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El Lago de los Cisnes, es sin discusión alguna el rey de todos los ballets.

Su romántico
argumento y la maravillosa música de Tchaikovsky lo convierten en una obra maestra de
gran belleza. Poco después de la Pascua de 1875, el director del Teatro Imperial de
Moscú, Vladimir Begichev, invitó a Tchaikovsky a componer la música para un ballet.
Se fundamentó en una leyenda teutónica titulada "Der Schwanensee que era el tipo de
cuento de hadas que tanto gustaba a los rusos y no resulta chocante que también hiciera
las delicias del propio Tchaikovsky.
El Lago de los Cisnes se estrenó un año más tarde, el 4 de marzo de 1876, en el famoso
Teatro Bolshoi de Moscú. Sin embargo, por razones desconocidas e incomprensibles, su
montaje fue realizado de forma desastrosa. La representación se preparó de forma
apresurada en beneficio de una bailarína llamada Karpakova; la coreografía, compuesta
por un cierto Julius Reisinger, era vulgar y carente de relación con la música, la
escenografía y vestuario eran pobres. Por si fuera poco el director, un semiaficionado
llamado Ryabov, se mostró como abrumado con la partitura, diciendo que jamás había
visto nada tan complicado. Varios de los números, casi una tercera parte de la obra entera,
fueron considerados indanzables y muchos de ellos reemplazados por otros de distintos
ballets favoritos de los solistas.
Tchaikovsky parece ser que perdió todo interés por "El Lago de los Cisnes" después de su
estreno y tampoco se tienen noticias del ballet.

Tchaikovsky sufrió su primera experiencia en el mundo del ballet, pero tomó todo ello con
filosofía. A diferencia del período de preparación de sus óperas, se había mostrado sin su
acostumbrada excitación nerviosa, casi esperando el fracaso. No obstante, no volvió a
componer hasta el otoño de aquel año y en verano durante unas pequeñas vacaciones
asistió al Festival de Bayreuth; obvio es decir que la música de Wagner no era
precisamente la que más podía entusiamarle. Tchaikovsky parece ser que perdió todo
interés por "El Lago de los Cisnes" después de su estreno y tampoco se tienen noticias del
ballet.

En 1879 Mme. von Meck -su conocida mecenas y confidente- le escribió una carta en la
cual decía que junto a élla se hallaba un joven músico francés llamado Claude Debussy,
quién a su petición acababa de publicar su primera obra: una transcripción para dos pianos
de una parte del ballet. Olav Hansen hizo una revisión y coreografió de nuevo la obra,
presentándola en 1882 en el Bolshoi con mayor éxito que el obtenido en su estreno.
Esto hizo que Tchaikovsky se tomara el suficiente interés como para considerar extraer
una suite orquestal. Luego, en 1888, vio una representación del segundo acto que le
complació y renovó su entusiasmo, durante una visita a la ciudad de Praga.
Así, cuando al año siguiente Ivan Alexandrovich Vsevolzhsky, el influyente director de los
Teatros Imperiales de San Petersburgo, le invitó a que compusiera otro ballet, se puso a
trabajar en la nueva obra sin más dilación. El 15 de enero de 1890 se estrenaba en el
Teatro Mariinsky "La Bella Durmiente", con coreografía del gran Marius Petipa. Fue un
éxito absoluto y en el término de los dos años siguientes se le volvió a hacer un nuevo
encargo: "El Cascanueces". Por fin, era reconocido como maestro de la música de ballet y
Vsevolzhsky le pidió que revisara la partitura de "El Lago de los Cisnes" para hacer un
nuevo montaje. El compositor prometió hacerlo, pero no vivió para llevarlo a cabo, murió el
6 de noviembre de 1893, pocos días después del estreno de la Sexta Sinfonía.

