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LAS III
OBLIGACIONES
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS
O RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
Sección primera
CONCEPTO, NATURALEZA JURÍDICA Y CLASES
812. Concepto. En el capítulo anterior, al tratar del cumplimiento
compulsivo o ejecución forzada, vimos que en numerosas oportunidades
no será posible obtener el pago de la obligación tal como ella está estable-
cida, y que en tal caso al acreedor no le queda otro camino que solicitar
la indemnización de perjuicios. Además, aun cuando pueda obtenerse
el cumplimiento forzado, siempre deberá indemnizarse al acreedor el
perjuicio experimentado por el atraso, ya que nunca será igual que la
obligación se cumpla en el momento oportuno o con posterioridad.244
244
Un interesante fallo de la C.A de Santiago, de 3 de agosto de 2004, declaró que
si procede la ejecución forzada, no se puede demandar la indemnización de perjuicios si
808
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
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810
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
246
RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 21.
247
Véase Gatica, ob. cit., Nº 10, pág. 20, y los autores citados por él.
811
LAS OBLIGACIONES
812
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
248
Por vía de ejemplo, Alessandri, ob. cit., pág. 61; Fueyo, ob. cit., T. 1º, pág. 252;
Gatica, ob. cit., pág. 31.
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LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
EXISTENCIA DE PERJUICIOS Y RELACIÓN DE CAUSALIDAD
822. Existencia de perjuicios. Toda acción de perjuicios supone la
existencia de éstos; no puede repararse lo que no existe.
Ya hemos dicho que en nuestra legislación daño y perjuicio son térmi-
nos sinónimos, y que se pueden definir como todo detrimento que sufre
una persona, ya sea en su patrimonio material o moral (Nº 247).
En materia contractual, más propiamente es el detrimento que sufre
una persona en su patrimonio, sea una disminución real y efectiva que
249
Véanse Nos 215 y sigtes. y nota 221 del primer tomo, y Nº 927 de este segundo
tomo.
814
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
815
LAS OBLIGACIONES
En cuanto a lo primero, el Art. 1556 señala que los daños deben haber
provenido de no haberse cumplido la obligación, de haberse cumplido
imperfectamente o de haberse retardado el cumplimiento, para que se
tenga derecho a que ellos indemnicen, pero más claramente lo establece
aún el Art. 1558, en cuya virtud, aunque exista dolo, los perjuicios se li-
mitan a los “fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse
cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento”.
Hay un ejemplo clásico en materia contractual para distinguir una
y otra clase de perjuicios: el del agricultor que compra unas vacas y
resultan enfermas, contagiando al resto del ganado. La pérdida de
éste va conduciendo en sucesivas calamidades al agricultor a no poder
explotar el fundo hasta llegar a la quiebra y el suicidio. En este dramá-
tico ejemplo, el perjuicio directo es de las vacas enfermas y el contagio;
todos los restantes no eran consecuencia necesaria del cumplimiento
imperfecto del deudor, y pudieron ser evitados.250
Nuestros tribunales han decidido reiteradamente la no indemni-
zación del daño indirecto en materia contractual.251
Al hablar de la responsabilidad extracontractual en los Nos 255 y
sgtes. dijimos que tampoco en ella se indemniza el daño indirecto, que
se discute el tema de la pluralidad de causas y analizamos las teorías para
resolver el problema, la intervención para provocar el perjuicio de una
causa posterior al hecho ilícito (en este caso el incumplimiento) y cómo
se determina la causalidad. Con las variantes propias de una y otra respon-
sabilidad, todo lo dicho es igualmente válido en materia contractual.
El Art. 991 del Código de Comercio, de acuerdo a la redacción que
le dio la Ley 18.880, de 11 de enero de 1988, soluciona en el contrato de
transporte marítimo el tema de la concausa de una manera peculiar.
Dispone el precepto que “el transportador en tal caso, sólo será
responsable de la parte de la pérdida, daño o retraso que pueden atri-
buirse a su culpa o negligencia, o a la de sus dependientes o agentes,
siempre que pruebe el monto de la pérdida, daño o retraso que son
imputables a la otra u otras causas” que los ocasionaron. Dicho de otra
manera, responde de todo los perjuicios, a menos que pueda establecer
y probar la separación de ellos.
Se ha resuelto que en un caso de incumplimiento de contrato de
cuenta corriente bancaria las causas del perjuicio pueden ser varias y a
veces sucesivas, pero lo que importa es que todas ellas hayan contribuido
250
Citado por Alessandri, ob. cit., pág. 92.
251
La sentencia más categórica en tal sentido se publica en la RDJ, T. 48, sec. 1ª,
pág. 252. Son directos los que derivan necesariamente de la obligación misma y tienen
íntima relación con ella: RDJ, T. 23, sec. 1ª, pág. 273. Véase también RDJ, T. 25, sec. 1ª,
pág. 472.
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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
EL INCUMPLIMIENTO DEBE SER IMPUTABLE AL DEUDOR
825. Concepto. Como señalábamos al hablar del incumplimiento, no
siempre éste da lugar a responsabilidades para el deudor, porque hay casos
en que éste deja de cumplir sin que por ello deba indemnización.
