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Iconos.

Revista de Ciencias Sociales


ISSN: 1390-1249
revistaiconos@flacso.org.ec
Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales
Ecuador

Tenorio Ambrossi, Rodrigo


Psicoanálisis, Filosofía y Ciencias Sociales
Iconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 14, agosto, 2002, pp. 100-106
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Quito, Ecuador

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=50901409

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Psicoanálisis,
Filosofía y
Ciencias Sociales

Rodrigo Tenorio Ambrossi* sujeto. El “sean ustedes lacanianos si lo de-


sean porque, en cuanto a mí, soy freudiano”
La sabiduría es con mucho la primera del anciano Lacan de Caracas, no es más que
de las condiciones de la bondad uno de sus tantos aforismos intrascendentes.
Antígona No es necesario lacanizar ni a Freud ni al psi-
coanálisis para legitimar las teorizaciones.
Roustang (1989) ve a Lacan como un bus-
Este artículo pretende dar continuidad a los cador de conflictos insolubles para la cons-
trabajos sobre Ciencias Sociales y psicoanáli- trucción de un sólido edificio para que nadie
sis publicados en el número 13 de ÍCONOS. se atreva contra él: “Entre más problemas in-
Más que comentarlos busco introducirme en solubles y callejones sin salida encontraba en
algunas de sus líneas de fuga para continuar su búsqueda, más pretendió hacer de ellos las
con otras reflexiones que a veces van en el piedras angulares de su sistema”. Para Clé-
mismo sentido del original, otras en vía ment (1987), una de sus biógrafas, Lacan
opuesta o, simplemente, transitan sus propios aparece como el héroe de una tragedia griega,
senderos. “modelo estilístico y teórico que se sitúa fue-
Los autores han acudido al pensamiento ra de toda distancia”. La pasión de la autora la
lacaniano cuando mencionan al psicoanálisis. impulsa a colocar a su héroe en los lugares de
Esta es una ventaja porque unifica ciertos cri- una cosmogonía en la que aún no se distin-
terios. Pero también es una desventaja pues guen con claridad ni los dioses ni los anima-
dan la impresión de que el psicoanálisis co- les. Leclaire (1983: 25) ya habló de los encan-
mienza y termina en Lacan. Ya Braunstein tamientos que se rompen cuando algunos,
(1990: 33) no tuvo reparo en afirmar que “el como él, se decidieron a recuperar su capaci-
inconsciente, se sabe, no es de Freud sino de dad de criticar y crear. “Es perturbador perci-
Lacan”, con lo cual canonizaba la enseñanza birlo a usted tratando de dar lenguas a las tri-
lacaniana como única y verdadera. Si algún pas, cuerpo a las palabras, uncido todavía a
reparo podría formular a los textos sería que producir el psicoanálisis. Pero en lugar de lo
carecen de una visión crítica al respecto. Ya percibido, es el malentendido lo que reina”.
no es dable seguir con la cantaleta del “retor- La pasión tiende a disminuir el sentido
no” a Freud de un Lacan que produjo porque oblicuo de la mirada que permite rescatar el
no repitió a Freud sino que siguió adelante sentido de los contornos de la luz y las líneas
tratando de construir nuevos conceptos que de las imágenes que van no se sabe a dónde.
facilitaran la comprensión de los misterios del El héroe, cuanto más trágico, más coloca a los
espectadores al borde del abismo. Edipo ape-
* Psicoanalista. Profesor de la PUCE. Investigador social. nas si quiso ser la resurrección real de un
muerto imaginario en el deseo y en los fantas- sidera a Freud uno de sus inspiradores privi-
mas de Layo hasta su encuentro con la misma legiados (Derrida, Rorty, Lyotard, Foucault).
