Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
YODO Y EMBARAZO.
LA SITUACIÓN EN ESPAÑA
VOLUMEN 50 - EXTRAORDINARIO 1 - MARZO 2007
Extraordinario 1 VOL. 50
Marzo
2007 www.doyma.es/pog
Sumario Extr. 1-2006 POG.qxp 19/02/2007 16:38 Página 1
Volumen 50 PROGRESOS DE
Extraordinario 1
Marzo 2007 OBSTETRICIA Y
GINECOLOGÍA
ISSN: 0304-5013
S U M A R I O
YODO Y EMBARAZO.
LA SITUACIÓN EN ESPAÑA
PRESENTACIÓN
A. Puertas Prieto y F.J. Casimiro-Soriguer Escofet 1
ARTÍCULOS
Volume 50 PROGRESOS DE
Supplement 1
March 2007 OBSTETRICIA Y
GINECOLOGÍA
ISSN: 0304-5013
C O N T E N T S
PRESENTATION
A. Puertas Prieto and F.J. Casimiro-Soriguer Escofet 1
ARTICLES
Editorial
Presentación 1
2 alta prevalencia de bocio endémico y TDY. Tiene, además, el valor añadido de que,
mediante los sucesivos estudios epidemiológicos, han conseguido evaluar el impacto
poblacional de la medida y certificar la bondad de la intervención. Desde luego, el
principal beneficiado de la yodoprofilaxis es el niño. No es casualidad, pues, que
UNICEF-España se haya unido a esta gran corriente de opinión y esté en este mo-
mento apoyando cuantas iniciativas se están produciendo en el campo de la yodo-
profilaxis. El Dr. Arena, pediatra y representante científico de UNICEF-España, revisa
en su capítulo los aspectos relacionados con la yodoprofilaxis en el niño, pero tam-
bién en la lactancia, que es un momento especialmente sensible, pues la maduración
neuronal no acaba, como es bien sabido, en el momento del parto y durante un lar-
go período, el niño no va a recibir más yodo que el que provenga de la madre a
través de la lactancia o, cuando ésta no tenga lugar, de los alimentos infantiles, cuya
concentración en yodo es necesario conocer y adecuar a las necesidades reales de
los niños. Una cuestión que es de especial relevancia en los niños prematuros. De to-
do esto nos informa el Dr. Arena, como también del uso de desinfectantes yodados
durante el parto, desgraciadamente usados todavía en algunas clínicas obstétricas, con
el riesgo de producir, por un efecto Wolf-Chaikoff, un hipotiroidismo transitorio que
en período tan sensible puede acarrear consecuencias irreparables en la maduración
neuronal del recién nacido. Sin embargo, no debe confundirse este efecto yatrogéni-
co de dosis masivas de yodo (en ocasiones miles de veces mayor que las dosis nu-
tricionales recomendadas) que, aunque transitorio, puede tener consecuencias irre-
versibles para el niño recién nacido, con la administración de yodo, bien como sal
yodada, bien como yoduro potásico, en las dosis necesarias para que la madre y el
feto tengan una suficiente nutrición de este micronutriente, imprescindible para una
adecuada función tiroidea de la madre y del feto, que es una condición necesaria pa-
ra una maduración cerebral óptima del niño. Finalmente, los doctores Gallo y Velas-
co revisan desde la perspectiva obstétrica las sugerencias que el resto de los autores
han ido vertiendo en sus capítulos. Los doctores Gallo y Velasco pertenecen a ese
creciente grupo de ginecólogos que han interiorizado la importancia de una yodo-
profilaxis precoz. El Dr. Gallo ha generado iniciativas de muy diverso orden para dar
a conocer en el campo de la obstetricia el grave problema de salud pública que los
TDY suponen y ha demostrado que eliminarlos está, en buena parte, en manos de
los ginecólogos. La Dra. Velasco, además, lidera en este momento un importante es-
tudio de intervención con yoduro potásico (IK) en las mujeres embarazadas, con el
objetivo de conocer la dosis más adecuada de IK en el contexto sociosanitario y nu-
tricional de nuestro país. Los resultados de sus estudios, muy avanzados en la actua-
lidad, servirán sin duda para respaldar las recomendaciones de buena práctica clíni-
ca, pero también para convencer a aquellos que aún permanecen expectantes o
desconfiados ante la prescripción sistemática de IK en el embarazo como suplemen-
to nutricional, tal como ocurre con el ácido fólico sin ir más lejos, y tal como reco-
miendan las guías de buena práctica clínica.
Decíamos al principio de este editorial que nada hay tan poderoso como una idea
cuya hora ha llegado. Durante muchos años, la preocupación por los problemas re-
lacionados con la deficiencia de yodo estuvo confinada al ámbito de la endocrino-
logía por la vinculación de la deficiencia de yodo con el tiroides. Sin embargo, en Es-
paña, desde hace muchos años, clínicos y científicos reunidos en torno al grupo de
trabajo de TDY de la SEEN han venido manteniendo la llama de la preocupación por
eliminar los TDY. Hasta comienzos del siglo XX hubo algunos autores aislados que
describieron los casos de cretinismo y de bocio severo en zonas apartadas de Astu-
rias o de las Hurdes. Marañón, sin duda, fue el gran impulsor de los estudios sobre 3
deficiencias de yodo. La visita de Alfonso XIII a las Hurdes de la mano de Marañón
supuso una llamada de atención de primer orden a un problema dramático de salud
pública, pues el número de cretinos y de grandes bocios era muy importante en
aquella época, más dramático aún cuando ya se sabía que bastaba la recomendación
de tomar sal yodada para que el problema se solucionara fácilmente. La guerra civil
supuso un freno para todo, también para la investigación de la deficiencia de yodo,
y no es hasta los años cincuenta cuando Ortiz de Landázuri, en Granada, retomó los
estudios, iniciando ya algunas campañas de yodoproflaxis en las Alpujarras granadi-
nas. Allí se incorporaron al grupo de Ortiz de Landázuri dos jóvenes científicos, Ga-
briela Morreale y Francisco Escobar, que con el tiempo, como ya se ha comentado,
han sido decisivos para que en este momento podamos comenzar a hablar de la in-
cipiente eliminación de la deficiencia de yodo en España. Como se puede deducir del
capítulo escrito por ambos en este número, los doctores Morreale y Escobar no sólo
siguen en primera línea de la investigación y preocupación por los TDY, sino que
además han ido creando una escuela en la que se encuentran todos los autores que
participan en este número, así como otros muchos que lo hacen en otras monografías
que están apareciendo por diferentes revistas científicas del país, preocupadas, en
buena hora, por la eliminación de la yododeficiencia en España. Sin embargo, en el
futuro la eliminación de los TDY y, sobre todo, el mantenimiento de las políticas de
yodoprofilaxis serán ya cosa de las instituciones. La época heroica en la que perso-
nas aisladas tuvieron que empeñar todo su entusiasmo para convencer a sociedades
científicas y, sobre todo, a las administraciones públicas de la severidad e importan-
cia del problema ha pasado. Es hora de que las instituciones asuman su responsabi-
lidad, ahora que ya nadie pone en cuestión la existencia de los TDY en nuestro país
y, sobre todo, que eliminarlos es fácil, barato y posible. Hay signos de que tanto en
el Ministerio de Sanidad como en las consejerías de salud de muchas comunidades
autónomas ya está siendo así. Ejemplo de esta nueva situación son los acuerdos del
Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) (diciembre de 2003)1,
las recomendaciones de sociedades científicas como SEMFYC, AEP, SEGO, las reco-
mendaciones incluidas en el Proceso Asistencial Embarazo, Parto y Puerperio del Ser-
vicio Andaluz de Salud, el documento PAPPS (Programa de Actividades Preventivas y
Promoción de la Salud)2; el Plan Estratégico Nacional para la Infancia y la Adoles-
cencia (PENIA) (2006-2009)3, aprobado por el Consejo de Ministros de 16 de junio de
2006, y la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad física y prevención
de la Obesidad. Ministerio de Sanidad y Consumo, 2005)4, la recientemente publica-
da «Guía para la prevención de defectos congénitos» (2007)5, por el Ministerio de Sa-
nidad y Consumo, en la que se recomienda la prescripción durante el embarazo de,
al menos, 200 µg de yodo en forma de yoduro potásico. Este interés y esta preocu-
pación no es algo que ocurre sólo en España, como demuestra, no sólo la extensa
bibliografía internacional barajada por los autores de los distintos artículos de este nú-
mero monográfico, sino también algunas revisiones muy recientes de revistas cientí-
ficas de gran prestigio cuyo mensaje va ya contenido en el propio título6.
Finalmente, pero no menos importante, en nuestro país, la reciente comercializa-
ción de un fármaco financiado por el Ministerio de Sanidad y Consumo con 100 y
200 µg de yodo en forma de IK está permitiendo la implementación en la práctica
clínica de las recomendaciones institucionales y académicas.
Este número monográfico de la SEGO tiene como objetivo, precisamente, contri-
buir a que la eliminación de los TDY sea pronto una realidad.
4
BIBLIOGRAFÍA
ARTÍCULOS
— Más del 3% de los recién nacidos tiene TSH PREVALENCIA ACTUAL DE LOS TRASTORNOS
≥ 5 mU/l. POR DÉFICIT DE YODO EN ESPAÑA
— Menos del 90% de las familias consume sal yo-
dada. Estudios en escolares
Así pues, la mitad de los europeos (Europa cen- Las primeras descripciones de bocio endémico en
tral y occidental) vive en países con deficiencia en la península Ibérica se encuentran a finales del siglo
yodo (tabla 2 y fig. 1) La sal yodada está general- XIX3.
mente disponible, pero con un grado de distribución Durante la primera mitad del siglo XX, el Dr. Gre-
muy variado. A diferencia de lo que sucede en mu- gorio Marañón y después el Dr. Ortiz de Landázuri,
chos países desarrollados, la gran mayoría de go- fundamentalmente, estudiaron y denunciaron de una
biernos de los países europeos no tiene un progra- forma repetida la magnitud y la importancia del pro-
ma que asegure la adecuada nutrición de yodo a su blema de la endemia bociosa en España4.
población. Por lo tanto, la mayor parte esta respon- Con posterioridad, un gran número de médicos
sabilidad debe ser asumida por otras personas, es- ha seguido trabajando sobre la deficiencia de yodo
pecialmente los profesionales sanitarios. en España, estimulados principalmente por el Dr.
Al analizar en detalle la información de cada país Francisco Escobar del Rey y la Dra. Gabriela Mo-
que se recoge en las 2 últimas revisiones de todos rreale, que con su dedicación al tema han consegui-
los trabajos europeos1,2, en España no se dispone de do crear una gran escuela española, plasmada ac-
datos recientes globales de todo el país. Los últimos tualmente en el Grupo de Trabajo sobre los
datan de 1993, cuando la Dra. Gabriela Morreale re- Trastornos por Deficiencia de Yodo de la Sociedad
fundió los realizados hasta aquella fecha, y son los de Endocrinología y Nutrición, que ha realizado nu-
que se han utilizado para decir que España continúa merosos estudios y reuniones con el objetivo final
siendo deficiente en yodo, al no disponer de infor- de conseguir la erradicación de los TDY en España,
mación más actualizada. siguiendo las indicaciones de la OMS5.
Durante esta última década 1993-2005 se han rea- La Sociedad Española de Endocrinología elaboró
lizado estudios y acciones puntuales en distintas zo- varias monografías en su publicación oficial, la re-
nas geográficas del país que intentaremos recopilar vista Endocrinología, en la que se reunieron todos
y resumir a continuación. los estudios recientes sobre la situación de los TDY
7
Nutrición de yodo en Europa central y occidental
en España. En la tabla 3 podemos ver resumidos los vos concretos: a) prevalencia de bocio < 10% en el
datos más relevantes de dichos trabajos6,7. año 1995; b) aporte de yodo para el año 1995 de
La mayoría de estos estudios detectaba endemias 160 µg/l por habitante y día, y c) el 90% de la po-
de grados I o II de gravedad, a excepción de los da- blación residente en la zona endémica debe consu-
tos iniciales de Galicia y determinadas zonas de la mir sal yodada. Para conseguir estos objetivos ha rea-
provincia de León, que presentaban un grado III de lizado una serie de campañas informativas de ámbito
severidad (aunque en León no se disponía de yodu- general y local que favorecen el consumo de sal yo-
rias). dada y, al mismo tiempo, ha incentivado a los pro-
Sobre la base de esta gran cantidad de trabajos se ductores y distribuidores de sal para su disponibili-
pudo comprobar que muchas zonas de España pre- dad en todos los establecimientos.
sentaban deficiencia de yodo y que nunca se había En Asturias, preocupados por la gran prevalencia
aplicado de forma continuada y a escala generaliza- de bocio y tras realizar el primer gran estudio a es-
da un esfuerzo para su erradicación, a pesar de dis- cala provincial9, en 1982-1983, en el que se estudió
poner de los medios para ello. a casi 7.000 escolares y se comprobó una ingesta de
Sólo 2 comunidades autónomas pusieron en mar- yodo muy deficiente (63 µg/l), se puso en marcha
cha programas reglados para la lucha contra los una campaña favorecedora del consumo de sal yo-
TDY que merece la pena describir: dada y se logró que su uso fuera obligatorio (por
La Generalitat de Cataluña8, de forma oficial, pu- decreto de la Consejería de Educación) en los co-
so en marcha un programa de salud pública con el medores escolares. Para comprobar el grado de efi-
objetivo de erradicar los TDY, para lo cual desa- cacia de dicha campaña, tras 10 años de su implan-
rrolló un plan estratégico de salud con unos objeti- tación se estudió a 1.800 escolares10: se comprobó el
uso de sal yodada en el 100% de los comedores es- Otras comunidades llevan años intentando con-
colares y en el 65% de los hogares asturianos, gra- vencer a sus autoridades sanitarias para promover el
cias a lo cual la yoduria media había ascendido a uso de la sal yodada y, recientemente, el grupo de
140 µg/l. En resumen, se encontró una franca me- TDY de la Sociedad Española de Endocrinología
joría tras 10 años de yodación en el Principado de está insistiendo para que desde el mismo Ministerio
Asturias, pero se precisaba todavía incrementar el de Sanidad se imponga la yodación universal de la
consumo de sal yodada hasta llegar al 95% de la po- sal en España, lo cual sería la medida más eficaz pa-
blación, especialmente en las 2 áreas montañosas ra acabar con el problema, de la misma manera que
del interior; por ello, además de reforzar la campaña ha sucedido en numerosos países.
en los medios de comunicación, se programó un En 1993, España presentaba una endemia de bo-
nuevo estudio para el año 2000 con el objetivo final cio de grado I-II con una escasa nutrición de yodo
de lograr la erradicación de los TDY a finales de si- (< 100 µg/l).
glo XX. A partir de ese momento y al continuar sin con-
La Conselleria de Sanidad de la Xunta de Galicia seguir apoyo de las autoridades sanitarias para la yo-
realizó en 1985 una excelente campaña informativa dación universal de la sal, las acciones para impulsar
para la prevención del bocio endémico y reco- el consumo de yodo y erradicar los TDY continúan
mendó el consumo de sal yodada, pero no ha reali- en manos de los profesionales sanitarios sensibiliza-
zado estudios globales sistemáticos de la eficacia de dos con el tema, que han realizado nuevos estudios
dicha campaña, aunque sí acciones puntuales. y programas de concienciación de la población.
Los estudios realizados en la última década por mediante muestreo polietápico de toda la provin-
comunidades autónomas son, de manera resumida, cia14,15. SE objetivó un 19,8% de bocio (un 17,4% de
los siguientes: grado Ia y un 2,4% de grado Ib). La yoduria fue 109
± 75,6 µg/l (mediana, 90 µg/l), con un 25% de yo-
durias < 50 µg/l y un 25% de población que con-
Andalucía sumía sal yodada.