Dentro de la concepción de la responsabilidad subjetiva es preciso
que el incumplimiento dañoso sea imputable al deudor, y lo es, cuando
de su parte hay dolo, o sea, intención de no pagar, o culpa, esto es, falta
de diligencia o cuidado.
No le será imputable en los casos liberatorios de responsabilidad,
de los cuales el más importante es el caso fortuito, y que estudiaremos
en la sección siguiente.
En párrafos separados trataremos del dolo y la culpa contractuales.
Párrafo 1º
El dolo contractual
826. Concepto: la teoría unitaria del dolo. Ya hemos hablado del dolo
en materia de responsabilidad extracontractual, donde carece de mayor
importancia, porque no altera los efectos del hecho ilícito (Nº 216): cons-
tituye el delito civil que no difiere del cuasidelito, en que hay culpa.
En cambio, la tiene en materia contractual, según lo veremos.
El dolo está definido en el Título Preliminar del Código como la
intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro
(Art. 44); en consecuencia, el incumplimiento doloso es un incumpli-
miento intencional para dañar al acreedor. Y en tal caso se transforma en
un agravante de la responsabilidad del deudor, principalmente porque
lo obliga a responder aun de los perjuicios imprevistos.
252
F.M. Nº 431, sent. 1ª, pág. 658.
Véase respecto a la causalidad en G. J. Nº 286, pág. 25, un análisis de un fallo de la C.S.
de 26 de enero de 2004, en que se acogió un recurso de casación por infracción de las normas
sobre causalidad en responsabilidad contractual. Lo mismo en G.J. Nº 283, pág. 121.
817
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253
Ob. cit., T. 1º, pág. 291.
818
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
827. Prueba del dolo. En el dolo, vicio del consentimiento, dijo ex-
presamente el Art. 1459 que “el dolo no se presume sino en los casos
especialmente previstos por la ley. En los demás, debe probarse”.
Aunque no haya disposición tan categórica, la misma solución debe
darse en todos los casos en que aparece el dolo: debe probarlo quien lo
invoca. Los argumentos que así lo demuestran son varios; quien afirma
dolo, invoca la obligación de indemnización, y ya hemos dicho que
debe ésta probarla el acreedor (Art. 1698). En seguida, la buena fe se
presume, y el dolo equivale a la mala fe; si la buena fe se presume, su
ausencia, que es la mala fe, debe establecerla quien la alega. Finalmente,
es un principio inconcuso en las legislaciones y doctrina.
En materia contractual, ello es más claro aún, porque, según vere-
mos, la ley presume la culpa no habiendo dicho lo mismo respecto del
dolo, y como éste agrava la responsabilidad del deudor, corresponderá
al acreedor probarlo.
Y la prueba del dolo es difícil, porque hay que acreditar un elemento
psicológico como es la intención del hechor; por ello el acreedor sólo lo
invocará cuando quiera hacer efectivos algunos de los efectos especiales
de él, que veremos en el número siguiente; en caso contrario, se asilará
en la culpa que no tiene que probar, pues se presume.
En todo caso, la probanza del dolo es libre y puede efectuarse por
todos los medios que la ley franquea, testigos, presunciones, 254 etc., ya
que se trata de demostrar un hecho.
Excepcionalmente y por expresa disposición de la ley que no hace
sino confirmar que la regla general es la contraria, el dolo se presume
en algunos casos, como ser:
1º. Albacea.
El Art. 1301 prohíbe al ejecutor testamentario llevar a efecto nin-
guna disposición del causante contraria a las leyes, so pena de nulidad
y de considerársele responsable de dolo;
2º. Ocultación del testamento.
De acuerdo al Art. 968, regla 5ª, se presume el dolo por el mero
hecho de detener u ocultar un testamento;
3º. Apuesta.
Según el Art. 2261, hay dolo en el que hace una apuesta si sabe
de cierto que se ha de verificar o se ha verificado el hecho de que se
trata;
254
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 947
819
LAS OBLIGACIONES
820
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
La culpa contractual
255
Un fallo que así lo declaró en materia contractual, en la RDJ, T. 60, sec. 1ª,
pág. 59.
821
LAS OBLIGACIONES
3º. Su importancia.
832. B. Los grados de culpa en nuestro Código. Este se apartó del fran-
cés para irse directamente a Pothier y al antiguo derecho español, de
donde prácticamente tradujo la norma del Art. 44 que distingue la culpa
grave o lata, la leve y la levísima. Enunciándolo, el inc. 1º, dice que “la
ley distingue tres especies de culpa o descuido”:
822
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
823
LAS OBLIGACIONES
835. C.2. La culpa grave equivale al dolo. Así lo señala la parte final
del inc. 2 del Art. 44: en materias civiles la culpa, cuando es grave,
equivale al dolo. No lo es, pero como hay tanta negligencia es como si
el deudor intencionalmente hubiera causado el daño.
Esta equiparación trae como consecuencia que todos los efectos
civiles del dolo señalados en el Nº 828 también se producen cuando la
culpa es lata, y por tanto:
1º. Se agrava la responsabilidad del deudor, que responde de los
perjuicios imprevistos (Nº 894) y aun de la destrucción de la cosa du-
rante la mora del acreedor en recibirla (Nº 883);
256
Se aprecia la importancia que tiene en el caso citado en el Nº 82 y en la nota
73 calificar de innominado el arrendamiento de un estacionamiento para vehículos. Si
fuere depósito, se habría respondido sólo de la culpa grave. Como mezcla con arren-
damiento, se hizo responder de la leve.