espada con la que él, el padre, había ordena- Según Lacan, la obra freudiana fue carte-
do asesinarlo. Freud y Lacan lo pasaron por siana. Una afirmación que no se compadece
alto. Habría sido interesante que Gutiérrez lo con la diferenciación realizada por Freud en-
tomara en cuenta cuando se refiere a las varia- tre el psicoanálisis y la Filosofía. El sujeto de
ciones del sujeto, pues no es lo mismo hacer- la certeza ¿acaso no contradice la noción mis-
se desde el parricidio que desde un filicidio ma de inconsciente propuesta por Freud para
que lo antecede. quien el sujeto del cogito es justamente el su-
jeto de la Filosofía, el de la conciencia que, al
presentarse en su obviedad construye la certe-
Lacan y la Filosofía za del ser del que piensa y lo construye en
tanto realidad ontológica? Parecería que esta
Platón, Descartes, Spinoza y Hegel consti- separación marcada por Freud se desvanece
tuyen su gran basamento filosófico. Pero tam- en la obra lacaniana pues nunca abandonó la
bién invitó a otros, en especial a Heidegger, a reflexión filosófica que le condujo a decir, en
un banquete en el que Platón oficia de maes- 1979, ante sus atónitos discípulos: “esta his-
tro de ceremonias acompañado por un Berke- toria, hay que decirlo, bastante loca, que se
ley, cima del idealismo, a quien ofrece alaban- llama el inconsciente; y el inconsciente es,
zas que no tuvo para otros: “Es indudable que quizá, un delirio freudiano”.
si Berkeley no hubiera sido uno de mis pri- Con el ánimo de no involucrar demasiado
meros alimentos, no hubieran sido posibles a Lacan con la filosofía, Juranville (1992),
muchas cosas” (Lacan 1981: 124). cree que el discurso filosó-
¿Qué es el psicoanálisis? ¿Una teoría de los fico debe diferenciarse
modos de producción de sujeto? Pero sujeto del discurso metafísi-
del inconsciente, añadiría enseguida Lacan, es co y del discurso
decir, una teoría que versa sobre el “discurso empirista, como
inconsciente”(1966: 632). Ahora bien, no es si la metafísica y
posible un discurso inconsciente pero sí sobre el positivismo
lo inconsciente que es desconocido hasta que no pertene-
deviene consciente. Para Freud, el psicoanáli- cieran a la
sis no solamente no es una filosofía sino que, Filosofía. Sin
además, se opone a ella. Una oposición radi- embargo, al
cal e irreconciliable en la medida en que la fi- Discurso sobre
losofía versa sobre aquello que el saber analí- el deseo in-
tico desconoce y, desconoce lo que el psicoa- consciente, lo
nálisis estudia, a saber, el inconsciente. Como equipara con el
lo dicen en El yo y el ello, los filósofos sencilla- discurso filosófico
mente son incapaces de entender la idea de para deducir que
un inconsciente psíquico, les es inconcebible el verdadero dis-
un hecho psíquico que no sea consciente. curso filosófico
Aclaro que Freud se refiere a la filosofía que es “aquel que
va desde Descartes hasta Husserl y que asimi- toma en serio
la de manera total el ser al ser-representado por la situación
y en un sujeto. Ese ser que, en el caso de Ber- constitutiva
keley por ejemplo, termina siendo percepción de la Filoso-
pura: esse est percipi. Pero no acontece lo mis- fía, es decir,
mo para la filosofía contemporánea que con- la interro-
debate
gación que le es propia” (Juranville Ibid.:17). más que un signo de interrogación que repre-
Para Lacan, ubicado en ‘El Banquete’, el ser senta un sistema de anzuelos ocultos en nues-
de aquel que formula la pregunta matriz de la tras aguas apacibles o turbulentas, diáfanas o
filosofía se encuentra volcado hacia el saber turbias. Por mi parte, sostengo que convertir
de un bien absoluto que es la verdad y el sa- al psicoanálisis en una antifilosofía es romper
ber al mismo tiempo. El ser de aquel que pre- lanzas contra los molinos de viento.
