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Davini “Poder, control y autonomía en el trabajo docente”

Idea central: El problema del trabajo docente como ámbito de tensión entre el control social y el desarrollo de
la autonomía profesional de la docencia.

El texto analiza la articulación necesaria entre el curriculum (como la pauta de control externo) y la autonomía
del poder docente a fin de que la educación colabore en la construcción de relaciones sociales democráticas.
La autonomía del poder docente en el aula te lleva a dos caminos: uso positivo de la enseñanza como práctica
transformadora y uso restrictivo para asegurar los procesos de control externo.
Distingue la idea de “enseñanza con éxito” de la “buena enseñanza”, la primera remite a la idea de que la
enseñanza en un encuentro en entre individuos unos de los cuales (el docente) posee un determinado tipo de
sabe, trata de impartirlo a otro q no lo tienen y cuando lo logra habría alcanzado la “enseñanza con éxito”, la
segunda se tiene más que ver con los principios morales del docente y con que este se pregunte si lo que se
enseña sea racionalmente justificable y digno de que el estudiante lo conozca, lo crea o lo entienda. Esta
enseñanza demandaría del docente romper con la lógica teocéntrica del trabajo pedagógico y la comprensión
de las culturas que portan los alumnos, apartándose del mandato homogeneizador y disciplinado. Esto genera
diversos aprendizajes, tantos como individuos existen.
Entonces el trabajo pedagógico no debe ser un proceso adaptativo de los sujetos sino que debe ser un proceso
de ampliación de la conciencia y de emancipación, no solo para brindar herramientas de participación cultural,
sino para formar una profunda autovaloración, autoconfianza y solidaridad de grupo. Esto requiere un
docente reflexivo, critico, capaz de descentrarse del lugar de poder instituidos, de revisar sus creencias y
fundar su labor en la confianza en los alumnos.
Existen cierto malestar en la docencias que impide el desarrollo de una buena enseñanza, y que tiene que ver
con la intensificación del trabajo docente a partir de la expansión cuantitativa de la matricula escolar y el
exceso de actividades administrativas, asistenciales y de carga publica que lo alejan de su actividad
pedagógica. El trabajo actual de los docentes muestra una doble pérdida: ideológica, respecto del control de
las decisiones que afectan los objetivos de su trabajo, y técnica, en relación con las decisiones que afectan la
forma de materializarlo.
En definitiva el docente no puede llevar a cabo la práctica de la buena enseñanza porque se preocupa más por
controlar los diversos mecanismo de control (agencias de gobierno / institución y comunidad) que lo afecta,
que por su propia practica pedagógica.
En un contexto de expansión de la tecnocracia organizacional eficientista comienza a tener más peso la
búsqueda de control de la escuela y la reducción del margen decisorio de los docentes. En realidad existe
cierta autonomía por parte de los docentes, pero esta será relativa, ya que el docente se encuentra en un
contexto de descalificación y proletarización que impiden la creatividad, la iniciativa, el pensamiento y la
formulación de nuevos horizontes. Por todo esto la autora habla de una autonomía virtual más que real. Para
poder convertir la autonomía virtual en real es necesario convertir las escuelas en espacios de aprendizaje no
solo para los alumnos sino para los docentes, propiciando un aprendizaje crítico y reflexivo, que vaya en
sentido de comprender la diversidad de experiencias y la heterogeneidad cultural a fin de construir un espacio
más democrático.
Finalmente la autora no propone la solución no está en la ruptura de aquel control social, ya que la escuela
como espacio público está sujeta a un control por parte de la sociedad. La clave está en definir los procesos de
control legítimos y formas legítimas de realización que fortalezcan la autonomía real para la concreción de la
buena enseñanza. Este control tiene que llevarse a cabo entonces de maneja conjunta entre organismos de
gestión, docentes y alumnos.
A pesar de todo, muchos docentes se han resistido a estos mecanismos de control hacia adentro del aula y
han podido desarrollar una “buena enseñanza”. Para esto es necesario salir del lugar de la queja y convertirse
en grupos-sujetos, en lugar de grupos sujetados.

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