El valor añadido de este estudio es que encuen-
Ha sido una zona con endemia de bocio, como tra una clara relación entre yoduria y cociente inte-
se resume en la tabla 3. lectual (test de la G de Cattel), como se muestra en
En los últimos años se han realizado los siguien- la tabla 4.
tes estudios:
Córdoba. En Fuentepalmera (Córdoba) se realizó
Cádiz. Llevado a cabo en la zona básica de salud un estudio en el que se objetivó una yoduria media
de Olvera en la Serranía de Ronda, zona noroeste de de 145,7 µg/l.
la provincia de Cádiz11. Se estudió a 92 escolares (de los
1.969 censados en el curso 1998-1999). Se objetivó
una prevalencia de bocio del 29,3% (un 25% de gra- Cataluña
do I y un 4,3% de grado II). La yoduria media fue
130,78 µg/l, el 28,2% tenía una yoduria < 100 µg/l. En la década de los años ochenta, Serra et al16 rea-
El 40% reconocía consumir sal normal, el 57% no lizaron un amplio estudio sobre población general
sabía qué tipo de sal usaba y sólo el 3% sabía con en el que mostraron un 21% de bocio y una yodu-
seguridad que usaba sal yodada. ria media de 88,5 µg/l, con un 25% de yodurias < 50
En resumen, es un zona con endemia bociosa a µg/l. La distribución no era homogénea y algunas
pesar de tener una media de yoduria > 100 µg/l. comarcas del Pirineo alcanzaban una prevalencia del
50% de bocio.
Málaga. En la zona de la Axarquía se estudió a Posteriormente, en 1990, tras 5 años de iniciada
756 escolares12 y se objetivó una prevalencia de bo- la campaña para incentivar el consumo de sal yoda-
cio del 37% (el 20,8% de grado Ia y el 16,3%, Ib). La da17, Vila et al18 realizaron una valoración de la de-
media ± desviación estándar (DE) de la yoduria fue ficiencia de yodo en la comarca pirenaica de la Cer-
de 121,5 ± 65,4 µg/l (mediana, 120 µg/l). El 19,5% danya. Se apreció un significativo aumento de la
tenía una yoduria < 50 µg/l y el 48,5%, < 100 µg/l. yoduria de la población (de 76 a 174 µg/l; mediana
El consumo de sal yodada era tan sólo del 26%. 172 µg/l). El bocio descendió hasta el 28% y el con-
Este estudio tiene el valor añadido de haber de- sumo de sal era del 36%.
mostrado claramente una relación inversa entre el Cinco años mas tarde, Serna et al19 realizaron un
umbral auditivo a todas las frecuencias y la yoduria13. estudio en las 5 comarcas del Pirineo leridano y en
Otro estudio realizado en Pizarra en personas la comarca de Segriá y objetivaron una importante
adultas objetivó un 59,5% de personas con yodurias disminución de la prevalencia de bocio (18%) y una
< 100 µg/l. El consumo de sal yodada era del 60%. marcada recuperación de la yoduria (media de 120
µg/l). El consumo de sal yodada en la población es-
Jaén. Se realizó un estudio en el año 2001-2002 tudiada fue del 51%. En el mismo año, 1995,
en 1.107 escolares (entre 6 y 14 años) seleccionados Simón20 realizó un estudio en las comarcas de Ribe-
Prevalencia de bocio Primer estudio Segundo estudio Tercer estudio Cuarto estudio
(%) (1982-1983) (1986-1987) (1992-1993) (2000)
que en la actualidad el 75% de los hogares asturia- adecuada nutrición de yodo. En la tabla 10 se ex-
nos consume sal yodada, lo cual garantiza una nu- pone la evolución, tanto de la prevalencia de bocio
trición de yodo suficiente (yoduria, mediana en es- como de la yoduria.
colares de 130 µg/l) y la prevalencia de bocio ha Podemos afirmar que lo que era una endemia de
descendido hasta el 8,2%. Son datos muy satisfacto- grado 3 o severa había pasado a ser una endemia leve.
rios después de 18 años de campaña de profilaxis Sin embargo, se observó que el desarrollo mental
de yodo con revaluaciones y refuerzos periódicos. de los escolares era muy inferior al de otras zonas
(en el test de inteligencia Cattell, el 85% de ellos ob-
Las Hurdes tenía una cifra < 100%, frente al 50% habitual). Esto
hizo sospechar que, a pesar de una adecuada nutri-
La Junta de Extremadura comenzó una campaña ción de yodo en la edad escolar, habían presentado
de profilaxis de yodo en 1985 y Escobar y Morreale deficiencia de yodo en la época fetal de su vida. Es-
han realizado numerosos estudios para asegurar una to se pudo demostrar al objetivar:
Tabla 11 Leches más consumidas en lactantes el primer estudio de la época moderna sobre nutri- 13
(µg de yodo/100 ml) de leche reconstituida ción de yodo en mujeres embarazadas en la comu-
nidad de Madrid26. Esta comunidad era endémica le-
Inicio (µg) Continuación Otras fórmulas ve según los criterios usados en escolares, pues un
estudio previo llevado a cabo en 2.150 escolares de
Adapta Blemil P2: 21 Nestle C 21
Almiran Nativa Alpren 21
las 5 áreas sanitarias de la comunidad objetivó una
14 prevalencia de bocio del 5,7-12,1% (media del 9%) y
Aptamil Nidina Almiron 3-12
Blemil F Blemil Plus 12 Blemil 11 la mediana de su yoduria estaba entre 87 y 125 µg/l.
10
Enfalac Aptamil 12 Nidina R 10 Sin embargo, las niñas mayores de 12 años tenían
Nativa Almiron 11 Nutriben 8 una prevalencia de bocio del 18%. Esta observación
Nidina puso en marcha el estudio en mujeres embarazadas.
Nativa
Nidina
Evaluaron a 419 mujeres gestantes mediante yo-
Similac 9 Enfalac 9 duria y determinación de sangre para TSH, T4L, T4,
Nutriben N 7 Novalac 6,5 T3, Tg, anti-TPO y anti-Tg durante el primer, segun-
Novalac 1-5,2 Adapta 4,2 do y tercer trimestres, y a este grupo lo denomina-
Miltina 4,2 Sandoz N 4,2 ron no suplementado en yodo (no-I). Aplicaron el
Adapta mismo protocolo a 93 mujeres embarazadas, a las
Sandoz N 3,9 Miltina 3,6
cuales se les incrementó el aporte diario con suple-
Contenido: máximo 21 µg/100 ml; mínimo 4 µg/100 ml, medio mento vitamínico en comprimidos que contenían
10 µg/100 ml.
150 µg de yodo por comprimido (se les recomendó
Consumo diario recomendado: 0-6 meses (120-150 ml/kg/día),
> 6 meses: 500-1.000 ml/día.
que tomaran 2 comprimidos al día); a este grupo se
le denominó suplementado en yodo (+I).
En la tabla 12 se expone un resumen los resulta-
1. El estado de nutrición de yodo en los niños as- dos de la yoduria y T4L en cada grupo a lo largo de
turianos de 0 a 6 años es satisfactorio. toda la gestación.
2. Parece detectarse un descenso preocupante de La yoduria era muy baja en el grupo de no-I du-
consumo de sal yodada en las familias más jóvenes. rante los 3 trimestres (tendría que ser 160 µg/l para
3. El porcentaje de lactancia materna en Asturias una ingesta de 240 µg/día y una diuresis de 1,5 l).
es bajo, pese a las recomendaciones de UNICEF, La yoduria y la T4 libre están correlacionadas.
OMS, etc. En ambos grupos, la T4 es más alta en el primer
trimestre que en el segundo y en el tercero, con di-
ferencias entre no-I y +I en todos los trimestres.
Estudios en mujeres embarazadas Estos resultados muestran que, en un área con
aparente deficiencia leve de yodo, la T4L de las mu-
Madrid
jeres embarazadas no alcanza las cifras de mujeres
Entre enero de 1996 y diciembre de 1998, los con una adecuada ingesta de yodo. Esto es real-
profesores Escobar del Rey y Morreale llevan a cabo mente preocupante, ya que mujeres con T4 libre ba-
No-I +I No-I +I
1 80a 111 16,6a 19,7
2 90a 190b 12,9a,b 15,4b
3 94a 200c 12,7a,c 15,5c
aIdentifica diferencias estadísticamente significativas entre no-I y +I.
b,cIdentifican diferencias significativas con respecto al primer trimestre.
14
Tabla 13 Ingesta de yodo en gestantes de toda Tabla 14 Yoduria y aporte de yodo en mujeres
la Comunidad Autónoma de Galicia gestantes de la provincia de Pontevedra
Provincia Mediana (µg/l) Yoduria < 150 µg/l (%) Intervalos de Gestantes Con suplementos
yoduria (µg/l) (%) de yodo (%)
La Coruña 92,9 72,5
Pontevedra 112,7 61,5 > 150 32,1 91,3
Orense 101,1 65,9 100-150 27,1 64,7
Lugo 58,7 87,4 50-100 24,7 35
25-50 12,3 22
< 25 3,7 0
do por las mujeres gestantes. Concluyen que en- El porcentaje de embarazadas con yodurias < 180
cuentran un elevado porcentaje de mujeres gestantes µg/l es del 47,2%; sólo la mitad de las gestantes está
con déficit de aporte de yodo, con el riesgo que es- dentro de las recomendaciones de ingesta de yodo.
to conlleva para el desarrollo fetal. Es necesario que
la citada campaña llegue a los adultos, en especial a El Bierzo (León)
las mujeres en edad fértil y gestante. Es imprescindi-
ble prescribir a las gestantes yoduro potásico en las El Bierzo es una comarca situada en la zona oes-
dosis farmacológicas adecuadas e insistir en el con- te de la provincia de León y linda con Galicia y As-
sumo de sal yodada en el resto de la población. turias. En los estudio iniciales de 1993 presentaba
una endemia grave de bocio; posteriormente, la Jun-
ta de Castilla y León realizó una campaña de yoda-
Cataluña ción y, aunque cabe esperar una cierta mejoría, no
hay datos posteriores.
Hasta la actualidad no se disponían datos de las En el año 2001, González Mateo et al31 se plan-
embarazadas en Cataluña. En este sentido, el grupo tearon estudiar la nutrición de yodo en un grupo de
de Vila et al30 ha diseñado un estudio para conocer mujeres gestantes de la zona.
el grado de yodación en 2 zonas en los Pirineos y Estudiaron a 189 gestantes y encontraron un 57%
en la costa. Hasta el momento actual han comunica- de bocio y un 35% de consumo de sal yodada. La
do los resultados del Pirineo, que han dividido en yoduria media del grupo en el primer trimestre fue
4 comarcas. La yoduria la han analizado en 148 ges- de 71,4 µg/l (sólo el 4% tenía yodurias > 200 µg/l).
tantes (edad media 29,4 ± 5,3; con un media de 8,6 Tras recomendar el consumo de sal yodada y suple-
± 2,9 semanas de gestación). En la tabla 15 se resu- mentos vitamínicos, las yodurias medias pasaron en
men los resultados. el segundo trimestre a 91,2 µg/l (12% > 200 µg/l) y
Lo primero que llama la atención es gran variabi- en el tercer trimestre a 120,5 µg/l (18,1% > 200 µg/l).
lidad en el consumo de sal yodada entre las 4 zonas Encontraron en sangre de cordón un 12,7% de
(del 24% en el Pallars al 77% en la Seu), probable- TSH elevada (punto de corte de 15 mU/ml).
mente debido a la influencia de profesionales sani- Estos datos reflejan una grave deficiencia de yo-
tarios sensibilizados en el tema. do en la población gestante de El Bierzo y, por tan-
No conocen los datos sobre suplementación de to, la necesidad de tomar medidas que conduzcan a
yodo durante el embarazo. corregir dicha situación.
La yoduria presenta grandes diferencias entre las
4 zonas, entre las que destaca el Pallars con una me-
Málaga
diana de 76 µg/l. Encuentran una clara correlación
entre consumo de sal yodada y yoduria, pues las ges- En Málaga, Soriguer et al32 han realizado recien-
tantes que consumen sal yodada tienen una yoduria temente un estudio para conocer el grado de nutri-
superior, de 202 frente a 135,5 µg/l (p < 0,0001). ción de yodo de sus gestantes.
Estudiaron a 430 gestantes de 2 centros de salud tanto más preocupantes cuanto que el 31,7% eli-
de Málaga capital (Palma-Palmilla y El Palo) y deter- minaba < 50 µg/l.
minaron la yoduria (Benotti), TSH, T3L, T4L y tiro- En el año 2002 realizamos el abordaje del estudio
glubulina (RIA). de la nutrición de yodo en este grupo de población
Las yodurias que objetivaron se muestran en la en riesgo33,34 en más profundidad. Seleccionamos a
tabla 16. 89 gestantes en su primer trimestre, se determinaron
Asimismo, hallaron una prevalencia de anti-TPO TSH, T4L, T3L, anti-TPO, anti-Tg y antirreceptor de
positivos del 15%, hipotiroidismo subclínico del TSH, se realizó una breve encuesta en la que se pre-
1,5% e hipertiroidismo subclínico del 2,6%. guntaba sobre el uso de sal yodada y, tras obtención
Concluyen que la ingesta de yodo en las mujeres de una primera yoduria, se generalizó el uso de és-
embarazadas de Málaga es muy baja y se precisa la ta y se recomendó una dosis diaria de un complejo
administración sistemática de un fármaco que con- vitamínico con 120 µg de yodo por comprimido. Se
tenga yodo en dosis adecuadas en las mujeres em- repitió la determinación de yoduria en el segundo y
barazadas sanas. el tercer trimestres.
El 69,5% de las gestantes consumía sal yodada. La
yoduria de las que consumían sal yodada era signi-
Asturias
ficativamente más alta que la de las que no la usa-
Asturias era una zona clásica de deficiencia en ban (144 frente a 104 µg/l). La tabla 17 muestra los
yodo donde desde 1983 se está realizando una cam- resultados más importantes.
paña de profilaxis de yodo con estudios periódicos La función tiroidea de todas ellas fue normal y la
para valorar su eficacia (1983-1988-1992-2000), y re- prevalencia de autoinmunidad positiva fue del 10%.
forzándola de tal manera que en el último estudio se Estos resultados nos vuelven a mostrar un área
objetivó una práctica erradicación de la deficiencia con una casi erradicación del problema de la defi-
de yodo en los escolares asturianos, aunque se pu- ciencia de yodo en los escolares y, sin embargo, con
so como meta que el 90% de hogares asturianos más del 50% de sus gestantes con una nutrición de
consumiera sal yodada. yodo insuficiente. Ello obligará a suplementar ade-
En el año 1999 realizamos la primera aproxi- cuadamente a las gestantes con un aporte extra,
mación al problema de la nutrición de yodo en además del uso de sal yodada.
las embarazadas y analizamos la yoduria de 67
gestantes del área sanitaria de Oviedo —con pro-
Tabla 17 Yoduria en gestantes de Asturias
grama de profilaxis de yodo con la sal desde
1983— comparándola con 110 gestantes del área Yoduria (µg/l)a Yoduria < 160 µg/l
sanitaria de El Bierzo (León), tradicionalmente (equivalente a 240 µg/día)
endémica y sin programa de profilaxis de yodo;
se observaron marcadas diferencias: la yoduria
1.er trimestre 131,2 ± 75 (116,5) [89] 76,7%
media de las gestantes de Asturias fue de 139 µg/l,
2.º trimestre 180,4 ± 107 (140) [71] 56,3%
con un 31,2% que eliminaba menos de 100 µg/l fren- 3.er trimestre 176,4 ± 80 (159 [49] 51%
te a 88 µg/l media en El Bierzo y un 65,3% de aMedia ± desviación estándar (mediana) [n]
ellas > 100 µg/l. Las cifras de esta comarca eran
18 Tabla 19 Datos obtenidos del análisis de los recién Tabla 20 Datos recogidos por la Comisión de Errores
nacidos junto con el estado de nutrición Metabólicos
de yodo de las gestantes
Comunidad autónoma 0TSH ≥ 5 mU
Provincia TSH ≥ 5 mU (%)
Andalucía
Málaga (capital) (1997) 6,6-7,4 Granada, Jaén, Almería 6,7
Málaga (Auxarquía) (1997) 9,3 Málaga 6,9
El Bierzo (León) (2001)a 12,7 Sevilla, Huelva, Cádiz y Córdoba 11,6
Asturias (2000) 0,74 Aragón 7,0
Asturias (2002) 0 Asturias 2,2
aSangre de cordón. Baleares 0,1
Canarias 6,6
Cantabria 1,6
Castilla y León —
las gestantes, estos valores, obteniendo nuevos datos Castilla-La Mancha —
de interés (tabla 19). Galicia 2,8
Extremadura —
En el 2005, los datos recogidos por la Comisión La Rioja 4,3
de Errores Metabólicos (comunicación oral en abril de Madrid 4,7
2005) demuestran unos valores ligeramente mejores, Murcia 0,5
aunque hay 3 comunidades autónomas sin datos y 6 Navarra 3,6
con cifras claramente superiores al punto de corte, Comunidad Valenciana
por lo que la falta de homogeneidad en los resulta- Alicante 6
País Vasco 7,3
dos es evidente (tabla 20). Los datos aquí referidos
nos indican, según las clasificaciones internaciona-
les, que en las regiones españolas estudiadas hay
deficiencia de yodo de grado leve (TSH ≥ 5 mU en sal de la sal y, pese a la creciente sensibilización so-
recién nacidos entre el 3-19,9%) lo que traduce una bre este problema, el consumo de sal yodada es ba-
evidente carencia de yodo en las madres durante la jo (< 30% y sólo algunas comunidades autónomas
gestación y confirma la validez de este indicador pa- como Cataluña y Asturias superan el 60%).
ra controlar la eficacia de los programas de profila- 3. La responsabilidad de estudiar, sensibilizar e
xis de yodo, siempre que la toma de la muestra se intentar erradicar el problema continúa recayendo
realice en las condiciones referidas, para poder eli- sobre los profesionales sanitarios más receptivos al
minar las interferencias de la elevación de TSH tras tema de los TDY.
el nacimiento y que puede llegar hasta el tercer día 4. Hay numerosas zonas de España en las que ig-
de vida de los recién nacidos. El término, pues, de noramos su estado de nutrición de yodo.
deficiencia leve expresado por los valores de la TSH 5. En las comunidades donde hay estudios re-
neonatal no debe ser minusvalorado, ya que no de- cientes se objetiva una franca mejoría de las yodu-
ja de tratarse de un significativo problema de Salud ria, con una media alrededor de 140 µg/l, pero per-
Pública, evitable si logramos que todas las gestantes siste una prevalencia de bocio > 5%, lo que
consuman 200-300 µg de yodo al día. probablemente indica que esta aceptable nutrición
de yodo es todavía reciente.