gunta es el deseo. En esta nueva ontología el La Filosofía no resuelve la duda, la ahon-
deseo es el ser. En el Seminario XX (1981), al da, como una broca que va en pos de la veta
ser se lo define como “substancia deseante”. más importante en la mina a sabiendas de
El término “sustancia” ¿no abre, acaso, la que nunca llegará a ninguna verdad pues ésta
puerta para mostrarnos las habitaciones de la deberá ser construida y no hallada en cada ca-
metafísica? Si el bien absoluto es el objeto de so. Como anota Lyotard (1989: 79), “La filo-
deseo y el sujeto es el deseo, ¿cómo podría sofía se falla a sí misma, no funciona, vamos
darse esta apropiación? Lacan responde que en su búsqueda a partir de cero, la olvidamos
este bien absoluto [lo divino] no es el objeto sin cesar, olvidamos dónde está”. Filosofar es
sino la causa del deseo (Spinoza). El deseo repetir una y otra vez la pregunta en cada
atrapa al ser sin que nada pueda liberarlo de época de la vida y en cada momento de esta
su pasión absorbente en su propia idea. Para historia que se hace sin sujeto. En esta repeti-
decirlo de otro modo, como Spinoza, la idea ción hace presencia una potencia del lengua-
clara y distinta del deseo destruye el ser que je y del pensamiento (Deleuze) como caracte-
sustenta el deseo que, a su vez, queda reduci- rística fundamental a la Filosofía contempo-
do a pura enunciación. En última instancia, ránea. Lo que se repite no es la respuesta, si-
el deseo se toma a sí mismo como sujeto en no el asombro que hace estar tan cerca de no-
una tautología irreductible. sotros a Kierkegaard y a Nietzsche.
¿Hace todo esto del psicoanálisis una filo- Tutivén Román, toma demasiado en serio
sofía o un discurso filosófico? Milner (1991: la antifilosofía sin rescatar la duda que el mis-
343) no duda en hacer del psicoanálisis una mo Lacan señala en la cita: “En cierta forma
nueva cosmología: “El psicoanálisis es en el esta expresión <antifilosofía> exige también
fondo una doctrina del Universo infinito y poner a prueba hasta dónde conviene soste-
contingente”. Responde Lacan en “Ornicar?” nerla o no”. Lacan mantuvo una sabia posi-
(1978 14: 4-9): “El psicoanálisis no es una ción de pescador que lanza la red sin saber
ciencia. No tiene estatuto de ciencia, no hace qué pescará. Su formación hegeliana influen-
más que aguardarlo y esperarlo. Es un delirio, ció toda su construcción teórica e hizo que
un delirio del que se espera que porte una optase por los términos contradictorios en
ciencia. (...) Es un delirio científico, pero no una dialéctica a veces errática, como cuando
quiere decir que la práctica analítica nunca se refería a la dialéctica del sujeto sin señalar
portará una ciencia”. Finalmente, Juranville qué acontecía con el inconsciente en ese mo-
termina reconociendo que la teorización de mento de desaparición de su sujeto. No es,
Lacan sobre el inconsciente “no puede recha- pues, “el agotamiento” de la Filosofía lo que
zar a la filosofía sin más ni más” (1992: 49). funda el psicoanálisis, sino la necesidad de
El psicoanálisis ni fue ni puede transfor- responder, de otra manera y con otros lengua-
marse en una filosofía. Sin optar por una jes a algunas de sus preguntas. En esta misma
epistemología demasiado optimista ni dema- línea, Antonio Aguirre considera que los ma-
siado pesimista, la cuestión de fondo es que a temas constituyen uno de los mayores éxitos
la Filosofía no se la busca. Ella nos encuentra, lacanianos porque así cerró el paso a las dudas
se mete en los lugares más recónditos de y a los equívocos, al tiempo que permitió lo-
nuestra existencia, nos sale al encuentro el ra- calizar con precisión las causas del síntoma.
to menos pensado. Su verdadera palabra no es Precisamente por esto se han criticado y re-
chazado los matemas porque no es posible ce- Por ahora, yo no tengo tiempo para leer este
rrar en una fórmula lo que corresponde al or- texto claramente barroco”. “Le envío lo más
den de lo imaginario, del deseo, del goce, de rápido que puedo una carta de Lacan. Creo
la falta. A causa del estructuralismo, Lacan que el psiquiatra necesita de un psiquiatra.”
pensó que al matematizar sus conceptos, ha- (1966: 4, 12,66).