824
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
257
Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.070, pág. 525; Alessandri, ob. cit., pág. 75; Fueyo,
ob. cit., T. 1º, Nº 298, pág. 296, etc.
258
RDJ, T. 19, sec. 1ª, pág. 415, con nota de Claro Solar que critica la invocación
del Art. 1459.
825
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Sección cuarta
LAS CIRCUNSTANCIAS QUE ALTERAN O ELIMINAN
LA RESPONSABILIDAD DEL DEUDOR
259
RDJ, T. 91, sec. 2ª, pág. 97.
260
Principalmente, RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 533. En la misma idea, RDJ, Ts. 17,
sec. 1ª, pág. 161; 21, sec. 1ª, pág. 283; 35, sec. 1ª, pág. 461, y 46, sec. 1ª, pág. 495.
826
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
827
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Párrafo 1º
Caso fortuito o fuerza mayor
261
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 329.
262
Véase sobre este punto y el caso fortuito en general, Alberto Coustasse del C. y
Fernando Iturra, El caso fortuito ante el Derecho Civil. M. de P., Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1958, que es el estudio más completo entre nosotros y donde se expone vas-
tamente la doctrina extranjera, muy dividida en sus concepciones. Sobre el nombre,
págs. 67 y sigtes.
El Art. 2512 parece distinguir ambas expresiones, pues habla de “casos fortuitos
y fuerza mayor”.
828
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
829
LAS OBLIGACIONES
263
L.S. Nº 32, pág. 93.
264
RDJ, T. 60, sec. 1ª, pág. 59.
265
RDJ, T. 63, sec. 2ª, pág. 171. Se falló que no constituía caso fortuito la no concu-
rrencia a un tribunal por enfermedad, pues pudo pedirse prórroga de la audiencia.
830
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
266
RDJ, T. 60, sec. 1ª, pág. 59. También se ha resuelto que la mera escasez de un
producto y no su falta absoluta en el mercado no constituye caso fortuito que impida
efectuar una construcción: T. 39, sec. 2ª, pág. 1.
267
RDJ, T. 39, sec. 2ª, pág. 1.
268
En materia de contrato de trabajo se ha discutido si constituye caso fortuito el
incendio de una empresa, y se ha resuelto afirmativamente sólo si el mismo es total:
L.S. Nº 26, pág. 3.
269
RDJ, T. 39, sec. 1ª, pág. 203.
831
LAS OBLIGACIONES
270
El mismo fallo de la nota anterior.
271
No olvidemos que se discute si la retención del pago es obstáculo a la ejecución.
Esta discusión se ha trasladado al caso fortuito; se reconoce que hay fuerza mayor, pero
algunas sentencias consideran que el deudor no está obligado a consignar lo debido:
G.T. de 1874, Nº 591, pág. 277; de 1897, T. 1º, Nº 1.584, pág. 693; RDJ, T. 4º, sec. 1ª,
pág. 341, y otra que debe consignar: G.T. de 1873, Nº 2.790, pág. 1.263. En nuestro
concepto debe hacerlo.
272
RDJ, T. 26, sec. 1ª, pág. 214.
273
RDJ, T. 64, sec. 1ª, pág. 44.
274
G.T. de 1859, Nº 1.642, pág. 1.014. Otros casos de actos de autoridad en RDJ,
T. 42, sec. 1ª, pág. 204; G.T. de 1901, T. 2º, Nº 1.955, pág. 251, que consideró como caso
fortuito una ley de moratoria, o sea, un acto del Poder Legislativo; RDJ, T. 30, sec. 1ª,
pág. 533; T. 45, sec. 3ª, pág. 41.
275
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 143.
832
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
3º. Quiebra.
Se dice que la quiebra constituye un caso fortuito para el deudor,
que lo eximiría de la indemnización de perjuicios; nos parece que está
mal enfocado el problema. El legislador sienta los principios a que se
someten las distintas acciones contra el deudor en la ley respectiva, y
a la cual deben concurrir todos los acreedores en igualdad de condi-
ciones (Nº 967).
4º. Obligaciones de hacer o no hacer.
El legislador ha reglamentado el caso fortuito en relación a las
obligaciones de dar, y por ello habla de pérdida de la cosa debida por
fuerza mayor; pero puede darse en las de hacer, como la enfermedad
del que debe prestar un servicio personal (Nº 1.196), y en las de no
hacer (Nº 1.197).
5º. Fallas mecánicas.
Se ha fallado que para una empresa de transporte no es caso fortuito
la ruptura de un neumático que provoca un accidente; 276 en general
no lo es ninguna falla mecánica que pudo preverse haciendo la corres-
pondiente revisión en forma oportuna.
6º. Otros casos.
