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“Considero que el fundamento de los derechos de la persona humana reside en que el hombre es un
ser dotado de razón y libre voluntad, que posee un fin propio… debe reconocérsele la facultad de obrar
conforme a las exigencias del último fin y garantizársele, por parte de los demás integrantes del grupo social, el
respeto al uso lícito de su actividad. En consecuencia, la verdadera filosofía de los derechos fundamentales de
la persona humana descansa en la dignidad y en el fin trascendente de ella.
“La dignidad de la persona es la fuente y fundamento de los derechos a través de los cuales se funda el
consenso de la sociedad y se legitima el Estado, además de las garantías básicas para el desarrollo de la
República Democrática y el Estado de Derecho”.
24 Fundamentación Historicista: según sus promotores, los derechos humanos sólo son un listado de facultades
que se consagró con la llegada del mundo moderno, y que ha ido evolucionando y actualizándose con el devenir
de los tiempos, generándose a su vez, diferentes generaciones de derechos.
25 Fundamentación ética: Entiende que estos derechos existen como exigencia moral, y se consideran
inexcusables de una vida digna; por lo cual, tienen vida aún sin consagración legal, por lo que a los Estados no
les cabe mayor intervención, sino sólo protegerlos. Los Derechos no emanan de un orden natural, superior al
Hombre, sino de un orden moral, consustancial y propio del Hombre mismo, y que por lo mismo se le puede
exigir al Estado y al Derecho.
“…la fundamentación ética contesta a esa misma pregunta en forma más satisfactoria, puesto que ‘hace
hincapié en la presentación de los derechos humanos como la plasmación de un ideal común de la humanidad,
como un conjunto de reclamaciones que la conciencia mundial
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contemporánea o como la ética de nuestro tiempo”.
23 Fundamentación racional: los derechos fundamentales son aquellos que deben ser satisfechos bajo cualquier
contexto, quedando constancia, sin embargo, que es claro que sólo en sociedades con un desarrollo moral
determinado, son especialmente reconocidos.
“Una fundamentación racional adecuada debe conjugar los dos polos que la componen: trascendentalidad
e historia, y ello porque las exigencias de satisfacción de los derechos humanos, aunque sólo en contextos
concretos son reconocidos como tales, rebasan en su pretensión cualquier contexto y se presentan como
exigencias que cualquier contexto debe satisfacer; mientras que, por otra parte, es claro que sólo en sociedades
con un desarrollo moral determinado y con unas peculiaridades jurídicas y políticas son de hecho reconocidas”
Situación chilena
La Constitución tiene una concepción iusnaturalista de los Derechos Fundamentales, lo cual puede deducirse
de las siguientes disposiciones:
5888 Art. 1° inciso primero: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, vale decir, los
derechos se tienen por el solo hecho de nacer como personas.
5889 Art. 5° inciso segundo (primera frase): “El ejercicio de la soberanía reconoce como límitación el respeto
a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”. O sea, los derechos son “esenciales” a
la persona, ”emanan de la naturaleza humana”, y son anteriores al Estado
mismo.
Por otra parte, algunos Tratados Internacionales ratificados por Chile expresan principios similares. Pacto de San
José de Costa Rica reconoce en su Preámbulo: “que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser
nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por la
cual justifican una protección internacional”.
La Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con
los otros” (Art. 1°).
Los derechos fundamentales en nuestro sistema jurídico nacional y latinoamericano ha optado por fundamentar
a estos derechos en la Dignidad de la Persona Humana.
No sucedió de la misma forma con algunos textos que, durante el Siglo XVIII establecieron los primeros
derechos de las personas. Así por ejemplo, la “Declaración de Derechos de Virginia”, del 12 de Julio de 1776, esta
declaración no basa los derechos que enuncia en determinada raíz ética, sino que simplemente en el acuerdo o
convención de la asamblea.
Luego, en 1789, en Francia se dicta la ya citada “Declaración de los Derechos del hombre y el ciudadano”, en
la cual se establece que estos derechos son “naturales, inalienables y sagrados”, estableciendo además los valores de
la Libertad y de la Igualdad entre las personas. En este segundo texto, ya se aprecia que esta categoría de derechos
no nacen del mero acuerdo, sino que arrancan de la naturaleza misma de los seres humanos.
Con posterioridad, ya en el Siglo XX, tanto la Declaración Universal de Derechos de Humanos (Organización
de las Naciones Unidas, 1948), como la Declaración Americana de derechos del hombre (1948) y la Convención
Americana de Derechos Humanos (1969), aluden expresa y directamente a la dignidad de las personas como origen
de los derechos fundamentales.
Jurídicamente, la noción de Dignidad se une en forma inmediata con el de personalidad jurídica, puesto que todo Ser
Humano tiene derecho al reconocimiento de ésta (art. 6 de la Declaración Universal de Derechos Humanos). Cada
individuo de la especie humana es titular de derechos, sin exclusión alguna. Ninguna persona puede ser tratada
como medio, sino que siempre como un fin en sí misma.
Esta dignidad tiene como principal característica su indivisibilidad, el Ser Humano no puede ser tratado “con
relativa dignidad”. La violación o atentado de alguno de sus derechos, significa un atentado
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directo a toda su dignidad, y por lo mismo, es intolerable cualquier régimen político o jurídico que sólo se dirija a
proteger tales o cuales derechos o libertades, dejando sin cumplir otras tantas que igualmente obedecen a la misma
razón ética.
Concepto
Teniendo en consideración que los Derechos Humanos o Fundamentales son, para nuestro ordenamiento
interno, derechos que nacen de la naturaleza humana (adscribiéndose a una concepción iusnaturalista), que son:
“aquellas facultades o prerrogativas que le pertenecen a todo individuo de la especie humana por
el sólo hecho de existir como tal, que se vinculan con su dignidad más esencial, y que aunque no
cuenten con declaración positiva estatal, deben ser respetados por todos aquellos que de alguna
manera se relacionen directa o indirectamente con el titular, incluido el propio Estado”.
2 Son Derechos Inviolables. Que sean inviolables significa que ninguna persona o institución puede violentar o
atropellar estos derechos. Por lo mismo, deben consagrarse mecanismos dirigidos al restablecimiento de los
derechos violados y a la sanción de sus infractores.
3 Son Derechos Indivisibles. Producto de la indivisibilidad de la Dignidad de las Personas, resulta imposible la
plena realización de los derechos civiles y políticos sin el goce de los derechos económicos, sociales y
culturales.
0 Son Derechos Imprescriptibles, vale decir no se pierden por el hecho de no reclamarlos por cierto tiempo.
Denominaciones
Los Derechos Humanos tienen diferentes denominaciones::
-0 Derechos Humanos o Derechos del Hombre. Esta denominación tiene la ventaja que enfatiza el carácter
universal de estos derechos, vale decir, se acentúa en que todos los individuos los poseen. Es redundante, ya
que todos los derechos son humanos, incluso los de carácter estrictamente patrimonial (el dominio, los créditos,
etc.) Esta denominación, por lo tanto, no nos sirve para diferenciarlos de otros derechos personales y reales con
que cuentan las personas.
-1 Derechos fundamentales de la persona Humana. Esta denominación busca destacar dos cualidades de este tipo
de derechos: en primer lugar, su carácter perentorio, inviolable e irrenunciable; y además el que no todos los
derechos adquieren este rango trascendental.
-2 Derechos del Ciudadano. se explica sólo por ser fruto de una carta que nace en relación con la vinculación del
hombre con el Estado, y no en relación a la naturaleza misma de las personas.
-3 Derechos Constitucionales o Garantías Constitucionales. Esta denominación alude sólo a aquellos derechos
consagrados en la Carta Fundamental o Constitución Formal. Es insuficiente, por tanto, ya que no incluye
aquellos derechos consagrados por ejemplo, en tratados internacionales.
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0 Libertades Públicas. Con este nombre se pretende aludir a los derechos humanos en forma genérica, sin
embargo, debemos tener en cuenta que no todos ellos se basan en el principio de la Libertad. Otros se basan en
principios tales como la Solidaridad o la Igualdad, por lo que esta denominación también sería restrictiva.
Naturaleza Jurídica
- Por una parte, desde un punto de vista subjetivo se puede decir que efectivamente son “derechos”, o sea
facultades de que es titular una persona, y que por lo tanto puede exigir respecto de cualquier otro sujeto. Por
lo tanto, en caso que otra persona desconozca o vulnere esta facultad, su titular podrá recurrir a Tribunales y
exigirle su respeto incluso mediante el empleo de la fuerza.
- Pero, a su vez, no solo son derechos en el sentido subjetivo, vale decir, como facultades que le competen al
individuo, sino que además, tienen un cariz objetivo, ya que, analizados como un conjunto significan, por una
parte, una limitación al ejercicio del poder, y por otra parte, representan un norte, un motor, una motivación para
la actuación de los órganos estatales. De allí que hoy en día, la legitimidad de un determinado gobierno no sólo
se mida a partir del cumplimiento de formalidades básicas para asumir el poder (legitimidad de origen), sino
que además, sólo se mantiene si existe un real respeto y promoción de esta clase de derechos de tanta
relevancia. Los derechos fundamentales son, por lo tanto, representan una especie de índice que permiten
cuantificar y calificar el grado de legitimidad o ilegitimidad de un modelo institucional y político.
Los derechos humanos, así considerados deben ser entendidos como derechos irrenunciables (no se pueden
renunciar), inalienables (no se pueden separar del ser humano, mediante un traspaso o mediante una privación de
los mismos), inviolables (no se puede atentar en contra de ellos), son imprescriptibles (no se pierden por el
transcurso del tiempo) y son indivisibles (deben respetarse todos y no solo algunos de ellos).
Sujetos Involucrados
La estructura jurídico-tradicional de los derechos no siempre se ve reflejada en lo que a derechos fundamentales
se refiere.
Porque estos derechos no sólo son subjetivos, como todos los derechos, sino que también significan condiciones
objetivas, estándares que permiten calificar o evaluar la legitimidad de un sistema estatal.
Sujetos dentro de una relación originada a partir de un derecho fundamental:
1.- Sujeto activo.
Al respecto se alude a quién es el titular de los derechos fundamentales:
5888 Claramente cada ser humano es titular de derechos fundamentales, sin distinción alguna.
5889 Será necesario analizar la naturaleza de cada derecho para determinar si éste es aplicable solo a las
personas naturales, o solo a las personas jurídicas o bien a ambas. Por ejemplo, el derecho a la vida y a la
integridad física sólo es de titularidad de las personas naturales (art. 19 Nº1 CPR). A su vez, existen derechos
que sólo podrán asociarse a personas jurídicas, como el de las “confesiones religiosas” para erigir templos
(art. 19 Nº 6 CPR). Por último, también los hay que podrán predicarse respecto de ambas, como lo que ocurre
con el derecho de propiedad (art. 19 Nº 24)
5890 No puede reconocerse derechos fundamentales a comunidades que no gocen de personalidad jurídica.
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23 Respecto del ser que está por nacer (nasciritus) se ha discutido acerca de si es o no, sujeto de
derechos. Así lo estudiaremos más adelante.
24 Sin perjuicio de lo anterior, los instrumentos internacionales sobre derechos humanos han
sido interpretados como catálogo de derechos aplicables exclusivamente a personas naturales.
2.- Sujeto pasivo.
En relación a quién es el sujeto obligado por la existencia de un derecho fundamental, corresponde
indicar que:
a) A diferencia de las primeras declaraciones sobre Derechos Humanos, en
la actualidad, existe la obligatoriedad para todos los sujetos, públicos o privados, personas
jurídicas o naturales de respetar los derechos fundamentales (eficacia horizontal de los derechos
humanos).
b) Sin embargo, esta vinculación resulta ser aun más poderosa respecto
Clasificaciones
Los derechos fundamentales pueden ser clasificados según diferentes criterios:
1.- Según su contenido
Según su contenido o naturaleza, los derechos pueden ser:
- Inviolabilidades: consisten en la protección de un determinado bien jurídico y lo que se busca es impedir que
nadie atente en contra de ellos. Así ocurre, por ejemplo, con el derecho a la vida, a vivir en un medio ambiente
libre de contaminación, o el derecho de propiedad;
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Las “generaciones de derechos”, las cuales se van a agrupar según la época en que nacieron:
A.- Derechos Civiles y Políticos o Derechos de Primera Generación
Los derechos civiles corresponden a aquella categoría de derechos que se reconocieron en una primera época,
como limitaciones al poder del Estado. De esta forma, estos derechos se caracterizan por cuanto el Estado se
compromete a no violar ni vulnerar, o sea, a no interferir en determinados ámbitos de la vida.
El Estado solo asume un rol pasivo, un deber de abstención, de no intervenir ni reprimir a las personas en el
legítimo ejercicio de estos derechos.
Se trata de los derechos “tradicionales”, como el derecho a la libertad personal, el derecho de propiedad, el
derecho a la vida, etc.
Los derechos políticos, por su parte, se caracterizan porque los particulares no sólo pueden exigir la
abstención del Estado, en el sentido de no vulnerarlos, como sucede en el caso anterior. En los derechos políticos, las
personas tienen un derecho de participación, de discutir y poder colaborar con las decisiones colectivas.
Así, dentro de los derechos políticos, se encuentran el derecho de sufragio, y el de elegir y a ser
elegidos para cargos de elección popular. También podemos mencionar el derecho a la jurisdicción (o de
acceder a los Tribunales para la defensa de sus derechos o intereses), y el derecho de petición (el derecho a
formular presentaciones ante la autoridad).
B.- Derechos Económicos, Sociales y Culturales o Derechos de Segunda Generación.
Mientras los derechos de la primera generación son derechos basados en principios de libertad, los derechos de
segunda generación se basan en principios de igualdad. Se tratan de derechos de promoción, o prestacionales, o sea
que tratan de obtener del Estado una determinada prestación, vale decir, una actividad concreta que tienda a otorgar
una situación de especial bienestar o protección.
Los Estados no sólo deberán abstenerse de actuar sino, por el contrario, deben hacerlo, o sea, requieren la
acción fáctica o real de los órganos del Estado.
Son derechos de segunda generación: el derecho a la salud, a la educación, al trabajo, a una previsión
(seguridad social).
Estos derechos se explican por el principio de “amparo de pobreza”, según el cual, las personas en situación de
desmedro económico tienen el derecho a exigir del Estado la protección (amparo) de sus necesidades básicas.
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reconocidos.
En esta época, se reconocen diversos documentos importantes en España, tales como los Convenios de León
de 1188, y de Zaragoza de 1283, existiendo convenios similares en Castilla y León y Aragón.
Sin embargo, la suscripción del documento más importante de esta época tuvo lugar en Inglaterra, en 1215. El
año anterior, en 1214, el rey Juan sin Tierra, hijo de Ricardo Corazón de León.
Esta carta se denominó Carta Magna (“Magna Charta Libertatum”, 1215), y en ella se consignaron cuáles eran
los abusos que el rey y sus agentes acostumbraban cometer, y a su vez, el rey se comprometía a no volver a incurrir en
ellos. También, el rey se compromete:
- a no imponer tributos (impuestos) sin haber obtenido la aceptación de sus súbditos;
- a no detener ni desterrar a ningún hombre libre sino con arreglo a las formalidades
habituales de la justicia.
Estos documentos, tanto los españoles como la Carta Magna inglesa representan hitos de relevancia, no
obstante lo básico de su contenido. Lo importante de ellos es que por primera vez se asume que el poder político no
puede ejercerse en desmedro de los derechos de las personas, y que estos últimos derechos no pueden ser vulnerados
ni siquiera por el gobernante.
El reconocimiento de los primeros derechos nace como consecuencia de verdaderas reivindicaciones frente al
poder político. Eran derechos que se tenían respecto de los gobernantes y, por lo mismo, no podían ser reclamados
entre .
Otra característica importante de estos documentos es que consideraban que estos derechos los poseían las
personas incluso con anterioridad al nacimiento de los Estados y al reconocimiento del poder, de allí que el rey no podía
desconocer facultades que los individuos tenían desde antes de su asunción al poder.
Finalmente, es digno de destacar que estos instrumentos no eran Constituciones ni ordenamientos de carácter
general como podría ser una ley, sino que eran verdaderos Contratos, vale decir Acuerdos que suscribían dos partes.
Tenían un carácter más propio del derecho privado que del derecho público.
2.- La consagración de Derechos con un carácter general (Siglo XVII)
Hacia el Siglo XVII, se despierta especialmente en Inglaterra, la necesidad de elaborar textos que consagraran
ciertos derechos con un carácter general, y no sujetos a condiciones concretas. La idea era reemplazar los antiguos
acuerdos de tipo contractual por normas permanentes, que pudieran ser invocadas por cualquier persona y en todo
momento.
Así comenzaron a redactarse instrumentos que consagraron derechos verdaderamente fundamentales, dentro
de los cuales debemos destacar la Petition of Rights de 1627, el Habeas Corpus Act de 1679 y el Bll of Rights de
1688.
La Petition of Rights (1627) fue un documento mediante el cual, el Parlamento le solicitó al Rey que así como en
su momento, la Corona se había comprometido con los nobles de la época a respetar determinados derechos, es
necesario que ahora y “de aquí en adelante”, ningún hombre se vea forzado a pagos de impuestos y otras cargas sin la
existencia de una ley que así lo aprobara. También se pedía al rey que no encarcelara a nadie si no era previo juicio. En
general, se reclamaba el respeto por diversos derechos de carácter patrimonial (como el respeto por la legalidad de los
tributos) y personales (como la libertad).
El Habeas Corpus Act (1679) fue un documento mediante el cual, se protegía a los ciudadanos de
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detenciones injustas o arbitrarias. En este instrumento se establecía cualquier persona que se encontrara en tal
situación, podía concurrir ante el juez, quien ordenará: (1) Que se exhiba y presente a la persona aprehendida o
secuestrada (garantía personal); (2) Que se le exprese el fundamento jurídico de la detención o el arresto (garantía
jurídica); y (3) Que se cumplan las demás prevenciones indicadas por el juez para garantizar la seguridad y la integridad
del detenido (garantía penitenciaria).