ría del psicoanálisis una ciencia. Tutivén dice: “Lacan encontró en la lectu-
El psicoanálisis es posible cuando “opera ra de Heidegger resonancias de su propio tra-
en el sujeto” una nueva frontera entre el saber bajo para hallar las
y la verdad, estas fronteras que Aguirre que- condiciones del adve-
rría borrar al alterar la expresión de Lacan que nimiento de ser en el El psicoanálisis es posible
no dijo: yo el saber hablo, sino: “Hombres, seno del discurso”. El cuando ‘opera en el sujeto’
escuchen, les entrego el secreto. Yo, la verdad, sujeto-ser-existente
hablo” (Lacan 1966: 408), basado en el con- heideggeriano no es
una nueva frontera entre el
cepto de verdad como autoenunciación. sujeto barrado por el saber y la verdad. Cuando
Cuando desaparecen las fronteras del signifi- corte de la ley de la aparece el horizonte abierto
cado y aparece el horizonte abierto de los sen- castración y la fatui- de los sentidos. No se
tidos y da lugar a nuevos juegos de lenguaje dad del deseo, sino
(Rorty 1991) y a la construcción de nuevas sujeto enlazado a la analiza el síntoma para
metáforas que permitan construir verdades contingencia del descubrir su verdad,
con los síntomas y los sueños entendidos co- mundo y del tiempo. sino para construir las
mo juegos de lenguaje, pues no se analiza el La falta en el sujeto-
síntoma para descubrir su verdad, sino para ser no se produce por
verdades del deseo y
construir las verdades del deseo y de sus ava- los efectos del primer de sus avatares en el sujeto
tares en el sujeto. ¿Estarán Cerbino y Gutié- y único significante
rrez de acuerdo con Tutivén que cita a Milner, que atraviesa al suje-
para quien “el psicoanálisis sólo habla de una to sujetándolo a los
cosa: la naturaleza” a la que se le presenta co- órdenes de la cultura
mo contingente y absoluta al mismo tiempo, y que lo golpea, co-
cuando las disciplinas sociales hablan de la mo una barra al sig-
cultura y sus producciones contingentes? nificado, sino por su
Tutivén coloca a la antifilosofía (el psicoa- finitud ontológica.
nálisis) en diálogo con las filosofías, como la Quizás era esto lo que Heidegger temía se
heideggeriana, que “han asumido la condi- dijera que “con Heidegger la filosofía atravie-
ción de <ser en el mundo> como una condi- sa a la Filosofía” y que, “como Lacan con su
ción de errancia contigente y necesaria”. Re- antifilosofía, Heidegger quiere salir de la Filo-
cordemos que el ser-en-el-mundo es contin- sofía dejándose atravesar por ella”. Parece
gente en tanto existencia deleznable, ser-para- arriesgado ligar filosóficamente a Lacan con
la-muerte. El ser platónico es ser absoluto Heidegger, primero porque Tutivén se esmera
perfeccionado por la Verdad y el Bien. Lacan en colocar a Lacan no solamente fuera de la
es un platónico errante que un día quiso ha- Filosofía sino en la antifilosofía. Y luego por-
llar hospedaje en la casa de Heidegger, sin lo- que Heidegger no sale de la Filosofía, enfren-
grarlo porque Heidegger no lo aceptó pues ta al idealismo alemán no con una antifiloso-
sabía que “arreglaría” su casa con decoración fía sino con una nueva filosofía que le permi-
hegeliana. Heidegger lo veía anticuado, no te responder al esencialismo y a la metafísica
solamente por su estilo sino por ciertas ideas con la ontología existencial. No sé con qué
y por su persistencia en acudir a Hegel. Así artificios dialogales y con qué propósito se
escribe a su amigo Boss: “Sin duda usted tam- acercará la antifilosofía a la Filosofía.
bién habrá recibido el grueso libro de Lacan. No hay la tal antifilosofía: “En suma, per-
debate
dónenme la infatuación, lo que intento hacer mento indispensable para toda identidad. El
con mi nudo es nada menos que la primera fi- espíritu es mismidad, ser para mí, conciencia
losofía que parezca sostenerse” (Lacan 1983). de ser. Ahora bien, dada su condición de ser
Lo que sí existe es la infatuación de quienes, finito, el ser humano no podrá ser consciente
como Jambet (1991: 155) pretenden que los de sí sino al tomar conciencia de la muerte,
demás se traguen muelas de molino sin ato- (Koyève 1947: 242). Deseo y muerte se con-
rarse: “si la Filosofía puede continuar, dar un funden en una unidad especular. “Lo que de-
pasito hacia adelante, será gracias a la reforma sea el Deseo humano es el Deseo como tal, en
lacaniana del psicoanálisis” puesto que su ob- su pura e insaturable vacuidad”.