6. El grupo de las gestantes tiene una nutrición
CONCLUSIONES muy escasa de yodo lo que, según sabemos hoy día,
repercute de forma muy importante y negativa en el
1. En el año 2006 España continúa sin un plan desarrollo del sistema nervioso del feto, por lo que
nacional para la erradicación de los TDY, debido a constituye un grupo con elevado riesgo.
la falta de sensibilidad de los responsables políticos 7. La determinación de la TSH neonatal como in-
hacia este problema. dicador de la deficiencia maternofetal nos indica la
2. España sigue siendo uno de los países euro- presencia de un grado de deficiencia inadmisible al
peos sin legislación para lograr la yodación univer- ser fácilmente subsanable.
8. Los estudios iniciales sugieren que los niños < 2. Mientras esto ocurre se debe aumentar el con- 19
6 años tiene un estado de nutrición de yodo satisfac- sumo de sal yodada entre la población española, es-
torio. pecialmente en niños, jóvenes y mujeres en edad
fértil.
Por todo lo anterior debemos: 3. Iniciar un aporte extra de fármaco con yodo
1. Lograr la universalización de la sal yodada pa- en dosis adecuadas (al menos con 200 µg/día) a to-
ra consumo humano y animal y disponer de sal das las mujeres ya en la etapa preconcepcional, du-
gruesa yodada. rante todo el embarazo y la lactancia.
BIBLIOGRAFÍA
1. Delange F. Iodine deficiency in Europe anno 2002.Thryroid 14. Piedad Santiago Fernández. Prevalencia del déficit de yodo en
International. 2000;3:1-20. la provincia de Jaén y trastornos asociados. Tesis doctoral.
2. West and Central Europe Assesses its Iodine Nutrition. IDD Granada: Universidad de Granada; 2003.
Newsletter. 2002;18:7. 15. Santiago P, Rojo-Martínez G, Garcia-Fuentes E, Sánchez C, Ga-
3. Rubio A, Gali F. Endemia bociosa en Asturias. Clínica social. rriga MJ, Soriguer F. Prevalencia de bocio endémico en la pro-
Rev Iberoamericana Ciencias Médicas. 1899;2:50. vincia de Jaén. Endocrinol Nutr. 2003;50 Supl. 2: 38.
4. Ferreiro Alaez L, Escobar del Rey F. 100 años de literatura so- 16. Serra Majem L, Canela J, Gavaldá M, Jover Ll, Salleras Ll, Lo-
bre el bocio endémico en España. Endocrinología. 1987;34:4-14. veras G. Bocio Endémico deficiencia de yodo en Cataluña.
Endocrinología. 1987;34 Supl. 2: 35-47.
5. Resolution WHO 43.2 The prevention and control of iodine
deficiency disorders. The 43th World Health Assembly. Gene- 17. Serra Majem L, Lloveras G, Vila L, Salleras L. Estrategias para
va: WHO; 1990. la prevención y el control de los transtornos ocasionados por
la deficiencia de yodo en Cataluña (1983 1992). Endocrino-
6. Endocrinología 1987;34(2) Volumen completo
logía. 1993;40:273-7.
7. Endocrinología 1993;40(7) Volumen completo
18. Vila L, Subirats E, Vila T, Margalef N, Vallescar R, Leiva A. Es-
8. Serra Majem L, Lloveras G, Vila L y Salleras L. Estrategias pa- tudio de bocio endémico en una población de los Pirineos
ra la prevención y el control de los trastornos ocasionados (Cerdanya-Girona). Ann Med Intern (Madrid). 1999;16:338-44.
por la deficiencia de yodo en Cataluña (1983-1992). Endocri-
nología. 1993;40:273-7. 19. Serna C, Serra L, Gascó E, Muñoz J, Ribas L, Escobar del Rey
F. Situación actual de la endemia de bocio endémico y del
9. Menéndez Torre E, Díaz Cadórniga FL, Aranda Regules J, Boix consumo de yodo en la población del Pirineo y de la comar-
Pallares P, Aller Granda J, Rabal Artal A. Estudio epidemioló- ca del Segrià de Lleida. Aten Primaria. 1998;22:66-76.
gico del bocio endémico en la población escolar asturiana.
Endocrinología. 1987;34:29-34. 20. Simón I. Situación actual del bocio endémico en las comar-
cas de Tarragona. (tesis doctoral). Tarragona: Facultat de Me-
10. Delgado Álvarez E, Díaz Cadórniga FJ, Boix Pallarés P, Aller
dicina de la Universitat Rovira i Virgili; 1996.
Granda J, Rabal Artal A, Lavilla Corcobado A. Bocio endémi-
co en Asturias: 10 años de profilaxis con sal yodada. Endo- 21. Gómez JM, Maravall FJ, Gómez N, Gumá A, Soler J. Determi-
crinología. 1997;44:31-7. nats of thyroid volume as measured by ultrasonography in he-
althy adults randomly selected. Clin Endocrinol. 2000;53:629-
11. Madueño Caro AJ, Cabeza Saura PB, Díaz Orta J, Benitez
34.
Rodríguez E, Ruiz Galdon M, Gómez A. Prevalencia de bocio
y deficiencia de yodo en población escolar de una zona bá- 22. Ruiz Ll, Blasi M, Martin M, Camps C, Ruggeri N, Delgado R,
sica de salud tradicionalmente endémica. Aten Primaria. et al. Bocio endémico en Barcelona. Comunicación en Con-
2001;27:258-62. greso Nacional de la Sociedad de Pediatría. Palma de Mallor-
ca; 2001.
12. Millon Tamires MC. Prevalencia de bocio endémico y otros
trastornos relacionados con la deficiencia de yodo en la dieta 23. Serra-Prat M, Díaz E, Verde Y, Gost J, Serra ME, Puig Domin-
en la comarca de la Axarquia. Tesis Doctoral. Málaga: Uni- go M. Prevalence of iodine deficiency and related factors in 4
versidad de Málaga; 1999. year-old schoolchildren. Med Clin (Barc). 2003;120:246-9.
13. Soriguer F, Millon MC, Munoz R, Mancha I, Lopez Siguero JP, 24. García-Mayor RV, Ríos M, Fluiters E, Mendez LF, García-Ma-
Martinez Aedo MJ, et alo. The auditory threshold in a school- yor EG, Andrade A. Effect of iodine supplementation on a pe-
age population is related to iodine intake and thyroid func- diatric population with mild iodine deficiency. Thyroid.
tion.Thyroid. 2000;10:991-9. 1999;9:1089-93.
20 25. Delgado Álvarez E, Díaz-Cadorniga FJ, Valdés Cañedo MM, 32. García Fuentes E, Soriguer F, Reviriego S, Domínguez I, Co-
Méndez Garcia A, Bobis Rodríguez ML, Tartón Garcia et al. ronas I, Carrasco R, et al. Volumen tiroideo y eliminación de
Nutrición de yodo en los escolares asturianos tras 18 años de yodo en el embarazo normal de mujeres de Málaga. Endocri-
yodoprofilaxis con sal: ¿erradicación del bocio endémico? En- nol Nutr. 2003;50 Supl 2:6.
docrinol Nutr. 2001;48 Supl 2:14.
33. García Delgado C, Delgado E, Díaz-Cadórniga F, Álvarez JA,
26. De Santiago J, Pastor J, Escobar del Rey F, Morreale de Esco- Valdés M, Méndez A, Coto T, et al. Estudio sobre nutrición de
bar G. Deficiencia de yodo y función tiroidea de la embara- yodo en embarazadas asturianas. Endocrinol Nutr. 2003;50
zada. Endocrinología.1999;46:7. Supl 2:5.
27. Pop VJ, Kuijpens JL, Van Baar AL, Verkerk G, Van Son MM, 34. Delgado E, García Delgado C, Díaz-Cadórniga F, Álvarez JA,
De Vijlder JJ, et al. Low maternal free thyroxine concentra- Valdés M, Méndez A, et al. Prevalencia de autoinmunidad ti-
tions during early pregnancy are associated with impaired roidea en gestantes asturianas. Endocrinol Nutr. 2003;50 Supl
psychomotor development in infancy. Clin Endocrinol (Oxf). 2:6.
1999;50:149-55.
35. Espada M, Chamorro E, Carles E, Dulin E, Eguilera I, Pompols
28. Deficiencia de yodo en gestantes de la comunidad Gallega.
T, et al. Monitorización del Ddficit de yodo en España a través
Grupo para el estudio de la yodo-deficiencia de la Sociedad
del Programa de Cribado Neonatal. Ann Esp Pediatr. 2002:57
Gallega de Endocrinología y Nutrición. Servicio de Endocri-
Supl 2:66.
nología. Hospital Xeral-Cies. Vigo. Endocrinología 2001;48
Supl 2:62. 36. Fernández Iglesias MC, Rodríguez González MC, González
29. Rodríguez I, Luna R, Ríos M, Fluiters E, Paramo C, García-Ma- Florez I. Determinación de TSH neonatal en un programa de
yor RV. Iodine deficiency in pregnant and fertile women in an cribado con doble muestreo y su aplicación en la evaluación
area of normal iodine intake. Med Clin (Barc). 2002;118:217-8. de la deficiencia de yodo. Quim Clínica. 2002;21:35-6.
30. Vila L, Muñoz J, Casmitjana R, García A, Legaz G, Barrionue- 37. Doménech Martínez E, Barroso Guerrero I. Utilidad del Pro-
vo C, et al, y grupo GEDIG. Estudio de la deficiencia de yo- grama de Cribado Neonatal del Hipotiroidismo Congénito pa-
do de la población gestante de los Pirineos. Endocrinol Nutr. ra la valoración de la deficiencia de yodo en Canarias. Ann
2002;49 Supl 1: 5. Pediatr. 2003;58:357-63.
31. González Mateo MC, Fernández Fernández M, Díez Hernán- 38. Delgado Álvarez E, Díaz-Cadórniga FJ, Valdés Cañedo MM,
dez A, Delgado Gómez M, García Menéndez L, Díaz-Cadorni- García Delgado C, Dominguez B. Nutrición de yodo en los
ga FJ. Bocio, función tiroidea y excreción de yodo en gestan- lactantes y niños hasta 6 años en Asturias. Endocrinol Nutr.
tes de la zona de El Bierzo. Endocrinol Nutr. 2002;49:289-92. 2005;52:150.
ARTÍCULOS
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
22 1. «Todo niño tiene derecho a un aporte adecua- una insuficiencia de yodo durante el embarazo y la
do de yodo para asegurar su desarrollo normal». De lactancia.
especial importancia es el derecho del niño que aún
no ha nacido, por lo que:
2. «Toda madre tiene el derecho a una ingestión YODACIÓN UNIVERSAL DE LA SAL
adecuada de yodo durante el embarazo, para asegu-
rar que su hijo(a) alcance su desarrollo mental ópti- Debe tenerse muy presente lo ya indicado: la de-
mo». ficiencia de yodo no es privativa de países subdesa-
Los Estados signatarios −España incluida− de las rrollados, puesto que es inherente a su geografía e
conclusiones de tres reuniones mundialesa en que se historial geológico. Lo que sí es imperdonable en un
trató de la importancia de la insuficiencia de yodo país industrializado es no haberla eliminado, ya que
se comprometieron a eliminar esta «hambre oculta» para ello hay numerosos procedimientos muy
(hidden hunger) para el año 2000, y desde entonces económicos y sencillos. Ya se ha indicado arriba
se han realizado grandes progresos en muchas par- que, para nuestra vergüenza y la de países de nues-
tes del mundo. Debido muy probablemente a la creen- tro entorno, Europa va a la zaga de muchos países
cia errónea de que se trata de un problema de paí- subdesarrollados en esta lucha contra la deficiencia
ses aún en vías de desarrollo, que no incumbe a de yodo.
países desarrollados, Europa está actualmente a la Para los países, como España y los de su entorno,
zaga en el cumplimiento de los compromisos adqui- en los que la distribución de la sal está bien organi-
ridos, por lo que se sigue conculcando estos dere- zada, los organismos internacionales (OMS, UNICEF,
chos humanos básicos, y en la reciente cumbre ICCIDD) promueven la yodación universal de la sal
mundial de 2002 ha sido necesario extender la mo- (universal salt iodination [USI]), entendiéndose por
ratoria hasta el 2005. Éste ya ha transcurrido y Es- tal la yodación mundial de toda sal de consumo hu-
paña sigue sin cumplir con ese compromiso, adqui- mano y animal, y la utilizada en las industrias de la
rido ya formalmente desde hace 15 años. alimentación. España no ha introducido esta práctica
¿Por qué son tan importantes los dos derechos de forma institucionalizada y en la actualidad el con-
humanos enunciados más arriba? Esperamos que el sumo de sal yodada representa sólo un porcentaje
presente artículo lo explique. Como ya hemos indi- inaceptable (20-30%) de toda la sal que se expende
cado, la cantidad de yodo de que disponemos limi- con los fines indicados arriba. Como consecuencia, la
ta las cantidades de T4 y T3 que la glándula tiroides deficiencia de yodo sigue afectando a gran parte de
puede sintetizar y secretar. Por lo que respecta al la población. Aunque ya no haya zonas de deficien-
derecho humano (apartado B) podemos añadir que: cia de yodo muy grave, en las que nazcan cretinos
3. «Toda madre tiene el derecho a una ingestión (neurológicos o mixedematosos), las áreas con yo-
adecuada de yodo durante el embarazo, para asegu- dodeficiencia de grados moderado y leve siguen es-
rar que su producción de T4 y la de su feto y neo- tando muy extendidas, tal y como se expone en
nato sean suficientes para que su hijo(a) alcance su otros artículos de este número. Sus consecuencias
desarrollo mental óptimo». para la población que las padece son mucho más im-
Es muy importante tener presente que no se tra- portantes de lo que se creía hace varias décadas.
ta de que todos los niños sean genios, sino de evi- Se admite en la actualidad que cualquier grado
tar que su desarrollo potencial se vea mermado por de yododeficiencia de la madre, por leve que sea, es
potencialmente dañino para el desarrollo del cere-
bro del feto y del neonato2-5. La gravedad e irrever-
aConvención sobre Derechos de la Infancia, Organización de las sibilidad de los déficits de neurodesarrollo se rela-
Naciones Unidas (ONU), Nueva York, 1989; Cumbre de la cionan con la principal consecuencia de la
Infancia, ONU, Nueva York, 1990; Conferencia Mundial sobre yododeficiencia, a saber, la hipotiroxinemia materna:
Micronutrientes: Eliminando el Hambre Oculta, UNICEF, OMS,
el daño es tanto más grave: a) cuanto mayor es el
FAO, ICCIDD, Montreal, 1991; Conferencia Mundial de Nutrición,
OMS, FAO, Roma, 1992. grado de hipotiroxinemia, o sea, cuanto mayor yo-
Ratificados en la última Convención sobre los Derechos del Niño, dodeficiencia materna, y b) cuando se padece du-
ONU, 2002. rante la primera mitad del embarazo5-9.
