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Este aviso fue puesto el 2 de abril de 2013.
Amor platónico es una expresión que, en su uso común, pretende referirse a la visión
filosófica que tuvo Platón acerca del amor. Sin embargo, los significados popularmente
asociados a esta misma expresión (esto es, el amor platónico como amor no
correspondido o imposible) es erróneo desde el punto de vista filosófico, en la medida en
que no refleja la concepción platónica del amor o Eros expuesta en El banquete.
Índice
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1Concepto
2Controversia acerca de Platón
3Véase también
4Bibliografía
5Referencias
Concepto[editar]
Platón, tal y como se nos muestra en el discurso de Sócrates, cree que el amor es la
motivación o impulso que nos lleva a intentar conocer y contemplar la belleza en sí. Esta
orientación se produce en un proceso gradual que comienza con la apreciación de la
apariencia de la belleza en una persona (por ejemplo, la belleza puramente física),
continúa con la belleza física en general, y luego avanza hacia la apreciación de la belleza
espiritual (la del carácter, la del alma), la de la belleza de las leyes y las costumbres en la
sociedad, la que se encuentra en las artes y las ciencias, etc. Todos estos pasos deben
finalmente superarse hasta alcanzar el punto culmen del proceso: el conocimiento
apasionado, puro, y desinteresado, de la esencia de la Belleza misma, que se mantiene
incorruptible y siempre igual a sí misma, el conocimiento de la idea de la Belleza en cuanto
es lo único que es bello en sí mismo y por sí mismo, y en cuanto aquello que es causa de
que todo lo bello sea bello. En esto consiste la "idealidad" del amor platónico: no en tener
un amor inalcanzable, sino en amar las formas o ideas eternas, inteligibles, y perfectas. No
hay en absoluto elementos sexuales, sencillamente porque el
auténtico amor para Platón no es el que se dirige a una persona sino el que se orienta
hacia la esencia trascendente de la Belleza en sí.
Fragmento de El banquete de Platón:
A continuación, debe considerar más valiosa la belleza de las almas que la del cuerpo, de suerte
que si alguien es virtuoso del alma, aunque tenga un escaso esplendor, séale suficiente para
amarle, cuidarle, engendrar y buscar razonamientos tales que hagan mejores a los jóvenes, para
que sea obligado, una vez más, a contemplar la belleza que reside en las normas de conducta y a
reconocer que todo lo bello está emparentado consigo mismo, y considere de esta forma la belleza
del cuerpo como algo insignificante.1
Véase también[editar]
Limerencia
Bibliografía[editar]
Spielvogel, Jackson (2003). «Capítulo 12». Civilizaciones de Occidente, Vol. «A» (5ª
edición). Thomson Editores.
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Platón (1993). El banquete. Madrid: Alianza. pp. 95-98.
2. Volver arriba↑ «Deus Caritas Est». Consultado el 5 de mayo de 2014.