jeto ya no podrá ser el ser en tanto ser, sino en El sujeto lacaniano carece de este carácter
tanto no lo es, es decir, en tanto no ser. ¿Qué absoluto pues se encuentra dividido y refun-
diría ahora al demostrarle la imposibilidad ló- dido en el poder del significante que lo repre-
gica del nudo borromeo? senta ante otro significante. Es, pues, un suje-
Para Popper (1994), filosofar no consiste to ausente de sí mismo, que desaparece en su
en resolver puzzles lingüísticos ni en crear cos- acto de enunciación. Para explicarlo, modifi-
mogonías agudas y raras. Con Pierre Mache- ca el enunciado cartesiano por otro que dé
rey (1991) preguntaría a Tutivén si será posi- cuenta de esta ausencia que es, supuestamen-
ble el psicoanálisis sin Filosofía. Más aún, te, lo que acontece al niño al reconocer su
considero que parte de las inquietudes de imagen en el espejo: “Yo pienso en donde yo
Roudinesco (2000) sobre el porvenir del psi- no soy, en donde yo soy, allí yo no pienso”, y
coanálisis se resolverían desde un psicoanáli- en el Seminario XI (1964) será mucho más
sis epocal ligado al pensamiento filosófico explícito: “Por cierto, a toda representación le
contemporáneo y sin inútiles anacronismos. hace falta un sujeto, pero este sujeto nunca es
puro. (...) No hay sujeto sin que, de alguna
manera, se dé una afánisis del sujeto” (1964:
Los laberintos del sujeto 201). Si el sujeto se opaca e incluso desapare-
ce en la enunciación, ¿qué queda del incons-
Al comienzo fue Dios, luego el hombre, dice ciente? Borch-Jacobsen (1991) asegura que
Forbes (1991: 316) y ahora el inconsciente nada es más constante en el pensamiento de
transformado en la función de lo infinito. Lo Lacan que su ruptura con toda concepción
que antes correspondía a Dios, ahora le perte- del inconsciente que le haga aparecer como
nece al inconsciente. Así comenta un texto de un “otro” de la conciencia representativa. Y a
Televisión: “el inconsciente es infinito. En su propósito cita el siguiente texto de Escritos
lugar se cruzan el infinito y lo contingente. (1966): “El inconsciente no es una especie de-
Dicho de otra manera, es de un contingente finitiva en la realidad psíquica a la que le cer-
como tal del que procede el infinito”. Credo ca aquello que no posee el atributo (la vir-
quia absurdum o la magia de hacer nada con tud)”.
palabras. Sin embargo, aquí se halla el origen El sujeto asoma como efecto de este acto
del sujeto que no es otro que el sujeto del in- reflexivo iniciado en el estadio del espejo
consciente-deseo. cuando el niño dice <eso soy yo> transfor-
En la sabiduría absoluta se confunden el mando una proposición perceptiva -imposi-
saber y el ser, el desear y el ser de lo deseado, ble en un infans- en una performativa. Ese soy
tal como se lee en “El Banquete”, Hegel cons- yo, palabra (proposición) que representa a un
truyó la identidad sujeto-objeto, del para-sí y sujeto reducido al lenguaje, forma gráfica de
del en-sí, que permite que el deseo se cumpla la conciencia reflexiva que hace de la palabra
en el solo acto de ser pensamiento del sujeto imagen fundante. Decartes (1954): “Esta
que es el objeto de su deseo. El objeto de de- proposición; Yo soy, yo existo, es necesaria-
seo es un alter ego que entroniza en tanto ele- mente verdadera todas las veces que la pro-
nuncio o que la concibo en mi espíritu”. La- predica lo mismo del yo que del sujeto.