Reconociendo el ballet como obra maestra, Vsevolzhsky se hizo cargo del proyecto y
envió la partitura con cualquier tipo de revisiones que el compositor hubiera hecho a
Marius Petipa. Pero éste se hallaba ocupado en otro ballet y más adelante cayó enfermo
por lo cual después de haber esbozado un plan general, confió el trabajo a su ayudante
Lev Ivanov coreógrafo no menos inteligente que su celebrado maestro. No hubo tiempo de
terminar toda la obra y a requerimiento de los Teatros Imperiales que deseaban rendir un
homenaje a Tchaikovsky, el 29 de febrero de 1894 se representó solamente el segundo
acto. En los meses siguientes Petipa reincorpóró los cortes y omisiones hechos en el
estreno de 1877, coreografió conjuntamente con Ivanov, además de contar con la
colaboración de Modest, hermano de Tchaikovsky, y del director Riccardo Drigo que
adaptó tres piezas para piano del opus 72, e hizo algunas revisiones en la orquestación.
Finalmente, el 27 de enero de 1895 tuvo lugar la representación completa de El Lago de
los Cisnes en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, con la famosa bailarina Pierina
Legnani en el doble papel de Odette-Odile.
Antes de pasar a la sinopsis, queremos aclarar que raramente ha podido existir una obra
musical tan alterada, enmendada, abreviada y manipulada como "El Lago de los
Cisnes". La mayoría de las alteraciones fueron determinadas por exigencias coreográficas
o de montaje y, a veces, por la influencia del gusto musical del público. Con frecuencia se
suele representar sólo el acto segundo, debido a la extensa duración de la obra completa y
a la costosa presentación. Sin embargo, escuchar o ver el ballet completo permite al
oyente-espectador medir toda la grandeza y posibilidades de la concepción de
Tchaikovsky y apreciar su sin rival capacidad de producir un hermosísimo y apasionado
caudal melódico, no menos notable que la comunicación por estructura y forma de la
escuela germana. La sinopsis que ofrecemos es la clásica según su versión original. John
Cranko y Rudolf Nureyev modificaron el final haciendo que sólo muriera el príncipe,
mientras Odette seguía en
ACTO I

La acción tiene lugar en Alemania, durante la edad media. El primer acto se inicia en un
magnífico jardín. Al fondo se ve un castillo, la mansión del príncipe Sigfried y su madre, la
princesa reinante. El alegre príncipe ha llegado a su mayoría de edad. Las muchachas y
los jóvenes del lugar han acudido al castillo y felicitan a Sigfried quién les ofrece una fiesta
y todos bailan animadamente. El príncipe se halla a gusto entre los que hasta ahora han
sido sus compañeros y amigos y parece divertirse mucho con las jóvenes que va
escogiendo como parejas de baile. Las muchachas halagan a Sigfried, pues es costumbre
que al cumplir la mayoría de edad elija a su futura esposa.
Durante la fiesta aparece la princesa madre y la danza se interrumpe para recibir a la
augusta señora y a su séquito. Sigfried abandona a su pareja y acude a saludarla, se
inclina ante ella y besa su mano. La dueña del castillo da consejos a su hijo, debe moderar
sus diversiones y en especial le recuerda su deber de casarse y cumplir con las
obligaciones que su linaje le impone. Sigfried asiente. Luego su madre anuncia a los
asistentes que próximamente se celebrará un baile, en el cual Sigfried deberá elegir a su
prometida. Cuando la princesa se retira, reina una gran alegría entre los amigos de
Sigfried, le felicitan, le abrazan y dan buenos consejos. Se ve pasar una bandada de
cisnes y los jóvenes proponen salir de cacería, pero las muchachas se enojan. Sigfried
duda, aunque finalmente se une a sus compañeros y alegremente se marcha con ellos
hacia los bosques cercanos.
Vals del acto I

ACTO II

La escena se sitúa en la ribera de un maraviloso lago bañado por la luz de la luna. En