Se ha resuelto por nuestros tribunales que constituyen casos for-
tuitos: la braveza del mar que impide entregar una mercadería;277 el
incendio de carbón en la bodega de un buque;278 el derrumbe de un
puente que tenía un vigilante y era revisado continuamente;279 y la
falla de una máquina destinada a emitir los boletines para pago de
una patente.280
No lo es el robo de una mercadería en poder de un deposita-
rio.281
845. Efectos del caso fortuito. Reuniéndose los requisitos antes estu-
diados, el deudor queda totalmente liberado de responsabilidad por
su incumplimiento; no puede exigírsele el cumplimiento forzado ni
la indemnización de perjuicios. Así lo señala el ya citado inc. 2º del
Art. 1547: “el deudor no es responsable del caso fortuito”, y la reitera
el inc. también 2º del Art. 1558: “la mora producida por fuerza mayor
o caso fortuito no da lugar a indemnización de perjuicios”.
276
RDJ, T. 60, sec. 1ª, pág. 59.
277
G.T. de 1918, T. 1º, Nº 163, pág. 313.
278
RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 137.
279
RDJ, T. 22, sec. 1ª, pág. 447.
280
RDJ, T. 55, sec. 2ª, pág. 17.
281
RDJ, T. 3º, sec. 1ª, pág. 376.
833
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846. Excepciones al efecto liberatorio del caso fortuito. Hay casos en que
no obstante haber mediado un caso fortuito, el deudor es responsable.
Son ellos:
1º. Cuando sobreviene por su culpa.
Así lo señala el ya citado inc. 2º. del Art. 1547, cuya impropiedad
ya hemos hecho notar, porque si hay culpa no hay caso fortuito, y lo
aplican los Arts. 1590, inc. 1º y 1672.
2º. Cuando ocurre durante la mora del deudor.
También lo señala el mencionado inc. 2º del Art. 1547 y lo repiten
los mismos preceptos señalados: Arts. 1672 y 1590, inc. 1º. También in-
fluye en el riesgo, pues, de acuerdo al Art. 1550 tratándose de un cuerpo
cierto, pertenece al acreedor, a menos que el deudor se constituya en
mora de entregarlo (Nº 1.212).
La regla tiene una contraexcepción: si el caso fortuito igualmente
hubiere sobrevenido teniendo en su poder el acreedor la cosa debida.
En tal caso, es lógico que el deudor no responda, pues, aunque hubie-
282
Pareciera lógico tratar el caso fortuito conjuntamente con el modo de extin-
guir la obligación a que da lugar, ya sea en esta parte, ya sea entre los modos extintivos
propiamente tales, pero no hemos querido innovar al respecto, porque el caso fortuito
se opone a la imputabilidad del incumplimiento, y es lógico por tanto examinarlo en
relación con la noción de culpa; por el otro lado no parece acertado traer un modo de
extinguir la obligación propiamente tal a los efectos del incumplimiento imputable.
834
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
835
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Ausencia de culpa, estado de necesidad y hecho ajeno
283
RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 533. En contra, RDJ, T. 3º, sec. 1ª, pág. 36.
284
A favor de la ausencia de culpa, Sergio Fuenzalida Puelma, Los terceros en la
responsabilidad contractual, RDJ, T. 57, 1ª parte, pág. 104, e Iturra y Coustasse, ob. cit.,
pág. 102, para quienes, sin embargo, constituiría un caso fortuito.
En contra, Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.224, pág. 730, y Ramón Meza B., ob.
cit., Nº 355, pág. 258.
836
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Luego agrega el Art. 1672 que si ello ha ocurrido por culpa o durante
la mora del deudor, entonces se hace excepción y la obligación subsiste,
cambiando de objeto: la indemnización de perjuicios.
Obviamente si no ha habido culpa o mora, no hay excepción y se apli-
ca la regla general del Art. 1670, y la obligación queda extinguida.
Los contrarios a esta posición sostienen que la actuación no culpable
del deudor queda incluida en el Art. 1671: “siempre que la cosa perece
en poder del deudor, se presume que ha sido por hecho o culpa suya”,
y se agrega que, en consecuencia, siempre que hay hecho del deudor,
aunque sea involuntario, es responsable. Sin embargo, la expresión
“hecho” nada justifica interpretarla como un hecho no culpable; antes
por el contrario, obviamente se trata de una actuación imputable del
deudor, y la repetición de “hecho y culpa”, en que también incurren
numerosos preceptos del Código,285 parece referirse más bien a la dis-
tinción entre culpa por acción y por omisión, y
3º. Finalmente, el Art. 1678 dispone: “si la cosa debida se destruye
por un hecho voluntario del deudor, que inculpablemente ignoraba la
obligación, se deberá solamente el precio sin otra indemnización de
perjuicios”: es un caso de actuación voluntaria del deudor, pero la falta
de culpa suya lo hace limitar su responsabilidad al precio.
Con mayor razón si hay un hecho involuntario y no culpable del
deudor, queda éste exento de responsabilidad.
285
Iturra y Coustasse, ob. cit., pág. 102.
El Código francés usa igualmente esta expresión (Art. 1245); la opinión de los
tratadistas franceses es la misma que sostenemos; véase Mazeaud, ob. cit., Parte 2ª, T. 2º,
pág. 122; Planiol y Ripert, ob. cit., T. 6º, pág. 527; Démogue, ob. cit., T. 6º, pág. 662.
