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En segundo lugar, los atributos de la propiedad, tal como se dijo, son el derecho a
usar, disfrutar, disponer y reivindicar el bien. El derecho de uso es el derecho del
propietario para satisfacer sus necesidades cuidando de no alterar la naturaleza
del bien, en su dimensión económica y social. El derecho a disfrutar el bien es el
derecho que tiene el propietario para beneficiarse de los frutos o productos del
bien. El derecho de disposición es la facultad del bien que permite a su propietario
disponer jurídicamente, permitir formalmente hablando el uso de los otros
derechos. Tanto el derecho de uso y disfrute pueden darse o cederse en favor de
terceros para constituir derechos reales, como el usufructo o servidumbre o hasta
inclusive pactar no usar o disponer de ellos. En tal sentido, la facultad de disponer
constituiría la facultad central que del contenido del derecho de propiedad.
Empero, todas las facultades antes descritas constituyen parte del contenido
esencial del derecho de propiedad.
Este tipo de conflictos son protagonizados por grandes empresas mineras, que por
lo general llevan a cabo sus actividades cumpliendo la normatividad vigente.
Lo que normalmente sucede es que las concesiones de las que son titulares, y
que seguramente se les ha concedido conforme a lo establecido por la Ley
General de Minería, adolecen de legitimidad puesto que las cuadrículas que se
establecen para determinar lo que pueden ser las futuras concesiones, se
preparan desde el punto de vista exclusivamente ingenieril, con la participación de
ingenieros de minas, geólogos y hasta abogados en derecho minero, pero sin la
participación de los propietarios de la superficie (la población). Como resultado se
lleva a cabo un ordenamiento territorial, con carácter inconsulto y de la manera
más autoritaria y vertical.
Ante ello las empresas optan por comprar el área superficial al dueño del terreno
que se pueda encontrar dentro de las cuadrículas concesionadas. Aquí surge otro
problema, pues por lo general la posesión de las propiedades en las áreas rurales
remotas del Perú, casi siempre adolecen de toda la formalidad, incluyendo su
inscripción de propiedad en Registro Públicos.
Ese EIA se aprobó con gran celeridad y se pasaron por alto una serie de
consideraciones de carácter ecosistémicos. Se proponía la desaparición de al
menos 4 lagunas, dos porque debajo de ellas están los depósitos principales del
recurso minero buscado y las otras dos para poder depositar allí el material
“inerte” de los otros dos tajos.
A las personas naturales de los territorios en los que se encuentran estas lagunas
naturales, les pareció aberrante que se afecten los recursos naturales. Entonces
se iniciaron las protestas con marchas en los pueblos, escritos y memoriales de
las autoridades locales, que fueron enviados a los párrocos locales, a los alcaldes,
a la autoridad local del agua, al Ministerio de Energía y Minas, al Ministerio del
Ambiente y a la Presidencia del Consejo de Ministros, entre otros.
OTRO FACTOR
Debemos entender que en el Perú las personas que compran una propiedad, un
terreno, son solo dueños de área superficial, y que el estado es dueño del
subsuelo en todo el país. Sin embargo, cuando una empresa minera pide la
concesión de miles de hectáreas, ya es dueña, temporal, pero dueña del subsuelo
de su concesión, y al proceder a comprar la propiedad superficial, se convierten en
dueños del suelo y del subsuelo de sus respectivas concesiones.
Esta situación ciertamente da a las mineras la sensación de que tienen entre
manos pequeños estados extraterritoriales en los que podrían estar tentados a
creer, que pueden hacer lo que se les antoje, en el momento en que se les antoje.
Por eso no es raro ver retenes con trancas que sirven para que la empresa
autorice, el paso de cada vehículo por las carreteras que han sido construidas por
el Gobierno y que siempre se han considerado como carreteras públicas, lo que
constituye un factor adicional en el malestar de los pobladores de las zonas que
serían afectadas.
Por estas razones, el proyecto minero Conga de la empresa MYSRL se detuvo en
el segundo semestre del año 2011 y hasta el 2do semestre del año 2016 no se ha
podido reactivar. Es evidente que no se trata solamente de temas de carácter
ambiental, sino también de que la empresa está cosechando los errores cometidos
en el establecimiento de sus relaciones con las comunidades Cajamarquinas.