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Tesla nació en el pueblo de Smiljan, en la actual Croacia, entonces integrada en el

Imperio Austrohúngaro. Hijo de un sacerdote ortodoxo de nombre Milutin y de su


madre, Duka, ama de casa, ambos procedían de familias serbias. Smiljan es un pueblo
de interior que hoy apenas cuenta con 400 habitantes censados en el centro interior del
país. Nacido en una familia bien posicionada, el pequeño Nikola se crió en un hogar
donde la familia vivía de la labor religiosa del progenitor y de la cría de animales con la
ayuda del servicio.

Su padre se había formado en el ejército al igual que sus antecesores -su abuelo
combatió en la Guerras Napoleónicas- aunque cambió el fusil por la toga. Como todos
los sacerdotes de la época, contaba con un nivel cultural más elevado que el resto de
los vecinos, y una biblioteca extensa donde Tesla pasaba las noches leyendo hasta
que su padre le pillaba y le dejaba sin velas, según cuenta, “para que no se me
estropearan los ojos”.

Sin embargo Tesla, si bien reconoce a su padre una labor importante como inspirador,
dedica especial atención a su madre Duka, una ama de casa analfabeta pero con
vocación y ascendencia de inventora:

Mi madre descendía de una de las familias más antiguas del país y de un linaje de
inventores. Tanto su padre como su abuelo habían creado muchas herramientas para
uso doméstico y agrícola, entre otros. Verdaderamente era una gran mujer, de un
talento, valor y fortaleza como no abunda, que había aguantado las tormentas de la
vida y que había pasado por muchas experiencias difíciles” Nikola Tesla

En ese ambiente familiar y rural, Tesla, el cuarto de cinco hermanos, tuvo su primer
contacto con la electricidad que después 'domesticaría' cuando solo tenía 3 años. Y lo
hizo gracias a su gato Mácak, un felino por el que guardaba especial predilección.
Tesla cuenta que en un día seco, con el pelo de su mascota cargado de electricidad
estática, vio como unas chispas aparecían cuando acariciaba su lomo. Aquello lo
marcaría para siempre. Lo relató en una carta que dedicó a Pola Fotic, hija del
embajador yugoslavo en Estados Unidos, en 1939:

“Estaba atardeciendo y yo sentí el impulso de acariciar el lomo de Mácak. Éste era una
cortina de luz, y mi mano producía una lluvia de chispas lo bastante ruidosas como
para que se oyeran en los alrededores. Mi padre, que era un hombre muy docto, tenía
una respuesta para cada pregunta. Pero este fenómeno era nuevo incluso para él.
«Bueno —señaló por fin—, esto no es sino electricidad, la misma cosa que ves en los
árboles durante una tormenta». Mi madre parecía alarmada. «Deja de jugar con el gato
—dijo —; puede desencadenar un fuego». Yo estaba absorto en mis pensamientos.
«¿Es la naturaleza un gato gigante? Si es así, ¿qué es lo que acaricia su lomo? Sólo
puede ser Dios», concluí”

Sus primeros “inventos”: intentar volar o recorrer el mundo aprovechando su rotación


No es esta la única conexión con los animales que procede de la infancia del más joven
Tesla. De adulto, durante sus últimos años, sus biógrafos cuentan que el inventor
desarrolló una fascinación por las aves, especialmente por las palomas, a las que
recogía cuando estaban malheridas y las curaba en las habitaciones de hotel que
regentaba. Una anécdota incluso relata que, cuando no pudo volver a tiempo a su hotel
para cuidar a varias que había metido en la habitación, solicitó a recepción que subiera
para alimentarlas.