can: “Decimos que es lo que toma su lugar a Touraine coloca la subjetivación en la con-
nivel de la enunciación lo que produce su cer- flictividad, entendida como los enfrenta-
tidumbre al Cogito” (1964: 128). Es la repeti- mientos del ser a las normativas de la vida so-
ción del otro hasta llegar al Otro del lenguaje cial. Sin embargo, preocupa un sujeto volca-
y de la cultura, como señala Cerbino, en el do sobre sí mismo que puede reducirse al so-
cual se ancla la verdad del enunciado y, por lo deseo de ser individuo entre los otros o a
ende, la del sujeto. ¿Hasta qué punto el suje- un proyecto de vida. Un sujeto social para
to lacaniano se ha redimido de la metafísica, quien la lengua es comunicación, no podrá
como sostiene Gutiérrez? caer en un autismo tautológico. No se ve por
Quizás el sujeto de Lacan podría ser toma- qué para Gutiérrez la propuesta de Touraine
do como un sujeto social, pero no desde lo de mirar al sujeto “como actor” de lo social,
que el lenguaje y el Otro significan en el Se- implique el retorno al sujeto hegeliano de la
minario XX (1981). Por otra parte, los con- conciencia reflexiva, pues no presenta ningún
ceptos de la sociología y del psicoanálisis per- argumento que justifique su sospecha. Sería
tenecen a campos distintos. Gutiérrez analiza preocupante una “complicidad”, con el tér-
las propuestas de Touraine a partir de un do- mino de Cerbino, entre el idealismo alemán y
ble principio, de los cuales el segundo me pa- una sociología que pretenda explicar las cons-
rece cuestionable porque implica un desliza- trucciones sociales del siglo XXI. Por otra
miento de carácter epistemológico. Total- parte, la conflictividad no surge del enfrenta-
mente de acuerdo en que “la sociología erra- miento a las normas sociales sino de la con-
rá su sujeto si no se redefine como disciplina tingencia e incertidumbre del ser.
que considera la acción del lenguaje y el dis- Cerbino considera que los aportes de la
curso en la constitución de los sujetos”. Pero teoría analítica al análisis sociológico debe-
esto no quiere decir que este sujeto se con- rían entenderse en términos de complicidad.
vierta en el sujeto del inconsciente pues temo Quizás así pensó Freud cuando afirmó que
que así se desbaratarían las relaciones sociales ninguna psicología -incluido su psicoanálisis-
que se convertirían en un inútil diván psicoa- merecería el nombre de tal, si no terminaba
nalítico. siendo psicología social. Sin embargo, la sub-
Gutiérrez acepta la premisa lacaniana de jetividad especular se opone a la propuesta de
que el sujeto de la ciencia está forcluido y así entender la diferencia desde la captación de
analiza la lógica de la cultura en Lévi-Strauss. las “complejidades que las múltiples posibili-
Afirmar que el sujeto de la ciencia está for- dades de reconocimiento o desindentifica-
cluido es introducir un cuestionado concepto ción que el sujeto opera cuando se relaciona
en el campo epistemológico de un corpus con la diferencia” que propone Cerbino. Los
teórico diferente. Sencillamente, la ciencia ca- comentarios de Appadurai que cita el autor,
rece de sujeto en el mismo sentido en el que refuerzan la urgencia de construir la subjetivi-
la historia se hace sin sujeto. Esta carencia na- dad desde la diferencia puesto que de los con-
da tiene que ver con la forclusión pues no se trastes es de lo que se trata. Entendiendo la
trata de una representación que debiendo ha- diferencia no de cosas sino la dialogal, la que
ber estado se encuentra ausente porque nun- surge de las proposiciones (Lyotard 1991).
ca estuvo ni estará. Es más pertinente ligar al La oposición y la alteridad son recursos es-
sujeto de la Sociología con el pensamiento fi- catológicos del sujeto y de la cultura. Los ver-
losófico, como lo hace Foucault, lo cual lleva bos no se conjugan por oposición. La conju-
al autor a afirmar que la genealogía del sujeto gación da cuenta de relacionalidades inter-
moderno se produce en el poder, aclarándole subjetivas en las que el reconocimiento de la
que Foucault no habla de “tecnologías del su- diferencia es la condición. Los tiempos verba-
jeto” sino de “tecnologías del yo”, pues no se les remiten a las formas-de-estar-en-el-mun-
debate
do-tiempo de un sujeto consigo mismo y Forbes, Jorge, 1991, “Lacan et la science mo-
también con el otro. Se trata de la referencia- derne”, en Lacan avec les philosophes, Albin
lidad del ser a otro ser que poco tiene que ver Michel, Paris.
con una ontología escóptica y anulante. En- Foucault, Michel, 1996, Tecnologías del yo,
tonces sí es posible la construcción de la ver- Paidós, Buenos Aires.
dad, es decir, de ese tropel de metáforas Gagnepain, Jean, 1995, Du Vouloir, Traité
(Nietzsche) para hacer del mundo el habitar d’epistémologie des sciences humaines, De
poético de Höderlin. Booeck, Bruxelles.