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
Tabla 1 Ingestas mínimas de yodo recomendadas gan en cantidades apropiadas, y muy recientemente 23
a partir de 199311 y 2005 se dispone de YODUK ®, que sólo contiene IK,
evitándose con esto el peligro de que se sobrepasen
Grupo Edad Ingesta recomendada, las cantidades recomendadas de otros componentes
µg/día
de los preparados vitamínico-minerales como, por
Prematuros > 30 ejemplo, de vitamina A.
Niños 0-5 meses 90
6-12 meses 90
1-3 años 90 PRESCRIPCIÓN DE YODO
4-6 años 90
7-10 años 120
La prescripción de yodo durante el embarazo y la
Adultos 150
Mujeres embarazadas 250
lactancia no deben sustituir el consumo habitual de
Mujeres lactantes 300 sal yodada, que debe continuar. Pero cuando se
aconseja la prescripción, ¿de qué cantidades de yo-
do se está hablando?
Es muy frecuente encontrar un cierto grado de
La buena noticia actual es que, aunque no se ha- perplejidad ante dos mensajes simultáneos y apa-
ya establecido la yodación universal de la sal, tene- rentemente contradictorios que se está transmitiendo
mos medios, sencillos y económicos, pare evitar la a las embarazadas y lactantes, a saber: a) la prescrip-
deficiencia de yodo durante la vida fetal y neonatal. ción de yodo, y b) la prohibición de usar desinfec-
Para ello basta introducir de forma protocolizada la tantes yodados antes, durante y después del parto y
prescripción de yoduro potásico en la dosis adecua- las medidas que tomar en el caso de que sea nece-
da desde el comienzo de la gestación, o antes si fue- sario usar contrastes yodados10,12.
se posible, y durante toda la lactancia. Se ha venido La comparación de los datos que aparecen en las
haciendo esto de forma esporádica mediante el uso tablas 1 y 2 pone claramente de manifiesto que las
de preparados vitamínico-minerales que lo conten- cantidades de yodo que contienen desinfectantes y
Tabla 2 Contenido en yodo o principio activo yodado en diferentes medicamentos, desinfectantes y contrastes
radiológicos de uso muy extendido12 y de 1 g de sal yodada
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
24 contrastes yodados difieren notablemente de las que de T3 «libre» (T3L) se asemejan. Se postula que son
se recomienda en el embarazo y la lactancia. Son la T4L y la T3L las formas hormonales que pueden
entre 500 y 3.000 veces superiores a las que se in- entrar en las células, en las que son metabolizadas
giere habitualmente, incluso tomando los 200-250 µg por diversas vías metabólicas, de las que las princi-
recomendados. Se podría comparar con la ingestión pales y mejor conocidas son las vías de desyodación.
de 5 a 30 kg de cloruro sódico (sal común) en vez En ellas intervienen 3 enzimas bien caracterizadas,
de los 10 g diarios. Es evidente que semejantes can- denominadas yodotironina desyodasas (iodothyroni-
tidades tendrían efectos yatrogénicos que no tienen ne deiodinases) D1, D2 y D3. Se diferencian entre sí
las empleadas habitualmente en la alimentación + IK por sus preferencias por el sustrato, su distribución
prescritos. en diferentes tejidos y sus inhibidores específicos.
Aunque la D1 puede desyodar las yodotironinas
del anillo interno (átomo de yodo en posición 5), su
NECESIDAD DE PRESCRIPCIÓN DE YODO efecto habitual es el de desyodarlas en el anillo ex-
DURANTE EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA terno (átomo en posición 5’ del anillo que contiene
el grupo fenólico), y es muy importante en la gene-
Se va a desarrollar los 5 puntos siguientes: ración intracelular de T3 a partir de T4. Transforma
1. ¿Son equivalentes la T4 y la T3 para el cerebro en T3 gran parte de la T4 que secretó la glándula ti-
en desarrollo? roides y contribuye a la T3 sistémica que puede lle-
2. ¿Qué ocurre con la T4 en condiciones de yo- gar a todos los tejidos. Su actividad aumenta cuando
dodeficiencia? hay un exceso de hormonas tiroideas y disminuye
3. ¿Qué cambios impone el feto a la función ti- cuando éstas escasean. La D2 también genera T3 a
roidea de la madre? partir de T4 por desyodación del átomo de yodo en
4. ¿Qué ocurre cuando hay yododeficiencia du- posición 5’, pero se regula de forma opuesta a la
rante el embarazo? D1: cuando disminuye la concentración de T4 au-
5. ¿Y la lactancia? menta la actividad de la enzima, y viceversa. Se en-
cuentra, entre otros, en el cerebro, el tejido graso
marrón y la hipófisis. La D3 desyoda la T4 y la T3
La T4 y la T3 en el desarrollo del cerebro en el átomo de yodo en posición 5 del anillo inter-
no, y transforma ambas yodotironinas en metaboli-
La T4 y la T3 no son equivalentes para el cere- tos inactivos, como la T3 y T2 «reversas» (rT3 y rT2).
bro en desarrollo13,14. Como ya se ha enunciado, «to- Por tanto, se considera que tanto la D1 como la
da madre tiene el derecho a una ingestión adecua- D2 tienen importante participación en la activación
da de yodo durante el embarazo, para asegurar que intracelular de la T4, pues generan T3, más activa a
su producción de T4 y la de su feto y neonato sean nivel celular, mientras que el principal papel de la
suficientes para que su hijo(a) alcance su desarrollo D3 es de inactivación de las dos hormonas. Para
mental óptimo». Debe hacerse notar que no se ha comprender el papel de la T4 materna en el desa-
hecho referencia alguna a la T3, a pesar de ser ésta rrollo del cerebro fetal, debe tenerse en cuenta que
la forma más activa a nivel celular: de las dos yo- en el cerebro predominan las isoformas D2 y D3,
dotironinas, es la T3 la que se une con más afinidad mientras que no se encuentra D1 en actividades
a los receptores nucleares para desencadenar sus apreciables. El balance entre los efectos opuestos de
numerosos efectos biológicos. Omitir sistemática- la D2 (activación) y la D3 (inactivación) está deter-
mente en el contexto de esta exposición toda men- minado ontogénicamente y de forma específica en
ción a la T3 materna puede parecer muy extraño o, las diferentes estructuras cerebrales, según sean sus
al menos, paradójico. necesidades en diferentes fases del desarrollo. Se
En condiciones fisiológicas y de adecuado aporte adapta así a cada momento y a cada tipo celular la
de yodo, la glándula secreta cantidades de T4 muy cantidad de T3 que puede llegar a unirse al recep-
superiores a las de T3. En el hombre, la concentra- tor nuclear, dando lugar a un efecto biológico de-
ción de T4 total sérica es muy superior a la de T3 terminado. Durante el desarrollo fetal y posnatal, to-
total, pero las concentraciones de T4 «libre» (T4L) y da la T3 que llega a unirse a los receptores
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
nucleares presentes en diferentes tipos celulares del Un aumento de la TSH circulante ante la dismi- 25
sistema nervioso se ha generado a partir de la T4, nución de la T4 sólo se observa en los casos en que,
por acción de la D2. La T3 circulante no contribuye además de la deficiencia de yodo, hay otros factores
a la T3 intracelular que llega al receptor nuclear y que interfieren directamente con la capacidad de la
no ejerce un efecto biológico. glándula para autorregularse. Tal es el caso de una
Es éste el motivo por el que a lo largo de esta ex- enfermedad autoinmunitaria subyacente o de facto-
posición se hace constante referencia a la hipotiro- res ambientales como la deficiencia de selenio o la
xinemia materna y fetal, y escasa referencia a las presencia de bociógenos en la dieta. En tales casos,
concentraciones de T3 que, como se acaba de seña- disminuyen tanto la T4 como la T3, los individuos
lar, son prácticamente irrelevantes para el desarrollo son clínicamente hipotiroideos y aumentan sus con-
cerebral durante esa fase de la vida. centraciones de TSH.
Las personas con tejido tiroideo normal, incluidas
las mujeres embarazadas, que ingieren cantidades de yo-
La T4 en condiciones de yododeficiencia do inferiores a sus necesidades óptimas tienen: T4 (y T4L)
disminuida, T3 normal o aumentada y TSH normal.
La deficiencia de yodo desencadena procesos Por lo tanto, el grado de deficiencia de yodo que
adaptativos de autorregulación tiroidea. Entre algu- padece un individuo no puede definirse por el grado
nos clínicos actuales hay varios conceptos erróneos de aumento de la TSH circulante, como es habitual
sobre los efectos de la deficiencia de yodo: que los en los casos de afección primaria de la glándula, a la
habitantes de áreas yododeficientes son hipotiroide- que están más acostumbrados nuestros clínicos, de
os y tienen concentraciones séricas de tirotropina formación médica predominantemente anglosajona.
(TSH) elevadas. Esto se debe a que pasa inadverti- El grado de deficiencia de yodo se relaciona con el
do que el organismo ha ido desarrollando, con la grado de su hipotiroxinemia. Pero si en la deficien-
evolución, unos potentes mecanismos de adaptación cia de yodo el individuo no es clínica ni subclínica-
para hacer frente a la posible y probable fluctuación mente hipotiroideo, ¿qué importancia puede tener su
del yodo disponible. La glándula tiroides reacciona hipotiroxinemia? La tiene selectivamente para todos
ante la disminución del yoduro circulante poniendo los tejidos que dependen de la T4 para la genera-
inmediatamente en marcha numerosos mecanismos ción local de T3 por acción de la desyodasa D2, en-
de autorregulación tiroidea7,9,15, llamados así porque tre los que destacan las diferentes estructuras del ce-
no requieren cambios previos de la cantidad de TSH rebro14. Son selectivamente hipotiroideas, aunque no
circulante. Lo único que se requiere es que el tejido lo sea el individuo en su conjunto.
tiroideo sea normal y que no se vea afectado por La hipotiroxinemia materna, y posteriormente fe-
procesos patológicos. Como consecuencia de estos tal y neonatal, padecida durante la gestación y la
mecanismos, hay un aumento del flujo sanguíneo y primera infancia tiene consecuencias muy negativas
de la captación de yoduro, aumento de la altura de porque, como ya se ha explicado (fig. 1), durante
los acini y aumento del peso de la glándula (bocio). ese período de desarrollo del cerebro la T3 intrace-
Lo más importante a destacar desde la perspectiva lular, que puede unirse al receptor nuclear de hor-
presente es que tienen lugar importantes cambios en monas tiroideas, no procede de la T3 circulante, si-
la síntesis y la secreción de las yodotironinas: el po- no que se genera local y exclusivamente de la T4
co yodo que va llegando a los folículos tiroideos se por efecto de la D2 y la D3. Estas isoenzimas se re-
utiliza para la síntesis y la secreción preferente de T3 gulan ontogénicamente de forma específica para di-
−que sólo requiere 3 átomos de yodo−, en detri- ferentes estructuras cerebrales, con lo que se regula
mento de la síntesis y la secreción de T4 −que ne- la cantidad de T3 que se necesita en cada momen-
cesita 4 átomos por molécula−. Como consecuencia to14. Esto se ha demostrado para el cerebro humano
se produce una situación de hipotiroxinemia, pero (fig. 2): la actividad D2 está igualmente elevada en
sin hipotiroidismo clínico o subclínico, porque la T3 la corteza cerebral y en el cerebelo; la actividad D3
circulante suele ser normal o estar incluso aumenta- es baja en la corteza cerebral y muy elevada en el
da, y esto evita un aumento de la TSH por encima cerebelo, y disminuye de forma más tardía, cuando
de lo normal7,9,15. al final de la gestación el cerebelo necesita T3 ge-
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
26
Sangre Célula
Citoplasma Núcleo
T3L T3 T3 TR Acción biológica
D3 No funciona durante
rT2 el desarrollo del cerebro
Figura 1. Representación esquemática de las principales vías metabólicas que regulan la cantidad de
T3 que llega a unirse al receptor nuclear para desencadenar un efecto biológico. En el cerebro del feto y
del neonato, prácticamente toda la T3 que llega a unirse al receptor se genera localmente a partir de
T4L procedente de la circulación sanguínea13. D3: desyodasa «inactivadora»; D2: desyodasa
«activadora»; TR: receptor nuclear; rT3: T3 reversa.
nerada localmente para su diferenciación. Por lo tan- sencia de T4 en el líquido exocelómico que lo cir-
to, la T4 materna es esencial para el desarrollo del cunda ya desde unas 4 semanas tras la concepción,
cerebro durante la primera mitad de la gestación. la edad más temprana a la que se ha obtenido
Una hipotiroxinemia materna, sean cuales fueren sus muestras. Durante la primera mitad del embarazo, la
concentraciones séricas de T3 y TSH, impide la ge- T4 materna disponible para los tejidos fetales (cere-
neración de cantidades apropiadas de T3 en la cor- bro incluido) se relaciona directamente con la tiro-
teza cerebral de su feto. xinemia materna, de forma que cuanto más baja sea
De todo esto podría concluirse que, si una mujer la T4 (y T4L) de la madre, menos T4 llega a las es-
en edad de procrear ingiere al menos 150 µg de yo- tructuras cerebrales del feto16, por lo que menos T3
do al día que se recomienda a la población adulta llegará a generarse para unirse al receptor nuclear y
para evitar la deficiencia de yodo y, por lo tanto, no desencadenar sus efectos biológicos. Durante la se-
es hipotiroxínémica, tampoco habrá problemas du- gunda mitad, cuando el tiroides del feto comienza a
rante la gestación y la lactancia. Semejante actitud es secretar sus propias hormonas yodadas, no se inte-
errónea y causa muchas minusvalías de desarrollo rrumpe el aporte materno7-9,18,19, de forma que sigue
mental y motor, evitables mediante la prescripción participando, en un 20-50%, en la T4 asequible al
de yodo, como se explica a continuación. cerebro del feto para generación intracelular de T3.