realidad son los dominios del mago Von Rothbart quien se aparece con figura de buho o
murciélago. Los cisnes se deslizan por su superficie, dirigidos por uno que lleva una
corona, cruzan el lago y se aproximan a la orilla. A medida que que saltan a tierra se van
convirtiendo en bellísimas jóvenes que bailan hermosas danzas. Su reina, el cisne que
lleva una corona es Odette.
Se oyen cercanos los cuernos de caza y ellas quedan sorprendidas cuando ven al príncipe
que se aproxima lentamente hasta el lago. Sigfried queda deslumbrado ante la belleza de
Odette, está seguro de no haber visto nunca una mujer tan hermosa; se acerca a ella y
tembloroso le pregunta quien es. Odette le cuenta su historia. Ella y sus compañeras están
dominadas por un hechicero que las ha convertido en cisnes. Tan sólo a medianoche y por
poco tiempo, le es pemitido volver a su forma humana. En vano ha suplicado al mago que
les libre del cruel encantamiento, sólo desaparecerá cuando un hombre que no haya
amado a ninguna otra mujer, le jure amor eterno.
Sigfried queda profundamente impresionado por el relato y le dice que él es el hombre que
espera. Sin advertirlo se ha enamorado de Odette y su rostro y su figura han quedado
grabadas en su corazón para siempre. Ardorosamente, le pregunta quien es el mago y se
ofrece para matarlo, pero Odette atemorizada, se niega a su petición. Enfurecido ante la
audacia de Sigfried aparece Von Rosthbart. El príncipe se lanza sobre él con su arco, pero
Odette impide que se derrame sangre y se interpone antre ambos, pues teme la venganza
del mago. Ante su actitud, Sigfried abandona la orilla del lago y vuelve con sus
compañeros. El sol ya apunta en el horizonte y está emprezando a amanecer. Al conjuro
del poder del mago, las jóvenes vuelven a convertirse en cisnes y desaparecen
deslizándose sobre las aguas del lago.
Música completa del Acto II

ACTO III

Nos hallamos en el espléndido salón principal del castillo. Es la noche del baile y los
sirvientes disponen los preparaivos del último minuto. La princesa y Sigfried entran con su
séquito y ocupan sus lugares en espera de los invitados. El maestro de ceremonias llama
la atención de la asamblea, se oye una fanfarria y se anuncian los invitados de paises muy
diferentes. Las distintas princesas, de entre las cuales Sigfried ha de elegir esposa, se
presentan ante él, pero éste no muestra interés alguno por ninguna de ellas.

Al finalizar un vals, durante el cual el príncipe baila con algunas de sus presuntas esposas,
su madre le pide que haga su elección, pero él no está aún en disposición de poder
hacerlo. En este momento, otra fanfarria anunciala llegada de un nuevo visitante, que no
es otro que el mago Von Rothbart disfrazado de Caballero del Cisne Negro acompañado
de su hija Odile a la cual mágicamente ha dotado de la apariencia de Odette. El engaño
hace su efecto porque inmediatamente Sigfried solicita bailar con élla, mientras el resto de
invitados se une a la fiesta. Odile ejecuta una maravillosa danza que deja a todos
fascinados y Sigfried la presenta a su madre como la elegida, Von Rothbart se acerca y
poniendo la mano de su hija sobre la del príncipe le pide que le jure eterno amor. Después
de hacerlo, el mago revela su verdadera personalidad y la de su hija cundiendo el pánico
entre todos los asistentes. Sigfried cae presa de la profunda angustia al darse cuenta del
engaño del que sido objeto, mientras una de las ventanas se abre violentamente y aparece
la verdadera Odette reprochándole con desesperación su promesa rota.

Música completa del


acto IV

ACTO IV

Junto al lago, las doncellas-cisne danzan esperando el retorno de Odette. Su baile es


lánguido, intranquilo, como presintiendo algo triste. La pálida luz de la luna ilumina el
paisaje y resalta las hermosas figuras blancas y etéreas. Llega Odette que con gran
desespero relata lo sucedido en el castillo y como el mago impedirá que ella y Sigfried
sean felices. Sus compañeras tratan de consolarla, pero Odette intenta arrojarse al lago
para escapar del poder y opresión de Von Rothbart. A tavés del bosque un joven llega
corriendo: es Sigfried. Los dos enamorados se abrazan y declaran ardientemente su amor.
Se desata una violenta tormenta conjurada por el diabólico mago, aparece Von Rothbart
que se interpone entre ellos, y nada pueden contra su poder. Finalmente, Odette se lanza
al lago y Sigfried incapaz de vivir separado de ella, la sigue. Su sacrificio rompe el hechizo,
Von Rothbart desaparece y sobre el lago aparecen unidos los espíritus de Odette y
Sigfried, se elevan y alcanzan en un éxtasis de serenidad infinita, la eterna felicidad. (En
las versiones de Nureyev y Cranko este final es distinto).
Podemos ver la obra completa en diferentes versiones.(Iniciar la reproducción y
pulsar el rectángulo derecho para elegir

una)

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