El Bill of Rights –o Declaration of Rights- (1688), en tanto, confirma las reivindicaciones anteriores y obtiene de
Jacobo II una declaración por la cual se comprometía a garantizar que no se pidieran tributos sino por razones
expresamente autorizadas por el Parlamento (en esa época se cobraban impuestos por motivos que ya habían
desaparecido hace mucho tiempo), que no se reclutara ni mantuviera ejército durante tiempos de paz sino por acuerdo
del propio Parlamento, entre otras exigencias.
3.- La época de la Ilustración (siglo XVIII)
Sin embargo, ya en la época de la Ilustración, comienza a adquirir real valor la ley como fuente de obligaciones
y de ordenamiento social. Ella representaba un ícono de la doctrina de la fuerza de la razón (es por esencia una norma
racional), y además, es fruto de la voluntad soberana ya que emana de órganos de representación popular.
El Liberalismo trae consigo la necesidad de reconocer derechos basados en la libertad de las personas por el
sólo hecho de ser tales y no como reclamos o reivindicaciones frente a una autoridad.
En esta época, destacan especialmente dos instrumentos, como son La Declaración de Virginia de 1776, y La
Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789.
La primera, esto es, La Declaración de Virginia de 1776 (12 de Junio) se emite durante el proceso de
Independencia de los Estados Unidos. En ella, se establece el primer listado o catálogo de derechos específicos del ser
humano. Se establecen varios derechos tradicionales, como por ejemplo, el derecho a un juicio justo, la prohibición de
ser apresado sino previo juicio entre iguales, la prohibición de imponer multas o impuestos excesivos, etc. Pero también
se consagran derechos nuevos, que tienen que ver con la época en la que tuvo lugar, así como con el influjo de las
ideas de Locke, así por ejemplo se estableció el derecho de propiedad, el derecho a la vida, la consecución y búsqueda
de la felicidad y la seguridad, etc. También se consagra el principio de igualdad y libertad de cultos (quebrando un
período de gran intolerancia religiosa que sufrieron las primeras colonias que se instalaron en América del Norte); como
también la libertad de expresión y de prensa. Estos principios se verían reflejados más tarde también en la Declaración
de Independencia del 4 de Julio del mismo año, tenida lugar en Philadelphia.
La Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, se dicta con ocasión del otro gran
fenómeno libertario del cambio de era, como fue la Revolución Francesa. Es una declaración más ideológica que
jurídica. Está notablemente teñida con los valores sobre los cuales se sustentó la Revolución. No obstante ello, es
relevante el hecho que por primera vez se establecían derechos “naturales, inalienables y sagrados”, o sea, se
consagraba explícitamente la condición de derechos anteriores al fenómeno estatal. También es importante indicar que
se consagraron cuatro derechos importantes, como fueron: seguridad, propiedad, libertad y resistencia a la opresión.
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de derechos, pero sin la existencia de acciones constitucionales que permitieran exigir su cumplimiento a cualquier
sujeto: al Estado y a los demás particulares.
En la etapa de Constitucionalización, un hito fundamental es la Constitución belga de 1831, que es la Carta
que incorpora por vez primera los derechos fundamentales dentro de su normativa, con un método sistemático y
completo. Aquí aparece por lo tanto, el primer modelo constitucional de defensa de los derechos.
La Constitución Política de 1980, en Chile, representa otro momento importante dentro de nuestra historia
nacional. Lo anterior, por cuanto, es la primera Carta que incorpora derechos en términos generales, defendibles ante el
Estado y los particulares, y que cuenta con acciones que permiten acudir a Tribunales para obtener su defensa concreta
(como el recurso o acción de protección, el recurso o acción de amparo, el recurso de reclamación de nacionalidad,
etc.).
La teoría contemporánea de los Derechos Humanos, ciertos procesos de especial relevancia, como son: la
generalización, la expansión, la especificación y la internacionalización.
1.- La Generalización de los Derechos Humanos
Por generalización de los derechos humanos “se entiende el proceso en virtud del cual estos derechos han
llegado a pertenecer a todos los hombres, por el solo hecho de ser tales, esto es, sin distinción de raza, color, sexo,
posición social o económica, ideas políticas, filosóficas, religiosas o de cualquier otro orden”.
Los primeros documentos medievales, relativos a la consagración de ciertas libertades que se establecían como
límites a la acción de los soberanos, eran más bien de tipo “estamental”, o sea, se consagraban derechos en beneficio
de ciertas clases sociales –la nobleza- que conseguían obtener el respeto de ciertas garantías.
En la actualidad, sin embargo, se entiende que estos derechos se refieren a todas las personas, de cualquier
condición. Por el contrario, establecer diferencias arbitrarias en esta materia será siempre discriminación, y de ningún
modo podrá tolerarse.
2.- La expansión de los Derechos Humanos
El fenómeno de la expansión de los derechos humanos se refiera al fenómeno de incremento gradual y
permanente del listado o catálogo de derechos fundamentales. Las legislaciones internas y el derecho internacional
están permanentemente incorporando nuevas figuras iusfundamentales.
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Se han ido reconociendo diferentes generaciones de derechos, las que han ido naciendo en sucesivos períodos
de la Historia.
3.- La especificación de los Derechos Humanos
La especificación se refiere a la circunstancia de reconocer determinadas categorías de personas, las cuales por
un especial grado de vulnerabilidad son protegidas con especial preocupación, generándose de este modo, derechos
particulares en beneficio de estas personas.
Esta diferencia de trato en ningún caso debe entenderse discriminatoria, ya que de ninguna manera es
discriminatoria sino que sus bases se encuentran precisamente en el grado de desprotección original en las que se
hallan estos sujetos.
Así, es posible reconocer categorías de derechos relativas a la mujer, a los emigrantes, a los refugiados, a los
niños, a los discapacitados, o a los consumidores, a manera de ejemplo.
4.- La internacionalización de los Derechos Humanos “Derecho
Internacional de los Derechos Humanos”. Las principales
características de este proceso son:
la celebración de diferentes tratados internacionales en materia de Derechos
Humanos;
dentro de las normas de derecho internacional no escrito, de aquellas que nacen espontáneamente
desde la misma comunidad internacional (como la costumbre internacional, los principios generales de
derecho internacional y las normas de derecho internacional general o ius cogens)
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Derechos asegurados “por fuente constitucional”, por lo que debemos incluir todas aquellas fuentes
formales del derecho de categoría constitucional.
Derechos asegurados por fuentes del derecho internacional de los derechos humanos. “derecho
internacional de los derechos humanos”, se incluyen:
las normas de derecho convencional (tratados internacionales),
las normas de derecho consuetudinario,
los principios de ius cogens.
Estos derechos se incorporan a nuestro ordenamiento constitucional, por especial mandato de lo
dispuesto en el art. 5º inciso segundo de la Constitución Política.
3. Derechos implícitos.
Aquellos derechos fundamentales que arranquen directamente de la dignidad de las personas, pero que
no cuentan con consagración constitucional o internacional. Por lo tanto, estos derechos, se oponen a los
derechos “explícitos”, vale decir, los que están expresa mención positiva.
La norma del artículo 29 letra c) de la Convención Americana de Derechos Humanos incorpora la noción
de los derechos implícitos al indicar que:
“Art 29: Ninguna parte de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de:
(c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se
derivan de la forma democrática de gobierno”
Los derechos que no están consagrados en el texto constitucional, actúan como fuentes integradoras o
complementarias de la Constitución Política formal y, por lo tanto, colman los vacíos o lagunas que pudieren existir
en la Carta Fundamental.
Si un mismo derecho se encontrare consagrado en dos o más textos, deberá aplicarse aquél donde este mejor
protegido ese derecho. Esto, por ejecución del principio pro-homine o favor-libertatis.
Por lo anterior, la Constitución Política cede ante las normas de carácter internacional cuando en éstas últimas, esté
protegido un derecho que en aquélla no lo esté. Lo mismo, cuando un derecho esté mejor protegido en el texto
internacional que en el constitucional.
Todos los derechos fundamentales, sea cual sea el origen de los mismos, constituyen un límite para el ejercicio de la
soberanía nacional, a la luz de lo establecido en el artículo 5º inciso 2º de la CPR.
Para delimitar o fijar el contorno de un derecho, es necesario asumir los principios de Unidad de la Constitución y
de Indivisibilidad de la Dignidad Humana.
De esta forma, se logra obtener un todo coherente, armónico, que evita o, al menos, dificulta las colisiones o
choques de derechos.
La tarea delimitadora debe contemplar como misión final, encontrar la esencia misma del derecho, vale decir, lo
que se conoce como “núcleo esencial” del derecho, que viene a representar el conjunto básico de facultades que
otorga éste, así como sus características fundamentales.
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Limitación de los derechos fundamentales
La limitación, a diferencia de la delimitación (que opera “desde dentro del derecho”), opera “desde fuera del
derecho”, ya que, en términos generales, corresponden a las diferentes restricciones que pueden operar para el
ejercicio del derecho.
Las limitaciones a los derechos fundamentales sólo pueden estar establecidas por la Constitución Política, o a lo
sumo, por el órgano o autoridad a quien la Carta Fundamental dé competencia para ello.
De esa forma, por ejemplo, la Constitución puede señalar que el ejercicio de un determinado derecho no puede
ser “contrario a la ley”, lo que significa que el legislador está habilitado para imponer restricciones o limitaciones al
derecho.
En ocasiones sumamente excepcionales, las limitaciones podrán provenir de autoridades administrativas. En
principio, nuestro texto constitucional apenas consagra un par de esta clase de restricciones: las de los numerales 6 y
13 (ambos en sus incisos segundos) del artículo 19 de la CPR, relativos respectivamente a las libertades de culto y
reunión.
En general, cualquier limitación o restricción que no esté establecida por el Constituyente o por el órgano que
éste designe, es ilegítima.
En todo caso, cualquiera sea la fuente de la limitación o restricción, siempre deberá tenerse en cuenta el respeto
por el núcleo esencial del derecho, el cual en caso alguno podrá verse afectado.
El respeto por el núcleo esencial del derecho se encuentra consagrado constitucionalmente en lo dispuesto en el
artículo 19 Nº 26 de la Carta Fundamental, el cual establece:
Art. 19: “La Constitución asegura a todas las personas: (26) La seguridad de que todos los
preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o complementen las garantías
que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar
los derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre
ejercicio”
Sin duda, hallar “el núcleo esencial del derecho”, o en otras palabras, “la esencia del derecho”, no es una tarea
fácil, pero sin duda es imprescindible para determinar, en definitiva, hasta dónde llega el ejercicio legítimo del mismo, o
sea, hasta dónde llega la protección constitucional de una determinada facultad.
Otros derechos, sin embargo, sólo quedan enunciados en la Norma Fundamental, pero requieren de la
Configuración Legal, o sea, necesitan de la ley para que sea ésta la que defina con mayor precisión la delimitación
(contornos o fronteras) del derecho. Así ocurre, por ejemplo, con el derecho al debido proceso (art. 19 Nº 3); o el derecho
a ser admitido a cargos públicos sin otros requisitos que los que impongan la Constitución o las leyes (art. 19 Nº 17).
Cuando el derecho es de configuración constitucional, no es lícito al legislador intervenir fijando contornos más
restrictivos, esto es, disminuyendo de una u otra forma, el haz de facultades que otorga el precepto constitucional.
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V. Las aparentes “colisiones” de derechos
Planteamiento del problema
Desde siempre, ha sido una cuestión recurrente, el plantear el choque o colisión de derechos de los cuales dos o
más sujetos dicen ser titulares.
Existen casos emblemáticos, tales como la contraposición entre el derecho de propiedad y la función social de la
misma; o el derecho a vivir en un medio ambiente de contaminación versus la libertad para desarrollar actividades
económicas. Otro caso recurrente es el supuesto choque entre la libertad de expresión y el derecho a la honra.
Al problema planteado, se han dado diferentes soluciones, dentro de las cuales estudiaremos las más
relevantes.
En Chile, esta fue la postura, por ejemplo, que evidenció Jaime Guzmán en el seno de la Comisión de Estudios
de la Nueva Constitución. Él sostuvo que no era un tema menor definir el orden que debían llevar los diferentes derechos
en lo que hoy es el artículo19 de la Carta Fundamental, ya que ello debía ser índice y resultado a su vez, de la
importancia de cada uno de ellos. Por lo mismo, esta norma comienza garantizando el derecho a la vida, siguiendo por
las igualdades, el derecho a la honra, y así sucesivamente.
José Luis Cea, por su parte, establece que cuando no se puede emplear otro método, en algunos casos habrá
que recurrir al sistema de jerarquización de los derechos, y en tal caso, el orden de primacía de derechos sería el
siguiente:
1º el derecho a la vida y a la integridad personal;
2º el derecho a la intimidad y al honor
3º el derecho a la información y reunión
4º libertades económicas (orden público económico).
2.- La Ponderación de los Derechos Fundamentales (o “balancing-test”)
Este segundo modo implica una definición “en concreto” acerca de cuál será el derecho que, en el evento de una
colisión o choque, primará o “vencerá” por sobre el otro.
Quienes postulan este método, como el alemán Robert Alexy, estiman que será necesario “ pesar” en cada caso
los bienes jurídicos que entran en conflicto, y luego de este balance, establecer con precisión cuál de los dos derechos
será el que se imponga por sobre el otro.
En este sistema, a diferencia, del anterior, no existe un orden predeterminado, pero sí será necesario establecer
una solución a los conflictos, por la vía casuística.
No obstante lo anterior, el balancing-test se asemeja con la jerarquización en que ambos sistemas obtienen
como conclusión, el hecho que un determinado derecho prevalecerá por sobre el otro, ya sea en abstracto
(jerarquización), o bien en concreto (ponderación o balancing-test).
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3.- Principales críticas a los métodos tradicionales
1. Ordenar los derechos, a priori o al resolver un caso concreto, no se condice con el principio de la indivisibilidad
de la dignidad humana, por el cual, un sistema debe propender a que todos y cada uno de los derechos humanos
sea efectivamente protegido, toda vez que responden a diferentes áreas del alma y del quehacer humano que
requieren de satisfacción suficiente. O sea, se anula la “unidad e integridad de la persona humana”, olvidando que
“su bien es la perfección”; preferir un derecho es “desintegrar a la persona y su dignidad intrínseca”
2. Un sistema de preferencia entre derechos, conduce a que determinadas facultades queden permanentemente
relegados, generándose lo que los autores Pedro Serna y Fernando Toller (“La Interpretación constitucional de los
derechos fundamentales; una alternativa a los conflictos de derechos”) denominada la situación de los derechos
“príncipes” y los derechos “cenicientas”, aludiendo a que ciertas facultades siempre serán preferidas por sobre
otras.
3. La exclusión de un determinado derecho significa abandonarlo absolutamente, afectando no sólo sus
características externas, sino que incluso su núcleo esencial. O sea, hace desaparecer el derecho.
14
denomina “pro-homine” o “favor libertatis” (en favor del Hombre o de la Libertad)
En lo relativo a la aplicación de las normas.
Si existen dos normas que son contradictorias, necesariamente deberá aplicarse aquella que proteja a
las personas, independientemente de cuál sea la jerarquía o rango de las diferentes normas en aparente
pugna.
Si ambas normas son protectoras de los derechos, en tal caso, deberá ser aplicada aquella norma que
mejor proteja a las personas, nuevamente sin importar la jerarquía de las normas, incluso prefiriendo las
normas internacionales por sobre las internas.
Estos principios también responden a un criterio pro-homine o favor libertatis.
En lo relativo a la acción de los órganos estatales.
Los órganos representativos de los diferentes poderes o funciones del Estado deberán someter su acción a
los deberes de protección de los derechos fundamentales. Así por ejemplo:
Los órganos ejecutivos. En el ejercicio de la subfunción de gobierno, el mando deberá ejercerse con
pleno respeto por los derechos fundamentales de las personas. A su vez, en la subfunción
administrativa, los servicios públicos deberán encontrarse al servicio de las personas, debiendo
privilegiar siempre el respeto por sus derechos esenciales.
Los órganos legislativos. Se encuentran impedidos de dictar leyes que sean contrarias o atentatorias
de los derechos fundamentales
Los órganos judiciales. Deberán aplicar siempre las normas de un justo y debido proceso. Además,
deberán aplicar e interpretar las normas de acuerdo a criterios pro-homine o favor libertatis.
15
de otra, y también amparar a quien ya hubiera sufrido una vulneración.
Para ello, existen diferentes clases de garantía.
Por ejemplo, existen las llamadas “garantías normativas”. Una de las más importantes consiste en la
consagración constitucional de los derechos. La sola circunstancia que los derechos fundamentales se encuentren
contenidos en la Carta Fundamental ya es una garantía para las personas. Con este solo hecho, se evita que cualquier
órgano con competencias para dictar normas, emita una que sea contraria a un derecho fundamental. Con ello, cuando
se protege a la Constitución, se protegen los derechos contenidos en ella, y cuando se protegen los derechos, se
protege la Constitución también.
También existen las “garantías judiciales”, por medio de las cuales, una persona que se sienta lesionada en el
legítimo ejercicio de un derecho fundamental, podrá recurrir a los Tribunales de Justicia para defender ese derecho.
Para ello, se podrá concurrir a Tribunales Ordinarios, como cuando se interpone un recurso de protección o un recurso
de amparo, o bien, se podrá actuar ante el Tribunal Constitucional.
Reserva de ley. La regulación de los derechos fundamentales es una materia de exclusiva reserva de ley. O sea,
sólo puede ser regulada por una norma de rango legal y nunca por una de rango inferior al de la ley. Las únicas
excepciones relativas a posibilidades en que organismos administrativos regulen derechos fundamentales son
las ya citadas situaciones ligadas a las libertades de culto y reunión.
Respeto por el Contenido Esencial de los Derechos. los preceptos legales que por mandato de la Constitución
regulen o complementen las garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza,
no podrán afectar los derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan
su libre ejercicio (art. 19 Nº 26 CPR). El Tribunal Constitucional chileno señaló en su oportunidad que el
derecho es afectado en su esencia
16
cuando se le priva “de aquello que le es sustancial, de manera tal que deja de ser reconocible y que se impide
el libre ejercicio en aquellos casos en que el legislador lo somete a exigencias que lo hacen irrealizable, lo
entraben más allá de lo razonable o lo priven de tutela jurídica” (Rol Nº 43, de 1987)
Los derechos fundamentales como límite del ejercicio de la soberanía nacional. aquella que establece el inciso
segundo del art. 5º de la Constitución Política, por el cual, el respeto por los derechos esenciales que emanan
de la naturaleza humana constituyen un límite para el ejercicio de la soberanía nacional.Los órganos del Estado
tienen el deber de promover y respetar tales derechos, consagrados tanto por la Constitución como por los
tratados internacionales suscritos por Chile y que
se encuentren vigentes.