Para que todo esto ocurra de forma óptima, la mera
presencia del embrión impone sus propias condicio-
La presencia del feto impone importantes nes a la fisiología tiroidea materna. Las altas con-
cambios en la función tiroidea de la madre centraciones de gonadotropina coriónica (hCG), que
suelen alcanzar valores máximos durante la primera
Contrariamente a lo que se ha venido afirmando mitad de la gestación y en modo especial durante el
durante buena parte del siglo XX, hay transferencia primer trimestre, estimulan la glándula tiroidea de la
de T4 y T3 de la madre al embrión desde el co- madre a producir y secretar cantidades altas de las
mienzo de la gestación, y se ha demostrado la pre- hormonas tiroideas. La hCG tiene efectos estimula-
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
27
T4 en suero
pmol/g
3,0
pmol/g
3,0
fetal se
quintuplica de 2,0 2,0
3 a 15 pmol/ml
1,0 1,0
0,0 0,0
12 14 16 18 20 12 14 16 18 20
2,5 2,5
T2 T3
2,0 2,0
T3 en suero
pmol/g
1,5 1,5
pmol/g
fetal está
muy baja:
circa 0,5 pmol/l 1,0 1,0
0,5 0,5
0,0 0,0
12 14 16 18 20 12 14 16 18 20
Figura 2. Cambios de las concentraciones de T4 y T3 en la corteza cerebral y el cerebelo de fetos humanos normales
durante la primera mitad del embarazo14. La función tiroidea del feto empieza hacia las 18-20 semanas posmenstruales,
de forma que las hormonas tiroideas encontradas en el feto proceden de la circulación materna. Durante este período de
desarrollo, la T3 en suero fetal está muy baja, mientras que la T4 se quintuplica. Estos resultados confirman que en el
cerebro del feto humano la T3 de la corteza cerebral también procede de la T4 por la vía indicada en la figura 1, por
efecto de la D2. En el cerebelo, la T3 generada así se inactiva por las altas actividades de la D3, que sólo empiezan a
disminuir después de la semana 20: la maduración del cerebelo es bastante más tardía que la de la corteza.
dores de la glándula tiroides; su actividad biológica ra la detección de hipotiroxinemias causadas por de-
es muy inferior a la de la TSH, pero durante la ges- ficiencia de yodo (fig. 3A).
tación se alcanzan concentraciones tan altas de hCG Se considera que estos cambios de la función ti-
que la secreción de T4 y T3 por la glándula mater- roidea materna impuestos por el feto son un ejem-
na llega a ser capaz de suprimir la TSH circulante de plo más del dominio que éste ejerce, en beneficio
la madre. Esta última circunstancia es otra razón por propio, sobre el sistema endocrino materno.
la que la medición de concentraciones séricas de Por hipotiroxinemia materna se entiende que su
TSH durante el embarazo sea de muy poco valor pa- T4L es inferior a la que corresponde a las distintas
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
28
FTF FTF
1,5 50 20
A B
40 5,0
T4L (pmol/l)
1,0 15
T3L (pmol/l)
30
20 4,0
0,5 10
10
0 0 0 0
10 20 30 40 10 20 30 40
Edad posmenstrual en semanas
Figura 3. Cambios impuestos por la presencia del feto en la función de la glándula tiroidea de la madre, desde el comienzo del
embarazo. La secreción de tirotropina (TSH) no se regula ya por el servomecanismo negativo hipotalamohipofisotiroideo, que queda
sobreseído por las altísimas concentraciones de gonadotropina coriónica (hCG). Ésta tiene una actividad tirotrópica muy inferior a la de
cantidades equimolares de TSH. Pero en estas concentraciones tan elevadas estimula la secreción de T4 y T3 por la madre, por lo que
aparecen los «picos» de T4L y T3L del primer trimestre impuestos por el feto17, muy probablemente en beneficio propio7-9. FTF: comienzo
de la función tiroidea fetal.
fases de la gestación. Estas concentraciones van va- zo se le suman las necesidades de yodo que tiene el
riando durante el embarazo (fig. 3B). Si durante el tiroides del feto, que a su vez necesita yodo sufi-
primer trimestre no están en el límite superior de los ciente para no ser hipotiroxinémico7-9.
valores considerados normales para la población Resumiendo: a) para que la glándula tiroides de
adulta, se debe concluir que la embarazada está hi- la madre pueda responder a la presencia del feto
potiroxinémica. También lo está si durante la segun- con el «pico de T4L» característico del primer trimes-
da mitad de la gestación su T4L está en la mitad in- tre y el mantenimiento durante todo el embarazo de
ferior de dichos valores. También es importante concentraciones séricas de T4L en la zona superior
resaltar que la T4 sintetizada y secretada por las mu- de los valores normales de la población adulta, ella
jeres embarazadas con hipotiroxinemia puede ser necesita aumentar considerablemente la cantidad de
suficiente para la madre, que sigue siendo eutiroidea yodo que ingiere habitualmente, hasta 250-300
por tener una T3 adecuada, pero al mismo tiempo µg/día como mínimo, y b) como no puede duplicar
puede ser insuficiente para el cerebro del feto. la cantidad de sal yodada, necesita la prescripción
Para que se pueda alcanzar las altas concentra- de yodo en la dosis adecuada desde el comienzo del
ciones séricas de T4L impuestas por la presencia del embarazo, o antes de ser posible, y hasta el parto.
feto, se necesita un aporte suficiente de yodo, que
prácticamente se duplica respecto al necesitado an-
tes del embarazo. Como durante la gestación va au- La yododeficiencia durante el embarazo
mentando el volumen sanguíneo tanto de la madre dificulta la respuesta de la función tiroidea
como el del feto, la producción materna de T4L si- materna impuesta por el feto
gue aumentada hasta el parto y, como consecuencia,
sigue estando incrementada la cantidad de yodo que Es muy importante comprender que el aumento
se necesita para ello: el doble de la necesaria antes de las necesidades de yodo durante el embarazo es
de comenzar la gestación. Debe tenerse en cuenta, consecuencia directa de la presencia del embrión y
además, que durante la segunda mitad del embara- del feto: una mujer sin hipotiroxinemia por deficien-
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
29
A B
FTF
35 35
*
30 p < 0,05 30 *
25 25 * *
T4L (pmol/l)
T4L (pmol/l)
Rango T4L
Rango T4L
población
población
20 20
adulta
adulta
15 15
10 10
5 5 * * *
0 0
4 8 12 16 20 24 28 32 36 1 2 3
Edad posmenstrual en semanas Trimestre
-IK +IK -IK +IK
Figura 4. Resumen de los principales resultados obtenido en mujeres embarazadas normales (– IK) de la Comunidad de Madrid, y en
un grupo que recibió suplementos de yodo (+ IK) desde la primera visita, a las 12 semanas de embarazo aproximadamente. El panel A
muestra que la T4L materna presentaba valores dentro de la mitad más baja de los de referencia para la población adulta, y no se
aprecia el «pico» de T4L característico del primer trimestre. Éste, sin embargo, se observó claramente en las embarazadas que recibían el
suplemento de IK. El panel B muestra que los valores medios de la T4L materna eran significativamente más altos en las mujeres
suplementadas que en las que no recibían IK, desde el comienzo hasta el final del embarazo5.
cia de yodo antes del embarazo puede volverse rá- las concentraciones séricas de T4L durante los 3 tri-
pidamente hipotiroxinémica al comienzo de éste si mestres también eran superiores en las embarazadas
no se duplican las cantidades de yodo de las que que recibieron la dosis adecuada de yodo (fig. 4B)
puede disponer. Comprobar que la cantidad de yo- y que tenían yodurias (180-200 µg/l) que indicaban
do que ingiere una mujer es adecuada antes del em- una ingestión de yodo media de 250-300 µg/día,
barazo y confirmar que su tiroxinemia es normal no frente a yodurias de 90-95 µg/l en las embarazadas
deben llevar a la conclusión de que no hay riesgos, no suplementadas. En la figura 5 aparece la correla-
ya que es la presencia del feto lo que impone las ción directa observada cuando se representó la me-
nuevas condiciones. De forma que hay que asegurar dia de T4L del primer trimestre y las medianas de la
la dosis adecuada de yodo desde el comienzo mis- yoduria correspondientes a 4 estudios epidemiológi-
mo del embarazo, o antes, cuando se trate de em- cos diferentes: el «pico de T4L» se aplana tanto más
barazos programados. En la figura 4A se resumen cuanto menor es la yoduria, relacionada a su vez
datos de la Comunidad de Madrid, clasificada como con la cantidad de yodo ingerida.
zona de yododeficiencia leve por estudios epide- La administración de la dosis adecuada de yodo
miológicos realizados en escolares. En embarazadas durante el embarazo, de 200 µg/día, no tiene con-
normales no se observó el pico de T4L del primer traindicación alguna ya que, si el yodo administrado
trimestre, que sin embargo aparecía claramente en no es necesario y la ingesta de yodo ya era suficien-
aquellas que recibieron la dosis adecuada de yodo te para cubrir las necesidades durante el embarazo,
yodo desde el comienzo del embarazo. La media de su exceso se eliminará por la orina. Las cantidades de
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
31
*
80
70
Porcentaje de células BrdU+
60
50
*
(E14-16)
40
30 *
20
*
10
NS NS
0
I II-III IV V VI wm
Figura 6. Histograma que representa los porcentajes de células BrdU positivas en diferentes capas (I-VI) de la corteza cerebral y en
sustancia blanca subcortical (SB) encontradas en ratas de 40 días de edad, nacidas de madres sometidas a diferentes tratamientos
durante la preñez y antes del comienzo de la función tiroidea fetal. El BrdU se incorporó a neuronas que comenzaron su migración
radial a E14-16. Las madres recibieron un bociógeno (MMI) durante sólo 3 días, comenzando por la mañana de E12 y retirándolo por
la mañana de E15 (grupo 3d MMI12). Se infundió a otros 2 grupos tratados igualmente por 3 días con T4 en dosis fisiológicas,
empezando durante el tratamiento con MMI (grupo 3d MMI12+T413) o al finalizarlo (grupo 3d MMI12+T415). Se confirmó que las ratas
preñadas de los grupos 3d MMI12 y 3d MMI12+T415 eran moderadamente hipotiroideas durante un período muy transitorio, de 3 días
aproximadamente, mientras que esta situación se obvió con la infusión de T4 comenzada durante el tratamiento con MMI (grupo 3d
MMI12+T413). El histograma muestra que en los fetos de las madres 3d MMI12 y 3d MMI12+T415 las células BrdU+ se encontraron en
localizaciones heterotópicas donde no se encuentran en la prole de ratas control, como la sustancia blanca subcortical (SB), y en mayor
número de lo habitual en las capas más profundas (capa VI) a costa de las que migrarían a capas superiores (capas V y IV). Estos
resultados muestran que una situación de hipotiroxinemia materna leve y muy transitorio al comienzo de la neurogénesis es suficiente
para producir cambios de la migración radial de neuronas, que ya son irreversibles cuando se retrasa el tratamiento con T4. También
se producían alteraciones de la citoarquitectura de la corteza y el hipocampo, y disfunciones funcionales. Tomado del estudio
de Ausó et al23.
entre hipotiroxinemia materna durante la primera del feto. La BrdU se incorpora al núcleo durante la
mitad de la gestación y alteraciones del desarrollo última fase S del ciclo celular de las células cerebra-
de la corteza cerebral. Para ello se ha recurrido a les del feto, justo antes de comenzar su migración
modelos experimentales en ratas. En esta especie la hacia su localización definitiva. Se encontró que la
función tiroidea fetal no comienza hasta E17.5-18, y hipotiroxinemia materna causaba una alteración
el nacimiento tiene lugar en E21-22. Se ha utilizado irreversible de la migración radial de neuronas ha-
dos modelos experimentales diferentes22,23. En am- cia las diferentes capas de la corteza cerebral y al-
bos casos las ratas preñadas recibieron bromodeo- teraciones de la citoarquitectura de ésta y del hipo-
xiuridina (BrdU) durante 3 días (E14-16 o E17-19), campo. Se encontró una proporción importante de
anteriores o muy al comienzo de la función tiroidea las células marcadas con BrdU en localizaciones he-
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
CONCLUSIONES
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
duro potásico, YODUK®. La presentación de 200 µg siempre que sea posible, antes del embarazo y pro- 33
es la adecuada en la situación actual de deficiencia longando su uso durante la lactancia. Debe hacerse
de yodo leve-moderada que se presenta en las em- de forma generalizada, sin exigir pruebas previas de
barazadas españolas. Convencidas las autoridades que la embarazada en cuestión es yododeficiente e
sanitarias de las diferentes autonomías, se ha apo- hipotiroxinémica, de la misma manera que se ha ge-
yado la iniciativa del Ministerio de Sanidad y Con- neralizado el uso de folatos, sin pruebas previas de
sumo de incluirlo entre los medicamentos que se que la mujer sea folatodeficiente. Sólo así dejaremos
pueden recetar a cargo de la Seguridad Social, de de conculcar los derechos del niño que aún no ha
los que se han excluido los preparados vitamínico- nacido y que aquí repetimos:
minerales.
«Toda madre tiene el derecho a una ingestión
Recomendaciones adecuada de yodo durante el embarazo, para asegu-
Urge implementar la prescripción de yodo que rar que su hijo(a) tenga el desarrollo mental óptimo
aumente la ingesta en 200-300 µg/día, comenzando, que le corresponde».
BIBLIOGRAFÍA
1. Morreale de Escobar G, Escobar del Rey F. Deficiencia de yo- 11. Delange F, Dunn JT, Glinoer D. Specific recommendation on
do: derechos de la infancia. An R Acad Nac Med. 1998;115: iodine nutrition for mothers and infants in Europe. En: De-
683-701. lange F, Dunn JT, Glinoer D, editores. Iodine Deficiency in
2. Delange F. Iodine deficiency as a cause of brain damage. Europe. New York: Plenum Press; 1993. p. 478-9.
Postgrad Med J. 2001;77:217-20. 12. Morreale de Escobar G, Escobar del Rey F. El yodo durante la
gestación, lactancia y primera infancia. Cantidades mínimas y
3. Delange F, Lecomte P. Iodine supplementation: benefits out-
máximas: de microgramos a gramos. Progresos en Diagnósti-
weigh risks. Drug Saf. 2000;22:89-95.
co y Tratamiento Prenatal. 2005;17:111-7.
4. Glinoer D, Delange F. The potential repercussions of mater- 13. Calvo RM, Obregón MJ, Ruiz de Oña C, Escobar del Rey F,
nal, fetal, and neonatal hypothyroxinemia on the progeny. Morreale de Escobar G. Congenital hypothyroidism, as studied
Thyroid. 2000;10:871-7. in rats: crucial role of maternal thyroxine but not of 3,5,3’-
5. Morreale de Escobar G, Escobar del Rey F. Consequences of triiodothyronine in the protection of the fetal brain. J Clin In-
iodine deficiency for brain development. En: DeVijlder JMM, vest. 1990;86:889-99.
Morreale de Escobar G, editores. The Thyroid and the Brain. 14. Kester MH, Martínez de Mena R, Obregon MJ, Marinkovic D,
Stuttgart: Schattauer; 2003. p. 33-56. Howatson A, Visser TJ, et al. Iodothyronine levels in the hu-
6. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Is man developing brain: major regulatory roles of iodothyroni-
neuropsychological development related to maternal hypothy- ne deiodinases in different areas. J Clin Endocrinol Metab.
roidism, or to maternal hypothyroxinemia? J Clin Endocrinol 2004;89:3117-28.
Metab. 2000;85:3975-87. 15. Pedraza PE, Obregón MJ, Escobar-Morreale HF, Del Rey FE,
De Escobar GM. Mechanisms of adaptation to iodine defi-
7. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Ma-
ciency in rats: thyroid status is tissue specific. Its relevance for
ternal thyroid hormones early in pregnancy and fetal brain de-
man. Endocrinology. 2006;147:2098-108.
velopment. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2004;18:225-
48. 16. Calvo RM, Jauniaux E, Gulbis B, Asuncion M, Gervy C, Con-
tempre B, et al. Fetal tissues are exposed to biologically rele-
8. Morreale de Escobar G. Yodo y embarazo. En: Eupharlaw, vant free thyroxine concentrations during early phases of de-
editores. Yodo y salud en el siglo XXI. Madrid: European Phar- velopment. J Clin Endocrinol Metab. 2002;87:1768-77.
maceutical Law Group, Recordati España; 2004. p. 105-44.
17. Glinoer D. Regulation of thyroid function during normal preg-
9. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Ro- nancy: importance of the iodine nutrition status. Best Pract
le of thyroid hormone during early brain development. Eur J Res Clin Endocrinol Metab. 2004;18:133-52.
Endocrinol. 2004;151:U25-37. 18. Ares S, Escobar-Morreale HF, Quero J, Durán S, Presas MJ,
10. Proceso Asistencial Integrado del embarazo, parto y puerpe- Herruzo R, et al. Neonatal hypothyroxinemia: Effects of iodi-
rio. Sevilla: Consejería de Salud de Andalucía (SAS); 2005. p. ne intake and premature birth. J Clin Endocrinol Metab.
110. 1997;82:1704-12.
Morreale de Escobar G et al. Metabolismo de las hormonas tiroideas y del yodo en el embarazo.
