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UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL CARIBE

WILFREDO COLMENARES
141426486
BIOETICA Y AMBIENTE

Hace pocos días encontré un artículo que me pareció bastante relevante y que define mi opinión sobre la
libertad de expresión; se trata de una madre a cuyo hijo se le fue impedido la entrada al colegio por
llevar el pelo largo, me parece apropiado ya que en lugares de aprendizaje, especialmente las
universidades privadas, existen cierto lineamientos que a veces puede chocar con el desarrollo de
nuestra personalidad, que forma parte de nuestra libertad de expresión y pensamiento, a continuación
pongo una de las respuestas más relevantes en una entrevista que le hicieron a esta madre.

“¿Qué opinas de que colegios como el IMARC quieran pasar encima de los derechos
humanos e individuales excusándose en su reglamento interno, mismo que no podría
funcionar por muchas razones quizá omitidas en su construcción? Por ejemplo, pienso
en niños con capacidades diferentes, con enfermedades repentinas como el cáncer o
alguna colitis, por ejemplo.
Creo que pensar que las instituciones privadas pueden hacer lo que les plazca con sus
reglamentos internos es un malentendido muy común. Creo que la Directora General de la
escuela, Patricia Arias, entiende el caso desde esta perspectiva (pues, en efecto, el día en que
se suspendió al niño, me hizo saber que como IMARC es escuela privada, debí haber inscrito
al niño a otra institución si el reglamento no me gustaba). En primera, cabe mencionar que la
normatividad no se entregó hasta dos semanas después del inicio del ciclo escolar (y que, a la
fecha, no lo he firmado). Sin embargo, esto no es más que un tecnicismo que detrae del hecho
de que las escuelas, por más particulares que sean, deben usar los mandatos constitucionales
del país como un piso mínimo al desarrollar su reglamento. Ahora bien, los mandatos
constitucionales cambian. Esto quiere decir que es frecuente que los reglamentos
institucionales se queden con lineamientos que solían ser constitucionales pero ya no lo son.
Es común que los reglamentos cuenten con lineamientos justos, lineamientos constitucionales,
y lineamientos que deben ser modificados o excluidos para ser uno, el otro, o ambos. Ahora
bien, quiero que quede claro que lo que solicité (y lo solicité primero directamente a la escuela,
quien me recomendó que fuera con organismos de derechos humanos para que me apoyaran)
fue que el reglamento se armonizara con mandatos constitucionales. Tan es así, que les
entregué mi argumentación jurídica a ellxs primero. Considero que intentar conciliar es un buen
primer paso pero hay momentos en que vale la pena incluir a terceras instituciones (en este
caso de derechos humanos) para contribuir al proyecto de conciliación (especialmente cuando
se trata de determinar si un lineamiento efectivamente vulnera derechos humanos). Es
interesante explorar los mismos lineamientos en contextos distintos la luz de los estándares de
escrutinio estricto que establece la SCJN. Por ejemplo, si consideramos que el arreglo del pelo
(llevar la cara despejada) pasa éste estándar porque una visión despejada es importante para
pedagogía con niñxs videntes (siendo esta razón de peso para restringir la apariencia), lo
mismo podría no ser cierto en escuelas que se enfocan en niñxs invidentes. Creo que la gente
oye "discriminación" y lo piensa desde una perspectiva sociológica cuando aquí la cuestión es
jurídica. Son topografías lo suficientemente distintas como para obstaculizar la discusión.”

Palabras más, palabras menos, se trata de aunque los lugares posean sus normativas internas, hemos de
recordar que como sociedad vivimos bajo los mandatos de un escrito constitucional, que forma parte de
nuestro contrato social y que debe ser acatado, en pocas palabras, nadie tiene, irónicamente, el derecho
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WILFREDO COLMENARES
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de decirte como vestirte o pensar, así estés dentro de una institución con normativas establecidas; tan
sencillo como que la constitución es norma de normas y en ella está establecida la libertad de expresión.

Ahora si bien, como lo establecen ciertas normas implícitas en nuestras sociedades, donde bien
debemos cumplir cierta normas por protocolo, como por ejemplo, usar toga y birrete en una graduación,
deberíamos adaptarnos a estas normas para llevar a cabo cierta situaciones de la manera más “pacifica”
y así evitar conflicto; aunque bien, si una persona no quiere comprar estos protocolos siempre estará en
su derecho de igual manera obtener en el caso del ejemplo, el título universitario, obviamente, sin
graduación.

Es decir si ciertas personas, instituciones e inclusive empresas tienen sus normativas, estas deben ser
cumplidas hasta tanto no exista un conflicto entre nuestra libertad de expresión y las normas que nos
lleve a desencuentro total; por ejemplo, nunca deberían botarte de un trabajo por utilizar tatuajes, pues
es una clara violación a la libertad de expresión, pero que te pidan que utilices camisas largas para
desempeñarte, no la coarta.

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