3.- Protecciones Judiciales (internas)
Ante Tribunales Ordinarios. El Texto Fundamental establece diferentes medios, denominados “acciones
constitucionales” que tienen por objeto obtener la defensa de los derechos fundamentales ante los Tribunales
Ordinarios de Justicia. (1) protección (art. 20 CPR) y (2) amparo (art. 21 CPR), (3) la acción por pérdida o
desconocimiento de la nacionalidad del artículo 12 de la CPR, y (4) la acción de indemnización por error judicial
del artículo 19 Nº 7 letra i CPR.
Por otra parte, la ley también establece otras garantías de derechos fundamentales: (1) el recurso de
amparo económico (ley 18.971); y (2) la cautela de garantías, el amparo ante el juez de garantía, y la audiencia
de control de detención en el proceso penal (arts. 10, 95 y 131 del Código Procesal Penal).
Ante el Tribunal Constitucional. (1) el recurso de inconstitucionalidad de un auto acordado (art. 93 Nº 2 CPR); (2) el
recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad de un precepto legal (art. 93 Nº 6);
o la acción popular de inconstitucionalidad de un precepto legal declarado previamente
inaplicable (art. 93 Nº 7 CPR).
4.- Protecciones Judiciales (internacionales)
El sistema americano reconoce dos órganos principales, ambos dependientes de la Organización de
Estados Americanos, con competencia en materia de Derechos Humanos:
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. no constituye instancia jurisdiccional, puesto que no se trata de un
Tribunal. Su función principal consiste en recibir las denuncias de los particulares en contra de algún Estado, o
bien de un Estado en contra de otro, por haberse atentado en contra de algún derecho contemplado en la
Convención Americana de Derechos Humanos. La Comisión realizará “sus buenos oficios” con la intención de
favorecer un acuerdo o conciliación entre las partes. De no existir este acuerdo y si determina que
efectivamente existe mérito suficiente, presentará la respectiva demanda ante la Corte Interamericana. Sólo
podrán acceder a la Comisión, personas naturales que previamente hubieren agotado los recursos internos
según las leyes del Estado infractor.
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Constituye un Tribunal en estricto derecho, y conocerá de las
demandas interpuestas por la Comisión. Sus resoluciones son obligatorias, y deberán ser obedecidas por los
Estados parte de la Convención Americana de Derechos Humanos. Chile ha sido
objeto de dos condenas por esta Corte, en los casos “La última Tentación de Cristo” y “Palamara”.
5.- Protecciones relativas a la Interpretación de los Derechos
Por último, es posible consignar algunas garantías vinculadas a ciertos principios relacionados con la correcta
interpretación de los derechos fundamentales, a saber:
El principio “ favor libertatis” o “pro homine”: como vimos, consiste en que entre dos interpretaciones divergentes de
una misma norma, deberá preferirse aquélla que mejor se condiga con la dignidad de las personas y con el
respeto de sus derechos.
17
El principio de evolución o progresión de los derechos: no es válida la interpretación que implique un menor grado
de protección a un derecho que el que se le reconocía en épocas anteriores.
La aplicación del Bloque Constitucional de Derechos: los derechos deberán entenderse e interpretarse conforme a
este bloque, antes explicado; según lo cual, si un mismo derecho está consagrado en diferentes normas
deberá preferirse aquella regulación que mejor proteja al derecho.
La interpretación de las normas infraconstitucionales a la luz del Bloque Constitucional de Derechos: en atención a
que el respeto por los derechos que emanan de la naturaleza humana constituyen un límite al ejercicio de la
soberanía nacional, siempre que se interprete un precepto legal o cualquier otra norma de rango inferior a la
Constitución, deberá hacerse en armonía con los derechos establecidos en este bloque de constitucionalidad.
El principio de máxima optimización de los derechos: los derechos no deben ser interpretados aisladamente y
deberán evitarse al máximo la pugna de los derechos, por lo que siempre será necesario obtener la mejor
optimización de cada uno de ellos, especialmente amparados en los principios de unidad de la Constitución y
de indivisibilidad de la Dignidad Humana.
UNIDAD
DERECHOS BÁSICOS
No establece un catálogo taxativo de derechos, sino que es un catálogo “abierto”, por cuanto es posible encontrar, al
interior de la misma Constitución, otros derechos fundamentales, como por ejemplo:
El derecho a participar en igualdad de oportunidades en la vida nacional (art. 1° inciso cuarto)
18
internacional, y por los derechos implícitos.
Consagra derechos de diversa índole, constituyendo un listado de derechos más extenso que el que se puede apreciar
en Constituciones anteriores.
No todos los derechos consagrados se encuentran cubiertos por la acción constitucional de protección del art. 20 de la
Constitución. No obstante ello, la sola consagración constitucional de los mismos.
Algunos derechos son configurados constitucionalmente, y otros requieren de ser complementados por leyes que
procederán a delimitar, limitar y regular el ejercicio del derecho. En todo caso, estas leyes no deberán afectar el núcleo
de cada garantía de acuerdo a lo establecido en el art. 19 N° 26.
Método de Trabajo
- dº a la vida e integ fisica y
psíquica de las personas (Nº1)
Derecho - dº a vivir en un medio ambiente
s Básicos libre de contaminación (Nº8)
- dº a la protección de la salud
(Nº9)
- dº a la seguridad social (Nº18)
- Igualdad ante la ley (19Nº2)
19
La Delimitación del Derecho a la Vida
(a) Determinación del Concepto de Vida.
La Vida podría eventualmente ser definida por la propia ley, o bien según su sentido natural y obvio, o bien por
las personas que profesan una determinada ciencia o arte.
Conviene tener presente que de acuerdo a lo establecido por nuestro Tribunal Constitucional, la Vida sería un
término científico y que por lo tanto debiera ser definido por la rama específica, que sería la
.Medicina
Aun así, no es posible fijar jurisprudencialmente, y a ciencia exacta cómo se conceptualiza la Vida, por lo que
representa un asunto pendiente.
La Vida representaría una noción eminentemente científica, respecto de cuya conceptualización no
corresponde incorporar otro tipo de factores (éticos, filosóficos, religiosos, etc.)
(b) Determinación del Inicio de la Vida.
Sentencia dictada por el 20º Juzgado Civil de Santiago, en la causa sobre Nulidad de Derecho Público “Centro
Juvenil Ages con Instituto de Salud Pública” (rol 5893-02), respecto de la autorización que el ISP realizó para el
expendio del fármaco Postinor-2 del Laboratorio Grünenthal (“segunda píldora del día después”). En dicho fallo (del 30
de junio de 2004), se estableció que. “en definitiva no cabe duda de que el sujeto biológico hombre empieza con la
fecundación o concepción; el que se encuentra protegido por las diversas normas legales y constitucionales tantas
veces citadas. Así las cosas, unificados los gametos masculino y femenino, se constituye el código genético,
responsable de la individualidad y del desarrollo del nuevo ser, su crecimiento y formación de sus órganos definitivos;
por lo que en este proceso hay coordinación, continuidad y gradualidad, lo que supone un orden intrínseco, un sujeto
único”.
La Corte Suprema, con ocasión del recurso de protección deducido contra el ISP a propósito de la autorización
del expendio del medicamento Postinal del Laboratorio Silesia (“primera píldora del día después”) cuando señaló “el
óvulo fecundado ya es un individuo de la especie humana” (Rol 2186-2001).
Al respecto, el Tribunal Constitucional se manifestó en el año 2008, frente al caso de la Píldora del Día
Después, en un claro sentido de otorgar a los individuos no nacidos, calidad de personas, por tanto, titulares de
derechos fundamentales: “La singularidad que posee el embrión, desde la concepción, permite observarlo ya como un
ser único e irrepetible que se hace acreedor, desde ese mismo momento, a la protección del derecho y que no podría
simplemente ser subsumido en otra entidad, ni menos manipulado, sin afectar la dignidad sustancial de la que ya goza
en cuanto persona” (Rol 740, 18 de abril de 2008, Considerando 50°)
Por lo tanto, se puede establecer, según lo que ha consagrado también mayoritariamente la jurisprudencia
comparada, que la vida humana comienza con la concepción, vale decir, por la unión de las células sexuales
masculina y femenina que da origen al embrión humano.
(c) Determinación del Término de la Vida.
Según el Tribunal Constitucional, proyecto de Ley de Trasplantes, el fin de la vida humana se identifica con la
llamada “muerte encefálica”, único concepto válido, a juicio del tribunal, para
identificar el término de la vida, en todo el ordenamiento jurídico. El fallo cita el informe de las
Sociedades Chilenas de Urología, Nefrología y Trasplantes, el que señalaba que “la abolición total e irreversible de
todas las funciones encefálicas constituye la muerte real, definitiva, unívoca e inequívoca del ser humano”.
20
d.1. El derecho a la vida comienza con el nacimiento. Argumentos:
El artículo 19 de la Constitución sólo garantiza derechos a las personas (“ La Constitución asegura a todas las
personas….”). A su vez, nuestro ordenamiento jurídico considera “persona natural” sólo al ser que ya hubiere nacido
(por este motivo, el art. 74 del Código Civil establece que “La existencia legal de toda persona principia al nacer, esto
es, al separarse completamente de su madre. La criatura que muere en el vientre materno, o perece antes de estar
completamente separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un momento siquiera, se reputará no
haber existido jamás”), y por lo tanto, si el ser que está por nacer no es persona, entonces no puede ser titular de
derechos.
El artículo 19 Nº 1 inciso segundo sólo establece que “la ley protege la vida del ser que está por nacer”, y no establece
que éste “tenga derecho a la vida”. Por esto, la vida del ser que está por nacer (nasciturus) es sólo “un bien jurídico
protegido”, o sea, un valor que recibe protección por parte del sistema jurídico, pero ello no significa que el embrión o
feto, tenga “derecho a la vida”.
No es posible sostener jurídicamente la tesis de que el feto es titular de derechos, sino que ello sólo se basa en
argumentos de carácter moral o religiosas, pero no en argumentos de carácter jurídico.
El derecho a la vida consiste básicamente en un deber o en una prohibición (en un “no derecho”), que entra dentro de
la esfera de las llamadas inviolabilidades y que afecta tanto al Estado como a los particulares, por el cual se
encuentran impedidos de “intervenir o de atentar arbitrariamente contra las funciones vitales del individuo”. Esta
prohibición se establece tanto para los seres nacidos como para los que están por nacer, y por lo mismo, ambos tienen
derecho a la vida.
(e) Núcleo esencial del Derecho a la Vida
En atención a que la Vida constituye el sustento o soporte sobre el cual se construye la existencia de un
Individuo, dotado de los demás derechos, el derecho a la vida encuentra su núcleo esencial en el derecho a mantener
o continuar con vida, o sea, en el derecho a permanecer con vida.
Así, por ejemplo, lo explicó la Corte de Apelaciones de Coyhaique (recurso de protección, rol 39-02, fallo del 12
de septiembre de 2002): “el derecho a la vida encuentra su ‘centro primordial’ en el hecho de preservar la vida en todas
sus etapas y dimensiones, constituyendo dicho derecho, además, el fundamento de fondo u objetivo de nuestro
ordenamiento jurídico el cual impone como deber, a todos los poderes u órganos públicos, de proteger dicho bien
jurídico frente a cualquier ataque o amenaza de que pueda ser objeto, considerando que toda la vida en sociedad se
realiza en el entendido de que el fin de la actividad humana es la sobrevivencia y desarrollo de la persona humana”
El derecho a nacer, para quienes estiman que el embrión es también titular del derecho a la vida.
21
El inciso tercero del artículo 19 Nº 1 de la Constitución dispone: “La pena de muerte sólo podrá establecerse
por delito contemplado en ley aprobada con quórum calificado”.
Por su parte, el artículo 4.3 de la Convención Americana de Derechos Humanos dispone, refiriéndose a la
Pena de Muerte que “no se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido”.
Al respecto, la ley Nº 19.734 de 2001, derogó la pena de muerte para todos los delitos que la hubieren tenido
contemplado en el Código Penal. Sin embargo, subsiste esta pena para ciertos delitos contemplados en el Código de
Justicia Militar. Por lo tanto, Chile no ha abolido la pena de muerte.
Además de esta limitación es susceptible de sostener científicamente que nuestro ordenamiento constitucional
acepta dos limitaciones adicionales si bien no expresamente, pero sí deducibles a partir de diversos preceptos
contenidos en la Carta Fundamental. Nos referimos a las limitaciones referidas a la Legítima Defensa, y al Uso
Autorizado de armas militares.
Limitaciones “fácticas” al Derecho a la Vida
Nuestros Tribunales, por lo general han sido bastante rigurosos al momento de defender este derecho, y han
establecido en diversas resoluciones que ésta es la más importante de todas las garantías constitucionales. Por lo
mismo, no es posible limitarlo de modo alguno e, incluso, ante aparentes choques o colisiones con otros derechos, los
Tribunales han optado por un sistema de jerarquización, que no ha dado espacio para vulnerar el Derecho a la Vida.
Así se desprende, por ejemplo, a partir del estudio de los siguientes casos:
Caso “Catalíticos”, por el cual el Tribunal Constitucional aceptó que se limitaran otros derechos, como el derecho a la
propiedad (art. 19 Nº 24) y la libertad de circulación (art. 19 Nº 7), en beneficio del derecho en análisis: “la medida de
restricción vehicular, establecida con el carácter de excepcional y en situaciones de emergencia y pre emergencia
ambiental, obedece al cumplimiento de un deber del Estado consagrado en el inciso primero del número 8º del artículo
19 de la Constitución y está destinada a proteger el más preciado de los asegurados por nuestro Código Político,
cual es la vida humana y la integridad física y psíquica de la persona”.
Casos “Testigos de Jehová”, por los cuales los Tribunales superiores de Justicia, en forma bastante categórica han
establecido que estas personas quienes por sus creencias, están impedidos de realizarse transfusiones de sangre,
deberán igualmente practicarse dicho tratamiento, aun en contra de sus ideas religiosas, ya que “debe primar la
preservación de la salud y la vida de las personas por sobre cualquiera otra consideración, aunque sea de índole
religiosa, que ponga en riesgo innecesariamente la vida del enfermo”
Casos “Huelguistas”. Las Cortes nacionales han establecido que la vida no es de propiedad del sujeto, y éste no puede
disponer de ella, por lo que la huelga de hambre “es un hecho ilegal e ilegítimo que si bien no está penado por la ley,
infringe todo nuestro sistema social y jurídico que impide y sanciona todo atentado contra la vida, ya sea bajo la forma
del homicidio o de la colaboración al suicidio”.
No obstante los casos narrados, con preocupación es posible constatar cómo los Tribunales han ido tolerando
otras restricciones a este derecho, las cuales pueden ser estimadas como verdaderas “limitaciones fácticas”. En
principio, estas limitaciones - las que normalmente se relacionan con restricciones presupuestarias del Fisco - son
inconstitucionales, por lo que deben ser revisadas profundamente por nuestro sistema judicial. Así ha ocurrido por
ejemplo en los siguientes casos:
Casos “dializados”. A fines de la década de los ochenta, diferentes enfermos renales interpusieron sendos recursos de
protección con el objeto de que se les reconociera su derecho a ser tratados mediante hemodiálisis, toda vez que ésta
era la única forma de mantenerse con vida, lo que en verdad no estaba siendo cubierto totalmente por distintos
hospitales públicos del país. Hicieron ver que los respectivos Hospitales tenían el deber de suministrar el tratamiento
pero que ellos alegaban no tener presupuesto suficiente para hacer frente a todos los requerimientos. Las Cortes de
Apelaciones, por lo regular,
22
acogieron los recursos y ordenaron a los recintos de salud, prestar el servicio indicado, sin embargo, la Corte Suprema,
siempre revocó dichos fallos en segunda instancia, en atención a que las condiciones presupuestarias de aquellos no
permitían otorgar las prestaciones solicitadas, rechazando por lo tanto, la protección a este derecho.
Casos “listas de espera hospitalarias”. La Corte Suprema también revocó el fallo de primera instancia de la Corte de
Apelaciones de Valparaíso que había ordenado al Servicio de Salud Viña del Mar – Quillota a tomar las medidas
necesarias para dar pronta solución a más de 3.000 pacientes que han debido esperar durante años que se les
interviniera quirúrgicamente. La Corte Suprema, sin embargo, argumentó que el Fondo Nacional de Salud no financia el
costo total de las intervenciones quirúrgicas, lo que conllevaría un deterioro económico del Servicio de Salud respectivo
y, consecuencialmente, la imposibilidad de responder a las necesidades de todas las personas (rol 692-01, fallo del 5
de marzo de 2001)
Este mismo tribunal estimó que la mera amenaza de torturar a una persona “puede constituir, en algunas
circunstancias, tratamiento inhumano”.
Garantías Judiciales
Derecho a la vida y a la integridad física y psíquica, protegidos por la acción constitucional de protección
(artículo 20 CPR)
23
contaminación, sino sólo aquella que rebase los límites establecidos por el propio legislador.
Se ha discutido si esta definición sería aplicable o no al Texto Fundamental. Nosotros proponemos que
efectivamente no sería aplicable, puesto que: (1) la Constitución no puede interpretarse a la luz de la ley, sino al
revés; (2) el artículo 2º de la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente comienza diciendo “Para todos los
efectos legales (y no constitucionales), se entenderá por…”, y (3) la definición entregada por la ley no permite
descubrir el núcleo esencial del derecho que el legislador debe respetar, ya que se remite a sus propia voluntad,
toda vez que habrá contaminación cuando se vulnere “la legislación vigente”.
Contaminación se entiende como “toda afectación artificial del ambiente que pueda generar daño en el
equilibrio de los sistemas naturales o en los organismos vivos” .
La segunda oración del artículo 19 Nº 8 establece como deber del Estado “velar para que este derecho no
sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza”, estableciéndose por lo tanto, como verdadero garante
de este derecho.
