS
CONOCIMIENTOS OBTENIDOS Y HABERME LLEVADO PASÓ A PASO EN EL
APRENDIZAJE
Introducción
La Cuaresma es el período del tiempo litúrgico destinado por
la Iglesia católica, además de ciertas Iglesias evangélicas, aunque
con inicios y duraciones distintas, para la preparación de la fiesta
de Pascua.

La Cuaresma comienza el miércoles de Ceniza y termina justo


antes de la "Misa de la Cena del Señor" en la tarde del Jueves
Santo.

Los fieles católicos son llamados a reforzar su fe mediante


diversos actos de penitencia y reflexión. No es un tiempo triste,
sino más bien meditativo y recogido.

Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año


La Cuaresma[]
Rito de imposición de la ceniza, parte integral de la celebración litúrgica
del Miércoles de Ceniza con que se inicia la Cuaresma en el rito romano.
Se observa al celebrante con vestimenta de color morado, típica de este
tiempo litúrgico, que simboliza la actitud penitencial.

En el rito latino, la Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina


justo antes de la "Misa de la Cena del Señor" en la tarde del Jueves
Santo.2 3 La duración de cuarenta días proviene de varias
referencias bíblicas y simboliza la prueba de Jesús al permanecer
durante 40 días en el desierto previos a su misión pública. También
simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la
marcha del pueblo israelita por el desierto y los 400 años que duró la
estancia de los judíos en Egipto.4 A lo largo del tiempo de Cuaresma, los
cristianos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de
penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene cinco (5) domingos más
el Domingo de Ramos (seis en total), en cuyas lecturas los temas de la
conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes. No es
un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por
excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por
eso, en la misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto
penitencial (excepto el jueves santo, en la misa de la cena del Señor), ni
el “Aleluya” antes del evangelio. El color litúrgico asociado a este
período es el morado, asociado al duelo, la penitencia y el sacrificio a
excepción del cuarto domingo que se usa el color rosa y el Domingo de
Ramos en el que se usa el color rojo referido a la Pasión del Señor.
recomendaciones
Cuaresma y Semana Santa 5 Útil y actual guía para la Lectio Divina de los días de
Cuaresma. La Lecio Divina diaria nos ayuda a preparar este tiempo de Cuaresma y
Semana Santa. Sin duda, se trata de un buen instrumento para vivir este "tiempo
fuerte" y acercarse a la Palabra de Dios un poco más.
Hablar con Dios: Cuaresma, Semana Santa y Pascua : El lector se siente ayudado a
conversar con Dios de la vida misma: de sus situaciones reales cotidianas, de
sus penas y afanes concretos. Por eso Hablar con Dios no es un tratado para
"especialistas", sino para la gente que encontramos cada día por la vida: para
la madre de familia, para el empleado, para el oficinista, para el sacerdote,
para el profesor. Los más de dos millones de ejemplares vendidos son un
ejemplo de esto.Cuaresma - Semana Santa: vívela con Él : 31 meditaciones, desde el
2º domingo de Cuaresma al Martes Santo (1 de marzo al 31 de marzo), acompañadas
del Evangelio del día y un santoral seleccionado del mes.Orar en Cuaresma: "Mirad
que subimos a Jerusalén" (Mc 10,33).
Mediante estas palabras el Señor invita a los discípulos a recorrer junto a Él el camino
a Jerusalén, que los Evangelistas presentan como la culminación del itinerario terreno
de Jesús. Éste constituye el modelo de vida del cristiano, comprometido a seguir al
Maestro en la vía de la Cruz. Cristo, también, dirige esta misma invitación a 'subir a
Jerusalén' a los hombres y mujeres de hoy. Y lo hace con particular fuerza en el
tiempo de Cuaresma, favorable para convertirse y encontrar la plena comunión con
Él, participando íntimamente en el misterio de su muerte y resurrección.Via Crucis
con el Papa Francisco: "Tantos hombres y mujeres, ancianos y chicos, tantos entre
nostros, copartimos este camino con nuestros sufrimientos, nuestros abandonos,
nuestros graves problemas.
Él nos precedió. Porque Él caminó por este camino de la Cruz, porque Él murió -y
cada uno puede decir 'murió por mí'-, y porque resucitó y venicó a la muerte, por eso
precisamente, tenemos Esperanza. Una Esperanza que nos impulsa a trabajar, a llevar
el mundo adelante, a mirar a nuestro lado y a dar una mano a todos aquellos que hoy
necesitan la ayuda para llevar la Cruz". (Jorge M. Bergoglio-Papa Francisco)Via
Crucis (San Josemaría): «Entre todos los relatos evangélicos, San Josemaría Escrivá
de Balaguer se detenía con especial detalle y amor en los de la Muerte y Resurrección
de Jesús. Como fruto de su contemplación de las escenas del Calvario, el Fundador del
Opus Dei preparó este Via Crucis». Su propósito era que sirviese «para ayudar a
hacer oración y, con la gracia de Dios, para crecer en espíritu de compunción -dolor
de amor- y de agradecimiento al Señor (...). Con esa misma finalidad, se han
incorporado, como puntos de meditación, palabras de Mons. Escrivá de Balaguer,
recogidas de sus predicaciones, de su conversación, de aquel afán apostólico suyo por
hablar sólo de Dios y nada más que de Dios» (del Prólogo de Mons. Álvaro del
Portillo).
concluciones

Se dice que los cuarenta días del ayuno cuaresmal, que se


celebran antes de la Pascua, simbolizan los cuarenta días que
Cristo pasó ayunando. Sin embargo, Jesús nunca mandó a sus
discípulos conmemorar aquel suceso, ni existen indicios de que
estos lo hicieran alguna vez. Se cree que la primera mención
confiable de la celebración de esta práctica aparece hacia el año
330, en cartas de Atanasio que datan de esa fecha.

Ahora bien, como el ayuno de Jesús tuvo lugar después de su


bautismo —y no antes de su muerte—, resulta extraño que la
Cuaresma se celebre en las semanas anteriores a la Pascua.
Es digno de mención que, en la antigüedad, los babilonios,
egipcios y griegos realizaban ayunos de cuarenta días a principios
del año. Por lo tanto, todo indica que, aunque es para muchos una
celebración cristiana, la tradición de la Cuaresma en realidad
procede de aquellas culturas.

Entonces, ayunar no es obligatorio, pero tampoco puede decirse


que esté mal. En determinadas circunstancias puede ser
beneficioso, siempre y cuando se haga con un motivo correcto.
No obstante, esta práctica no es el aspecto más importante de la
adoración que Dios acepta. Además, Jehová es el “Dios feliz” y
quiere que sus siervos también lo sean (1 Timoteo 1:11).
Su Palabra dice: “No hay nada mejor para ellos que regocijarse
y [...] que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por
todo su duro trabajo. Es el don de Dios” (Eclesiastés 3:12, 13).

El servicio a Dios debe caracterizarse por la alegría, algo que la


Biblia nunca asocia con el ayuno. Por supuesto, jamás deberíamos
permitir que el ayuno llegara a perjudicar nuestra salud. Tampoco
debería dejarnos sin fuerzas para participar en la gozosa tarea que
el Creador ha encomendado a los cristianos verdaderos: la
predicación de las buenas nuevas del Reino.

Asimismo, conviene matizar que, sea que decidamos ayunar o no,


está mal juzgar lo que hagan los demás. Los cristianos verdaderos
no han de polemizar sobre este asunto, pues, al fin y al cabo, “el
reino de Dios no significa comer y beber, sino que significa justicia
y paz y gozo con espíritu santo” (Romanos j

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