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CUENTOS DE UNA NIÑA CUENTA CUENTOS

Narrador: esta es la historia de una niña cuenta cuentos, desde


muy menudita chiquititita,desde que estaba en el vientre de su
mamita, donde apenas se forma su boca, los ojos y sus oidos ,
empezó a contar cuentos a quienes compartían los días con ella.
Le contaba cuentos al corazón, de pinicho, el muñeco narizon y él
le decía:
Corazón: “¡bebe, eres pura emoción!”
Narrador: sus amigos los hígados que de todo se amargaban
(ingresan los hígados gruñendo)…….
al oír sus cuentos siempre se calmaban ¡uyyyy! Ellos pues se
mataban de risa,
(los higados carcajean)…………..
y ella les seguía contando cuentos sin prisa.
Sus amigos los pulmones, me acuerdo que con unas voces que
parecían de gigantes bravucones, le decían:
Pulmones:” ¡oye bebe que chévere eres, cuéntanos otro cuento,
no seas malita pues!”
Niña. Esta bien……erase una vez……
Narrador: el intestino grueso y el delgado le pedían con
vocecitas aflautadas”
Intestino grueso y el delgado: “cuéntanos sobre princesas
encantadas”
Narrador: los riñones pedían cuentos por montones
Riñones : cuéntanos sobre principes , de animalitos ,mejor de
dragones; uyyy ya venimos nos vamos al baño.
Narrador : después supimos psssstt que eran un par de meones !
y el colon era un caso curioso era el único que pedia cuentos
apestosos.
Colon: cuéntanos de Luis Pescetti que habla de caquita hecha con
palabritas y del francés y su historia su historia caca de vaca.
Niña: esta bien amigo colon
Las cosquillas: amiga mejor dinos poemas y fabulas que hacen
cosquillas del escritor edgar fabulinka bendezu
Narrador: ¡ese escritor que es más malo, remalo, recontra malo,
más malo que la palabra malo! Pero ella lo hacía sin vacilar
Niña: está bien les contare
Bronquios y bronquioles: cuéntanos cuentos de monstruos
Niña: amiga vejiga, ven te cuento cuentos amazónicos y a ti mi
amigo flaquito el cordón umbilical. Te aprecio mucho porque eres
quien me alimenta y por eso en gratitud te contaré de todo.
Narrador: Y así pues de una y otra manera singular al útero,
ovarios, y vesícula biliar y a los demás que hace años vivían allí en
el cuerpo de mamá. A todos les contó la historia de Mio Cid.
Un día de verano, muy feliz dijo el ano ¡sí el ano! El potito pues.
Ano: Bebé no te quedes aquí nueves meses. Quédate todo el
año.
(TODOS SE RIERON Y APLAUDIERON)
Niña: calma, calma, tranquilos
Narrador: Justo en ese momento fue cuando mamá tuvo fuertes
dolores. Rapidamente el papà la llevo al hospital de emergencia.
Niña: Ya pués yo les sigo contando cuentos, pero no se muevan
tanto, porque le hacen doler a mi mamá.
Narrador: Y desde ese día se rieron con calma. Pero lo que tenía
que ocurrir, tenía que ocurrir.
A los nueves meses y tres días. Luego que la despidieran, que
contara cuentos de la cenicienta. Se rompió la placenta, una
bolsa donde vivía contenta, y salió casi al acto. Un 16 de
diciembre de 1974.
La mamá no tuvo que hacer mucha fuerza, porque ella era una
niña avispada (pero no porque tenga una cara avispada ehhh).
Saco su cabecita entera y apenas vió a las enfermeras la niña dijo.
Niña: un momentito Señoritas Enfermeras, por favor, sáquenme
con cuidado y no a la ligera, tengan paciencia con esta belleza,
que cuenta cuentos con destreza.
Narrador: las enfermeras, plop plop cayeron desmayadas, menos
la mamá que sabía que podía nacer así, ya que ella todos los días
le contaba cuentos, los que luego la niña contaba adentro.
Y a quien tenía que agradecer fue a la doctora Arlene Flacón
Guerra, quien fue la primera en oir los latidos de su corazón. La
recibió serena en sus brazos con cariño y ternura. La limpio y un
besito de bienvenida le dio.
Fue allí cuando le dijo al oído.
Doctora: Yo sé que eres una bebé cuenta cuentos eh.
Niña: Y usted una doctora que trae a niños contentos.
Narrador. Las dos rieron de esa ocurrencia.
Minutos después, el papá hizo acto de presencia. Y la niña le dijo
bajito a la doctora.
Niña: Uy mi papá tiene bigote.
Doctora: El será no lo dudes, tu mejor amigote.
Narrador: Ahora niños, ya saben desde cuando contaba cuentos,
desde que era chiquititita, mientras todos pensaban que lanzaba
pataditas. La mamá y la doctora sabían que allí adentro ella
contaba cuentos como lo hace ahorita.

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