Posibilidad que la ley establezca restricciones específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para
proteger el medio ambiente.
Se establece el medio ambiente como bien jurídico protegido constitucionalmente. Se encomienda al legislador,
el desarrollo del mismo, incluso restringiendo en forma específica otros derechos o libertades.
Garantías Judiciales
Derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación protegido por la acción constitucional de
protección, regulada (artículo 20 CPR)
condiciones que determine la ley, la que podrá establecer cotizaciones obligatorias (inciso cuarto)
Subsidiariedad disminuida
La Constitución propende a que las acciones o prestaciones de salud sean efectuadas por los privados, en
tanto que el Estado las desarrollará sólo a falta de actividad de los particulares.
No obstante ello, aun existiendo actividad de los privados, el Estado deberá actuar de todos modos,
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coordinando y controlando la acción de éstos. Por lo mismo, el Estado debe asumir la responsabilidad no sólo por
las acciones que él mismo ejecute sino que también por las acciones que ejecuten los privados y que deriven de
una mala o insuficiente fiscalización.
Garantías Judiciales
El derecho a la protección de la salud no está amparado por la acción de protección del art. 20 de la CPR, sino
sólo en lo que se refiere al derecho a escoger el sistema de salud.
Esto, porque se trata de un derecho “prestacional” de difícil cobertura por parte del Estado. Sin embargo, muchas
veces, los Tribunales, indirectamente han dado lugar a las acciones de protección cuando éstas han sido
fundamentadas en el atentado al derecho a la vida y a la integridad física y psíquica; o bien en al derecho de propiedad
(entendiendo que al afectarse el derecho a la protección de la salud, derecho que “le pertenece” a un individuo, se
afecta también el derecho de dominio sobre aquél).
La Seguridad Social tiene por objeto cubrir las prestaciones básicas de quienes, por razones de salud, edad u otro
motivo, no pueden trabajar o su salario se vuelve insuficiente para ello.
Estas prestaciones se refieren a proteger a las personas de determinadas “contingencias sociales” que pueden
afectar la existencia misma o la subsistencia digna de las personas.
Los principales componentes de la seguridad social serían:
los seguros sociales, los cuales tienen por objeto otorgar prestaciones médicas y pecuniarias a los beneficiarios;
la asistencia social, que comprende la atención de aquellas contingencias que no hayan quedado cubiertas por los
seguros sociales;
las prestaciones familiares; consistentes en los beneficios que se otorgan como protección al grupo familiar, como la
institución de la “asignación familiar”.
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Garantías Judiciales
El art. 19 Nº 18 no está garantizado por la acción constitucional de protección, por lo que sólo podrá ser
amparado por las acciones judiciales que en los distintos casos la propia ley establezca, y en todo caso, a través de las
acciones y recursos por inconstitucionalidad en sede de Tribunal Constitucional (recurso de inaplicabilidad y acción
popular de inconstitucionalidad).
III UNIDAD
IGUALDADES BÁSICAS
Introducción
La Igualdad en Nuestra Constitución Política
Para nuestra Constitución Política, la Igualdad resulta ser un Principio rector de la misma, una orientación que
informa todo el ordenamiento constitucional. Es un valor fundamental, que se expresa por distintas vías –una de las
cuales serán las garantías constitucionales que revisaremos-.
Como principio básico que es, el valor de la igualdad irradia su eficacia a todo el ordenamiento y a todo el
contexto constitucional.
Así las cosas, a manera de ejemplo, podemos indicar diversas normas en las que se expresa de modo evidente
la importancia que tiene el valor de la Igualdad para nuestro Código Político.
En primer lugar, debemos citar algunas normas ajenas al artículo 19 sobre Garantías Constitucionales:
“Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos” (art. 1° inciso primero CPR): Incorpora la noción de
isonomía, según la cual las personas son iguales, pero sólo en dignidad y en derechos. En el resto, los seres humanos
somos diferentes entre sí, diferencias que deben ser respetadas por el Estado y el Ordenamiento Jurídico
“Es deber del Estado (...) asegurar el derecho de las personas a participar en igualdad de oportunidades en la vida
nacional” (art. 1° inciso quinto). Todos los sujetos parten su carrera por la vida, desde el mismo punto de partida, siendo
responsabilidad de cada uno, luchar por su desarrollo pleno, sin diferencias en su inicio.
“En las votaciones populares, el sufragio será personal, igualitario y secreto.” (frase primera del art. 15 inciso primero
de la CPR). Los derechos políticos también forman parte del catálogo de derechos fundamentales de la persona, e
integran el Bloque Constitucional de Derechos. Dentro de los derechos políticos, se encuentra el derecho a sufragio, el
cual siempre será igualitario. Producto de lo anterior, y de modo similar, al referirse a los procesos electorales, el art. 18
dispone que “una ley orgánica constitucional (...) garantizará siempre la plena igualdad entre los independientes y los
miembros de los partidos políticos tanto en la presentación de candidaturas como en su participación en los señalados
procesos”
Se asegura el derecho a postular en igualdad de oportunidades a la Administración Pública, así como también, se
promoverá que en la capacitación y perfeccionamiento al interior de la misma, también se promueva este mismo
principio (art. 38 inciso primero): “Una ley orgánica constitucional determinará la organización básica de la
Administración Pública, garantizará la carrera funcionaria y los principios de carácter técnico y profesional en que deba
fundarse, y asegurará tanto la igualdad de oportunidades de ingreso a ella como la capacitación y el perfeccionamiento
de sus integrantes”.
El art. 3° inciso tercero obliga a los órganos del Estado a promover el fortalecimiento de la regionalización del país y el
desarrollo equitativo y solidario entre las regiones, provincias y comunas del territorio nacional. Además, el art. 115
inciso primero, establece que se el gobierno y administración interior del Estado se orientará hacia “un desarrollo
territorial armónico y equitativo”. El inciso tercero del mismo artículo propende a que la distribución de las inversiones
sectoriales de asignación regional se realice sobre la base de criterios no sólo de eficiencia, sino que también, de
equidad. Como se aprecia, en estos casos, la Carta utiliza el vocablo “equidad” y no “igualdad”. La equidad marca un
énfasis en un aspecto que escapa a la mera igualdad, como es la justicia de las relaciones. En este caso, el desarrollo
26
territorial, y la asignación de recursos entre las diferentes regiones, debe ser equitativo, vale decir, no sólo igualitario,
sino además, justo.
Por otra parte, el artículo 19 alude en reiteradas ocasiones a la igualdad. Revisemos algunos casos:
Art. 19 N° 2: Igualdad ante la ley.
Art. 19 N° 3: Igual protección de la ley en el ejercicio de los derechos.
Art. 19 N°9 inciso segundo: Acceso libre e igualitario a las acciones de salud y rehabilitación.
Art. 19 N° 20: Igual repartición de los tributos y las demás cargas públicas
La Carta Fundamental consagra el Derecho de Igualdad ante la Ley (o “en la ley”), la consagración del Principio
de Isonomía.
La isonomía debe entenderse como una igualdad en el trato, o sea, aceptando las diferencias antes dichas, sin
que lo que pueda existir sea un trato discriminatorio, o arbitrario con los diversos sujetos. Debe tratarse a las personas
de igual forma en aquellos aspectos donde ellas sean iguales, y se pueden hacer diferencia respecto de aquellas
circunstancias donde las personas son diferentes.
Por todo lo dicho, es lícito y hasta justo hacer diferencias en la ley, cuando los sujetos son efectivamente distintos.
Por lo mismo, es adecuado establecer normas especiales para los menores de edad, para las mujeres, para los
extranjeros, etcétera.
Lo que no está permitido es, repetimos, las diferencias de carácter arbitrario, sin justificación suficiente.
Proscripción de la Esclavitud
“…en Chile no hay esclavos y el que pise el territorio queda libre”.
Desde 1811, por iniciativa de don Manuel de Salas, se decreta la libertad de vientres y de paso (todos los
nacidos en Chile, o todo aquél que pise suelo chileno, será libre). En 1823, por iniciativa de don José Miguel Infante, y
bajo el gobierno de don Ramón Freire se dicta la abolición definitiva de la esclavitud.
Constitucionalmente, la Carta de 1818 es la primera que establece formalmente la Libertad de
27
Vientres.
Sin embargo, es en 1823, mismo año en que se proscribía legalmente la esclavitud, cuando se consagra
definitivamente ese principio.
La esclavitud a la que se refiere esta norma es la condición en la que se halla una persona que carece de toda
libertad por se de propiedad de otro sujeto.
Por lo mismo, quien ingrese a territorio nacional, arrastrando desde otros lugares, la condición de esclavo, deja
de serlo por el sólo hecho de pisar tierras chilenas.
Proscripción de la Arbitrariedad
El inciso segundo del artículo 19 Nº 2, establece que “ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer
diferencias arbitrarias”.
Toda arbitrariedad es ilegal e ilegítima, lo que resulta del todo útil para interpretar diversas normas
constitucionales y legales, como la del art. 20 inciso segundo de la CPR.
La prohibición de la arbitrariedad afecta tanto al legislador como a las demás autoridades, por lo que, en caso de
existir alguna discriminación de este tipo que provenga de la ley, será posible reclamarla vía recurso de inaplicabilidad o
acción popular de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional. En tanto, si proviene de alguna autoridad
administrativa, procedería recurrir de protección.
Esta prohibición de arbitrariedad se vincula con otras normas constitucionales, tales como:
art. 1º inciso 1º: establecer diferencias entre las personas en lo que a dignidad y derechos se refiere, es de por sí,
arbitraria;
art. 8º inciso 1º: el funcionario público que dé fiel cumplimiento al principio de probidad, no puede actuar con
arbitrariedad;
art. 15: el sufragio es igualitario, y también establecer diferencias respecto de aquél, sería arbitrario;
art. 19 Nºs. 17, 20 y 22: referidos a la prohibición de realizar diferencias arbitrarias por parte del Estado en su trato con
los particulares.
Será el legislador o, en general, cualquier generador de normas, quien deberá atender a evitar
cualquier trato o diferencia discriminatoria. Ante la comisión de discriminación arbitraria, el juzgador
(Ordinario o Tribunal Constitucional) deberá resolver dicha diferencia.
Garantías judiciales
La igualdad ante la ley protegida por la acción constitucional de protección (art. 20 de la CPR)
28
Se refiere a la “defensa jurídica”, y no a la “defensa judicial”, por lo tanto, se extiende no sólo a la defensa ante
los Tribunales que formen parte del Poder Judicial, sino que también ante todo tipo de autoridades que de una u otra
forma puedan ejercer funciones jurisdiccionales.
Respecto de los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Pública, este derecho se regirá, en
lo concerniente a lo administrativo y disciplinario, por las normas pertinentes de sus respectivos estatutos.” Como se
lee, es una norma de excepción respecto de la primera frase de este inciso, y sólo se refiere a lo referente a “lo
administrativo y disciplinario”, deberán igualmente estar establecidas por ley, ya que en caso contrario se afectarían
el principio de reserva legal.
29
lógica, y cuando permiten al juez convencerse efectivamente de la veracidad o no de las defensas de las partes. A su
vez, el procedimiento será justo, cuando permite que ambas partes puedan exponer sus alegaciones, que puedan
aportar sus pruebas, y que todos estos derechos sean efectivamente ejercitables.
Principio de Legalidad. En materia procesal penal, debe aplicarse el principio de legalidad, especialmente en lo relativo
a:
b.1. Legalidad en el tipo penal (art. 19 Nº 3, inciso octavo): “ninguna ley podrá establecer penas sin
que la conducta que se sanciona esté expresamente descrita en ella”
b.2. Legalidad en la pena: “ningún delito se castigará con otra pena que la que señale la ley
promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al
afectado”. Esta frase, además, consagra dos principios adicionales, a saber: (a) la
irretroactividad de la ley penal (sólo rige para lo futuro y no para hechos pretéritos); y (b)
principio “pro-reo” o “indubio pro-reo” (la ley tendrá efectos retroactivos cuando favorezca al
imputado, ya sea despenalizando el delito, o imponiéndole una pena menos rigurosa).
Garantías Judiciales
Los derechos establecidos en el Nº 3 del artículo 19 de la CPR no están amparados por el recurso de protección,
salvo lo dispuesto en el artículo 3º (derecho a juez natural, y prohibición de juzgamiento por comisiones especiales).
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derecho a la legalidad de la ley penal. Principio de legalidad: “nullum crime, nulla pena sine lege”, o sea, no hay crimen,
no hay pena, sin ley; y
derecho a la irretroactividad de la ley penal, salvo que la nueva ley favorezca al inculpado.
IV UNIDAD
DERECHO A LA PRIVACIDAD
I. Introducción: La Privacidad
Existen ámbitos de la vida de los sujetos que caen dentro del ámbito de la inviolabilidad, y que se refieren a la
privacidad de los sujetos.
Este espacio íntimo, especialmente protegido por el ordenamiento constitucional, tiene un resguardo y amparo
delimitado por lo razonable y justificable.
La privacidad de las personas es especialmente amparada por nuestro texto constitucional, en virtud de su
orientación individualista y liberal, según la cual, las personas son especialmente libres en sus relaciones íntimas.
Por todas estas motivaciones, nuestra Constitución consagra al menos dos numerales de su art. 19 a la
privacidad de los sujetos, como son el cuarto y quinto.
“Art. 19. La Constitución asegura a todas las personas:
4º.- El respeto y protección a la vida privada y a la honra de la persona y su familia; 5º.- La inviolabilidad
del hogar y de toda forma de comunicación privada. El hogar sólo puede allanarse y las comunicaciones y
documentos privados interceptarse, abrirse o registrarse en los casos y formas determinados por la ley.”
Se refiere a las relaciones de familia, a lo relativo a la vida sexual, conyugal o doméstica de un ser humano.
Vale la pena, revisar la opinión vertida por Jaime Guzmán, en su calidad de miembro de la Comisión de
Estudios de la Nueva Constitución (CENC), quien señaló que la privacidad “envuelve el ámbito de una zona de la vida
de la persona que debe quedar precisamente excluida de la noticia o invasión externa”. Otra visión es la del Consejo
de Ética de los Medios de Comunicación Social, el cual ha establecido que “la vida privada se refiere a las conductas,
el espacio que cada persona necesita y desea mantener alejados de los ojos y oídos extraños, se trata del núcleo de la
vida personal, del recinto de expansión y verdadera libertad del sujeto, que éste no acepta compartir con nadie o que
comparte con sus más íntimos”.
En tanto, para José Luis Cea, la vida privada es el conjunto de asuntos, conductas, documentos,
comunicaciones, imágenes o recintos que, el titular del bien jurídico protegido no desea que sean conocidos por
terceros sin su consentimiento previo.
Sin embargo, cuando los hechos que siendo de la esfera privada, sean constitutivos de delito, entonces
desaparece la protección y podrán ser divulgados.
Se deroga el inciso segundo que establecía el llamado delito de “difamación”. También se consideró innecesario
mantenerlo, por cuanto se trataba de la consagración de delitos que ya estaban tipificados en la ley, como los de injuria
y calumnia. En verdad, resulta un avance importante por eliminar todo rastro de restricción a la libertad de expresión,
consagrada también constitucionalmente por el art. 19 Nº 12 de la CPR.
Garantías judiciales
Derechos establecidos en este numeral protegidos por la acción constitucional de protección (art. 20 de la
CPR)
la inviolabilidad de las comunicaciones privadas, a través de interceptación, apertura o registro de las mismas. Al
respecto, cabe destacar la norma del art. 219 del CPP que establece que el juez de garantía podrá autorizar, a petición
del fiscal, que cualquier empresa de comunicaciones facilite copias de las comunicaciones transmitidas o recibidas por
ellas. Además, el juez de garantía podrá ordenar, también a solicitud del ministerio público, la interceptación o
grabación de las comunicaciones telefónicas u otras formas de telecomunicación, cuando hubieren fundadas
sospechas que se hubiere cometido o que se esté preparando la comisión de un delito (art. 222 del CPP)
Garantías Judiciales
El derecho consagrado en el art. 19 Nº 5 se encuentra amparado por la acción constitucional de protección(art.
20 CPR)
Ello, sin perjuicio de las garantías específicas establecidas en el procedimiento penal, en los casos que las
limitaciones se realicen sin respetar las condiciones legales y/o constitucionales, dentro de las cuales destaca la
“cautela de garantías”, de competencia del juez de garantía.
V UNIDAD
LIBERTADES BÁSICAS
I. La Libertad en la Constitución Política
Uno de los valores básicos en los que se encuentra inspirado nuestro Código Político es el de la Libertad.
La Libertad se manifiesta por el derecho de toda persona para decidir lo que se puede hacer o no hacer.
Implica además, la proscripción de cualquier forma de esclavitud o de dominio de uno respecto de otro.
de decisiones del Estado. Ella se manifiesta en los derechos políticos, como el derecho a sufragio libre, el derecho de
petición o el derecho a la jurisdicción.
(c) Libertad-exultación, consistente en la posibilidad de lograr el máximo desarrollo integral del ser humano. Algunas
de sus manifestaciones son la libertad de pensamiento, la libertad de culto, la libertad para enseñar, la libertad para
desarrollar obras artísticas e intelectuales, etc.
La libertad que postula nuestra Carta Fundamental se extiende desde su conexión directa con la existencia
humana, a los más diversos aspectos de la vida humana: política, cultural, económica, etc.
No obstante aquello, la libertad no ha de entenderse como el “hacer lo que se quiera”, sino hacer aquello que
se pueda hacer, de acuerdo a lo que permite el ordenamiento jurídico.
34
Así, finalmente, sólo se es libre, cuando respetando el marco jurídico que regula a la sociedad, las personas
pueden realizar la mayor cantidad de cosas que dicho ordenamiento permite. Nadie es libre para infringir la ley.
La libertad constitucional, finalmente, no es una autonomía infinita, sino que restringida por los valores
constitucionales, por el respeto a los demás, y por supuesto, por la ley.
La Constitución hace continua referencia a la Libertad de las personas.
Fuera del art. 19 sobre garantías constitucionales, podemos encontrar al menos las siguientes normas que
se refieren a la libertad:
Art. 1° inciso 1°: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Se trata de una libertad ab initio, o sea,
se tiene por el hecho de ser persona, sin que sea necesario un trámite o exigencia adicional.