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286
Iturra y Coustasse, ob. cit., pág. 94.
287
Claro Solar, ob. cit., pág. 540, Nº 1.083, T. 11, y Sergio Fuenzalida, Los terceros en
la responsabilidad contractual, RDJ, T. 57, 1ª parte, pág. 104.
838
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
288
Igual cita anterior. Un caso de jurisprudencia en RDJ, T. 40, sec. 2ª, pág. 77.
En fallo publicado en F.M. Nº 431, sent. 1ª, pág. 658, se declaró que el deudor es
responsable si hubo culpa suya y hecho de un tercero.
289
Se ha discutido la naturaleza jurídica de esta responsabilidad por el hecho
ajeno, sosteniéndose por algunos que es un caso de aplicación de la doctrina del ries-
go, porque se respondería por el deudor aun sin culpa de él, a lo que se objeta que el
elemento culpa se da en el agente empleado por el deudor. Mazeaud sostiene que la
839
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
La teoría de la imprevisión
290
RDJ, T. 51, sec. 1ª, págs. 40 y 61.
291
Stichkin, ob. cit., Nº 214, pág. 575, cree que responde el mandante tanto
si hay dolo o culpa del mandatario, pero que en el caso de aceptarse que el dolo es
siempre delito civil, ello no impediría la responsabilidad extracontractual del propio
mandatario.
840
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
292
Fernando Fueyo en su ob. cit., T. 2º, págs. 214 y siguientes, desarrolla en base
a los autores que cita la teoría del obstáculo extraordinario o prestación exorbitante,
que en nuestro concepto no son sino variantes dentro de la vaguedad reinante aún
en la imprevisión. El tema ha preocupado al mismo Fueyo, quien ha escrito algunos
artículos en la RDJ: La ejecución de buena fe en los contratos como un requisito del pago, T. 55,
parte 1ª, págs. 95 y siguientes; Algo sobre la teoría de la imprevisión y La teoría de la imprevisión
en el nuevo Código Civil italiano, ambos publicados en el T. 51, primera parte, págs. 88 y
siguientes y 121 y siguientes, respectivamente.
Lorenzo de la Maza publicó en la RDJ, T. 30, 1ª parte, págs. 73 y siguientes, Teoría
de la imprevisión.
Ramón Rivas Guzmán es autor de una M. de P. inédita intitulada Excesiva onerosidad
sobreviniente e imprevisible en la prestación, con un interesante estudio doctrinario, aunque
discrepamos de sus conclusiones.
Carlos López Díaz publicó en la G.J. Nº 272, pág. 87, un estudio sobre “La unidad
temporal del contrato, y su relación con la teoría de la imprevisión”.
Juan Carlos Dörr Zegers publicó en la Revista Chilena de Derecho, Volumen 12,
pág. 264, un estudio intitulado “Notas acerca de la teoría de la imprevisión”.
841
LAS OBLIGACIONES
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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
843
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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
293
Véase la nota 292 de este segundo tomo. En cuanto a fallos, se citan habitual-
mente los de los árbitros Claudio Illanes Ríos, y cuya sentencia aparece en una publi-
cación del Colegio de Abogados de noviembre de 1994, y se refiere al juicio caratulado
“Constructora La Aguada Ltda con Emos”; Ángel Cruchaga Gandarillas y Juan Carlos
Dörr Zegers, ambos inéditos.
294
G.T. 1925, 1er sem., pág. 23.
847
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Párrafo 4º
Convenciones que alteran la responsabilidad normal del deudor
848
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
295
En todo caso, la cláusula sólo afecta a los contratantes, y no a terceros ajenos:
C.A. de San Miguel, 26 de octubre de 2006, publicado en la Revista L.S. Nº 29, pág. 86.
Se trataba de un leasing que liberaba de toda responsabilidad a la arrendadora por daños
a terceros. Obviamente éstos no están obligados por esta estipulación ajena a ellos.
849
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850
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
296
RDJ, T. 8º, sec. 1ª, pág. 62.
297
Por vía ejemplar, Somarriva, Obligaciones y Contratos, ob. cit., Nº 183, pág. 138,
Claro Velasco, ob. cit., pág. 38, Nº 65.
298
Mazeaud, ob. cit., Parte 2ª, pág. 439.
851
LAS OBLIGACIONES
299
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 274.
Se ha fallado también que en los seguros la suma deducible que hace responsable
al asegurado hasta cierto monto de daño, y que por ende no le es indemnizado por el
asegurador, constituye una cláusula limitativa de responsabilidad y no de exención de
ella: RDJ, T. 89, sec. 1ª, pág. 24.
300
RDJ, T. 87, sec. 2ª, pág. 23.
852
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección Quinta
LA MORA
867. Mora del deudor y del acreedor. Aunque son muy diferentes en
sus efectos, ya que la mora del deudor es un requisito para que proceda
la indemnización, y la del acreedor puede reducirla o eliminarla, nos
parece conveniente su tratamiento conjunto, destinando un párrafo
para cada una de ellas.
Párrafo 1º
La mora del deudor
868. Concepto y aplicación. Para que el deudor deba indemnizar los
perjuicios ocasionados por el incumplimiento, debe ser colocado en
301
Alessandri, ob. cit., Nº 563; pág. 643; Luis Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1254,
págs. 758 y 759; Fernando Fueyo, El cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, págs.