En Éloge du pluralisme dans la connaisan- Gori, Roland, 1999, Éloge du pluralisme dans
ce, (Gori 1999) ofrece una nueva visión de la la connaisance, Presses universitaires de
clínica desde las diferencias de los lenguajes y Namur, Namur.
la hermenéutica. La clínica no es otra cosa Jambet, Christian, 1991, “Lacan et Platon: le
que una hermenéutica a la que corresponde la mathéme est-il une idee?” en Lacan avec
deconstrucción de los relatos y su reorganiza- les philosophes, Albin Michel, Paris.
ción mediante las prácticas de lenguaje aptas Juranville, Alain, 1992, Lacan y la filosofía,
para producir nuevas significaciones. La in- Nueva Visión, Buenos Aires.
terpretación que no es en sí misma sino un Lacan, Jacques, 1964, Seminario XI: Los cua-
nuevo relato, hará que el psicoanálisis perma- tro conceptos fundamentales del psicoanáli-
nezca subordinado a una estructura de ficción sis, Paidós, Buenos Aires.
narrativa. Por otra parte, Gagnepain (1995) ——— 1966, Écrits, Seuil, Paris
propone una antropología clínica que tome ——— 1978, “Sobre la transmisión” en Or-
por objeto el funcionamiento de la racionali- nicar?, 14: 4-9, París.
dad a partir del lenguaje, sostenida en la inte- ——— 1981, Seminario XX: Aún, Paidós,
rrelación de las palabras y las cosas (Foucault). Buenos Aires
Esto no justifica per se la clínica etnográfica ——— 1983, Seminario XIII, El síntoma,
de Cerbino pero ciertamente nos obliga a Paidós, Buenos Aires.
pensar en ella como un trabajo hermenéutico. Koyéve, A., 1947, Introduction á la lecture de
Pero sobre todo, nos conduce al principio de Hegel, Paris, Gallimard.
que en la contemporaneidad ya no existen ca- Leclaire, Serge, 1983, Un encantamiento que
jas fuertes para guardar el saber y la verdad, se rompe, Gedisa, Buenos Aires.
cuyas claves posee un grupo de privilegiados Lyotard, Jean-François, 1989, ¿Por qué filoso-
o de inspirados. far?, Paidós, Buenos Aires.
1991, La diferencia, Gedisa, Barcelona.
Macherry, Pierre, 1991, “Lacan avec Koyév,
Bibliografía philosophie et psychanalyse” en Lacan
avec les philosophes, Albin Michel, Paris.
Borch-Jacobsen, Mikkel, 1991, “Les alibis du Milner, Juan-Claude, 1991,”Lacan et la
sujet”, en Lacan avec les philosophes, Albin science moderne” en Lacan avec les philo-
Michel, Paris. sophes, Albin Michel, Paris.
————1995, Lacan el amo absoluto, Amo- Popper, Karl, 1994, En busca de un mundo
rrortu editorres, Buenos Aires. mejor, Paidós, Barcelona.
Braunstein, Néstor, 1990, El goce, Siglo XXI, Rorty, Richard, 1991, Contingencia, ironía y
México. solidaridad, Paidós, Barcelona.
Clément, Catherine, 1987, “Les allumettes et Roudinesco, Elizabeth, 2000, ¿Por qué el psi-
la musique”, en L’arc, D.W. Winicot 69: coanálisis?, Paidós, Barcelona.
66-67 Roustang, François, 1989, Lacan, del equívo-
Descartes, Renat, 1954, Méditations mét- co al callejón sin salida, Siglo XXI, México.
haphysiques, Gallimard, Paris.

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