Art. 1° inciso tercero: “El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y
estructura la sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos”. Según los
autores, en este precepto se consagra el principio constitucional de la Subsidiariedad, que consiste en que el Estado no
puede intervenir en todas aquellas actividades que los privados puedan realizar por sí mismos (subsidiariedad
negativa), y que, en cambio debe actuar desarrollando todas aquellas actividades que siendo socialmente necesarias,
no pueden realizar los privados (subsidiariedad positiva).
Art. 5° inciso primero y 13 inciso segundo. El reconocimiento del ejercicio de la soberanía por parte del pueblo
(conjunto de ciudadanos), y del derecho a sufragio para los ciudadanos, es también una manifestación de la libertad
política.
Por su parte, en las garantías constitucionales consagradas en el art. 19, podemos destacar las siguientes
manifestaciones de la Libertad de las Personas:
Art. 19 N°2: A propósito de la Igualdad ante la Ley, el Constituyente estableció que “en Chile no hay esclavos y el que
pise su territorio queda libre”. La proscripción de la esclavitud, además de ser una expresión de la inexistencia de
clases y personas privilegiadas o jurídicamente desmejoradas, también es una consagración evidente de la protección
de la libertad de los seres humanos.
Art. 19 N° 6: La libertad de conciencia y culto.
Art. 19 N° 7: La libertad personal y la seguridad individual, derecho que además cuenta con una garantía específica,
como es la acción constitucional de amparo, del art. 20 de la Carta Fundamental.
Art. 19 N°9: En su inciso segundo, dispone que el acceso a las acciones de promoción, protección y recuperación de la
salud y rehabilitación debe ser igualitario y, además libre. En tanto, el inciso final establece que las personas tendrán
derecho a elegir el sistema de salud, sea éste estatal o privado.
Art. 19 N° 11: Consagra la Libertad de Enseñanza, y también establece en su inciso cuarto, que los padres tienen el
derecho de escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos, lo cual es manifestación de la libertad de las
familias por decidir el lugar donde pretenden educar a sus niños.
Art. 19 N° 12: La libertad de expresión.
Art. 19 N° 13: Libertad de reunión sin permiso previo y sin armas.
Art. 19 N° 14: Derecho de petición (libertad de hacer presentaciones ante la autoridad).
Art. 19 N° 15: Libertad de asociación sin permiso previo.
Art. 19 N° 16: Se garantiza la libertad de trabajo, esto es, de decidir libremente en qué se pretende desarrollar la fuerza
laboral de una persona, así como de decidir a quién se desea contratar.
Art. 19 N° 21: La libertad económica, esto es, el derecho a desarrollar cualquiera actividad económica que sea lícita.
Art. 19 N° 23: La libertad para adquirir toda clase de bienes, excepto aquellos que la naturaleza ha hecho comunes a
todos los hombres o que deban pertenecer a la Nación toda y la ley lo declare así.
Art. 19 N° 25: La libertad de crear y difundir las artes.
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Libertad de Conciencia y Culto (art.19 Nº 6 CPR) Derechos
protegidos (inciso primero)
El artículo 19 Nº 6 consagra básicamente tres derechos, a saber:
Libertad de Conciencia
Derecho a Manifestar todas las Creencias
Ejercicio libre de todos los cultos.
La Libertad de Conciencia
Se refiere a la libertad de todo sujeto para crear y desarrollar sus propias ideas acerca de lo bueno y de lo malo,
de lo moral y lo inmoral. “Conciencia Moral o Deliberativa”.
También involucra la “Conciencia Sensible”, esto es, la facultad intelectual del ser humano que le permite percibir
tanto su entorno que lo rodea, como lo que sucede en su propio interior.
Consiste en la posibilidad de todo individuo de poder formarse su propio juicio, sin intervención alguna.
Recibir e impartir enseñanza o información religiosa por cualquier medio; elegir para sí -y los
padres para los menores no emancipados y los guardadores para los incapaces bajo su tuición y cuidado-,
la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, y
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desarrollar comunitariamente sus actividades religiosas, de conformidad con el ordenamiento jurídico
general y con esta ley”.
La Objeción de Conciencia
Ligado con el Derecho a la Libertad de Conciencia, se encuentra el tópico de la Objeción de Conciencia, vale
decir el derecho que tendrían las personas para negarse a obedecer una obligación que le impone el ordenamiento
jurídico, aduciendo que dicho deber pugna con sus valores individuales.
Si bien nuestra Constitución, no la establece en términos expresos, es interesante la visión que al respecto
realiza el autor Humberto Nogueira, cuya opinión reproducimos a continuación:
“Sólo existe objeción de conciencia cuando estamos en presencia de un conflicto objetivo de conciencia, vale
decir, cuando hay un conflicto moral, que tiene su fundamento en postulados religiosos o ideológicos conocidos, dicho
derecho a la objeción de conciencia tiene límites, los cuales deben basarse en valores o bienes constitucionalmente
asegurados, los cuales no pueden desnaturalizar el contenido del derecho. Los derechos fundamentales y sus
respectivas limitaciones deben ser objeto de una interpretación finalista, sistemática y acorde con la realidad social,
considerando las respectivas consecuencias sociales y políticas.
La objeción de conciencia consiste en una pretensión a que una norma particular dispense a la persona
obligada del cumplimiento de un deber jurídico que en otra hipótesis le correspondería cumplir o que le exima de
responsabilidad jurídica por tal incumplimiento.
Dicho derecho requiere ser regulado, vale decir, requiere de un procedimiento para el ejercicio o goce del
derecho que se materializa en la exención del deber jurídico en virtud del conflicto moral acreditado . Dicha regulación
debe tener en consideración dicho derecho y los demás derechos, bienes y valores constitucionales, buscando siempre
una optimización de cada uno y de todos ellos, sin afectar su contenido esencial, dentro de una interpretación finalista,
unitaria, sistemática y de concordancia práctica de todos y cada uno de los preceptos constitucionales.
En tal sentido, si bien corresponde al legislador configurar el derecho a la objeción de conciencia, no puede
afectar su contenido básico que le permite ser recognocible en cuanto tal, como es la facultad al incumplimiento de
deberes de derecho público que implican una actuación directa de la persona, ámbito que no podría ser desconocido ni
limitado por el legislador. Ello lleva a precisar que si bien una ley que establece el deber objetado es obviamente
constitucional como hipótesis general, debiendo siempre el operador jurídico interpretarla de conformidad con la
Constitución, en todo caso, el acto de aplicación de ella a un objetor de conciencia es inconstitucional, pudiendo ser
recurrido tal acto de aplicación de la ley a través de la inaplicabilidad por inconstitucionalidad ante el Tribunal
Constitucional. Asimismo, un tribunal ordinario en caso de duda sobre la aplicación constitucional o no de la ley, puede
planear también la inaplicabilidad por inconstitucionalidad al Tribunal Constitucional.
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Sin embargo, en lo que se refiere a las manifestaciones externas, esto es, las creencias y cultos que puedan
expresarse, no deberán oponerse a la moral, a las buenas costumbres o el orden público.
Garantías Judiciales
Derechos consagrados en el art. 19 Nº 6 son protegidos por la acción constitucional de protección (art 20
CPR).
Finalmente, se debe indicar que las expresiones vertidas en virtud de la libertad de información, pueden ser
analizadas en virtud de lo verdaderas o falsas, en tanto que las que se realicen de acuerdo a la libertad de opinión, tal
examen no procede, ya que solo es manifestación de un parecer, de un sentimiento, el cual no tiene que tener
necesariamente correlato con la realidad.
Además se establecen dos derechos adicionales, relacionados con los anteriores y que serán analizados a
continuación:
derecho a la aclaración o rectificación gratuita, y
derecho a la libertad de prensa.
Libertad de información.
Consiste en el derecho a dar a conocer un hecho o dato razonablemente veraz, o sea, que el emisor cree o tiene
una presunción de la existencia de una determinada circunstancia. La presunción de veracidad opera como un
verdadero “límite interno” del derecho (“presunción de veracidad”: convicción que tiene aquél que dice algo, consistente
en que esto es probablemente verídico).
Dentro del derecho a la libertad de expresión también debe incorporarse “el derecho a la información” o sea, el
derecho a ser informado, a conocer lo que ocurre en el mundo y a que dicha
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información sea verídica o real. De alguna manera, el derecho a la información, en lo relativo a los actos estatales, se
expresa a la luz de lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 8°, al consagrarse el principio de Publicidad y
Transparencia.
Derecho de aclaración y réplica. Toda persona ofendida o injustamente aludida por algún medio de comunicación
social, tendrá derecho a que su declaración o rectificación sea difundida por el mismo medio. Esta declaración tendrá
dos características: (1) deberá ser gratuita; y (2) se ajustará a las condiciones que determine la ley.
Libertad de Prensa . Toda persona natural o jurídica tiene el derecho de fundar, editar y mantener diarios, revistas y
periódicos, en las condiciones que determine la ley.
Consejo Nacional de Televisión. Es un órgano autónomo y con personalidad jurídica (descentralizado), y que tiene por
función velar por el correcto funcionamiento de este medio de comunicación. Será regulado por una ley de quórum
calificado (Ley 18.838 de 1989, y sus modificaciones posteriores).
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acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia (art. 13.4)
Garantías Judiciales
La libertad de expresión se encuentra garantizada judicialmente por el recurso de protección (art. 20
CPR).
Limitaciones
Deberá procederse “en términos respetuosos”; y
Deberá procederse “en términos convenientes”, esto es, dando cumplimiento a las normas legales relativas a la forma
y competencia.
Garantías judiciales
El derecho de petición no se encuentra dentro de los que sirven para fundamentar un recurso de protección.
Libertad Personal
En el artículo 19 Nº 7, letra (a): “Toda persona tiene derecho de residir y permanecer en cualquier lugar de la
República, trasladarse de uno a otro y entrar y salir de su territorio”.
La libertad personal involucra:
Libertad de Residencia y Permanencia (“derecho de residir y permanecer en cualquier lugar de la República”)
Seguridad Individual
La Seguridad Individual consiste en la garantía por la cual las personas tienen el derecho a no ser privados ni
restringidos de su libertad personal, sino en los casos y en las formas que la Constitución y la ley establezcan.
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En principio, está representada por las garantías establecidas en las letras (b) a (i) del numeral 7º del artículo
19 de la Constitución Política. Decimos “en principio” porque en estricto rigor no todas estas garantías se refieren a la
protección de la libertad de las personas, y muchas de ellas se vinculan más bien con el cumplimiento de normas del
debido proceso (como la de la letra “f”) o de garantía de la propiedad (letras “g” y “h”).
Formalidades del arresto o de la detención: art. 19 Nº 7 letra c. Según esta norma, los requisitos de estos actos
privativos de libertad son:
odebe haber orden de funcionario público expresamente facultado por la ley; y
o debe haber sido “intimada” (comunicada, notificada, exhibida) la orden respectiva, en forma legal.
En todos estos casos, la autoridad que ejecuta la medida debe informar de ello al juez competente y poner
al detenido a su disposición dentro de un plazo de 48 horas. El juez podrá ampliar este plazo, por resolución
fundada hasta por 5 días, o hasta por 10 días si se trata de un delito que la ley califique como terrorista.
Sin embargo, la norma contempla también una norma de excepción: en caso de delito flagrante (el art.
130 del Código Procesal Penal define a esta clase de delitos), no será necesario cumplir con tales requisitos
(orden de funcionario público e intimación legal), solo con el objeto de poner al detenido a disposición del juez
competente dentro de un plazo de 24 horas.
Lugares de detención: art. 19 Nº 7 letra d. Nadie podrá ser arrestado o detenido, sujeto a prisión preventiva o preso,
sino en su casa o en lugares públicos destinados a este objeto. Esta norma garantiza que el lugar esté diseñado para la
privación de libertad y además, que los terceros sepan efectivamente dónde se encuentra recluida la persona. No
cualquier lugar público puede servir como recinto de detención, sino sólo aquellos destinados a este fin.
Libertad Provisional: art. 19 Nº 7 letra e. Es un derecho contemplado sólo para el imputado que no esté condenado, o
sea, una vez que se dicta la sentencia de condena, desaparece el derecho. Sin embargo, sí se concede respecto de
los imputados sometidos a las medidas consistentes en detención o prisión preventiva. El juez sólo podrá negar la
libertad provisional si la detención o prisión preventiva fueran necesarias para: (1) las investigaciones; (2) la seguridad
del ofendido; o (3) la seguridad de la sociedad.
La propia Constitución dispone que la ley establecerá los requisitos y modalidades para obtener la libertad
provisional. Se establecen normas especiales respecto de libertades provisionales en procesos relativos a
delitos terroristas.
Prohibición de la “autoincriminación”: art. 19 Nº 7 letra f. Ningún imputado o acusado podrá ser obligado a declarar bajo
juramento sobre hecho propio. Tampoco podrán ser obligados a declarar en su contra: sus ascendientes,
descendientes, cónyuge y demás personas que determine la ley.
Penas prohibidas: art. 19 Nº 7 letras “g” y “h”. Están prohibidas las siguientes penas:
confiscación de bienes (salvo respecto de asociaciones ilícitas); y
pérdida de derechos provisionales.
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Acción de indemnización en contra del Estado por error judicial: art. 19 Nº 7, letra i. Esta acción la estudiaremos en su
oportunidad.
Garantías Judiciales
La garantía judicial más importante es la del art. 21 de la carta Fundamental, esto es la Acción Constitucional
de Amparo.
Sin embargo, la Constitución establece además la acción de indemnización por error judicial que también
representa un medio judicial que tiene por objeto el respeto de estos derechos.
Además, el nuevo procedimiento penal, establece algunas garantías, de origen legal (no constitucional), tales
como:
la cautela de garantías (art. 10 del Código Procesal Penal o CPP),
el amparo ante el juez de garantía (art. 95 del CPP), y
la audiencia de control de detención (art. 131 del CPP).
VI UNIDAD
DERECHOS SOCIO-CULTURALES
I. Derecho a la educación
Estructura de la Norma (art. 19 Nº 10 CPR)
El artículo 19 Nº10 establece, por una parte, dos derechos fundamentales, y por la otra, una serie de deberes
que tienen por objeto proteger estos derechos.
Los derechos son:
el derecho a la educación; y
el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos.
Se establece determinados deberes de los propios padres, del Estado y de la comunidad relativos a la
educación.
Derechos protegidos
Derecho a la educación. De acuerdo al inciso segundo del numeral en comento, “la educación tiene por objeto el pleno
desarrollo de la persona en las distintas etapas de su vida”. El derecho a la educación debe entenderse como el
derecho del potencial sujeto receptor de las actividades de formación, toda vez que el rol activo, esto es, de quien
entrega las herramientas de educación, se encuentra cubierto por otro derecho, como es la Libertad de Enseñanza, del
art. 19 Nº 11. A partir de esta norma podemos extraer las siguientes conclusiones:
a.1. La educación busca “el pleno desarrollo de la persona”. Por lo tanto, la educación debe entenderse como
la actividad que “busca modelar la personalidad sobre la base de valores, perfeccionándola desde el
ángulo espiritual, moral y también físico”. Debe distinguirse de la “instrucción”, que corresponde a la
mera comunicación sistemático de conocimientos, ideas y doctrinas. Mientras la educación busca la
realización integral del individuo, la instrucción sólo se preocupa de su vertiente puramente intelectual.
Entendemos, sin embargo, que la correcta educación de una persona, incluye además, una adecuada
instrucción.
a.2. El derecho a la educación se extiende “en las distintas etapas de la vida”. Por lo tanto, es un derecho que
se extiende a toda la existencia humana.
Derecho preferente de los padres a educar a sus hijos. El inciso tercero del numeral 9 establece este derecho,
expresado bajo la idea de una “función parental” o sea, los padres tienen este derecho, pero también tienen el deber
de educar a sus hijos. Esta idea es consecuencia del rol de la familia en nuestro sistema institucional, expresado
desde ya, en el art. 1º de la Carta Fundamental; pero a la vez es
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antecedente del derecho establecido en el inciso cuarto del artículo 19 Nº 11: “los padres tienen el derecho de escoger
el establecimiento de enseñanza para sus hijos”.
Ahora bien, debemos aclarar que este derecho es “preferente”, lo que significa dos cosas. Primero, que es
preferente, pero no exclusivo, ya que también lo tiene el Estado y la comunidad. Pero a su vez, dentro de los distintos
posibles educadores de la infancia y juventud, los más importantes son los padres.
Deberes de los padres: como ya lo vimos, los padres no sólo tienen el derecho preferente, sino además, el deber de
educar a sus hijos (inc. 3º).
Deberes del Estado: El Estado tiene que cumplir con los siguientes deberes:
proteger el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos (inc. 3º)
promover la educación parvularia y garantizar el acceso gratuito y el financiamiento fiscal al segundo nivel de
transición, sin que éste constituya requisito para el ingreso a la educación básica.(inc. 4º). Este deber fue incorporado
por reforma constitucional de la ley 20.162 de 2007.
financiar un sistema gratuito que tenga por objeto promover el acceso de toda la población a la educación básica y,
hasta los 21 años de edad, a la educación media, las cuales, además serán obligatorias (inc. 5º);
Garantías Judiciales
El derecho a la educación no está amparado por la acción constitucional de protección, sin embargo,
recurrentemente se invoca igualmente, a través de la vulneración del derecho de propiedad, que sí está protegido por
la acción del art. 20 de la CPR.
Libertad de Enseñanza
Derechos asegurados
El art. 19 Nº 11 consagra los siguientes derechos:
Libertad de enseñanza propiamente tal (libertad material de enseñanza). Corresponde al derecho de todas las
personas “para participar en los procesos de enseñanza y aprendizaje y comprende tanto la enseñanza reconocida
oficialmente o sistemática como la no sistemática”. Por lo tanto esta libertad, es una facultad “para enseñar” (Comisión
de Estudios para la Nueva Constitución, CENC), por lo tanto, para entregar valores, conocimientos, ideas o directrices
a otro. Esta libertad cubre, por lo tanto, la enseñanza formal como la informal, entendiendo por la primera, la que se
encuentra estructurada científicamente y que se entrega en forma sistemática, mientras que la informal corresponde a
aquella más libre, no vinculada a un establecimiento educacional, sino principalmente por el núcleo familiar, los medios
de comunicación social y el entorno (ideas tomadas a partir del art. 4º de la Ley 18.962 Orgánica Constitucional de
Enseñanza)
Libertad para abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales (libertad formal de enseñanza). Esta libertad
marca una cara distinta del derecho, que se vincula con la actividad (económica o no) de abrir (o sea, fundar o
establecer), organizar (vale decir, dirigir o regir) y mantener (esto es, desarrollar, cerrar) establecimientos de educación.