Su experiencia con las aves sin embargo viene de lejos. En sus escritos el serbocroata
cuenta que de pequeño se especializó en conseguir atrapar cuervos al imitar sus
graznidos, hasta que un día tuvo una experiencia propia de la película de Hitchcock:

De este modo capturaba cuantos quería. Pero en una ocasión, ocurrió algo que me
hizo respetarlos. Había atrapado un magnífico par de pájaros y regresaba a casa con
un amigo. Cuando abandonamos el bosque, miles de cuervos se habían congregado y
estaban montando un jaleo horrendo. En pocos minutos, salieron en nuestra
persecución y pronto nos rodearon. La diversión duró hasta que de repente recibí un
golpe en la nuca que me derribó. Entonces, me atacaron cruelmente. Me vi obligado a
liberar los dos pájaros y me sentí muy contento de reunirme con mi amigo, que se
había refugiado en una cueva

La mente del pequeño Tesla se desarrolló pues en un medio rural, antes de que sus
padres se mudaran a la cercana ciudad de Gospic cuando él acaba de ingresar en la
escuela primaria. De su estancia en la ciudad, Tesla recuerda que comenzó a
experimentar destellos que se cruzaban cuando cerraba sus ojos, a la par que una
pródiga imaginación que le llevó a crear experiencias irreales. El niño Nikola, como
muchos otros, comenzó a desarrollar amigos imaginarios, mientras que esos 'destellos'
que cruzaban su mente de forma inesperada ha sido después descrita por especialistas
como un posible síntoma de sinestesia:

Hubo otra razón que fue todavía más importante para mi tardío despertar. Durante mi
niñez, sufrí una extraña afección debida a la aparición de imágenes, a menudo
acompañadas de fuertes relámpagos de luz, que me nublaban la visión de los objetos
reales e interferían con mi pensamiento y con mis acciones. Eran imágenes de cosas y
escenas que había visto en la realidad, nunca de las que yo imaginaba. Cuando se me
decía una palabra, la imagen del objeto que designaba se me aparecía vividamente
ante la vista y en ocasiones casi no era capaz de distinguir si lo que veía era tangible o
no

Con todo ello y la influencia de su madre, el genio inventor despertó pronto. Tesla
cuenta en sus memorias que ideó una pistola que disparaba corcho con aire
comprimido, que intentó volar tirándose desde una ventana con un paraguas, y que
ideó una pequeña plataforma de unos centímetros que pretendía hacer elevarse
gracias a una estructura en forma de aspas de molino a las cuales adhirió unos
escarabajos verdes voladores, y que un amigo de infancia acabó comiéndose. Pero
había más, cuando acababa de ingresar en la escuela intentó 'recrear' su primera gran
idea: un medio de transporte capaz de hacer que el ser humano recorriera la Tierra
aprovechando su rotación disponiendo una plataforma elevada sobre la superficie:
Otro de mis proyectos fue construir un anillo alrededor del ecuador que, por supuesto,
flotaría libremente y cuyo movimiento giratorio podía ser detenido por fuerzas de
reacción, lo que permitiría viajar a una velocidad de más o menos mil seiscientos
kilómetros por hora, lo cual es imposible por tren

La muerte de su hermano y el cólera que le cambió la vida


Pero la vida del pequeño Tesla no estuvo falta de calamidades. Cuando él tenía 5
años, su hermano mayor Dane, el primogénito y según su testimonio “una mente
avanzada”, murió en un accidente de caballo. Según algunas fuentes el pequeño Nikola
fue el causante del temor que hizo revolverse al animal, pero según cuenta él mismo, el
caballo andaba desbocado desde que se asustara al cruzarse con unos lobos durante
una travesía con su padre. Lo que sí está claro es que el joven Tesla presenció en
primera persona la muerte de su hermano.

La muerte del mayor volvió a la familia taciturna. Los Tesla querían que Nikola se
dedicara al clero como su padre. Con 14 años, lo enviaron a Karlovac, donde reside
junto a su tía y su marido. Allí asiste al Real Gymnasium Superior, el equivalente a
educación secundaria y allí se topa con los primeros profesores que le abrirían los ojos
en materias como matemáticas y física.

Sin embargo, dos años después, su padre le hace volver a Gospic, donde contrae el
cólera. La enfermedad pondrá al borde de la muerte a Tesla con solo 16 años,
obligándole a pasar 9 meses en cama. Es allí donde según él mismo cuenta convenció
a su padre para que le dejara estudiar ingeniería. “Quizá me ponga bien si me dejas
estudiar ingeniería”, le dijo Nikola a su padre, que aceptó al ver a su hijo enfermo.

Dos años más tarde, Nikola Tesla comenzaría sus estudios en la Escuela Politécnica
de Graz. Desde allí pasaría después a Eslovenia, Praga, París y posteriormente
Estados Unidos. El resto, es historia.

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