Razones experimentales para mantener una ingesta de yodo adecuada en la gestación
34 19. Ares S, Escobar-Morreale H, Quero J, Durán S, Presas MJ, He- ciency. A possible novel iodine deficiency disorder in develo-
rruzo R, et al. Thyroid hormone metabolism in premature in- ped countries? J Clin Endocrinol Metab. 2004;89:6054-60.
fants and their neurodevelopment. En: DeVijlder JMM, Morre- 22. Lavado-Autric R, Ausó E, García-Velasco JV, Arufe MC, Esco-
ale de Escobar G, editores. The thyroid and the brain. bar del Rey F, Berbel P, et al. Early maternal hypothyroxine-
Stuttgart: Schattauer; 2003. p. 85-96. mia alters histogenesis and cerebral cortex cytoarchitecture of
20. World Health Organization. Iodized oil during pregnancy. Sa- the progeny. J Clin Invest. 2003;111:1073-82.
fe use of iodized oil to prevent iodine deficiency in pregnant 23. Ausó E, Lavado-Autric R, Cuevas E, Escobar del Rey F, Mo-
women: a WHO statement. Bull WHO. 1996;74:1-3. rreale de Escobar G, Berbel P. A moderate and transient defi-
21. Vermiglio F, Lo Presti VP, Moleti M, Sidoti M, Tortorella G, ciency of maternal thyroid function at the beginning of fetal
Scaffidi G, et al. Attention deficit and hyperactivity disorders neocorticogenesis alters neuronal migration. Endocrinology.
(ADHD) in the offspring of mothers exposed to iodine defi- 2004;145:4037-47.
ARTÍCULOS
Velasco López I. Necesidades de yodo en el embarazo. Razones clínicas para evitar la deficiencia de yodo en el embarazo
36
Estimulación de la glándula Aumento de la producción de hormonas
I I I
T4
T3
I I I I
cil for Control of Iodine Deficiency Disorders (ICCIDD) tor estimulante hipofisario, la tirotropina (TSH), que
llegase a recomendar un aporte diario de al menos actuaría favoreciendo un aumento en la síntesis de
250 µg/día, probablemente en el rango de 250-300 hormonas y al mismo tiempo estimulando la glán-
µg/día en gestantes sanas9. dula, lo que contribuye a un incremento del volu-
La posibilidad de alcanzar dicha cifra con una men tiroideo (efecto bociógeno) en caso de insufi-
dieta equilibrada es difícil, dado el escaso contenido ciente aporte nutricional de yodo. Este mecanismo
en yodo que presenta nuestra dieta y teniendo en inicial permite un aumento en la liberación de hor-
cuenta que, como sociedad, formamos parte de un monas y mantiene las concentraciones hormonales
área geográfica con una endemia leve-moderada de dentro de la normalidad15.
deficiencia de yodo10,11. Más de la mitad de la po- Si el efecto de carencia de yodo persiste, se po-
blación de Europa occidental y central está en ries- ne en marcha un segundo mecanismo compensador
go de deficiencia de yodo y la mayoría de los Esta- que tiene como objetivo «ahorrar» parte del yodo in-
dos europeos carecen de programas institucionales gerido16. Se produce una secreción preferencial de
para resolver este problema12. hormona triyodotironina (T3) en detrimento de la
Por todo ello, la prevención de la deficiencia de producción de tiroxina (T4), que decae ostensible-
yodo en mujeres en edad reproductiva debe ser mente. La T3 es la forma metabólicamente activa de
considerada de igual forma que la deficiencia nutri- la hormona en la periferia y consigue cubrir varios
cional de folatos, para la cual sí que se ha extendi- objetivos:
do una práctica clínica universal en toda la pobla-
ción gestante, y de amplia difusión en nuestra — Mantiene al sujeto en condiciones de «norma-
sociedad13. lidad» metabólica.
— Evita el aumento progresivo de la TSH hipofi-
saria.
DEFICIENCIA DE YODO: MECANISMOS — Ralentiza el proceso de hiperplasia de la glán-
DE ADAPTACIÓN dula tiroidea.
El metabolismo de las hormonas tiroideas cuenta Con todo ello, la mujer embarazada consigue un
con una serie de mecanismos de regulación ante las equilibrio de la maquinaria tiroidea que le permite
restricciones nutricionales de aporte de yodo en la no entrar en hipotiroidismo clínico ni subclínico, pe-
dieta14 (fig. 1). En primer lugar, dispone de un fac- ro a expensas de un descenso crítico en la concen-
Velasco López I. Necesidades de yodo en el embarazo. Razones clínicas para evitar la deficiencia de yodo en el embarazo
tración plasmática de tiroxina libre (T4L) que con- versibles y permanentes en el desarrollo neurológi- 37
duce a una situación de hipotiroxinemia materna co fetal17,19,22.
que, como veremos a continuación, es causa de los
efectos que la deficiencia nutricional de yodo oca-
siona en el embrión y el feto17,18. DESARROLLO NEUROLÓGICO FETAL
Velasco López I. Necesidades de yodo en el embarazo. Razones clínicas para evitar la deficiencia de yodo en el embarazo
38 xinemia materna generan una distorsión de la cito- nas de escasa arborización, con una mielinización
arquitectura del córtex cerebral, en la que se pierde deficiente y axones poco desarrollados34. La migra-
la organización en capas de las neuronas corticales ción neuronal queda interrumpida, y aparecen neu-
y su posterior especialización de función, predeter- ronas altamente especializadas en localizaciones in-
minada genéticamente, dependiendo de su ubica- termedias y aberrantes de la estructura laminar
ción definitiva en la corteza cerebral28. cortical, lo que impide su posterior especialización
Se ha visto que hay áreas específicas del sistema de función. Macroscópicamente, se visualiza un me-
nervioso especialmente influidas por la cantidad de nor desarrollo en áreas de integración cerebelosa y
hormonas tiroideas, tales como el cerebelo o el hi- en hipocampo26,33.
pocampo, así como áreas asociativas del córtex ce- Toda esta alteración del patrón normal de desa-
rebral, encargadas de funciones de integración neu- rrollo neurológico fetal ocurre en períodos muy tem-
rológica29. pranos de la gestación, pero determinan una altera-
ción permanente y definitiva en la citoarquitectura
de la corteza cerebral fetal35.
FISIOPATOLOGÍA DEL DÉFICIT INTRAUTERINO
DE YODO
MANIFESTACIONES NEONATALES DE LA
El yodo ingerido por la mujer gestante (aportado DEFICIENCIA INTRAUTERINA DE YODO
en la dieta o mediante un fármaco con yodo en do-
sis adecuada) permite una correcta secreción de T4 Teniendo en cuenta la repercusión histológica
por el tiroides materno30. Esta T4L pasa al embrión que la deficiencia de yodo tiene en las estructuras
en dos momentos cruciales del desarrollo del tejido neurológicas embrionarias durante las primeras eta-
nervioso, que coinciden con las semanas 11 y 14 de pas del desarrollo intrauterino, puede entenderse su
la vida intrauterina31,32. Se ha comprobado clínica- trascendencia clínica en el recién nacido y en el
mente que en mujeres con suficiencia de yodo, en niño de edad escolar.
estos dos momentos puntuales, tienen lugar «picos» Se produce una afección directa de regiones cor-
en la concentración plasmática de T4L. ticales tradicionalmente identificadas como «zonas si-
Si se atiende a la cronología del desarrollo del lenciosas», en las que residen neuronas altamente
sistema nervioso central del embrión, sabemos que especializadas que llevan a cabo funciones de inte-
en ese mismo período de la vida intrauterina tienen gración36.
lugar los procesos de migración neuronal desde es- Por tanto, la traducción clínica no es inicialmente
tructuras subcorticales indiferenciadas hasta los es- tangible, como ocurre con lesiones del córtex motor
tratos más superficiales del córtex cerebral, que son o sensorial, que cuentan con un sustrato anatómico
ocupados por las neuronas de función altamente es- claramente definido. Las estructuras medulares y
pecializada22,26. troncoencefálicas quedan respetadas en su totalidad,
En este proceso de migración neuronal, es de vi- por lo que no existe afección motriz directa (hecho
tal importancia las correctas sincronía e interrelación diferenciador con la deficiencia de ácido fólico, que
entre neuronas y células gliales, que actúan a modo actúa como agente deletéreo para el tubo neu-
de escalas por las que ascienden las neuronas hasta ral)21,36.
su localización cortical definitiva33. Sin embargo, esta afección difusa y ubicua del te-
La participación de las hormonas tiroideas en es- jido cortical, atribuible a la carencia nutricional de
te proceso es multilateral, ya que actúan favorecien- yodo, tiene una trascendencia clínica incuestionable
do el desarrollo de los precursores de células gliales en el desarrollo psicomotor del niño. Se ha compro-
y su posterior maduración. A nivel neuronal, favore- bado que los hijos nacidos de mujeres con cifras de
cen la proliferación de dendritas, el desarrollo axo- T4 bajas en la primera mitad de la gestación pre-
nal, el proceso de mielinización y la formación de sentan cocientes intelectuales menores que una po-
sinapsis, de tal forma que los tejidos embrionarios blación de hijos de madres con suficiencia de yo-
sometidos a una restricción de hormonas tiroideas do18,19. Para ello, se ha empleado escalas de medida
en etapas tempranas del desarrollo presentan neuro- que incluían pruebas de coordinación visomotriz,
Velasco López I. Necesidades de yodo en el embarazo. Razones clínicas para evitar la deficiencia de yodo en el embarazo
— La deficiencia de yodo afecta de manera pre- — Sabemos que la TSH no es un buen marcador
ferente en la edad infantil y en la edad fértil de la en las gestantes, ya que no refleja el aporte de yo-
mujer, y muy especialmente en el embarazo y a los do recibido.
recién nacidos pretérmino, que constituyen la po- — Las cifras de T4L requieren sistemas de vali-
blación más vulnerable y deficitaria en yodo35,39,40. dación propios de cada centro, en función de los
— El embarazo pone en marcha una serie de kits de laboratorio empleados.
transformaciones metabólicas en el suero materno y — La medición de la excreción urinaria de yodo
en el funcionamiento tiroideo. Secundariamente, las sólo está disponible en ciertos centros de referencia
variaciones en las concentraciones plasmáticas de y resultaría poco práctica su utilización en estudios
hormonas tiroideas en las etapas tempranas de la de grandes poblaciones, salvo con fines investiga-
gestación condicionan de manera sustancial la trans- dores.
ferencia de hormonas entre la madre y el embrión31.
— En condiciones normales, la suficiencia de yo- Por último, la existencia de medidas profilácticas
do en la mujer embarazada permite incrementar la simples y de bajo coste, como son la promoción del
secreción de T4 para hacer frente a los requeri- consumo de sal yodada y la prescripción de suple-
mientos de los tejidos embrionarios en desarrollo1,2, mentos farmacológicos de yoduro potásico, hace in-
especialmente en áreas corticales somatosensoriales necesaria la implantación de métodos de rastreo en
y estructuras como cerebelo e hipocampo27. la población43.
Velasco López I. Necesidades de yodo en el embarazo. Razones clínicas para evitar la deficiencia de yodo en el embarazo
— La mayor parte de la literatura científica rela- En nuestro medio, sabemos que la única forma
cionada con el déficit de yodo estaba circunscrita a de garantizar un aporte continuo y regular de yodo
especialidades como la endocrinología o los análisis durante toda la gestación y el período de lactancia
clínicos. que permita cubrir las necesidades de la madre y del
— Durante muchos años, ha prevalecido la idea feto en todo momento pasa por la utilización de
de que el factor etiológico de los trastornos neu- comprimidos de yoduro potásico10,11, administrados
rológicos relacionados con la deficiencia de yodo profilácticamente desde la etapa preconcepcional y
era el hipotiroidismo materno, de tal manera que, en hasta el final de la lactancia.
ausencia de hipotiroidismo clínico o subclínico en la En la actualidad están comercializados complejos
madre, quedaba descartada la afección neurológica multivitamínicos, cuyo contenido en yodo oscila en-
del feto44,45. tre 75 y 150 µg por comprimido, y más reciente-
— Las manifestaciones clínicas en la prole de una mente han aparecido en el mercado comprimidos de
deficiencia de yodo en la madre durante la gestación yoduro potásico de 100 y 200 µg.
son difíciles de demostrar en la práctica, ya que obli- En cualquier caso, es evidente que se impone la
gan a seguimientos prolongados y con sistemas de necesidad de suplementar a todas las embarazadas,
evaluación psicomotriz de difícil extrapolación de un de manera universal, desde el momento más precoz
contexto sociocultural a otro46. de la gestación, haciendo especial hincapié en el
— Por último, la escasa prevalencia de deficien- primer trimestre de la gestación y, también, en la
cia nutricional de yodo en la sociedad estadouni- lactancia19,48.
Velasco López I. Necesidades de yodo en el embarazo. Razones clínicas para evitar la deficiencia de yodo en el embarazo
BIBLIOGRAFÍA
1. Glinoer D. The regulation of thyroid function in pregnancy: 10. Rodríguez I, Luna R, Ríos M, Fluiters E, Páramo C, García-Ma-
pathways of endocrine adaptation from physiology to patho- yor RV. Déficit de yodo en gestantes y mujeres en edad fértil
logy. Endocr Rev. 1997;18:404-33. pertenecientes a un área con consumo normal de yodo. Med
2. Burrow GN, Fisher DA, Reed Larsen P. Maternal and fetal thy- Clin (Barc). 2002;118:217-8.
roid function. N Engl J Med. 1994;331:1072-8. 11. Pop VJ, Brouwers E, Vader HL, Vulsma T, Van Baar AL, De
3. Glinoer D, De Nayer P, Bourdoux P, Lemone M, Robin C, Van Vijlder JJ. Maternal hypothyroxinaemia during early pregnancy
Steirteghem A, et al. Regulation of maternal thyroid during and subsequent child development: a 3-year follow-up study.
pregnancy. J Clin Endocrinol Metab. 1990;71:276-87. Clin Endocr. 2003;59:282-8.
4. Domínguez I, Reviriego S, Rojo-Martínez G, Valdés MJ, Ca- 12. Vitti P, Delange F, Pinchera A, Zimmermann M, Dunn JT. Eu-
rrasco R, Coronas I, et al. Déficit de yodo y función tiroidea rope is iodine deficient. Lancet. 2003;361:1226.
en una población de mujeres embarazadas sanas. Med Clin 13. Proceso Asistencial Integrado de Embarazo, parto y puerperio,
(Barc). 2004;122;449-53. 2005. Disponible en: http://www.csalud.junta-andalucia.es
5. Zimmermann M, Delange F. Iodine supplementation of preg- 14. Glinoer D. Pregnancy and iodine. Thyroid. 2001;11:471-81.
nant women in Europe: a review and recommendations. Eur
J Clin Nutr. 2004;58:979-84. 15. Glinoer D. Feto-maternal repercussions of iodine deficiency
during pregnancy. An Update. Ann Endocrinol. 2003;64:37-44.
6. WHO/UNICEF/ICCIDD. Assessment of iodine deficiency di-
sorders and monitoring their elimination. WHO/NHD/01.1, 16. Glinoer D. Maternal and fetal impact of chronic iodine defi-
1999. ciency. Clin Obstet Gynecol. 1997;40:102-16.
7. Antonangeli L, Maccherini D, Cavaliere R, Di Gulio C, Rein- 17. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Is
hardt B, Pinchera A, et al. Comparison of two different doses neuropsychological development related to maternal hypothy-
of iodine in the prevention of gestational goiter in marginal roidism or to maternal hypothyroxinemia? J Endocrinol Metab.
iodine deficiency: a longitudinal study. Eur J Endocr. 2002; 2000;85:3975-87.