Por lo tanto, mira básicamente a la enseñanza formal, o
sea, aquella que se produce en establecimientos, tales como jardines infantiles, colegios, liceos y universidades.
Derecho de los padres para escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos. Como
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vimos, es un derecho que se encuentra ligado íntimamente con el derecho preferente y el deber de educar a los hijos, y
con la importancia de la familia para nuestra sociedad.
sólo para la enseñanza reconocida oficialmente (enseñanza “formal”): no podrá orientarse a propagar tendencia político
partidista alguna.
Regulación
De acuerdo al inciso final del artículo 19 Nº 11, algunos aspectos de esta Libertad, serán regulados por una
Ley Orgánica Constitucional.
Esta ley deberá:
establecer los requisitos mínimos que deberán exigirse en cada uno de los niveles de la enseñanza básica y media;
señalar las normas objetivas y de general aplicación que permitan al Estado velar por el cumplimiento de tales
requisitos;
establecer los requisitos para el reconocimiento oficial de los establecimientos educacionales de todo nivel.
Esta ley corresponde a la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), Nº 18.962, publicada el 10 de
Marzo de 1990.
Garantías Judiciales
La Libertad de Enseñanza se encuentra garantizada vía recurso de protección del artículo 20 de la Carta
Fundamental.
Derecho de Reunión
La libertad (o derecho) de reunión
Art. 19 N° 13 Derecho de reunión, la congregación transitoria de un grupo de personas, o su encuentro por un
lapso de tiempo corto o limitado.
Las reuniones no requieren permiso previo, por lo tanto, no requiere de autorización alguna por parte de la
autoridad. Sólo con el objeto de velar por la no afectación de otros derechos de terceros, la autoridad podría no
autorizar reuniones o desfiles en calles de circulación intensa (D.S. 1.086 de 1983 sobre reuniones en lugares de uso
público)
si bien no lo establece claramente la Constitución, se entiende como hipótesis de hecho, que debe existir
disponibilidad de lugar, o sea deberá realizarse en espacios públicos o bien, en espacios
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privados, con autorización de su dueño o administrador.
las reuniones en lugares de uso público, como plazas y calles, se regirán por las disposiciones generales de policía.
Como lo mencionamos en su oportunidad, ésta se trata de una de las escasas ocasiones en que la Constitución faculta
a las autoridades administrativas para imponer restricciones a derechos fundamentales.
No debemos olvidar que de acuerdo al art. 19 Nº 26 de la CPR, sólo los preceptos legales (que en caso
alguno podrán ser Decretos con Fuerza de Ley: art. 64 CPR inciso segundo), y por mandato de la Constitución
podrán regular, complementar o limitar las garantías constitucionales.
La disposición constitucional que hace referencia a “las disposiciones de policía”, deberá interpretarse
siguiendo los criterios de Unidad de la Constitución, y de respeto por los Tratados Internacionales, en el sentido
que estas limitaciones sólo podrán ser establecidas en cumplimiento de la ley, y sólo con el objeto de verificar
que se cumplan con los requisitos necesarios para que el ejercicio de este derecho sea válido.
Garantías Judiciales
El derecho de reunión se encuentra protegido por la acción constitucional de protección (art. 20
CPR)
Por último, el inciso segundo de este numeral, establece que para gozar de personalidad jurídica,
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las asociaciones deberán constituirse conforme a la ley. De ello, además, se deduce que podrá haber asociaciones con
o sin personalidad jurídica, pero si desean tenerla, deberán cumplirse con los requisitos legales.
Se entiende que los principios antes señalados respecto de la libertad general de asociación también se aplican
a los partidos políticos, pero al ser éstos, por esencia, personas jurídicas, siempre deberán formarse “conforme a la
ley”. Aun así, se mantiene la libertad para formar partidos políticos, para afiliarse, mantenerse y desafiliarse de ellos, y
para no formar parte de ellos.
(b) Principios específicos en relación con los Partidos Políticos
El inciso quinto del artículo 19 Nº 15 establece algunos principios relevantes en materia de Partidos Políticos:
b.1. Los partidos políticos no podrán participar en actividades ajenas a las que le son propias. b.2. No
podrán tener privilegio alguno o monopolio de la actividad ciudadana.
b.3. La nómina de sus militantes será registrada, bajo reserva, en el Servicio Electoral, reserva que no operará
respecto de los demás militantes del mismo.
b.4. Está prohibido el financiamiento extranjero de los partidos políticos.
b.5. Los estatutos de los partidos políticos deberán asegurar una efectiva democracia interna. b.6. Las
demás materias serán reguladas por ley orgánica constitucional (Ley Nº 18.603)
b.7. Se sancionarán los partidos y demás organizaciones que vulneren las normas anteriores, pudiendo establecerse
incluso por la LOC respectiva, la disolución del partido político.
El Pluralismo Político
La Constitución “garantiza el pluralismo político” (art. 19 Nº 15, inciso sexto).
Esta norma viene a ser consecuencia de la establecida en el artículo 4º de la Carta Fundamental que establece
que Chile es una república democrática. Los incisos siguientes establecen una serie de sanciones específicas tanto a
los grupos como a las personas que incurran en conductas que atenten en contra de este valor.
Los grupos serán declarados inconstitucionales, mientras que las personas naturales no podrán optar a cargos
públicos (o dejarán los que estuvieren ejerciendo), por un plazo de cinco años.
El órgano competente para conocer estos asuntos y sancionar es el Tribunal Constitucional (art. 93 Nº 10 CPR).
Garantías Judiciales
La Libertad de Asociación se halla garantizada por la acción constitucional de protección (art.20 CPR)
46
V. Derechos “laborales”
Libertad de trabajo y su protección (art. 19 Nº 16 CPR)
Este derecho involucra también:
el derecho a la libre contratación;
el derecho a la libre elección del trabajo;
el derecho a una “justa retribución”;
el derecho a la no discriminación laboral;
el derecho a que no se prohíba ningún trabajo que no fuere contrario a la moral, seguridad o salud pública, o que así lo
exija el interés nacional o la ley;
el derecho de los colegios profesionales para conocer de las reclamaciones que se vinculen con la conducta ética de
sus miembros (respecto de los profesionales no colegiados, serán juzgados por los tribunales establecidos en la ley);
el derecho a negociar colectivamente; y
el derecho a huelga.
Las organizaciones sindicales gozarán de personalidad jurídica por el solo hecho de registrar sus estatutos y
actas constitutivas en la forma y condiciones que determine la ley, la que además asegurará la autonomía de aquéllas.
Garantías Judiciales
En relación con los tres derechos señalados, el recurso de protección sólo garantiza:
la libertad de trabajo y el derecho a su libre elección y libre contratación, así como lo dispuesto en el inciso cuarto del
art. 19 Nº 16; y
la libertad de sindicalización.
La igualdad ante los cargos públicos no se halla “cubierto” por esta acción constitucional.
Finalmente, debemos destacar que la actual reforma laboral de las leyes 20.087, 20.178, 20.238 y 20.260, se
creó la Acción de Tutela de Derechos Laborales en sede de los Tribunales del Trabajo, la cual protege a los
trabajadores en el legítimo ejercicio de sus derechos fundamentales.
VII UNIDAD
DERECHOS LIGADOS AL
ORDEN PÚBLICO ECONÓMICO
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I. El Orden Público Económico
Concepto de Orden Público Económico
La definición de Orden Público Económico (OPE) mayormente utilizada en la doctrina es la que proporciona
José Luis Cea: “es el conjunto de principios y normas jurídicas que organizan la economía de un país y facultan a la
autoridad para regularla en armonía con los valores de la sociedad nacional formulados en la Constitución”.
Creemos que esta norma significa un reconocimiento al Principio de Solidaridad que también posee nuestro
Orden Público Económico, puesto que todos los recursos que se obtengan por vía impositiva o tributaria irán
destinados a cubrir los gastos comunes de toda la población, redistribuyendo la riqueza del país.
Finalmente, la Constitución establece dos excepciones a este principio, ya que en determinados casos, la ley
podrá destinar determinados tributos a:
fines propios de la Defensa Nacional, o
financiamiento de obras de desarrollo local
49
La libertad establecida en el artículo 19 Nº 21 inciso 1º, se refiere a un derecho de amplio contenido, ya que
comprende toda actividad productiva, comercial, de intercambio o de servicio que desarrollen las personas con fines
económicos.
Por su parte el concepto de actividad económica ha sido discutido, por cuanto a juicio de algunos se refiere a
todo tipo e conducta que implique intercambio de bienes y servicios, aún sin fines lucrativos. Para otros, sin embargo,
se refiere exclusivamente a la actividad lucrativa propiamente tal, esto es, con búsqueda de ganancia particular de tipo
patrimonial.
El profesor Fermandois Vohrnger señala que “si no hay presencia de lucro, la actividad no será económica”. Así
lo ha resuelto la jurisprudencia cuando señala que la actividad desarrollada por las universidades que no pertenecen al
Consejo de Rectores (“universidades privadas”) se ven amparadas sólo por la libertad de enseñanza y no por la
libertad económica, toda vez que en estricto rigor se trata de instituciones sin fines de lucro, según lo dispuesto en el
artículo 1º del DFL Nº 1 del Ministerio de Educación del año 1980.
En todo caso, siempre va a relacionarse con la transacción de bienes esencialmente escasos, ya que el
fenómeno de la escasez de bienes, forma parte del alma de la Economía.
Por otra parte, es necesario distinguir la actividad económica de la actividad empresarial, la primera
mencionada en el inciso 1º y la segunda en el inciso 2º del numeral 21. Al respecto la comisión de estudios de la nueva
constitución estableció que la actividad empresarial forma parte de la actividad económica, o sea se vinculan en una
relación especie-género. Vale decir, la actividad empresarial consistiría en la actividad económica desarrollada en
forma “asociada”, esto es por un conjunto de personas que forman dicha empresa.
Disentimos, sin embargo de esta idea ya que en estricto rigor una empresa puede estar formada por una sola
persona, lo que se ve reforzado por la reciente creación de las empresas individuales de responsabilidad limitada.
La expresión “normas legales que la regulen” genera dos cuestiones importantes que deben ser dilucidadas:
Significado de la frase “normas legales”. Aquí la cuestión es establecer si sólo la ley puede regular la actividad
económica o bien, si también puede hacerlo la autoridad administrativa a través de reglamentos y otros actos. Al
respecto, hay dos posiciones:
- Para un grupo de autores, la expresión normas legales sólo se refiere a la ley, y para ello argumentan lo siguiente: (1)
la palabra “legal” es el adjetivo de ley y por lo tanto, literalmente sólo puede asimilarse a ella; (2) de acuerdo al artículo
19 Nº 26 y 64 del Código Político, sólo las leyes podrán regular garantías constitucionales; (3) aceptar que la autoridad
administrativa regule la actividad económica puede generar un ámbito de corrupción y arbitrariedad que es más posible
que se produzca que si sólo interviene una ley en sentido estricto.
- Para otro grupo de autores, la frase se refiere no sólo a las leyes, sino que también a normas de
50
carácter reglamentario, y se apoyan en las siguientes ideas: (1) son normas legales no sólo las leyes sino en general,
todas las normas que se dicten “conforme a la ley”; (2) la actividad económica, por naturaleza es dinámica y, por lo
mismo su regulación también debe serlo, lo que no ocurriría si sólo fuera desarrollada a través de leyes; (3) es absurda
la pretensión que la administración pública es más corruptible que el legislador, y en verdad ambos generan las
mismas garantías de probidad y seguridad para las personas.
Significado de la expresión “Regular”. Hemos señalado que sólo las limitaciones establecidas en la Constitución son
válidas, respecto del derecho que estudiamos. Por lo mismo, las normas legales a las que alude el inciso 1º del
numeral 21, en ningún caso pueden significar o imponer más restricciones que las señaladas por la Carta fundamental.
En este mismo sentido, por lo tanto, la regulación debe ser entendida como la tarea dirigida a establecer la forma como
debe desarrollarse la actividad económica. Al respecto, el Tribunal Constitucional ha señalado: “sujetar una actividad a
una regulación significa establecer la forma o normas conforme a las cuales debe realizarse, pero en caso alguno
puede ser que, bajo el pretexto de regular, se llegue a impedir el ejercicio de una actividad” (rol 146 de 1992), y “en
caso alguno, bajo pretexto de regular una acción al privado, se pueden llegar hasta obstaculizar e impedir la ejecución
de los actos lícitos amparados por el derecho consagrado en el artículo 19 Nº 21 de la Constitución Política” (rol 167 de
1993).
En el caso que el Estado desarrolle una actividad empresarial, estará sometido a la legislación común, salvo que una
ley de quórum calificado, y por motivos calificados establezca excepciones
51
Libertad para adquirir toda clase de bienes (19 Nº 23 CPR)
1.- Contenido del derecho
Este derecho, también denominado “Libre apropiabilidad de bienes” (José Luis Cea) es un derecho nuevo,
incorporado sólo a partir de la Carta del ’80. En efecto, el artículo 19 Nº 23, en su primera parte consagra “La libertad
para adquirir el dominio de toda clase de bienes”.
“ esta garantía ha sido establecida con el objeto de establecer el libre acceso, a fin de hacer ingresar al
dominio privado de las personas a cualquier título lícito, toda clase de bienes, sea muebles o inmuebles, corporales o
incorporales y, en general, de todas las cosas susceptibles de ser incorporadas a un patrimonio personal, y proteger
así a las personas, de actos legislativos o de autoridad que las excluyan de este libre acceso a alguna categoría de
bienes”
Por lo tanto, claramente este derecho (como muchos de los que componen el orden público económico)
constituye una verdadera garantía del particular frente al Estado, toda vez que este último no podrá impedir a las
personas que ellas puedan convertirse en legítimas dueñas de sus cosas.
En este sentido, el derecho en análisis debe ser entendido como “el derecho a la propiedad” o sea el
derecho a ser propietario; a diferencia de la garantía del artículo 19 Nº 24 consistente en el “ derecho de propiedad”,
vale decir, el derecho a ser protegido en su calidad de propietario ya constituido.
se protege la propiedad “en sus diversas especies”, o sea, no sólo el dominio pleno, esto es aquél que reúne la
facultad de usar, gozar y disponer de la cosa. También se protege la nuda propiedad, vale decir aquel derecho que
tiene el propietario de una cosa que la a entregado en usufructo (“la propiedad separada del goce de la cosa se llama
mera o nuda propiedad”). Lo mismo ocurre con la propiedad fiduciaria y, en general con todo tipo de dominio
establecido en el ordenamiento jurídico. Incluso ampara la propiedad privada, estatal y mixta.
Se ampara el dominio “sobre toda clase de bienes”. Esto quiere decir, la propiedad sobre bienes corporales o
incorporales, muebles e inmuebles, derechos provenientes del orden público o de relaciones
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privadas, etc. También se extiende al dominio sobre créditos o derechos personales, y sobre derechos fundamentales
de la persona humana.
Corresponde también a la esencia misma del derecho, el respeto no tan sólo por la calidad misma de propietario, sino
que también el respeto al ejercicio de todas las atribuciones propias del dominio. O sea, se protege también las
facultades de usar, gozar o disponer del objeto específico. En este mismo sentido, según veremos, la privación de
alguno de estos atributos o facultades esenciales por parte del Estado, también debe estar precedido de una
expropiación conforme a la Constitución y a las leyes.
2.- Modo de adquirir y administrar el dominio
Según el inciso 2º del numeral en análisis sólo la ley puede establecer “el modo de adquirir la propiedad, de
usar, gozar y disponer de ella”.
Por lo tanto, esta materia es de estricta reserva legal, sin que pueda la autoridad administrativa establecer
normas al respecto.
3.- Las limitaciones al Derecho de Propiedad
Este derecho sólo reconoce dos tipos de limitaciones: (a) aquellas que deriven de su función social; y (b) la
expropiación
4.- La función social de la propiedad
El inciso 2º del artículo 19 Nº 24 de la CPR, establece:”sólo la ley puede establecer el modo de adquirir la
propiedad, de usar, gozar y disponer de ella y las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social.
Esta comprende cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la
salubridad pública y la conservación del patrimonio ambiental”.
Efectos de la función social: en virtud de su función social, la ley podrá establecer limitaciones y obligaciones en
relación con la propiedad. Por “limitación”, se entiende una restricción al derecho de propiedad, o sea, el
establecimiento de ciertas conductas o facultades que no podrán ejercer los titulares de la misma. Por “ obligaciones”,
debe entenderse la imposición de cargas o sea de gravámenes o deberes relacionados con el ejercicio de este
derecho.
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Fijación de la función social y de sus efectos. Sólo la ley podrá establecer las limitaciones y obligaciones que deriven
de la función social de la propiedad. Por lo tanto, es materia de reserva legal tanto la calificación de la función social (la
que, en todo caso deberá circunscribirse a los parámetros que señalaremos), como el establecimiento de las
limitaciones y obligaciones específicas que se apliquen.
Parámetros de la función social de la propiedad. Si bien sólo el legislador podrá calificar la función social, la
Constitución dispone que ésta podrá únicamente comprender cuanto exijan: (1) los intereses generales de la Nación;
(2) la seguridad Nacional; (3) la utilidad pública; (4) la salubridad pública y (5) la conservación del patrimonio ambiental
5.- La expropiación
Como vimos, el derecho de propiedad sólo admite dos tipos de limitación: aquellas que deriven de la función
social de la misma, y la expropiación regulada en los incisos 3º a 5º del artículo 19 Nº 24.
Exclusividad de la expropiación. La expropiación constituye la única forma por medio de la cual se puede privar a
alguien de su propiedad, del bien sobre el cual recae o de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio.