421 y 422. En contra, Vodanovic, ob. cit., pág. 203.
853
LAS OBLIGACIONES
302
Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.227, pág. 731; Alessandri, ob. cit., pág. 79; Fueyo,
ob. cit., T. 1º, Nº 305, pág. 300.
854
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
303
RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 26.
304
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 689, con comentario de Arturo Alessandri Rodríguez,
T. 29, sec. 1ª, pág. 115.
305
G.T. de 1897, T. 1º, Nº 2.018, pág. 1.301; G.T. de 1898, T. 1º, Nº 454, pág. 293.
855
LAS OBLIGACIONES
306
G.T. de 1878, T. 2º, Nº 3.702, pág. 1.537; de 1881, Nº 933, pág. 571; de 1883,
pág. 1.911, Nº 3.393; de 1887, T. 2º, Nº 2.908, pág. 1.927, y Nº 3.070, pág. 2.074; de 1888,
T. 1º, Nº 1.019, pág. 836, y T. 2º, pág. 921, Nº 2.861; de 1890, T. 2º, Nº 363, pág. 693; de
1891, Nº 917, pág. 429; de 1898, T. 2º, Nº 58, pág. 77; Nº 101, pág. 115; Nº 674, pág. 475,
y T. 3º, Nº 2.487, pág. 1947; de 1896, T. 3º, Nº 4.294, pág. 18; de 1899, T. 1º, pág. 102,
Nº 128, y T. 2º, Nº 1.002, pág. 805; de 1902, T. 1º, Nº 862, pág. 865, y T. 2º, Nº 2.805,
pág. 1159; de 1903, T. 1º, Nº 1474, pág. 1.555; de 1909, T. 1º, Nº 136, pág. 202; de 1922,
2º sem., Nº 286; pág. 1.180; RDJ, Ts. 6, sec. 1ª, pág. 194; 9, sec. 1ª, págs. 285 y 358; 20,
sec. 1ª, pág. 68; 23, sec. 2ª, pág. 15; 29, sec. 1ª, pág. 267; 28, sec. 1ª, pág. 747; 37, sec. 1ª,
pág. 473; 52, sec. 1ª, pág. 444.
Véase al respecto Gatica, ob. cit., Nº 191, págs. 257 y siguientes.
307
RDJ, T. 9º, sec. 1ª, págs. 293 y 312.
308
RDJ, Ts. 7º, sec. 1ª, pág. 381; 23, sec. 1ª, pág. 273; 25, sec. 1ª, pág. 65, y 28,
sec. 1ª, pág. 655.
309
Véase Alessandri, ob. cit., pág. 81.
310
Para especies o cuerpos ciertos retenidos: G.T. de 1897, Nº 1.584, pág. 963, y
RDJ, T. 4º, sec. 1ª, pág. 341; para un precio retenido judicialmente: RDJ, T. 33, sec. 1ª,
pág. 486, véase Nº 605.
856
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
311
RDJ, T. 62, sec. 1ª, pág. 388.
312
RDJ, T. 40, sec. 2ª, pág. 8.
313
RDJ, T. 59, sec. 1ª, pág. 112. El Código Tributario en su Art. 53 cometió el error
de hablar de mora en vez de retardo, y no procede aplicar el Nº 1º del Art. 1551, porque
no hay plazo estipulado, sino fijado por ley.
Una sentencia publicada en F.M. Nº 384, sent. 9a, pág. 685, aplicando el Art. 1.551,
acogió un recurso de casación en el fondo en contra de una sentencia que había con-
denado al Fisco al pago de intereses sin que existiera una fuente jurídica que les diera
origen o de la cual emanaran, y sin que tampoco pudieran fundarse en la institución
de la indemnización de perjuicios.
857
LAS OBLIGACIONES
314
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 159.
315
RDJ, Ts. 5º, sec. 1ª, pág. 194; 7º, sec. 1ª, pág. 449; 6º, sec. 1ª, pág. 247; 10º, sec. 1ª,
pág. 183; 12, sec. 1ª, pág. 376; 21, sec. 1ª, pág. 651 (para las reconvenciones a que se
refiere el Art. 1977, en caso de no pago de las rentas de arrendamientos, ellas deben
ser judiciales), etc.
316
RDJ, T. 6º, sec. 1ª, pág. 86.
317
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 71; G.T. de 1926, 2º bimestre, Nº 41, pág. 151.
318
RDJ, T. 9, sec. 1ª, pág. 79.
858
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
319
La jurisprudencia no ha tenido un criterio liberal en la materia que atempere
los inconvenientes de la desmesurada exigencia legal, y así se ha resuelto:
Que si se rechaza la demanda ejecutiva, aunque sea por falta de mérito ejecutivo y la
obligación sea reconocida, no queda en mora el demandado (G.T. de 1926, 1er bimestre,
Nº 59, pág. 240).
Que tampoco lo constituye en mora la petición de notificación del comprador para
que le entregue la propiedad dentro de 3º día: RDJ. T. 2º; sec. 1ª, pág. 53.