147:29-34. 18. Pop V, Kuipens JL, Van Baar AL, et al. Low maternal free thy-
8. Pharoah POD. Iodine-supplementation trials. Am J Clin Nutr roxine concentrations during early pregnancy are associated
Suppl. 1993;57:S276-9. with impaired psychomotor development in infancy. Clin En-
9. Delange F. Optimal iodine nutrition during pregnancy, lacta- docrinol (Oxf). 1999;50:149-55.
tion and the neonatal period. Int J Endocrinol Metab. 2004; 19. Pop VJ, Brouwers E, Vader HL, Vulsma T, Van Baar AL, De
2:1-12. Vijlder JJ. Maternal hypothyroxinaemia during early pregnancy
Velasco López I. Necesidades de yodo en el embarazo. Razones clínicas para evitar la deficiencia de yodo en el embarazo
42 and subsequent child development: a 3-year follow-up study. dine deficiency on radial glial cells of the hippocampus of the
Clin Endocr. 2003;59:282-8. rat fetus. A model of neurological cretinism. J Clin Invest.
20. Morreale de Escobar G. Yodo y embarazo. En: Eupharlaw, 1997;99:2701-9.
editores. Yodo y salud en el siglo XXI. Madrid: European Phar- 34. Sethi V, Kapil U. Iodine deficiency and development of brain.
maceutical Law Group; 2004. p. 105-44. Ind J Ped. 2004;71:325-8.
21. Velasco López I. Anomalías prenatales asociadas a la defi- 35. Delange F. Iodine deficiency as a cause of brain damage.
ciencia de yodo. Prog Diag Trat Prenat. 2005;17:123-8. Postgrad Med J. 2001;77:217-20.
22. Sun XZ, et al. Normal and abnormal migration in the develo- 36. Amiel-Tison. Neurología perinatal. Barcelona: Masson; 2001.
ping cerebral cortex. J Med Invest. 2002;49:97-110. 37. Vermiglio F, Lo Presti VP, Moleti M, Tortorella G, Scaffiddi G,
23. Wasco EC, Martínez E, Grant KS, St Germain EA, St Germain Castagna MG, et al. Attention deficit and hyperactivity disor-
DL, Galton VA. Determinants of iodothyronine deiodinase ac- ders in the offspring of mothers exposed to mild-moderate io-
tivity in rodents uterus. Endocrinology. 2003;144:4253-61. dine deficiency: a posible novel iodine deficiency disorder in
developed countries. J Clin Endocrinol Metab. 2004;89:6054-
24. Zoeller RT. Transplacental thyroxine and fetal brain develop-
60.
ment. J Clin Invest. 2003;111:954-7.
38. Kooistra L, Crawford S, Van Baar AL, Brouwers EP, Pop VJ.
25. Morreale de Escobar G, Escobar del Rey F. Hormonas tiroide-
Neonatal effects of maternal hypothiroxinemia during early
as durante el desarrollo fetal: comienzo de la función tiroidea
pregnancy. Paediatrics. 2006;117:161-7.
y transferencia maternofetal. En: Pombo Arias M, editor. Tra-
tado de endocrinología pediátrica. Madrid: McGraw Hill; 2002. 39. Vulsma T, De Vijlder JJM. How much iodine do pre-term in-
p. 152-85. fants need? Lancet. 2001;357:1145-6.
26. Poch ML. Neurobiología del desarrollo temprano. Contextos 40. Ares S, Escobar-Morreale HF, Quero J. Neonatal hypothyroxi-
educativos 2. 2001:79-94. nemia: effects of iodine intake and premature birth. J Clin En-
docrinol Metab. 1997;82:1704-12.
27. Morreale de Escobar G. Yodo y embarazo. Prog Diag Trat Pre-
nat. 2005;17:129-46. 41. Pop VJ, Van Baar AL, Vulsma T. Should all pregnant women
be screened for hypothyroidism? Lancet. 1999;354:1224-5.
28. Ausó E, Lavado-Autric R, Cuevas E, Escobar del Rey F, Mo-
rreale de Escobar G, Berbel P. A moderate and transient defi- 42. Cost-effectiveness of prenatal screening for postpartum thyroi-
ciency of maternal thyroid function at the beginning of fetal ditis. NHS EED Abstract 20011780 [citado 28 Ene 2003]. Dispo-
neocorticogenesis alters neuronal migration. Endocrinology. nible en: http://nhscrd.york.ac.uk/online/nhseed/20011780.htm
2004;145:4037-47. 43. Mahomed K, Gülmezoglu AM. Maternal iodine supplements in
29. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Ro- areas of deficiency. Cochrane Database System Rev. 1997;4.
le of thyroid hormone during early brain development. Eur J 44. Haddow JE, Palomaki GE, Allan WC, et al. Maternal thyroid
Endocrinol. 2004;151:U25-37. deficiency during pregnancy and subsequent neuropsycholo-
30. Anderson GW. Thyroid hormones and the brain. Frontiers in gical development of the child. N Engl J Med. 1999;341:549-
Neuroendocrinology. 2001;22:1-17. 55.
31. Mortimer RH, Galligan JP, Cannell GR, Addison RS, Roberts 45. Utiger RD. Maternal hypothiroidism and fetal development. N
MS. Maternal to fetal thyroxine transmission in the human Engl J Med. 1999;341:601-2.
term placenta is limited by inner ring deiodination. J Clin En- 46. Santiago Fernádez P, Torres-Barahona R, Muela-Martínez JA,
docrinol Metab. 1996;81:2247-9. Rojo-Martínez G, García-Fuentes E, Garriga MJ, et al. Intelli-
32. Santini F, Chiovatto L, Ghirri P, Lapi P, Mammoli C, Montane- gence quotient and iodine intake: a cross-sectional study in
lli L, et al. Serum iodothyronines in the human fetus and the children. J Clin Endocrinol Metab. 2004;89:3851-7.
newborn: evidence for an important role of placenta in fetal 47. Chan S, Gittoes N, Franklyn J, Kilby M. Iodine intake in preg-
thyroid hormone homeostasis. J Clin Endocrinol Metab. 1999; nancy. Lancet. 2001;358:583-4.
84:493-8. 48. Morreale de Escobar G. El yodo durante la gestación, lactan-
33. Martínez-Galán JR, Pedraza P, Santacana M, Escobar del Rey cia y primera infancia: cantidades mínimas y máximas: de mi-
F, Morreale de Escobar G, Ruiz-Marcos A. Early effects of io- crogramos a gramos. Prog Diag Trat Prenat. 2005;17:111-7.
ARTÍCULOS
Iodine supplementation
aInstitutode Medicina Fetal Andaluza (IMFA). Hospital Xanit
Internacional. Benalmádena. Málaga. España. strategies during pregnancy
bUnidad de Medicina Fetal. Hospital Universitario
Gallo Vallejo M et al. Estrategias para suplementar con yodo durante el embarazo y la lactancia
44 lud de la Junta de Andalucía sobre «Proceso de Em- Durante el embarazo existe un ligero aumento de
barazo. Yodo y Gestación»7, en las que se reco- la glándula tiroides debido a la acción estrogénica,
miendan 3 conductas fundamentales: a) sustituir la así como un aumento de la filtración glomerular del
sal común por la sal yodada de forma habitual; b) yodo, y esto hace que aumenten también los reque-
prescribir de forma sistemática un suplemento far- rimientos de yodo durante ese período. El organis-
macológico que contenga yoduro potásico en una mo de una mujer adulta se podría adaptar a la ma-
dosis de al menos 150-200 µg/día durante el emba- yor necesidad de hormonas tiroideas, y cuando la
razo y la lactancia, y c) no usar antisépticos yodados yodemia disminuyera, mantendría la función tiroidea
en la embarazada. a expensas de sintetizar T3 (utiliza 3 átomos de yo-
UNICEF también ha desempeñado un papel fun- do en vez de 4) en lugar de T4, que llega también
damental en este proceso, ya que su continuo apoyo, a los tejidos y permite un estado de eutiroidismo,
sus publicaciones y el acuerdo firmado con el Minis- aun manteniendo normal la tirotropina (TSH) (esta-
terio de Sanidad han facilitado enormemente todas las do de hipotiroxinemia sin hipotiroidismo). Sería ya
gestiones necesarias para un proyecto tan importante en un segundo paso, cuando no hubiese suficiente
y trascendente para la salud pública, en un grupo de yodo para las necesidades de T3, cuando comen-
población tan especial como el de embarazadas, lac- zaría a aumentar la TSH (sólo en ese momento apa-
tantes y niños. Por iniciativa de UNICEF, se publicó recerían los primeros síntomas y se detectaría analí-
una proposición no de ley, de octubre de 2000, que ticamente un hipotiroidismo con reducción de T4 y
insta a la administración sanitaria a poner en marcha aumento de TSH).
un programa nacional de prevención de la deficien- Sin embargo, el metabolismo fetal depende ex-
cia de yodo. clusivamente de la T4 libre materna, que es la capaz
Estos documentos oficiales, sin duda alguna, de atravesar la barrera placentaria y, ya en los teji-
serán el aldabonazo definitivo, junto a las recomen- dos fetales, convertirse en T3 y T4 fetal. Por tanto,
daciones oficiales de sociedades científicas, como las en todo el período subclínico de hipotiroxinemia, el
que firmaron el manifiesto antes mencionado, para paso materno-fetal de hormona tiroidea está dismi-
que los profesionales sanitarios pasemos de una nuido, y en ocasiones podría no ser suficiente para
época de oscuridad y dudas, conceptos confusos y un adecuado desarrollo del cerebro fetal. Sería razo-
temores, en relación con el yodo en la embarazada nable determinar la tiroxinemia materna (T4 libre)
y en la lactancia, a una época de luz brillante y con- en el primer trimestre de embarazo para detectar a
ceptos claros, que sin duda irá en beneficio de nues- las gestantes que requieren un aporte externo de yo-
tras próximas generaciones. do ineludible.
Todo ello, y sinceramente creemos que es lo más Otro aspecto interesante, y que puede parecer
importante, ha conducido y seguro que lo hará de contradictorio con lo dicho anteriormente a algún
forma progresiva en los próximos meses, a una in- lector que no conozca suficientemente el metabolis-
formación necesaria de los profesionales sanitarios mo tiroideo, es que el aporte excesivo de yodo du-
que nos dedicamos a la medicina materno-fetal so- rante el embarazo, que ocurre cuando se utiliza con-
bre este fundamental aspecto sanitario de la preven- trastes, antisépticos o jarabes yodados y causa un
ción de afecciones fetales durante el embarazo. aumento transitorio de la yodemia, puede producir
un bloqueo de la glándula tiroidea del recién naci-
do, sobre todo cuando es prematuro, que requiera
TIROIDES Y EMBARAZO tratamiento con T4 mientras dure el hipotiroidismo.
Gallo Vallejo M et al. Estrategias para suplementar con yodo durante el embarazo y la lactancia
Gallo Vallejo M et al. Estrategias para suplementar con yodo durante el embarazo y la lactancia
46 1. Información. Especialmente dirigida a las mu- mo humano y animal, y para la industria alimenta-
jeres embarazadas y a los profesionales sanitarios ria». Una buena medida sería usar únicamente sal
que las atienden (ginecólogos, médicos de familia, yodada en los comedores escolares de todas las co-
matronas, etc.) y a los responsables de la salud in- munidades autónomas. Para que la profilaxis con sal
fantil (pediatras, educadores, colegios, etc.). yodada llegue a ser eficaz, debe formar parte de un
2. Dieta rica en alimentos con yodo. Estimular el programa específico de salud pública para la elimi-
consumo de una dieta de alimentos ricos en yodo, nación y el control de los trastornos por déficit de
como el pescado, la leche y los productos lácteos, el yodo (TDY), que recoja al menos los siguientes
pan y el agua. Es conocido el mayor riesgo de défi- principios: a) garantizar el acceso a la sal yodada a
cit de yodo en la mujer y existen estudios en rela- toda población, siguiendo las directrices de la OMS,
ción con algunos hábitos de vida, como el tabaquis- UNICEF y ICCIDD; b) controlar el contenido real en
mo, que empeora el déficit de yodo, el consumo de yodo de la sal yodada, en el origen y en el destino
alcohol, que es protector aunque no se deba reco- tal como llega al consumidor, y de todo alimento
mendarlo como tal, y los anticonceptivos hormona- que deba contener yodo en una cantidad determi-
les orales, que mejoran la concentración de yodo de nada, como los preparados para la alimentación de
la mujer12. escolares, prematuros y neonatos, y c) controlar pe-
3. Consumo de sal yodada. El consumo de sal riódicamente la yoduria y los TDY en la población
yodada ha sido uno de los pilares en la mejoría de general, y especialmente en las embarazadas y mu-
los perfiles de yodemia durante el embarazo, aunque jeres lactantes.
una ingesta normal de sal yodada aportaría aproxi- 4. Fármacos con yodo. Se ha estipulado que un
madamente unos 60 µg/día de yodo, insuficiente pa- aporte profiláctico de 200 µg de yoduro potásico por
ra lo requerido por la gestante (300 µg/día) según la día sería suficiente para evitar la hipotiroxinemia
International Council for Control of Iodine Defi- asintomática durante el embarazo y evitar las dife-
ciency Disorders (ICCIDD). rencias dietéticas entre las gestantes, sin crear
La legislación vigente sobre este tema es el Real ningún efecto secundario si la yodemia resultase ser
Decreto 1424/1983 de 27 de abril, que aprueba la re- adecuada.
glamentación técnico-sanitaria para la elaboración, la Aunque clásicamente la OMS planteaba que las
circulación y el comercio de la sal y las salmueras necesidades diarias de yodo para una embaraza-
comestibles, que recoge los contenidos y controles da eran de 150-200 µg/día, recientemente se ha
de calidad que debe tener la sal yodada para ser real- impuesto una corrección al alza en el caso de
mente eficaz. mujeres embarazadas o lactantes, que es de 300
En España, la legislación contempla la yodación µg/día, según recomienda actualmente el ICCIDD.
de sal refinada de mesa en 60 µg de yodo/g de sal En nuestra población, la única vía para alcanzar
(60 mg/kg o 60 ppm). El uso habitual de esta sal yo- tal ingesta diaria de manera constante durante la
dada (que no incluye la sal marina, a no ser que el gestación pasa por la suplementación con yoduro
envase especifique que está yodada) parece sufi- potásico exógeno de manera profiláctica, de igual
ciente para gran parte de la población. Pero quedan forma que se realiza la suplementación con fola-
excluidos precisamente los prematuros y lactantes y tos en la prevención de los trastornos del tubo
las mujeres embarazadas, que constituyen la parte neural.
de la población más vulnerable y tendrían que in- Se recomienda iniciar el aporte farmacológico de
gerir casi 2 g de sal yodada al día (en el caso de los yodo lo antes posible una vez que la mujer sabe que
primeros) y 5 g/día (en el caso de las madres). Co- está embarazada, y lo ideal es hacerlo antes de que
mo esto no ocurre, en especial por las recomenda- el embarazo comience. Por ello hay que hacer men-
ciones actuales de evitar o restringir el uso de sal en ción especial de todas las mujeres que estén planifi-
dichos grupos de población, se impone asegurar las cando un embarazo, ya que estas recomendaciones
cantidades mínimas de yodo mediante la suplemen- de suplemento de al menos 200 µg de yodo al día
tación diaria controlada. son también válidas para ellas. Esta campaña, en su
La yodación universal de la sal es definida como metodología, es igual a la del ácido fólico, es decir,
la «fortificación yodada de toda la sal para el consu- tomarlo preferentemente cuando se esté planifican-
Gallo Vallejo M et al. Estrategias para suplementar con yodo durante el embarazo y la lactancia
do el embarazo y luego durante el embarazo y la otros preparados, como clorhexidina al 0,05%. Can- 47
lactancia. tidades nocivas de yodo serían las que conllevan un
Creemos que los fármacos con yodo en dosis aporte de más de 1.000 µg al día, y para hacerse una
adecuada desempeñan un papel fundamental, ya idea 1 ml de Betadine® contiene 100.000 µg de yo-
que está demostrado que son el factor principal de do. No debe olvidarse que un bloqueo del tiroides
una buena prevención, como ha ocurrido con la del feto y del neonato, sobre todo cuando éste es
campaña sanitaria del ácido fólico, en la que, a pe- prematuro, puede dar lugar a defectos irreversibles
sar de promover el consumo de alimentos ricos o de maduración cerebral.
enriquecidos artificialmente en ácido fólico, el méto- Creemos sinceramente que esta campaña del yo-
do más aceptado por la población y el más eficaz ha do, sin quitar un ápice de importancia a la del áci-
sido la suplementación farmacológica. do fólico, es mucho más trascendente que ésta (no
De igual forma, durante la lactancia también se olvidemos que estamos hablando de desarrollo ce-
recomienda la suplementación farmacológica de yo- rebral del feto) y, por lo tanto, aunque los que vivi-
do, ya que la ingesta insuficiente de yodo en el niño mos de cerca la larga aventura del ácido fólico sa-
pequeño también puede afectar al desarrollo de su bemos lo difícil que es llevar a buen puerto una
cerebro si le produce una hipotiroxinemia. Las úni- campaña sanitaria de prevención de enfermedades
cas fuentes de yodo en el niño lactante son la leche fetales, estamos seguros de que en un futuro muy
de su madre y las fórmulas infantiles si no toma pe- próximo (deberíamos aprender la lección del ácido
cho, lo que obliga a garantizar también un aporte fólico) podremos llegar a la implementación univer-
suficiente de yodo a la madre lactante. sal de la utilización del yodo en la mujer embaraza-
A los lectores a quienes parezca un contrasentido da, el lactante y el niño.