Legalidad de la expropiación. Para que proceda, es necesario una ley general o especial que autorice la
expropiación. Se enfatiza que la labor del legislador es autorizar la expropiación, y no realizar la expropiación. Vale
decir, quien expropia es una autoridad administrativa que actúa en virtud de una ley que previamente lo ha habilitado
para actuar. Por este motivo, cuando se reclame judicialmente de la expropiación, lo que se impugnará será el acto
administrativo expropiatorio, mas no la ley que permitió la expropiación. Esta última, sin embargo, podrá ser revisada a
través de un recurso de inaplicabilidad o de una acción de inconstitucionalidad, ambas ante el Tribunal Constitucional.
Causales de expropiación. La ley general o especial que autorice la expropiación, sólo podrá ampararse en causa de
utilidad pública o de interés nacional, en ambos casos, calificada por el legislador.
Indemnización. Todo acto expropiatorio dará siempre derecho al pago de una indemnización, por el daño patrimonial
efectivamente causado. De esta última frase se desprende que, salvo acuerdo en contrario, esta reparación solo
cubre el daño patrimonial y no el daño moral. Además, sólo cubre el daño emergente (“efectivamente causado”), y no el
lucro cesante (o sea, lo que dejaría de percibir la persona afectada si continuara en su calidad de propietario).
Fijación y pago de la Indemnización. El monto de la indemnización deberá ser fijado de común acuerdo entre las partes
o bien, de no existir dicho acuerdo, en virtud de sentencia dictada conforme a derecho por los Tribunales ordinarios. Por
su parte, la indemnización será pagada en dinero efectivo al contado, a falta de acuerdo. Agregamos que
habitualmente, el fisco paga por intermedio de la justicia, debiendo el particular acudir al Tribunal Civil correspondiente
al lugar donde tiene domicilio el órgano expropiante con el objeto de retirar los fondos correspondientes. El retiro de
esta cantidad no significa renuncia al derecho de reclamo por el acto expropiatorio y, por lo mismo, no existe obstáculo
para deducir la acción respectiva.
Acción de reclamo por acto expropiatorio. La Constitución establece que el expropiado podrá reclamar la legalidad del
acto expropiatorio ante los Tribunales ordinarios, procedimiento que se encuentra regulado en el Decreto ley 2.186 de
1978.
Toma de posesión material. El órgano expropiante sólo podrá tomar posesión del bien respectivo, previo pago del total
de la indemnización. A falta de acuerdo en cuanto a su monto (por ejemplo, está pendiente una acción de reclamo ante
Tribunales), será determinada provisionalmente por peritos en la forma que señale la ley. También en caso de
reclamo, el juez podrá, con el mérito de los antecedentes que se invoquen, decretar la suspensión de la toma de
posesión material.
6.- La propiedad minera
El artículo 19 Nº 24 regula abundantemente la propiedad minera. Dentro de los principios más importantes
establecidos en esta norma destacaremos lo siguiente:
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el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo inalienable e imprescriptible de todas las minas.
lo anterior se entiende a pesar de la propiedad de las personas, sobre los terrenos superficiales, los cuales estarán
sujetos a las obligaciones y limitaciones que señale la ley para facilitar la exploración, explotación y beneficio a dichas
minas.
La ley determinará las sustancias, salvo los hidrocarburos líquidos o gaseosos que pueden ser objeto de concesiones
de exploración o explotación, las que además se constituirán siempre por resolución judicial.
Una ley orgánica constitucional establecerá: (1) la duración de la concesión; (2) las obligaciones que origine y (3) el
régimen de amparo de la misma (L.O.C. Nº 18.097 de 1982)
La concesión minera obliga a su dueño a desarrollar la actividad necesaria para satisfacer el interés público que
justifique su otorgamiento.
La exploración, explotación y beneficio de los yacimientos que contengan sustancias no susceptibles de concesión,
podrán ejecutarse directamente por el Estado o por sus organismos en la forma que señala la Constitución.
El titular de una concesión minera tendrá un derecho de dominio sobre dicha concesión, el cual estará protegido por la
garantía constitucional del artículo 19 Nº 24 (derecho de propiedad).
7.- Propiedad sobre aguas
De acuerdo al inciso final del artículo 19 Nº 24, “los derechos de los particulares sobre las aguas reconocidos o
constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos”
Se debe enmarcar también dentro del deber del Estado de estimular la creación artística y de proteger e
incrementar el patrimonio cultural de la Nación, establecido en el artículo 19 Nº 10 inciso 6º.
3.- Propiedad intelectual
La Constitución protege también la propiedad intelectual, incluyendo a su vez dentro de ella, el derecho de
autor sobre las creaciones artísticas y la propiedad industrial, fijando diversas garantías al efecto.
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VIII UNIDAD
DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL
Introducción
El Derecho Procesal Constitucional
Toda actividad de los órganos del Estado debe ajustarse a la Constitución Política. En eses sentido, los
Tribunales de Justicia tampoco quedan ajenos a este deber, por lo que cada causa que fallen, cada conflicto que se
someta a su decisión, cada solicitud que deba ser resuelta por ellos, deberá contemplar el marco constitucional
necesario.
Por lo mismo, aun cuando un juez resuelva un asunto civil, de familia, penal, tributario o laboral, siempre
deberá tener en cuenta la Constitución.
Sin embargo, existe una esfera especial de actividad de los Tribunales de justicia, que se refiere al
pronunciamiento que deben realizar sobre asuntos que son esencialmente de carácter constitucional.
En estos casos, es cuando se habla de derecho procesal constitucional, entendiendo por tal, el conjunto de
solicitudes y procesos que deben ser resueltos exclusiva o preferentemente, empleando el texto constitucional.
En este tipo de asuntos, entonces, la Constitución Política operará como la norma decisoria litis, o sea, será el
precepto cuya aplicación al caso concreto permitirá resolver el asunto propuesto.
Por lo mismo, el Derecho Procesal Constitucional no debe circunscribirse sólo a las acciones de rango
constitucional, consagradas en el Código Político, sino que también incluye el estudio de otros tipos de acciones que,
sin estar establecidas en la Constitución. Otras acciones que forman parte del ya mencionado derecho procesal
constitucional.
Por lo tanto, nos dedicaremos a revisar: (4) la acción constitucional de protección (art. 20 CPR); (5)
56
la acción constitucional de amparo (art. 21 CPR); y (6) la acción de indemnización por error judicial (art. 19 Nº 7 letra i
de la CPR).
A éstas, agregaremos una acción que no corresponde denominar “constitucional”, puesto que no está
establecida en la Constitución, sino que en la ley, pero que sí protege un derecho de jerarquía constitucional, como es:
(7) el recurso de amparo económico (Ley 18.971).
A partir de la Reforma Constitucional de 2005, no corresponde incluir dentro de las acciones constitucionales
ante Tribunales Ordinarios, el “Recurso de Inaplicabilidad por Inconstitucionalidad”, ya que de ser de competencia
original en la Corte Suprema (antiguo artículo 80), se “trasladó” al conocimiento del Tribunal Constitucional (actual
artículo 93 Nº 6 de la CPR).
Contextualización Histórica
1.- Derecho Comparado
La acción que consagra el artículo 20 de la Constitución y que en nuestra doctrina se le conoce como “Recurso
o Acción de Protección”, corresponde en verdad a lo que en derecho comparado es conocido como “Recurso de
Amparo”, en tanto que nuestro “Recurso o Acción de Amparo” recibe en otras latitudes la denominación de “Habeas
Corpus”. El Recurso o Acción de Protección tiene su origen en Latinoamérica.
Efectivamente, el primer antecedente está constituido por el Amparo Mexicano, instituido en 1847 por
Reforma de la Constitución de 1824, de gran amplitud, puesto que permite incluso, reclamar en contra de “leyes o
actos de autoridad que violen las garantías individuales”.
También es hito importante, el “Mandato de Segurança” brasileño, que protegía tanto la libertad individual
(cual “habeas corpus”), como los demás derechos, en la Constitución de 1880.
A su vez, también debe destacarse el “Amparo Argentino”, de creación jurisprudencial en la década de los
cincuenta, y positivada en el año 1966.
Desde otro ángulo, por último, cabe mencionar el aporte trascendental hecho por Perú, al promulgar a fines del
año 2004, el “Código Procesal Constitucional”.
2.- Chile
Antecedentes mediatos: Como bien lo observa el profesor Francisco Zúñiga, ya en la Constitución moralista de 1823
encontramos algunos atisbos de lo que es hoy la acción constitucional de protección, sin embargo tenían como función
primordial la defensa de la libertad individual y no de los demás derechos. Más tarde, la Carta de 1833 concede ciertas
atribuciones al Consejo de Estado (que no es un órgano judicial) para la protección de las garantías de las personas.
Antecedentes inmediatos: No obstante los precedentes anotados, la acción de protección nace en virtud del Acta
Constitucional Nº 3, la cual, en el año 1976 establece el derecho de los particulares de recurrir ante la Corte de
Apelaciones respectiva, cuando por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales, sufrieran privación, perturbación
o amenaza en el legítimo ejercicio de ciertas garantías, establecidas en la misma acta.
Constitución Política de 1980: Finalmente, la Carta de 1980 establece en su artículo 20, la acción constitucional que se
analiza, norma que se mantiene sin más modificaciones que la introducida en virtud de la ley de reforma constitucional
Nº 20.050 de 2005 que altera, como veremos, el inciso segundo relativo a la protección del derecho a vivir en un medio
ambiente libre de contaminación.
57
un límite al ejercicio de la Soberanía Nacional, según el artículo 5º de la Constitución Política.
Por último, es un Derecho que tiene Configuración Legal, toda vez que la regulación Constitucional es
meramente enunciativa y requiere de desarrollo en la Ley.
2.- Facultades Conservadoras
Como dijimos, el conocimiento de la acción de protección por parte de los Tribunales Superiores de Justicia
representa el ejercicio de Funciones Conservadoras, en los términos ya definidos.
Dejamos constancia, sin embargo, que esta no es una opinión aceptada por toda la doctrina, puesto que
existe un número importante de autores que estima que la tramitación del recurso o acción de protección representa un
método de solución de conflictos constitucionales y por lo tanto, habría ejercicio de funciones jurisdiccionales en sentido
estricto.
Aún así, continuando con la idea esbozada al principio, estimar que el conocimiento de la acción de protección
forma parte de las facultades conservadoras (art. 3º C.O.T.), es una idea que acarrea las siguientes consecuencias:
Cuando conoce de un recurso de protección, la Corte respectiva no ejerce jurisdicción, ya que la función no es
dirimir un conflicto, sino que proteger un derecho vulnerado, y por lo mismo, las Facultades Conservadoras
constituyen “funciones no jurisdiccionales” de los Tribunales de Justicia.
La acción de protección “no da origen técnicamente a un juicio, ya que no hay partes ni contienda” (Nogueira), y
por lo mismo, jurídicamente, no constituye un Proceso (entendido éste como un método de solución de conflictos).
Por lo mismo, las normas procesales a ser aplicadas deben ser siempre interpretadas pro-recurrente, como derivación
del principio “pro-homine” o “favor libertatis”.
Debe adoptarse el principio pro-actione, conforme al cual, cuando se exista una duda razonable respecto de si el
Recurso de Protección debe declararse concluido, la Corte debe optar por su continuación. Por lo mismo, ante la duda,
siempre será preferible, declararlo admisible que inadmisible; declarar que ha sido interpuesto dentro de plazo que
fuera de él; etc.
Debe adoptarse un criterio de elasticidad, o sea, las normas procesales siempre deberán adaptarse en pos de una
debida defensa del recurrido.
En el caso que el recurrente no cuente con recursos suficientes para obtener resultado favorable en la defensa de
sus derechos, éstos deberán ser proveídos por el Estado.
No podrán rechazarse las acciones dirigidas contra sujetos indeterminados, como en el caso de amenazas de muerte
anónimas, ya que, como lo indicamos, en esta acción no existen necesariamente partes.
Debe permitirse al recurrente, el acceso a toda la información que fuere necesaria para su debida protección.
“Artículo 20: El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales sufra privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos y garantías establecidos en el
artículo 19, números 1°, 2°, 3° inciso cuarto, 4°, 5°, 6°, 9° inciso final, 11°, 12°, 13°, 15°, 16° en lo
relativo a la libertad de trabajo y al derecho a su libre elección y libre contratación, y a lo
establecido en el inciso cuarto, 19°, 21°, 22°, 23°, 24° y 25° podrá ocurrir por sí o por cualquier a
su nombre, a la Corte de Apelaciones respectiva, la que adoptará de inmediato las providencias
que juzgue necesarias para restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida protección del
afectado, sin perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad a los
tribunales correspondientes.
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Procederá, también, el recurso de protección en el caso del N° 8° del artículo 19, cuando el
derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto u omisión
ilegal imputable a una autoridad o persona determinada”.
“Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en
ejercicio de sus funciones oficiales”
También, destacamos el art. 3.a. del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que dispone:
“Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a garantizar que: a) Toda persona
cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados podrá interponer un
recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de
sus funciones oficiales”
Fuente Administrativa Judicial: Auto acordado de la Excma. Corte Suprema sobre Tramitación y Fallo del
Recurso de Protección de Garantías Constitucionales publicado en el Diario oficial el 27 de Junio de 1992 y
modificado también por autos acordados, publicados el 4 de Junio de 1998, y el 8 de Junio de 2007 (este
último, entró en vigencia el 1º de Julio de 2007).
4.- Causal
Según la Constitución Política, la causal será la existencia de un acto u omisión, arbitrario o ilegal que
provoque privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos que se señalan.
Por lo tanto:
Procede tanto de actos como de omisiones, entendiendo por los primeros, conductas positivas, un “hacer algo”, y por
las segundas, conductas negativas, o sea, “un no hacer algo”, una “abstención”
Estos actos u omisiones deberán ser arbitrarios o ilegales. Por arbitrario quiere decir que se trata de una decisión
antojadiza, caprichosa, alejada de la razón o injusta. Por ilegal se entiende contraria al ordenamiento jurídico, por lo
tanto no sólo contrario “a la ley”, también puede ser contrario a reglamentos,
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contratos, tratados internacionales, etc.
Puede provenir de cualquier persona. Excepcionalmente, no procedería en contra de leyes ni de resoluciones
judiciales. Sin embargo, la jurisprudencia ha ido aceptando en casos muy aislados, determinados recursos de
protección contra resoluciones judiciales.
Las conductas reclamadas deben producir privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de
determinados derechos fundamentales. La privación se refiere al desconocimiento absoluto del derecho, a su despojo
total. La perturbación, a un trastorno en el ejercicio del derecho, a una grave dificultad. La amenaza, finalmente, se
entiende como la inminencia de sufrir un daño en el ejercicio legítimo del derecho.
Procedimiento
1.- Plazo para interponer el recurso.
La Constitución no señala plazo, pero el auto acordado indica que deberá interponerse dentro de un plazo de
treinta días, contados desde:
la ejecución del acto o la ocurrencia de la omisión, o
según su naturaleza de éstos, desde que se haya tenido conocimiento de los mismos.
Cabe señalar que el referido plazo fue ampliado por el Auto Acordado de la Corte Suprema del año 2007
previamente citado, ya que hasta entonces, el plazo era de quince días.
2.- Examen de admisibilidad
Una vez ingresado el recurso, será examinado en cuenta por la sala respectiva de la Corte de Apelaciones
competente.
Hasta el año 2007, la Corte podía declararlo inadmisible sólo si por unanimidad de sus integrantes la
60
Protección:
había sido presentada fuera de plazo; o
no tenía fundamentos suficientes.
A partir del Auto Acordado de 2007, la Corte de Apelaciones solo podrá declararlo inadmisible sólo podrá declararlo
inadmisible:
si fue interpuesto fuera de plazo; o
si los hechos que se mencionan no pueden significar vulneración a las garantías indicadas en el art. 20 de la
Constitución Política.
De esta forma, en la actualidad, no es posible declarar inadmisible un recurso por el hecho que tenga insuficiencia
en su fundamentación. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría bajo el sistema anterior, hoy no es necesaria la
unanimidad de los integrantes de la sala para resolver la inadmisibilidad, sino que se vota por mayoría, de acuerdo a las
reglas generales.
La resolución que declare inadmisible el recurso es inapelable y sólo podrá pedirse su reposición dentro de
tercero día.
3.- Informe
Si el recurso fuera declarado admisible, el Tribunal ordenará “por la vía que estime más rápida y efectiva” a la
persona o autoridad que, según el recurso o la propia Corte fueren los causantes del acto u omisión que motiva el
recurso, que informe.
Este informe deberá evacuarse dentro de un plazo breve y perentorio que fije el Tribunal. La Corte
podrá, además de este informe, ordenar que se acompañen otros antecedentes.
4.- Vista de la Causa
Recibido el informe y demás antecedentes, o sin ellos, el Tribunal ordenará traer los autos en relación y
dispondrá agregar extraordinariamente la causa a la tabla del día subsiguiente, previo sorteo, en las Cortes de
Apelaciones de más de una sala.
Los antecedentes se apreciarán de acuerdo a las reglas de la sana crítica. 5.-
Sentencia
La Corte de Apelaciones deberá pronunciar su fallo dentro del 5º día hábil siguiente a aquél en que el asunto
quedó en situación de ser sentenciado.
Este plazo se reduce a 2 días hábiles si se trata de la protección de los derechos establecidos en el art. 19
números: 1 (derecho a la vida y a la integridad física y síquica de las personas); 3 inciso cuarto (derecho a un juez
natural); 12 (libertad de expresión) y 13 (libertad de reunión).
La sentencia de primera instancia será apelable para ante la Corte Suprema. El recurso de apelación deberá
deducirse dentro del plazo de 5 días contados desde la notificación de la sentencia de primera instancia, por el estado
diario.
6.- Cumplimiento de la sentencia ejecutoriada
Una vez que la sentencia queda ejecutoriada, se oficiará directamente a la autoridad o persona cuyas
actuaciones hubieren motivado el recurso.
Contra la persona no diera cumplimiento a lo ordenado, podrán aplicarse las siguientes medidas:
amonestación privada,
censura por escrito,
multa a beneficio fiscal de una a cinco UTM,
suspensión de funciones hasta por 4 meses, gozando de medio sueldo durante este período.