Que tampoco consigue ese objetivo la petición de nombramiento de árbitro: RDJ,
T. 2º, sec. 1ª, pág. 150.
320
Véase Repertorio, Ts. 4º, 2ª edición, pág. 201; 44, I y II.
321
Así se ha resuelto: RDJ, T. 45, sec. 1ª, pág. 434. Véase Claro Solar, ob. cit., T. 11,
Nº 1.230, págs. 734 y siguientes, sobre el origen y desarrollo de esta noción.
322
RDJ, T. 2º, sec. 1ª, pág. 5.
323
G.T. de 1898, T. 1º, Nº 454; cometiendo un evidente error, consideró moroso
a un empleador que no reincorporó a un empleado, habiéndose ello convenido para
cuando éste mejorara de salud: RDJ, T. 26, sec. 1ª, pág. 209.
324
G.T. de 1897, T. 1º, Nº 2.018, pág. 1.301, y de 1898, T. 1º, Nº 454, pág. 293. Véase
la nota 313 de este segundo tomo.
859
LAS OBLIGACIONES
325
RDJ, T. 2º, sec. 1ª, pág. 5, y G.T. de 1921, 2º sem., Nº 232, pág. 949.
326
RDJ, Ts. 4º, sec. 1ª, pág. 344, y 13, sec. 2ª, pág. 30.
327
G.T. de 1907, T. 1º, Nº 32, pág. 49, declaró que aunque pague todo al final ha
habido mora en el incumplimiento de cada cuota, doctrina contraria a la de la nota
anterior. G.T. de 1921, 1er sem., Nº 212, pág. 895, y RDJ, T. 41, sec. 2ª, pág. 65.
328
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 55.
329
Véase en la nota 315 de este segundo tomo fallo que exige que estas reconven-
ciones sean judiciales.
860
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
330
Forzando un poco la disposición, pero con el ánimo muy plausible de evitar
al acreedor el requerimiento judicial, se ha aplicado para una obligación de entregar
trigo, porque es uso que se haga en el año agrícola: RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 195, y en
una obligación de entregar unas películas para exhibición, en que por haberlas pro-
porcionado el deudor primero a otros, ya de nada servía su cumplimiento: RDJ, T. 36,
sec. 1ª, pág. 402.
331
RDJ, Ts. 12, sec. 1ª, pág. 483; 21, sec. 1ª, pág. 651, y 23, sec. 1ª, pág. 273.
332
Ob. cit., Nº 311, pág. 303.
861
LAS OBLIGACIONES
878. II. Responsabilidad del deudor por el caso fortuito. La mora agrava
la responsabilidad del deudor, porque le hace responder, con ciertas
limitaciones, del caso fortuito.
Las normas legales que así lo declaran pueden sintetizarse en la
siguiente forma:
1º. Por regla general, el deudor moroso responde del caso for-
tuito.
2º. Salvo que éste hubiese sobrevenido, no obstante haberse cum-
plido oportunamente la obligación.
Varios preceptos lo establecen así; desde luego el inc. 2º del
Art. 1547: “el deudor no es responsable del caso fortuito, a menos
que se haya constituido en mora (siendo el caso fortuito de aquellos
que no hubieran dañado a la cosa debida, si hubiese sido entregada
al acreedor)”.
El inc. 2º del Art. 1672 dispone: “si el deudor está en mora y el
cuerpo cierto que se debe perece por caso fortuito que habría sobreve-
nido igualmente a dicho cuerpo en poder del acreedor, sólo se deberá
la indemnización de los perjuicios de la mora. Pero si el caso fortuito
pudo no haber sucedido igualmente en poder del acreedor, se debe el
precio de la cosa y los perjuicios de la mora”.
Finalmente, sabemos que el Art. 1590 impone al acreedor la obli-
gación de recibir la especie debida en el estado en que se encuentre,
“a menos que los deterioros hayan sobrevenido después que el deudor
se ha constituido en mora, y no provengan de un caso fortuito a que
la cosa hubiese estado igualmente expuesta en poder del acreedor”
(Nº 617).
La doctrina de estos artículos es reiterativa, y puede extenderse a
otra clase de obligaciones, como las de hacer:
3º. El deudor de todos modos deberá los perjuicios por la mora,
como lo señala el Art. 1672, esto es, los moratorios.
862
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
879. III. El riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se debe, pasa a ser del
deudor. Referencia. Por regla general, de acuerdo al Art. 1550, en nues-
tra legislación el riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se debe es del
acreedor, salvo las excepciones, que examinaremos al analizar la teoría
del riesgo, entre las que figura que el deudor esté colocado en mora,
en cuyo caso “será a cargo del deudor el riesgo de la cosa, hasta su
entrega” (Nº 1.212, 1º).
Párrafo 2º
La mora del Acreedor
333
Si hubo negligencia del acreedor, se rebaja la indemnización: RDJ, T. 40, sec. 2ª,
pág. 77; Gatica, ob. cit., Nos 129 y sigtes., págs. 187 y sigtes.
863
LAS OBLIGACIONES
mora del acreedor o mora accipiendi, concepto que hoy en día tiende a
ampliarse, según lo diremos.
Podemos reconocer una triple graduación de la intervención del
acreedor en el incumplimiento:
1º. Que éste se deba en todo o parte a dolo o culpa del acreedor.