(como hemos oído muchas veces) proponer dar yo- El papel que podemos desempeñar los ginecó-
do a la embarazada y, al mismo tiempo, no usar an- logos en esta campaña es muy importante. La mu-
tisépticos yodados durante el embarazo, recomenda- jer embarazada acude fundamentalmente a su gi-
mos que lean detenidamente el artículo «El yodo necólogo y nosotros somos los responsables
durante la gestación, lactancia y primera infancia. directos del control del embarazo, aunque hay una
Cantidades mínimas y máximas, de microgramos a colaboración muy estrecha con los médicos de fa-
gramos», de Morreale de Escobar et al13. La duda de- milia y las matronas, pero sin duda a la hora de
saparecerá al instante. El margen entre las cantida- prescribir un fármaco a una mujer embarazada, por
des de yodo beneficiosas durante la gestación y la razones que todos conocemos, confía en última
primera infancia y las que pueden ser nocivas es de instancia en su ginecólogo. Creemos que, en defi-
2-3 órdenes de magnitud. Las cantidades de yodo nitiva, vamos a ser los ginecólogos los que vamos
que pueden ser nocivas son de 100 a 1.000 veces a dar el sí definitivo a esta campaña de prevención
superiores a las que se ingieren. Se relacionan inva- de la yododeficiencia en la embarazada y en la lac-
riablemente con el uso de medicaciones, antisépti- tancia, aunque vamos a contar con la inestimable
cos yodados (p. ej., povidona yodada) y medios de ayuda y la colaboración de otros compañeros y so-
contraste radiológicos. No hay actualmente excusa ciedades científicas que avalan este proyecto. En
alguna para seguir usando antisépticos que, aunque esto están de acuerdo todos los especialistas que
normalmente inocuos, son muy peligrosos durante componen el grupo de trabajo multidisciplinario y,
el período que rodea al parto y la lactancia, sobre por ello, nuestra enorme responsabilidad en el éxi-
todo cuando se puede sustituirlos con eficacia por to del programa.
BIBLIOGRAFÍA
1. OMS. Assessment of iodine deficiency disorders and monito- España. Málaga, noviembre de 2004. Prog Diag Trat Prenat.
ring theird elimination. Ginebra: OMS; 2002. 2005;17:13-4.
2. Gallo M. [editorial]. Prog Diag Trat Prenat. 2005;17:1-2. 4. Yodo y Salud en el siglo XXI. Madrid: European Pharmaceuti-
3. Manifiesto sobre la erradicación de la Deficiencia de Yodo en cal Law Group, Editorial Médica; 2004.
Gallo Vallejo M et al. Estrategias para suplementar con yodo durante el embarazo y la lactancia
48 5. Prevención de la deficiencia de yodo durante el embarazo y levant free thyroxine concentrations during early phases of
la lactancia. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2004. development. J Clin Endocrinol Metab. 2002;87:1768-77.
Disponible en: www.msc.es 10. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Is
6. Prevención de Deficiencias en el Embarazo. Madrid: Ministe- neuropsychological development related to maternal hypothy-
rio de Sanidad y Consumo; 2006. roidism or to maternal hypothyroxinemia? J Endocrinol Metab.
2000;85:3975-87.
7. Normas de Asistencia al Embarazo y Parto. Sevilla: Consejería
11. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Ro-
de Salud. Junta de Andalucía; 2005.
le of thyroid hormone during early brain development. Eur J
8. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar del Rey F. Ma- Endocrinol. 2004;151:U25-37.
ternal thyroid hormones early in pregnancy and fetal brain de- 12. OMS. Factores de riesgo en la deficiencia de bocio y del yo-
velopment. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2004;18:225- do. Grupo de trabajo de micronutrientes. Ginebra: OMS; 2003.
48. 13. Morreale G, Escobar F. El yodo durante la gestación, lactan-
9. Calvo R, Jauniaux E, Gulbis B, Asunción M, Gervy C, Con- cia y primera infancia. Cantidades mínimas y máximas. Prog
tempré B, et al. Fetal tissues are expossed to biologically re- Diag Trat Prenat. 2005;17:111-7.
ARTÍCULOS
el aporte de yodo al niño a costa de su madre pue- En la tabla 2 se puede ver el contenido de yodo
de llegar a ser de 80-180 µg al día. de algunos alimentos naturales, teniendo en cuenta
Las importantes pérdidas de yodo que soporta la que la incorporación de sal yodada a los piensos y
mujer durante el embarazo y la lactancia se deben su utilización por la industria alimentaria como re-
compensar con un aumento igualmente importante comiendan la OMS, el UNICEF y el ICCIDD1 puede
de la ingesta, difícil de conseguir simplemente con modificar la concentración de yodo en algunos de
la alimentación aunque aumente el consumo de ali- ellos, como la leche, la carne o los huevos.
mentos naturales ricos en yodo, como el pescado de Para asegurar un aporte adecuado de yodo desde
mar, los mariscos o los lácteos. La única forma de el comienzo de la gestación parece razonable reco-
garantizar estas necesidades de yodo tan elevadas mendar un fármaco con yodo en dosis adecuada de
en una época en la que además el consumo de sal, 200 µg al día a toda mujer que pueda quedarse em-
y por lo tanto de sal yodada, está muy reducido es barazada, y mantenerlo durante el embarazo y hasta
suplementando la dieta de la madre con un produc- el final de la lactancia10, con la tranquilidad de que
to medicinal que le aporte al menos 200 µg de yo- la cantidad máxima de yodo tolerable por el adulto
do al día en forma de yoduro potásico2,8. se sitúa por encima de los 600 µg al día11 (tabla 3).
52 cientos de µg de yodo (200-300 µg en la embarazada) 200 µg de yodo porque las complicaciones se han ob-
y la cantidad de yodo en 1 ml de Betadine® es de servado tan sólo con dosis superiores a los 10.000 µg.
100.000 µg»23. 3. A una gestante con hipertiroidismo también se
le debe recomendar un suplemento de 200 µg de
yodo necesario para la actividad del tiroides fetal y
Problemas relacionados con la utilización
tratarla adecuadamente de su hipertiroidismo con
adecuada de yodo
fármacos antitiroideos.
Es necesario reconocer que cuando una pobla-
ción yododeficiente normaliza la ingesta de yodo En relación con la suplementación durante la lac-
utilizando sistemáticamente sal yodada pueden apa- tancia, se ha podido demostrar que la suplementa-
recer problemas en algunos individuos, en general ción con 200 µg de yodo al día a mujeres que lac-
de más de 40 años de edad, que han sufrido una si- tan y viven en lugares con una yododeficiencia
tuación de yododeficiencia crónica y presentan bo- leve-moderada es eficaz y segura26.
cios nodulares. El hipertiroidismo inducido por yodo
CONCLUSIONES
es la complicación más frecuente de la yodoprofila-
xis y ha sido comunicada frecuentemente tras la im- 1. La eliminación de la deficiencia de yodo en la
plementación de los programas de yodación de la población general es una prioridad mundial de salud
sal. Es un fenómeno transitorio que aparece al inicio pública cuya solución pasa por la yodación universal
de la suplementación yodada y no se puede evitar de la sal, es decir, la yodación de toda la sal para el
totalmente18,24,25. Se debe incluir entre los trastornos consumo humano y la utilizada para la alimentación
por deficiencia de yodo (TDY) y no cuestiona los de los animales y por la industria alimentaria.
enormes beneficios que la yodoprofilaxis supone 2. Existe evidencia científica de la eficacia y la se-
para la población general18. guridad de suplementar con 200 µg de yodo al día
la dieta de la mujer durante el embarazo y la lac-
tancia, independientemente del consumo de sal yo-
¿Las mujeres embarazadas y lactantes
dada que haga, y en el momento actual garantizar
presentan más riesgo que la población
este suplemento es una obligación y una urgencia
general?
médica que no puede esperar a mañana. Los acto-
La respuesta debe ser NO, y siempre primará el res principales son los médicos de familia y los gi-
beneficio seguro que supone evitar la yododeficien- necólogos, en cuyas manos está de forma muy es-
cia en el embarazo y la lactancia sobre el riesgo teó- pecial la solución inmediata de este problema.
rico que representa. 3. La mujer embarazada o lactante no presenta
Vamos a analizar, a la luz de las recomendacio- ningún riesgo específico en relación con el consumo
nes del Grupo de Trabajo de los TDY, de la Socie- de sal yodada y fármacos con yodo en dosis adecua-
dad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), da. En cualquier caso, y ante la duda, siempre debe
3 situaciones relativamente frecuentes durante el primar la seguridad del beneficio que comporta el apor-
embarazo que pueden plantear dudas: te extra con yodo frente a los posibles riesgos teóricos.
4. Para garantizar un aporte de yodo adecuado
1. Las mujeres en edad fértil o embarazadas que desde el principio de la gestación, parece razonable
presentan bocio multinodular (BMN) normofuncio- recomendar un suplemento de 200 µg de yodo al
nante deben ser vigiladas cuando se suplementen día a toda mujer que pueda quedarse embarazada y
con yodo, aunque no haya estudios que demuestren mantenerlo durante el embarazo y hasta el final de
que 200 µg al día durante un período de 15 meses la lactancia.
induzcan hipertiroidismo en mujeres con BMN. En 5. Es importante diferenciar con claridad la su-
caso de que se presentara un hipertiroidismo secun- plementación con 200 µg de yodo al día, recomen-
dario, se tratará adecuadamente a la mujer sin privar dada durante el embarazo y la lactancia, de la so-
al feto del yodo que necesita. brecarga yodada producida por la utilización de
2. Las mujeres con enfermedad de Graves-Base- antisépticos yodados que están formalmente con-
dow en remisión pueden recibir un suplemento de traindicados.
53
BIBLIOGRAFÍA
1. WHO, UNICEF, ICCIDD. Assessment of the iodine deficiency 14. Glinoer D, Delange F. The potential repercussions of mater-
disorders and monitoring their elimination. 2.ª ed. Geneva: nal, fetal, and neonatal hypothyroxinemia on the pregeny.
Department of Nutrition. WHO/NHD/01.1; 2001. p. 1-107. Thyroid. 2000;10:871-7.
2. Delange F. Optimal iodine nutrition during pregnancy, lacta- 15. Morreale de Escobar G, Obregón MJ, Escobar de Rey F. Is
tion and the neonatal period. Int J Endocrinol Metab. 2004; neuropsychological development related to maternal hypothy-
2:1-12. roidism, or to maternal hypothyroxinemia? J Clin Endocrinol
Metab. 2000;85:3975-87.
3. Institute of Medicine, Academy of Sciences, USA. Dietary re-
ference intakes for vitamin A, vitamin K, arsenic, boron, 16. Pedersen KM, Laurberg P, Iversen E, Knudsen PR, Gregersen
chromlum, copper, iodine, iron, manganese, molyodenum, HE, Rasmussen OS, et al. Amelioration of some pregnancy-as-
nickel, silicon vanadium and zinc. Washington DC: National sociated variations in thyroid function by iodine supplemen-
Academy Press; 2001. p. 1-773. tation. J Clin Endocrinol Metab. 1993;77:1078-83.
17. Glinoer D, De Nayer P, Delange F, Lemone M, Toppet V,
4. Glinoer D, De Nayer P, Bourdoux P, Lemone M, Robyn C,
Spehl M, et al. A randomized trial for the treatment of mild io-
Kinthaert J, et al. Regulation of maternal thyroid during preg-
dine deficiency during pregnancy: Maternal and neonatal ef-
nancy. J Clin Endocrinol Metab. 1990;71:276-87.
fects. J Clin Endocrinol Metab. 1995;80:258-69.
5. World Health Organization. The optimal duration of exclusive 18. Delange F, Lecomte P. Iodine supplementation. Benefits out-
breastfeeding. Report of an expert consultation. Document weigh risks. Drug Safety. 2000;22:89-95.
WHO/NHD/01. 09. Geneva: World Health Organization; 2001.
19. Boe E, Wereide K. Increased protein bound iodine in the se-
6. Semba RD, Delange F. Iodine in human milk: perspectives for rum from topical use of iodochlorohydroxyquinoleine (Vio-
infant health. Nutr Rev. 2001;59:269-78. form). Acta Dermatovenereol. 1970;50:397-400.
7. Dorea JG. Iodine nutrition and breast feeding. J Trace Elem 20. Arena Ansótegui J, Emparanza Knörr JI, San Millán Vegé MJ,
Med Biol. 2002;16:207-20. Garrido Chercoles A, Eguileor Gurtubai I. Sobrecarga iodada
8. Morreale de Escobar G. Yodo y embarazo. En: Yodo y salud al recién nacido por utilizar PVP-iodada para la preparación
en el siglo XXI. Madrid: European Pharmaceutical Low Group; perineal materna en el parto vaginal. An Esp Pediatr. 1989;30:
2004. p. 105-43. 23-6.
21. Chanoine JP. Iodine intake is a main determinant of thyroid
9. Arrizabalaga Abásolo JJ. Nutrición y yodo, prevención y con-
hypersensibility to acute iodine overload. Clin Pediatr (Phila).
trol de los trastornos causados por la deficiencia de yodo. En:
1988;37:212-3.
Yodo y salud en el siglo XXI. Madrid: European Pharmaceuti-
cal Law Group; 2004. p. 217-71. 22. Arena Ansótegui J, Emparanza Knörr JI. Los antisépticos yo-
dados no son inocuos. An Esp Pediatr. 2000;53:25-9.
10. Zimmermann M, Delange F. Iodine supplementation of preg-
23. Morreale de Escobar G, Escobar del Rey F. El yodo durante la
nant women in Europe: a review and reccomendations. Eur J
gestación, lactancia y primera infancia. Cantidades mínimas y má-
Clin Nutr. 2004;58:979-84.
ximas: de microgramos a gramos. An Esp Pediatr. 2000;53:1-5.
11. Scientific Committee on Food. European Commission. Opi- 24. Stambury JB, Ermans AE, Bourdoux P, Todd C, Oken E, Tn-
nion of the Scientific Committee on Food on the Tolerable glet R, et al. Iodine-induced hyperthyroidism: occurrence and
Upper Intake Level of Iodine. DCF/CS/NUT/UPPLEV/26 Final, epidemiology. Thyroid. 1998;8:83-100.
2002.
25. Delange F, De Benoist B, Alnwick D. Risk of iodine-induced
12. Morreale de Escobar G, Escobar del Rey F. Consequences of hyperthyroidism after correction of iodine deficiency by iodi-
Iodine deficiency for brain development. En: Morreale de Es- zed salt. Thyroid. 1999;9:545-56.
cobar G, Vijlder JM, Butz S, Hostalek U, editores. The thyroid 26. Reinhard W, Kohl S, Hollmann D, Klapp G, Benker D, Rein-
and brain. Stuttgart, New York: Schattauer; 2003. p. 33-56. wein D, et al. Efficacy and safety of iodine in the postpartum
13. Delange F. Iodine deficiency as a cause of brain damage. period in an area of mild iodine deficiency. Eur J Med Res.
Postgrad Med J. 2001;77:217-20. 1998;3:203-10.