Alonso Cano, Inmaculada

Barroco español. Ribera. Etapa de madurez. S. XVII. La

Inmaculada. Agustinas de Salmanca. Inmaculada Concepción.
Óleo sobre lienzo.
El cuadro representa a la Inmaculada Concepción, es decir, a la
Virgen María preservada por Dios del pecado original desde su
concepción. En el siglo XVII el tema de la Inmaculada se vuelve
muy popular y se pintan muchas y de gran calidad. Este gran
lienzo forma parte del retablo de las Agustinas de Salamanca.
En la parte baja del cuadro unos angelitos llevan diversos atributos
e invocaciones que la piedad popular atribuye a la Virgen: palmera,
rama de olivo, rosa, ... Dos ángeles miran a la Virgen. En la parte
superior aparece la figura de Dios Padre, en escorzo, amparando
con su mano a la Virgen. Debajo, la figura de la paloma, símbolo
del Espíritu Santo. En este momento Ribera ha abandonado el
tenebrismo y hace un cuadro luminoso, de rico colorido. Es una
versión de gran importancia en el iconografía del tema de la
Purísima. La Virgen aparece envuelta en un amplio manto azul,
vistiendo túnica blanca y pisando la media luna como símbolo de
dominio sobre el infiel.
En la composición contrasta el dinamismo de todas las figuras respecto a la Virgen, cuyas manos se
cruzan en el pecho y su mirada se eleva hacia Dios Padre.
Desde el punto de vista iconográfico, este tema aparece mucho después que las Vírgenes de
Majestad y de Piedad, siendo casi extraño al arte de la Edad Media.
Observamos en el cuadro las principales características de la pintura barroca del Siglo de Oro: Tema
religiosos porque es el momento de la Contrarreforma, deliberada ausencia de sensualidad en la
pintura como consecuencia del periodo histórico que se vive, muy influido por el miedo a la
Inquisición.
Ribera abandona el tenebrismo, aclara la luz y se convierte en un colorista excepcional. De esta
época colorista es esta Inmaculada.
Este tema apareció por primera vez en la iconografía del arte cristiano a fines del siglo XV. La
iconografía está sacada del pintor Pacheco, maestro de Velázquez. Ribera acepta la mayor parte de
esta iconografía, pero rompe con el modelo estático tradicional español de Zurbarán o de Velázquez.
Está influido por los pintores más luminosos del momento en Italia, los hermanos Carracci, Tiziano
y Rubens, pero dota a la obra de una espiritualidad propia del barroco español.
En cuanto al contexto histórico, durante el reinado de Felipe III se vivió un periodo de paz tanto en
España como en Europa. En política interna se producen algunos intentos de solucionar la crisis,
como las reformas propuesta por el Conde Duque de Olivares. A partir de los años cuarenta se
produjeron numerosas rebeliones. España tuvo que reconocer la independencia de Holanda y perdió
la hegemonía en Francia. La muerte sin descendencia el 1700 de Carlos II, provocará la guerra de
Sucesión entre Felipe de Anjou y Carlos de Austria, ganando el que será Felipe V, con el cual
empezaba la dinastía borbónica.
La agricultura fue la principal actividad económica en el siglo XVII. Además, se produjo una
importante crisis demográfica causada por las epidemias de peste. También la fuerte emigración
hacia América a causa de la expulsión de los moriscos.
La visión optimista e idealista de la vida que tenia el Renacimiento se vio sustituida por una visión
pesimista y realista. En literatura se produjo el fenómeno del Siglo de Oro (Góngora, Calderón,
Quevedo). En el ámbito religioso, el siglo XVII fue una época de esplendor para la Iglesia. Es la
época de máximo éxito de la Contrareforma.