Es decir, el acreedor intencionalmente o por negligencia ha hecho
imposible el cumplimiento, o ha provocado que éste no sea íntegro.
En tal caso, desde luego debe considerarse al deudor exento de res-
ponsabilidad por los daños sufridos por él, y además podría cobrarle
al acreedor los perjuicios que haya sufrido por la acción culpable o
dolosa de éste.
Así ocurre, por ejemplo, en el contrato de transporte si hay vicios en
la carga; el acarreador no responde de la destrucción o deterioro de ella
(Art. 2015, inc. 2º), y además tiene derecho al flete y al resarcimiento
de daños ocasionados por el vicio de la carga (Art. 2018).
A la situación en que la actuación imputable del acreedor se une a la
del deudor para provocar el incumplimiento o cumplimiento imperfecto,
ya nos referimos al compararla con la situación extracontractual.
2º. Que el acreedor se niegue a recibir el cumplimiento, que según
hemos señalado es la única situación que habitualmente se considera
como mora del acreedor.
Como hemos dicho, el deudor tiene el derecho a cumplir y liberarse
de su prestación; así lo destacamos al hablar del pago por consignación
(Nos 627 y siguientes).
Pero no debe confundirse, aunque estén muy relacionados, el
pago por consignación y la mora del acreedor; cuando el deudor
recurre al primero, paga, o sea, extingue la obligación y se libera de
ella; la mora del acreedor no libera al deudor sino que disminuye su
responsabilidad, según lo veremos al examinar las disposiciones de
nuestro Código.
En la mora del acreedor no juega la culpa o dolo de éste; basta que
la negativa a recibir el pago haya sido injustificada. Y será así si el pago
que se le ha ofrecido cumple todos los requisitos legales, y no obstante
el acreedor lo rechaza.
Se ha solido también confundir la mora del acreedor con la ex-
cepción del contrato no cumplido (Nº 941); no cabe la equivocación,
porque ésta se aplica en los contratos bilaterales cuando el acreedor
que demanda su crédito, en cuanto deudor de la prestación recípro-
ca, no ha cumplido o estado llano a cumplir ésta. En la mora accipiendi
no hay incumplimiento del acreedor a una obligación suya, sino que
resistencia ilegítima al cumplimiento del deudor.
3º. Hay obligaciones que no pueden cumplirse sin la colaboración
del acreedor; es ésta una situación no prevista expresamente por las
864
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
334
El Código italiano trata en los Arts. 1206 y sigtes. la mora del acreedor confundida
con el pago por consignación. Según ese precepto, ella se produce cuando sin motivo
legítimo el acreedor no recibe el pago “o no cumple cuando es necesario, a fin de que
el deudor pueda dar cumplimiento a la obligación”.
335
RDJ, T. 5º, sec. 1ª, pág. 194. Véase Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 326, pág. 317.
336
Véase además la nota 311 de este segundo tomo.
337
RDJ, T. 58, sec. 1ª, pág. 293.
865
LAS OBLIGACIONES
Son los Arts. 1548, 1680 y 1827 los que se refieren directamente a
la mora accipiendi, en la forma limitada antes señalada.
De acuerdo al primero, el deudor de una especie o cuerpo cierto
debe conservarla hasta la entrega (Nº 352), “so pena de pagar los per-
juicios al acreedor que no se ha constituido en mora de recibir”. Este
precepto habla de mora.
Según el Art. 1680, “la destrucción de la cosa en poder del deudor,
después que ha sido ofrecida al acreedor, y durante el retardo de éste en
recibirla, no hace responsable al deudor sino por culpa grave o dolo”.
Aquí, en cambio, se ha hablado de retardo.
El Art. 1827 es una aplicación de los anteriores a la compraventa:
“si el comprador se constituye en mora de recibir, abonará al vendedor
el alquiler de los almacenes, graneros o vasijas en que se contenga lo
vendido, y el vendedor quedará descargado del cuidado ordinario de
conservar la cosa, y sólo será ya responsable del dolo o culpa grave”.
La situación es la misma prevista en el Art. 1680 y el legislador volvió
a hablar de mora; la conclusión es obvia: para estos efectos mora y
retardo es lo mismo, porque ya ha habido actividad del deudor, que
pretende cumplir. Esto tiene importancia para el problema que se verá
a continuación.
338
G.T. de 1898, T. 1º, Nº 2.499, pág. 1.963.
866
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
339
Claro Solar, ob. cit., Nº 1.242, pág. 750, quien incluso niega que sea mora;
Alessandri, ob. cit., pág. 89; Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 327, pág. 319.
340
G.T. de 1893, Nº 2.481, pág. 1.377, y de 1941, Nº 53, pág. 301 (la mora del
acreedor es el ofrecimiento que hace el deudor de una cosa, y el rechazo de aquél de
recibirla); RDJ, Ts. 35, sec. 1ª, pág. 400, y 41, sec. 1ª, pág. 461.
341
RDJ, T. 58, sec. 1ª, pág. 293.
867
LAS OBLIGACIONES
342
G.J. Nº 232, pág. 97 (C.A. de Santiago, 25 de octubre de 1999).
868