7.- Algunas Variables en la Tramitación
El Tribunal, durante la tramitación de la acción, podrá decretar una orden de no innovar, con el objeto de suspender
los efectos del acto o resolución recurrida;
Para mejor acierto del fallo, se podrán decretar todas las diligencias que el Tribunal estime necesarias (medidas para
mejor resolver);
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Acción de Protección Ambiental (art. 20 inciso segundo)
El inciso segundo del artículo 20 de la Carta Fundamental establece algunas modalidades especiales en lo relativo
al derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.
Originalmente, esta norma prescribía lo siguiente: “Procederá también el recurso de protección en el caso del Nº 8
del artículo 19, cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto
arbitrario e ilegal imputable a una autoridad o persona determinada”.
La reforma constitucional de 2005 modifica la expresión “acto arbitrario e ilegal” por “acto u omisión ilegal”. Con
ello, el recurso también se puede extender a omisiones, y además, se elimina la doble condicionalidad que debían
adoptar las conductas recurridas, ya que debían ser arbitrarias e ilegales a la vez.
Podemos señalar que las principales diferencias entre este recurso y el del inciso primero son las siguientes:
La Protección ambiental sólo procede en contra de actos u omisiones ilegales, pero no respecto de conductas
arbitrarias. Creemos, sin embargo, que un acto arbitrario es, de por sí, ilegal ya que toda arbitrariedad está prohibida en
nuestro derecho (19 Nº 2, inciso 2º CPR);
La conducta debe ser imputable, o sea, debe provenir de culpa o dolo de otro sujeto. Vale decir, debe haber existido
negligencia o mala fe.
La conducta imputable debe ser de persona o autoridad determinada, vale decir, deberá individualizarse con
precisión los causantes del perjuicio.
Otro antecedente es el “Juicio de Manifestación” ante el Justicia, del Reino de Aragón, durante la Edad Media, el
cual también se dirigía a la exhibición del detenido y su eventual orden de liberación.
Sin embargo, el antecedente directo y concreto de nuestro Amparo Constitucional se encuentra en Inglaterra,
donde podemos distinguir cuatro hitos relevantes, a saber:
Carta Magna (1215): Estableció que “ningún hombre libre será arrestado, o detenido en prisión, o desposeído de sus
bienes, proscrito o desterrado, o molestado de alguna manera; y no dispondremos sobre él ni lo pondremos en prisión,
sino por el juicio legal de sus pares o por la ley del país” (art. 39), y “a nadie venderemos, a nadie negaremos el
derecho o la justicia” (art. 40)
Petición de Derechos (1628): Establecía una serie de garantías tales como que el encarcelamiento, aun por mandato
del Rey, sin causa justificada en la ley, era contrario a la Carta Magna. También estableció que nadie podía ser
castigado o arrestado sin que previamente se le hubiere dado la oportunidad de declarar conforme al proceso legal
debido (due process of law). Por último, dispuso que no era lícito aplicar la ley marcial en época de paz.
Primer Acta de Habeas Corpus (1679): Establecía la obligación de los carceleros de poner a disposición del juez a un
privado de libertad cuando así fuere solicitado. El incumplimiento de esta norma acarreaba fuertes sanciones de
carácter pecuniarias para el infractor, lo que significó que las autoridades dieran veloz cumplimiento a estos
requerimientos.
Bill of Rights (1689): Prohibió que se cobraran fianzas excesivas, ya que esa práctica había restado eficacia al habeas
corpus.
Segunda Acta de Habeas Corpus (1816): Extendió el habeas corpus a todo tipo de detenidos, sin excepción alguna.
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2.- Chile
El Recurso de Amparo o “Habeas Corpus” se incorpora a nuestro derecho interno a través del art. 143 de la
Constitución Política de 1833, y traspasada con ciertas modificaciones a la de 1925.
Ambos documentos se asemejan primero porque ninguno designa formalmente al Tribunal competente y sólo se
refieren a la “magistratura que determine la ley”, encomendándole al legislador la designación del órgano jurisdiccional
apropiado para conocer de estos asuntos; y también porque sólo puede ser invocado por el que sea ilegalmente
arrestado, detenido o preso, pero no por las demás personas que sufran otro tipo de atentados ilegales a su libertad
individual.
El gran aporte, sin embargo del Amparo de la Constitución del ´25 está en que faculta al Tribunal para ordenar la
libertad del detenido, y no sólo ordenar, como señalaba la del ´33, que se guarden las formas legales de una detención
por parte de los funcionarios respectivos.
En la actualidad, el artículo 20 de la Constitución de 1980 es el que establece la Acción de Amaro, el que será
desarrollado en las líneas siguientes.
Ello nos lleva a tener que otorgarle a las regulaciones específicas de esta Acción, un estándar superior de
protección, por cuanto se encuentran conectadas íntimamente con un Derecho Fundamental, como es el de la
Libertad Personal y Seguridad Individual, y por lo tanto, a un límite del ejercicio de la Soberanía Nacional de
acuerdo a lo dispuesto en el artículo 5º inciso 2º de la carta Fundamental.
c) El Amparo Constitucional (Habeas Corpus) es un Derecho Fundamental. Nos parece indispensable indicar que
el Habeas Corpus no sólo es una Garantía de Derechos Fundamentales, sino que es, en sí mismo, un Derecho
Fundamental. Y esto, porque el que una persona que se encuentra, por ejemplo, privada ilegalmente de libertad,
pueda recurrir a un Tribunal para que le proteja, constituye por sí sola una prerrogativa independiente, que también
se vincula con el legítimo “Derecho a la Acción” o “Derecho a la Jurisdicción”, con la Dignidad intrínseca del sujeto
y que, por lo mismo, debe ser protegida como tal.
Esta magistratura podrá ordenar que el individuo sea traído a su presencia y su decreto
será precisamente obedecido por todos los encargados de las cárceles o lugares de
detención. Instruida de los antecedentes, decretará su libertad inmediata o hará que se
reparen los defectos legales o pondrá al individuo a disposición del juez competente,
procediendo en todo breve y sumariamente, y corrigiendo por sí esos defectos o dando
cuenta a quien corresponda para que los corrija.
El mismo recurso, y en igual forma, podrá ser deducido a favor de toda persona que
ilegalmente sufra cualquier otra privación, perturbación o amenaza en su derecho a la
libertad personal y seguridad individual. La respectiva magistratura dictará en tal caso las
medidas indicadas en los incisos anteriores que estime conducentes para reestablecer el
imperio del derecho y asegurar la debida protección del afectado”
Regulación internacional. Diversos instrumentos internacionales establecen la obligación de los Estados de establecer
esta clase de protecciones.
Regulación administrativa: Auto Acordado de la Corte Suprema, de 1932, el cual complementaba la regulación del
procedimiento del Amparo, regulado originalmente en el Código de Procedimiento Penal de 1906.
¿Existe regulación legal? Para responder esta interrogante, debemos recordar que el antiguo Código de procedimiento
Penal de 1906 reguló el procedimiento conforme al cual debía tramitarse el Amparo contemplado en el art. 143 de la
Constitución Política de 1833. Siempre se entendió que dicho procedimiento era también el que debía aplicarse a los
amparos establecidos en los artículos 16 y 21 de las Cartas de 1925 y 1980 respectivamente. Ahora bien, con la
entrada en vigencia del Código Procesal Penal, el cual no regula el amparo constitucional, sino sólo el amparo
legal ante el juez de garantía, se ha discutido en doctrina si ha provocado la desaparición de toda regulación legal a
esta acción constitucional, o no.
Una parte de la doctrina es de la opinión que no hay regulación legal del Amparo Constitucional, sino
que su procedimiento aplicable es sólo el establecido en el auto acordado antes indicado, para lo cual
señalan: (1) con la dictación del Código Procesal Penal, el Código de Procedimiento Penal ha quedado
derogado in integrum; (2) el amparo constitucional no queda desprovisto de regulación, ya que ella se
encuentra en el auto acordado.
Otros autores estiman que el procedimiento del Amparo Constitucional sigue encontrándose en el
Código de Procedimiento Penal, el cual para estos efectos no se encuentra derogado, y sus argumentos
son: (1) el artículo 483 del Código Procesal penal señala que sus disposiciones sólo se aplicarán a los
hechos acaecidos con posterioridad a su entrada en vigencia; mientras que el artículo 484 del mismo cuerpo
legal establece un sistema progresivo para su entrada en vigencia, pero en ningún caso ello debe significar
una derogación orgánica del antiguo Código de Procedimiento Penal; (2) no puede establecerse que la
regulación vía auto acordado sea la única válida, puesto que ella, en muchos casos es más restrictiva que la
que establecía el Código de Procedimiento Penal, por lo que dicha decisión atentaría en contra del principio
de progresividad de los derechos fundamentales; y (3) los procedimientos judiciales sólo pueden ser
regulados por ley y no por normas administrativas (19 Nº 3 inciso 5º, y 63 Nº 3 de la CPR).
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libertad personal o seguridad individual, y busca evitar que tal amenaza se materialice y se configure en
verdad un atentado ilegal o arbitrario en contra de aquellos derechos.
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De quién pueden provenir las conductas que ameritan la interposición del Amparo. El amparo constitucional
puede ser deducido por actos arbitrarios o ilegales, provenientes de cualquier
origen, y no solo respecto de actuaciones judiciales.
5.- Derechos protegidos
El Amparo Constitucional protege el derecho a la libertad personal y seguridad individual íntegramente en lo
dispuesto en el inciso tercero del art. 21 de la CPR, y además, en un determinado aspecto, en el inciso primero.
Procedimiento
1.- Plazo para interponer el recurso.
El amparo constitucional no reconoce plazo alguno, por lo que podrá interponerse mientras esté vigente la
situación que cause agravio o amenaza en el afectado.
2.- Tramitación ante la Corte de Apelaciones (primera instancia)
De acuerdo al artículo 21 de la CPR, la magistratura deberá proceder “breve y sumariamente”, lo que se ve
reforzado por lo dispuesto en el art. 308 del Código de Procedimiento Penal, el que establece que “el tribunal fallará el
recurso en el término de veinticuatro horas”
Sin embargo, si procediese decretar alguna diligencia de investigación, este plazo podrá ampliarse hasta por
seis días.
3.- Apelación
De acuerdo al art. 316 del Código de Procedimiento Penal, la resolución de la Corte de Apelaciones, será
apelable para ante la Corte Suprema, dentro de un plazo “perentorio” de 24 horas.
La apelación se concederá en ambos efectos, pero sólo en el efecto devolutivo cuando sea favorable al
recurrente de amparo.
Tribunal competente. El amparo constitucional se tramita ante las Cortes de Apelaciones y Suprema, en primera y
segunda instancia respectivamente (según lo dispuesto en el Código Orgánico de Tribunales); en cambio el amparo
legal tiene al juez de garantía como el tribunal competente para conocerlo, quien lo hace además en única instancia.
2.- Chile
En la Constitución de 1833 se consagraba la responsabilidad individual de los Jueces (pero no la del Estado
por la actividad de éstos), por los delitos de “cohecho, falta de observancia de las leyes que reglan el proceso y, en
general, por toda prevaricación o torcida administración de justicia” (art. 111).
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En la Constitución de 1925, sin embargo, se incorpora la responsabilidad del Estado por error judicial: “Todo
individuo en favor de quien se dictare sentencia absolutoria o se sobreseyere definitivamente tendrá derecho a
indemnización, de la forma que determine la ley, por los perjuicios efectivos o meramente morales que hubiere
sufrido injustamente” (art. 20).
A pesar de ello, la norma de la Carta del ‘25 nunca fue aplicada, ya que jamás se dictó la ley que determinara
la forma como podía hacerse efectiva esta responsabilidad, por lo que se transformó en una disposición meramente
“programática”.
La Constitución de 1980 establece una norma autoejecutable, que no requiere de regulación legal previa para
poder aplicarla. Aun así, debemos dejar constancia que, incluso, con esa misma redacción, ya estaba consagrada esta
acción en el Acta Constitucional Nº 3 de 1976.
“Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber sido condenada en sentencia
firme por error judicial”.
Regulación administrativa: Corresponde al auto acordado de la Excma. Corte Suprema, que reglamenta el
procedimiento para obtener la declaración previa al ejercicio de la acción indemnizatoria que concede la letra i)
del Nº 7 del art. 19 de la Constitución Política de la República, publicado en el Diario Oficial el día 24 de Mayo
de 1996.
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4.- Causal
De acuerdo a lo establecido en el artículo 19 Nº 7 letra i, para que proceda la indemnización estatal, se requiere
que se cumplan los siguientes requisitos:
Que una persona haya sido sometida a proceso o condenada (en cualquier instancia).
Que se haya dictado, posteriormente, sobreseimiento definitivo o sentencia absolutoria.
Que la Corte Suprema haya declarado “injustificadamente errónea o arbitraria” la resolución que condenó o sometió a
proceso al afectado.
Ahora bien, ¿qué significa que una resolución sea “injustificadamente errónea o arbitraria? Al respecto
corresponde señalar lo siguiente:
La resolución que da origen a la responsabilidad del Estado debe ser “injustificadamente errónea” o bien “arbitraria”.
Por lo tanto lo “injustificado” sólo se asocia al error y no a la arbitrariedad.
Ambas calidades operan en forma disyuntiva, no copulativa. Vale decir, basta que se dé una de las dos condiciones
para que origine responsabilidad.
“Injustificadamente erróneo” consiste en que la resolución se hubiere dictado “sin los elementos de convicción que
permitiera fundarla racionalmente, de modo ilegal” (Corte Suprema: sentencia recaída en causa Márquez Fuentes,
Nelson Rol Nº 802-99) o “con infracción de los deberes del tribunal, entre los cuales se debe entender analizar
acuciosa y detenidamente el conjunto de los antecedentes que se invocan para dar por acreditada la existencia de un
delito” (Corte Suprema, sentencia recaída en causa Rodríguez Álvarez, Rodrigo, 20 de Noviembre de 1985)
“Arbitrario”, por su parte, significa que “se expida por voluntad meramente potestativa, caprichosamente o
insensatamente” (caso Márquez Fuentes)
5.- Finalidad que persigue la acción
En sede de Corte Suprema: que la resolución que condenó o sometió a proceso al afectado, sea declarada
injustificadamente errónea o arbitraria, lo cual genera responsabilidad civil del Estado.
En sede de los Tribunales Civiles: que se fije el monto de la indemnización que cubra tanto los perjuicios sufridos,
tanto patrimoniales como los morales.
Procedimiento
1.- Plazo para interponer el recurso.
La solicitud ante la Corte Suprema, deberá presentarse dentro del plazo de seis meses, contados desde que la
sentencia absolutoria o el auto de sobreseimiento, queden ejecutoriados.
En tanto, la ley no establece un plazo especial para la interposición de la demanda por indemnización de
perjuicios ante el Juez Civil, por lo que entendemos que debe aplicarse la norma del art 2332 del Código Civil, que
establece un plazo de cuatro años para ejercer la acción por responsabilidad extracontractual.
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caso, se agregarán con preferencia a la tabla ordinaria de la misma Sala, y
- para entrar al conocimiento del asunto o para mejor acierto del fallo, la Corte podrá disponer las medidas o diligencias
que estime necesarias,
3.- Tramitación ante el Juez Civil
Se aplicará el procedimiento sumario, y la prueba se apreciará en conciencia.
Paralelo entre la Regulación Constitucional y la Internacional
CPR CADH PIDCP
Contextualización Histórica
El Amparo Económico nace en Chile, bajo un proyecto de ley que intentaba regular el rol del “Estado
Empresario”, el cual finalmente no fue aprobado (salvo en lo referente a este recurso), por cuanto se estimó en su
oportunidad que en verdad se creaba un verdadero “orden público económico legal”, paralelo al de origen
constitucional, que en verdad es el que estatuye sus bases esenciales.
De este proyecto, sólo subsistió el artículo 6º del mismo y que hoy resulta ser el artículo único de la Ley Nº
18.971 publicada el 10 de Marzo de 1990.
“Ley 18.971. Artículo único: “Cualquier persona podrá denunciar las infracciones al artículo
19, número 21 de la Constitución Política de la República de Chile.
El actor no necesitará tener interés actual en los hechos denunciados.
La acción podrá intentarse dentro de los seis meses contados desde que se hubiere
producido la infracción, sin más formalidad ni procedimiento que el establecido para el recurso
de amparo, ante la Corte de Apelaciones respectiva, la que conocerá de ella en primera instancia.
Deducida la acción, el tribunal deberá investigar la infracción denunciada y dar curso progresivo a los
autos hasta el fallo respectivo.
Contra la sentencia definitiva, procederá el recurso de apelación, que deberá interponerse en
el plazo de cinco días, para ante la Corte Suprema y que, en caso de no serlo, deberá ser
consultada. Este Tribunal conocerá del negocio en una de sus Salas.
Si la sentencia estableciere fundadamente que la denuncia carece de toda base, el actor será
responsable de los perjuicios que hubiere causado”
Procedimiento
1.- Plazo para interponer el recurso.
Deberá interponerse dentro del plazo de 6 meses desde que se hubiere cometido la infracción.
2.- Tramitación
Se tramitará de acuerdo a las reglas propias al amparo constitucional, con la única salvedad que en caso de no
ser apelada la sentencia de primera instancia, igualmente será elevada en consulta a la Corte Suprema.
Requisitos o Basta que conste por escrito Podrá interponerse por cualquier vía, incluso
formalidades verbalmente
Procedimiento Cuenta con procedimiento propio Le es aplicable el procedimiento del Amparo
Constitucional.
Plazo de 30 días desde el acto u omisión 6 meses desde la infracción
interposición
Titular El afectado (por sí o por cualquiera Cualquier persona (es acción popular)
a su nombre)
Consulta No procede la consulta ante la Procede, si la sentencia de primera instancia
Corte Suprema no hubiere sido apelada
Facultades del Puede adoptar las medidas que Constata la existencia de la infracción, pero es
Tribunal fueren necesarias para restablecer una sentencia meramente declarativa.
el imperio del derecho y asegurar
la debida protección del afectado.
Compatibilidad Siempre será compatible. Si se aplica el art. 306 del C. de Procedimiento
con otras Penal, no procedería si se hubiere intentado
acciones previamente otro recurso.
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